XII. Al descubierto

Jimin no se ofendió porque Yoongi no le contó enseguida, aunque hubiese querido que lo hiciera, que hubiera sido la primera opción a quien llamar —¿quién no llama a uno de sus mejores amigos en situaciones crisis?—.

Más bien supo todo el asunto como si fuera un chisme luego de recibir un mensaje de Hoseok que preguntaba si acaso el alfa pálido le había dicho algo respecto a Jungkook.

Fue inesperado, estaba acurrucado y somnoliento en su cama, exhausto después de muchas caricias y un buen orgasmo cortesía de su hermoso beta, quien además con todas las intenciones de no frenar los días de mimos en su celo fue a comprar los pastelillos de crema y fresas, y no cualquiera, específicamente los que preparaban en la pastelería de la familia de Seokjin.

Su celular había vibrado, el brusco ruido del aparato sobre la madera le provocó un sobresalto similar a un infarto que frustró su intento de dormir. Asustado se incorporó y cogió el móvil.

[¿Yoongi hyung te contó?]

[¿Qué cosa?]

[Creí que ya había hablado contigo]
[...]

[Deja de tenerme en suspenso, no me hagas llamarlo y gritarle por teléfono]

[No le digas que te dije]

Simultáneamente otra notificación de Taehyung saltó en su pantalla.

[Alerta de spoiler!]
[...]
[ (ㅇㅅㅇ)ノ ]
[El YoonKook es canon! (๑♡⌓♡๑) ]

[¿Podrías explicarme?]

[¿O debería decir KookGi?]
[ (⁎˃ᆺ˂) ]

Sus dedos confundidos no sabían a cuál de sus dos amigos escribir primero. Dejó escapar un ruido de sorpresa mientras su cabeza sacaba las conclusiones por adelantado.

Primero revisó el nuevo mensaje de Hoseok.

[Pero ayer Jungkook besó a Yoongi]

Y Jimin sabía mejor que nadie que su amigo policía no iba a rechazar a su compañero que "ya no le desagrada", aunque la última vez que hablaron por teléfono le había dicho: —admite que te agrada y estás disfrutando de su compañía.

Le sorprendía saber que fue el menor de los alfa quien tomó la iniciativa tan pronto. Imaginaba que sería Yoongi cuando su bomba a cronómetro interna llegara al conteo de cero.

Abrió la pestaña de Taehyung, mucho más efusiva y con el mensaje por partes.

[Se besaron]
[Jungkook y Yoongi ]
[En la oficina de la estación]
[Jungkook me contó]
[Sigo en shock (⊙_☉) ]

El omega miraba incrédulo las dos ventanas de chat y volvía a releerlos para terminar de convencerse de que estaba pasando y no era un engaño del trance sueño-vigilia. Tuvo que contener sus ganas de llamar a Yoongi, después debió reprimir las emociones alborotadas frente a Namjoon que entre risas y besos en el rostro le preguntaba qué secreto estaba escondiendo, se excusaba susurrándole al oído: —mis ganas de follar contigo —entonces su novio beta hacía como que le creía y se acomodaba entre sus piernas.

Deberían estar prohibidas las noticias fuertes para un omega en celo, cuyas hormonas hacían estragos, además de su cuerpo, con su sensibilidad.

Pasado los días, con todos esos agentes químicos recobrando la estabilidad podía analizar en frío toda la situación. Sabía que si bien está la confianza cimentada de años con Yoongi, existen momentos en que hay que dejar madurar ciertos hechos, llevar a cabo todo un proceso de asimilación antes de contarlos, porque a veces uno prácticamente es un caos. No le ofende que se haya desahogado primero con Hoseok, quien siendo más impaciente le sonsacó la verdad a un Yoongi sofocado por el peso de un enamoramiento -aunque no lo admita- que va ganando espacio.

Jimin prefiere esperar paciente, los días le permiten imaginar y especular, pero será dentro de algunas horas que lo verá, una escapada para almorzar juntos entre turno y turno, entonces podrá escuchar todo de la boca de su hyung.

Tampoco tiene cara para exigirle verdades inmediatas cuando él mismo hace varios años atrás le contaba a Yoongi cada uno de sus avances con Namjoon, salvo la pequeña y tonta mentira que había de por medio. Y si su amigo lo supo no fue porque le haya confesado su ligera y artificial modificación de la realidad precisamente, sino porque ese tipo de cosas son como una bola de nieve, de esas que se vuelven enormes y Jimin sentía que la miraba venir estupefacto, asumiendo su destino.

