XX. De salidas a citas
Es extraño sentirse así de bien y cuando le preguntan "cómo estás" poder decirlo sin que sea como una respuesta programada, estándar y automática. Es tan raro porque vive como si soñara y definitivamente no quiere despertar. Mira sus momentos compartidos con Jungkook cuestionando si son sus fantasías o de verdad está sujetando su mano mientras que el menor tira de él para hacerle avanzar más rápido.
No había considerado que salir a comer brochetas después del trabajo o visitar restaurantes cercanos fueran citas, hasta que Jungkook arqueando las cejas le recordaba que sí lo eran, que por eso le decía que era un alfa ciego y sordo.
—¿Cómo se supone que debía saberlo? ¿Adivinando?
—Salimos los dos solos y a veces camino de regreso te tomo la mano, te cortejo y te doy un beso de despedida o pasamos la noche juntos, ¡son citas!, pero si lo necesitas explícito...—inspiró profundo antes de hablar solemne—, ¿me concede una cita a cenar, oficial Min?
"Jungkook, mocoso bobo adorable", recuerda haber negado con la cabeza, no debido a que no quisiera la cita, porque el chiquillo escandalizado y frunciendo el ceño preguntaba si acaso no quería. Miró que no viniera nadie para besar fugaz su frente debiendo alzarse en la punta de los pies: —Las que quieras.
Por supuesto que quería una y mil citas, si era posible incluso más.
Entonces sus salidas tuvieron un sutil cambio de nombre. Citas. Jodidas citas. Aunque antes de llamarse así, incluso Jimin le comentaba "tuvieron una cita", cuando para él solo consistía en una visita a un local de fideos fríos.
Ahora son citas, están en medio de una. La mayoría suelen ser por la noche y con poca gente por lo alrededores. Hoy paseaban por el centro comercial repleto un domingo por la tarde y su corazón quería salirse de su pecho cada vez que el castaño enganchaba su meñique con uno de sus dedos o le daba alguna caricia cortita antes de soltarlo. Una vez caminaron de la mano por la noche y una pareja de ancianos alfa y omega los miraban con un evidente desagrado, Jungkook quiso separarse, pero Yoongi molesto apretó más fuerte el agarre de su mano.
—Yah, hyung, imagínate que después nos los topamos o van a la estación y se acuerdan de nosotros.
—Suenas como un paranoico.
Yoongi bajó la mirada y le dejó, ya no era ese adolescente en constante enojo que actuaba provocador cada vez que alguien le miraba con rechazo por estar con un alfa u oler a uno. Para su sorpresa, Jungkook se aferró a su brazo y continuaron su camino. El mayor sentía que el calor se desparramaba dentro de su cuerpo.
Jungkook le sonríe mientras señala una tienda de música y tira de su brazo para arrastrarlo. Avanza lento solo para sentir que jala más fuerte y voltea a verlo con un mohín.
"Tan lindo". No quiere despertar, por favor, que no se acabe.
Mira los álbumes nuevos, reconoce un par que le gustan a Jungkook, su querido mocoso policía, podría comprar alguno, lo busca con la mirada para llamarlo y que elija, pero no lo encuentra en la tienda. Suspira resignado, quién sabe dónde se habrá metido, le recordaría que un pequeño aviso antes de desaparecer no vendría mal.
Sale de la tienda tras comprar un álbum, juega con la bolsa en sus manos a la espera de Jungkook, parado mirando la vitrina de ropa de la tienda contigua.
—Yoongi hyung~ —canta su nombre y su maldita sonrisa es tan bonita que se resiste a besarlo.
—Empezaba a pensar que me dejaste abandonado —dice con falsa seriedad, alzando los hombros y... "¿qué esconde el mocoso en esa bolsa?", intenta curioso mirar detrás de Jungkook, quien al leer sus intenciones desplaza sus pasos un poco más lejos.
—Yah, hyung, no te comportes como un cachorro ansioso —y siente tanta satisfacción al decirlo, son contadas las ocasiones.
—¿Cómo que cachorro? Soy tu mayor —protesta con una tierna expresión que contrae sus facciones.
—Vamos a esa banca vacía —indica sin borrar la sonrisa.
Yoongi intrigado da miraditas de reojo a esa bolsa que esconde detrás de su cuerpo. Se sientan y Jungkook pone el objeto en sus piernas. Luce blando cubierto por el plástico con el logo de una juguetería.
