Cap 19: Bésame Mucho

Llegó el momento que todas ustedes: fans del romance Halice han estado esperando. El gran momento que tan ansiosas las dejaban. Pocas veces suelo escribir un historia de romance, y eso de que hay un par de dulces de chocolate pelirrojos como los que tengo acá, el más joven nos lo ganó Alicia y el viejo ya lo ganó la Señora Hightopp...y con la canción de mi rey divino Andrea Bocelli, disfruten este moento Halice!!!


Cap 19: Bésame Mucho

Una noche oscura en Londres, se hallaba en el bar de un barrio muy bajo, Lowell, el cuñado de Alicia. No se sabe cuántas copas se tomó, pero tan decaído estaba que le pedía al cantinero uno más -Oye, amigo, ¿no crees que ya has tenido suficiente? Ya vamos a cerrar –le dijo el cantinero.

-Dije otro más –ordenó Lowell.

-Bien, bien, sólo le digo que mi turno ya acabó, pague la cuenta –le dijo el cantinero. Lowell pagó con las pocas monedas que tenía. El cantinero lo llegó a ver desanimado –Veo que no tuvo gran día, como todos los que vienen aquí –le comentó.

-Nunca debí confiar en Margaret –dijo con mal humor –Y su...absurda idea de hacer contratos con la Religión Católica...¡Sabía que esto iba a ocurrir! –decía mal humorado.

No se dio cuenta que un tipo muy cubierto con una pierna amputada remplazada por una pata de palo andaba viéndolo.

-¿Mala noche, amigo? –le preguntó y trajo una botella con otro licor invitándolo –Anda, ahogue las penas, no hay otro remiedo que estas gotas de felicidad.

-La compañía donde trabajo está en la quiebra, y mi esposa es cada vez más...estúpida.

-Todas, amigo, todas son estúpidas.

-Y peor con esa compañía que su...hermanita y madre han hecho nos están pisoteando y más con ese...sombrerero extraño de clase media...el tal Hightopp.

-Ah, sí, Hightopp, el bastardo de Tarrant Hightopp.

-¿Lo conoce?

-Cuando era niño –le contó el tipo –Pueda parecer un fino caballero, pero en verdad es una rata mugrienta, miserable un sinverguenza como lo es su padre, cuan alguien ve a ese niño ve al padre.

-¿Qué tiene ese tipo de su padre?

-Mi esposa me fue infiel con ese maldito, embarazándola dal muchacho, y además le dio una vida miserable de prostituta. Cuando ella falleció, el puerco de Zanik Hightopp prstituía a su hijo y lo convirtió en un delicuente. No le crea lo que diga los Hightopp, amigo. Parecen ser buenos hombres, pero traen el mal adentro. Y debido a eso, voy ayudarlo a usted y a su compañía.

-¿Qué insinua usted? –preguntó Lowell.

El tipo le dio unos papeles, Lowell los tomó y los leyó -¿Infratierra? Nunca oí de ese lugar.

-Es un terreno mío, y no se imagina las riquezas que tiene...sólo denme a los Hightopp y a su cuñada y hacemos negocios con su compañía.

A la mañana siguiente... En mi tienda llamada "Sombreros Hightopp"

(Tarrant P.O.V)

-OK...aquí tiene, gracias y vuelva pronto –le dije un cliente tras darle un sombrero. Cielos, no esperaba tener tantos clientes en esta tienda, pensaba que nunca tendría porque me llegué a preguntar ¿Quién aceptaría sombreros hechos por un loco? Perlo luego recordé que de por sí, los sombrereros suelen estar locos...¡Como yo!

-¡Válgame, señor Hightopp! ¿De dónde se les ocurre estas ideas? –dijo una mujer maravillada por ver mis obras -¿Usted viajó mucho?

-Estén...no, pero una amiga sí y me contaba qué tipo de sombreros se usan en las distintas partes de Sobre...de todo el mundo –dije.

Y de pronto, alguien tan bajito, pero muy bajito...un enano, puso un sombrero de copa en la mesa –Hola –me saludó a sí no más el señor enano

-Hola –lo saludé así no más.

-Quisiera...hacerle unas preguntas sobre este sombrero –me dijo el señor enano muy inseguro.

-Ah...sí –le dije –Sí, es un... sombrero de copa –comenté viendo el sombrero.

-Exacto, y tengo entendido que se llama sombrero de copa debido a que tiene la copa alta, ¿no es así? –me preguntó el señor enano.

