XXII. Un poco impulsivo

Taehyun sabía que los exámenes para estos casos eran diversos, pero no imaginó que serían tantos. Entre él y Kai —el alfa también había tenido que someterse a un par de ellos— jugaban con los tiempos de las mañanas para acompañar a Beomgyu, quien con pucheros se ponía las batas blancas y se entregaba al personal médico y sus manos enguantadas.

Una tarde que Yoongi los visitaba, sin querer abusar de sus conocimientos y buena voluntad, le pidió hasta con timidez su opinión sobre los resultados. Le dio un corto vistazo a todos los papeles e imágenes impresas, frunciendo un poco sus labios, volvía a dar una segunda revisión en algunas de las hojas y contrastes, comentando al final un simple: —Mi compañera tendrá algo más específico que decir —lo cual preocupó a Tae y a Gyu le incrementó el monto de ansiedad, preguntando alarmado si era algo grave y cuántos días le quedaban. Yoongi negó de inmediato ante la exageración.

—La ecografía es la extraña...

—¿Es grave? —volvió a preguntar Beom abultando su labio intentando entender la foto a contraste que se suponía que era su útero.

—No, no, sólo un poco diferente —señalaba algunos detalles en las paredes y la estrechez en la zona del cuello—. No es mi área de expertiz para asegurar algo. Confía en tu médico, ella mejor que nadie sabrá qué tratamientos hay para ti.

—Tranquilo, Beomie —Taehyun dijo con cariño guardando los sobres con los resultados en una carpeta antes de besar su frente.

Gyu asintió, aunque sin verse exactamente tranquilo mientras Yoon se encogía incómodo sin saber que decirle a su amigo para animarlo.

El mayor nota que la ansiedad del pelirosa se extiende junto a las noches del invierno que se acerca, a momentos se la contagia, pero no es que pueda quejarse o exigirle un "Ya basta", su preocupación es que su novio la está pasando mal, puede leerlo en sus ojos inquietos, en la forma que los dedos comprimen sus hombros desnudos mientras se balancea duro sobre su regazo y busca sus labios con hambre. Percibe la humedad del lubricante y desliza su mano por el interior de los muslos, el menor de los omegas gime de gusto y empuja su peso contra la palma caliente.

Al menos Taehyun sabe que puede aliviar momentáneamente el estrés y está más que dispuesto a consentir al adorable omega que gime sobre sus labios.

—¿Cómo lo quieres hacer hoy? —pregunta Tae suavecito dejando un camino de besos en su mejilla.

—Me toca arriba —exige sujetando su rostro para volver a esa boca blanda otra vez—, quiero jugar un poco...

Antes de alcanzar a preguntar "A qué", Beomgyu se levanta de un brinco y abre el closet, digiriéndose específicamente a una de las cajas con juguetes. Desplaza la vista en subida, desde sus muslos húmedos, pasando por su bonito culo para luego recorrer la espalda hasta finalizar en la nuca donde resalta la cicatriz de la mordida de Hyuka.

Voltea para sonreír travieso antes de añadir un: —Cierra los ojos.

Obedece, aprieta los párpados, aunque la impaciencia y el deseo bullen en su vientre. Quiere tocarse, quiere que Beom deslice sus varoniles manos por todas partes. Inspira profundo disfrutando de la empalagosa dulzura que llena la habitación, sintiendo el calor intensificarse entre las piernas.

—Abre los ojos, Ciervito —dice con esa voz profunda y satinada que provoca agradables escalofríos en el peliplata.

Choi se sube encima, aprisionándolo con las piernas en sus costados y las manos atrapando sus muñecas. Emana ese delicioso aroma a canela dulce y cuando muerde sus labios antes de explorar su boca todas las sensaciones se entremezclan; ya no sabe si está oliendo o saboreando el almíbar especiado.

Suspira con deleite apretando las nalgas del omega una vez que libera sus brazos. Había colocado un buttplug con una esponjosa cola de lobo y unas orejitas incluídas para completar el disfraz. Le fascina, tiene que agradecer que la creatividad y la confianza no escasea en la relación.

Se acuerda de una ocasión que sintió que la vergüenza casi lo consumía vivo cuando Beom le suplicó que utilizara una colita de gato, el choker con un cascabel y las orejas. Incluso gateó por la alfombra, bebió de un plato en el suelo y se desquitó, haciéndole honor al rol de felino enfurruñado y caprichoso, recostándose sobre la pila de ropa limpia en la cama —que después su novio debió recoger—. También recibió montones de cariños echado en su regazo.

