Capítulo 6: Conversación nocturna.

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Ariadna no tenía sueño, el insomnio volvió. Habían noches donde dormía hasta el otro día y otras donde simplemente no podía pegar un ojo. Ese día, ni la pestaña pudo pegar.

Eran las 2 a.m. de un sábado frío y lluvioso. Marlene dormía como un tronco en su habitación, lo sabía porque la oía hablar dormida.

Pasaron 4 días desde su conversación con Paul, y ahora ella, al menos, intentaba tener un buen pie con los demás. Habló más con su prima, sin tocar un tema serio, solo charlas triviales. Tuvo un buen acercamiento a Paul, comenzaba a sentirse la hermandad entre ellos, aunque cierto lobo sentía algo de molestia por eso. También había dejado de ser tan borde, solo un poco. A Leah le caía bien, y a ella le caía bien Leah. Con Sam casi no hablaba, era como si supieran que estaban ahí, pero no les importaba mucho. Con los demás hablaba, solo escasas palabras.

Y luego estaba Seth. El muchacho que misteriosamente le llamaba la atención. No tenía explicación. No tenía un porqué. Simplemente le llamaba toda su atención. Cuando hablaba con sus amigos, cuando sonreía, cuando la miraba. Sentía que algo dentro de ella quería salir, pero nuevamente se encerraba, temía ser lastimada por encariñarse demasiado con alguien.

También, por arte de magia, creció una duda en ella. ¿Qué hacían todos en la madrugada?. Se iban con poca ropa al bosque, volvían con una diferente en la madrugada. No entendía que hacían, pero definitivamente no era normal. No lo consulto con nadie, ni expreso sus dudas. Sentía que si ellos no se lo decían, era por algo. Y aunque fuera muy curiosa, sabía hasta dónde meter sus narices.

Madrugada, fría y lluviosa. Ariadna estaba sentada en el sofá a medio estar, estaba demasiado roto pero su prima al parecer lo dejaría así por un tiempo, con una taza de té y una bata puesta. Con solo la luz del televisor que ni el sonido tenía, solo había silencio y una escasa luz, cuando ella sintió que había alguien por entrar a la casa. Se asustó.

Se levantó del sofá y rápidamente tomó el control remoto como arma. Temia que sea un ladrón y ella como patética utilizaría un control remoto de plastico como arma de defensa. La puerta se abrió y ella ahogó un grito, lanzo el control y se agachó al suelo. Un quejido se oyó, confundiendo a la chica. Las luces se prendieron.

-¿Ariadna?.-Dijo una voz suave.

La pelirrosa asomó la cabeza y abrió los ojos. Delante de ella estaba él, con sus ropas y cabello mojado por el torrencial de afuera. Estaba Seth, sosteniendo el control con una mano y la otra acariciando su brazo derecho.

-¿Qué haces en el suelo?.-Preguntó el chico, con confusión.

-¿Qué haces tú aquí a esta hora?. Creí que era un ladrón el que quería entrar.-Susurró.

Seth le ofreció su mano, y ella la aceptó. Cuando ambos estuvieron de pie, frente a frente, un leve sonrojo se le instaló en el rostro de la pálida chica. Tenerlo cerca, observando cada detalle de su rostro, la ponía nerviosa.

-¿Qué haces despierta?. Son las 2 de la madrugada.-Regañó el chico.

-No podía dormir.-Contestó, parpadeando para salir de su ensoñación. Caminó hasta el sofá y volvió a sentarse.-Hace demasiado frío en esa habitación. Moriré de hipotermia.

Seth, en su cabecilla, olisqueo una indirecta. Se encaminó al sofá y se sentó a escasos centímetros de ella, dándole un espacio.

-¿Tú que haces aquí a estas horas?.-Preguntó Ariadna.

No sabía que decirle. No quería mentir. Tampoco estaba listo para decirle la verdad. Toda la verdad.

-Marlene me dijo que podría venir aquí a dormir cuando no quisiera estar en casa.-Mintió.

Ariadna era astuta, y podía ver la mentira aún con los ojos cerrados. Pero no iba a sacar un interrogatorio, sabía que era algo relacionado a lo que solían hacer los demás.

-¿Qué hacías antes de que llegara?.-Preguntó Seth, sacando a la chica de sus pensamientos.

-Miraba televisión.-Señaló el artefacto delante de ella.

