OO6 | ASUSTADA

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—Dime, Jungkook...—murmuró acariciando su miembro, provocando que él se estremeciera al sentir su suave y cálido tacto—, entonces, ¿podrías soportar no acabar hasta que yo te lo diga?

Jungkook sabía perfectamente que no era capaz de soportarlo, porque simplemente con sus caricias sentía que estaba perdiendo la cabeza, pero es que se trataba de la mujer que le causaba los deseos más impuros.

—S-Sí —respondió intentando sonar seguro.

La fémina no pudo evitar sonreír y levantó la mirada, notando cómo este se encontraba atento a cada uno de sus movimientos. Volvió a mirar su miembro sintiendo su boca aguarse, por lo que remojó sus labios y pasó la lengua sobre su longitud tomándolo de la base con la mano.
Dejó caer un poco de saliva sobre su glande y con la mano lo esparció por todo su miembro para así lubricarlo, mientras empezaba con los movimientos de manera tranquila.
Disfrutaba de escuchar cómo la respiración de él iba volviéndose pesada, hasta que quiso escucharlo aún más y llevó el miembro a su boca.

Primero llevó un poco más de la punta y succionó, pero después fue deslizando más hasta chocar los labios con su mano, sintiendo cómo este se tensaba y respiraba de manera entrecortada.
Movió la mano en la parte baja repitiendo los movimientos, hasta que estuvo completamente erecto.

Jungkook inclinó la cabeza hacia atrás, cerrando los ojos con fuerza mientras jadeaba intentando mantener la cordura, porque realmente deseaba poder follarla. Ella liberaba la punta de su miembro recorriéndolo con la lengua, lo que le permitía sentir las venas sobresalientes.
Él seguía intentando tener autocontrol, pero al encontrarse con su perversa mirada almendrada, empuñó su cabello entre los dedos haciendo que volviera a llevarlo a su boca hasta que ella apartó su mano bruscamente.

—No me toques.

—Sehyeon...

—Será a mi modo, Jungkook —aclaró provocando que este suspirara.

Sehyeon volvió a introducir su miembro a la boca, apretando las piernas al sentir sus bragas húmedas, cómo el calor en esa zona aumentaba, buscando así una liberación.
Llevó su miembro profundo a la garganta, relajándola, para que así entrara más, lo cual logró cuando la punta de su nariz rozó su pelvis.

—Está torturándome, Sehyeon —murmuró gimiendo.

Este volvió a intentar llevar la mano a su cabeza queriendo que volviese a llevarlo profundo, pero nuevamente apartó su mano bruscamente, provocando que soltase un quejido.
Sehyeon lo sacó por un momento de su boca, volviendo a retomar los movimientos con la mano y respiró profundamente, para luego volver a meterlo moviéndose con precisión, llevándolo profundo para complacerlo y escuchándolo gemir ahogado.

Se sentía abrumada por el dolor de su mandíbula que empezaba a aparecer, por su intensa mirada, los sonidos húmedos y guturales por el miembro de este que entraba y salía. Estaba demasiado caliente, tanto que estaba nublando su cordura y quería llevarlo más que nada al orgasmo, mientras que una punzada aparecía en su feminidad.

—Oh, mierda, déjeme correrme —pidió cerrando los ojos con fuerza, intentando tener autocontrol.

—No —respondió al sacar el miembro de su boca, para luego volver a meterlo y continuar con sus movimientos, sabiendo que era de la forma en que le gustaba. Pues, Jungkook movía lentamente sus caderas, intentando enterrar los dedos en el sofá ya que ella no le permitía llevar las manos a su cabeza—. Así es cómo te gusta, ¿no, Jungkook?

Sehyeon volvió a introducirlo en su boca, mientras este abría sus ojos permitiendo que notase cómo estaba tan cerca del orgasmo, pero intentaba controlarse. Sus ojos parecían cristalinos, por lo que ella quiso sonreír, pero continuó con los movimientos de su boca a la vez que acariciaba sus musculosos muslos, escuchándolo gemir mientras se removía.

—Por favor...—pidió entre gemidos entrecortados, mientras su espalda caía sobre el respaldo y cerraba los ojos con fuerza—. Necesito correrme, por favor.