—Compraste un juguete y no quieres que lo vea, cachorro.
—Por supuesto que quiero que lo veas —sujeta las orillas y lo descubre lentamente—, es para ti después de todo —termina de retirar la bolsa.
El mayor boquea sorprendido por ese gran oso de peluche negro sentado en el regazo de Jungkook. Tan lindo y esponjoso, quiere abrazarlo...a ese alfa y a su adorado Kumamon. Nota como el calor se concentra en su rostro.
—Tú...—no sabe por dónde comenzar.
—No puedes negarme que te gusta, he visto el oso en tu closet, el tazón, la libreta en tu estante —extiende el peluche a su hyung que sigue con su boca entreabierta por la sorpresa—. Carga a tu hijo.
Yoongi aprieta el afelpado osito negro contra su pecho, es del porte de su torso y se ve a sí mismo, sujeto cercano a sus treinta con un peluche gigante bajo el brazo paseando por el centro comercial y se siente ridículo, pero a la vez demasiado feliz. Su corazón no se agitaba tanto desde su adolescencia. Las únicas personas que alguna vez le regalaron algo de Kumamon había sido su hermano, Jimin y Hoseok.
La verdad es que nadie lo había cortejado con la misma dedicación que Jungkook. Siente un nudo en su garganta. No entiende cómo se puede mezclar la angustia y la alegría. Estruja más fuerte su oso negro.
No quiere despertar.
—Gracias —fuerza su voz a salir, suena ronco y ahogado.
—¿No estás feliz? —pregunta el alfa castaño buscando su mirada con preocupación.
—Demasiado para ser normal —susurra estrujando su obsequio. "...Y real".
Tendrá un lugar en su cama, se asegurará de decirle a Jungkook que impregne de su aroma al peluche.
Se acuerda que también ha comprado algo y se lo tiende a Jungkook que sujeta un par de segundos sus manos al recibirlo.
—¿Estamos compitiendo? —susurra su dongsaeng con la mirada brillante por el entusiasmo.
—Haces de todo una competencia —responde con una sonrisa suave.
—No has considerado que quizá ya perdí —dice Jungkook, muy bajito, más para sí mismo que a Yoongi—. Se nos hace tarde, no quiero irme de aquí sin pasar a la cafetería de cómics y al cine.
Yoongi trata de convencerse que las miradas enternecidas de Jungkook son tan reales como sus mejillas rojas y el peluche que aprieta contra su costado bajo el brazo mientras caminaban. Todo es real, todo es real, se repite con el hormigueo en el estómago.
Todo es real como el par de semblantes sorprendidos de dos omegas con quienes se toparon de frente. Entre los cuatro intercambian miradas. Yoongi está seguro que su expresión se deformó tanto como la de Jungkook.
El par de omegas sonríen y sus ojos se iluminan traviesos.
—¿Acabamos de interrumpir su cita? —pregunta sin ningún tipo de tacto Tae cuyos labios se curvan.
"Sí", quiere gruñir Jungkook, "ahora sigan su camino y nosotros el nuestro".
—Qué lindo ese Kumamon —señala Jimin acercándose a mirar de cerca el oso.
El sonrojo en Yoongi es notorio y se limita a asentir. Vuelve a mirar a Jungkook, quien también tiene una expresión de "auxilio".
—Vamos a una cafetería —dice el alfa azabache con la voz rasposa sin querer sonar descortés con sus amigos, pero señalando al mismo tiempo un "tenemos cosas que hacer, con permiso, nos vamos".
—Nosotros también, se inauguró hace poco una cafetería con temáticas de cómics —señala Taehyung alegre.
—Pero iremos al cine primero —se precipita en hablar Jungkook con la esperanza de escapar pronto de la situación que tiene a ambos alfas incómodos.
—Cierto, incluso estamos atrasados para la película que queremos ver —agrega Yoongi siguiendo la corriente de su dongsaeng.
—Otro día podríamos ir a la cafetería juntos, ahora llevamos prisa —finaliza el alfa castaño despidiéndose y tirando del brazo de su compañero.
Los dos omegas intercambian miradas, pronuncian un par de despedidas que apenas son escuchadas por los alfas que prácticamente huyen. Jimin no puede evitar sonreír viendo a su hyung con un peluche bajo el brazo e intentando dar pasos largos para ir a la par de las zancadas de Jungkook.
—Están escapando —ríe Taehyung—, debí tomarles una foto...
