Cap 14: El Cumpleaños de Zanik

Cap 14: El Cumpleaños de Zanik

(Tarrant P.O.V)

Al día siguiente, fuimos al puerto Crimson donde ahí se estaba alistando el Circo de Totter's Button, Woodscrumbs manejaba una carroza con Bandy como el caballo que lo jalaba, atrás de la carroza, donde se guardaban unas ostras, estábamos mi padre y yo ocultos sobre una frazada, observaba el lugar a través de un hoyo en la madera de la carroza, a lado de nosotros andaba Jaque montando en su caballo con PetitDoigt en su hombro.

-¿Estás seguro que funcionará tu plan? –le pregunté a mi padre.

-Eso espero. También espero que no nos vayan a dar el trabajo de limpiar la mierda de los animales.

-¿Con qué tiene un problema? Sí y una terrible. No lograron obtener a dos tipos para ese el acto. Si no los conseguimos, es posible que Circo cierre y el jefe ahrá un escándalo –escuché a alguien discutiendo de un problema del circo. Salí discretamente de escondite, y me di cuenta que un tigre y una jirafa que son del circo hablaba entre sus jaulas –Disculpe –llamé al tigre que estaba a lado -¿Qué tiene un problema en el circo? –pregunté.

-Así es, jovencito –dijo el tigre –Lo cual será un problema para los que trabajarán en esta temporada.

Mi padre salió del escondite -¿Y cuál es el problema? –preguntó.

-Nos hacen falta unos artistas para dos actos, el de payasos con Fortachón y el Final.

-¿Les falta payasos? –reaccioné.

-Sí –dijo la jirafa mostrando su cabeza sobre la jaula del tigre –Tanto nos hace falta unos payasos que el acto del Padre William no será suficiento. Por lo menos necesitamos a alguien experto en bromas, chistes o experto en trucos divertidos

-¿Cuántos voluntrios les urge? –preguntó mi padre.

-Por lo menos, dos sujetos –contestó el tigre -¿Conocen algunos?

Mi padre y yo nos miramos el uno a otro, para luego dibujar en nuestras caras unas sonrisas de oreja a oreja, al igual que Chess.

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-¿Payasos del circo? –reaccionó Jaque al escuchar nuestro plan.

-Sí, les hace falta por lo menos dos payasos –dijo mi padre, mientras íbamos al camarote del dueño del circo –Tarrant sabe algunas bromas y trucos divertidos, y con ponernos esos disfraces ridículos y maquillaje pintoresco, nadie sabrá quiénes somos.

-Bueno, sí, es una brillante idea –dijo Jaque –Sólo hay que hablarlo con el jefe –dijo caminando para el camarote, mientras mi padre y yo ibamos a ver los animales.

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Jaque tocó la puerta del camarote y de ahí salió un tipo viejo, con cara de malhumorado y con una botella de wisky. Estaba idiotizado por ello -¿Sí? –saludó de mala manera, alver a Jaque empezó a reír –Vaya, vaya, las leyendas fueron ciertas, si el mismo Caballero Blanco, el Portador de la Espada Vórpica, el Gran Héroe Jaque Mates sigue vivo...¿qué se te ofrece para presentarlo en nuestro obstáculo?

-Hola, señor Harley –saludó cordialmente Jaque –Supe que usted tiene un problema de que no encuentras alguien para ser los payasos faltantes de su circo.

-No, ¿puedes creerlo? –dijo el señor Harley de mala gana –He buscado cualquier pendejo para pintarle la cara para ser más pendejo y nadie tubo las bolas de hacerlo –arrojó su botella de wiski como basura.

-Bueno...yo si tengo a alguien par allenar ese vacío –dijo Jaque -¿Ve a esos pelirrojos?

Mostró a Tarrant y a Zanik quienes andaban charlando amistosamente con una familia de elefantes. Tarrant se divertía con el elefante bebé mientras él le hacía cosquillas con su trompita.

-Sí, ¿Quiénes son? –preguntó desinteresado el señor Harley.

-El señor se llama Zanik Hightopp, es mi mejor amigo desde que vivía en Witzend, excelente sombrerero y un hombre maravilloso y el muchacho es su hijo, Tarrant Hightopp, mi ahijado. Un buen muchacho, algo especial pero muy listo, igual un gran sombrerero como su padre. Se ofrecieron para ser los payasos.

-¿Hightopp? ¡Ah, sí! ¡Los delicuentes que se fugaron! Vi carteles de ellos.

-No son delicuentes. Ellos son buenas personas, desde que la Secta andaba tomando el control de Infratierra, ellos estuvienron sufriendo, al chico lo han secuestrado dos veces su madre trató de salvarlo y la hirieron dejándola en coma y Zanik casi muere decapitado por un crimen, que en realidad no es un crimen, están tratando de oculatarse hasta que logremos detenerla Secta...

