Capítulo II: En un mar de lágrimas

« –¡Mira que eres inútil! Una niñata que ni siquiera hace caso a sus mayores, ¡Estúpida!– de seguido arremete una patada rápida en el estómago de la pequeña provocando la salida de la sangre por su boca. Lo único que recuerda de esa escena es el dolor en todo su cuerpo y las venenosas palabras de sus hermanastras Bridget y Britanny. »

Despierta con sudores fríos, palpa sus mejillas encontrando esas lágrimas de toda la noche. El mundo onírico consumía su cuerpo, las pesadillas se veían tan reales gracias a vivir la misma experiencia una y otra vez. Pero por fortuna para Alice ya no estaba en la casa de la familia Liddell, esa mansión en el centro de Yorkshire, con una fachada encantadora y jardines de ensueño que sin embargo ocultaba una codicia, un deseo maligno y feroz en su interior. Esa casa estaba muy lejos de ella en ese momento, al otro lado del mundo.

Su nuevo apartamento a las afueras de Tokyo la acogía con la calidez que se merecía. El silencio del campo era intercambiado por un bullicio incesante, y las casas dulces, pequeñas y acogedoras por edificios de gran amplitud. Ya con abrir los ojos un extraño conejo blanco con ropas victorianas observaba el rostro adormilado de la joven.

– Ama, ¿Está bien? ¿Por qué lloraba?– pregunta su amigo roedor el cuál acababa de invocar inconscientemente. Había perfeccionado su quirk hasta tal punto que los personajes imaginarios actuaban independientes al instante. Todo se intensificaba por las noches.
–...– Alice lo observa y acaricia al animal parlanchín con una sonrisa, parecía sacado de un cuento de hadas. La chica se reincorpora y abandona su habitación de princesa con una camiseta larga que recubría su cuerpo menudo, el conejo la sigue preocupado por toda la casa rebosante de color y flores. Ahora ya no tenía esas piernas regordetas, o aquel cabello corto y esponjoso. Su piel era firme y fina al igual que su pelo extremadamente largo y rubio.

– ¿Es otra vez esa dichosa pesadilla? Deberíamos hablar con su hermano, él sabe lo mejor para usted...– ella se gira hacia el roedor impaciente negando la cabeza con mucha expresividad sin articular palabra en su boca, no quería preocuparlo.

– Pero no puede seguir así... Ama. Desde que llegamos a este país no duerme, la prueba de acceso a la U.A  es hoy, y no está en perfectas  condiciones– se queja. Al llegar al comedor una marea de seres y animales distintos se acercan a la rubia como si fuera una diosa, ella sonríe divertida dando los buenos días. La casa estaba repleta de vida y cada uno de los seres le ayudaban a vestirse y alcanzar los ingredientes de su desayuno. A los pocos segundos estaba sentada, aseada comiendo su plato. Sin embargo  una presencia inesperada alerta a nuestros amigos.

–Veo que sigues mejorando tu habilidad de creación Alice, esa prueba no va a ser nada para ti– una voz hechizante alerta a la rubia, sus ojos brillan como estrellas. No dudó en abrazar al chico de ojos magenta.

Lo veía como lo que realmente era, un salvador, un héroe que lo apartó de las garras de la oscuridad dándole un nuevo cobijo en aquel país.

– Señor Davy, no esperábamos encontrarle aquí. A esta hora...– el roedor hace una pausa para mirar su reloj dorado– ¿No debería estar patrullando?

–Me han dejado el día libre en la agencia de héroes, no quería perderme su día importante...– sacude divertido la cabellera de Alice, ella como una niña ríe encantada. El poder disfrutar de estos momentos con su único y verdadero familiar, era un lujo para ella. Demostraba sus sentimientos ahogados en silencio.

– Parece que fue antes de ayer cuando te acercaste a mí ilusionada con la hoja de solicitud de intercambio,– el conejo y ella se miran extrañados.
–Pero Señor, en efecto fue antes de ayer...– habla el roedor por su dueña. El otro sólo se limita a sacar una risa nerviosa, nunca se le dió bien la elocuencia.