Jungkook gruñó al no recibir respuesta, adorando y a la vez odiando demasiado que fuese de esa manera dominante con él. Pues, aunque eso lo excitaba demasiado, el hecho de saber que no le permitía correrse aún y que no podría follársela cómo tanto anhelaba, lograba que quisiera llorar de frustración.
Con sus ojos llorosos y sin soportarlo más, empezó a mover las caderas, follando su boca. La saliva de ella recorría todo su miembro y a ninguno le importaba ese desastre, porque este tenía sus sentidos dispersos.
Sus ojos se cerraron inclinando la cabeza hacia atrás, buscando más placer al aumentar los movimientos con su cadera, llegando a parecer desesperados, y las arcadas de ella se lo daban.

Sehyeon también sentía como algunas lágrimas empezaban a escapar de sus ojos, pero no le molestaba en lo absoluto porque estaba logrando lo que quería en realidad.
Los sucios movimientos de él se volvieron descompensados, y sin importarle que pudiese apartarle su mano, empujó la cabeza de ella con fuerza a la vez que se corría en su boca, soltando un gemido ronco.

La mujer se sorprendió al sentir el semen en su boca que provocó que casi se ahogara, pero aún así lo tragó gustosa, para luego limpiarse el resto y la saliva con el dorso de su mano.

—Oh, ¡carajo! —exclamó mientras su pecho bajaba y subía de manera violenta, sintiéndose exhausto.

Jungkook estaba echado hacia atrás, intentando recuperar el aliento, pero al volver a verla, notando cómo limpiaba los restos de su barbilla, suspiró frustrado al reaccionar que realmente no podía follársela porque no pudo aguantar hasta que se lo permitiera. Pero de todas maneras, la culpaba a ella por haber comprendido rápidamente cómo era que le gustaba y torturarlo hasta llevarlo al límite.

—Sehyeon...

—Descansa, Jungkook.

La mujer se levantó, inclinándose hacia adelante para tomar su bata que estaba en el sofá a su lado, para así colocársela con la intención de marcharse, provocando que él la mirase sorprendido.

—¡¿Qué hace?!

—Te dije lo que podría pasar si te corrías cuando te lo dijera, pero cómo no pudiste cumplir, me marcho —explicó con una media sonrisa—. Ahora sí, que descanses.

Jungkook la observaba atónito, sin saber qué decir o hacer porque sabía perfectamente que tenía toda la razón, así que al verla marcharse y cómo la puerta se cerraba, suspiró echando la cabeza la hacia atrás mientras se cubría el rostro con una de las manos.















(...)
















Ya había pasado un día desde aquella madrugada en la que Sehyeon se atrevió a darle sexo oral a Jungkook, preguntándose porqué se sentía tan bien, pero al despertar después de eso, la culpa y la vergüenza la golpeó. Y es que no podía dejar de pensar en su esposo, en cómo a pesar de tenerlo en su cabeza y corazón, estaba fallándole de esa manera con un joven al que apenas llevaba más de una semana conociendo.
Era tanta la culpa y vergüenza que no se atrevía a contárselo ni a su mejor amiga, mucho menos salir de la casa al pensar en que vería a Jungkook.

Sabía perfectamente que aquel joven debía estar desesperándose por saber si es que acaso estaba arrepentida de lo que sucedió. Pues, el día anterior le había escrito para saber si estaba bien, ya que no la había visto salir, y al ignorar el mensaje, le escribió una hora después preguntándole si podían hablar, el cual tampoco le respondió.
Creyó que se detendría, pero por la noche recibió otro mensaje preguntándole si había hecho algo mal y estaba molesta con él. Ese mensaje provocó que su corazón se encogiera, que quisiera responderle que no podía estar molesta porque ella decidió hacer eso, pero estaba realmente avergonzada y hasta arrepentida. Era una mujer casada, no podía hacer algo así aunque su esposo le haya dicho que era libre.

Sehyeon se levantó de su cama con la intención de bajar para así poder almorzar, pero al abrir la puerta, pudo escuchar unas voces que provenían del piso de abajo, que provocó que un escalofrío recorriera su espina dorsal.

—¡Muero de hambre! —exclamó Jimin—. ¡Pásame un plato, JK!

—¿Y la señora Sehyeon? ¿No va a bajar a comer? —preguntó Jungkook.

