IV. El chico de la sonrisa bonita

Cuando terminó la reunión y comenzaron las rondas de despedida, Yoongi procuró hacer de forma rápida la suya. Estaba agotado y con ganas de volver tan pronto como fuera posible a su cómoda cama. Se alejaba a paso tranquilo hasta que una mano sujetando su muñeca lo hizo voltear y mirar un poco más arriba el rostro del omega alto. Ese chico tendía a quedarse conversando por largos minutos extra, las primeras veces lo esperaba porque se iban por el mismo camino, luego se terminó por aburrir.

Yoongi solo hacía la vida social justa y necesaria.

—¿Estás libre el sábado? —preguntó Seokjin con una sonrisa amable.

—¿Quieres proponerme algún plan?

—¿Quieres venir a una fiesta conmigo? Se supone que iría con uno de mis mejores amigos, Joonie...

—¿El chico torpe del que te quejabas porque manchó tu suéter favorito?

—El mismo, pero aún no me confirma y no quiero ir solo, además contigo de seguro que consigo alejar a los alfas molestos que tenía por ex compañeros de instituto.

—Entonces, ese era el propósito inicial —dijo riendo con ambas cejas alzadas—, usarme como repelente de alfas.

—Si lo pones así suena feo —soltó un par de carcajadas agudas—, quién sabe si conoces a uno que te agrade —guiñó un ojo—. Hablando en serio, los dos estamos desanimados, es una oportunidad para divertirnos.

—Bien, úsame de repelente de alfas —aceptó sin inconvenientes, le vendría bien un poco de música, compañía y alcohol—. ¿Puedo llevar a un amigo? Este mocoso estuvo estudiando todo el año y ni aún habiendo rendido el examen de admisión se quita la presión de encima, le vendría bien relajarse.

—Claro, feliz de conocer a las personas que aguantan el complejo carácter de Min Yoongi.

—Lo mismo digo de Namjoon, ese chico debe ser un santo.

Ambos sonrieron antes de separar caminos, sin sospechar que terminarían por unir el de dos desconocidos.
 
 
   
 
 
 

 
 
Jimin deja las bolsas en el suelo antes de abrir la puerta de la casa, Taehyung se apega a su espalda y ayuda a cargar un par, Jungkook los sigue unos pasos más atrás con los brazos llenos. El menor de los tres contempla a su hermoso hyung de cabellos castaños caminar ágilmente de un lado a otro, ordenando y separando los productos. Redistribuyendo el espacio en el refrigerador para hacer entrar más cosas. También les arroja un par de paquetes con globos a sus amigos para que empezaran a inflar. Sonríe con los ojos cerrados y Jeon solo puede limitarse a suspirar pensando en lo adorable que es ese omega.

Su omega que aún no sabe que es su omega.

Traga saliva, lo desea tanto que siente un vacío frustrante en el estómago. Nota que Taehyung lo escruta con el entrecejo fruncido y hace un pequeño movimiento en señal de negativa con la cabeza. Su mejor amigo no lo entiende y varias veces le dice "deberías proyectar tu interés en otra persona", pero no es tan fácil como suena, además tampoco quiere.

Le encanta el aroma a frambuesas de Jimin. Es delicioso, fresco y al mismo tiempo le transmite una sensación de confort. Está seguro que eso tiene que ser algo más. Las mariposas que le provoca la sonrisa de su hyung no pueden ser normales.

Quiere pensar que es cosa de tiempo para que el omega lo mire diferente.

—Kookie, ¿me ayudas? —Jimin le tiende unas serpentinas de colores.

Le provoca ternura ver como sobre una silla se esfuerza por extender al máximo los brazos y con cuidado va separando las letras que citan un "Feliz Cumpleaños". Se baja con ayuda de Taehyung que sujeta su mano.

—Hueles muy bien hoy —comenta con la nariz rozando el cuello y una sonrisa juguetona. No se resiste a rodear al mayor con un abrazo apretado. A Taehyung le gusta impregnarse de aromas dulces, aunque ninguno supera a la devoción que le tiene al de vainilla de su novio.

