1 | Comenzando una nueva etapa





Tres meses después...

Abrí mis ojos lentamente viendo la oscuridad en la habitación, extendí mi mano hacia atrás y sentí el hueco de la cama vacío. Me senté en la cama con la sábana mirando a todas partes buscando a Derek, olí en el aire y pude percibir su aroma desde no muy lejos. Me levanté, tomé mi ropa interior y me puse la camisa del hombre lobo que estaba en el suelo. Caminé descalza hacia la salida, llegué al ascensor y bajé hasta el último piso. Salí del edificio y me abracé a mí misma al sentir el frío suelo junto con la noche helada. Me quedé en la entrada del edificio.

Derek estaba convertido en lobo mientras se revolcaba en el césped del suelo a unos cuántos metros mío. Suspiré profundamente.

- Derek, regresa adentro, no eres un perro para andar en la calle - hablé. Él me volteó a ver y siguió con lo suyo, jugando y saltando - ¡tengo mucho frío y son las cinco de la mañana, por favor!

Bufé molesta al ser ignorada. Puede que sea una mujer lobo pero enserio hacía frío acá.

- ¿Podemos ir adentro? está helando - murmuré. Paró de correr y me miró con sus ojitos - vamos, no me mires así - suspiré - de acuerdo, cinco minutos más.

Derek ladró y siguió jugando. Me quedé mirándolo mientras lo hacía. Esperé unos cuántos minutos hasta que caminó hacia mí, me dí la vuelta empezando a caminar hacia el interior mientras él venía a mi lado. Llegamos al loft y cerré la puerta yendo otra vez hacia la cama para dormir, me tumbé en ella hasta que sentí el peso del lobo encima mía. Lo abracé y empezó a lamer mi rostro, esa era su manera de decir "te amo".

- Sí, sí. Yo también te amo - susurré sonriéndole un poco - ahora vamos a dormir, estoy muy cansada.

Se acostó encima de mi cuerpo y pude sentir algo de calor. Me tapé con la sábana pasándola por encima de su cuerpo y lo empecé a acariciar mientras me quedaba dormida.

[...]

- ¿Quieres huevos revueltos o fritos? - preguntó Derek volteando hacia mí. Hice una mueca mirándolo indecisa

- Mmm... Revueltos - respondí. Me dió la espalda volviendo a la estufa y empezó a cocinar - ¿vas a hacer waffles? - pregunté al ver harina afuera

- Sí. Son tus favoritos. - revolvió mi cabello, sonreí felizmente. Amo los waffles, es mi comida favorita. Mi novio movió su nariz un poco - ve a bañarte, hueles a pasto.

- Es tu culpa, me levantaste a la madrugada y después te lanzaste encima mío como si fuese una almohada - soltó una pequeña risita. Empecé a caminar hacia la puerta de al lado - me llamas cuando esté la comida.

Cerré la puerta detrás mío y me quité mi ropa. Me metí a la ducha y enseguida el agua cayó encima de mi cabeza, me lavé el cabello jugando con la espuma. Siempre hacía eso. Derek abrió la puerta corrediza de la ducha y se asomó un poco. ¿Cómo carajo no oí que entró?

- ¿Qué estás haciendo? - preguntó curioso mirándome de arriba a abajo - ya terminé el desayuno, ¿puedo bañarme contigo? ya sabes, para ahorrar agua... - me miró pícaro

- Vete de aquí - dije riéndome. Rodó los ojos y se fue.

Me quité la espuma y empecé a dejar que el agua corriese por mi cuerpo unos segundos para que me refrescara. La puerta se abrió y Derek entró conmigo, me hice la que no lo ví y seguí con el agua. Pasó los brazos por mi cintura y comenzó besar mi hombro.

- Te dije que ahorraríamos agua... - susurró. Sus manos acariciaron mis hombros y brazos delicadamente, después delineó mi figura con sus dedos - cada vez que entro a esta ducha recuerdo cuando lo hacemos aquí

Reí - sigue recordándolo. - le hablé

Volteé mi cuerpo hacia él, me empiné mucho para alcanzarlo, me sostuvo de las caderas y lo besé lentamente metiendo mi lengua en su boca. Me alzó en su cintura y me pegó a la pared mientras el agua caía encima de nosotros y nuestras pieles mojadas estaba unidas.

- Ahora no - murmuré acariciando su labio inferior con mi dedo. La punta de su miembro rozó con mi entrada - tal vez en la noche, tengo cosas que hacer para la universidad todavía y en medio hora debo irme

Hizo un puchero, sabía que estaba necesitado pero lo haré sufrir un poco. Me bajé de su cadera, salí de la ducha tomando mi toalla y me envolví en ella dejándolo solo allá adentro.

- Eso no se hace, amor - gritó. Cerré la puerta y caminé al armario con una sonrisa - ¡vas a ver!

Tomé mis jeans y mi blusa cambiándome de ropa, cepillé mi cabello con rapidez y bajé las escaleras. Cogí las llaves de mi auto de la mesa junto con mi teléfono, Derek bajó del segundo piso con una toalla en su cadera, lo miré con una sonrisa maliciosa antes de empezar a caminar hacia la salida.

- Sé que no tienes nada qué hacer para la universidad, ¡regresa aquí! - me ordenó. Lo ignoré olímpicamente - ¡amor, no soy culpable de lo que haré en la noche!

Rodé los ojos y llegué al ascensor bajando al último piso. Salí y me subí a mi coche empezando a conducir hacia donde se supone que me encontraría con Lydia para divertirnos un rato. Media hora después estaba entrando a la pequeña cafetería que acabamos de encontrarnos, me senté en su mesa y pedimos algo de comer.

