I. Complot del destino

Si de algo puede jactarse Jungkook es que no es nada más ni nada menos que un alfa con presencia. Sabe que proyecta dominio y energía. Un alfa joven con el entusiasmo de devorarse al mundo. Alto y fuerte, física y mentalmente, al menos esto último se esmera en creerlo día a día. Entrena potenciando que su genética no lo limita a la hora de ganar un poco más de musculatura. Todo en él debe transmitir esa vibra que no se deja someter por sus semejantes, salvo cuando la jerarquía es por edad y posición —presión social, nada que pudiera hacer frente a normas implícitas—, pero ¿con otros de una condición y edad similar? No, su orgullo es más grande que no agacha las orejas frente a otras voces de mando con facilidad, la suya es potente también.

Sabe que atrae omegas con una simple sonrisa coqueta, aunque está empecinado en conquistar a un lindo chico con el aroma a frambuesas más delicioso que ha percibido en la vida entera. Siente que ese es su omega y merece su marca. Ya le demostrará que esa atracción por el beta con el que sale tiene los días contados.

¿Arrogante? Quizás un poco...bastante, no pueden culparlo totalmente, es así como se les enseña a socializar a su casta. Un alfa tiene en su esencia misma liderar, la fuerza, el rol de proveer y proteger; no todos son material para ser líderes. La competencia está en sus genes y los cercanos a Jungkook refieren a él como la competitividad personificada. Entonces no cabía posibilidad de verse superado por un simple beta.

Por otro lado, no deja de ser un joven soñador que busca dar lo mejor de sí mismo y ponerse a servicio de los demás, por ello fue que decidió ser policía. Una vez terminada y con excelencia su formación en la academia, empezó el trabajo en terreno. "Oficial Jeon", sonaba tan bien que sonreía como un niño lleno de regalos.

Lo trasladaron a una oficina en la zona sur de Seúl, extrañaría a su viejo equipo, pero ansiaba seguir labrando un camino fructífero. Crecer. Llevaba poco tiempo, había conocido a sus compañeros, varios alfas y betas. Había tres mujeres omegas que se encargaban de la parte administrativa más que del trabajo en terreno. Ellas no se quejaban tampoco. El jefe es un beta con una mirada intensa y cargada de sabiduría pese a su juventud.

...Se trata del mismo beta que sale con su omega soñado. A veces odia lo pequeño que es el mundo y que justo de todas las estaciones en la capital y ciudades cercanas lo mandaran junto a él, le parecía una burla del destino.

Igual no espera que sea un inconveniente. Hay que separar trabajo de la vida amorosa.

No sabes nada —le había dicho Min, no referente a lo de la vida amorosa, sino a muchas otras cosas en lo poco que llevaba trabajando, pero quizás aplicaba y le enojaba escuchar en su mente la voz con suficiencia de su compañero pálido.

Haber conocido a Min Yoongi es para Jungkook la definición de complot del destino. Trasciende a las casualidades, trasciende a una mera burla.

Su relación con el oficial Min la sentía extraña desde el primer contacto visual. Tal vez porque su lobo lo interpreta como una competencia. Desprende algo que activa su sistema de respuestas. Lo enerva con tan solo intercambiar miradas.

Es un sujeto firme y sarcástico. Sus ojos son pequeños y oscuros, afilados como los de un felino, no habría pensado que es un alfa si juzgaba solo por el aspecto físico delgado y rostro suave, pero un olor intenso a café señaló lo contrario.

Aroma a café que sería su perdición.

Detesta de sobremanera cuando lo mira y suelta frases que lo hacen sentir tonto. No puede evitar gruñir y se quiere lanzar encima cuando le sonríe con sorna y le dice con voz ronca y tranquila: —Cálmate, alfa.

Lo peor de todo es que la mayoría de las rondas de patrullaje las tienen designadas juntos. ¿El oficial Kim lo hará a propósito? Si no era con Yoongi, le ha tocado con una mujer joven de carácter firme.

Jennie es una beta complicada con lengua mordaz escondida tras un aspecto dulce que se ve potenciado por su rostro aniñado y belleza delicada.

—Es un lobo con piel de cordero —comentó un atardecer el mayor mientras conducía por los alrededores de un sector residencial—. Es una mocosa agradable.

Fue la única vez que ha estado de acuerdo con el oficial Min, refiriéndose a la primera parte de esa oración.

El resto son discusiones, miradas cansadas de sus compañeros y la expresión de Namjoon que pareciera reevaluar si continuar dejándolos juntos.

