XXXIV. Reajuste
Taehyung sabe que a veces es despistado y olvida cosas fundamentales como un paraguas en días de lluvia o en ocasiones la billetera cuando va a comprar a una tienda de abarrotes a pocas cuadras del apartamento y tiene que devolverse a mitad de camino, regañándose mentalmente.
Es distraído, pero no con todo. No lo suficiente para olvidar que la comida de Yeontan se está acabando y que el consejo de Yoongi acerca de comprar un saco gigante que dure meses y meses es una buenísima idea.
No lo suficiente como para que pase desapercibido a su atención algunos cambios entre su omega y su alfa. Los dos actúan extraños desde que regresó de la sesión de fotografía en la montaña, preguntando con la más profunda ingenuidad: "¿la pasaron bien sin mí?", sonriendo extenso y con Tannie gimoteando feliz, Hoseok se atoró con saliva y Seokjin soltó una pequeña risa nerviosa.
Hay algo distinto. Al principio cuando se lo comentaba a Jungkook vagamente para quitarse el peso de encima, empezaba a cuestionarse en la posibilidad que fueran ideas suyas, que quizá todo el asunto de tratamiento y las hormonas lo tenían más susceptible a malinterpretar cualquier estímulo y entristecerse con facilidad.
Los días iban pasando y se daba cuenta que no se trataba de su imaginación conspirativa y las variaciones hormonales. Había momentos en que descubría a sus mayores mirándose de reojo y desviando la vista al primer indicio de sentirse descubiertos.
A la primera persona que le preguntó si habían discutido fue a Hoseok, quien se lo negó, diciendo "no, no hemos discutido", afirmaba y luego se disculpaba por andar con la cabeza en las nubes. De lo último no tenía dudas.
Hoseok y Seokjin tenían la cabeza en cualquier parte menos el presente.
Quiere ayudar a sus mayores, pero no sabe cómo intervenir o si en realidad su mejor aporte sea mantenerse al margen, mirando y esperando que pase lo que tenga que pasar.
El transcurso de los días no ayuda a mejorar la situación y su paciencia no es infinita. Mantenerse fuera de algo que se extiende hasta él deja de ser opción —también se siente incómodo entre sus novios por ese algo que no entiende— y cuando quiere ayudar disimuladamente no funciona.
Ha tratado de buscar un espacio para dejar casualmente a los dos a solas, si dice que irá a la tienda a pocas cuadras, Seokjin se arrima a su brazo y le dice "te acompaño", mientras Hoseok se ofrece a recalentar comida para la cena.
Y si no es el mayor de los omegas, es su alfa apegándose a su costado ofreciéndole su compañía para sacar a pasear a Yeontan.
A veces termina al lado de ambos y una sensación rara mientras dan una vuelta a la manzana con el pequeño perrito que se cansa a medio trayecto.
En cualquier panorama compartido lo ponen al medio, bueno, siempre ha sido así gran parte del tiempo, pero ahora siente que es algo tirante y forzado.
Sabe que siempre ha sido el punto de unión entre sus mayores, pero ahora siente que lo ponen en medio para marcar distancia.
Quiere respuestas, aunque a la vez no quiere insistir. No cuando Seokjin está agotado y las marcas oscuras bajo sus ojos lo evidencian. Extiende los brazos separados como indicándole que tiene un sitio con su nombre sobre su pecho para reposar la carga de un día extenuante y sus ansiedades. Su mayor no duda en apoyarse y envolver su cintura.
Quiere respuestas y Seokjin se las da sin necesidad de pedir. Seguramente el peso termina por hacerle ceder y para Taehyung es un alivio escucharlo.
—Lo besé —repite con los párpados apretados.
—¿Y por qué me lo cuentas como si fuera algo malo? —pregunta con la voz suave, enredando los dedos entre las hebras castañas de su pareja. No es como si fuera un asunto nuevo entre los tres. Les ha visto compartir uno que otro beso bajo contextos determinados.
"Oh, el contexto", aunque sigue sin comprender por qué genera tanta tensión en su omega.
—Es...extraño, siento como si...
—¿Como si...? —Le insta a continuar, quiere entender qué es aquello que le impide a su hyung estar tranquilo, sabiendo que la idea que quiera tanto Hobi como él mismo lo hace está lejos de ser algo que le disguste, todo lo contrario, incluso le dan ganas de sonreír.
—Como si siempre me metiera donde no debiera.
—Siempre estás en los lugares correctos —responde besando su coronilla—, justo como ahora —lo aprieta contra su pecho.
Justo detrás del mesón de la pastelería de su familia aquel día lluvioso.
Justo a su lado.
Justo buscando los labios de Hoseok.