-Estén...sí –le dije un poco inseguro, más inseguro que él –De hecho, mi apellido se basa en ese sombrero. "Hightopp" significa "Copa Alta".

-¿Y es cierto? –me preguntó el señor enano un poco ansioso.

-¿Qué cosa?

-Que si el que usa el sombrero de copa se verá más alto de lo que es.

-¿Más alto? Pero usted es ... -iba adecir algo, lo cual pensé que lo iba ofender si lo dijera –Pero...pues...no que yo sepa, no lo sé –le dije discreto

-Y si me pongo este sombrero...¿me veré más alto? –me volvió a preguntar el señor enano.

-Estén...sí, sí...se...verá más alto de lo que es –le dije.

-¿Y le queda claro que se me verá mal a pesar de que soy un enano? –me volvió a preguntar.

-Pues... no, la verdad no creo que se vea mal usándolo, no.

-OK...quiero este...¿cuánto cuesta?

-Veamos...siete libras con dos chelines –le dije el precio.

-Bien...gracias y no olvidaré lo que hizo por mí, señor –me dijo el señor enano con su sombrero.

-Yo prefiero hacerlo...cuídese –le dije. Al irse solté un suspiro para sacar la tensión –Pobre buey –dije sintiéndo lástima por ese señor enano.

Lo que luego es que me sorprendí es ver a Lowell entrando a mi tienda. Cosa que se me hizo rara debido a que no le agradaba al tipo ese.

-¡Oh, señor Manchester! ¡Qué sorpresa verlo! –le saludé.

-Señor Hightopp –me saludó con firmeza, muy seco diría yo -Con que ya ha colocado su negocio en Londres.

-Pues sí, cortesía de las Kingsleigh, son maravillosas, tiene suerte de tener una como esposa –le dije viendo que no le agradó tal comentario –En realidad no esperaba hacer esto y el éxito que está teniendo, solamente quise poner mi negocio para ayudar Alicia con su compañía...¿Cómo está la señora Manchester y el pequeño Harrison?

-En casa, donde deben estar.

-Pero, ¿están bien?

-Los asuntos de mi propiedad, son asuntos míos, señor Hightopp –me dijo con firmeza. ¿Propiedad? ¿Llamó a su familia Propiedad?

-Oiga, cuando acabe, ¿le gustaría tomar unos cuantos tragos conmigo a un bar? Yo invito –me dijo.

-Qué amable de su parte, señor, pero yo no soy de ir a tomar unos tragos en el bar –le dije cordialmente – Veo que...ya querrá invitarme a sus convivios...a pesar de que soy de...clase media. Y lo siento pero, quedé en cenar con mi familia y esperar a Alicia de su viaje a Canadá.

-Oh, vamos, Hightopp ¿No me diga que sólo tiene ojos para Alicia?

-¿Disculpe? –me llamó la atención.

-Por favor, amigo. Alicia sólo es una...y usted...bueno...muchos lo envidiarían por ser un hombre de buen aspecto, debe aprovecharlo para ser un buen partido para otras mujeres –me dijo muy cínico. Ya sabía sus intenciones.

-Mire, señor Manchester –le dije con firmeza –Tal vez sea un sombrerero loco, pero no soy mujeriego...y sí, qué bueno que sea un buen partido, pero sólo soy partido para dos personas: para mí y para la mujer que merece mi amor.

-¿A poco? –me dijo sarcásticamente.

-Además...yo no soy como usted...que le pone los cuernos a Margaret con cualquier tipa que se le cruce en su camino...sí, señor...Alicia me contó sobre usted y de lo poco hombre que es...y, ¿le digo algo? Yo conocí a un tipo como usted y no sabe qué tan bajo cayó.

-Hightopp...¿se da cuenta de lo que habla? Con sólo una se va aburrir. Tiene oportunidad para estar con otras, ¿no se le hace? Dígo, es mi opinión –me dijo más cínico Lowell.

-¿Su opinión? ¿Y quiere saber mi opinión sobre "su opinión"?

-Lo escuchó.

Saqué de la mesa una cajita sorpresa. Se lo dí y me iba atrás donde estaba el taller. A escondidas observaba a Lowell girndo la cuerda de la cajita y de ahí salió una ranita bailando de forma graciosa una canción llamada: Nadie te preguntó.

Lowell se fue espantado, mientra yo reía a carcajadas.

-¡Imbécil! –dije a carcajadas, agarrando la cajita.

-¡Sombrerero! –apareció Alicia entrando a la tienda.

-¿Alicia? ¡Cielos, no esperaba que regresaras a tiempo!