Jungkook tiene que admitir que a veces le gusta pelear con el sujeto pálido. Mientras más mejor, ya que tras su aparente calma puede oler como la rabia quiere desbordarse. Su expresión es severa y todo parece un reto, una llamada a la batalla. Quiere que deje de llamarle "mocoso", aunque si lo provoca cada dos por tres lo ve poco probable. Incluso la última discusión fue por quién conducía.

—Conduce tú, mocoso —Yoongi no pretendía calentarse la cabeza de más—. Pensar que te sientes triunfante por algo tan pequeño, bueno cada quien se contenta como puede, felicidades, oficial Jeon.

Y tan rápido como había llegado la sensación de victoria que llenaba a su lobo altivo, la cortaba con tijeras.

—No me agradas oficial Min —sonrió con las manos firmes en el volante.

—Es mutuo, oficial Jeon.

"Jodido alfa con olor a café".

Que cuando Taehyung le ofrece una taza, la rechaza rotundo, arrugando el entrecejo.

—¿No tienes té? ¿Cerveza? ¿Agua? —pregunta aún con el ceño fruncido.

—Tengo agua, té, Sprite. Decide —dice tras dejar un plato con galletas preparadas por su novio.

El apartamento de su amigo siempre huele como si fuera una pastelería y no porque su novio omega dedique tiempo a la repostería. Aromas dulces de canela, vainilla y una pizca de naranja se mezclan en el ambiente.

—¿No tienes cerveza?

—Tengo de las cervezas artesanales con sabores que le gustan a Seokjin hyung.

—Mejor agua.

Taehyung no le hace caso y trae la botella de refresco. Jungkook prefiere no reclamar, no cuando hay otros temas más relevantes que concentran su enojo en perpetua ebullición en sus entrañas.

—Cuéntame, qué dijo e hizo el oficial Min ahora para herir tu ego —indaga con una sonrisa rectangular que hace a Jungkook mirarlo ofendido.

Por este tipo de comentarios es que no llama hyung a su amigo mayor, quien parece no comprender la agonía que sufre a diario. Un lobo con el orgullo herido es asunto serio y Tae se lo toma a la risa.

—Nada nuevo —termina por decir.

—¿Entonces por qué el olor y la cara de limón agrio?

—No dije que Min no hiciera nada, lo mismo de siempre y sabes mejor que nadie que no me gusta sentirme subestimado —se desahoga suavizando un poco la expresión.

—¿Y has hablado con Namjoon hyung?

El mundo es tan pequeño que lo agobia un montón de repente recordar que todos se conocen. Namjoon, su jefe, pareja de su omega que aún no sabe que es suyo, es también uno de los mejores amigos del novio de su mejor amigo.

¿Algo más? Ah, sí, su omega de ensueño es amigo cercano de Min, que también es amigo del otro novio de Taehyung. Menudo enredo. De repente siente que el panorama que le pone la vida es terrible y devastador.

Y vuelve a su premisa inicial para resumir su año: complot-del-destino. Todos se conocen entre ellos, han formado sus alianzas y Jungkook se siente en plena posición de desventaja, no sabe bien dónde y cómo pararse en una tierra que se agita constantemente bajo sus pies.

Quizás si busca una ventaja debería amigarse con Yoongi para que facilite la relación con Jimin, pero es tan complejo...

Todavía la rabia le quema el estómago, sabe que no debió quedarse escuchando escondido tras la puerta una conversación ajena, mas fue imposible cuando la voz ronca del policía de cabello azabache pronunció su nombre.

—¿Tienes que seguir poniéndonos a mí y al mocoso de Jeon juntos? ¿No lo puedes dejar simplemente con Jennie?

En ese instante tuvo que controlarse endureciendo los músculos para anclarse en su sitio, o sino habría saltado a la yugular del sujeto que alteraba su paz mental.

Su orgullo estaba herido.

—Sabes porque lo hago —replicó Namjoon con entonación cansada.

—Ella puede hacerlo perfectamente y mejor que yo.

—Los necesito a ambos, los alfas jóvenes son difíciles.

—Lo haces sonar como si fuéramos viejos, estaremos muy cerca pero no llegamos a los treinta aún...

La conversación se diluye a medida que avanzan por el pasillo. Quería respuestas del por qué Yoongi y no otro compañero, alguno mayor y seguramente más experimentado.

La rabia seguía quemando. La herida en su orgullo continuaba ardiendo. Y el pálido compañero asignado no hacía más que echarle sal.

—Si vas a espiar una conversación, procura que tu olor no te delate, alfa —comentó con su mirada insondable y voz calmada.