-OK, OK, ya, ya, si me dices que no son delicuentes, no lo son, pero, ¿qué tanto saben de payasadas?

(Tarrant P.O.V)

-Qué simpático eres –le dije al elefantito quien jugaba con él, dándome cosquillas con su trompita -¿Cómo te llamas?

-Toby –me contestó el elefantito.

-Mucho gusto, Toby. Yo me llamo Tarrant Hightopp, soy un sombrerero, mi padre también.

-¿Desde cuándo han trabajado en el circo? –le preguntó mi padre al papá elefante.

-Desde hace 20 años, si mal no recuerdo.

-Dicen que los elefantes tiene buena memoria –dije –Por eso la frase "Memoria de Elefante" –bromeé.

-¿Y ustedes? Oí que quieren alistarse para ser los payasos que nos hace falta –dijo la mamá elefante.

-Sí, eso es lo que mi amigo Jaque anda averiguando –dijo mi padre. Vimos que Jaque se acercaba con el dueño, y al parecer, no se veía de buen humor.

-Zanik, Tarrant, quieros presentarles al señor Francis Harley, el dueño del Circo. Señor Harley, mi amigo Zanik Hightopp y su hijo Tarrant –nos presentó al señor Harley.

-Mucho gusto, señor Harley –saludó caballerosamente mi padre cuando iba a estrecharle la mano.

-Sí, ya, ya, ya, ya sé quiénes son –dijo de forma desinteresada el señor Harley -¿Con que planean camuflajearse en el circo para ocultarse de la Secta, eh? Jaque, me contó todo.

Mi padre y yo nos quedamos bien callados.

-Escuchen, cabezas de zanahorio, si planean quedarse aquí por un tiempo, van a tener que obedecerme de lo que sea, sin dudar, el circo es un negocio rudo, no crean que es lo mismo como impresionar y hacer reír al público –su forma de decir era igual como la de mi padre cuando fui su aprendiz en el negocio de los sombreros, aunque un poco vulgar.

-No, no se preocupe, señor, sé que todo requiere de trabajo duro y disciplina, lo entiendo perfectamente –contó mi padre.

-Bien, una pregunta nada más ¿Qué tanto sabes de chistes?

Yo, con timidez, alcé la mano.

-¿Tú, muchacho? ¿Sabes divertir a la gente?

-Oh, sí, no tiene ni la idea lo experto que es mi muchacho para eso –dijo con una sonrisa mi padre –Él es un artista para divertir a la gente, todo un curandero para el aburrimiento, es tan divertido y bromista que me costó trabajo hacer que se comporte como un hombre serio y recto, fui muy estricto con él, ¿lo sabía? –bromeó haciéndome reír.

-A ver si es cierto –dijo con desconfianza Harley –Déjame verte, muchacho.

Yo me acerqué a él mientras me analizaba el rostro -¿Por qué tienes la piel muy blanca?

-Padezco envenenamiento de Mercurio, señor, una enfermedad muy común en los sombrereros –le contesté.

-Sí...bueno, podemos ahorrar el maquillaje de payaso contigo, creo que eres perfecto –me aprobó –Me quedó con el chico, gracias por la oferta Jaque –se iba a retirar, llevándome.

-¡Espere! –lo detuve -¿Qué hay de mi padre?

Harley observó a mi padre –Es demasiado viejo y serio para ser un payaso –dijo –Solamente contigo, ganaríamos un buen dinero.

-No –dije con firmeza –Yo no participaré en este circo, sin él, dijo que necesitaba dos perosnas.

-Señor, si no me acepta, tendrá que buscar a alguien para que sean sus payasos, si no quiere que su espéctaculo caiga al pique –dijo mi padre apartándome de él.

-Ya sabes el trato, Harley –le dijo Jaque –O los dos o nada.

Harley nos observó mientras pensabaa. Frunció el ceño –Está bien, los dos están contratados –dijo de mala gana –Pero no esperen que les dé un buen saldo.

-El dinero no nos importa, señor –dijo mi padre –Sólo queremos estar aquí por un tiempo.

-Prometemos no darle dolor de cabeza –le dije.

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Ya que por fin nos contrataron, fuimos al camarote de los payasos, ahí nos recibió uno de ellos, Guillermo Jr., el Hijo de Padre Guillermo, tenía casi mi edad y parecía amistoso.

-Con gusto los recibiremos en nuestro camarote, Jaque, siempre tenemos lugar para un payaso más –dijo amistosamente Guillermo Jr. –Sólo que no esperen gran cosa, ya que está un poco estrecho.