—Creo que es por eso que escapan de nosotros —Jimin revuelve con cariño el cabello de su amigo antes de sujetarle la mano y continuar su paseo de domingo.
Jimin deja las bolsas sobre la cama, por fin liberando el peso de sus brazos. Animado saca algunas de prendas de ropa nueva antojado de probárselas otra vez, aunque si empieza terminará desarmando el closet entero tentado a jugar con un montón de combinaciones, después su novio cansando sufrirá mirando todo repartido por doquier —debe admitir que de los dos, Namjoon es el sujeto ordenado de la relación— y no quiere tener que invertir energía en devolver las cosas a su lugar.
Quiere que Nam llegue y se pruebe el suéter a rayas holgado que apenas lo vio en el maniquí alto, lo imaginó sobre la figura delgada del beta. Seguramente se verá adorable.
Haciendo las compras a un lado se echa cómodamente sobre la cama a revisar los mensajes y subir un par de fotos de su salida con Taehyung. Su agenda le avisa con un adorable sonido y cuadro de nota en la pantalla que el lunes tiene acordado junto a Yoongi una sesión de almuerzo. Hay tantas preguntas que quiere hacerle, tanto de lo que ponerse al día.
Está tan concentrado escribiéndole a su amigo alfa para que elija lugar de encuentro que se da cuenta que su novio ha llegado cuando lo ve parado al lado de la cama mirando el desparramo de ropas con etiquetas y cremas que se escapan de las bolsas.
—Lo ordenaré pronto —hace uno de esos pucheros que sabe que derriten a Namjoon—. Ten pruébate esto —le entrega el chaleco y un pantalón de mezclilla oscuro.
Namjoon aturdido asiente. Jimin con su linda sonrisa traviesa se levanta de un salto para ayudar. Desabrocha lento el pantalón en tanto el beta lucha con los botones de la camisa. Namjoon traga saliva cuando esas pequeñas manos rozan intencionalmente entre sus muslos al bajar la prenda, pero no se detiene, realiza un camino en ascenso por su vientre hasta detenerse en el pecho.
Jimin retrocede un paso para que su novio termine de reemplazar el pantalón y luego con cuidado alza los brazos para colocar la prenda estrella que tanto entusiasma al omega.
—Gracias, Jiminnie —dice con una sonrisa que remarca pequeños surcos en sus mejillas, observando la ropa frente al espejo en la puerta del armario.
El pantalón se ajusta a sus piernas largas y el suéter cae suelto, pero sugiere el triángulo entre el pecho amplio, la cintura y las caderas estrechas. Luce tan atractivo que Jimin sonríe orgulloso de su talento de asesor de moda, quizá se equivocó de profesión —lo repetía y reía exhausto cada día que el trabajo lo empujaba al borde del colapso—.
—Visualicé el suéter en ti, era un llamado, una necesidad, fue hecho para vestirte —exagera enganchando los brazos a su cuello para reclamar un pequeño beso.
—Me hacía falta un chaleco nuevo —rodea su cintura y lo aprieta contra su cuerpo antes de ir por sus labios gruesos.
—Me hacía falta un abrazo —el omega acaricia el cuello de su novio con la punta de la nariz.
Recarga su peso en Namjoon. Todo. No solo el físico, también el de una semana extenuante. Incluso su habitual espacio de tiempo destinado a sus amigos se redujo, no logró juntarse con Hoseok y Yoongi, al menos sí pudo tener un tiempo de dispersión con Taehyung, aunque Jin no pudo asistir, también aprovechó de comentarle que había hecho los contactos con una beta del área obstétrica muy buena y amable. "Nunca he escuchado reclamos de ella, es una dulzura de profesional", le decía para tranquilizar a su pobre amigo ansioso.
—Mientras ordenamos cuéntame cómo te fue, te ves feliz.
Jimin sonríe tan amplio que sus ojos desaparecen bajo las pestañas. Después de la sorpresa que fue toparse con Yoongi y Jungkook es imposible no estarlo. Los había visto a la distancia y se cuestionó si serían ellos, ¿qué tan altas eran las probabilidades de que esos alfas tuvieran un cita un domingo en plena tarde en un sitio lleno? ¿Qué tan posible era que su hyung se estuviera paseando con un gran peluche de Kumamon?
Sintió ganas de abrazar a Jungkook y exigirle que cuide de su hyung y lo consienta mucho. Quiere pensar que todo va en serio y que su dongsaeng está jugando todas sus cartas.