Nos la pasamos hablando de muchas cosas, desde los chicos hasta todos los problemas que no tenemos hace muchísimo tiempo y que agradecemos que sea así. Al poco tiempo los bocadillos llegaron y empezamos a comer entre risas.

- ¿Cómo va tu relación a distancia con Stiles? - pregunté curiosa por mi mejor amiga - hace un mes se fue a Virginia otra vez...

- Sí, lo extrañamos mucho y más con sus ideas - reímos - pero bien, estamos tratando de que funcione a pesar de estar tan lejos, nos comunicamos por computadora. ¿Qué me dices tú? ¿qué tal con Derek?

- Bueno... Cada vez que salimos se la pasa gruñiéndole a cada chico que me mira pero fuera de eso lo nuestro es muy bonito - musité sonriendo un poco

Lydia soltó una pequeña risita - ¿sabes?... Eres la primera chica que veo que Derek ve de una manera diferente. Sus ojos brillan al verte.

- Que exagerada eres.

- Es cierto. Además, Derek es un gruñón y tú lo hiciste poner un poco menos cabeza dura y obviamente le encantas - pensó - Alice, no sé qué espera para pedirte matrimonio.

- Yo tampoco, sinceramente - suspiré - aunque no quiero apurarlo, no debo tener compromisos por ahora por la universidad y eso. Tal vez más adelante

- Tienes razón. - me apoyó. Comió un poco de su pastel de chocolate y me miró - pero si llegas a tener un bebé más te vale que yo vaya a ser la madrina

- Claro que sí, Lydia. - reí.

Terminamos nuestra pequeña merienda y salimos, caminamos un poco por el parque de adelante del mini-restaurante y siguiendo hablando. Habían varias personas. Niños pequeños jugando y los padres vigilándolos desde donde pueden, hasta parejas tomados de la mano.

- ¿Sabes algo sobre Malia y Scott? - pregunté a la pelirroja volteando mi rostro para verla - andan muy románticos últimamente.

- Pues... Malia sigue con el tema de que se irá para Francia, Scott va a ir a la universidad en dos meses así que van a estar separados un tiempo -me contestó. Asentí - yo me voy en dos semanas así que no cuidaremos Beacon Hills más.

- Cierto... - murmuré recordándolo. Seguí caminando mientras pateaba una piedra que había en el suelo - vas a hacer falta.

- Sí. Tú también. - me sonrió levemente. Su teléfono sonó y lo miró de reojo - tengo que irme, mi madre no deja de llamarme para organizar todo. Adiós. - se despidió

Se fue a su auto y yo me fuí al mío. Conducí de regreso a casa con la música baja de la radio que se escucha algo fuerte en mis oídos, pero no me molestaba para nada. En el camino no pude evitar pensar algo: ¿Derek siempre me pedirá matrimonio?. Es decir, ya pasaron tres meses desde eso y no ha nombrado nada sobre el tema, pero no voy a forzarlo, no quiero hacerlo.

Estacioné al lado del auto de mi novio y antes de bajar miré la hora. Once de la mañana. Bajé rápidamente y me volteé empezando a caminar hacia el interior, Derek se cruzó en mi camino en medio de la acera.

- Uh, hola... - saludé con una pequeña sonrisa. Se cruzó de brazos mirándome. No dijo nada y me tomó de las piernas montándome en su hombro como un saco - oye ¡bájame, Derek! Me vas a hacer vomitar lo que comí con Lydia.

Caminó, el ascensor subió y llegamos al loft. Pasó adentro. Me dejó en la cama, abrí mi boca para hablar pero me besó, sabía qué trataba de hacer y no lo iba a lograr. Lo empujé con mi pie y cayó al lado acostado.

- No vas a hacer que tengamos sexo y tú seas como Christian Grey - negué sonriéndole con maldad. Corrí fuera de la cama pero me jaló de la chaqueta y me tumbó otra vez - mierda.

- No vas a escapar - murmuró con voz grave.

Volví a reír y traté de escabullirme de sus brazos, lo único que logramos en toda la pequeña pelea fue desordenar la cama y jugar como niños idiotas y pequeños. - ¡suéltame! - grité riéndome. Me tomó del pie y me acercó hacia él - ¡Derek, eso no vale, tú eres más fuerte que yo!

- Te dije que no escaparías - susurró. Se puso encima mía colocando mis manos en ambos lados de mi cabeza - es mi venganza por dejarme en la ducha.

- Eres un idiota - rodé los ojos simulando molestia. Sopló el cabello que caía en mi rostro y me peinó dulcemente, me miró a los ojos y pude ver que estaban un poquito oscuros - maldigo al mundo que seas tan malditamente sexy.

Lo jalé de la camisa y lo besé. Derek me siguió soltando mis manos, poniendo las suyas en la cama para no caer por completo encima mía, coloqué las mías en sus mejillas mientras nos besábamos. Duramos diez minutos sólo en eso hasta que la respiración faltó y se separó de mis labios, ambos terminamos respirando acelerados. Juntó su frente con la mía.

- ¿Vamos a tener sexo, amor? - preguntó ansioso, sonreí - la última vez que lo hicimos fue anoche y ya te necesito. Enserio.

- Te dije que hasta la noche, lobo feroz. - le respondí riéndome. Dejé un beso corto en sus labios - pero si quieres hacerlo primero debes atraparme.

Lo empujé bastante lejos y se cayó de la cama, me levanté descalza y empecé a correr escaleras arriba del loft mientras Derek trataba de seguirme.

Y sí, prácticamente esta era mi vida desde hace tres meses y contando.









































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