—Te estás ahogando en un vaso de agua —dice bajito Taehyung, apenas un murmullo.
Los dos, Tae piensa que se están complicando la vida. ¿Por qué?
La tarde del domingo es su punto de colapso. Se supone que los tres iban a cocinar la cena, tener un momento de risas mientras Jin desarrollaría un tic en el ojo cuando junto a Hoseok estuvieran mutilado la comida más que ayudar. Sonriendo pregunta "qué prepararemos hoy", Seokjin dice que se hará cargo y el alfa ni siquiera se mueve del sillón de la sala de estar con el celular pegado a sus manos.
Sus mayores se están evitando y Taehyung está harto.
Sin pensarlo más, le escribe a Jungkook para robar su tiempo libre. Su mejor amigo responde con un sencillo "ven a verme".
Hoseok lo mira con curiosidad cuando con la expresión fruncida va a habitación por un abrigo, zapatos y el bolsito de Yeontan. Seokjin se asoma desde la cocina, también clava sus ojos en el omega sin entender a primeras hasta que toma al perrito en brazos.
—¿Vas a salir?
—¿Vas a salir? ¿Te esperamos para cenar? —continúa Hoseok.
Tae acomoda a Tannie dentro del bolso y antes que alguno de los dos abra la boca para reclamar que está pasando por alto el tradicional día libre de comida y películas de los tres o se ofrezcan a acompañarlo, prefiere cortar con las sutilezas.
—Iré donde Jungkookie, conversen lo que tengan que decirse, nos vemos más tarde—se despide rápido desde la puerta, ignorando las miradas turbadas de sus mayores.
Suspira pesado luego de alejarse varios pasos, buscando las llaves del auto de Seokjin en el bolsillo del pantalón.
Manejar no es su panorama predilecto, pero la distancia al apartamento de Yoongi y Jungkook es corta, no le toma más de veinte minutos. Su mejor amigo lo recibe con las manos manchadas de pintura reseca y vestido con ropa de que indica que está en su día de vagancia, un buzo viejo y holgado, con pequeños sectores entintados de colores pasteles.
—Tendrás que ayudarme —es lo primero que dice su dongsaeng antes de apartarse del marco de la puerta.
—¿En qué?
—A empapelar las paredes de la casa.
Taehyung parpadea confundido mirando el apartamento ordenado, pero asiente antes de agacharse y liberar a Tannie de su pequeña prisión. Termina por comprender cuando nota las hojas de periódico extendidas sobre la mesa de centro y una casa a escala junto a pequeños botes de pintura y tipos de brochas.
Jungkook recoge el desparramo de materiales, comentándole que junto a Yoongi están terminando esa casita de muñecas para su sobrina consentida. El omega la recuerda, las veces que ha ido a celebraciones de los Jeon ha visto a esa pequeña niña que no se despega del lado de su tío, quien se deshace de ternura junto a ella.
Le sorprende aún más que haya decidido llevar a su pareja alfa a casa de sus padres en fechas de celebraciones e internamente hace una manda de piedad a la luna para que Yoongi hyung encuentre de buenas a la señora Jeon.
No es que la señora Jeon sea mala y perversa como antagonista de cuento, solo es...compleja y está seguro que Jungkook heredó de ella la terquedad y la arrogancia. A él lo trataba con bastante cariño, solo que ahora nota su mirada desaprobatoria desde que el rumor de su relación con otro omega llegó hasta el hogar de su mejor amigo.
—No pongas esa cara —dice incómodo el policía, presintiendo que todo estaba resultando como una señal para retractarse—, no es como si fuera a decirle a mis padres que estamos saliendo, es muy pronto y Yoongi hyung no me está presionando para hacerlo —agrega nervioso—. Sabes que mi familia no es tan...de mente abierta como los Min.
—¿Y tú? ¿No te estás sintiendo presionado por tu cuenta?
—No, no quiero sentirme presionado —puntualiza relamiendo los labios secos y la mirada fija en sus manos sucias. Jungkook no quiere, pero siente la presión naciendo en su estómago de todos modos.
—Después de empapelar la casa, ¿podemos cenar? —el omega desvía el tema, prefiere no ver a su amigo calentándose la cabeza antes de tiempo.
—Tendremos que pedir a domicilio porque no tengo ganas ni siquiera de hervir fideos.
—Bien, por cierto, esta noche me darás hospedaje.
—¿Y eso por qué? —pregunta sin intención de que suene como a un no, solo curiosidad.
—¿Recuerdas que te comenté que mis hyungs estaban actuando extraño? Llegué a la conclusión que no eran fantasías mías, así que los dejé a solas —intenta explicar sin enredarse en el proceso—. No es como que piense que al llegar los encontraré a los dos en la cama haciendo de todo sin mí, no lo creo, pero sí siento que necesitan su espacio.