Su rabia fue tan evidente que sería imposible que pasara desapercibida para el agudo olfato de Min. Debió preverlo.
 
 
 
 
 
¿Era mucho pedir que hubiera algo de reconocimiento en lugar de sentirse juzgado a cada instante? Que el oficial Min le diera una palmada en hombro y un "buen trabajo". También un: "sobre lo que escuchaste no te lo tomes a mal", vendría bastante bien. Lo único que recibe son miradas de reproche.
 
 

 
 
Mueve el vaso concentrado en como las pequeñas burbujitas se sacuden de un lado a otro y suena ligeramente efervescente, similar a su vida. Se decide a beber otro sorbo cortito y el gas pica en su garganta.

—...Y eso fue lo último que pasó.

—¿No lo estarás malinterpretado? —pregunta metiendo una galleta entera a la boca.

—¿Qué?

—Eso de que Yoongi hyung te está juzgando todo el tiempo —se limpia las migas de la comisura de los labios toscamente con los dedos—. Su cara de aburrimiento con el mundo es natural, no quiere decir que lo proyecte en ti.

—Lo de la cara lo entiendo, son los comentarios, el sarcasmo.

—Eso también, es su forma natural de relacionarse —se encoge de hombros—, a veces si alguien no te agrada tiendes a interpretar lo peor.

Frunce el ceño —saldrá una arruga pronto en el entrecejo si continúa, lo sabe, "Gracias, Min"— y por una ínfima parte racional y que dista del orgullo flagelado quiere creer que es así, que son sus propias películas sin sentido, pero el sujeto en cuestión se lo pone tan difícil.

Tristemente el orgullo es más fuerte.

—Esperaba un poco más de empatía, Taehyung.

—Soy empático y por eso me gustaría que no gastaras energía en vano, debe ser agotador.

Suspira resignado, su mejor amigo no lo entiende. Ni siquiera una mínima parte de cómo Yoongi altera sus nervios. Deja en el ambiente el aroma a café cargado por donde pasa y el calor del enojo recorre sus extremidades y se esparce por todo el resto de su cuerpo.

—Hablando en serio, creo que podrían llevarse bien, una vez que lo conozcas te darás cuenta que es agradable.

No se contiene de reír aún cuando Tae lo mira sin comprender cuál es la gracia. Claramente Yoongi y Agradable en una oración y sin una negativa de por medio no le parece posible.

—Creo que tenemos distintas formas de entender el concepto "agradable" —se limita a decir.

El omega no va a discutir, ni cambiar de parecer. Tiene un desarrollado instinto de mejor amigo y sabe que lo que dice es un hecho que solo requiere de tiempo. Presiente que se pueden llevar bien, que comparten elementos en común y se pueden complementar en muchos otros. Ya se darán cuenta...

—Solo no peleen cuando hagamos el cumpleaños sorpresa de Namjoon hyung.

"Tampoco intentes coquetear con Jimin", quiere añadir el omega.

Mordisquea su labio inferior y mira sus pies. Tanta tensión. Quiere responderle que no pretende pelear con el mayor, pero ganas no le faltan.

Frustración. No sentirse reconocido y validado por su compañero lo altera desmesuradamente. Para peor Min lo huele y dice "contrólate, alfa" y el calor arde en su estómago como lava.

—Kookie...

"¿Tanto quieres que Yoongi te reconozca?"

—Jungkookie —lo llama por segunda vez—, tiene cara de atravesar una crisis existencial.

Atraviesa una crisis existencial. Piensa en una de las rondas de vigilancia rutinaria junto a Jennie. Se sintió tan... afiche de vía pública, que todos podían leer qué pasaba y cuál era el panorama de su enredada vida actual.

—¿Estás enojado porque no participarás en el operativo y Yoongi sunbae sí?

No respondió, continuó con la vista en la calle, circulando lento. De reojo veía como la oficial Kim retocaba su tinte labial mirándose en el espejo retrovisor.

Había dado justo en el blanco. Justo hiriendo el ego de uno de los mejores y prometedores estudiantes de la academia —como habían asegurado sus maestros—.

—Eres nuevo y joven...

—Él también es joven —interrumpió impulsivamente.

"Namjoon igual..."

—Y lleva más tiempo que tú en esto, ¿por qué tan impaciente? —suspiró alisando los pliegues de su uniforme—. Ah, verdad, olvido lo competitivo y territoriales que pueden ser los alfas.