-¡Ya están aquí! –dijo emocionada -¡Los resultados de las ventas ya los tienen el señor Harcourt!

Tiempo después, en la oficina del señor Harcourt, junto con la señora Kingsleigh...

-Un éxito –dijo feliz el señor Harcourt viendo los papeles -¡Todo un éxito! ¡La venta de los sombreros están dando buenos números! ¡Tanto en la tienda con los que están salvando la compañía! ¡Lo hemos logrado! –dijo haciendo que yo, Alicia y su madre nos levantámos de nuestros asientos muy felices y emocionados, riendo yabrazándonos.

-¡Ay, señor Hightopp! ¡Muchísimas gracias por habernos ayudado! –me dijo muy contenta la señora Kingsleigh.

-No hay de qué, señora Kingsleigh, lo hago porque quería ayudarlas –le dije agradecido a la señora.

-¡Ay, Tarrant! –me dijo Alicia dándome un fuerte abrazo -¡Gracias, gracias, muchas gracias por todo! –me dijo soltándome –No sé cómo agradecértelo.

-Una cena no le vendría mal –bromeó Hartcourt, dándome una idea.

En Infratierra...

Alicia corrió llegando a donde estaban las Reinas Roja y Blanca -¡El Sombrerero me invitó a cenar! ¡En los jardínes de Marmoreal!

-Y debes aprovecharlo luego...-empezó hablar Iracebeth.

-¡Racie! –lo calló su hermana -¿Y? ¿Hay algún problema? –le preguntó a Alicia.

-Yo...pues...es que...¡Caray, son tantas emociones! ...primera vez que alguien me invita cenar...digo, el Sombrerero, en lugar de invitarme a té con amigos, me invita a cenar...sólo él y yo –divagaba nerviosa. Ya se calmó –No sé qué ponerme.

Mirana e Iracebeth sonrienon -¿Estás pensando lo mismo que yo, Racie?

-Creo que sí, Miri

Y juntas dicen -¡A jugar a Disfraces de Príncipes y Princesas!

En otro lado de Infratierra...

(Tarrant P.O.V)

-Y uno y dos. Y uno y dos. Vueltecita...¡Eso! –decía mi madre, bailando conmigo.

-¿En serio así bailaban en su época de juventud? –le pregunté a mis padres mientras mi madre me enseñaba a bailar, como me enseñaba de niño. Me nos mal que no la pisé por accidente. Mi padre nos observaba, mientras se reía.

-Oh, sí. Así es cómo lograban los cablleros conquistar a la chicas –dijo mi madre divertida.

-¿En serio? –le pregunté a mi padre.

-Sí, así se conquistaban a las chicas –dijo mi padre, aguantando la risa –Aunque nunca me atreví a bailar así con ninguna.

-Tu padre era muy tímido con las chicas –contó mi madre. Yo reí.

-Pero te ganaste la mejor –dije, tras pisar a mi madre sin querer -¡Ups! Perdón, mami –le dije.

-Hay que mejorar eso –dijo mamá –Y vuelta...eso...¡Ay! ¿O me estoy encogiendo con Pishalver, otra vez? O ¿Te di tanta leche para que estés tan alto? –río tras intentar hacer una vuelta bajo mis brazos. Yo reía

Oímos que alguien tocó la puerta –Es ella –dije, nervioso.

Mi iba a abrir.

-Padre, ¿crees que todo va a salir bien? –pregunté más nervioso.

Mi padre se dio cuenta de mis nervios –Hijo, tranquilo, todo saldrá bien, van a cenar en los jardines de Marmoreal, no en casa de Don Ass-co, sólo sé...

-Lo sé, lo sé, tengo que ser cuerdo, formal y disciplinado –dije.

-Iba a decir que sé tú mismo –terminó mi padre -¿Listo?

-Sí –dije tras tomar una respiración.

(Zanik P.O.V)

Abrí la puerta y lo primero que vi era a Alicia, ¡parecía que estaba viendo a una princesa! Llevaba puesto un vestido sencillo color hueso oscuro con bordados dorados, estampado de rosas y un tanto de encaje, un tanto de maquillaje ligero, pero que lograba aumentar su belleza y de joyería unas pequeñas arracadas de oro. Y su rubio cabello suelto con una trencita bajo su cráneo. Quedé realmete bocabierto, al ver lo hermosa que estaba -¡Alicia...estás...preciosa! –le dije.

-Gracias, señor Hightopp –me sonrió Alicia –Cortesía de las Reinas.