En ese momento se detuvo rápidamente, volviéndose a su habitación para cerrar la puerta, apoyándose en esta mientras sentía sus latidos acelerarse. Estaba perdiéndose en los recuerdos de esa noche que causaban que un cosquilleo bajara por su vientre, hasta que un jadeo escapó de sus labios por casi caer ya que intentaron abrir la puerta.
Rápidamente se reincorporó temerosa, aunque acabó viendo a su mejor amiga entrar a la habitación, llevándose una mirada de confusión de su parte, porque al conocerla tanto podía darse cuenta que algo le sucedía.

—¿Qué hacías en la puerta? —interrogó alzando una ceja.

—N-Nada, ¿por qué lo preguntas?

—Baja. Ya estamos almorzando.

—No bajaré porque... porque me siento mal —mintió rodeando la cama para así recostarse.

—¿Te sientes mal? ¿Qué tienes? —preguntó acercándose.

—Sólo... me duele la cabeza y el estómago —hizo una mueca, notando cómo su amiga parecía no creerle.

—Entonces, ¿no vas a comer?

—Hm... si me subes un poco de comida, no estaría mal.

Su mejor amiga la miró como si estuviese analizándola, hasta que salió de la habitación logrando dejar a la pelinegra aún más tensa. La alteraba de gran manera el pensar que Siwoo podía darse cuenta de lo que estaba sucediendo, porque no quería que pudiese llegar a juzgarla.
Pues, si bien, Siwoo no tenía problema alguno en estar con alguien mucho más joven, pero la diferencia entre ellas era que la pelirroja era libre, mientras que Sehyeon estaba casada y decía amar a su esposo. Así que, entendería perfectamente si llegaba a juzgarla, pues hasta ella misma no dejaba de hacerlo desde que había caído en aquella llamada.

Los minutos comenzaron a pasar, ella detestando poder escuchar sus risas, la manera en la que conversaban animadamente, ya que le gustaría más que nada poder estar allí, pero sabía perfectamente que eso no era posible. Jamás podría volver a ser lo mismo con todo lo que estaba sucediendo con aquel joven, porque hasta estaba segura de que él le haría recordarlo con tan sólo mirarla, la tensión estaría allí y podría ser algo evidente para todos.

Podía escuchar su estómago rugir por comida, pero aún así, no estaba para nada dispuesta a bajar. Soltó un suspiro mirando hacia la ventana, detestándose por la manera en la que había arruinado sus vacaciones, porque el pensar en qué pasaría con su matrimonio, era lo que debía hacer, pero ahora también se había sumado a sus pensamientos aquel pelinegro, que le provocaba un deseo tan intenso que no le permitía ni pensar con claridad.

Sehyeon estaba tan perdida en sus pensamientos que acabó sobresaltándose al escuchar la puerta abrirse, por lo que giró la cabeza, aliviándose al ver que se trataba de su mejor amiga, la cual llevaba una bandeja con un plato de comida y un vaso de jugo para ella. La pelinegra no pudo evitar sonreír cuando se acercó para dejar la bandeja en la cama, frente a ella.

—Aquí tienes.

—Muchas gracias, Siwoo —dijo con una sonrisa.

—¿Segura que no quieres bajar porque te sientes mal? ¿O no será por... alguien?
—interrogó sentándose en frente, mientras Sehyeon se tensaba al escucharla.

—¿Q-Qué cosas dices, por Dios? —cuestionó nerviosa—. ¿Por alguien? ¿Por qué no bajaría por alguien?

—Tú deberías responder eso —apuntó alzando una ceja—. Ya, ¡dime de una vez! No soy estúpida.

—¡No sé de qué hablas!

—¡De Jungkook! —murmuró provocando que ella abriera los ojos a la par, estremeciéndose—. No me digas que ese crío no deja de acosarte.

—¡Cállate! No es así.

—Oh, vamos. En algún momento deberás admitir que anda como perro en celo contigo —soltó una risotada—. Creo que todos nos hemos dado cuenta.

—¿Puedes callarte de una vez? —preguntó entre dientes—. Hablo en serio.

—Oh, ¡acerté! —exclamó emocionada—. Cuando te pones así...—señaló su rostro—, es porqué he dicho la verdad. Realmente está pasando algo con ese crío.

—Ya, ¡está bien! ¡Ahora sólo cállate!