-Pero está en silencio.-Dijo el chico, confundido.

-Se aprecia mejor la imagen.-Soltó la chica, sin interés.

Seth arrugó la nariz, pero terminó asintiendo con la cabeza sin entender a que se refería la chica.

-Entonces... ¿Qué harás mañana?.-Preguntó Seth, tratando de continuar con la conversación.

-Los días están horribles, y creo que debo pasar los deberes que me has traído.-Murmuró Ariadna.-Gracias por eso.

-No es nada.-Mascullo. Antes de que haya otro silencio, volvió a hablar.-¿Qué te parece si mañana vengo y hacemos el trabajo de filosofía, y te ayudo con los demás?.

Ariadna lo volteó a mirar.

-Me parecería perfecto.-Respondió la chica.

Otra vez silencio. No era incómodo, era agradable.

Sin darse cuenta, Ariadna se terminó durmiendo en el sofá, con Seth a su lado. El chico era cálido, casi como tener un pedacito de Sol en la tierra. La pelirrosa, inconscientemente, dormida, comenzó a acercarse a él y acurrucarse a su lado en busca de calor. Seth, nervioso por el acercamiento, pero igualmente feliz del avance, paso un brazo por los hombros de la chica y la acerco más a él, cuando quiso recordar, se durmió también.



El sol comenzó a salir, y además de la molesta luz, habían demasiados ruidos que terminaron por despertar a la chica. Gran error.

-¡Pero míralos!. ¡Toma una foto!.-Dijo Quil, con un tono chillón.

Seth sintió que su impronta se estaba despertando, y mando a callar a los chicos. Marlene vio cuando su prima abrió los ojos, y como persona con conciencia, comenzó a caminar lentamente hacia la cocina. Si el demonio despertaba, lo mejor era correr.

-¡Viva el amor!.-Chillo Embry.

Jared reía a carcajadas mientras tragaba el bistec que Marlene había hecho. Embry y Quil se tomaron de las manos y comenzaron a bailar un vals sin música, haciendo caras enamoradas.

Seth soltó a la chica cuando esta le movió el brazo. Pau, que venía entrando con Sam, tomó el brazo de su Alfa y lo movió hacia atrás.

Ariadna, sigilosamente, sin que los lobos que bailaban la vieran, tomó la taza de té que estaba en la mesa ratonera (que aún contenía un poco de Té, pero helado) y se las vertió a los chicos en la cabeza.

-¡AHHHHHHHHH!-Chillaron los lobos, con una voz muy fina. Al verla parada detrás de ellos, se miraron.-¡AAAHHHHHHH!.-Volvieron a gritar, corriendo a las afueras de la casa, se daban por muertos si volvían a la casa.

-¡Cobardes!.-Gritó Marlene.

-Dar miedo a los hombres, viene de familia, ¿No?.-Dijo Leah, sentada en una silla junto a Brady y Collin.

-Que suerte.-Susurro Paul, mirando a Seth con compasión.-Buen día, Ariad.- Saludó, caminando hacia la mesa.

-Hola.-Gruño de mal humor.

-No entiendo como ustedes no son los Imprimados.-Dijo Brady el mete patas Fuller, mirando a Paul y a la chica.

-¿Imprimados?.-Preguntó Ariadna.

Seth miró mal al muchacho de 14 años, por lo que había dicho, y por la metida de pata que hizo. Sam vio como el pequeño Clearwater estaba temblando levemente y su impronta estaba cerca, no permitiría que ocurriera otra vez, no lo permitiría.

-Seth.-Llamó el alfa, con un tono de voz grave.

Ariadna vio como el chico lentamente dejaba de temblar, y nuevamente respiraba con regularidad. Miró a su prima y esta hizo una mueca de preocupación por el chico.

-¿Tiene asma?.-Preguntó Ariadna.

La tensión del ambiente se esfumó y Leah fue la primera en reírse. La manada entera se partió a carcajadas y dejaron confundida a la muchacha, que solamente se ofendió por que no la tenían en cuenta, y se fue a su cuarto a seguir durmiendo.

Seth Clearwater por primera vez, tuvo miedo de lo que era. Las risas para él eran lejanas y el temor que sentía era muy cercano. Corrió al bosque en pánico y entro en fase, olvidándose de que los chicos, sus hermanos, leían sus pensamientos.

"Casi la lastimo". Era el único pensamiento que cruzaba por la mente del chico.

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