-Supongo que andaban jugando a Disfraces de Príncipes y Princesas, ¿no? Al pobre Tarrant lo usaban como conejillo de indias para ese juego cuando eran niños –conté, haciéndola reír.

Cuando Tarrant la vio quedó más bocabierto que yo.

-A...Alicia...¡Eres tú! Y estás...bellísima –dijo.

-Gracias. Tu también estás guapo, más guapo diría yo –le dijo Alicia viendo lo bine vestido que estaba Tarrant, y nada de sus toques estrafalarios ni tan incómodo como ese traje de gala que uso en casa de Don Ass-co si no sencillo, ideal para ir a una cena romántica...¡digo!.. A una cena entre amigos.

-Bien...¿lista? –le preguntó a Alicia.

-Sí.

-Pero, antes...-apareció Sonriente –Debo informarte que Fez dejó un regalito en la alfombra de la sala.

-¡Ay, no! –se quejó Tarrant luego me vio a mí.

-¿En qué quedamos? –le dije con una sonrisa –Concoces las reglas, hijo. Tu eres responsable de tus gatitos. Ve a limpiar sus regalitos. Calma, yo te cuidó a Alicia.

-OK, pero no vayas a convencer a Alicia que cene contigo –bromeó Tarrant iendo a limpiar los regalitos de Fez.

Me quedé a solas con Alicia –Entra, ponte cómoda –la dejé entrar en la casa –En verdad te ves bellísima –se sonrojó –Y eso de que no soy de vestirme tal como una dama. Mi madre me criticaba que no visto a propiadamente. Pero, bueno, ¿quién decide que es apropiado?

-Al no ser que lo apropiado es ponerse un bacalao en la cabeza –bromeé, haciéndola reír.

-Yo diría eso –río ella.

-¡Es cierto!, felicidades por lo de tu compañía, me alegra que ya está mejorando

-Todo se lo debo a su hijo y a usted, por supuesto, por apoyarnos –agradeció Alicia -Si mi padre, estuviera aquí, gozaría ver que nuestro negocio se está salvando con sombreros. A él le encantaba los sombreros –contó Alicia.

-¿Ah, sí? –dijo recordando a Chucky, cuando le mostré el negocio de la familia que en ese tiempo lo manejaba mi padre y lo maravillado que estaba cuando veía los sombreros que hacíamos –Ha de tener buen gusto...¿Lo querías tanto?

-No tiene idea. Él era mi gran ídolo, siempre estaba conmigo, me apoyaba, me escuchaba, me daba ideas locas, él era todo mi universo...hasta su muerte –mostró tirsteza en su rostro.

-¿Cómo falleció? –pregunté al sentir un nudo en el pecho.

-Un ladrón entró a su estudio...lo sorprendió y...lo mató cortándole la garganta...yo tenía 12 años –contó.

El nudo en el pecho se me hizo fuerte, recordé esa pesadilla donde vi a Chucky muerto, y ella con tan sólo 12 añitos, lo vio morir.

-¿Y...jamás supieron quién fue el asesino? –pregunté.

-No –dijo, Alicia derramándo unas lágrimas - De ahí, el mundo se derrumbó y esa fue la causa de haber perdido mi muchosidad...me hace mucha falta.

-Lo siento mucho, preciosa –la consolaba colocando una mano en el hombro –No, no llores, se te va arruinar el maquillaje, por lo bonito que se te ve.

-Perdón...es que...hablar sobre aquel suceso me pone sensible –dijo con la voz quebrada mientras le secaba las lágrimas, tiernamente.

-Te entiendo, princesa querida. Yo igual sufrí mucho cuando mi padre falleció, más Tarrant quien estaba muy apegado a él. Sin embargo, sé que él está en un lugar mejor donde me esá cuidadndo a mí y a mi hijo. Tu padre igual te estará cuidando, ¿sí? –le acaricié dulcemente la cabeza.

-Lo sé. Pero, gracias a su hijo, logré superar esa pérdida, con su amistad y bondad. Tarrant me recuerda mucho a él, además de que fue un hombre maravilloso, igual lo consideraban un loco por la ideas que tenía.

-Ya tengo la idea –dije en broma –Anda, ya no llores, no arruines la linda noche que tú y Tarrant tendrán –la animaba.

Hasta que llegó Tarrant.

-¿Todo bien? –preguntó al ver a Alicia, secándose las lágrimas.

-Sí, hijo todo bien –le dije acercándome a él –Es que recordó la muerte de su padre y la puso un poco sensible –le susurré en el oído –Trata de animarla un poco.

