Cap 18: ¿A quién le importa?
NOTA: Odio a los nazis, los quería parodiar en este capítulo.
Cap 18: ¿A quién le importa ?
(Tarrant P.O.V)
Calma...sueño....paz, sentía en mi alrededor. Por fin nos liberamos de mi cruel abuelastra, de su veneno y de los Stayne. Por fin mi Alicia estaba a salvo, en su hogar con su familia y mi padre logró aliviarse de su gripita.
Dormía tranquilo, con un profundo y relajador sueño, mi piel disfrutaba la sensacion de mi camisón recién limpiadito y de las sábanas de mi cama. Tan tranquilo estaba que no me di cuenta que estaba flotando. Literalmente, estaba flotando.
Comencé a sentir que una enredadera se enroscaba en mi pie, hasta llegar a mi pierna hasta mi cadera. Abrí mis y vi más enredaderas enroscándose en mi brazos, cuello y pecho. No me asusté, no peleaba para no soltarme, observaba en cuando se enroscaba más. Me di cuenta que eran tallos de rosas blancas, sus espinas se clavaban en mi piel, al grado de sangrar. Pero no me dolía, no me asustada, más bien me daba una sensación vital...una sensación tan vital que hacía que las rosas se abrían, liberando sus aromas dulces y exquisitos. Las espinas transmitían mi sangre a los tallos como si fuesen vías intravenosas y hacían que las rosas blancas se coloreaban de rojo. Me acordé que por error los jardineros de Iracebeth plantron rosas blancas ya que ella pidió rojas que tuvieron que pintar las rosas blancas de rojo.
Parpadeé. No había rosas, me di cuenta que era un sueño. ¡Rarísimo sueño! No sabía si considerarlo un simple sueño o pesadilla, pero algo me indicaba pero, ¿qué?
Pasó Noviembre, Diciembre hasta llegar Año Nuevo...
Enero, 1877...
Alicia notó que este año nuevo no está iniciando bien. Al recibir noticias que el plan de su hermana en hacer negocios con la Iglesia Católica, con los Ascot no marcha bien, y ahora en su compañía, ya que sus últimas expedicines no dieron buenos resultados.
Andaba en su estudio, viendo un libro de cuentas y unos mapas de otros países, se veía muy desanimada, ni el año nuevo, ni ver a su gatita, Dinah jugando una bola de estambre la animaba.
-Cielos, Dinah, ahora estamos al pique -le decía su gatita –desde que regresamos de nuestra última expedición, las cosas empezaron a ponerse mal en la compañía. Ya tenemos menos ventas, exigen más mercancía...si la situación se pone peor, estaremos tambien en la quiebra como los Ascot –dijo empezando a estresarse. Miró el espejo –Bueno... –dijo levantándose y camiando a él –Sólo hay un lugar donde pueda desestresarme. Quizás unas aventuras en mi País de las Maravillas me ayudarán en tener nuevas ideas –dijo con una sonrisa y atravesó el espejo, con Dinah.
Al llegar a Infratierra, notó que ahí tampoco se la están pasando bien. Todo indicaba que estaban en guerra. Campos de batallas en todos lados. Lo más extraño es que vio a los Segundos del Tiempo marchando como soldaditos -¡Heil, Tic- Toc! –saludaron de forma facista.
-Heil...¿Tic- Toc? –dudó Alicia. Y vio a Thackery vestido de mensajero brincando y haciendo el saludo facista a cada segundo que pasaba -¡Heil, Tic- Toc! ¡Heil, Tic- Toc! ¡Heil, Tic- Toc! ¡Heil, Tic- Toc! ¡Heil, Tic- Toc! ¡Heil, Tic- Toc! ¡Heil, Tic- Toc! ¡Heil, Tic- Toc!... ¡Heil, Tic- Toc!... ¡Heil, Tic- Toc!...-se cansaba -¿No tiene un saludo mejor? –se quejó hasta que aparece el Segundo bebé -¿Tic, tic?
-¡Heil, Tic- Toc! -le saludó Thackery.