Hasta que lo atrapó y no quedó otra opción que la vergüenza de verse expuesto.

—¿Cómo es esto de que Namjoon piensa que eres el beta más dulce del mundo? —preguntó una tarde lluviosa encerrados en su habitación con la serie en pausa y el bol de palomitas de maíz vacío que pretendían rellenar.

Los colores rojizos tiñeron las suaves y abultadas mejillas de Jimin. Mordió su labio y miró al suelo apenado. Que su hyung lo dijera en voz alta lo hacía sentir todavía más tonto.

—Me asusté, Namjoon hyung dijo que nunca había salido con omegas o alfas y que lo imaginaba complicado, entonces pensé que no le interesaría conocerme más y salir conmigo si...

—Jimin-ah —lo interrumpió con una caricia en el cabello teñido de rosado. Su amigo lucía como un algodón de azúcar, esponjoso, suave, dulce y torpe—. Eres un buen chico, por eso le gustas a Nam, el que sepa que eres un omega no cambiará lo que siente por ti.

—Le mentí, me siento muy tonto.

—Eres tonto —golpeó su frente con dos de sus dedos con cariño—. No dejes que pase más tiempo.

Y cada vez que trataba de decirle era como si su lengua se trabara. Como si la parte torpe y miedosa de sí mismo boicoteara sus intentos de ser sincero.

Terminó siendo Seokjin quien lo empujó con un forzoso ultimátum.

Primera vez que veía a ese amable hyung con el entrecejo arrugado y una mirada molesta. Había agachado la cabeza mordiéndose el interior de la mejilla, su rostro ardía por la vergüenza misma que su explicación sonó más como a una excusa lamentable que a una razón coherente.

—Estás subestimando a Namjoon, no quiero que le mientas a mi mejor amigo —le había dicho firme—. Le dices tú o le digo yo.

Jimin se sintió todavía peor, saliendo de su temor egoísta podía mirar que estaba reduciendo a Namjoon solo a una frase en un contexto tenso y específico, asumiéndolo como un determinante, cuando su hyung había demostrado ser comprensivo y sensible. Seokjin tenía razón, lo estaba subestimando.





 
 
—¿No estarás subestimando a Jungkookie?

Pregunta una vez que Yoongi concluye un escueto resumen y no solo de un beso, también del coqueteo que a momentos creyó que malinterpretaba las señales y de cómo acabó entre sus piernas —con ropa— en su apartamento.

—Solo tuvimos un desliz —repite antes de sorber los fideos de su sopa desde el apartado rincón en el sencillo local que se encontraban.

Jimin sabe las implicancias que tiene la palabra "desliz" en la vida de su amigo y sabe mejor que nadie que por más que trate de utilizarla como si fuera nada, significa harto. Algo que duele y no quiere exponer porque su hyung es orgulloso y está tratando de convencerse a sí mismo que fue una aventura ligera, pero eso no convence al omega que estudia detenidamente su semblante de jugador de póquer.

—¿Un desliz? —cuestiona con entonación suave.

—Un desliz.

No es como si Yoongi quisiera comentarle tantos detalles, aunque entre ambos por lo general no existían las inhibiciones y la confianza estaba para contarse hasta lo más ínfimo de las experiencias, desde que eran unos adolescentes y Jimin curioso le preguntaba a sus dos hyungs alfas como era que "hacían sus cosas". Incluso gracias al entusiasmo del omega fue que el mayor se enteró de varias de las intimidades y detalles obscenos respecto a Namjoon que no quería ni esperaba saber. Solo que ahora contarlo es revivir cada imagen, cada pormenor, cada sensación y es demasiado.

Y resulta peor todavía dejarse influenciar por las ideas optimistas del omega que lo invitan a ilusionarse. No, totalmente prohibido.

—¿Cómo estás tan seguro? —Jimin insiste.

—Literalmente dijo que lo que pasó fue un desliz.

Podría llamarlo intuición, pero no termina de convencerse que para Jungkook sea una experiencia pasajera. No duda que haya iniciado por la tensión acumulada y la rabia del minuto, pero lo repitieron, escalaron de nivel...

No tiene nada concreto que le permita afirmar su punto, pero está seguro que volverá a pasar, porque hay algo compatible en ese par de alfa, una conexión.

—Compréndelo un poco, seguramente está asustado, debe ser la primera vez que se enfrenta a sentir este tipo de afecto por un alfa.

