°ℂ𝕦𝕣𝕚𝕠𝕦𝕤 𝔼𝕪𝕖𝕤° - (𝙈𝙤𝙫𝙞𝙚)
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¡ALERTA DE SPOILER!
Mención especifica a una escena de Sonic 3.
Si no has visto la película, se recomienda retirarse.
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Las calles eran oscuras, y las personas pasaban sin tomarle importancia a su presencia pesada, quizás era porque le tenían miedo o les daba meramente igual. El miedo es algo de lo que siente familiaridad y costumbre.
Su desconcierto hacia el mundo exterior, y aturdimiento por todo el ruido que las calles le provocaba, hizo que quisiera salir de ahí con rapidez.
En medio de la carretera principal, aún cuando el semáforo había pasado a verde, los carros intentan desviarse para no atropellarlo sin querer, ya que debido a su baja estatura, era imposible verle desde su asiento.
Shadow sacudió su pelaje un poco al momento en que un carro, para tratar de desviarse, acudió al chapoteo en un charco de agua y empapó por completo al erizo.
Intentó mirar más su alrededor a través de su aturdimiento visual, sólo para darse cuenta de la enorme pantalla en uno de los edificios que mostraba el año actual.
—¿2024? —susurró con confusión y un poco de entendimiento al porqué el mundo era tan distinto y ruidoso— ¿Estuve atrapado durante 50 años?
Su cabeza chillaba y el dolor se intensificó. ¿Cómo era posible que en esa cantidad de tiempo, justo ahora era liberado del éxtasis en el que estuvo estancado?
Las frías gotas de lluvia dejaron de tocar en su pelaje, ya no se sentía tan friolento, y con curiosidad en saber si la lluvia había terminado, alzó la mirada.
Hizo una mueca, confundido por lo que le cubría de la llovizna, y de la chica humana que le sonreía tan amablemente como si no tuviera miedo de él.
Se supone que debe temerle. ¿Por qué le sonríe así?
—¡Hola, amiguito! ¿Estás perdido? —la chica humana exclamó, con un tono inusualmente suave y dulce.
Shadow no estaba acostumbrado a este tipo de comportamiento. Agachó un poco la mirada; se diría que avergonzado.
—Un poco... —susurró estoico y serio, pero con la mente hundida en su propia vergüenza.
La chica frunció el ceño preocupada, moviéndose sutilmente de plena carretera junto a él para luego agacharse a su altura. Sosteniendo el paraguas para él, a pesar de que ahora ella se estaba mojando, acercó su mano y acarició un poco su mejilla para quitar rastro de suciedad o exceso de agua.
El erizo abrió los ojos con sorpresa y desconcierto, tratando de comprender por qué su corazón comenzó a dar vueltas rápidas y su estómago le dolía.
¿Tenía hambre?
La humana rio un poco de su rostro confundido, como si desde hace mucho tiempo no hubiera recibido este tipo de afecto por secundarios.
—Soy _____, ¿y tú? Debes tener un nombre, ¿no? —el oji-rojo dudaba en responder.
La acaba de conocer, ella no debería estar cerca de él. Siquiera entiende porque no huye del tremendo aspecto que tiene ante sus ojos.
Es como si mirar a un erizo alienígena fuera algo a lo que está acostumbrada todos los días. Se mordió un poco la mejilla desde dentro, y a pesar de que intentó con todas sus fuerzas esquivar la pregunta, su corazón seguía impactando en su pecho, y para el momento en que decidió irse, su boca se movió.
—Shadow —le dijo, una simple palabra, que logró mucho.
La muchacha humana de casi 20 años sonreirá más.
Su respuesta le daba una pequeña certeza de la confianza que el erizo intentaba desprender.
Y no era tonta, claro que notaba su lenguaje corporal. Su pierna se movía en ciertos momentos, sus manos jugaban entre sí, su mirada vacilante que incluso si trata de ser neutral, demostraba a través de sus ojos ligeros signos de temor.