-Thackery –llamó Alicia -¿Qué es todo esto? ¿Por qué todo parece que va haber una guerra?
-¡Estamos en guerra, Alicia! –dijo, aterrorizado, Thackery -¡El León y el Unicornios están peleando por la Corona! –y se fue corriendo aterrorizado.
-¿El León y el Unicornio? –dudó Alicia confundida – Quizás los demás puedan explicarmelo.
Fue a donde estaban sus amigos en los jardines de Marmoreal, ahí los encontró junto con un batallón de Segundos y Minutos, frente a ellos estaba el Tiempo vestido de Dictador.
-¡Qué curioso!
-¡Mis "estrrimados" Infrarrterrestres, Segundos y Minutos! –hablaba el Tiempo con acento alemán -¡Cómo me gustarrría hacer unos cuantos cambios en estos tiempos de guerra, y no hacia a mí sino por lo que estamos viviendo! –logró encontrar al Sombrerero y su familia. Sin embargo notó que Tarrant se observaba incómodo mientras escuchaba el discurso del Tiempo. El señor Hightopp tenía el ceño fruncido, haciendo trompetillas en la boca como si se estuviera aburriendo.
(Tarrant P.O.V)
¿Tiempos de guerra? Más llamaría esto: Tiempos de desmadre a lo idiota. El León y el Unicornio están peleando por la Corona de mi bisabuelo, el Rey Dorado, yo pensaba que era una leyenda de que se iban a pelear por la Corona, pero no pensaba que aquel pleito llegaría a ser real. Lo más estúpido es la idea del Tiempo: detener su riña, declarándoles la guerra, como si ese fuese el resultado.
-¡"Ahorrrra"! –decía el Tiempo o más bien: El Füher Tic-Tic, su nombre de dictador -¡"Preparrrren" la "bommbra"!
¿Bomba?...quizas sea un arma de guerra en el futuro -¿Cuál bomba?–le dije entre ls multitud.
-¡"Alistrren" los tanques! –volvió a ordenar Tic-Toc.
-¿Cuáles tanques? –preguntó mi padre.
-¡"Trrraigan" a Irma Grese!
-¿Quién es Irma Grese? –preguntó Sonriente.
-¡No puedo trabajar con este batallón pasado de moda! –se quejó el Tiempo rendido-¡Wilkins! –llamó a su mayordomo, Wilkins.
-¿Sí, Füher Tic- Toc?
-¿Cómo se encuentran mi invencible "ejérrrcito"? -preguntó.
-Pues, está...-empezaba hablar, Wilkins
-¡Silencio! –lo calló Tic-Toc -¡Sólo hablarás cuando te hable! ¿Sale?
-¡Acabas de hablarle! –dijo alguien de la multitud.
-¡Nein! ¡Nein, nein, nein, nein, nein, nein, nein ! –decía el Tiempo.
-¡Ay, pero qué terco! -dijo mi padre, con ganas de jalarle las orejas al Tiempo.
-¡Füher Tic- Toc! –lo llamó Jaque -Si le importa mi opinión, yo creo que la solución lo debería indicar el heredero a la Corona, quien en ese caso es el Joven Hightopp, para saber cómo detener el pleito entre el León y el Unicornio –le dijo mi padrino.
-¿El "Prrríncipe Dorrado", indicar la solución? ¡Idea Absurda! –dijo el füher.
"¡Mátenme!" pensaba, apenado, no por la idea de Jaque, si no por lo cabeza dura que es el Tiempo.
-Yo digo que es una brillante idea –se oyó la voz de una joven, una voz que todos conocemos. Volteamos para atrás y ahí estaba...-¡Alicia! –corrí para recibirla con abrazo -¡Qué gusto verte! –todos los demás se acercaban para recibirla con alegría y abrazos.
-Yo digo que es una excelente idea –volvió a decir Alicia –De que el Sombrerero busque la solución de que se lleven la Corona de su bisabuelo, el cual...es el heredero –al decir eso sonó un tantito triste.
