Capítulo 9: Confundida.

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Ariadna dormía plácidamente en su cama. Había dormido junto a su prima luego de levantarse a los gritos por una pesadilla. Él había vuelto a sus sueños y eso no era bueno.

Seth se mostraba más irritado que nunca. Al mínimo acercamiento de algún chico, ya sea de la manada o desconocido, le gruñia o lo miraba muy mal. No quería que su impronta sea lastimada por nadie más. Él se disculpó por el esguince que se hizo golpeando su rostro, pero ella simplemente le dijo "A la próxima, te voy a golpear con algo más duro.". Respetaba su espacio y estaba atento a todo lo que ella vaya a necesitar.

Ariadna no pasó desapercibido nada de lo que el chico hacía. Aún así, estaba más curiosa con respecto al misterioso secreto.

Ese día era el cumpleaños de Seth, y habían organizado una pequeña fiesta en casa de Sue, la madre de Seth, aunque a Ariadna estaba nerviosa, sin saber porqué, por conocer a aquella mujer.

-Arid.-Llamó Marlene, con una voz suave.-Arid.-Volvió a llamar, mientras removia a la pequeña.-Ariadna.-Llamó por quinta vez.

-Fue Paul el que rompió tus zapatos nuevos. Lo juro.-Dijo Ariadna, dormitada.

-¡¿Qué Paul hizo qué?!.-Pegó el grito al cielo, asustando a la pelirrosa.

-¿Qué? ¿Qué?.-Dijo la chica, desorientada.

-¡PAUL LAHOTE, MÁS TE VALE COMPRARME OTRO PAR DE ZAPATOS NUEVOS!.-Gritó Marlene, saliendo de la habitación.

La chica solo oyó una silla caerse y luego unos pasos de una persona corriendo. Sin entender nada se volvió a cubrir con el acolchado, ignorando los gritos de su prima. La puerta, que estaba entreabierta, fue levemente golpeada por unos nudillos.

-Aridana Miller no se encuentra en este momento. Comuníquese más tarde. Bip.-Murmuró aún bajo las gruesas frazadas.

-Venía a dejarle un mensaje importante, pero luego le digo. Bip.-Dijo Seth, divertido.

La chica sacó la cabeza de sus acogedoras frazadas y miró al chico.

-El número con el que se comunica ya está disponible.-Dijo la chica.-Bip.

Seth rió por lo bajo y camino hasta una silla que había en la habitación, se sentó y vio como su impronta se levantaba con los cabellos totalmente hechos un desastre y sus ojos levemente hinchados. Sonrió inconsciente.

-Hey, Hormonal, ¿Qué mensaje ibas a darme?.-Preguntó chasqueando los dedos, llamando al chico.

Él movió la cabeza para volver a la realidad y sonrió.

-Mi madre y Leah te compraron algo.-Dijo.

-¿Qué, qué?.-Dijo ella, con el ceño fruncido.

-Le dije a mi madre que odiabas los vestidos, así que, te compro una chaqueta para que te pusieras hoy con lo que Marlene te dio el otro día.-Dijo Seth, mostrando una bolsa plateada que ella no había visto hasta el momento.

-Pero, ¿Por qué?.-Preguntó confundida.

Él le tendió el regalo y se encaminó a la puerta. Ariadna lo miró interrogante y miró la bolsa.

-Solo me envió a dártelo.-Elevó los hombros.-Puedes preguntárselo cuando vayas a mi casa hoy.

El color rojo se instaló en las mejillas de la chica y sintió su garganta secarse. Seth sonrió y luego salió de la habitación, dejando a una Ariadna sonrojada y confusa.

La chica abrió la pequeña bolsa y abrió la boca al ver la chaqueta que tanto le había gustado de una tienda de Forks. La tomo y una sonrisa salió de sus labios al percibir un olor que conocía. El olor de Seth. Sintió mariposas en su estómago y la frase que Marlene le dijo antes de que se durmiera nuevamente, vino a su mente. "Yo creo que lo que necesita tu corazón es amor, Arid, y un sincero amor.". Seth era sincero.

Marlene miraba a su prima con una sonrisa enorme, como si supiera algo que ella no. Sam no hacía gesto alguno, pero por dentro estaba feliz de lo que veía. Y Paul, como hermano de corazón celoso, miraba a la chica con el rostro neutro. Sí, ella y Paul habían adoptado silenciosamente ese título, hermanos.

Ariadna esperaba afuera de la casa Clearwater vestida con un Jean negro ajustado, una blusa blanca y la chaqueta bordó que "Sue" le dio.

Leah, quien abrió la puerta, sonrió burlona al ver a la chica vistiendo dicha chaqueta.

-Pasen.-Dijo la chica Clearwater, dejándoles espacio para que los nuevos invitados entraran.

Ariadna camino como si fuera un robot, con sus piernas temblando y como si contara los pasos al darlos. Sus manos sudaban y se sentía nerviosa.

-¡Marlene!.-Dijo una mujer, apareciendo en la sala.

Era bajita, de cabello largo y negro, venía con una sonrisa brillante. Iba acompañada de un hombre de cabello corto negro y bigote.

-¡Tía Sue!.-Saludó Marlene, abrazando a la mujer con cariño.

Ariadna frunció el ceño y giró un poco la cabeza, confundida.

-Hace tiempo no te veía, estás perdida por estos lados.-Reprendió la mujer, al separarse de la chica.

-He estado muy ocupada con la librería y cuidando a los chicos.-Dijo Marlene, mirando a su prima de reojo.