A veces su naturaleza le jugaba en contra. Quería enfriarse y sin darse cuenta su lobo lo había hecho antes, bajando las orejas, sintiéndose tonto y reprendido de nuevo, estaba pretendiendo mucho en muy poco tiempo. A regañadientes se admitía que tenía mucho que aprender de todo su equipo, incluido de Yoongi.

—Gracias, Jennie sunbae —suavizó un poco la voz.

—¿Gracias por qué? ¿Por decirte una verdad? Me haces sentir bondadosa, Kookie ¿o prefieres oficial Jeon? —dijo lo último con entonación solemne.

Jennie puede pronunciar frases desagradables y verdades duras con tanta dulzura y mirada de niña buena que perturba.

O también interrogantes que quizá cargaban varias connotaciones.

—¿Vamos por un café? —preguntó una noche en la que compartían turno en la estación.

Su cara fue de patente disgusto, en especial porque horas antes su compañero pálido lo había regañado por no dejar archivado unos reportes. No era como si no lo fuera a hacer, solo lo olvidó y cuando regresó para guardarlos Yoongi estaba con la carpeta en la mano y mirada severa. ¡Fueron menos de cinco minutos!

"¡Injusto!" que por dentro hizo un puchero infantil cual cachorro y por fuera mantuvo toda la compostura en tanto el sermón caía como balde de agua.

Miró como Yoongi relamió sus labios rosados, sus ojos se oscurecieron aún más, sacudió la cabeza y salió ignorando sus reclamos. ¡¿Acaso ni siquiera es capaz de escucharlo de vuelta?!

Por supuesto que no quería un maldito café que le recordara a su insufrible compañero.

—¿Qué? Entre ustedes se sienten los olores —era de conocimiento público que el mayor desprendía el aroma a esos particulares granos tostados—, además no tengo una mala relación con Yoongi, así que no tengo dramas en beber un café.

Jungkook se preguntaba si iría a desarrollar un tic en el ojo o si las venas en su cuello estarían más pronunciadas. Irritabilidad incrementada por el tono inocente de la chica que lo decía todo con un alto nivel de maldad y mucha dulzura.

—¿Acaso Yoongi sunbae te arruinó la experiencia de beber un buen café?

—Olvídalo —masculló y se alejó de la beta cuya risa tranquila no le ayudaba a disipar la rabia del día entero.

Pudo haberle contado todas esas cosas a Taehyung, pero las omite. Ya se ha quejado demasiado. Su amigo lleva más de tres meses oyendo sus lamentos.

Sus quejas saben amargas y terrosas como el café. Algo fuerte que impregna y calienta su interior inevitablemente.

—¿Podemos limitarnos a jugar algo violento y canalizador? —pregunta emitiendo un suspiro denso como el aire que hay en el automóvil cada vez que patrulla con Yoongi.

—¡Claro! —se levanta a encender el televisor, la consola y trae los controles.

Un poco de fantasía y destrucción post apocalíptica le ayuda a distraerse. No compiten —Jungkook está cansado de hacerlo, continuará mañana—, trabajan como aliados. Son conscientes que pasaron un par de horas con la vista pegada a la pantalla cuando el cielo ya está oscuro por completo y Seokjin les dirige un saludo cansado arrastrando los pies a la cocina.

Taehyung pone pausa y se levanta de un brinco a recibir a su dulce novio echándole los brazos al cuello, restregando su mejilla contra el rostro del otro omega.

El aroma a canela y vainilla se mezclan suaves en el aire, dulces como un postre. Jungkook se siente reconfortado cuando está con ellos. Seokjin es un hyung tan amable y cuida tanto de cada uno de sus amigos que no puede evitar estar feliz que Tae haya entrelazado su vida con él, pese a todos los inconvenientes que atravesaron en el camino.

Admite muy en secreto que a veces lo envidia un poco. También anhela sentirse tan querido y deseado como él. Aprieta los labios y piensa en Jimin, aunque a diferencia de Hoseok y Seokjin no sabe si sería capaz de estar en una relación como ellos. Compartiendo con su jefe el cariño del omega, de imaginarlo su mente e instintos se coordinan en rechazar la idea.

Quiere a Jimin solo para él. Su lobo es territorial, no entiende como Hoseok puede si su naturaleza debiera estar en contra.

Bueno, también cuestionó un poco la idea que dos omegas pudieran estar juntos, pero sus amigos le han demostrado con los años lo estrecho de sus pensamientos y los prejuicios forjados por el tiempo y las personas.