—¿Afecto? El mocoso estaba enojado con las hormonas alborotadas —resopla ante la insistencia—. Podría hablar de deseo temporal y posterior arrepentimiento, pero no de otro tipo de afecto.

—No puedes saberlo.

—Tampoco quiero saberlo, pero está fingiendo bien que nada pasó, es mejor dejarlo así, Jimin-ah —se encoge de hombros y se llena la boca para dejar de hablar. La sopa se está enfriando.

—¿Qué pasó con el hyung que luchaba y me instaba a no rendirme?

—Ese hyung sabe qué batallas pelear y cuáles son causa perdida —aclara después de tragar, comenzando a llegar al límite de su paciencia—. No hay nada que pueda sacar de ahí que no sean problemas.

Jimin prefiere dejarlo así, huele la molestia, lo retomará cuando Yoongi confirme su teoría después que los deslices con Jungkook sean habituales y ya no pueda considerarlos como tal, pero por ahora entiende que su amigo no quiere ser lastimado, es la tendencia normal de cualquier ser vivo esquivar el dolor cuando es displacentero.

También estuvo sumido en terror al enfrentar a Namjoon pensando en todos los escenarios de rechazo posibles por ser un omega mentiroso, pero a fin de cuentas ese día que habló tuvo dos certezas: la primera es que nunca se había sentido tan patético, la segunda es que se sintió adorado.

¿Cómo no iba a sentirse patético? Estaban sentados en la banca de un parque en una cita llena de esos detalle cursis que le encantaban al omega, quien siquiera antes de abrir la boca sus ojos se humedecieron. Namjoon sonreía con los bellos hoyuelos adornando su rostro y arrojaba miguitas de pan a los patos que revoloteaban a su alrededor.

—Cuando seamos un par de viejitos deberíamos venir a este parque y alimentar a los patos...—volteó a mirarlo y su semblante tranquilo cambió a preocupado—, Jiminnie, ¿qué pasó? —acercó su mano para acariciar la mejilla suave y blanda.

Sus capacidad de retener las lágrimas disminuyeron tan solo escuchar la primera frase. Namjoon se proyectaba con él. El problema nunca fue su naturaleza de omega, sino que le mintió y no quería por nada del mundo ver la expresión decepcionada de Nam, pero era una posible consecuencia que le hizo temblar y sollozar, cuestionándose por qué había sido tan tonto, había gastado tanta energía en ocultar algo tan evidente y en sentirse culpable. Todo le pesaba.

—No quiero que te sientas decepcionado de mí —sorbió y más se le apretó la garganta cuando Namjoon secaba sus ojos con cuidado usando la manga de su suéter.

—¿Por qué habría de estarlo? —desplazó sus pulgares en círculos por la piel mojada, dejando las caricias para tenderle una servilleta de papel que guardaba en el bolsillo.

—Porque te mentí —dijo bajito, angustiado—, soy un omega.

—Lo acabas de hacer sonar como si fueras a decir algo terrible, el hijo de algún mafioso, un estafador de ancianos, un asesino de gatitos para rituales de magia negra...

—Yah, te estás riendo de mí, me siento terrible, siempre has sido dulce y honesto conmigo —se encogió avergonzado, sintiéndose como un crío por llorar frente a una situación difícil que él mismo creó.

—Podría seguir, tengo muchos ejemplos —los hoyuelos continuaban en sus mejillas—. Pequeño omega mentiroso —besó la punta de su nariz roja.

—Perdón, hyung —se estremeció al toparse con esa mirada comprensiva cuando se atrevió a levantar la vista.

—Y yo que pensaba que solo eras un beta muy, muy dulce —dejó salir una risa suave que tranquilizó el estresado corazón de Jimin. Más tranquilizador aún fue que haya tomado sus mejillas y depositado un beso en sus labios salados—. Lo único que me alejaría de ti es que no quisieras estar conmigo —confesó envolviendo su cintura.

Rodeó su cuello con los brazos y lo apretó fuerte, negando una y otra vez. No había posibilidad de soltarlo. También quería volver al parque cuando fueran viejitos y alimentar a los patos.




 
 
Jimin entiende que cada persona vive sus procesos a sus determinados tiempos particulares, pero no omite la importancia de algunos empujones necesarios que adelantan las cosas en muchos casos o entorpecen en otras. Luego de evaluarlo está decidido en ayudar, Yoongi está en inercia, deja que su voluntad dependa de las acciones a su alrededor y el omega quiere que su amigo reaccione y tome la iniciativa, entonces no dudará en instarlo a hacer algo al respecto, al menos que admita que lo que siente por su compañero alfa es bastante más de lo que trata de convencer.

