Capítulo 5: Apariencia engañosa.

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La mañana siguiente de aquel horrible día comenzó. Marlene le preparaba el desayuno a todos los lobos y a su prima. Aunque esta última no daba indicios de querer despertar aún. Todos los lobos habían sido informados del incidente del día anterior y el único que no lo veía con horror era Paul. Sí, él no creía que la chica era una psicópata, es más, tenía admiración por ella y su carácter, lo recordaba a él.

-Esta niña no se levantará ni con la orden de un juez.-Gruño Marlene, se había levantado de mal humor.

-Creo que lo mejor es que hoy no vaya, amor.-Dijo Sam, acariciando la mejilla de su prometida.

-Ten en cuenta que le dicen asesina, Lene.-Habló Embry.-No será bueno que vaya.

-Ella es la mala del cuento, pero, ¿Y el idiota ese qué?. ¿La víctima?.-Habló Leah, molesta.

-Le rompería la cabeza al idiota ese.-Gruño Paul. Algo en el se activó cuando la escuchó tan frágil la noche anterior. Un gen protector.

-Seth, Cariño, ¿Podrías pasarle los deberes luego?.-Pidió Marlene, más tranquila.

-Claro que sí, Lene.-Susurró Seth. Estaba deprimido, y eso no pasó desapercibido por nadie.

-Seth, sabemos que esto te afecta, pero intenta, no sé, ¿acercarte?.-Propuso Sam.

-Lo intento, pero me exaspera.-Dijo con un leve temblor en su cuerpo. Estaba demasiado irritado como para oír lo mismo de siempre.

-Lo siento, Seth si te pongo presión.-Lamento Marlene.-Es que, creí que podrías ser un Pilar, pero son pocos días que se conocen, y Ariadna en estos días está muy a la defensiva.

-¿Por qué?.-Pregunto Leah.

-Ayer fue su cumpleaños y lo odia realmente.-Comento. Seth se sintió terrible por no haberla saludado.-Pero no se molesten en saludarla, ella en serio lo odia.-Apuntó.-Al menos fue así desde los once.

-Pero, se supone que es un día feliz que celebrar.-Dijo Quil, confundido.

-No para todos, Quil.-Contradijo Marlene.-Seth, no te sientas mal por eso, no es tu culpa.-Dijo mirando al lobo que estaba decaído nuevamente.

Pero Seth no escuchó, estaba metido en sus pensamientos. Leah lo llamo y luego ambos se fueron al instituto, él no podía faltar.

Ariadna despertó al rededor de las 11 a.m, medio perdida. ¿Qué hora era?, se cuestionó. Se levantó de la cama y camino hasta su armario, tomo un suéter enorme de lana y luego salió de la habitación, camino hasta el baño y a los minutos salió. No sé peinó, solo fue a hacer sus necesidades y a cepillarse los dientes. Estaba destrozada, su rostro estaba pálido como siempre y sus ojos medio hinchados. No se tomó la molestia de siquiera mirarse al espejo. No quería verse.

En la cocina estaba Paul, Embry y Jared devorando las sobras del desayuno cuando ella apareció. Los ignoro y fue hasta la nevera, donde saco una jarra de agua fría y luego fue a la alacena a buscar un vaso. Los lobos miraban atentamente todos sus movimientos, cuidando de que no haga nada fuera de lo normal. Esa mañana, en la mente de Sam, oyeron algo que los dejo preocupados, y ahora cuidaban de que eso no se repitiera.

-Buen día.-Saludó Embry, amablemente mientras devoraba un waffle.

La joven gruño aún dormida. Salió de la cocina con su vaso de agua y volvió a la habitación, ignorando la mirada de los lobos. Paul, intranquilo por la chica, se levantó de su silla y caminó a su habitación, tocando la puerta lentamente.

-¿Qué?.-Vocifero una voz ronca del otro lado.

-Soy Paul, ¿Te molesta si paso?.-Preguntó el lobo.

-Me molesta.-Respondió la chica.

Al lobo poco le importó, y entro de todas maneras. La joven estaba tapada hasta la cabeza por el gran acolchado, como si desapareciera del mundo al hacer eso. A Paul le causó gracia aquello.

-Te quería decir si querías ir a la cafetería Honny & Holly.-Dijo Paul, apoyado en el marco de la puerta.