–...– Alice suspira al no encontrar chocolate en la nevera.
– Lo tengo aquí hermana,– el joven saca a la luz el tesoro culinario mientras muestra unos hoyuelos muy adorables. Alice no cabía en júbilo, devoró el dulce en segundos, en un pestañeo había arrasado con todo.

– ¿Está bien que vayas sola? Necesitarás apoyo en el examen de admisión, será duro– advierte Davy, a lo que el animal le lanza una mirada de odio.
– Está conmigo no tiene problema,– el valiente roedor no podía evitar sentirse ofendido, el otro ríe nervioso. Le era extraño hablar con criaturas que no eran reales, sólo una manifestación de su hermana.

Alice se mira las muñecas, se araña la mano con la suficiente fuerza para que cayera una pequeña gota de sangre, de ella el enorme gato de colores vivos se manifiesta ante esos tres. Una de sus invocaciones más confiables.

– Así estoy más tranquilo– al acompañarle aquel enorme felino, no tendría problemas fuera. Las palabras de Davy hacían que el roedor entornara los ojos, al final decide subirse en el lomo de "Cheshire".
Por último su dueña se incorpora en el gato para poder emprender el camino a la escuela.
– Ten cuidado, no llames mucho la atención. No confíes en extraños y manda un mensaje cuando llegues– el rubio formula palabras en vano, pues iba montada en un gato gigante. Su tono de voz paterno contentaba a la rubia. Esta ya había salido por la puerta con una sonrisa, hacia la aventura.

...

La gente que pasaba a su lado no podía evitar mirarla, ni siquiera pretender no cuchichear. Cheshire iba a paso apaciguado, con tiempo de sobra.

– A las 7:00 charla con el coordinador, 7:30 empieza tu primera prueba física con un tipo llamado All Might,...– el conejo va comprobando el horario con su reloj dorado, al pronunciar el nombre de aquel Símbolo de la Paz se extraña, le era del todo desconocido.

– Debes dejar de ser tan exacto y riguroso, «Conejo»... Vamos con margen de tiempo.– las palabras surgían muy lentamente con la voz grave y característica del gato violáceo. El otro suspira, se mostraban completamente antitéticos.
– "Mejor conejo en mano que cientos corriendo"– pronuncia el sabio roedor.
– No es que tenga mucho sentido esa frase...– confiesa el gato.

– ¡Tú sí que no tienes sentido!– provocan una leve carcajada silenciosa en Alice, lo que zanja la discusión.

Si a Alice le preocupaban mínimamente las miradas de asombro de la gente, coger el metro iba a ser un poco de pesadilla. En efecto, todo el mundo se dispuso a hacerle un corro de miradas y susurros.
– Lleva ropas de calle, ¿En serio es una heroína?– se escuchaba por el medio. La rubia se disponía a sentarse mientras acariciaba el pelaje colorido del felino con delicadeza aún siendo un manojo de nervios, el animal ronroneaba incesante. Se evitaba mirar los rostros de los desconocidos, nunca le gustaron los adultos. El roedor observaba la hora a cada minuto, pataleaba inquieto.

También jóvenes de otras escuelas no podían evitar maravillarse por los poderes de la chica. Alice envuelta en curiosidad y desplegando su mirada cautivadora, comienza a debutar haciendo aparecer unas pequeñas mariposas y pájaros de colores. Intentaba corresponder a las expectativas de su público en aquel vagón y de personas que llegaban de otros vagones. Poco a poco iba perdiendo el miedo.

«¡Qué bonito!»
«Qué peculiaridad tan bella»
«No la he visto en el Festival Deportivo, ¿Quien será?»

«¿Será una nueva alumna de la U.A?»

El ser lo que acaparaba la atención de todos se sentía genial para Alice, era tal que un placebo de sus sueños más inalcanzables. Hacer reír a la gente era lo que de verdad deseaba, ser una heroína que todo el mundo quisiera. Llegar a tener luz en su vida...

La voz de la señorita comenzó a anunciar la parada requerida, los tres compañeros se incorporaron a la vez haciendo que las mariposas y aves desaparecieran. En efecto intentaron pasar entre las gentes sin embargo la gran multitud provocaba un gran tapón. Entre otros números de contorsionismo por fin estaban en el exterior.