—Me haces cosquillas —dice entre risas, removiéndose.

Jungkook también quiere estrujar a Jimin y apretarlo contra su cuerpo. Quiere mucho más y le frustra que de momento sea tan inalcanzable.

Tae sonríe divertido por la reacción de su dongsaeng que mira atento cada uno de sus movimientos. Aunque se olvida de ellos cuando percibe la vainilla muy sutil y corre hacia la puerta.

—¡Jin hyung! —lo abraza por el cuello colgando parte de su peso en su novio que estrecha su cintura.

—Buenas tardes, siento la demora —saluda caminando a la cocina una vez liberado de las extremidades ajenas—. ¿Pasaste a retirar el pastel?

—Sí, tuve que reordenar todo el refrigerador para meter la caja —asiente con una sonrisa agradecida—, quedó hermosa.

—Bien, déjame ver con qué contamos —dice hurgando la alacena y el refrigerador—. ¿Te parece bien que prepare japchae para celebrar?

—¡Sí! —grita Tae desde la sala repartiendo coloridos globos.

—Todo lo que quieras, Seokjin hyung, confío en ti.

—Entonces ayúdame con las verduras.

Jimin se siente ansioso, procura tener cuidado cuando sus dedos tiemblan picando las zanahorias. En verdad quiere sorprender a su novio, pese a que le insistió que deseaba algo tranquilo, una cena y mimos para su cumpleaños. A meses de la fecha y viviendo por adelantado, lo primero que cruzó por su cabeza fue una pequeña fiesta sorpresa para que viera a las personas importantes que el trabajo y falta de tiempo no se lo permitía. Contactó a sus amigos cercanos y familiares que de a poco empiezan a llegar.

—¡Kookie, Tae-Tae! —el llamado atraviesa la sala y tiene en cosa de segundos a los dos menores en la cocina—, ellos me ayudarán.

Adora a Seokjin hyung y si alguien hace magia con la comida es él. Encomienda las preparaciones a sus habilidosas manos de chef y va a atender sonriente a los invitados.

Se da pausas para revisar su teléfono móvil, Yoongi le avisa que hace lo posible por retener un poco más a Namjoon que está ansioso por volver a casa. Necesita que lo prolongue un poco más y casi puede oír como su amigo estaría chasqueando la lengua al segundo que lee un: "veré qué puedo hacer".

Está sumido en emociones anticipatorias. Su cuerpo se tensa especulando posibilidades de desastre y sabe que la idea es divertirse y no dejar que el deseo que todo salga a la perfección termine por saturarlo. Piensa en la cara que pondrá Nam cuando vea su estudio renovado. Pretende también encender las velas del pastel en esa habitación, que sus amigos y familiares canten y reciba todo el cariño en su espacio favorito de la casa.

Su novio ha hecho tanto por él que muchas veces no sabe cómo retribuir el apoyo enorme que ha significado en su vida y por tantos años —no quiere que termine nunca—, aunque es una tonta presión autoimpuesta porque Namjoon no le exige nada y solamente pide sinceridad y confianza mutua para que el vínculo siga firme como un roble que no deja de crecer.

Los padres y hermana de Namjoon llegan con regalos y los recibe con una pequeña reverencia y sonrisa amplia. Le alegra tener una buena relación con ellos que apenas comenzó a salir con su hyung no lo miraron con desaprobación, no dieron pronósticos catastróficos y lo adoptaron con cariño como un miembro más.

Su propia familia no se mostró especialmente feliz de notar que su romance con un beta no era una simple etapa destinada a desaparecer tras la adolescencia. Les decepciona mirar que en lugar de proyectarse con un alfa que pudiera poner montones de cachorros en su vientre, se enfoca en compartir con alguien que no puede marcarlo.

A Jimin no puede importarle menos. Evoca en su mente esa sonrisa con hoyuelos que tanto le gusta y deja escapar una risita ligera, los años no han mermado la cantidad de amor que siente por Nam, más bien reafirman que en ese beta inteligente y comprensivo está el compañero de vida con el que siempre soñó.