Quiere decir pletórico que su intuición positiva es más fuerte y acertada que toda la exposición de argumentos lógicos que resaltaban predicciones destinadas al fracaso.
—Nos encontramos con Yoongi hyung y Jungkook —comenta balanceando el peso de su cuerpo, arrastrando a Namjoon, como si bailara lento—. Fue adorable porque estaban en una cita.
—O sea, interrumpieron su cita —comenta sonriendo, dejando que Jimin lo guíe.
—No, bueno, un poco, iban de prisa al cine, aunque creo que escapaban de nosotros.
—No los culpo.
—Lo más lindo de todo era que Yoongi hyung llevaba un gran y esponjoso peluche de Kumamon —relata alegre girando junto a Nam—. Podríamos salir los cuatro.
—Convence a Yoongi primero.
Por supuesto que lo haría, mañana mismo tendría una confirmación.
El omega prácticamente llega corriendo al local de comida tailandesa donde Yoongi lo esperaba sentado en una de las mesas con la mirada fija en su teléfono. Hace un pequeño puchero al disculparse por sus minutos de atraso. Yoongi sonríe y desplaza un plato con satay de pollo hacia su dirección.
—Jimin-ah, cuando se trata de ti estimo al menos unos quince minutos de desfase en nuestros planes.
—Yah, no siempre es tanto —se defiende abultando su labio inferior, aunque los años sí han hecho a Yoongi inmune a su ataque de pucheros a diferencia de Namjoon.
—Otras veces puede ser un poco más —se encoge de hombros.
A su mesa se acerca la chica omega que le dio la bienvenida para tomar sus pedidos, sonriendo con amabilidad y garantizando que en pocos minutos su orden estará lista.
Jimin espera que se aleje unos pasos para apoyar los codos en la mesa y mirar a su hyung con una amplia sonrisa. No quiere dar vuelta hablando de cualquier cosa para llegar al tema que ataca directo a su curiosidad.
—Sentimos haber interrumpido en su cita ayer —comienza sin mayores preámbulos—, pero es que son adorables —prefiere ser directo.
Yoongi daba por asumido que Jimin tocaría ese tema. Aunque ahora no podría decir que no tiene nada que contar cuando han pasado un montón de cosas en tan poco tiempo. Sumado a que el omega debe estar con la sensación de triunfo por dentro queriendo restregar en su cara un: "te-lo-dije".
—No entiendo qué tiene de adorable —murmura jugando con los palillos.
—Es que Yoongi hyung, la forma en que te mira Jungkookie o como se apegaba a tu costado tratando de ser disimulado...
El aludido siente que sus mejillas comienzan a calentarse.
—Somos más cercanos...
—Más cercanos —repite Jimin con una semi sonrisa que afina su mirada.
—Dilo, sé qué quieres hacerlo.
—Te lo dije, eres muchísimo más que unos cuantos deslices para Jungkookie y estabas reticente a creerme.
—Solo repetía lo que me dijo, Jungkook-ah.
—Y yo que pensé que leías entrelíneas.
—En ese momento no había nada adicional que leer —se defiende bajando un poco más la voz al ver que la chica se acercaba con sus pedidos.
—Lo importante es que están juntos, deberíamos salir los cuatro —expone su propuesta preparándose para insistir.
—¿Me estás proponiendo una cita doble con nuestro jefe?
—Exacto, cita doble con mi novio y tu amigo, lo de jefe no aplica fuera de la estación —ríe suave cogiendo un trocito de carne de su sopa—, además si estás saliendo con Jungkook quiero que se sienta parte de nuestro grupo.
Yoongi piensa en lo extraño de conversar justamente de esto: él y Jungkook, citas, salir con Jimin y Namjoon. Sí fue hace algunos meses atrás que el mocoso estaba encaprichado con su amigo omega, ¿en qué momento cambiaban tanto las cosas?
¿Sigue soñando? ¿O está despierto?
—Que tengamos un par de citas no quiere decir que estemos saliendo o estemos juntos,...es decir, no hemos hablado respecto a ser pareja...quizá sea complicado llevar algo así como un noviazgo.
—Tus relaciones siempre van a ser un poco complicadas, además Jungkookie es perseverante, si te quiere como su novio te tendrá.
"Esa perseverancia no funcionó contigo y a mí ya me tiene" quiere decirle, "me tiene sin necesidad de haber hecho mucho porque caí antes de que se esforzara, Jungkook solo necesitó levantarme". Y ahora siente que está aterrado aferrándose.