– Uf, no vuelvo a montar en ese metro en mi vida.– confiesa el conejo– La próxima vez vamos volando en dragón, más cómodo.

–¡...!– su ama lo mira con preocupación, la tarea de invocar a un dragón era muy peligrosa. No querría rememorar esa experiencia de nuevo.

–¿No será usted el conejo más elegante? Qué lujos...– menciona el felino irónicamente, ambos tenían personalidades que chocaban. Algo que le gustaba a Alice y a la vez era pesado en la convivencia . No tardó en montarse la disputa.

–...– la rubia resignada cruza los brazos con fuerza, la impotencia de no poder poner orden a esos dos sujetos se mostraba en sus expresiones. Tanto el gato como el Conejo Blanco silencian su taimada boca al ver el rostro de su ama.

– Sí tan sólo las miradas matasen...– suspira con sorna el gato gigante. El roedor sentencia el ambiente enfurruñándose. Alice estaba tranquila.

No duró mucho su serenidad al vislumbrar el paraíso de la joven justo a su vera. Una coqueta panadería de fachada azul y escaparates de infarto. Los distintos postres y confitados recién horneados parecían tener vida propia. Salta del lomo del gato muy despacio para luego no dudar en asaltar la tienda con sus ojos centelleantes.

– Alice no tenemos tiempo para esto... Qué lacra ay Dios mío...– el blanco ser se echa las manos a la cabeza.

– Déjala no puede saciar su gran vicio... Habrá que quererla.
– ¡Apestoso gato! Tú lo único que quieres es aprovechar la situación para rellenar tu panza a su vez
– No te digo que no– se ríe de nuevo con la majestuosidad de un león.

•••

Una vez dentro, la chica en un abrir y cerrar de ojos estaba sumida en una montaña de dulces y pasteles. Los clientes asombrados ante el panorama no podían evitar postrar su mirada. Definitivamente Alice Liddell era una chica que llamaba la atención. Además de la gente corriente en esa estancia se encontraba un tipo singular el cuál no había parado de observar a la rubia, acompañado de una jovencita con cabellos parecidos a los de él. Más que observar parecía vigilar, sus ojos fríos y amenazantes no le quitaban su vista de encima

La pequeña Alice roza su menudo cuerpo con el del joven por accidente en la rapidez de su carrera. Lo que provocó un traspié, los dulces se disponían a impactar contra el suelo. Sin embargo una ráfaga helada impide que todo el tesoro se malbaratara posando el contenido suavemente. El misterioso joven que había salvado la vida de los valiosos dulces, Todoroki Shōto se había quedado embobado ante la situación mirando a Alice fijamente. Parecía haberse parado el tiempo.

– Shōto-kun no te quedes ahí, ayuda a la pobre– le exige su hermana Fuyumi. Shōto recapacita, le tiende la mano a la rubia para luego darle sus pertenencias.

Esta lo mira de arriba a abajo un poco maravillada, «había salvado sus dulces...», nunca se olvidaría de su cara y su extravagante cabello. Para luego sin mediar palabra pagar la compra y salir como un cohete de la tienda.

Aquel comportamiento infantil sorprendió a los dos hermanos, provocando una leve risa en la chica Todoroki y molestando levemente a Souto.

–No me dió las gracias...– dice traumatizado. Fuyumi lo mira para luego posar su vista en su bolsillo saliente.
– Yo creo que sí...– saca un pequeño caramelo escondido y se lo ofrece a Todoroki. Este se queda impactado, ¿como era que ese dulce había llegado a su pantalón...? Intenta buscar a la chica extraña con la mirada pero ya era demasiado tarde. ¿Quién sería esa joven extranjera?

– ¡Por fin! Tenemos prisa, ama– confiesa el Conejo Blanco. Ella vuelve a montar en el Gato Cheshire con suma rapidez.– ¡Faltan diez minutos para la prueba! Hay que darle brío.

– Por una vez el ratón tiene razón Alice, tendremos que coger un poco de velocidad– enuncia el ser violáceo.