Desde que recuerda fantaseó con amores dulces y una persona que fuera un acompañante entrelazado a su destino, que apoyara sus proyectos y le enseñara mucho de lo que no sabía. Alguien con quien crecer en conjunto. Se imaginaba tardes tranquilas de mimos, pero también emprender aventuras. Todo eso había encontrado en Namjoon, quien apareció justo en una época en que había dejado de soñar con enamorarse, porque su futuro académico empezó a ocupar todo su horizonte. Años en los que escuchaba de romances fallidos y veía relaciones camino al fracaso entre alfas y omegas jóvenes con hormonas alborotadas y pocas proyecciones.

No conocía esas extrañas mariposas que revoloteaban en el estómago de las personas enamoradas hasta que se estrelló de lleno con esa sonrisa y hoyuelos que lo cautivaron desde el primer segundo.

"Deberías estar agradecido de por vida por sacarte a rastras de tu casa", le recordaba Yoongi de vez en cuando. Después de todo fue su amigo pálido que insistió hasta escuchar un "sí" para que lo acompañara a una reunión de ex compañeros de un agradable chico omega. Jimin había estado deseando solo descansar hasta que los resultados de la prueba de admisión fueran publicados. Su hyung entre quejas y ceño fruncido alegaba de debía relajarse. "Apuesto que se te fundió el cerebro de tanto estudiar, mocoso, ¿cuándo fue la última vez que saliste a un panorama en grupo? Conmigo y Hoseok no cuenta, tampoco tus clases de baile".
 
 
   
  

  
  
 
 
Salir después de meses metido en sus libros se le hacía extraño. Miraba gente desconocida por doquier y el amigo de Yoongi no llegaba y ambos estaban en la mesa de bocadillos.

—Siento que nadie nos conoce y nos estamos devorando toda su comida —susurraba llevando una gyoza a su boca.

—Para eso está puesta la comida —se encogió de hombros y a cada minuto alzaba la vista entre la gente para ubicar a Seokjin—, debí suponer que tardaría, siempre lo hace —dijo en forma de queja.

Jimin volteó al escuchar una maldición de alguien a pocos pasos de distancia. Un chico de cabellos decolorados y rapado a los costados acababa de derramar salsa sobre su camisa y al querer coger rápido una servilleta tiró un vaso al suelo. El sujeto en cuestión notó un par de ojos curiosos encima y avergonzado le dedicó una corta sonrisa de esas que marcan pequeños surcos en las mejillas y afina la mirada antes de agacharse a recoger los cristales. Desvió la vista rápidamente a la comida con el corazón latiendo agitado.

"¿Cómo alguien puede sonreír tan bonito?". Y más importante aún, cómo era posible que una sonrisa lo estremeciera tanto.

—Las personas no deberían usar vasos de vidrio en este tipo de reuniones —comentó Yoongi tomando una segunda brocheta de cerdo.

El menor volvió a buscar al hombre de la sonrisa bonita, pero no había rastro, solamente una mancha húmeda en el suelo.

—Al fin —masculló señalando a un joven de cabellos rubios y camisa blanca que caminaba hacia ellos—.Empezaba a pensar que llegarías cuando esto terminara —agregó con sarcasmo.

—¿No has oído que lo bueno se hace esperar?

—¿Y qué sería lo bueno de lo que estamos hablando?

—Por supuesto que yo, dongsaeng irrespetuoso —el rubio hizo un mohín que dura pocos segundos, enseguida sonríe en dirección al chico de cabello oscuro más bajito—. Kim Seokjin —se presentó estirando la mano.

No tenía el aspecto común esperado de los omegas, que tendían a ser más bajitos y cuerpos suaves —Jimin batallaba contra la tendencia a ser suave y blando con ejercicio constante que engrosara sus músculos—. Era un chico alto, delgado, hombros anchos y cintura estrecha, la curva en sus caderas se pronunciaban muy poco. Hermoso a ojos de cualquiera, su rostro parecía haber sido finamente esculpido y así como atrajo su mirada, varios pares de ojos más llegaban a su dirección.