Sigue temiendo que ese joven alfa se aburra y se marche, que vuelva a fijarse en una persona dulce y bonita como lo es su amigo. Que corteje con toda aquella dedicación y terquedad a otro omega que le pueda dar una relación sencilla. Al fin y al cabo lo dijo: todo habría sido más fácil si fuera un omega.
—No quiero despertar —susurra, apenas audible, se pierde entre el ruido externo.
—Estás despierto —responde con cariño, deslizando por breves segundos las yemas sobre el dorso suave de las manos de su hyung.
Todavía no lo cree. Ha pasado tanto en tan poco que no termina de digerirlo por completo.
—Entonces, ¿cita doble?
—No he dicho que sí.
—No me fuerces a suplicarte y usar toda mi artillería de gestos tiernos —utiliza la primera, abulta su labio inferior y lo acompaña de una miradita apenada—. No me hagas decirte "oppa", por favor.
—No lo hagas —masculla negando con la cabeza.
—Oppa~ —muy tarde está utilizando su voz dulcecita.
—Ya, detente, esto es vergonzoso.
—Yoongi oppa, por favor, sal conmigo...
—Bien, bien, le preguntaré a Jungkook qué piensa, pero detente —exige abochornado con la cara roja, mirando de reojo al par de personas que observan en dirección a su mesa.
Jimin sonríe victorioso y Yoongi piensa en el talento de ese chiquillo para conseguir lo que quiere.
Cuando Yoongi llega a su turno de la tarde, no alcanza ni a buscar a Jungkook con la mirada antes que Namjoon ponga una expresión de súplica para que lo acompañe a una reunión.
Aburrida y tediosa reunión. Se limitaba a responder cuando pedían su opinión, el resto era simular interés y llenar su pequeña taza de café.
El problema del aburrimiento es que su mente busca distractores interesantes e inevitablemente Jungkook es uno de ellos. Recordaba la tarde en el cine, su dongsaeng no había tardado ni un segundo apenas se apagaron las luces en entrelazar sus dedos, Yoongi en algún punto de la película se recargó sobre su hombro anhelando un poquito más de cercanía. Jungkook distrajo solo unos segundos la vista de la pantalla para besar suave su coronilla y el otro alfa estaba seguro que su corazón se fundía en su pecho.
Una involuntaria sonrisa aparece en sus labios y para disimular lleva directo a ellos la tacita de café. Namjoon ya lo notó, su mirada con un brillo de diversión habla por sí misma.
Al regresar toma un puesto en la recepción y no necesita preguntar, Jisoo con una expresión feliz le menciona como si fuera tema casual que el oficial Jeon se encuentra de personal de apoyo en un accidente en la autopista. Asiente sin decir nada, ni siquiera quiere indagar a qué venía el comentario pudiendo preguntar tantas otras cosas, sobre la reunión, por ejemplo.
Luego un patrullaje, se arma de ánimos para conducir junto a un beta copiloto que hablaba hasta por los codos y cuando finaliza su turno piensa en lo mucho que desea estar echado sobre la cama —junto a Jungkook—.
Como si tuviera un imán el alfa más joven arrastra los pasos hacia su dirección. Yoongi se contiene de tocarlo y abrazarlo con todas las ganas acumuladas, Jungkook también se frena, pero sus ojos le señalan que el anhelo ha sido mutuo.
—Hyung, ven a pasar la noche conmigo —dice bajito.
Hace un movimiento afirmativo, junto a un monosílabo que suena como un "hum", aunque por dentro exclama un "sí". Su mente responde con más entusiasmo que su cuerpo cansado. No es el único, su dongsaeng también hace todo con movimientos perezosos. Apenas les sobran energías para llegar a la cama. Yoongi se desploma primero, seguido de Jungkook, quien sin mayor consideración aplasta el delgado cuerpo ajeno.
A Jungkook le gustan esos gruñidos disconformes y como se remueve sin fuerzas para escapar. No lo deja, lo aprisiona con sus extremidades.
—Mocoso, no eres liviano.
—La musculatura pesa —dice orgulloso, riendo bajito.
—El punto es que me estás aplastando.
—Me gusta tenerte abajo —susurra contra su oído—. Siento que puedo cubrirte.