– ¡No soy un ratón! No me compares con esas ínfimas criaturas– estaba molesto lo cuál divertía a la británica.
– Agarraos bien– advierte el gato gigante, para luego lanzarse en picado sobre la ciudad con grata velocidad. A los ojos de los humanos era imperceptible e inamovible para los héroes profesionales.

El Gato Cheshire fue la primera criatura en invocar Alice y una de sus mejores bazas. Es un compañero con muchos secretos pero su principal poder es el de la metamorfosis, la capacidad de alterar su cuerpo por mera voluntad.

Y en pocos segundos habían llegado a su destinatario.

– Vale, según la carta del director Nezu para realizar el examen de admisión debíamos reunirnos aquí con el susodicho All Might y Present Mic. Los dos profesores principales de la U.A. – dictaba con pausa.

–Y aquí estamos en la sede de la Comisión de Seguridad Pública de Héroes– dice el gato mirando a una Alice un tanto nerviosa. Había pasado todo muy rápido, la mudanza a aquel país tan desconocido y ahora a matricularse a medio curso para poder ser una heroína de categoría.

Ciertas personas de edad cercana a la de Alice también se iban reuniendo en torno a la entrada del recinto. Entre ellas dos de los prodigios de la Clase 1-A, Katsuki Bakugō y Todoroki Shōto. El bicolor se despedía de su hermana mayor para luego acompañar al otro orgulloso y egocéntrico joven.

Ella se queda observando al «Salvador de Dulces» desde la lejanía, aquellos dos no se percataron de su presencia.

– ¿Quiénes eran? Te quedaste en babia– pregunta el gato. Alice niega con la cabeza restándole importancia a lo ocurrido. Continúa acercándose hasta pasar por el linde del portón.

– ¡Alice Liddell!– alguien la llama desde la lejanía pronunciando su nombre correctamente con un inglés muy natural. Tanto la nombrada como sus acompañantes se giran ante un hombre escuálido, cabello rubio desaliñado, facciones caídas y largas, pálido pero a la vez una sonrisa cálida. Venía haciendo una carrera. A su lado otro hombre rubio con aspecto algo más estridente que portaba un altavoz en el cuello.

– Perdone la intromisión– se disculpa un All Might en su forma no musculosa, mientras recupera aliento– Somos los dos profesores mencionados en la carta del Sr. Nezu, este es Present Mic aunque su nombre real corresponde con Hizashi Yamada.

– ¿Y usted...? Debe ser All Might– menciona el conejo con tono altivo. Aparentemente Alice no conocía la existencia del Símbolo de la Paz. Este se queda un tanto extrañado por la presencia de aquellos animales parlanchines.

– Claro, ¿acaso no reconoces al ex héroe número uno? «¡So bad!»– exclama Present Mic. La rubia niega claramente. Ellos no cabían en su sorpresa.

– Je, je... Supongo que al venir del extranjero no está familiarizada con la cultura de héroes de aquí– All Might intenta quitarle hierro al asunto.– En todo caso al parecer tiene una particularidad bastante curiosa.

–...– Alice hace una mueca con el rostro y se inclina levemente dando las gracias. Lo que provoca una sonrisa en el héroe, había algo en ella que la conmovía. Tal vez el hecho de que ella no pudiera articular palabra.

– Perfecto, acompáñanos Sra. Liddell le explicaremos en que consiste su prueba– ella aplaude levemente con una sonrisa, estaba realmente emocionada.

Una vez dentro de las instalaciones.

Alice se acordó de las palabras de su hermano y no duda ni un segundo en confirmar que se encuentra bien por medio de un mensaje.

• «Nii-san estoy bien, ya llegué al examen la gente es muy agradable :))»

• «OK, intenta no hacer muchos amigos XD»

Esas pequeñas palabras en su móvil perturbaron durante un momento el corazón de Alice, para luego recuperar la compostura, «Sólo es una broma de Nii-san».

– Intentaré explicárselo lo más claro posible...– suspira All Might.– En estos momentos se va a llevar a cabo los exámenes de recuperación de Licencias de Héroe, dos de nuestros alumnos se presentan– al instante la joven piensa en el «Chico Dulce» y su amigo estridente.