Pero también necesita que Jungkook continúe tomando riesgos, ya que sabe que Yoongi seguirá expectante hasta tocar tierra segura.

Tiene la certeza también que hay otras personas curiosas a la espera de ver qué pasa. Por eso cuando Taehyung y Seokjin lo visitan por la tarde trayendo pastelillos es inevitable que surja el tema del par de alfas tercos que tienen por amigos.

Mediante preguntas va sacando información de Taehyung y se arma una idea de cómo va el panorama. Por ejemplo, concluye que Jungkook no le ha comentado a detalle sobre lo último que pasó en el apartamento de Yoongi, el fotógrafo solo refiere a que se besaron de nuevo y Jimin casual responde: —Sí, algo me contó Yoongi -sin entregar más detalles.

—Le escribí a Yoongi para saludar y ¿adivinen qué me respondió? —Jin hace una pausa para soltar un bufido—, "apuesto que el mocoso de Taehyung te contó y quieres saberlo por mí", es decir, sí, quería saberlo por él, pero pretendía preguntarle un poco más sutil, me comentó que tuvo un "desliz" con Jungkookie en su apartamento.

Taehyung retiene el aire y frunce el ceño mostrando una infantil expresión de indignación tras darse cuenta que su amigo alfa omitió información relevante.

—Jungkook no me contó esa parte, quiero detalles.

—Yoongi no me quiso dar detalles.

—Tampoco a mí —dice Jimin tranquilo y con voz suave. Una pequeña mentirita que sí puede sostener—. Me gustaría saber qué piensa Kookie, si Yoongi hyung le genera algo...

—Jungkook no reconoce todavía que podría gustarle, pero sí admite que fue quien ha comenzado y que está confundido.

—Los dos necesitan tiempo, Yoongi y Jungkook son tercos y están asustado. Uno porque sus relaciones no han funcionado y no es fácil llevarlas entre dos alfas o dos omegas —expone Seokjin, otra fuente directa de experiencias similares—. Y el otro porque es complicado darte cuenta que te están pasando cosas con alguien de tu misma casta.

—Cierto, sería la primera vez de Jungkook con un alfa —asiente Tae—, además su misma familia le incentiva continuamente a buscar un omega y tener lindos cachorritos.

Jimin suspira resignado, será difícil, especialmente si el menor de los alfas tiene aquellos valores e ideales arraigados. Junto a Yoongi estaría lejos de cumplirlos, de seguro tendría que enfrentar a sus padres en algún momento.

Teme que Yoongi sufra y a veces cuando vuelve a mirar la situación, duda hasta qué punto involucrarse o simplemente adoptar un rol de amigo confidente y estar preparado para sostenerlo cuando nada funcione.

Una batalla entre su intuición convencida que ambos tienen mucho potencial y lo lógico, señalando que quizá Yoongi tiene razón y Jungkook no está preparado para asumir que podría ser más que un desliz. No sabe si el menor de los alfa está preparado para luchar con el mundo por su hyung.

Lo piensa nuevamente con una sonrisa decaída en su turno de colación por la madrugada cuando una enfermera delta que le agrada le cuenta que está teniendo problemas con su pareja. Actualmente sale con un beta que constantemente reevalúa la relación. Jimin libera un poco de su esencia dulce para tranquilizarla al ver que sus ojos se cristalizan, pero ella orgullosa mantiene la cabeza en alto.

Le entristece cuando la joven expresa sentirse arrepentida de todas sus decisiones, sumado a tener que esconder la mordida y usar un neutralizador para anular la poca potencia de su aroma. Aquella chica le había comentado una vez que prefería que pensaran que era una beta a una alfa que perdió su estatus.

Entiende que su hyung haya aprendido a ser arisco con los años. Cuidándose de ser marcado y negándose a marcar.



 
  
 

Cuando llega a su casa entra silencioso, Namjoon duerme plácido con los brazos extendidos hacia su puesto de la cama, con cuidado se arropa bajo las frazadas y se acomoda apegado al cuerpo tibiecito del beta, aunque sea por un par de horas antes que su novio se levante para comenzar su jornada.