-Yo estoy de acuerdo –dije –Esos dos siempre estaban peleando por la Corona de mi bisabuelo, ahora que yo tengo la "responsabilidad" de ella, no sé cómo evitar para que me la quiten. Y no saben cómo usarla, no vayan a cometer los mismos errores como hizo mi bisabuelo cuando la usaba. Quizas hacer un tratado de paz de...no sé...invitarlos a tomar el té o...
-¡Pan Blanco! –anunció mi padre. Todos voltearon para verlo.
-¿Cómo, padre?
-¡Pan Blanco!...¿o fue Pan Negro?... según la leyenda....bueno, según la versión de la leyenda, que contaba mi padre, decía así:
"El León y el Unicornio peleaban por la Corona: El León persiguió al Unicornio por toda la cuidad. Algunos le dieron pan blanco; otros, pan negro; Algunos les dieron bizcocho con pasas, Y a tambor batienten los echaron de la cuidad"
Terminó de recitar papá la leyenda, incluso lo tenía confundido –Lo sé, mi padre tenía unas versiones peculiares para contar las leyendas más antiguas de Infratierra –comentó.
-Pero, Zanik, no se sabe si es la verdadera versión –comentó mi madre –Si hay que darles pan blanco, o negro o bizcocho con pasas.
-¡Yo tengo bizcocho con pasas! –dijo Thackery –sacando en su morral de mensajero entre el heno un pedazo de bizcocho con pasas entre el heno que había en su bolsa, luego sacó un plato y un cuchillo. Se lo da a Alicia. Ella y yo nos vimos para luego dibujar una sonrisa. Tuvimos un plan.
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Alicia y yo caminamos al bosque Tugley, donde ahí estaban el León y el Unicornio peleándose.
-¡Yo seré quien te ganará! –le dijo el León al Unicornio.
-¡Ja! ¡Eso crees! –se enfrentó el Unicornio.
Me recordaban cuando jugaba a mi León y Unicornio de felpa, dos de mis juguetes favoritos de la infancia depués de que mi abuelo me contaba la leyenda.
Vi a Alicia que se veía triste y preocupada -¿Estás bien, querida? –le pregunté.
-Sombrerero...¿a ti te gusta ser príncipe? –me preguntó.
Yo pensaba cómo contestarle –Pues...no es cuestión de gusto...yo antes...no quería ese puesto a pesar que lo tenía desde que nací, pero...lo tuve que tomar por necesidades para los demás.
-¿Y...quieres llegar a ser...el proximo rey...si las reinas no logran dar un heredero a Infratierra? –volvió a preguntar.
Solté un suspiro –La verdad no sé.
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-Ahora entiendo a la tía Imogine –murmuró Alicia recordando a una tía que se enamoró de un príncipe, cosa que no se permitía en su mundo.
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-¡Oh, príncipe Tarrant! –se inclinaron el León y el Unicornio ante mí –Nos alegra verlo por aquí y, ¿quién es este monstruo? –señalaron a Alicia.
-No es un monstruo, es una chica. Mi amiga, se llama Alicia.
-Siempre supe que hay monstruos fabulosos, pero, ¿está viva? –preguntó el Unicornio –Hablas, mi chava.
-¡Claro que hablo! Yo igual pensé que los unicornios son monstruos fabulosos, primera vez que veo uno –bromeó Alicia, haciéndome reír.
-¿Y ya supo quién de nosotros recibirá la Corona de su señor bisabuelo, su Alteza? –preguntó con cordialidad el León.
-A ninguno –le contesté.
-¡¿A ninguno?! –se sorprendieron.
-Señores míos, entiendo que en los tiempos de mi tío Olerón hacían estas competencias cuya corona era el trofeo. Pero en el caso de la Corona de mi bisabuelo, no se puede. Esa Corona lleva un poder de lo más fuerte. Hasta peligroso, tiene mente propia y ella debe escoger sus portadores por estricta precaución. Recuerdan cómo era el reinado de mi bisabuelo, ¿no?
-Sí –dijo el León, cabizbajo.
-Un holocausto –dijo el Unicornio, igual cabizbajo.
