Capítulo 1: Bienvenida a la reserva.
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Ariadna iba en el avión que iba a la ciudad de Seattle, donde su prima había dicho que la buscaría. La pelirrosa iba de muy mal humor, el mismo humor que tenía desde que se subió al avión en Londres.
Si había algo que caracterizaba a la muchacha, era el fuerte temperamento que esta tenía y llevaba con orgullo. Y a más de uno había logrado sacar de sus casillas, en especial a su madre. Aquella mujer había sufrido de su sarcasmo desde que ella había aprendido a utilizarlo, y también de sus arranques de enojo. Esos eran los peores.
En las mañanas, por más dormida que esté, podría mandarte a freír churros a China con tal de que le dejaras en paz y seguir con su buen bello sueño reparador. Por las tardes, era el doble de lo peor. Y en las noches, antes de darte las buenas noches, te daba una que otra sarcástica respuesta y, si ameritaba la situación, un plato por la cabeza.
Sí, Ariadna era peor que el mismísimo demonio del infierno.
-Pasajeros de "Firmakl", estamos llegando a nuestro destino.-Se oyó la voz de la azafata en los altavoces.-Les pedimos porfavor que se coloquen sus cinturones de seguridad para el aterrizaje.
Ariadna gruño al oír la voz de la mujer, miró atentamente a la anciana a su lado e intentó imitar la forma en que ella se ponía el cinturón, ya que no puso atención cuando lo explicaron.
La canción "Beat it" de Michael Jackson se oía fuertemente en los audífonos de la adolescente, tanto que podría hacerle sangrar los oídos. Los 35 minutos que tardó en aterrizar, dejarla bajar del avión y caminar por su maleta, fueron los más lentos y abrumadores que la chica había tenido.
Camino por el aeropuerto en busca de su prima, pero no la encontraba por ninguna parte y ya comenzaba a impacientarse.
-¿Donde te metiste, Marlene?.-Gruño buscando a la joven de cabello negro.
Tras unos pasos más, vio un cartel que decía: "ARIADNA MILLER", en una letra desprolija siendo sostenida por un chico y una chica de piel morena. Frunció el ceño y se les acercó con cautela.
-¿Por qué tienen un cartel con mi nombre?.-Les preguntó extrañada y sintiéndose una tonta, quizás no era a ella a quien buscaban.
-¿Tú eres la prima de Marlene West?.-Le preguntó la chica, con una pequeña sonrisa.
-Desgraciadamente, sí.-Respondió la pelirrosa.
El muchacho frunció el ceño, como si estuviera molesto por la ofensa hacia la mujer que no estaba presente, pero rápidamente dejó su rostro neutro al ver la cara de su novia.
-Nos ha envidiado a recibirte porque estaba ocupada haciendo algunas cosas.-Informó la castaña.-Soy Kim, y el es mi novio, Jared.-Señaló al muchacho.-Somos amigos de Lene.
-Okey, como sea, ¿Nos vamos?.-Preguntó de mal humor.
Kim asintió con una leve sonrisa, mientras Jared se preguntaba si era malhumorada todo el tiempo, y estaba seguro de que se llevaría muy bien con Paul. Ariadna hizo una mueca y tomó su valija para luego arrastrarla y hacer una seña para que los mayores comenzaran a caminar, no les tenía paciencia ni le agradaban.
Una vez fuera del aeropuerto, los tres se metieron al coche de Kim, siendo la pareja en los asientos de adelante y la pequeña atrás. La pelirrosa vio la intención de la castaña, el querer entablar conversación, pero esta la esquivo poniéndose sus audífonos a todo lo que daban con una canción de Britney Spears en su pequeño reproductor de música.
El camino le parecía eterno a la más joven, al igual que a la pareja, quienes se sentían incómodos por la presencia tan reacia de la chica. Realmente, incómodo.
Los árboles del intenso bosque se reflejaba en la ventana del coche, poniendo de los nervios a Ariadna. Odiaba el bosque, lo odiaba con todas las fibras de su ser. Detestaba la humedad y el olor que desprendía de él. Y sobre todo, el efecto que tenía en su alborotado cabello, que hacía que se le inflara y arruinará. Lo odiaba en serio.
-Bienvenida a la reserva, Ariadna.-Dijo Kim, girandose en el asiento del Copiloto para mirar a la chica.
Más ella no soltó palabra, gesto o algo que demostrara que le agradaba lo que veía. Jared estaba a nada de golpear a la joven que era grosera con su impronta, pero se tranquilizó al ver que Kim ponía sus manos en el brazo de él.
A lo lejos, no tan lejos, se veía una cabaña que carecía de color pero realmente era hermosa. La cabaña donde Marlene vivía y donde toda la manada estaba siempre. Ariadna se removió incómoda en su lugar al ver que su prima estaba fuera de la pequeña choza con una sonrisa radiante.
-¿No se suponía que estaba ocupada?.-Preguntó Ariadna, casi amargamente.
-Salió temprano por lo visto.-Respondió Jared, casi en un gruñido.
El coche bajó la velocidad a medida que se acercaba a la casa, y una vez frente a esta, apagó su motor. Jared casi saltó del auto al estacionar, le molestaba todo lo que Ariadna irradiaba. Suficiente tenía con Paul. Kim bajo del auto casi al mismo tiempo que Ariadna.
Marlene, con una sonrisa enorme, se acercó a su prima a paso veloz. La pelirrosa abrió los ojos Paniquiada, no quería abrazar o recibir cariño de nadie, menos de un familiar.
-¡Alto ahí!.-Advirtió la adolescente de 15 años.-Ni un paso más.
Marlene paró de golpe y sonrió, a diferencia de los lobos, ella si conocía a su prima y lo grosera que podía llegar a ser. Más de uno de los cambia formas que esperaban dentro de la casa lanzó un gruñido de molestia al sentir que trataban mal a su madre lobuna.
-También extrañé tus saludos, Ariadna.-Dijo Marlene, divertida.
Ariadna sonrió con arrogancia y tomó su valija. Las primas comenzaron camino hacia el interior de la casa, donde Ariadna bufo al ver tantas personas allí dentro. Y sintió que una de ellas tenía demasiada curiosidad por ella.
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