Capítulo 10: Cine.

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La manada entera molestaba a Seth en el bosque, estaban en su forma lobuna. Todos, cada uno de ellos, se metían en la cabeza del chico, viendo todo lo que él pensaba de la chica.

 « Uyy, Seth, no eras tan inocente como creía.» se burló Embry, entre risas.

 « "Su cuerpo con esa blusa le hace ver hermosa", amigo, se me cayó un ídolo.» dijo Quil, asqueado.

 « Si, eso es de Paul. Debemos advertirle a Lene de que Paul lo está mal influenciando » dijo Embry.

Collin y Brady reían. Paul gruñia de malhumor. Sam solo miraba a los chico con cansancio. Leah no estaba, había ido de compras con Marlene al supermercado de los padres de Kim.

 « Callense. » dijo Seth, molesto.

 « Uy, se enojó el cachorro. » burló Embry.

 « Definitivamente se está pareciendo a Paul. Auxilio. » dramatizo Quil.

 « Tranquilo, Seth. Si encuentran a sus Improntas, te vengaras. » dijo Jared, mirando al lobo de pelaje arena.

 « Si es que la encuentran primero. Lo dudo.» Burló Paul.

« Suficiente. Debemos hablar del hedor de chupasangre que Collin olió ayer en la noche.  » Ordenó Sam.

Al otro lado del bosque, donde los lobos estaban hablando del nuevo problema que se acercaba a la reserva, estaba Ariadna, con su pijama de los Simpson y pantuflas de pompones verdes. La joven estaba sentada en el destrozado sofá con una taza de chocolate caliente mirando caricaturas en lo que su prima no estaba en la casa.

Se sentía feliz ese día, era como si la noche anterior le habrían regalado un gran carro con cosas dulces e infinitos refrescos de cocacola. Marlene la había informado que esa mañana estaría sola, y eso era un respiro de todos por un momento.

Se levantó temprano, se preparó la taza de chocolate y había puesto la televisión con sus caricaturas favoritas. Comió una gran porción de pastel de chocolate y almendras, e hizo de vaga toda la mañana, con silencio y tranquilidad.... O así fue hasta que 8 chicos entraron por la puerta de la casa llenos de barro y mugre.

—¡Alto ahí!.—Chillo la chica.

Los lobos pararon y miraron a la joven con confusión.

—¿Qué ocurre, Ariadna?.—Preguntó Sam.

—Marlene limpio los pisos y me pidió que les ordenara que se limpiarán antes de entrar.—Contestó, sin quitar la vista del televisor.—Me dio el permiso de golpearlos libremente con una olla y acusarlos con ella en cuanto vuelva si ensucian el piso.

Paul miró a su hermanita con ofendimiento y la señaló con un dedo.

—Me has delatado cuando rompí sin querer sus zapatos.—Recordó el lobo.—Me he llevado la paliza de mi vida, no permitiré que se repita.

—¿Qué harás entonces?.—Preguntó, ahora mirando al grupo de chicos.

—Seth te llevará al cine si no dices nada.—Dijo Paul.

El Clearwater y la chica abrieron los ojos con sorpresa, Quil y Embry se ahogaban por no soltar la carcajada, Brady y Collin se miraron con diversión y Jared junto a Sam negaban con la cabeza con cansancio.

—¿Por qué debería aceptar una invitación al cine si con la persona que iré no me invita el mismo?.—Retruco Ariadna.

—Porque yo les pagaré todo.—Respondió Paul.

Ariadna miró a Seth y elevó una ceja, con una pregunta en su mirada. El chico asintió y Ariadna sonrió.

—Bien, yo no vi nada, pero no limpiare tampoco.—Objeto la chica, volviendo a mirar la televisión.

Seth sonrió y salió de la casa para limpiarse, él si le haría caso y no quería ser regañado por Marlene. Sam y Jared lo acompañaron, ambos le temían a la mujer de cabello negro, aún más cuando hacía complot con la tranquila Kim y la temperamental de Leah. Las mujeres de la manada, eran, y siempre lo serán, lo más peligroso que tenían. ¿Quién no les temeria si conocen a las mujeres esas?.

Ariadna salía de su habitación con un vestido (Que entre Marlene y Kim le obligaron a usar) de color negro con algunas flores amarillas como estampado, y unas zapatillas blancas junto a la chaqueta bordó que Sue le dio. Iba con su habitual cabello despeinado y chillón, y sin un rastro de maquillaje. Leah la había visto con orgullo cuando la pequeña peleó con garra y uña para que no la maquillaran, sintió orgullo de su futura cuñada.