—Park Jimin —devolvió la sonrisa y sujetó su mano.

—Si aguantas el carácter de Yoongi debes ser un ángel.

—Qué no te engañe con su sonrisa dulce, Jimin-ah —dijo ganándose otra mirada ofendida—. Tu amigo también debe ser un ángel si te ha soportado.

A Jimin le divertía la manera distendida y directa de relacionarse entre ambos. Le gustaba ver que Yoongi encontrara amigos con quienes no tuviera que comedirse y censurarse.

—Namjoonie debe estar por alguna parte, me escribió que había llegado hace un rato —comentó observando a su alrededor— ¡Namjoon-ah! —gritó al divisar una cabellera rubia entre la gente que también volteó curiosa.

"El chico de la sonrisa bonita y el vaso roto". Apretó sus labios nervioso y con el calor que subía a sus mejillas. No entendía por qué estaba reaccionando así. No quiso levantar la mirada, estaba fija en la mancha en la camiseta hasta que escuchó un suave "hola" entonado con una voz grave —una caricia auditiva— y su atención quedó absorta en los labios que se curvaban y terminó por perderse en los hoyuelos.   

 
 
 
  
  
 
 
 
 
Jimin le avisa a los invitados que Namjoon viene en camino, doblando en la esquina, según el reporte segundo a segundo de Yoongi. Todos entre risas y exclamaciones se mueven por la sala, van a esconderse en la cocina y habitaciones cercanas. Siente como si el corazón se fuera a salir de su pecho y con el pulso que tirita apaga las luces. A tropezones y golpeando su pierna con la esquina de un mueble va a la cocina.

—¿Y cuánto falta para que llegue? —pregunta Tae a susurros.

—Se supone que ahora, escucho un motor, debe ser el taxi.

La puerta se abre y las luces se encienden. Entre gritos de "sorpresa" y risas todos aparecen y Jimin corre a abrazar a Namjoon que mira todo con genuino asombro y, aún procesando la información, tartamudea un "gracias" envolviendo la cintura de su novio.

Abraza más fuerte a Jimin y ríe con la alegría que brota de sus labios, con el calor que se desparrama en su pecho.

—Muchas gracias, Jiminnie —besa su frente. Sus ojos se pasean entre su familia y amigos que se acercan a demandar los abrazos también.

Namjoon está sorprendido y por sobretodo feliz. Muy feliz. Sonríe y se marcan los hoyuelos que Jimin ama.

Se considera un firme defensor de esa sonrisa y su misión personal es darle vida para que todo mortal pueda deleitarse con ella.

Adora hacerlo sonreír.
 
  
  
  
  
  
 
 
 
 
Yoongi y Seokjin conversaban animados, este último señalaba disimuladamente a los diferentes ex compañeros contándoles anécdotas vergonzosas. Namjoon y Jimin al principio se observaban en silencio, como queriendo decir algo sin saber qué. El chico rubio comenzó con la primera frase estándar que se le ocurrió "la comida está buena" y de la comida pasaron a de hace cuánto conocían a sus amigos. El omega le contaba que recientemente rindió el examen de admisión y que pretendía postular a medicina.

En algún punto los dos mayores desaparecieron. Nam comentaba algo respecto a que Jin de seguro debió ir a la pista. Miraba a lo lejos a Yoongi bailando animadamente con un chico, recordaría preguntarle detalles después.

—Hay cerveza escondida en la cocina, ¿traigo una para ti?

—Te acompaño —asintió Jimin, no quería quedarse solo en medio de tantos desconocidos.

Caminaron entre las personas y el bullicio de la música y voces que provenían de todos lados. Había poca gente en la cocina y al parecer quienes estaban ahí era por el mismo motivo que Namjoon. Saquear cervezas del enorme refrigerador. El anfitrión definitivamente vivía rodeado de lujos, partiendo por la casa que era gigante.