-OK –dijo Tarrant, dándose cuenta –¿Lista, Alicia?–le ofreció su brazo a su Alicia.

-Lista –le dijo Alicia, sonriéndole para quitarse la tristesa.

-Diviértense, mi chiquitines –les dije dándole un beso en la frente a cada uno.

Ya cuando se fueron, la empatía que sentí por Alicia regresó –Oh, Chucky ¿Qué te han hecho? ¿Quién fue el maldito cabrón que te apartó de tu familia? Les haces mucha falta, en especial a esa princesa.

(Tarrant P.O.V)

-¿Ya te sientes mejor? –le pregunté a Alicia mientras íbamos de camino a nuestra cena "De Amigos".

-Sí, ya mejor –me dijo Alicia sonriéndome –Mejor estaremos en la cena.

-Eso espero –dije, todavía nervioso, cuando llegamos a los jardines de Marmoreal, a lado de un lago, donde estaba nuestra cena.

-¡Ay, no mamen! –me quejé al ver la decoración, dándome una palmada en la frente.

La cena era así, una pequeña mesa, con un par de sillas, veladoras dándole una cálida y tenue luz, vino y sus copas y pétalos de rosas rojas y rosadas regados en nuestro alrededor, unos estaban unidos, formando corazones. En lugar de paracer una cena entre amigos, parecía una cena para una pareja de recién casados celebrando su luna de miel.

-¿Me permites un momento? –le pedí a Alicia.

Entré por los arbustos, me encontré con Jaque y con los demás preparándo la comida para la cena -¿Se puede saber qué carajos es esto? –le pregunté a Jaque apuntando la decoración.

-Tu cena con Alicia, ¿por? ¿Algo está mal? –me preguntó Jaque.

-¿Algo está mal? ¡Claro que algo está mal! ¡Todo está mal! –lo regañé –¡Esta cena es una cena entre amigos, para celebrar en haber salvado la compañía de Alicia, no una cena de enamorados como si fuera el puto 14 de febrero!

-¿Y sólo por eso van hacer esa cena? –se sorprendió Jaque -¡Tarrant, por favor! ¡Debes aprovechar esta oportunidad!

-¿De qué hablas?

Tarrant, todo el mundo sabe que tù sientes algo màs que una amistad por Alicia. Estás...

-¡Shh! ¡Te escuchará! –lo callé.

-Tarrant, vamos...revélale lo que sientes por ella –me empujó para ir a donde estaba Alicia.

-¿Qué pasó? –me preguntó Alicia.

-Nada todo bien –le aseguré –Bueno...por lo menos la decoración está bonita.

Tiempo después cenábamos, nos dieron flan. Iracebeth dijo que era para las feromonas...¡Más vergüenza me ponen!

-En serio estás bellísima –le dije –Digo...siempre has sido bella...pero...eres más bella...más que bella, ¡realmente bella que...! –divagaba.

-¡Sombrerero! –me calmó Alicia.

-Lo siento, estoy bien –me calmé.

Alicia observó el cielo, maravillada de que la noche era hermosa -¿Verdad que es hermoso? La noche tranquila, el cielo despegado el arie fresco, las estrellas, es como si el propio clima de Infratierra quiere que pasemos bien la noche.

-Sí...me doy cuenta –dije viendo el cielo.

Y me ve con una sonrisa -¿Sabes? Tus padres son muy lindos conmigo.

Yo le sonreí –Te tienen mucho cariño, en especial mi padre. Te ve como la hija que siempre quiso tener...la hermanita que no logró darme...él siempre soñó con tener una niña. Tanto que cuando iba a nacer, espereaba que...como él me decía, esperaba que fuera una bella muñequita con cabeza bonita para que me haga sombreros bonitos y ponerme el nombre de mi abuela paterna: Rosaleen

-Rosaleen...qué bonito nombre ¿Y por qué no lograron tenerla?

Yo suspiré –Cuando nací...y estuve a punto de morir abortado, el veneno que el Viejo Stayne puso en mi madre, le destrozó la matriz, ella también estuvo a punto de morir en el parto y le dijeron que ya no podía tener más hijos. Es por eso que nunca tuve hermanos.

-De verdad, lo siento.

-Lo sé.

-¿Y tu padre? ¿Qué hizo respecto a eso?

-Pues...a pesar de que no iba lograr cumplir su sueño de tener una hija, no hizo otra cosa que estar conmigo y amarme...a su manera, obvio.

Ella río.