-¡Pero, por favor, no se me achicopalen! Debido a esto, he decidido hacer un tratado de paz dándole este bizcocho con pasas.
Alicia les ofreció el bizcocho.
-¡Oh, qué rico se ve! –dijo el Unicornio
-¡Gracias, mounstrito! –le dijo el León haciéndo reír a Alicia.
-Y además les invito a tomar el té en mi casa. Mi madre les hizo unos panecillos de mantequilla deliciosos.
En casa de los Hightopp...
-¡Ricos panecillos, su alte...! Disculpe, señora Hightopp –agradeció el Unicornio a mi madre. Él y el León tomaban el té con mi familia, conmigo y con Alicia. –Y su hijo tan generoso, digno para ser un Rey, a pesar de ser críado en un hogar humilde.
-Lo sé. Mi bebé, siempre pensando en los demás –dijo mi madre, orgullosa dándome un beso en la mejilla.
-Igual usted, señor Hightopp –le dijo el León a mi padre –Debe estar orgullose de este maravilloso muchacho que tiene como hijo.
-Lo estoy –sonrió mi padre, acariciándome la cabeza.
Mientras disfrutábamos la reunión, conversaba con Alicia.
-Qué bueno que solucionaron este problemón, ya temía quecaería otra guerra como el Frabulloso día –comentó Alicia.
-Imáginate nosotros, la tensidad en ese tiempo. Iniciando el año nuevo con este problema –le comenté –Y algo me dice que tú tampoco lo estás inciando muy bien como esperaba.
-¿Ocurrió algo malo con tus expediciones, preciosa? –preguntó mi padre.
-Tristemente sí, señor Hightopp –dijo Alicia, con un suspiro -Últimamente en las expediciones que hemos hecho nos andan pidiendo nuevas entregas, nuevo material y nuevas mercancías, nuestros números están bajando. Tengo que hacer algo de una vez o sí no mi compañía irá a la quiebra como los Ascot.
-Sí que la situación se pone canija, ¿no? –le dijo mi madre.
-Ni siquiera algo comestible que vender se me ocurre, al no ser que haga un puesto de un platillo que probé en México –dijo ella imaginando hacer un puesto de aquel platillo méxicano.
(En la imaginación de Alicia)
Estaba ella en un puesto de quesadillas anunciando sus platillos.
-¡Quesadillas! ¡Prueben sus quesadillas! ¡Unas deliciosas quesadillas con salsita verde y roja! ¡Sólo 20 chelines! ¡20 chelines! ¡Prueben su quesadilla!
(Regreso a la realidad)
-¡Wow! –reaccioné.
(Zanik P.O.V)
-¿Y tú hermana? –le pregunté a Alicia.
-Peor –contó ella –Y más al pique, Lowell está por reventar.
-Por pendejo –murmuré sin que nadie me escuchara –Ni modos, princesa, así son los negocios. A veces truinfan y a veces fracasan. Aunque debo decirte que me gusta tener un fracaso en el trabajo porque me ayuda aprender más y buscar maneras para mejorar.
-Caer para luego volar, ahogarse para luego nadar -dijo Tarrant, con sabiduría. Igual que su abuelo.
Alicia sonrió, por lo menos logramos darle un poco de ánimo.
-Bueno, si les gustaría, caballeros, puedo hacerles un tour por nuestro negocio de sombreros, hay unos muy bonitos para que ustedes escogan.
-¡Oh, claro, señor Hightopp! –se levantó feliz el León -¡Siempre quise un sombrero que combine con mi melena!
-Y yo uno que decore mi cuerno –dijo el Unicornio.
-Tengo unos que cumplirán sus objetivos –les dije abriéndole el paso a la tienda, Tyva me acompañaba.
-Hagan los suyo –les susurré a Tarrant y a Alicia guiñándoles el ojo.
(Tarrant P.O.V)
-¡Ay, Dios! ¡Qué padres me diste! –reí, sabiendo cuál era el propósito de mi padre en hacer un tour por nuestro negocio, no para conseguir clientela, sino para dejarme a solas con Alicia, incluso mi madre lo iba a compañar.