—Namjoon-ssi —dijo suavecito para romper el silencio, recibiendo la lata que le tendió—. Si a esa mancha le pones detergente para lavar platos, lo dejas secar y luego lo enjuagas, removerás la grasa —agregó sonriendo un poco y señalando la botella del fregadero.

—Gracias, supongo que el anfitrión no notará que saqué un poco, dudo siquiera que sea él quien lave los platos.

Ahora que estaba cerca y con más luz aprovechaba de analizar cada detalles. Como lo bonito que lucía el tono de su piel tostada, la forma de sus labios gruesos, los lunares que adornaban su rostro. Le gustaba el estilo que le aportaban las argollas en las orejas y la camiseta holgada que exhibía sus clavículas. Agudizó el olfato intentando captar notas de algún aroma que le indicara si era un alfa o un omega. Nada, desodorante y jabón. Quizás usaba un neutralizador muy bueno o se trataba de un beta.

Daba igual, sea lo que fuera, la sonrisa bonita estaba ahí y el chico del vaso roto agitaba su corazón.

Aunque sería más fácil si fuera un alfa...

—Bien —dijo con la mancha cubierta de de detergente—. Quiero un poco de aire, ¿continúas acompañándome? —señaló el ventanal abierto.

Imposible negarse. Algo en ese sujeto alto, además de su sonrisa encantadora, causaba revoluciones en su interior. Quería seguir compartiendo tiempo con él, que no pasaran las horas. Recién empezaba a conocerlo y quería saber hasta sus sueños más profundos.

"Quiero conocerte, ¿puedo formar parte de tu vida?". No recordaba que alguna persona le causara el deseo intenso de querer saber más. Quería indagar qué había detrás de la bonita sonrisa con hoyuelos.

—Cuéntame tus secretos —bromeó Namjoon, sentándose a su lado en las sillas de mimbre con blandos cojines que había en el amplio jardín del anfitrión acaudalado.

Nam le había contado que junto a Seokjin estudiaron en un colegio privado al que entró gracias a becas por mérito académico. "Eso explica que tengamos ex compañeros con casas gigantes", había añadido.

El viento soplaba fresco, pero las mejillas de Jimin ardían. "Que si me sonríes me da algo así como taquicardia". Eso contaba como secreto imposible de decir, se sonrojaba de pensarlo.

—Algún pasatiempo, película favorita, comida que más odias...

Ese día aprendió que a Namjoon no le gusta comer mariscos y prefiere la carne, que tiene un talento natural para armar versos así como romper cosas, y que pretende entrar a la academia de policía, disfrutando un último periodo de cabello teñido.
 
  
  
 
 
 
  
  
  
Revuelve el ordenado cabello de su novio y sujeta sus manos. Todavía recuerda al Nam rubio, rapado y con argollas que vio por primera vez. Al chico torpe cuya sonrisa lo continúa derritiendo.

—No tienes idea lo difícil que fue esto, Namjoon-ah solo quería venir a pasar la noche de su cumpleaños contigo, tuve que distraerlo todo el camino para que no notara los autos estacionados alrededor de la casa... —Yoongi se queja tomando uno de los botellines de cerveza helada— me sorprende que este policía inteligente no sospechara nada.

—Ya era sospechoso que me hablaras hasta de tu café favorito y que echabas de menos a unos de tus ex para retenerme —ríe sin aflojar sus dedos que entrelazan los de Jimin.

"Aún falta una sorpresa más", se tienta a decirle, pero la fiesta recién empieza y debe contenerse.

—Lo del ex no era del todo verdad —se defiende con el ceño fruncido.

—Ni del todo mentira, hyung.

—¿A cuál ex novio extrañas? —Jimin pregunta curioso, aunque tiene sus sospechas. ¿Al beta o al delta?

—No tengo tiempo para andar extrañando a un ex novio, me retiro por las brochetas de cerdo que me llaman.

—Está huyendo —ríe Namjoon.

—Creo que extraña al chico beta.

—¿O al delta?
 
