capítulo 21
Se escuchó como toda la manada se enternecía ante la escena. Lucas me apegó más a él y profundizó el beso, sin embargo necesitamos aire para respirar y tuvimos que separarnos.
—Lo siento Gia —se disculpó apoyando su frente en la mía. Acaricié su cabello con ternura y me sequé las lágrimas con la otra mano.
—Está bien, Lucas. No hay problema, solo no vuelvas a hacerlo, ¿sí? —pedí en un murmuro tímido. Lucas asintió tomándome de la mano y besándola, comenzamos a caminar hacia su casa pero emití un sonido de queja ante un repentino dolor en mis huesos. Lucas volteó rápidamente y con preocupación y me tomó en brazos cargándome como a una princesa, cuando llegamos a su casa me depositó en el sofá y Addy corrió hacia mí.
— ¡Gia! ¿Qué te ocurrió? Supongo que fue por culpa del estúpido de mi hermano, ¿me equivoco? —preguntó divertida. Sonreí y negué levemente con la cabeza. Lucas se sentó en el sofá y yo coloqué mi cabeza en sus piernas mirándole sonriente. Addy se enterneció y Lucas rió entre dientes mientras acariciaba mi cabello.
— ¿Y Sean? —pregunté divertida.
—Se fue a ver a Luz —contestó.
—Addy, ¿podrías dejarnos solos? Quiero hablar con Gia —pidió Lucas haciendo que le mirara raro. Addy asintió y se despidió con la mano saliendo de la casa—Gia, ¿por qué abandonaste tu otra manada? —preguntó serio. Mi rostro ensombreció y miré a la mesa.
—Nada importante —traté de sonreír—Lucas, estoy cansada —susurré acurrucándome en el sofá. Lucas se tumbó y me abrazó a su lado, cerré los ojos y caí dormida.
Estaba en el bosque, era de noche y los grillos cantaban. Traté de gritar para ver si había alguien pero al hacerlo me dí cuenta de que estaba transformada, mis cuatro patas recorrían curiosas aquella zona desconocida para mí y yo olisqueaba por todas partes en busca de alguna pista o algo, sin resultados.
Escuché un arbusto moverse y me coloqué en posición de ataque con algo de temor en el cuerpo, dirigí mi vista al arbusto y me quedé paralizada. Aquellos ojos azules me miraban con tanto dolor que me causó pena y mi loba lloriqueó. Me acerqué lentamente a la vez que un lobo marrón claro salía de los arbustos y quedaba ante mí, mi vista aún pegada a sus ojos azules.
Cuando le vi por primera vez me vinieron recuerdos a la mente, la imagen de una pequeña acariciando un lobo idéntico a ese y llamándole hermano. Mis orejas bajaron de inmediato mostrando respeto, cosa que no pareció importarle. Se acercó más a mí y, cuando parecía que iba a abalanzarse para matarme, rozó su hocico con el mío. Algo se retorció dentro de mí recordándome que esa sensación me era familiar. Demasiado.
Aquel lobo me indicó con la cabeza que le siguiera y así lo hice, caminamos por un rato hasta llegar a un río que tampoco conocía. De repente algo brilló en el agua y una gran gota se sostuvo en el agua. Dentro empezaron a reproducirse escenas.
''— ¡Gia se fue por tu culpa mamá! —gritó un niño.
—Cállate Daniel, eso es estúpido. Ya verás que pronto volverá —trató de calmarlo''.
''—Mamá pasaron dos meses y Gia no volvió.
—Busquémosla''.
''Carteles pegados por todas partes con el rostro de una niña en ellos, pelo negro por los hombros, cara de inocencia. Se busca impreso por todas partes. Carteles rotos y gente desesperada''.
''—Habrán pasado años —bramó el adolescente cabreado—Pero yo seguiré buscándola.
—No tiene caso, Daniel.
—Cállate Logan, que tú no quieras recuperar a tu hermana no es mi problema, pero yo sí quiero hacerlo y no pararé hasta lograrlo—gruñó''.
Miré al lobo a mi lado, estaba apenado. Entonces comparé sus ojos azules con los de Daniel, mi hermano. Eran idénticos, algo dentro de mí me decía que era él.
Histérica traté de saber qué lugar era ese. Dónde me encontraba junto a mi hermano.
Pero sin resultado, Daniel me observó triste.
Te esperaré, fue lo último que escuché.
— ¡Gia! —me sacudió Lucas frenéticamente. Cuando abrí los ojos pude identificar que estaba llorando y sudando. Le abracé fuertemente—Que susto me has dado, no vuelvas ha hacer eso —agachó la cabeza.
—Lo siento Lucas, fue una pesadilla no más —le sonreí tranquilizándole y fui al baño donde me lavé la cara soltando un suspiro. Me volteé quedando cara a cara con Lucas.
—Me preocupaste —susurró tomándome del mentón. Sonreí de lado y enrollé mis brazos por su cuello.
—Lo siento, no fue mi intención —articulé en voz baja.
De un momento a otro los brazos de Lucas se encontraban en mi cintura y yo estaba subida al lavabo con mis piernas rodeándole, atacó mis labios repentinamente y yo tiré levemente de su cabello. Su mano levantó levemente mi camiseta y acarició mi abdomen haciéndome reaccionar, aparté su mano de un golpe y me separé mirando al suelo.
— ¿Qué ocurre Gia? —preguntó Lucas confuso.
—L-Lo siento, no es nada que hayas hecho tú... Solo son cosas mías —traté de sonreír a sabiendas de que tenía una mirada distante.
—Gia —me llamó Lucas serio. Le miré fijamente.
—Dime.
—Te lo volveré a preguntar. ¿Por qué te fuiste de la manada?
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