—Ya estoy aquí.—Anunció la jovencita, mirando a los presentes de la sala.

—¿Donde dejaste al demonio?.—Preguntó Embry.—¿Lo cuidará Marlene?.

—Ha. Ha. Gracioso.—Dijo Ariadna, mirando mal al joven.—¿Y Seth?.

—Hablando afuera con Paul.—Respondió Kim, con una sonrisa divertida.—Le está dando la "Charla" de hermano mayor de su cita.—Comentó.

Los colores rojizos de las mejillas de Ariadna servían como un rubor natural. Sentía vergüenza y quería huir de allí lo más rápido que pudiera.

—Tranquila.—Habló Jared.—No lo matará, al menos, no ahora.—Dijo con una risita.

Ariadna suspiró nerviosa y caminó a las afuera de la casa, viendo como su hermano postizo amenazaba al pequeño Seth con su dedo acusador.

—Donde vuelva: Llorando. Triste. O con mal humor. Te golpeo.—Advirtió Paul. Se tomaba muy en serio lo de cuidar a la pequeña como su hermana.

—Ya entendió, Paul, deja que nos vayamos de una vez.—Habló Ariadna, a sus espaldas.

—Estás advertido.—Miró a Seth por última vez antes de mirar a la chica.—Ten tu teléfono a mano, y no me dejen en la quiebra.—Dijo sacando una tarjeta.

—Mi teléfono está en silencio y no prometo nada.—Dijo Ariadna, tomando la tarjeta y tomando la mano de su compañero para luego salir caminando rápido hacia el auto de Marlene, ya que ella los llevaría.

—¡Y nada de manoseos, o lo lamentaras Seth Clearwater!.—Gritó Paul, antes de que Ariadna se voltee en el asiento trasero y sacara sus dos dedos del corazón para mostrarlos a su hermano con una sonrisa.

El camino fue silencioso, salvo alguna que otra conversación de Sam y Marlene que planeaban pasar por un restaurante de comida rápida al volver a la casa. En cuanto llegaron al cine, se despidieron y esperaron a que el auto de Marlene se alejara.

Ariadna miró al cielo, como todo los días, estaba nublado.

—Lloverá y tú solo trajiste esto.—Dijo Seth, apuntando la chaqueta de la chica.

—Qué suerte que trajiste una chaqueta.—Dijo con una sonrisa burlona.

Seth relamio sus labios y sonrió.

Ambos caminaron a la entrada del cine. Pasearon por el pasillo de las carteleras y ambos, sin que el otro supiera, apuntaron la misma película.

—¿Pensaste la misma?.—Preguntó Ariadna.

El chico asintió.

—Vamos a comprar las entradas.—Indicó Seth, señalando la taquilla.

Mientras Seth compraba la comida, Ariadna hizo la fila de las entradas. Pobre Paul, quedó en la quiebra con todo lo que habían comprado para comer. Una vez en la sala, se sentaron en los últimos asientos, y ustedes dirán, ¿Por qué?. Porque eran los únicos adolescentes en una película infantil.

—Pásame las papas.—Pidió Ariadna. Seth le pasó el paquete y luego abrió uno de dulces.

Comieron. Rieron. Lloraron al ver que el protagonista perdía a su padre. Volvieron a comer y reír, incluso cantaron las canciones a todo pulmón. La gente los miraba extrañados y muy mal por interrumpir su película. ¿Qué podría decir?. Ambos amaban el rey León.

Al terminar la película, ambos caminaron por el pasillo nuevamente y fueron a unas escaleras que estaban junto a unos baños. Se sentaron en la espera de que Marlene y Sam los vayan a buscar.

—Amo a Timón. Es tan gracioso.—Dijo Ariadna con una sonrisa enorme.

Seth se sentía demasiado enamorado de solo verla así. Feliz.

—Y cuando muere Mufasa, te vi querer llorar.—Se burló Ariadna.

—Tú estabas llorando también.—Acusó Seth.

Ambos rieron. Ariadna apoyó su cabeza en el hombro de él y sonrió antes de hablar.

—No creí que fueras tan divertido. Siempre estabas de mal humor o callado.

—No fueron mis días favoritos.—Respondió Seth, apoyando su cabeza en la de ella.

—¿Y este lo es?.—Pregunto ella, mirando la mano de ella en su rodilla.

—Definitivamente.—Murmuró Seth, uniendo su mano con la de ella.

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