—Tú sabes que no lo haré. Cuéntame todo.

Podía notar su gran interés, lo emocionada que estaba por escuchar lo que sea que estuviese sucediendo con Jungkook, lo cual en parte le sorprendía porque creyó que la juzgaría, pero a la misma vez estaba más que aliviada que no fuese así. De todas maneras, no estaba para nada dispuesta a decirle todo lo que había pasado entre ellos.

—Siento demasiada culpa, Siwoo —expresó angustiada, provocando que la sonrisa desapareciera del rostro de la pelirroja—. Cuando estoy con él, ya sabes, no puedo ni pensar en mi... esposo. Creo que... estoy demasiado caliente en ese momento como para poder pensarlo —confesó desviando la mirada por la vergüenza—. Pero cuando finalmente estoy sola, la culpa llega.

—Espera, ¿han follado? —preguntó asombrada.

—¡No! Claro que no. No me he atrevido a llegar a eso.

—¿Pero quieres? —la mujer no fue capaz de contestar, aunque sabía la respuesta por la mayor parte de ella, lo que hizo que Siwoo sonriera—. Hazlo de una vez, y luego pégale una patada en el trasero —aconsejó sorprendiéndola—. Tienes que sacarte esos impulsos para poder centrarte nada más en lo que realmente quieres con tu esposo.

—Diablos, ¡en serio eres pésima para aconsejar! —exclamó indignada—. ¿Cómo puedes apoyar que le haga algo como eso a mi esposo?

—¿Y qué quieres que te diga? ¿Qué acabes con tu matrimonio y te dediques a terminar de criar a Jungkook? —examinó frunciendo el ceño—. Sabes que ese chico te pone demasiado, así que, en mi opinión, deberías ceder para ya quitar esos impulsos de una vez.

—Ya, déjame sola, Siwoo —ordenó frustrada.

—Está bien. Tampoco hablaba tan en serio —aclaró levantándose para dirigirse hacia la puerta.

Cuando la pelinegra escuchó la puerta cerrarse, soltó un gran suspiro de frustración porque hasta el apetito le había quitado lo que Siwoo le había dicho. Estar en aquella situación la estaba alterando de gran manera, y más el que Jungkook se haya atrevido a ir a almorzar, porque sabía que lo hizo con la intención de poder verla y hablar de una vez, algo que ella quería evitar.
No tenía nada que decir porque ninguna excusa se le ocurría, y sabía que esta vez era demasiado difícil que pudieran hacer como si nada, cuando siquiera pudieron con la llamada, ya que acabó pasando algo mucho más intenso entre ellos.

Lo mejor debía ser evitarlo. O quizás volver a Seúl, pero ¿era capaz de ver a su esposo luego de lo que se atrevió a hacer?

















(...)














Ya era un nuevo día, y estaban todos más que emocionados porque la noche anterior hicieron planes. Sehyeon se encontraba viendo cómo se juntaban para decidir quiénes conducirían, sintiéndose demasiado tensa porque no le había quedado más que aceptar ir y enfrentar a Jungkook, aunque este actuaba con total normalidad como si no hubiese pasado nada entre ellos.
Eso en vez de aliviarla, parecía alterarla muchísimo más porque necesitaba que la mirara, que dijera algo al respecto de una vez, para así poder acabar toda la situación y decirle a lo que había llegado luego de tanto pensar.

No pudo evitar mirarlo de pies a cabeza, cómo llevaba bermudas negras, una camiseta grisácea y un sombrero pesquero negro. Este reía mientras hablaba con Seokjin, para luego palmear su hombro y tomar la llave de su coche con la otra mano.
En ese momento, volteó para comenzar a caminar hacia el coche junto a Jimin y Minhee, y sus miradas se conectaron.

Sehyeon tragó con dificultad, abrazándose con más fuerza sin saber qué decir o hacer.

—Oh, ¿quiere venir con nosotros, Sehyeon? —preguntó animado—. Los demás irán juntos también. Seríamos cuatro y cuatro en cada coche.

La pelinegra soltó un suspiro, lamentándose por no haber hablado antes con Sohyun para poder ir con ella, porque ahora iba a tener que compartir coche con Jungkook, ya que si iba junto a los demás, sería demasiado notable que algo sucedía, cosa que prefería evitar.