No sabía si este pequeño erizo había pasado por algo terrible o que él lo haya provocado como para estar desorientado en medio de la nada, pero no le importaba.
Su corazón de pollo ansiaba ayudarlo, porque nadie merecía estar así.
—Muy bien, Shadow, ¿te parece si vamos a mi casa para que te seques? Tengo algunas bebidas calientes para que se te pase el frio. Luego decides si irte o no —el pequeño le desvió la mirada, intentando tomar la mejor decisión que su instinto le dictaba.
Sencillo era sólo desaparecer de sus ojos y concentrarse en lo importante, pero esta chica, fue la única que se acercó para ayudarlo, a pesar de su aspecto peligroso. Tal vez, no sea tan malo.
Su instinto ganaba la batalla contra su corazón, pero no pasaron ni 2 segundos y ya se encontraba al lado de ella, evitando la calle una vez notó el semáforo en verde de nuevo. No podría parar el curso de los carros por más tiempo.
Ella sostuvo su mano de camino a su hogar, y a Shadow no le molestaba esa calidez humana que hace tanto había olvidado.
La chica de vez en cuando apretaba y aflojaba su agarre; debido al cumbre de personas que pasaban y casi hace que se separen.
El erizo no entendía porque ella le sostenía con fuerza y luego le daba espacio a su mano para respirar, pero intuyendo lo que ella quería y que así es como se comportan las personas humanas, apretó su agarre y sostuvo su su muñeca, apegándose a ella y así logrando cruzar más fácilmente entre las personas.
_____ se sorprendió de su acción, pero no dijo nada. Era demasiado tierno verlo allí apegado a su pierna como un niño pequeño que intentaba no separarse de su madre en medio del caos de personas.
La gente disminuye y las baquetas se encuentran más libres: Shadow se separa ligeramente de ella, pero sin soltar su mano.
No entendía del todo su repentina obsesión por no soltar; igual no se cuestiona, no debe tener una explicación.
—Dime, Shadow, ¿qué te gusta comer?
—¿Co... mer?
—Si, ya sabes, para ofrecerte algo. Ya son altas horas de la noche y te apuesto que no has comido nada —el pequeño erizo agachó un poco su cabeza.
Esta sensación, la calidez y la amabilidad eran factores que en este momento no les encontraba sentido. Luego podría, si interactuaba un poco más.
Pasaron segundos, y _____ ya dudaba de si respondería. Se sorprendió de cómo el pequeño erizo le devolvió la mirada tan brillante que jamás había visto en esos ojos rojizos tan curiosos.
Porque al momento de hacerse notar como serio y cohibido, el espíritu de inocencia y curiosidad por saber cosas nublaban esa faceta.
Se le hacía tan gracioso, porque este tipo de expresión son a las que ya está acostumbrada gracias a cierto erizo azul. Sabía cómo manejar ese entusiasmo tan tierno, pero también sabía tomar medidas en el caso de que se volviera imperativo con el azúcar. Cometió un error esa vez.
Tuvo ciertos malos hábitos de sueño y cansancio gracias a su hiperactividad.
Pero... este erizo oscuro no parecía ser como Sonic. Era más calmado, y lo percibe por su postura, su manera de hablar y sus dudas de si confiar en ella.
—Jamás he podido probar un Cupcake, ¿tienes uno de esos? —ella sonrió con ternura de cómo su voz intentó ser lo más suave posible debido a su vergüenza por pedirle algo.
Aunque no sean similares en aspecto o actitud, sin duda ese tipo de respuestas llenas de vergüenza las recordaba de Sonic.
Y gracias a dios sabía cómo responder sin que el contrario piense de forma negativa. Su personalidad era muy sarcástica en broma, cosa que intentaba controlar demasiado para las personas que interactúan con ella.
Ver a Sonic llorar por una respuesta sarcástica y ácida que dio, le dejó secuelas.
Acarició su cabeza con cuidado de no espinarse y le sonrió con cierta gracia.
—Claro. Tengo de esos.
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