Sue asintió levemente y luego se paró para mirar a la adolescente. Su sonrisa se extendió el doble al verla y con la chaqueta. Se acercó y beso su mejilla.

-Soy Sue, madre de Leah y Seth.-Se presentó la mujer.

-Aria..Ariadna.-Tartamudeo, nerviosa.

Sue sonrió y abrazo impulsivamente a la chica. Ella se tensó, pero algo de aquella mujer le hizo sentirse relajada, y simplemente devolvió el abrazo lentamente. En cuanto se separaron, Sue miró nuevamente a la chica y luego se giró a ver al hombre de bigote.

-El es Charlie Swan, mi pareja.-Presentó al hombre.

Ariadna asintió con la cabeza, totalmente sonrojada aún por el abrazo de la mujer anteriormente.

-Seth aún no sale de su cuarto, ¿Podrías ir a buscarlo mientras acomodamos el comedor?.-Preguntó Sue, con una sonrisa.

Ariadna miró para atrás y luego miró a la mujer, autoseñalandose.

-¿Me habla a mí?.-Preguntó la chica, confundida.

-Sí, cariño. ¿Podrías?.-Preguntó nuevamente.-Es la habitación del fondo.-Indicó.

No la dejaron responder, ya que comenzaron a caminar al comedor, cuchicheando entre ellos. Ariadna quedó estática por unos segundos, hasta que su cuerpo comenzó a caminar solo, sin que ella quisiera, se dirigió a donde la mujer le indicó.

Vio la puerta de madera blanca con una S en color arena. Dudo antes de finalmente golpear. Quiso correr cuando oyó los pasos que se acercaban. La puerta se entre abrió y dejó ver la cabeza del chico.

-Hola.-Saludó Seth, con una sonrisa boba al verla.

-Tu.u madre me envió a buscarte.-Dijo. Se reprendió sola al tartamudear sin saber porque lo hacía.

-Oh, solo me falta algo.-Dijo Seth, abriendo la puerta por completo.-Pasa, no tardo.

Ariadna camino con cautela al entrar. Miraba todo a su alrededor, fotos con sus amigos, madre, Marlene y un señor estaban colgada por todos lados. Se acercó a la del hombre mayor, canoso y grande, y la miró con curiosidad. Era una foto de el señor y Seth con una caña de pescar, el joven era pequeño, de unos 9 años. Ambos sonreían.

-Es mi padre.-Dijo Seth, a sus espaldas, haciendo sobresaltar a la chica.-Lo siento.-Murmuró con una sonrisa.

-Eras pequeño.-Señaló la foto.-Y te faltaban dientes.

-Hey, en mi defensa, el hada de los dientes me dejaba buen dinero.-Dijo divertido.

Ella sonrió tímidamente y volvió a mirar la foto, recordó su charla con Paul y sabía que su padre había fallecido hace unos meses.

-Lo extraño.-Dijo Seth, mirando la foto distraído.

Ariadna lo miró, sintió una presión en su pecho al verlo así, decaído. Inconscientemente llevo una de sus manos al brazo de él y lentamente lo acaricio. Seth la volteo a ver y miro esos ojos que tanto le gustaban. Ambos se miraban, una conexión se sintió. Sin saber cómo, Seth se acercó lentamente a ella y cerró los ojos, Ariadna sintió miedo y cerró los ojos fuertemente, sintió como Seth dejó un beso en la frente de ella y se alejó.

-No están esperando, ¿Vamos?.-Preguntó Seth, mirándola tranquilo, tranquilidad que se fue al caño cuando vio el rostro de la chica.-¿Estás bien?. No quise incomodar, lo lamento.

Ella negó con la cabeza y abrió los ojos, alejando su mano del brazo de él.

-Estoy bien. Vamos, Hormonal.-Dijo con una leve sonrisa.

Seth asintió y sonrió.

Comenzaron a caminar saliendo de la habitación, caminando a la par, en silencio.

-Lamento lo de tu mano, ¿Está mejor?.-Preguntó.

-Me lo has preguntado todos los días, Hormonal.-Respondió, rodando los ojos divertida.-Está bien. Marlene me dijo que en una semana más podré quitarme la venda y voy a golpearte con un Bate de acero que Paul dejó el otro día en la casa.-Amenazo.

Seth rió.

Al llegar al comedor, todos miraban al par con una sonrisa cómplice. Ariadna se sintió nuevamente nerviosa, y Seth les hizo una mueca para que dejaran de mirarlos. Se sentaron en la mesa, juntos, Paul estaba al otro lado de Ariadna. Comieron en paz, con alguna que otra conversación tranquila, hasta que Paul abrió la boca.

-¿Por qué tardaron tanto?.-Preguntó receloso.

-No encontraba mi otro tenis.-Respondió Seth, comiendo un pedazo de pan.

Paul elevó la ceja incrédulo. Marlene tomó un trozo de tomate y se lo aventó al lobo, y luego se hizo la desentendida.

Ariadna estaba sonrojada y reprimía una sonrisa, al contrario de Seth que si sonreía con felicidad. Debajo de la mesa, el lobo en un impulso tomó la mano de ella, entrelazando los dedos. Ariadna soltó una pequeña sonrisa y comenzaron a hablar de otras cosas. Ellos no se soltaron en toda la noche.

Un nuevo sentimiento, se instaló en el pecho de la de cabello rosa. Las mariposas de su estómago se movían con nerviosismo. Un sentimiento que jamás sintió, ahora estaba allí, con él, con Seth.

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