Simplemente, asintió con la cabeza, dirigiéndose al coche junto a ellos, detestando el tener que subirse en el asiento del copiloto para que Jimin y Minhee fuesen sentados juntos. Jungkook subió y se colocó el cinturón, para así encender el motor mientras la mujer decidía colocar música para intentar no disminuir la tensión, la cual parecía tan sólo ella sentir porque la pareja seguía conversando animadamente.

El pelinegro había comenzado a conducir, siguiendo el coche de Yunjae, y notando lo nerviosa que parecía la mujer a su lado, lo que le hizo soltar una ligera risa por lo bajo.

—¿Qué? ¿De qué te ríes? —preguntó sorprendiéndolo.

—Nada.

Sehyeon giró la cabeza para verlo, cruzándose de brazos indignada al notar cómo este parecía intentar reprimir la risa y humedecía sus labios. Se veía tan divertido con la situación, que tan sólo provocaba que lo detestase de gran manera, sin poder creerse que iba a tener que soportarlo todo el camino mientras la pareja parecía ir en su mundo.

Durante el camino, ambos fueron casi en completo silencio, pues Jimin había hecho que Jungkook hiciera algún que otro comentario, pero de todas maneras, este pareció ir demasiado tranquilo, todo lo contrario a la mujer.

Una vez que llegaron a la playa Songdo, la cual parecía ser realmente tranquila, arenosa y rocosa, como tambien hermosa por los pinos que la rodeaban, se dirigieron a comprar unos boletos ya que habían dicho de subirse a unos teleféricos.
Jungkook parecía realmente emocionado por eso, pero acabó mirándolos desconcertados cuando notó que iban subiéndose en pareja y no cómo habían quedado. Pues, creyó que lo harían como amigos, que podría subir junto a Jimin y Seokjin, pero estos parecían tener planes completamente distintos. Quizás porque lo veían más que nada como algo romántico, lo cual hizo que Jungkook suspirara frustrado, hasta que tuvo que reprimir una pequeña sonrisa al darse cuenta de que tendría que subir con Sehyeon.

—Bien, nos traicionaron, así que no nos queda más que ir juntos —volteó a verla al llegar a la taquilla.

—Olvídalo.

—¿Qué se supone que haremos, entonces? —cuestionó mientras ella suspiraba desviando la mirada.

—Está bien. Compra los boletos.

Jungkook sonrió satisfecho para acercarse a la taquilla, mientras ella se decía que estaba bien que lo hiciera porque podría aprovechar conversar con él al volver. Ahora tan sólo intentaría ignorarlo, hacerle notar que nada estuvo bien.

Cuando tuvieron sus boletos en las manos, subieron al piso más alto, y al llegar su turno, revisaron sus boletos para que luego el trabajador los guiara al teleférico, al cual subieron. Este llevaba el piso de cristal, lo que hizo que Sehyeon quisiera chillar por el vértigo que le daba al cruzar por la playa, porque sentía que podría romperse, mientras tanto, Jungkook parecía mirar asombrado por la altura, el agua cristalina. Él hasta se había levantado del asiento para así tomar fotografías, provocando que el teleférico se moviese un poco, lo que le hizo chillar de terror a la mujer.

Sin pensarlo en absoluto, lo tomó del brazo para hacerlo sentar nuevamente a su lado, aunque esta vez más apegado, gritándole que se quedase quieto porque podrían caerse. Jungkook había soltado una gran risotada, logrando alterarla más, por lo que al notarlo, decidió enseñarle las fotografías que había tomado, logrando distraerla un poco.
Este no se había esperado para nada que ella le temiera a las alturas, tampoco que fuese bastante miedosa, pero le gustaba eso. Pues, ahora la tenía pegada a él, observando las fotografías, lo que hizo que girara la cabeza para verla, sin poder escuchar lo que le comentaba porque tan sólo podía pensar en todas las sensaciones que estaba provocando en él. Y es que, hasta su corazón estaba comenzando a agitarse por ella.















(...)












Al llegar al otro lado, Sehyeon se alivio de poder al fin bajarse del teleférico y estar con los demás, mientras que Jungkook la observaba con una gran sonrisa, acercándose a sus amigos.
Comenzaron a pasear a la vez que conversaban, admirando la vista, llegando a probar comida de puestos callejeros, hasta que decidieron detenerse en un restaurante.