Despierta pasado medio día, mirando el espacio vacío y se estira con pereza, no batalla con salir todavía, siempre tiene el día libre luego de tomar turnos durante la noche. Almuerza comida prehecha que calienta en el microondas. Está emocionado porque en la tarde irán a su primera clase de baile y para que las horas avancen rápido aprovecha el tiempo libre de forma productiva, una visita al supermercado, lavar ropa, ponerse al día con el par de capítulos de una serie. Entre medio le escribe a Yoongi lleno de curiosidad para saber cómo va todo con Jungkook para recibir una escueta respuesta que apunta a que todo sigue igual.

Apenas Nam cruza el umbral le insiste con brincos felices y un par de besos en los labios que se cambie de ropa, que no quiere llegar atrasado.

Sujetando la mano del moreno lo arrastra hacia un afiche con el horario de las distintas clases, se lamenta con quejidos y pucheros que le faltan horas a su día para poder tomar otros cursos más. También se queja que se siente oxidado.

—Si tu te sientes oxidado que queda para mí —Namjoon sonríe y Jimin hunde el pulgar en uno de sus hoyuelos.

La profesora es una mujer beta extranjera, lo nota por sus rasgos llamativos, piel aceitunada y el bonito acento al hablar. Es alegre y contagia el entusiasmo, repitiendo la secuencia básica junto a su compañero, otro beta joven.

Jimin se divierte con el agarre nervioso de Nam y la forma en que sus ojos miran al suelo, siguiendo mecánicamente los pasos. Siente que ha retrocedido años, cuando se encerraban en la habitación del beta —porque en su casa Namjoon no era exactamente recibido con alegría— y ponían música para las lecciones particulares de baile, entonces el moreno se atormentaba con los ojos en sus pies cuidando de no pisarle.

Le dice lo mismo que en aquel entonces: —Mantén tus ojos en mí.

—Te pisaré —dice con las mejillas teñidas y avergonzado.

—¿Cuándo me ha importado? —pregunta con esa entonación aterciopelada y ojos entrecerrados que hacen que Namjoon derrita.

Terminan agotados, la piel de su novio brilla con pequeñas gotitas que caen por sus sienes, se apoyan el uno en el otro para mantenerse en pie, la profesora se despide de sus nuevos estudiantes deseando verlos la próxima clase. Jimin asiente entusiasta. A Namjoon le encanta verlo así de radiante, el omega está reencantado y no se guarda de comentarle que definitivamente no estaba oxidado.

Así como Jimin ofreció viajar de ida, a su novio le toca conducir en la vuelta a casa. Hambrientos como nunca después de la sana dosis de ejercicio pasan por pollito frito a un local a pocas cuadras.

—Ejercicio y comida frita, son el equilibrio perfecto.

—Jiminnie, sabes que tus compañeros nutricionistas del hospital te odiarían por ese comentario.

—Supongo que ya lo hacen algunos —alza los hombros en señal de no tomarle importancia.

Por lo general se lleva bien con sus compañeros de trabajo, tanto enfermeros, técnicos, otros médicos, aunque al principio lo solían confundir con un enfermero hasta que aparecía con su bata blanca y credencial. Le gusta atender en urgencias, es dinámico y terrible, le ha permitido generar un estómago de acero y sortear la presión, incluyendo adaptarse a turnos extensos y agotadores.

Muchas veces le han cuestionado de qué forma lo hará un omega como él cuando quiera formar familia, claramente tendría que reducir su jornada de trabajo o le han preguntado por qué no siguió una línea en obstetricia o pediatría —como varios omegas en el área de salud—. Tontos prejuicios que ha tenido que enfrentar durante cada semestre en la universidad y en su trabajo en el hospital, pero con esfuerzo se ha posicionado bien en su lugar y si algo reconocen es que es perseverante y eficiente.

—¿Cómo es eso posible si eres tan dulce? —besa su frente. Aunque Namjoon sabe mejor que nadie que la envidia aparece con facilidad y al igual que Jimin ha tenido una ardua batalla para validarse en su puesto.

El omega sonríe y sus mirada alegre desaparece bajo los párpados. Namjoon le devuelve el gesto, aunque el cansancio es patente en su ojos pequeños. Seguramente tuvo un día largo del que empezó a preguntar en el resto del camino.

—No deberías entrenar el mismo día de las clases de baile, deja energía para mí —pide con un puchero mientras reparte el pollo apanado y las alitas picantes en los platos.

—Yoongi hyung me lo pidió y hacía tiempo no entrenamos juntos, luego se sumaron Jinyoung y Jungkook.

Los labios gruesos de Jimin se curvan en una sonrisa sin poder evitarlo, ahora quiere detalles.

—¿Y cómo fue? —indaga curioso.

