Capítulo 3: Primer día en el instituto.

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Tres días desde la llegada de la joven pelirrosa. Tres días de puro infierno para ella y la manada.

Ariadna no había salido de la habitación desde el primer día. Marlene supo entender que pasaba, era algo que la chica solía hacer cada vez que se mudaba, era como si buscara seguridad en su nueva habitación. Seth tuvo que ser tranquilizado por la manada y Marlene para que no entrara a la habitación y la sacara de allí a la fuerza.

-Hoy es tu primer día, deberías de estar lista.-Habló Marlene, del otro lado de la puerta.

Ariadna estaba lista, hace como una hora se había cambiado y organizado su mochila, pero no estaba lista para salir de su habitación. Temía que todo saliera mal y que terminara peor de lo que ya estaba.

-Seth te está esperando con Leah para ir al instituto, tienes 10 minutos para..-Comenzó a decir la mayor, pero fue interrumpida al ver que la puerta se abría y salía la pequeña chica con su mochila colgando en su espalda.

-Ya te oí.-Susurró Ariadna, cansada.

Marlene no dijo nada, solo se quedó mirando la postura que la chica tenía. Estaba cabizbaja, algo muy poco común en ella, pero luego recordó, hoy era su cumpleaños y ella lo odiaba. Y ahí fue cuando Ariadna miró por completo a su prima, y se percató de las grandes marcas que tenía en el rostro y cuello.

-¡Se hace tarde!.-Gritó Leah, impaciente.

Ariadna frunció el ceño y rápidamente cambió su rostro. Dejo de estar con su mueca triste, y ahora se mostraba arrogante. Ignoro la mirada de su prima y comenzó a caminar al comedor. Seth se sentía deslumbrado al verla caminar, era pequeña más o menos de 1,57, su cabello parecía algodón de azúcar, y su ropa era extremadamente enorme, o así le quedaba a ella.

-Vamos.-Ordenó Ariadna, tratando de casi correr de la casa.

-No has desayunado.-Señaló Seth.

-No te pregunté, hormonal.-Sonrió sarcástica.

Paul tuvo que morderse la lengua para no reír, porque si lo hacía, se llevaría la paliza de su vida por Marlene.

-Arid, solo quiere que comas algo, no lo trates mal.-Regañó Marlene.

-No tengo hambre. Vamos.-Insistió.

Seth se sentó en una silla y se cruzó de brazos, como un niño caprichoso. Leah entendió lo que hacía, y sabía que llevaría varios minutos el drama, así que también se sentó.

-¿No van a ir?.-Pregunto la jovencita. Miro a los hermanos que no movían ningún músculo.-Bien, preguntaré las indicaciones por la calle. Adiós.-Salió de la casa.

Seth bufo. Se sentía frustrado. Su impronta era terca, y lograba exasperarlo, aunque él era quien solía tener más paciencia que los demás, incluso más que Sam.

-Tranquilo, Seth.-Dijo Marlene.-Comerá algo en el instituto, por las mañanas se levanta peor que lo que es en el resto del día.-Comentó.-Te acostumbraras.

Seth volvió a bufar y se levantó del asiento, él y Leah salieron de la casa y vieron que a pocos metros iba la chica de cabello rosa mirando el bosque con molestia. La loba se rió de la suerte de su hermano y se montó en el coche, seguida del chico. Arranco el motor y se acercaron a ella a los minutos.

-Sube.-Pidió Leah.

-Está bien, iré caminando.-Respondió sin mirarla.

-Si no subes, llegarás tarde y créeme, tu profesor de Literatura odia la impuntualidad.-Informó la loba.

-Que se haga golpear, no me importa.

-Sube y te compraré algo, lo prometo.-Habló Seth, llamando la atención de la chica.

-¿Como qué?.-Inquirio.

-Lo que quieras, pero sube ya.-Dijo desesperado.

La chica no dijo nada y espero a que Leah parará el carro, y finalmente subió. Si había algo que podía convencer a Ariadna de algo era cuando le prometía algo, y si a la primera no cumplías, ya las otras promesas no las creía.

El camino fue rápido, ya estaban en el estacionamiento del instituto. Leah le dio indicaciones a la joven para que se guíe en el lugar y busque sus horarios, aún a sabiendas de que su hermano la seguiría.

-Que tengas un buen comienzo.-Murmuró Leah a la chica, que ciertamente le estaba comenzando a agradar.

Ariadna asintió con la cabeza y comenzó a caminar, sin esperar a Seth. El lobo suspiró tratando de calmarse y la siguió. Leah sonrió divertida y arrancó el coche para irse nuevamente con la manada.

Las personas que veían caminar a la joven de cabello rosa y atuendo holgado, murmuraban cosas como "Es extraña", "Oí que es prima de los West", "Seguro se droga", "Parece una niña tonta.". Seth, que oía todo el murmullo, se comenzaba a molestar. Nadie podía decir algo de aquella chica sin que él se molestará. Incluso si él no se hubiera imprimado de aquella chica, también le molestaría que hablen así de ella a sus espaldas.

Ariadna hizo oídos sordos a los murmullos y caminó por el caminito que Leah le hizo en la mente, de todos los que conoció el día anterior, solo esa mujer le cayó bien. Al llegar a la oficina de la secretaría, pidió sus horarios y salió sin despedirse, lo normal.

En su mayoría de clases las compartía con el chico que poco le agradaba, no es que Seth sea idiota o hizo algo para ganarse su rechazo, simplemente era muy mala para entablar amistades o conversaciones. Nunca tuvo amigos, y ella insistió que no las necesitaba.

De camino a Filosofía se encontró con él, estaba apoyado en su casillero como si la esperara. Sintió algo en su ser que se removió al verlo. Mariposas que luego ahogara con agua.

-¿Filosofía?.-Pregunto Ariadna.

Seth asintió. Ambos, sin decir ni una sola palabra, comenzaron a caminar hacia el salón designado de la materia. La incomodidad pasó a segundo plano cuando Ariadna sintió calma al tenerlo cerca, caminando a su lado, con el rostro tranquilo y sereno. Envidio la tranquilidad que el chico desprendía. Claramente, ella no tenía eso.

Se sentaron juntos, por cosas de la vida, su profesora los emparejó para el trabajo en conjunto que tendrían ese semestre. El destino era bromista, pensaron.

Las clases pasaban, y Ariadna tuvo la desdicha de vivir con los comentarios burlones, malvados y poco agradable de sus compañeros. Obviamente demostró que no le importaban, pero Seth sabía que no era así. Que ella mostrara su máscara de "No me importa nada", le molestaba y le frustraba a mil maneras.

En el almuerzo fue lo peor. Seth casi pierde los papeles. Damián Klose, un chico de último año, comenzó a acosar a la chica. Le tiraba "Piropos", y se decía a sí mismo y a sus amigos que a finales de semestre, esa inocente niña sería suya por una vez. Seth, en un momento de enojo, casi se lanza sobre él, pero Ariadna fue quien reaccionó primero y le lanzó un cuchillo de plástico, que cayó en el brazo de él y comenzó a chillar. La fuerza y distancia de donde había salido el cuchillo fue lo suficientemente para que este se clavara en la extremidad del chico.

Todos en la cafetería quedaron boquiabierto, no habían visto la agresividad que podía llegar a tener la chica. "Killer Rose" le apodaron. Todos ahora decían que ella era una psicópata. Poco le importó.

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