Ya a solas, pude ver a mi Alicia más preocupada -¿Y tu hermana? ¿No puede ayudarte? Digo, ella es misionera, pero por lo menos, ¿no pueden darte la mano ella y Lowell? –pregunté.
-Ella sí quiere ayudar, pero su esposo se niega, como siempre manipulando mi hermana.
-No la entiendo –me quejé –Que tu hermana siga a su esposo en todo incluso en contra tuya, como si fueses su enemiga, ¿no puede seguir tu ejemplo?
-Mi hermana es de la vieja escuela –dijo Alicia –Ella cree que vino al mundo para casarse, tener hijos y atender al esposo...la vida perfecta según ella.
-Alicia, te respeto a ti y a tu familia, pero tu hermana es una Sumisa, con "S" mayúscula –comenté -¿Hay algo en que pueda ayudarte? –le pregunté, esperando cómo ayudarla en su problema.
Ella suspiró –Ojalá pudieras...al no ser que puedas hacer sombreros para la compañía y llevarlos a otros continentes cargados por el Maravilla –murmuraba.
Pero en realidad, para mí, suene loca o no la idea, me parece perfecta. Incluir los sombreros que hago para salvar su compañía -¡Eso es! –reaccioné, de repente -Dijiste que están exigiendo nuevas mercancías, nuevos objetos...¡nuevas ideas!
-Sí, ¿y?
-Tal vez pueda ayudarte, haciendo sombreros para tu compañía y quizas así salvarla –le comenté la idea.
-¿Harías eso por mí? –reaccionó Alicia al oír la idea.
-Lo que sea por ti, mi querida Alicia –dije agarrándole las manos –Todo para que tú estés bien.
-Pero...-decía Alicia –No lo sé...¿y si lo platicamos con tu padre?
(Zanik P.O.V)
-Pues...-trataba de decir cuando Tarrant me contó su idea de cómo ayudar a Alicia para su compañía –Suena una ida buena pero...¿qué dirán si...?
-Si es que te ayudan unos humlides sombrereros de clase media –dijo Tarrant, desanimado.
-Eso mismo iba opinar –dijo Alicia igual desanimada –Después de que Lowell los humilló por su condición económica y social, imagínense ayudarme.
Nos quedamos callados con el ánimo a los pies.
-Pero...-empecé a decir –Si mostraste que siendo una mujer puedes trabajar, mantenerote a ti misma, mostrar que puedes logras grandes cosas que sólo casrte y tener hijos, ¿por qué no muestras mejorar tu negocio con la ayuda de un simple y humilde sombrerero de clase media?
-¿Eso significa que si me van a ayudar? –preguntó Alicia con la cara llena de ilusión.
Tarrant sonrió -¡Claro, Al! Tú me ayudaste en todo, me salvaste, salvaste a mi familia, nos ayudaste a estar unidos y te lo debo mucho, y como tú estás en problemas; además de los que te metiste con el Viejo Stayne, ¿no crees que yo tenga que ayudarte igual con tus problemas? –le dijo haciendo que sonriera –Además, del poco tiempo que estuve en Londres, me di cuenta que los sombreros que usan no son tan...fascinantes como me lo esperaba, creo que ellos necesitan un poco de mi "retoque de locochón" –dijo con una sonrisa.
-¡Y vaya retoque! –comenté cuando criticaba las ideas de mi hijo cuando era mi aprendiz.
-Entonces...¿A ensombrerar Londres? –preguntó Tarrant.
-¡A ensombrerar Londres! –dijo Alicia con ánimos.
-Y si alguien nos de la "alta sociedad" o de la sociedad de los pendejos nos dice algo...pues...¿A QUIÉN LE IMPORTA?
(Tarrant P.O.V)
¿A QUIÉN LE IMPORTA? Grandiosa pregunta que hizo mi padre, perfecta para decirle a esa gentuza de la alta sociedad que no hace otra cosa que criticar.
Y así, empezamos a organizar cómo ayudar la Compañía Mercantil de "Kingsleigh y Kingsleigh" con mis sombreros, primero, hicimos discuciones de negocios con mi familia.