Yoongi cierra los ojos deleitándose con el aroma ácido, fresco y picante que envuelven la habitación, impregnado en las sábanas y el que desprende el mismo Jungkook, quien reparte pequeños besos y mordisquea su oreja. Ciertamente el alfa castaño lo cubre, gran parte de su peso lo presiona contra el colchón, pero lo siente cálido apoyado contra su espalda.
Disfruta de las caricias que va dejando con sus labios y los dedos que trazan patrones indefinidos por su nuca al resto del cuello.
Por lo general sus encuentros siempre han sido explosivos, pero las últimas veces han tenido espacios para ir más lento, explorar con paciencia, besar hasta los lunares. Le fascina ese pequeño puntito que está bajo su labio.
Cree que sueña mientras el menor rasca su cabello. Se está quedando dormido y sospecha que Jungkook va por la misma senda, porque los movimientos son lentos y su respiración se escucha pausada, hormigueando tibia sobre su piel.
—¿Quieres salir junto a Jimin y Namjoon? —pregunta arrastrando las sílabas.
—¿Me estás proponiendo una cita doble?
—Yah, por qué ustedes ven todas las salidas como citas.
—Me gusta pensar que tengo muchas citas contigo —balbucea antes de bostezar y abrazarlo con fuerza flojita, moviéndose para quitar su peso de encima, pero sin despegarse de su lado.
¿Por qué es así? ¿Por qué hace eso? ¿No se da cuenta que cada vez lo llena más de ilusiones?
Siente que está teniendo un lindo sueño junto a ese alfa orgulloso y no quiere que la alarma estridente lo interrumpa...entonces despertaría solo y en su cama, regañándose por no haber aprendido que ilusionarse más de la cuenta siempre resulta devastador.
Despierta solo en la cama. No en la suya, sino en la de Jungkook, mira que su pantalón está doblado sobre una silla al igual que su camisa. No sabe en qué momento se durmió, pero su compañero le ayudó a desvestirse y lo tapó con las frazadas. Abraza la almohada con agradable aroma a limón, jengibre y café, hunde su nariz y emite un ronco ruido perezoso sin ánimos de levantarse.
Otro aroma dulce lo distrae. En la mesita próxima a la cama hay una bolsa de papel con un muffin dentro y un post-it pegado al exterior. Es un mensaje de buenos días, recordándole que la cafetera está llena, Jungkook agregó un tierno dibujo de la cara de un conejo con una ceja más gruesa.
No puede.
Seguramente sigue soñando.
—Jiminnie, estamos atrasados —suspira Namjoon terminando de recoger las ropas que estaban esparcidas por la habitación.
El omega se apresura en salir del baño, mira a Namjoon y revuelve ligero su cabello con una caricia suave.
—Te veías demasiado ordenado —sonríe con los ojitos entrecerrados—. Tus labios están muy pálidos —se queja bajito y saca del bolsillo un bálsamo con ligero color.
Namjoon cierra los ojos disfrutando de tacto ligero sobre sus labios. Luego vuelve insistir suplicante salir pronto con el automandato inserto en su consciencia de cumplir horarios y la importancia de la puntualidad.
—Ahora sí, ahora sí —repite caminando hacia a la puerta.
Llegan al restaurante acordado con veinte perdonables minutos de retraso, Yoongi le escribió para avisar que estarían en la terraza. Visualiza a los dos alfas conversando e intercambiando sonrisas en una de las mesas apartadas.
Jimin y Namjoon se disculpan, Yoongi hace un gesto con la mano restándole importancia y Jungkook sonríe.
—Sé que a Jimin-ah le gusta producirse como si fuera a presentarse en un evento, eso suma varios minutos de retraso.
—Estoy casi todos los días con la cara de perpetuo cansancio y una bata blanca, necesito un poco de glamour —justifica poniendo una mano en el pecho para exagerar el dramatismo.
Piden unos minutos para revisar con calma el menú. Jimin reparte su atención entre los tipos de pasta y la interacción entre sus amigos. Hablan bajito, Jungkook insiste que si piden algo diferente y que a los dos les guste pueden probar dos platillos en lugar de uno. No puede no sonreír cuando mira al menor buscar los espacios y segundos disponibles para rozarle la mano a su hyung.
Namjoon lo llama suavecito preguntándole si decidió. Niega y da vuelta la hoja del menú. Mira de reojo al menor de los alfa que se remueve en su asiento, huele como si estuviera un poco incómodo y abrumado, observándolo a él y su novio con disimulo. Supone que influye en que aún mire al beta como jefe y el peso del cargo es inevitable.