-¿Para que querría ir?.-Cuestionó la chica, aún debajo de las enormes sábanas.

-No lo sé, ¿Comer?. O ¿Tomar café?.-Dedujo.

La chica sacó la cabeza por encima del acolchado de flores y enarco una ceja.

-¿Por qué me invitas?.-Preguntó Ariadna.

-Porque con los chicos iremos, y no puedes quedarte sola. Marlene vuelve tarde del trabajo y Sam tardará en volver.-Respondió.

-No me gusta el Café.-Murmuró.

-Entonces levántate de la cama, vístete y elige lo que quieras comer. Pero ya, mujer.-Dijo con una sonrisa burlona.-También, podrías peinarte, ese nido de pájaros es muy llamativo.-Se burló señalando el cabello esponjoso de la chica. Ariadna tomó un zapato de abajo de la cama y se lo lanzó, con suerte lo esquivó. -Tienes 10 minutos.

Embry y Jared hacían competencia de quien se tomaba el chocolate hirviendo rápido y sin quemarse. Paul apostaba con la jovencita a su lado, y se reían fuertemente de las caras de los chicos.

-Terminé.-Anunció Embry, chocando los cinco con Ariadna.

-Me debes 10 dólares.-Recordó la chica al lobo a su lado, con una sonrisa de victoria.

El muchacho, molesto de haber perdido, le pasó el billete a la chica y miró mal a su amigo.

-Lo siento, no pude.-Se lamentó Jared.

Embry decidió ir a pedir algo más para comer y Jared, entre bromas, lo acompaño. Dejando solo a los temperamentales.

-¿Me dirás realmente porque me invitaron?.-Cuestionó la chica.

Paul sonrió. Era astuta, nada se le escapaba.

-Ayer, te oí.-Dijo sin más. Ella frunció el ceño.-Te oí llorar, no es que hagas ruido, pero pase por tu puerta y oí tus sollozos.-Ariadna se avergonzó.-Pero, no sientas vergüenza o algo así por eso, es normal, creo. La adolescencia es así, complicada.

-¿Tú también llorabas en las noches?-Preguntó con una sonrisa divertida.

-Algunas.-Admitió sin vergüenzas. -Pero creo que mis motivos eran diferentes a los tuyos. Como sea, no deberías encerrarte, solo haces de ti misma en una bomba de tiempo. Cuando explote, ya no podrás controlarlo.

-¿Explotaste alguna vez?.-Supuso. Él hablaba con tanta sabiduría que parecía hablar por experiencia propia.

-Sí lo hice, pero encontré algo que me ayudó a sanar.

-¿El que?.-Preguntó atenta, le llamo la atención la forma de expresarse del muchacho, era como si hablara con un hermano mayor. Lo sintió así.

-Amigos.-Respondió, mirándola con una media sonrisa.-Aunque no lo creas, esos imbeciles que vez, son mis amigos, casi hermanos.-Confesó.-Y todos, cada uno de nosotros, estamos dispuestos a ser tus amigos.

-Seth me dijo que quería ser mi amigo.-Murmuró sin pensar, mirando su taza de chocolate caliente.

-Seth es un buen muchacho, creo que es más maduro que nosotros.-Dijo Paul, con una mueca.-El sufrió lo mismo que tú, y creo que por eso quiere ser tu amigo, porque te entiende.

-No creo que sea lo mismo que yo.-Susurró distraída.

-Perdió a su padre hace meses, fue duro para él y Leah.-Comentó Paul.- Las cosas se sufren de diferentes formas cuando se trata de personas. Diferentes maneras de como afrontar el dolor, pero aún así es la misma pérdida.-Miró a la chica nuevamente.-Danos una oportunidad, dale a Seth una oportunidad. Comencemos con el pie derecho.

-¿Y si todo sale mal?.-Preguntó levantando la vista.

-Volveremos a empezar hasta que seamos una familia como la que somos.-Sonrió.-Sé lo que haces, das una falsa apariencia de ti. Una que demuestra que es dura, rebelde y agria. Pero yo sé, como todos, que solo es una máscara, y creo que te hace más daño mantenerla ahí, intacta, que sacarla por completo y dejar tu verdadera tú, salga a la luz. Ariadna.

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