-Oh, no hay problema, Joven Guillermo, nos acostumbramos con facilidad –dijo mi padre.

-Gracias, por tu ayuda, Jaque –le dije a mi padrino abrazándolo.

-No hay de qué, mi Pequeño Sombrerero. Bueno, ya me tendré que ir, les dajaré a PetitDoigt, para que lo cuide. Cuida a Pupipi y a Papupi, ¿sí, PetitDoigt?

Chuki! –afirmó PetitDoigt, volando hacia a mí para abrazar mi hombro.

-Gracias de nuevo, Jaque –abrazó mi padre a su amigo.

-¿Nos verás en la función? –pregunté entusiasmado.

-Claro que sí, cuídense –y se fue partiendo.

-Entren, Hightopp, están ustedes en su casa –nos ofreció en el camarote, Guillermo Jr. Lo primero que vimos es a Padre Guillermo, de cabeza y dormido.

-¡No otra vez! ¡Padre! –su hijo lo despertaba –Padre, tenemos visitas ¿Padre? ¡Padre!

Padre Guillermo, despertó de un brinco y luego de una voltereta impresionante para su edad. Era un señor, ya mayor de unos 60 años, bajito, gordito y de aspecto bonachón -¡Oh, lo siento, Memito, hijo mío!

-Te he dicho millones de veces que no debes estar de cabeza más de un minuto –le dijo su hijo.

-Oh, Memito, en mi juventud solía darme miedo hacer esto si me lastimara el cerebro, pero ahora lo puedo hacer una y otra y otra vez –dijo Padre Guillermo, su hijo río.

-En tu juventud, padre, pero ahora eres viejo que tienes las greñas con canas hasta las raíces –bromeó su hijo. Mi padre y yo reíamos.

-¿Y quiénes son estos polizontes cabezas de zanahorio? –se soprendio al verlo.

-Zanik Hightopp, mucho gusto señor –saludó caballerosamente mi padre estrechándole la mano a Padre Guillermo –Y él es mi muchacho, Tarrant Hightopp.

-Mucho gusto, señor –saludé a Padre Guillermo, estrechándole la mano.

-Serán los nuevos payasos –afirmó Guillermo Jr.

-Ah, perfecto –dijo contentó Padre Guillermo –Soy Guillermo LonjaTrompeta y él es mi hijo Guillermo Jr. Mi Memito.

-Memito para él y los amigos –aseguró Memito.

-Y les presentamos el resto de grupo –mostró Padre Guillermo otros tres payasos que nos saludaron amistosamente –Sonrisas, Revoltosa, la único payasa y Pulgita –él último que era Pulgita, era una persona liliputiense –Hola –saludó Pulgita, a lado de él había todo equipo de maquillaje y en la pared, bocetos de lo qu parecían ser diseños de tatuajes -¿Son tatuajes? –dije sorprendido al ver los diseños que mostraban hechos históricos de Infratierra, uno de ellos mostraba a Alicia peleando con el Jabberwocky en el Frabulloso Día.

-Sí, además de nuestro maquillador, Pulgita es un tatuador experto –contó Revoltosa.

-¡Guao! –dije sorprendido.

(Zanik P.O.V)

Ya que por fin nos acomodamos en el cabarete de los payasos, nos reuinimos con ellos, para cenar, era divertido, ellos eran personas muy agradables. Creo que ya está empezando a gustarme el circo. Conversamos con mucha confianza sobre nuestra situación, la cual por suerte nos brindaron su cuidado y apoyo.

-Y aquí, un delicioso potaje de verduras –nos ofreció Revoltosa, potaje.

Tarrant se veía nostálgico al ver su plato. Y yo también.

-¿Ocurre algo, joven Hightopp? –preguntó Padre Guillermo al ver la cara de Tarrant -¿Acaso no te gusta el potaje?

-Oh no, señor, me encanta...es sólo que...el potaje me recordó a mi madre –dijo.

Yo solté un suspiro –Lo que pasa es que... Tyva, mi mujer... suele consentirnos haciéndonos potaje –conté –Muy similar a este...bueno, en realidad no es mi...mujer... ya que...nunca nos casamos, ni cuando nuestro hijo nació.

-¿Y eso importa? ¿Importa el matrimonio para estar con la mujer que ama? –animó Sonrisas –Esa mujer es suya porque la ama y gracias a ese amor, tuvo a este maravilloso muchacho como hijo –Tarrant y yo le sonreíamos agradecidos a Sonrisas.

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Ya que al fin terminamos de cenar, comenzó a dolerme mi brazo "achicharrado", el brazo que se me hirió por las llamas del Jabberwocky. Desnudé mi brazo y vi que la piel que quedó totalmente descamada –Tarrant, mira esto –le mostré mi brazo a mi hijo.