—Practiqué con Jungkook, al principio estaba cohibido y restringiéndose conmigo.

La sonrisa va desapareciendo. El omega castaño pensaba que su hyung pálido y Jungkook habían liberado tensión forcejeando juntos, que era una muestra que la relación iba mejorando.

—Entonces Yoongi hyung... —susurra en voz alta, pensando en que seguramente ambos están poniendo barreras.

—Te veo cara de querer contarme algo —Namjoon acerca una servilleta para limpiar la punta de la pequeña nariz de Jimin manchada con una gotita de salsa.

Jimin aprieta los labios, la verdad es que se ha estado conteniendo de contarle todo con lujo y detalle a Nam, sabe que es cauto con el manejo de información, pero estaba a la espera que fuera Yoongi quien le comentara algo y por lo visto no lo ha hecho. Seguramente no quiere que el beta cargue con más preocupaciones adicionales.

—Es sobre la relación de Yoongi hyung y Jungkook...—decide mencionarlo.

—Ya sabes que pienso que son como un sube y baja, la relación está agitada últimamente, he preferido darles un poco de espacio, cuando Jinyoung invitó a Jungkook pensé que se negaría.

—Digamos que ya hubo un beso —comenta dosificando la información.

—Pensé que eso había ocurrido el día que durmieron en nuestro cuarto de invitados.

Le tranquiliza que se lo tome con naturalidad. Namjoon siempre le ha ayudado equilibrarse gracias a su templanza, por su parte sabe que aporta una dosis de energía a su pareja. Está más que convencido que juntos se potencian y complementan muy bien. Y es por eso que puede comentarle todo, porque sabe que no encontrará respuestas exageradas y mucho queda en complicidad.

Ahora sonríe con un poquito de esa complicidad.

—Fue hace poco.

—Durante el entrenamiento Jungkook casi no le quitaba los ojos de encima a Yoongi hyung, después se quedaron un rato más en el camarín, procuré marcharme rápido junto a Jinyoung —dice mientras sus labios se estiran aún más—, podrías preguntarle mañana qué pasó.

—Lo haré y te contaré —se incorpora con entusiasmo renovado.

Namjoon recoge los platos sucios y Jimin guarda las sobras de comida que seguramente acompañarán el almuerzo de mañana. Comparten los últimos pasos de su rutina diaria antes de llegar exhaustos a la cama.

—Tengo la tarde del domingo libre.

—Podríamos ir al parque —sugiere Jimin buscando la camiseta holgada que le gusta usar de pijama.

Le enternece que su novio esté usando el infantil pijama lleno de pequeñas caritas de un león sin melena —que parece oso— que le regaló hace un par de meses atrás. Es más, pensaba que su hyung lo guardaría con cariño en algún rincón de closet y nunca más vería la luz.

—Claro, me gustaría alimentar a los patos.

Y esa respuesta termina por hacer que su corazón se funda cálido en su pecho.

El omega mima a su pareja con un pequeño masaje en la espalda y el policía siente que se deshace con la presión cálida de sus manos, nota que está por dormirse, pero una nalgada repentina le hace brincar y toparse con la expresión traviesa, que segundos después revela sus intenciones dejando caer su peso.

—Te gusta aplastarme —afirma con la cara semi hundida en la almohada, sin moverse, le gusta tener a Jimin encima.

—Sabes que me gusta estar arriba tuyo alguna veces —dice bajito y cargado de coqueteo contra su oído, empujando suavecito las caderas sobre su culo.

Namjoon entiende muy bien que insinúa, sus mejillas se calientan al instante y su vientre hormiguea en anticipación.

—Pero creo que no nos queda energía hoy...

Escucha un quejido ronco del beta moreno que arquea la espalda y empuja para sentirlo un poco más, añadiendo un: —todavía me sobra un resto de energía.





  
  
***
Aquí capítulo un poco de transición y de NamMin/MinJoon la ship fluff de la historia ❤️
YoonKook/KookGi ship explosiva
HopeVJin la ship experimental por qué no sé qué hago con estos tres xD

En fin, traté de actualizar más seguido de lo que suelo hacer (persona de actualización semanal o un poquito más), porque me voy una semanita de viaje de vacaciones a tierras lejanas uwu
Y de paso me equivoqué apretando publicar cuando no terminaba de editar y para peor me cambió los guiones (y no guardó mis correcciones 😭)

Así que demoraré un poco en actualizar de nuevo, pero lo haré apenas vuelva, recargada de yoonkook.

Mucho amor para uds 💕

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