 
 
  
  
  
  

 
Jimin jugueteaba con sus dedos nervioso, rogando que nadie —alfa— se acercara, esperaba que el aroma fuerte a café de Yoongi le diera las señales a otros que no estaba solo. Namjoon había ido por dos cervezas más y cuando apareció con la hermosa sonrisa alzando el par de latas, agregó un: —son las últimas.

—Gracias, Namjoon-ssi.

—Puedes decirme hyung, estamos en confianza. Sé de tus miedos a las mariposas y tú sabes de mi aversión por los mariscos.

—Gracias, hyung —corrigió sintiendo que la sangre subía a calentar su cara, intentó remediarlo apoyando la lata fría en la mejilla.

Notaba que Namjoon mordía su labio como si quisiera decir algo, pero se retractaba al instante.

—¿Yoongi tiene pareja? —terminó por preguntar torpemente el rubio, rogando que no se malinterpretara.

—No —respondió ladeando la cabeza, confundido. ¿Acaso le gustaba Yoongi? Cruzaba los dedos porque no fuera así. Sabía que para su mejor amigo no era una complicación salir con betas—. ¿Por? ¿Estás interesado en él? —trataba de sonar lo más normal posible.

—No, no es eso...

—Vamos, puedes decirme —insistió con la curiosidad que fuertemente se abría paso.

—Lo vi entrando al baño con un chico y por eso pensé..., aunque también pensaba que él y tú...—se hundió en sus hombros, quizás estaba hablando de más. Namjoon se sentía particularmente desastroso frente al chico adorable.

—Nosotros no —Jimin respondió sin poder contener la risa aguda— y Yoongi hyung tendrá muchas cosas que contarme después.
 
   
  
  
  
 
 
 
Definitivamente debe ser al chico beta, fue la relación más larga de Yoongi. Jimin está convencido de ello, aunque ahora cuando lo ve junto a Jungkook...ambos intercambian miradas desafiantes y observan con deseo la última brocheta de cerdo del plato. Agradece enormemente cuando Jennie se mete entre ambos y se la lleva triunfante.

Esos dos son pura tensión. Lo huele, pero también percibe otra cosa. Es como si captara el anhelo mudo de su mejor amigo. Se conocen casi de toda la vida, tienen una conexión muy fuerte y pueden leer esa clase de signos.

Yoongi el mismo día que conoció a Namjoon, le dijo "Te gusta el chico del mohicano" y no como una pregunta. Una completa afirmación. Jimin prefería llamarlo como el "chico de la sonrisa bonita" y sí, le gustaba. 

Ahora lo ama con todo y cada partícula.

—¿Bailamos un poco? —Jimin extiende su mano esperando que su novio la sujete.      
 
 
 
 
 
 
  
 
 
La tranquilidad en el jardín se quebró por los gritos. Una chica beta llorando daba golpes en el pecho de un hombre alto quien poniendo sus manos en los hombros la apartaba. Ella gritaba algo respecto a que la había engañado y él le respondía que entendiera porque había encontrado a su omega predestinada. La discusión se volvía intensa, la mujer alzaba la voz reclamando que no quería oír excusas.

Las personas comenzaban a llegar curiosas por el escándalo, las amigas de la chica beta trataban de alejarla, pero ella seguía vociferando furiosa.

—No suele ser fácil cuando un alfa u omega salen con un beta —dijo Namjoon en voz baja.

—Sí, es complicado —mordió su labio y dejó de mirar la triste escena.

—Nunca he salido con un omega o alfa, no me lo imagino, supongo que me asusta estar en el mismo lugar que esa chica y me digan "encontré a mi predestinado".

—A un omega también le puede pasar, salir con un alfa y que le diga que apareció su predestinado, si es que no es una excusa para justificar una infidelidad o querer deshacer un lazo.

Namjoon soltó una sonora carcajada, incluso se tapó la boca.

—Tienes razón, en todo —asintió sonriéndole—. Esto del predestinado en realidad es una buena excusa si quieres romper la relación, claro, para alfas y omegas.

—Asumo que eres un beta, Namjoon hyung.

—Un simple beta —respondió rascando su nuca—. ¿Eres un omega, Jimin-ah? ¿O un alfa con apariencia adorable? ¿O un simple beta también?