-¡Cielos! ¡La tienes toda pelada! –se sorprendió -¿Te duele?

-Sí, un tantito.

-Pinche Jabberwocky –dijo Tarrant.

-Así es, hijo. Pinche Jabberwocky.

Conforme me masajeaba el brazo, Tarrant andaba observando los tatuajes de Pulgita, regresó con un boceto -¿Te gusta? –me lo mostró. Era uno del Jabberwocky.

-No me digas que planeas ponerte un tatuaje.

-¡No es para mí! ¡Es para ti! –me dijo.

-¿Para mí? –dije entre risas.

-¡Sí! Para mostrar que fuiste un sobreviviente del Jabberwocky, que surgiste de sus llamas, como el ave Fenix.

-¡Sí, claro! ¿Y dónde me lo pongo? –pregunté.

-¡En tu brazo "achicharrado" como si fuese marca de sobreviviencia! –dijo entusiasmado –Y además...-me sonríe -...hoy es tu cumpleaños.

¡Ah, sí era cierto! ¡Era mi cumpleaños! Tanta presión por escapar de la Secta, se me olvidó que cumplía años.

-Es cierto –dije con una sonrisa –Un año más de vida –comenté.

-Y...¿Por qué no hacerte este tatuaje como regalo de cumpleaños? –me dijo más sonriente Tarrant. Lo miré, luego el boceto y sonreí –OK –acerté.

Y así, Pulgita empezó a tatuarme el Jabberwocky en mi brazo "achicharrado". Sentía piquetitos y cosquillas, al sentir la aguja con tinta, por suerte, Pulgita era muy paciente.

-Listo –acabó Pulgita, saca un espejo y muestra cómo quedó mi brazo.

-¡Guao! ¡Qué bien se ve! –dije sorprendido al ver mi tatuaje en el brazo, quedó hermoso, tanto que la descamación desapareció, sí demuestra que fui un sobreviviente del Jabberwocky –En serio, Pulgita, eres un artista con los tatuajes. Aunque no sé cómo pagártelo.

-No hay problema, cuando se trata con amigos o regalo de cumpleaños, son gratis –nos dijo Pulgita.

-En serio, te quedó hermoso –dijo Tarrant viendo el tatuaje –Feliz Cumpleaños, padre.

Yo le sonreí hasta que llegó Padre Guillermo -¿Alguien cumple años hoy?

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Tuvieron que hacerme una fiesta de cumpleaños, fuimos al tienda del circo, me sentaron en las gradas junto con Tarrant y todos, no sólo los payasos, todos los artistas, incluyendo Wood, la Morsa y los animales, me hicieron un espéctaculo.

-¡Y ahora, para todos ustedes un gran espéctaculo para alguien muy especial, nuestro invitado de honor, nuestro niño de cumpleaños, el señor Zanik Hightopp! -decía Padre Guillermo haciéndose pasar como el dueño de circo.

Tarrant y yo aplaudíamos. De pronto, llegó un mago –Sus manos, por favor –me pidió que alargara las manos –Nada por aquí y nada por acá –mostraba una manta, para luego cubirme las manos con ella. Dice unas palabras mágicas y...¡Presto! Pareció un pastelito con una vela en mis manos. Me cantarón las Mañanitas.

-No olvides pedir un deseo –dijo Tarrant.

Y luego, me presentaron un show de trapecio, un show muy bonito, con una bella trapecista.

-Ándele, señor Hightopp, únase –decía Memito en meterme al escenario.

-No, no, no puedo hacerlo –me negaba, pero todos incluyendo Tarrant me decía que lo intentara. Y ahí me subieron al trapecio. Lo elevaban, me causaba miedo, pero poco a poco me causaba risa. Torpemente, imitaba las posiciones de la trapecista, casi me caía pero al final reía, escuchaba a Tarrant riendo desde abajo. Lo alcancé y lo invité hacer posiciones de trapecio. Más que trapecistas, parecíamos "Torpecista".

Entre los resbalones, y casi caídas conforme hacíamos las posiciones reíamos juntos. Nunca en mi vida he reído tanto a lado de mi hijo. Él se divertía como niño, como siempre. La trapecista reía al ver cómo lo intentamos.

Hasta que al fin llegamos a caer, por suerte estaba la red de seguridad. Nos reíamos.

-Este, sin duda es el mejor cumpleaños que he tenido –dije mientras reía.

-¿Por qué? ¿Por hacerlo en un circo? –preguntó Tarrant.

No –le contesté –Porque lo estoy celebrando contigo –le dije tomándole de la mano –Tú eres el mejor regalo de todos.

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