—¿Entonces quieres quedarte aquí para dejar que resuelvan lo que sea que esté pasando? —repite intentando procesar el "plan maestro" de su amigo.
—Sí, ambos se quieren y no entiendo que es lo que les impide aceptarlo, al menos espero que puedan hablar.
Jungkook solo hace un movimiento afirmativo intentando entender. Siempre la relación de su mejor amigo le ha forzado expandir sus límites mentales.
—Creo que solo puedo ofrecerte un cómodo sofá, si hubieras ido donde Jimin podrías tener una pieza de invitados.
—Me ofende, la primera persona que pensé en llamar es a mi mejor amigo —hace un pequeño puchero—. ¿Me estás echando?
—No, solo te advierto que no tendrás un sueño en paz, Yoongi llegará en la madrugada de su turno.
—Deberías ser buen amigo y dejarme dormir a tu lado, cuando eras pequeño y adorable te gustaba subirte a mi cama —le recuerda el omega con la imagen de aquel tiempo en que su menor era menudo y bajito, diciéndole que era un hyung genial, ¿en qué momento ese chiquillo adorable se volvió un alfa tan terco y altivo? La adolescencia y la señora Jeon, se responde—. Como buen dongsaeng deberías cederme la cama —sonríe amplio ante la mirada de ojos entrecerrados de Jungkook.
—Intenta convencer a Yoongi hyung antes que a mí.
A Taehyung no le molesta para nada dormir con más de una persona en la cama.
Seokjin mira casi con pánico a Taehyung desaparecer tras la puerta llevando a Tannie en su bolsito canino. Ese "nos vemos más tarde" fue tan poco específico que no sabe si es en un par de horas o la noche entera. Igual dejará su parte de la cena guardada en el refrigerador. Ahora sus ojos se cruzan con los de Hoseok que encogiendo un poco sus hombros como si se hiciera pequeño susurra: —supongo que cenamos sin él.
—Y la maratón de películas sin él —agrega Seokjin con una inusual timidez. ¿Qué demonios pasa consigo? Quiere abofetearse.
Luego Jin decide ser un poco más condescendiente consigo mismo, recordarse que hay tanto no resuelto dentro de su cabeza —y que no se resolverá ni hoy, ni mañana— y que si bien los tres llevan funcionando desde hace algunos años, no significa que haya alcanzado un punto de iluminación y paz. Menos cuando fue el paso de esos años que de a poco le hicieron mirar cada vez más a la persona de sonrisa alegre que tan bien se ha integrado en su vida y de repente preguntarse: ¿desde cuándo sentía ese nervioso cosquilleo que hasta la fecha había estado reservado solo para Tae? Quizá desde hace más tiempo del que creía, solo que nunca se detuvo a prestarle atención a lo bien que se sentía cada vez que le besaba la frente.
Estar a solas con Hoseok es volver a revivir la forma en que su delgado cuerpo se fundía tan bien con el suyo mientras intentaban conciliar el sueño abrazados, respirando la mezcla de sus aromas, una que siempre está en cualquier espacio que compartan los tres.
La canela dulce y la naranja han sido una especie de unidad indivisible y es el mayor de los omegas quien siente que aparece para invadirles con su potente fragancia a vainilla.
Si tiene que ser sincero, Seokjin siente que llegó a invadir la vida de esa sana pareja alfa-omega a revolver todas las cosas, abriéndose un espacio forzoso entre ellos. Algo como un parásito, según dijo el padre de Taehyung esa vez que su compañero reveló la naturaleza de la relación frente a su familia —está seguro que la familia de Hoseok también comparte la idea—.
Tae insiste que no llegó forzoso. Solo llegó, se ganó un espacio en su corazón y los engranajes se acomodaron para darle un lugar. Además no sabía hasta dónde se extendía el alcance de la frase: "no dudo que te ganarás un espacio en el corazón de Hobi".
Los días de optimismo le gusta mirarlo así, como engranajes que funcionan a la perfección. Los días de pesimismo lo analiza como si fuera el caso un omega rompehogares digno de aparecer en el programa televisivo que desenmascara infidelidades.
Explícitamente no hubo infidelidad, al menos eso le han dado a entender Tae y Hoseok.
Ahora tampoco.
¿Por qué sigue arrastrando ese peso?
Los dos intercambian miradas en pleno silencio como si esperaran que la persona que tienen en frente empiece a caminar a la cocina o hacer cualquier cosa. Hoseok recuerda cuando se metió a cursos de baile por primera vez, esos momentos en que olvidaba la coreografía y se daba cuenta que no era el único porque varios intercambiaban vistazos rápidos como diciendo "quien se la sepa comience y le seguimos".