¿Adorable? Se sintió deshacer por dentro y al mismo tiempo hubo un cortocircuito en su sistema.

—Eh...no, soy un beta como tú.

—Los simples betas no podemos detectar esencias, hay algunos más especiales que dicen poder distinguirlo y tener esas conexiones extrañas con un lobo interior —rio ligero y relamió sus labios—. Hay una variedad de personas y betas en el mundo, no soy uno con esas habilidades, aunque me mintieras no podría saberlo.

Jimin pensaba en la mentira tonta que acababa de decir y planeaba de qué forma explicar: "era broma, soy omega, tenías razón", sin parecer patético en el proceso.

¡Había entrado en pánico! No quería sentir un rechazo siquiera antes de comenzar algo.

¿Acaso iba a comenzar algo? Tal vez Namjoon ni siquiera estaba interesado y solamente fue amable porque Jimin no conocía a nadie en esa reunión de ex compañeros de escuela privada y habría sido grosero dejarlo a la deriva. De forma inconsciente hizo un puchero y la risa del mayor atraviesa sus tímpanos como el mejor placer auditivo del mundo.

—Bromeaba, te creo y tengo un amigo beta que distingue un poco algunos aromas —dijo mientras buscaba en su bolsillo el celular—. ¿Me darías tu número?

El omega temblaba mientras intercambiaban contactos. ¿Cómo iba a sostener su ridícula mentira?
 
 
 
 
 
 
 
 
 
—Todavía queda una sorpresa más —afirma a su novio por la cintura y lo guía por el pasillo al estudio, siendo seguidos por el resto de los invitados.

Seokjin los espera junto a los padres y hermana de Namjoon con el pastel.

El corazón del beta se aprieta dentro de su pecho. Lo embarga esa felicidad que cierra su garganta y humedece sus ojos. Esa que roza con la angustia porque cree que es demasiado. Que Jimin hace demasiado por él. Mira los equipos nuevos, el pastel con un mensaje cariñoso y las voces a coro terminan por quebrarlo.

Su tierno omega desliza los pulgares suave sobre sus párpados y dibuja un camino por sus pómulos, recogiendo las lágrimas.

—¿Estás feliz, Namjoon hyung?

Asiente escondiendo el rostro en su cuello. De repente se siente pequeño y tímido, distando por completo del policía seguro que lidera la estación. Es un simple beta dejándose amar por la persona más asombrosa que ha tenido la fortuna de enredarse en su vida.

—Estoy muy feliz —lo envuelve con más fuerza y ríe apoyándose en su cabeza.

—¡Una foto a los novios! —exclama Taehyung con su cámara profesional en las manos. Tiene varias capturas que después las copiará para ellos.

Jimin se siente plenamente feliz de todo su camino con Namjoon, desde el encuentro que atravesó su tonta mentira, las dificultades que implicó la formación laboral de ambos, las personas que intentaron desalentarlos, pero al mismo tiempo están rodeados de la gente incondicional que los acompaña ahora.

Está expectante de seguir. Paso tras paso y no detenerse, avanzando juntos, porque han pasado por harto y Jimin siente que son más fuertes que nunca.

  —Jimin hyung, es asombroso todo lo que has hecho —Jungkook lo mira con esos ojos grandes que brillan y sonrisa amplia—. Eres asombroso.  
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
***
Un montón de saltos al pasado >n< (esta historia será uso y abuso del flashback) creo que me gusta complicarme la existencia experimentando weás

No sé por qué imagino siempre el NamMin/MinJoon como algo tan fluff (Yo a yo: para ti todo es fluff, vives y respiras flufferías por doquier 😂)
También me dije a mí misma "misma, te das cuenta que de nuevo tu NamMin se conoce en este tipo de contexto social"
Y me respondí "si yo quiero puedo escribir las mil formas de conocerse en una fiesta del NamMin u.ú".

En fin, gracias por llegar hasta aquí ;u; ❤️ tienen montones de mi amor uwu

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