Jimin intenta aligerar el ambiente comentando algunas experiencias divertidas que ocurrieron en urgencias durante la semana. Jungkook va soltándose y riéndose con ganas. A momentos esos grandes ojos oscuros buscan la fina mirada de Yoongi. Su hyung también sonríe y puede oler las notas vibrantes de su alegría, siempre tan cálido y amargo, mezclado con el frescor del limón.
Los platos llegan y el omega mira con grata sorpresa como Yoongi no reclama cuando el otro policía sin preguntar saca comida de su porción, aunque sus labios se curvan un poco y falla en su intento de aparentar una expresión de molestia.
—Prueba el mío, huele muy bien —ofrece Jungkook.
Le gusta verlos así. Le gusta que su mayor esté bajando sus barreras y se esté dando una oportunidad para compartir con alguien. Le agrada también que la timidez de Jungkook vaya desapareciendo a medida que conversa con Namjoon.
Está satisfecho porque la cita doble fue una muy buena idea.
—¿Pediremos postre? —pregunta el Jungkook con ánimo. Siempre hay lugar para el postre.
—Pide el que quieras o si quieren pedir algo para todos, elijan por mí—asiente Yoongi antes de pedir permiso para levantarse.
Namjoon apenado hace un gesto de disculpa y se levanta a contestar el celular, alejándose varios pasos hacia un sector despejado.
Jimin le sonríe y llama al joven que lo atendió para pedir nuevamente el menú.
—Es divertido los giros que da la vida —comenta insinuándolo todo con esa frase.
—A veces son demasiado rápidos —afirma Jungkook sintiendo como sus mejillas enrojecen calientes.
—Me gusta lo feliz que se ve Yoongi hyung a tu lado —sabe que su faceta de amigo sobreprotector empieza a salir a la luz, pero es incontrolable su preocupación. Además Yoongi hizo algo similar a medida que Namjoon iba metiéndose en su vida.
—Me gusta verlo feliz.
Desde que llegaron Jungkook se fijó en Jimin, en lo atractivo que lucía y su delicioso aroma dulce y ácido a frambuesas. Jimin, el mismo omega que deseaba hasta sentir un vacío en el estómago por lo lejos que estaba de poder tenerlo. Se descubre a sí mismo encontrándolo igual de encantador con sus ojitos sonrientes y labios esponjosos, pero ya no anhela tocarlo, besarlo, marcarlo, tenerlo. Ni él, ni su lobo se inquietan frente a ese lindo omega.
Ciertamente ha sido un giro rápido y brusco, todavía recuerda cuando estaba sentados en la mesa desayunando-almorzando después del cumpleaños de su jefe, un poco antes de aquello también creía que estar con Yoongi en una habitación sin querer arrancarse los ojos mutuamente era una enorme prueba a la fuerza de voluntad. Ahora la dificultad es compartir en un mismo espacio sin imaginarse arrancándole la ropa.
Jungkook está asustado, pero no puede negar que le gusta el giro que han dado las cosas. Que se ha visto deseando y experimentando mucho de lo que nunca imaginó y le gusta demasiado.
—Me gusta Yoongi hyung —confiesa bajito—, me gusta mucho.
—Bien... —Jimin sonríe con ternura.
—Yoongi hyung es...
—¿Están hablando de mí? —dice levantando las cejas mirando a sus menores.
—Le contaba a Jimin que eres un gato arisco.
"...Asombroso".
Yoongi es asombroso para Jungkook.
—Y yo le comentaba que has sido así desde siempre, seguramente conservas las memorias de tu vida pasada —agrega el omega.
—Yah, son unos dongsaengs terribles.
Jimin nuevamente puede sentir la tranquilidad de haber confiado en su intuición. Puede oler la determinación en Jungkook, nota las miradas afectuosas, piensa que ese alfa altivo si podría luchar contra el mundo para estar con su hyung. Solo necesitan tiempo. Aún tienen bastante que enfrentar, pero confía en la terquedad de ambos alfas para disponer y armar un destino juntos.
***
Ahora Jimin está tranquilo sabiendo que el corazoncito de su hyung queda en buenas manos (?)
Necesitaba un par de momentos fluff uwu 💖 (antes de volver a atacar con smut y los dramas de este par de alfas tercos).
Gracias por el apoyo, les mando toneladas de cariños >u< 💕
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