No es muy diferente, desde hace un tiempo podría asegurar que se ha olvidado cómo sigue la coreografía de su vida y toda su habilidad de improvisación pareciera que no le ayuda a salvarse en su propio escenario esta vez.
¿Por qué? Sabe que hay ojos que juzgan su coreografía, siempre los hay, pero no exactamente los de las personas que son más importante para Hoseok —exceptuando su familia que no deja de enjuiciar sus decisiones—. Sus amigos no lo hacen. Taehyung no lo hace, es más, su omega lo alienta, aunque desde hace un tiempo también lo confunde por cada ocasión que pregunta curioso: "¿qué sientes por Seokjin hyung?".
—Nada de lo que estás pensando —respondía antes, deshaciéndose en nervioso y sin saber por qué.
—¿Y en qué se supone que estoy pensando? Mi pregunta es amplia —y Taehyung sonreía travieso como si descubriera un secreto cuando Hoseok sentía que no escondía nada.
Las últimas veces respondía "no lo sé".
Hoy respondería lo mismo, aunque el hormigueo en su vientre y el corazón agitado empezaran a enviarle pistas claras.
Su lobo cual cachorro simplemente lo empuja a dejarse consentir por los dos omegas. Una vez Yoongi le explicaba que a veces sentía que su lobo nunca creció "maldito cachorro", gruñía entremedio de la queja, Hoseok puede afirmar que no está seguro si el suyo lo hizo o siquiera si es un alfa en toda la norma y con todo lo que se espera de su casta.
—¿Cenamos? —pregunta volviendo a romper la atmósfera muda—, tengo que recalentar la comida, seguramente se enfrió.
Hoseok asiente y de paso le ayuda a llevar los platos. También se ofrece a lavarlos después de cenar, no en silencio, ya que Seokjin no queriendo extender el ambiente extraños entre los dos —par de personas desorientadas—, lo llenó con su experiencia semanal de su trabajo en la academia de gastronomía y su risa aguda, mientras le contaba de algunos desastres culinarios y soufflés que no subían en el proceso de horneado, solo que esto era más espontáneo que en el reality de cocina en el que estuvo, añadía.
—Cada cosa de ese programa estaba prevista, incluso los papeles de cada participante, debí contentarme con ser el chef guapo y condescendiente, "maternalista" como el buen omega que se supone que soy, luego mis alumnos reclamaban que ese programa me dio falsa publicidad porque no soy así de dulces con ellos... —comenta en tanto seca los platos y los guarda en el mueble.
Seokjin tampoco es todo lo que se espera de un omega, es dominante y caprichoso. Sus hombros lo suficientemente anchos sumado a su altura hacen sentir que es como una tibia muralla si lo encuentras de espalda. También es gentil y explica que lo es no por ser un dulce omega, sino porque así debieran ser las personas en general.
—Recuerdo que una noche mientras veíamos el programa junto a Tae sacaste el ogro que llevas dentro con los concursantes.
—¿Es que cómo se jactan que preparan platillos del otro extremo del planeta y no saben cómo preparar bien algo de su propio país? —alega con un mohín que frunce sus labios y el ceño.
—Está bien, hyung —dice suave y sonriendo.
—¿Qué está bien? ¿Qué los aspirantes a chef no sepan preparar ni siquiera su comida tradicional?
—No, no eso —ríe palmeando el hombro del omega con su mano mojada.
—¡Yah, me estás mojando!
—Está bien justo como eres —específica antes de pasar su otra mano mojada por su cuello, sin pensarlo, solo los impulsos de su lobo queriendo ser un cachorro juguetón. La piel fría de sus dedos sobre la agradable piel tibia del cuello del omega, se aferra a su nuca y siente que Seokjin después de un sobresalto ligero, recarga el peso de su cabeza en la palma, aceptando la caricia.
El omega permanece con los ojos cerrados disfrutando de los dedos que rascan ligero entre su cabello. A su lobo le reconfortan los mimos y la presencia de ese alfa hace mucho tiempo dejó de oler a algo amenazante. A Seokjin...le provoca tantas cosas que no sabe lo que pasa consigo y ese enjambre que revolotea por su estómago.
Es extraño separarse e intercambiar miradas como si supieran que hay algo más que las caricias que algunas vez fueron tan simples y cotidianas. ¿Cuántas veces se habían abrazado? ¿Cuántas más se habían revuelto el cabello? Y múltiples gestos similares desde hace tanto tiempo atrás.