-Bueno...para pasar algo agradable...¿tú eres feliz en viajar por todo el mundo? ¿conocer nuevas culturas diferentes? ¿no te da miedo en sobrevivir a esos lugares?

-Pues sí, pero es el chiste de viajar a un nuevo mundo, a un nuevo país de maravillas –me dijo Alicia –Y, ¿te digo algo? Cada vez que conozco una nueva moda, en especial de sombreros o pruebo un té en esos distintos lugares, pienso en ti. A ti te hubiera encantado conocer todos esos lugares exóticos que he visto. Si tan sólo pudieras haberme acompañado.

-Bueno...tal vez, la proxima vez que hagas una expedición, puedas invitarme –le dije.

-Es cierto –me sonrió –Ahora que la compañía se está manejando con tus sombreros, tal vez puedas ir conmigo...y dime...¿a qué lugar te gustaría visitar? ¿has soñado viajar en una parte de sobretierra? –me preguntó.

-Bueno...sí...hay un lugar que...-me apenaba.

-Anda, dime.

-Me gustaría ir...a la France...me gustaría ir a la France. En especial a París. Ya que dicen que es la Ciudad de la Moda, que de ahí surgen los mejores diseñadores...a París me gustaría ir. Bueno...¿quién querría la marca de un sombrerero de clase media y con la cabeza alocada? –me pregunté un poco desanimado.

-Los franceses adorarían tus sombreros, ahí supe que los diseñadores más famosos de Europa vinieron de familias muy humildes y si supieras lo que se han convertido –me dijo Alicia –Si Marie Antoinette, todavía conservara su cabeza, te pediría que fabricara un montón de sombreros para ella y para su corte. Tus sombreros serían el último grito de la moda en París.

-Ojalá ocurra eso –dije –Tanto así que ya estoy aprendiendo parler français pour aller á Paris.

-Si quieres para mi siguente expedición vamos a Francia tú y yo –me aseguró Alicia.

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-No, no, no –decía nervioso Mctwisp, viendo a Tarrant y a Alicia en la cena con los demás a escondidas –¡Esto no se ve bien, no hay nada de romance!

-Por los menos están hablando de París, que es la ville de l'amour –comentó el Tiempo.

-Sí, pero no es suficiente –dijo Iracebeth –Necesitamos algo para haya romance en el ambiente, necesitamos...necesitamos.

-¡Música! –le atinó Mirana.

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(Tarrant P.O.V)

Vi a los muchachos poniendo una mesa y colocan un fonógrafo sobre ella y ponene una romántica canción: Bésame Mucho.

-¡Ay, no es cierto! –dije apenado al oír la canción, Alicia reía y los muchachos nos sonreían como idiotas. Oí a Mally diciendo con voz bajita –¡Que bailen! ¡Que bailen! ¡Que bailen! ¡Que bailen!

Me di por vencido al escuchar esa dulce canción. Me levanté y me acerqué a Alicia –¿Me concedes esta pieza? -le dije.

-OK –dijo tomándome de la mano y empezamos a bailar un vals muy dulce, suave, encantador guíandonos en la seductora y romántica melodía de la canción.

Tan concentrado estaba en estar bailando con ella, que no me di cuenta que los demás nos observaban tiernamente bailando juntos.

(Zanik P.O.V)

Bésame Mucho. Esa dulce, seductora y romántica canción se oía desde lejos. De seguro Tarrant y Alicia la estaban bailando en su cena, observaba desde el balcón de la casa. Sonriendo y dejándome llevar con la canción, Tyva quien estaba a mi costado observaba igual esa bella escena de nuestro hijo con su Alicia.

No dudé en abrazarla a mis costado, ella recostando su cabeza en mi hombro y nos balanceabamos al ritmo de la canción.

(Tarrant P.O.V)

Volví a sentir esa fuerta que me hipnotizaba con la presencia de Alicia. Mi ristro quería apegarse al de ella. Quizas, Alicia estaba sintiendo lo mismo, más que nuestros rostros, nuestro labios. Ya cuando la canción acabó...

Sin que nadie nos interrumpiera, ni siquiera un snob pendejo como Don Ass-co, Alicia y yo...por fin nos dimos un beso...EN LOS LABIOS.

Un dulce, profundo y divino beso de Amor Puro. Por fin, besé a mi Alicia, le confesé mi amor por ella.

-¡Funcionó! –dijo Jaque orgulloso, él y los demás nos observaban con felicidad, besándonos.

Mi Alicia ya es, emocionalmente, MI ALICIA.

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