– El caso es que el Director y yo decidimos aprovechar esta ocasión que nos brinda La Comisión, para concederte el examen de admisión en conjunto con el grupo de repetidores de la Licencia de Héroes– Alice se mantiene concentrada en sus palabras, parecía entender su punto. Present Mic. interfiere.

– Es lógico que si apruebas el examen de la Licencia de Héroes eres totalmente apta para matricularte en el Departamento de Héroes de la U.A
«¡So Cool!»– las formas del profesor de inglés eran graciosas para la rubia.

– En definitiva...– suspira el Símbolo de la Paz– tendrás tres pruebas: una física, otra teórica y la última que evaluará tus funciones de heroína. Alice siempre atenta a las indicaciones.

Pronto comenzó el examen, ambas primeras pruebas las había pasado con gran holganza y comodidad. Los enemigos programados eran destruidos sin miramientos por los seres que creaba la joven. Alice era una estudiante por recomendación de su hermano, y en Londres sacaba las mejores notas de toda la promoción, ella estaba a la altura de las circunstancias. Sin embargo pronto llegaría la tercera prueba que sería junto a los repetidores de la Licencia de Héroes.

— Bien, esta prueba es distinta a las demás tendréis que adaptaros a las condiciones y demostrar que sois dignos de llamaros
héroes, por eso os hemos preparado una sorpresa— sentenciaba el héroe Gang Orca. Un impertinente joven se abre paso entre los demás alumnos, Alice observa sutilmente.

— Me da igual , que sea lo que sea Hombre Pez, no estoy dispuesto a perder contra el maldito de Deku otra vez...— aclama con altanería e impertinencia.

— Relájese Bakugō-kun, no cante antes de tiempo. Seguro que lo disfrutará...— añade el héroe cetáceo. El resto de jueces observaban indómitos ante los hechos que estaban por llegar.
— Ama, ¿Por qué mira tanto a ese joven bicolor?— pregunta el Conejo. El aludido tornea su cabeza y cruza miradas con la rubia, clavándole los ojos muy detenidamente. Había algo que le mosqueaba de aquella chica, muy rara... pensaba. Por otro lado Alice le provenía una sonrisa afable al «Chico Dulce», aquel que no había dudado en ser amable con ella. Era un detalle ínfimo que a la chica le llenó por completo.

Tras ese lapso de tiempo, de repente en aquellas instalaciones comenzaron a salir niños desbocados y sedientos de juego y diversión.

— Si de verdad vais a ser héroes, a los primeros que debéis demostrarlo es a los más jóvenes e indefensos, si conseguís controlarlos habréis superado la prueba— anuncia Present Mic.

La jauría de pícaros comenzaba a saturar a los aspirantes a héroe, una actividad que podría considerarse fácil y divertida estaba convirtiéndose en su peor pesadilla. Los niños mordían, empujaban, pateaban y destrozaban todo aquello que se les pusiera por delante con tal de recibir un mínimo de juego.
Algunos como Todoroki o Bakugō acarreaban dificultades en el proceso.

— ¿¡Y tú que poder tienes?! ¿Cuál es tu nombre?— los niños se abalanzaban con preguntas a la tímida rubita. Era un apuro tener que presentarse ante un público tan exigente. Enseguida Cheshire, el enorme y fantástico gato acude en su ayuda.

— Hola niños, yo soy Cheshire y esta chiquilla de aquí se llama Alice pero podéis llamarla Miss Wonderland...— dice el gato con sorna y pedantería. La joven al instante se enrojece por el atrevimiento del felino amigo.
— Ala! Que chulooo...—una muchedumbre de niños y niñas rodean a la muchacha y a sus seres invocados. La popularidad de Miss Wonderland no paraba de crecer entre la audiencia. Con más comodidad Alice comienza con su espectáculo de seres fantásticos y colores vivos. Ante la positividad de los niños parecía que su timidez menguaba poco a poco, pronto estaría en su salsa.

Los jueces impresionados comentaban el éxito de la prueba de Alice, al igual que All Might y el resto de héroes profesionales. Parecía que una vacante en el Curso de Héroes estaba por completarse.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top