—Elige una película, veré qué sobra en la cocina para llevar —ordena el omega cuando ya siente que se ha rearmado y sus piernas están firmes para desplazarse.
Hoseok hace un movimiento afirmativo y obediente, con la confusión brumosa en la cabeza, busca una película en el catálogo, por lo general prefieren ver comedias, romances y a veces drama, descartan el terror, los tres son almas miedosas que después al primer ruido extraño brincan con exageración, suele ser Yoongi, quien cuando se les suma a las sesiones de películas, sonriendo con maldad elige con inocencia alguna película argumentando que es más de misterio que miedo.
Desde que tiene memoria a su amigo alfa le gustan ese tipo de películas. Lo arrastraba al cine y de buena gana permitía que Hoseok estrangulara su mano.
—Si quieres que nos tomemos de las manos solo tienes que decirme y no usar una excusa tan rebuscada —reclamaba el alfa miedoso luego de salir del cine, sugestionado ante la idea de fantasmas y maldiciones familiares.
—Me gusta tomar tu mano, pero tu cara de terror es todo un espectáculo.
—Eres un mejor amigo terrible —continuaba quejándose.
—Puedo hacer algo para compensarlo...
Y así acababa en algún rincón a escondidas con las piernas separadas, Yoongi presionando con su pelvis y comiéndole la boca hasta hacerle olvidar los fantasmas y que estaba asustado.
Otras veces veían películas a solas y mientras Hoseok se horrorizaba con malas decisiones, asesinatos y venganzas, el calor del cuerpo de Yoongi lo envolvía, se recostaba en medio de sus piernas y con la espalda contra el pecho duro de su hyung. Sentía el placer abrirse paso entre las emociones por la cada subida y bajada de la mano contraria por su erección. Su amigo repartía la atención múltiple en la película y la caricia dentro de su ropa interior, mordisqueando suave su cuello, entonces su cerebro hacía cortocircuito, ya que miraba a alguien ser destrozado en la pantalla al mismo tiempo que el orgasmo se acercaba, apenas logrando pronunciar un "me quieres volver loco".
Siente que ha pasado una vida desde esos años cuando todo era simple y su mayor presión era la escuela, disfrutando en secreto de los besos y caricias de su mejor amigo.
—¿A qué planeta estás viajando? Aún no eliges una película —dice Seokjin sentándose a su lado en el sofá, trayendo consigo flores de azúcar y pequeñas monedas de chocolate que sobraron del pastel que decoró en la mañana—. ¿En qué piensas?
—Recordaba cuando Yoongi hyung elegía películas de terror mientras me metía mano —comenta sin pelos en la lengua con toda la confianza que hay entre ambos.
—No suena como a mal panorama —responde riendo—, al menos así te distraía del miedo.
—No, no era tan así —explica haciendo un pequeño gesto de negación—, estaba asustado y además alcanzando un orgasmo, era perturbador.
—Pero te gustaba, admítelo.
—Me encantaba.
—Le haré la sugerencia a Tae-Tae, es el que mejor tolera las películas de terror de los tres —comenta Jin sin pensar exactamente a dónde quería llegar con su respuesta. Antes que el silencio se prolongara prefirió desviar el tema—. Vamos, elige un título o dime un número para seleccionar al azar —insiste tomando el mando del televisor.
—Tres.
Terminaron viendo un cliché, enredos y romances. Joven omega muy dulce como cucharadas de azúcar y alfa chico malo con pasado problemático —y que en opinión de Seokjin necesita urgente meterse a terapia porque ese nivel de ira no es normal—.
Hoseok suelta carcajadas y Jin se enfrasca reclamando sobre los protagonistas, primero refunfuña que el alfa es un completo cretino, luego sigue con el omega que también necesita terapia y kilos de autoestima.
—Es que no aguantaría que me trate así, míralo, usa su voz de mando solo para doblegarlo por gusto, le arrojaría aceite caliente a la primera oportunidad.
—Qué violento, hyung —comenta el menor sonriendo, aunque no puede negar que el protagonista también le genera el mismo grado de aversión.
—Y mira a esa pobre criaturita ingenua, basta con eso que el amor lo soluciona todo, ¿por qué piensa que puede transformar al chico malo con el enorme poder de su cariño incondicional? —masculla antes de llenarse la boca con pequeñas flores de azúcar en tanto escuchan la triste melodía y el llanto del protagonista al que le rompen por tercera vez el corazón en lo que va de la película—. Hobi, quiero golpearlos a todos, excepto a la mejor amiga, a ella la amo.
—Te falta dulzura, hyung —ríe el alfa acercando una moneda de chocolate a la boca del omega.