-OK –dijo mi padre –Si planeas poner un puesto del negocio en Londres, tendrás que ser reralista para idear qué tipo de sombreros vas a incluir en ese negocio, no creo que acepten sombreros con plumas del ave Jub Jub, hay que ser discretos.
-Eso sí –dije –Esta vez tendré que diseñar unos muy apropiados para Sobretierra, pero con mi "propio estilo"y divertidos.
-El propósito de un sombrerero es apegarse a las normas propias de la sociedad –informó Alicia. Tal como decía mi padre.
-Esta chica me agrada –comentó Poomally admirando a Alicia –Tarrant, si no logras pedirle que sea tu novia, la tendremos que adoptar.
-¡Tío! –lo regañé avergonzado de lante de Alicia.
-¡Tarugo! –le dio un manotazo mi padre a mi tío para callarlo.
Y así, empezamos a diseñar los sombreros para la compañía, con ayuda de Alicia, podía visualisar los sombreros que en Sobretierra, de sus distintos países, las modas que se usan allá, el tipo de gustos, la clase de gente desde un Nón lá para los que viven en los campos de Vietnam, hasta un bicornio para los soldados de Napoleón Bonaparte en Francia. Incluso, Alicia, mi padre y yo visualizamos a los faraones y reinas de Egipto, con los sombreros y coronas que le hicieramos, bailando un típico baile egipcio. ¡Tantas ideas teníamos que nos hacían brincar de felicidad!
Ya con nuestra "pre-producción" de los sombreros, empezabamos con la "producción", o sea, la fabricación. Aproveché en enseñarle a Alicia cómo fabricar sombreros, lo cual ella aprendió muy bien, ella es muy rápida para aprender. Trabajabamos día y noche y para aliviarnos del estrés nos hacíamos bromas: Cuando Alicia estaba despistada y le lanzé a su boca una bola de papel atragantándose, mi padre y yo reíamos cómo trataba de recuperar aire. O cuando me quedé dormido en el trabajo, mi padre mojó un meñique con su saliva y me lo metió en la oreja despertándome, él y Alicia reían. O cuando buscaba en la cocina un pastel como merienda y en una alacena, una Alicia encojida por el Pilsharlver junto con Mally y PetitDoigt me disparó un trozo de pastel con una resortera en la cara. Mally, PetitDoigt y Alicia se mataban a acarcajadas y se chocaban los cinco. Y la última pero la mejor, fue cuando mi padre se quedó dormido. Alicia y yo tratando de aguantar la risa, le hicimos dos coletas a su cabello adornándolo con moños rosados. Cuando se despertó sin darse cuenta, comenzó a inspeccionar los sombreros que hicimos y diciéndonos qué hicimos bien y que no, mientras aguantábamos las ganas de reír al ver la borma que le hicimos.
Incluso nuestros amigos se hacían bromas, como cuando la Reina Roja le pinto la cara de su hermana de payasita mientras ella dormía.
-¡Muy gracioso, Racie! –se quejó Mirana mostrando su maquillaje de payasa, haciendo que todos se rien –Luego ni te quejes que haga algo que te haga crecer más la cabezota.
Ahora llegamos a lo era la "post producción". Fuimos a comentarle al señor Harcourt de nuestro plan y, ¿qué dijo? Esto fue lo que dijo:
-Bueno, para poder incluir el negocio del señor Hightopp en la compañía, tengo algunos consejos para darle.
-OK, échemelas –le dije.
-Primero deberá colocar un puesto en Londres, para poder promocionar su negocio además de mandar unos cuantos sombreros en las expediciones.
-Mi padre tiene como propiedad una tiendita cerca de mi casa –anunció Alicia –Ahí puedes alistar tu negocio.
-Sí, buena idea –le dije.
-OK, ya está la tienda –alistaba el señor Harcourt –Sólo necesitamos un préstamo del banco...bien hablando de las expediciones, ¿dónde les gustaría hacerlo?
-Canadá –anuncié.
-Canadá, muy bien –anotó el Señor Harcourt.