Todos tenían hambre, por lo que quedaron en comer allí. Una vez que ordenaron, siguieron conversando, esperando que los minutos pasaran y así la comida llegara de una vez.
Una vez que tuvieron en frente sus platos, comenzaron a comer, sin saber si es que tenían demasiada hambre o es que la comida de ese lugar era deliciosa.

Luego de eso siguieron paseando hasta que llegaron a un parque, donde estuvieron más tranquilos, compartiendo un agradable momento, tanto así, que hasta Sehyeon pudo olvidar la gran tensión que seguía sintiendo cuando estaba cerca del pelinegro. Pues, ahora este estaba a su lado, y a pesar de que hablaban y cruzaban miradas, ella no se concentraba en lo que sucedía con él.
Tan sólo se decidió a disfrutar esos momentos, lo que a Jungkook le gustó, ya que prefería eso a sentirla tan tensa a su lado, sin poder hablarle.

Así siguieron explorando el lugar, encantados, hasta que llegó el momento de regresar, por lo que debieron dirigirse nuevamente a los teleféricos. En eso, Sehyeon volvió a tensarse, pero el poder ver el atardecer que se escondía tras las montañas, el mar azul, se quedó asombrada al igual que Jungkook, pues si la vista durante el día era maravillosa, el atardecer lo era muchísimo más.
Aunque estuviesen encantados, Sehyeon carraspeó la garganta al recordar porqué había aceptado el ir en el teleférico con él, a pesar de no querer eso para nada. Eso provocó que este girara la cabeza para mirarla con interés, ya que la tensión había regresado.

—¿Está todo bien? —preguntó curioso.

—Si acepté venir contigo es porque necesito que hablemos —mencionó provocando que sintiese su corazón saltar emocionado, porque aunque quizás no debería, estaba ilusionado por lo que pudiera decirle.

—Claro. La escucho.

Sehyeon tragó con dificultad e inhaló y exhaló, intentando así tomar la valentía suficiente para poder ser capaz de hablar, mencionar aquello que la tenía tan alterada y en lo que tanto pensó. Había tomado una decisión, por lo que ahora que dijo de hablar, no podía dar marcha atrás porque necesitaba tranquilidad.

—Lo siento.

—¿Por qué? —frunció el ceño.

—Por cómo actué la otra noche —respondió tensa, jugando con las manos—. Me comporté como si fuera una jovencita de tu edad.

—¿Qué? —soltó una ligera risa—. No tiene porqué disculparse. A mí me encantó la forma en la que actuó y lo que me hizo sentir —confesó provocando que ella sintiese su rostro arder—. Es más, hasta me encantaría repetirlo.

—Por Dios, no digas eso, Jungkook —murmuró cubriéndose el rostro con la mano, lo que hizo que este soltase una risotada—. Cállate.

—Sólo estoy siendo sincero con usted. Por favor, no sienta vergüenza —apoyó la mano en la suya, y Sehyeon observó cómo le daba un pequeño apretón—. En verdad, nunca había experimentado algo tan intenso...

Sehyeon, al ya no poder seguir escuchándolo por cómo aparecía aquel cosquilleo en su vientre, despertando su deseo, le cubrió la boca con la mano, provocando que abriese los ojos a la par por la sorpresa.

—Cuando te digo que te calles, es porque quiero que te calles, ¿entiendes? —alzó una ceja. Jungkook asintió rápidamente, por lo que ella apartó la mano, suspirando aliviada de que obedeciera—. Bien, no es avergonzada lo único que me siento.

—¿Qué más? —indagó curioso, por lo que ella lo miró frustrada porque siguiera hablando—. ¡Lo siento! No sé mantenerme callado, menos cuando estoy nervioso.

—Ya, cállate de nuevo —ordenó observando cómo este presionaba los labios y asentía repetidamente—. Siento culpa porque ésto no está bien. Se supone que éramos tan sólo amigos, y mira todo lo que ha pasado entre nosotros.

—Entiendo. Pero, Sehyeon, no quiero ser su amigo. Nunca quise serlo.

—¿Qué? ¿Entonces? —arrugó el rostro.