Seokjin sin intención roza sus dedos con los labios. Hoseok traga saliva y aparta rápido su mano, las yemas hormiguean en la zona de contacto.
—Me falta paciencia, si se quedan juntos iré a quemar al director, al guionista y al productor de la película.
—De tantas personas pudo haberse fijado en el vecino alfa, es un buen tipo y está enamoradísimo de él o con la amiga omega, se preocupa mucho.
—No pasará, no imagino este tipo de películas arriesgándose con un final entre omegas —resopla con los brazos cruzados—, además me niego, ella es demasiado buena, merece a un omega seguro, pero creo que es obvio que terminará con el vecino alfa.
—La próxima sesión de películas, buscaremos de con romances entre alfas u omegas.
—Las que he visto terminan de tal forma que te dejan deprimido —bufa con el labio inferior que se abulta—, no se quedan juntos, alguno se muere o dejan finales abiertos, para que te consueles pensando que se reencontraron a futuro y se fueron a vivir a una casita en la pradera.
Hoseok asiente, recuerda que tiempo atrás los tres vieron una película extranjera de un par de alfas que se iban a trabajar a la montaña con el ganado de ovejas, terminaba en tragedia y un amor que nunca pudo ser. Después Tae con los ojitos vidriosos sugirió ver videos divertidos de animalitos para subir el ánimo grupal.
—Buscaré una alegre —sugiere el menor arrimándose un poco más a Seokjin, quien se mantiene justo donde está, notando el calor cuando el hombro de Hoseok choca con el suyo.
A momentos Jin recarga su peso contra el costado del alfa. Más concentrado en lo agradable de la cercanía que en sus deseos homicidas hacia los protagonistas de la película.
—Era obvio, el vecino se dio cuenta del excelente partido que es mi amada omega —rezonga poniendo los ojos en blanco—. Ahora falta la disculpa de corazón del alfa cretino al omega sin amor propio para que se queden juntos y tengan un lazo hasta el final de los tiempos.
—O hasta que el alfa cretino se enamore de nuevo y rompa el lazo.
—Es probable e injusto, ustedes pueden hacer y deshacer con los lazos.
—No es tan simple como lo haces sonar —comenta aún manteniendo la cercanía, aunque con la vista en sus pies, ajeno a la canción de los créditos y la mirada fija del omega sobre él.
Hoseok se acuerda de la ocasión en que vagamente se preguntó si podría mantener el lazo con Taehyung una vez que Seokjin apareció en la vida de su omega, la sola idea hizo a su lobo gruñir herido y enojado hacia su humano, como queriendo reclamar por pensar lo impensable. El dolor cruzaba su pecho y apretaba su garganta, no, no sería capaz de romperlo si ya la simple idea era dolorosa.
En realidad no sabe si a otros alfas les causará un conflicto interno, pero al menos para él, sin siquiera considerarlo firmemente más que un "qué pasaría si...", fue lacerante.
—Hobi, tu no eres un alfa cretino que piensa con el bulto entre las piernas y en verdad me alivia que no hayas roto el lazo con Tae.
Hoseok recarga la cabeza contra el hombro amplio de Seokjin, siente todos los aromas mezclados, aunque la fragancia de la vainilla predomina.
Una de las primeras veces que se abrazaron, el alfa sin reparar del todo sus acciones, simplemente lo estrechó con ánimos y se apoyó en el mayor, quien apenas lo sintió cerca de su cuello dio un brinco incómodo y Hoseok se apartó, intercambiando miradas de "lo siento". Con el paso del tiempo le ha permitido permanecer cerca de su cuello, justo como ahora, aunque huele que está nervioso. Por su parte también, hay un nudo en su estómago.
—¿Deberíamos hablarlo? —El omega opta por enfrentar, han eludido ya bastante conversar sobre el beso y la interacción ha estado más extraña que nunca, no por nada Taehyung los dejó a solas.
Incluso tuvo que hablarlo con Tae porque a veces Seokjin es consciente que se arma de pesos innecesarios, pero no había sido capaz de sacar el tema con Hoseok hasta este minuto.
—Ni siquiera sé qué decir.
Jin lo entiende perfectamente.
—Tampoco —encoge los hombros y sonríe nervioso.
Más que por carecer de palabras o ideas, son tantas y están tan enmarañadas dentro de sus cabezas que no saben por dónde comenzar. Tal vez por lo que han pensado después de aquel suave beso y dormir con las extremidades enredadas o mejor por aquello que llevan guardado de hace tanto tiempo carcomiéndolos por dentro. Seokjin prefiere partir por lo primero, queriendo mencionar que se siente tan confundido, que le gusta, que le quiere y de más formas de las que pensaba y que ese beso hasta ahora revuelve sus entrañas entre nervios y mariposas.