-Italia –dijo Alicia –Si se puede, unos cuantos gorros para el frío en Berlín.
-Va, Berlín –dije.
-Los bombiens dijimos que serán para...
-Irlanda –dije.
-Un Jaapi para la Princesa de la India.
-Un Mitra para el Papa en el Vaticano.
-E igual unos Nón lá en China.
-Boinas para Escocia
-Y para México serían...
-Hice un montón de charros para México.
-¡Amo México!
-Kipás para judíos.
-Capotain para perigrinos de Salem.
-No, Salem, no –le dije –Acusan a cualquiera de brujería, no me agradan.
-¿Entonces para quién?
-Para cualquiera.
-¿A qué te refieres para cualquiera?
-Cualquiera puede usar un Capotain.
-¿Y por qué lo estamos discutiendo?
-Tú lo estás discutiendo. Cualquiera puede usar un Capotain.
-Pues sí, cualquiera que los puede usar.
-¡Exacto!
-¡Bien!
-¡Claro!
-¡Perfecto!
-¡Va! –terminé –Pero, para fanáticos religiosos, no.
-Traumado –terminó Alicia -¿Y bien, señor Harcourt?
El señor Harcourt quedó enredado conforme nos escuchaba a mí y Alicia discutiendo nuestros planes hasta llegar al punto final –Eh...¿decían? –dijo idiotizado.
Y así, con lo discutido, fuimos al banco de Londres, con la compañía del señor Harcourt para pedir el préstamo.
Pero...
-NO –dijo el banquero con mala cara. Al notar quienes éramos, se negó.
Nos fuimos del banco, pero no sin antes de pedirle al banquero que se metiera...
¡ESTO!
En Infratierra...
-¿No? –reaccionaron todos al contarles que se había negado el banco en darnos un préstamo.
-¡Ni un centavo! –se quejó Alicia -¡Codos de mierda!
De pronto, se me enciendio el foco, bueno PetitDoigt se iluminada sobre mi cabeza -¿Y por qué no usamos mi banco? –dije.
-¿Tienes un banco? –preguntó Alicia.
Íbamos a ese banco que resulta ser...
-Tengo un guardadito del tesoro que mi abuelo, el Príncipe Dorado me heredó a demás de la Corona de mi busabuelo.
Saqué un pequeño baúl y adentro había unas hermosísimas y brillantes monedas de oro, ¡de oro puro! Todos quedaron boquiabiertos, hasta Alicia, menos mi padre quien ahogaba la risa por ver la reacción de los demás.
-¿Llamas a esto "guardadito"? –dijo el Tiempo, sorpresivo.
Con ese guardadito, logramos comprar la tiendita que es propiedad del padre de Alicia.
Ya con esa tienda en nuestra manos, Alicia y yo fuimos a esa tienda, cargando un repuesto del espejo envuelto con una sábana.
Adentro, colocámos el espejo cerramos todas las cortinas y ventanas y...¡Voilá! Mi familia y nuestros amigos salieron para ayudarnos a arreglar la tienda.
Y así, pintando las paredes, limpiar la suciedad, colocar estanterías, muebles, material de trabajo y...por supuesto Sombreros, muchos sombreros. Y Pusimos un nombre a la tienda: Sombreros Hightopp, donde una cabeza linda requiere un sombrero igual de lindo.
Ya lista la tienda, hicimos una pequeña inauguración para abrirla, todos juntos en familia y con amigos.
Tiempo después, Alicia se iba a su siguiente expedición en el Maravilla. La acompañé con un tanto de sombreros como la mercancía para llevarlos con ellos. Empezando en Canadá. Me despedí de ella, deseándole suerte y diciendole que todo iba a salir muy bien. Mientras subía a bordo junto con su madre, yo cruzaba los dedos, esperando que todo llegué a salir bien, Alicia hacía lo mismo.
La verdad, sí esperaba que nuestra idea funcione para salvar la compañía Kingsleigh y Kingsleigh.
Si no cantaron la canción, no subiré el sig capítulo jajaja no es cierto
Disfruten y comenten!!!
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