°𝔽𝕖𝕖𝕝𝕚𝕟𝕘 𝕃𝕠𝕧𝕖𝕕° - (𝙈𝙤𝙫𝙞𝙚)

El frío se colaba por la ventana, podías decir perfectamente que era la noche más helada que te ha tocado.

Hiciste un giro sobre tu propia cama y te tapaste mejor con tu cobija afelpada, sonriendo de satisfacción entre sueños por el calor, comodidad y aroma que brindaba.

Eran las 3 de la madrugada, y tu sueño iba de lo mejor, hasta que escuchaste ligeros golpecitos en la puerta de tu cuarto. No tenías el sueño tan pesado, así que terminaste despertando con un pequeño resoplido en queja debido a la cortada en tu magnífica historia soñada.

Estiras los brazos y escuchas como crujen, nada mejor que volverte cada vez más vieja a tus 21 años. Te quitaste la cobija de encima sintiendo el frío invadir tu cuerpo rápidamente, y el cansancio invadiendo junto a la flojera, pusiste tus pantuflas y te levantaste.

Abriste la puerta mientras te frotabas un ojo, soltando un resoplido de sorpresa al sentir unos pequeños brazos alrededor de tu cadera. Frunciste el ceño confundida y colocaste tu mano entre sus púas con cuidado, imaginando que clase de pesadilla podría tener el pequeño erizo para que reaccionara de tal manera apenas abriste la puerta.

Sus orejas estaban caídas, señal de tristeza, y su cara estaba escondida en tu camisa justo en el vientre, señal de vergüenza.

—¿Shadow? ¿Qué pasó? ¿Tuviste un mal sueño? —preguntaste amable, intentando adivinar.

El erizo negó aún con la cara escondida. Ibas a preguntar de nuevo, hasta que por fin habló.

—Tengo frío —susurró con calma, pero también con pena.

Una excusa, lo sabías. A todo este tiempo de conocerlo, lo que notabas con más certeza es que tenía miedo de abrirse, así que dejaste que el tiempo hiciera de las suyas.

—¿Quieres dormir conmigo? —sonreíste al ver que asintió con delicadeza.

Te moviste un poco para darle a entender que entrara a tu cuarto, lo cual captó, separándose y yendo directo a tu cama. Cerraste la puerta mientras bostezas ligeramente.

Subiste a tu cama de nuevo y te cubriste junto al pequeño erizo que se mantenía 30 centímetros lejos, dándote espacio. Presentía que ya te había molestado de más.

Susurraste un pequeño: "Buenas noches", para dejarte vencer por el sueño de nuevo, pero notaste a Shadow demasiado tenso que no pudiste pegar el ojo por preocupación.

Te sentaste de manera más recta y prendiste la lámpara de tu estante cerca de la cama, mirándolo con amabilidad y suavidad.

Sus pequeñas manos apretaban demasiado la cobija.

—¿Seguro que estás bien, Shadow? —jamás te miró a los ojos, seguía con la cabeza desviada para evitar observarte.

Shadow sentía que tanta amabilidad tuya comenzaba a confundirla, estaba empezando a creer que la merecía cuando sabía que no era así. Sólo eras una humana más en este planeta que lo encontró cuando cayó a la tierra indefenso y con la Esmeralda Maestra a su lado.

No necesitaba tus cuidados, no necesitaba tu cariño, y sobre todo: ¡no necesitaba tu amor!

¿Por qué?, ¿por qué lo quieres tanto?

¿Qué fue lo que hizo?, ¿o eras una demente que creía en el bien de todos?

Decía no necesitarte, se trataba de convencer en cada momento que lo abrazas, en cada momento que lo acaricias, en cada momento que te preocupas, en cada mísero momento que dejas todo lo que haces con tal de prestarle atención sólo a él, se negaba a creer que lo merecía.

Se negaba a creer de verdad que lo querías, era una carga, una carga que tuviste la mala fortuna de encontrar.

Sus pequeños puños comenzaron a rasgar un poco la cobija, y decidió calmarse. No quería arruinar nada más que sea tuyo.

No podía mostrarse vulnerable, no de nuevo.

—¿Shadow? —preguntaste con calma, tomando su mano entre la tuya.