Hoseok prefiere partir por lo segundo antes que su hyung abra la boca.
—Siempre sentí que de alguna forma me aceptabas porque ...no sé, venía en el pack de Kim Taehyung —dice con la voz tranquila y sedosa, buscando la mirada de esos ojos que le recuerdan a los ciervos—, que me aceptas porque soy como una especie de extensión de nuestro omega.
—Yah, hablas como si fueras un tercer brazo de Tae —responde con un movimiento negativo muy lento y una sonrisa formándose en sus labios—. No te quiero exclusivamente porque seas el alfa de Taehyung, lo hago porque Hoseok es una persona brillante y sensible. Además también me aceptaste en tu vida por lo mismo, los dos queremos ver a Tae feliz...pero, más que eso, quiero vernos felices, a los tres.
No dice alfa, porque no se trata de Hoseok como alfa lo que fue llegando Seokjin, aquello es solo una parte que no define todo lo que su menor es —si solo se limitara a definirlo como un alfa, difícilmente hubiera sentido atracción—.
Es de esas atracciones que nacen con el paso del tiempo, con las sonrisas, besos en la frente y "¡Seokjin hyung!" como si lo cantara al saludar.
Fue Hoseok y su presencia amable y luminosa, a veces triste y torpe, otras tantas perfeccionista a morir en sus salas de prácticas, lo que se ganó un espacio en el corazón de Jin, quien no sabe si se consiguió infiltrar de la misma forma en el del otro sujeto que lo mira con ojos grandes y boca entreabierta.
—¿Me quieres? —está seguro que lo balbuceó. ¿A él? ¿Lo quiere?
—Lo hago —afirma sin borrar la sonrisa, aunque tiembla por los nervios.
Hoseok siente que se desarma y envuelve firme al omega. Necesita sostenerse. Necesita sentirse sostenido y que el calor del cuerpo ajeno le devuelva el que acaba de distribuirse irregularmente: está quemando sus mejillas y ha abandonado su espalda porque baja un escalofrío desde la nuca hasta la última vértebra. Seokjin lo abraza, lo empuja contra su pecho y hunde la nariz en su cabello, llenándose de su aroma a shampoo, naranja y canela.
Seokjin apenas escucha como el alfa, a quien percibe tan menudo entre sus brazos, susurra un "también", aliento tibio directo en su cuello sensible.
Está dicho y esta vez es Hoseok quien decide comenzar, aproximándose a sus labios, Seokjin lo espera, lo siente llegar y empuja hacia la boca tibia, fundiéndose en un beso lento. No profundizan el contacto, solo aprietan, succionan suavecito y asimilan con calma la forma y la textura, el calor y el ligero placer hormigueando en los nervios.
Hoseok piensa que Jin tiene unos labios que le recuerdan a la sensación de apretar un esponjoso malvavisco, no puede evitar sonreír al separarse.
Seokjin sujeta el rostro caliente de Hoseok para atraerlo hasta su boca nuevamente. Delinea muy sutil con su lengua, apenas un roce en el labio inferior para solicitar un avance. El alfa se lo concede y se derrite cuando explora la cavidad húmeda que conserva el sabor dulce de las flores de azúcar.
—Por años no he dejado de tener encima esa sensación de como si fuera una especie de monstruo que viene a romper relaciones —susurra sincero juntando su frente con la de Hoseok— y pese a ello, quise ser tan egoísta y quedarme.
—Al principio también te vi así —contesta con la sonrisa amplia, por un parte tranquilo y por otra con el corazón latiendo a saltos bruscos—, pero ahora no te imagino lejos —añade llevando ambas manos para sujetar su cuello, subiendo para acariciar su mandíbula y apretar finalmente sus mejillas calientes.
Seokjin observa a su menor mirarle con cariño que no puede evitar sentir como si se fundiera. Es más líquido que persona, Hoseok es tan cálido que lo derrite y se rinde, quiere estar liviano, dejar de cargar con todo eso que ha estado impidiendo besar sin culpas al sujeto que tiene a su lado. Presiona las palmas sobre las caderas del alfa, instando a que subiera a su regazo. Tan liviano, él y Hobi, apenas siente su peso en las piernas.
Nunca había resultado tan sencillo llenarse de besos, por todo el rostro, riendo suave por las cosquillas y de tanto en tanto volvían a unir sus bocas. Todo muy lento y tibio, disfrutando de cada segundo y sensación.
Perciben que el sofá es pequeño cuando quieren reacomodarse y es como un acuerdo sin palabras guiar los pasos hasta la cama. Seokjin es quien primero se sienta sin cuidado sobre el colchón, estirando los brazos para rodear la cintura del alfa y empujar hasta hacerle caer.