—No seamos amigos, ni amantes —habló ganándose toda su atención—. Puede llamarme cuando quiera, cuando sienta que me necesita. Tan sólo quiero que sigamos nuestros impulsos, aunque no esté bien y no sea sano.

—No puedes estar hablando en serio —murmuró negando con la cabeza.

—Pues, lo estoy haciendo.

Sehyeon no podía creerse para nada que aquellas palabras hayan salido de su boca, pues, a veces lo veía tan inocente, tan tierno, a pesar de lo que había pasado entre ellos al dejarse llevar por la lujuria. Jungkook le provocaba tantas sensaciones, y eso parecía volverla cada vez más loca.
Ahora pensaba si es que este no era capaz de recordar que ella era una mujer casada, que lo llamaba cuando extrañaba a su esposo, como para que se atraviese a hacerle una propuesta de ese tipo. Pero es que a aquel joven no le importaba si amaba a su esposo, si podía llegar a sentir algo por él, porque estaba seguro de que no tenía nada que perder. Tan sólo deseaba poder cumplir sus fantasías con ella, poder tenerla en sus brazos aunque tan sólo fuese por pequeños momentos.

—No puedo —soltó sorprendiéndolo—. No cometeré otro error de nuevo.

—¿Error?

—Jungkook, estoy casada —recalcó frustrada.

—¡Pero él le dijo que es una mujer libre!

—Eso no quiere decir que deba follar con cualquier hombre que se me cruce. Si me tomé estas vacaciones, es para saber si estoy realmente dispuesta a seguir con mi matrimonio o no —explicó intentando sonar tranquila—. Y ésto que está pasando entre nosotros, no me está ayudando para nada.

—¿Por qué? ¿Por qué está haciéndole ver que quizás lo mejor es terminar con su matrimonio? —examinó alzando una ceja—. No debería tener miedo, Sehyeon.

—No tengo miedo. Tan sólo quiero volver a vivir tranquila y feliz.

—Con alguien que tan sólo le provoca inseguridades por su infelicidad —refutó riendo amargo, provocando que ella lo observara indignada—. Lo siento, ¿está bien? Simplemente no entiendo porqué sigue empeñada en volver a su lado.

—No es así. Dije que vine a pensar...

—¿A pensar qué? Está más que claro que lo único que piensa es en cómo superar eso que él hizo y volver a su lado —apuntó molesto—. No se quiere dar nuevas oportunidades.

—¿Tú le llamas una nueva oportunidad a qué? ¿A follarme a un jovencito para que se sienta satisfecho, y luego le diga a todos que estuvo con una mujer mayor? —preguntó cínica mientras este la miraba desconcertado—. Tan sólo debes querer alimentar tu ego.

—¿Qué carajos? ¿Por quién me toma, Sehyeon? —frunció el ceño—. No, ¿sabe qué? No me enojaré con usted, ni me indignaré.

—¿Por qué? ¿Por qué acerté?

—Claro que no lo ha hecho. Pero si no me enojo con usted y las estupideces que dice, es porque tan sólo está asustada.

—¿De qué podría estar asustada? —cuestionó riendo cínica.

—De todo lo que le hago sentir a pesar de mi edad —respondió acercando sus rostros mientras ella tragaba con dificultad—. Está asustada porque quiere más que nada volver a su vida junto a su marido. Es lo que siempre ha planeado, pero me conoció a mí y arruiné sus planes —aseguró por lo bajo, ambos sintiendo cómo la temperatura parecía aumentar en aquel teleférico—. Está asustada porque le provoco ganas de mandar todo al carajo y entregarse a los impulsos. Y créame, a mí también me asusta esto porque es demasiado intenso, pero aún así dejo eso de lado —llevó el dedo índice a su mentón para acercar más sus rostros, sintiendo sus tibias respiraciones mezclarse—. Quiero más que nada que usted también comience a seguir sus impulsos sin miedo alguno...


¡Hola!

¿Qué les pareció el capítulo? ¿Ya se esperaban que Jungkook no pudiera soportar? ¿Creen que Sehyeon acepte dejarse llevar?

Ya tengo todas las ideas para el siguiente, lo cual me re emociona porque ya estamos en la recta final y se viene bien intenso, lo único que necesito es tiempo JAJAJA

Espero que les haya gustado este nuevo capítulo, si es así no se olviden de votar y comentar

¡Nos leemos pronto!

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