Aquí viene de nuevo ese latido en su corazón, aquel que sólo significaba una cosa: estaba comenzando a amarte.

Se mordió el labio mientras le tiembla de miedo, o quizá por frío. De cualquier manera, no podía seguir así, ya no.

Su falta de respuesta te preocupó, y al intentar acercar tu mano para acariciar su espalda notaste una pequeña cosa antes de que él se apresurara en abrazarte, sus púas estaban alzadas.

Según lo que has podido estudiar de los erizos, (querías entender de mejor manera los comportamientos de Shadow, ya que en algunas ocasiones comenzó a dar vueltas a tu alrededor sin parar; te dejó perpleja) ellos alzan sus púas cuando se sienten amenazados o sienten miedo. En este caso, te inclinaste por la segunda.

Posaste tus manos en su cabeza y espalda, sintiendo a Shadow relajar más su postura y hundir su rostro mucho más en tu pecho junto a sus brazos apretándose alrededor y sus manos aplastando tu camisa con pequeña fuerza. Juraste escucharlo ronronear un poco.

Otra cosa para investigar. No tenías idea de si los erizos también pueden ronronear como los gatos. Eras economista, no veterinaria.

—Gracias —susurró bajo, a lo que sonreíste confundida y seguiste acariciando.

—Eh... ¿por qué?

—Por quererme —frunciste el ceño— Sé que... no siempre soy fácil de lidiar, entiendo que te hayas hartado de mí algunas veces, pero, tu insistencia terminó dando frutos porque... terminé aceptando algo que jamás debí volver a expresar.

—¿Y eso es? —preguntaste curiosa.

—Que te amo por igual —confesó lentamente antes de hundirse más en tu pecho, sintiendo sus orejas enrojecer de vergüenza y el calor subiendo en sus cachetes.

Parpadeaste como 5 veces, intentando asimilar sus palabras. Tu reinicio de Windows no fue muy lento como normalmente lo sería.

Sonreíste en grande y abrazaste a Shadow con fuerza, sorprendiéndole.

—¡Oh, Shadow! —chillaste con cariño, avergonzando más al erizo— ¡Eres tan lindo, yo también te amo, amiguito! ¡Jamás dudes mis palabras! —la alegría se desbordaba en tu tono de voz.

En medio del abrazo, te acomodaste mejor con el erizo para dormir ambos. Más tú, que te encontrabas más cansada y mañana tenías que salir temprano a trabajar, Shadow lo sabía, por eso no dijo nada y permitió hundirse contigo hasta sentir tu respiración más lenta, tus latidos del corazón por igual y tus párpados cerrados.

Se separó de ti con cuidado en cuanto sintió que era seguro ser visto, y tapó su cara con su pequeño hocico enrojecido de vergüenza. No podía creer que admitiera amarte.

Gruñó para sí mismo con reproche de su patética forma de actuar, y te miró. Sonrió dulcemente y pasó tu cabello estorboso detrás de tu oreja para tu comodidad.

Ahora podía entenderlo con más claridad. Querer y necesitar eran cosas diferentes.

¿Y esto? era justo lo que quería, no sentirse solo. Lo único que quería era volver a amar, por mucho que se haya tratado de convencer durante años de lo contrario.

Quería sentirse indefenso, quería sentirse mimado, quería sentirse querido, quería sentirse amado, y sobre todo: quería ser parte de algo más hermoso que sólo la soledad.

Tenía miedo de lo que pudiera pasar a partir de ahora con sus sentimientos aclarados y estando más dispuesto en expresarse mejor. Por eso, en aquella friolenta noche se juró a sí mismo que jamás dejaría que algo te sucediera.

Se acomodo de mejor manera a tu lado y besó tu mejilla con cariño, tapándolos a ambos y deseándote las buenas noches con dulzura mientras se amoldaba más cerca tuyo para sentir tu calor.

Escuchar tus latidos era su nueva cosa favorita en el mundo. Le ayudaban a dormir y a recordarle que seguías ahí, junto a él.

Sonic tenía razón, aceptar ser amado era mejor que estar solo.

⋆┊ ┊ . ┊ . ┊✩.-----°----- ✫ ┊° ☪⋆ ✯. • ° ⋆ ┊


¡Recuerden que pueden solicitar un OS!

¡Chao! 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top