No es la norma ver relaciones amorosas entre dos omegas y dos alfas, pero existe y quién es él para cuestionar cómo cada persona quiere vivir su afectividad sin dañar a nadie.

"¿Y si desistes entonces a la idea de seguir buscando a Jimin que es feliz con su pareja beta?". Nope. Esa es harina de otro costal. Le gusta Jimin, hasta cree que puede ser su pareja predestinada porque nunca el aroma de otro omega le ha llamado tanto la atención al punto que embriaga sus sentidos.

—¿Quieren cenar? —pregunta el mayor de los tres.

—Podemos ir con Jungkookie a comprar pollito frito, no es necesario que cocines —sugiere sonriéndole a su omega cuyo semblante indica que solamente desea echarse en la cama hasta reponer energías para otro agotador día de vida.

Taehyung no quiere que Jin haga más por las horas que quedan, seguramente tuvo un día estresante en el set de grabación y le gusta mimarlo cuando puede.

—¿Cómo le ha ido a Seokjin hyung en la grabación del programa? —pregunta cuando la puerta del ascensor se cierra.

—Bien, me cuenta que come mucho y hay varios participantes prometedores.

Ve algo de inquietud en la expresión de su amigo.

—Vamos, suelta lo que te tiene así.

—Sabes, me encanta mirar los programas cuando aparece Seokjin y pienso "ahh, qué novio más atractivo tengo", pero últimamente el trabajo lo absorbe demasiado y extraño pasar tiempo con él...

Jungkook lo escucha en silencio y ve como va frunciendo el entrecejo a medida que continúa.

—Además en el matinal había un alfa coqueteándole y Jinnie se veía tan incómodo que solo quería saltarle al cuello a ese sujeto por molestar a mi omega.

—¿Tu omega?

—Mi omega —reafirma convencido y al alfa le causa una mezcla de gracia y ternura—, quiero protegerlo de los depredadores —protesta resoplando.

—¿Y si Seokjin hyung llegara a conocer a su predestinado o algo...

—Una cosa es que alguien acose a mi hermoso novio omega y otra es lo que lo haga feliz, ya hemos tenido esa conversación y aunque él me asegura que nunca le gustaron los alfas, no puedo impedir que le llegue a gustar otro omega, un beta o quién sabe —dice antes de apretar los labios—. Lo único que quiero es que sigamos juntos, no pretendo ser egoísta con él así como no lo soy con Hoseok hyung. En realidad lo único que es "mío" son mis expectativas de la relación...—suspira mirando a sus pies, a veces aparecen algunas inseguridades que debe revisar, lo sabe.

—Llevan años de todos modos y si bien tienes la relación más extraña que he conocido funcionan más estables que varias otras.

Taehyung sonríe ligeramente más aliviado.

—Además Seokjin hyung es capaz solito de saltar a la yugular de ese alfa si intentara propasarse.

Jin puede ser feroz y más temperamental de lo que parece a simple vista. Ambos ya lo han visto en días de furia.

Ahora Tae porta un aire orgulloso. Tiene novios lindos y fuertes. "¿Qué más le puedes pedir a la vida, a la luna, a las deidades?", le gruñó Kookie en una ocasión y desde ahí no deja de recordarlo.

—Eres genial, arrogante, pero genial —lo rodea con uno de sus brazos—, ya verás como Yoongi hyung lo pensará también cuando te conozca más.

—¿Por qué tenías que mencionarlo? —bufa tratando de zafarse del abrazo.

Su amigo se ríe bajito y Jungkook que había olvidado su frustración no hizo más que revivirla. Había pronunciado la maldición que destruye su tranquilidad psíquica: Yoongi.

—Puedes pensar que es una prueba para ser más fuerte, ya sabes como las etapas difíciles de los videojuegos.

—Taehyung, no sigas.

"Vida no sigas...", le pide en un llamado en silencio cuando distingue las espaldas de Jimin y Yoongi en el local de pollo frito. Quiere culpar a su amigo por invocarlo. "¿Qué clase de demonio eres?".

Simple, complot del destino. No tiene otra explicación para esa serie de molestas casualidades que se han cruzado en su día a día, una tras otra.
  
 
 
   
 
 
  
  
  
   
***
¡Gracias por darle una oportunidad a este hijo diverso ;u; ! 💕

:( Me gusta mucho hacer saltos al pasado si en algún momento alguien no entiende algo, pregunte con confianza.

El lobito de Kookie alterado uwu

Mucho amor para uds ❤️ y me retiro lentamente luego de haber dejado este primer capítulo uwu (ahora me voy a trabajar en mi otro hijo).

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