Hoseok vuelve a trazar un camino por la mejilla contraria que lo lleven hasta esos labios mullidos, apenas rozándolos con los dientes. Tan blandos. Deja su boca para descender por su mentón y continuar bajando todavía más. El dulce aroma concentrado lo llama y como si pidiera permiso besa sutilmente su cuello y acaricia con la punta de la nariz, Jin expone en total confianza la zona para ese alfa que nunca se ha mostrado dominante con él, incluso en esta situación, cuando perfectamente las hormonas podrían estar haciendo estragos en el autocontrol de ambos.
El omega desliza sus manos bajo las capas de ropa de Hoseok, recorriendo su espalda tersa, percibiendo los relieves duros bajo la piel cuando presiona sobre su columna. El alfa levanta los brazos accediendo de buena gana a que retire las prendas.
No se arrancan la ropa a tirones, lo hacen con calma, disfrutando del espectáculo de la piel que va siendo descubierta. No eliminan toda la tela, los nervios entorpecen a los dos cuando los dedos se topan con la prenda elástica alrededor de las caderas.
Más que explotando en ese deseo ardiendo que se solo se alivia con el roce y el sexo urgente como si fuera medicina para un malestar, están curiosos, queriendo explorarse y reconocerse. Tocar, tocar mucho y pese a que Seokjin siente la presión dura de una erección sobre su muslo, Hoseok no empuja brusco y lo besa despacio con los ojos cerrados.
El calor y el hormigueo también empieza a hacer eco entre sus piernas, pero no es prioridad. Todavía está procesando que tiene a un alfa encima, degustando su boca, agotando su aire gradualmente.
Es su turno, apenas el bailarín se separa para respirar, el omega cambia las posiciones. Hobi es tan compacto, Seokjin siente que fácilmente lo cubre con su cuerpo. Aquellos hombros son enjutos, los suyos son notoriamente más anchos. Tanto tiempo a su lado y jamás había reparado con tanta atención de lo estrecha que es su cintura, de lo fácil que rodea sus finas muñecas entre los dedos, de lo hermosa que es la forma de sus labios adornados con un pequeño lunar.
Ahora está con un Hoseok que le cede el mando. Tan expuesto y entregado. Quizá conteniéndose. Le gusta así, le otorga tranquilidad que deje el control en sus manos. Aunque en su cabeza guarda la otra cara de la moneda, cuando Taehyung le contaba que a su alfa así como podía ser muy sumiso, también tenía una faceta dominante que le gustaba de vez en cuando los juegos de asfixia o tirarle el pelo mientras lo tenía en cuatro en la cama. Ya habría tiempo para conocer toda esa parte que parece tan ajena a esa persona tímida bajo su cuerpo.
No quieren abrumarse. Solo quieren seguir asimilando el sabor de sus boca y el tacto cálido de sus manos.
—¿Estamos de acuerdo que cuando Tae regrese no lo dejaremos salir de la cama?
Hoseok asiente con una sonrisa llena de entusiasmo. Brillante como el sol que es.
Por primera vez es el deseo brotando de ambos, no entregándose únicamente a la complacencia de la persona a la que aman, porque fueron un par de veces que Tae lo manifestaba explícito con algún comentario de querer a los dos en su cama o porque ambos en un acuerdo mudo deseaban alimentar su fantasía. Esta vez quieren compartirse. Ansiosos de que el menor se una a ellos en una exploración minuciosa.
Seokjin se siente optimista, convencido que entre los tres encajan, se reacomodan y logran potenciarse. Por fin ya no es la pieza que llegó para irrumpir el funcionamiento de la máquina.
"Máquina suena muy frío", se dice frunciendo los labios.
Más bien, son una pequeña manada y con ese pensamiento cierra los ojos y vuelve a buscar la boca de Hoseok para llenarse de calidez por dentro.
***
Cada vez menos. 34/37 u.u
Me costó sacar el capítulo, lo reescribí una y otra vez, pensando en como cada uno tenía sus propios rollos que les impedían estar cien por ciento cómodos entre ellos, entonces estaba en plan de "ya...hum" mirando el esqueleto que tenía sin convencerme.
Ahora no dejarán salir a Tae de la cama uwu.
Quizá tengan su propio extra después ;D
Les adoro, gracias por llegar hasta aquí, como tengo listo el 35 pronto lo editaré y estaré subiendo este mismo lunes o martes 💕 (quería actualizar dos veces la semana que acaba de pasar, pero la tónica de mi vida está siendo que las cosas no salgan como espero x'D) y si mi semana no explota el 36 vendría el fin de semana.
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