—¿Un hermoso lobo va a devorarme? —pregunta con voz de terciopelo cerca de su oreja, separando las piernas para recibirlo mejor.

—No pensé que serías una presa fácil —se inclina a morder su cuello—. Tendrás una ventaja, contaré hasta veinte sin mirar mientras escapas —dictamina llevando su mano hasta la erección de su Hyung, masajeando en lentas subidas y bajadas.

Kang no resiste y por sí mismo tantea su agujero mojado hundiendo dos de sus dedos para estimular la zona caliente que exigía atención. Ansía que el menor lo penetre con toda esa energía que desborda en su mirada deseosa.

—Yah, Hyung. Aguanta, pronto me tendrás dentro, pero si no juegas conmigo, ¿Cómo puedo premiarte?

Ese argumento es más que suficiente para hacerle bajar de cama.

No es como que el apartamento sea tan grande, hay pocos sitios donde esconderse en veinte segundos, se gana detrás de uno de los sillones, de cuclillas, encogiéndose en el sitio, percibiendo el frío acariciar su piel cubierta por una fina capa de sudor tanto propio como ajeno.

Para Beomgyu es fácil hallar a Taehyun siguiendo el rastro de vainilla hasta la sala de estar. Con cada paso se estremece gracias al objeto que presiona sus paredes, percibe como sus músculos se cierran alrededor del plug y gruñe con agrado, pero no se detiene en plena cacería.

Cuando Tae se da cuenta que está a punto de ser acorralado por el lobo, se escabulle de su escondite. Se siente ridículo corriendo desnudo intentando esquivar los muebles, Beom es un poco más torpe y choca una que otra vez con las esquinas intentando atrapar a su grácil cervatillo. Cada paso brusco, cada movimiento repentino envía una placentera corriente ascendiendo por su vientre, subiendo por su columna. Es demasiado, pero no quiere venirse tan pronto. 

Gyu estira los brazos, se abalanza con fuerza y rapidez para capturar a Tae, quien se remueve tratando de zafar, pero el agarre es firme y la risa alegre de su Dongsaeng lo debilita. Es empujado paso a paso hasta el sofá, se deja caer apenas nota lo cerca que está de la superficie blanda.

—He sido atrapado por un lobo —dice dramático apoyando el dorso de la mano en su frente.

—Y ahora es cuando voy a devorarte —asiente con las palmas abriéndose paso por los muslos resbaladizos.

Taehyun tiembla apenas la boca de su novio succiona lentamente bajando por su pene erguido y dos de los dedos largos entran sin dificultad por la cavidad dilatada. Lo necesita, su cuerpo lo exige, está preparado para su omega. Agrega un tercero y estiran su interior, moviéndose justo de la forma que le encanta. Conectan miradas cuando el más alto se sitúa entre sus piernas y entra con un sólo empuje que hace al mayor gemir alto y arquear la espalda.

A ciegas estira la mano para alcanzar la esponjosa cola, buscando la base para mover el buttplug, el menor gime ronco y comienza a embestir más fuerte. Todo lo que hace Beomgyu es intenso y ansioso, pero a Taehyun le fascina, los destellos cruzan tras sus párpados porque a momentos las sensaciones que lo sacuden son potentes y le fuerzan a cerrar los ojos para concentrarse en ellas a cabalidad, percibirlas recorriendo por cada camino nervioso, de pies a cabeza y en las zonas que aumenta el cosquilleo electrificante.

Su novio siempre traduce sus estados emocionales a través del sexo: Cuando está triste quiere muchos mimos y follar suavecito con un abrazo constante bajo las frazadas, si está feliz es eufórico y quiere varias rondas en una noche probando posiciones que ha visto en internet aprovechando la flexibilidad de Tae. Los días de rabia es brusco, le gusta dominar, atacando con mordidas y dedos que comprimen fuerte. Con el miedo atravesando su mente es un poco de todo.

Lo que no dice y los pensamientos que no elabora los traduce en acciones canalizadoras en la intimidad. A Tae le gusta experimentarlo todo, ser el receptor de sus emociones, así como Beom lo ha contenido las veces que siente que el mundo se le viene encima.

Acaba rendido con Beomgyu escondido contra su cuello, sus tibias respiraciones erráticas son el único ruido entre las paredes. Envuelve su cintura con los brazos y permanece con los ojos cerrados mientras recupera un poco de energía.

—Deberías llevarme en brazos hasta a la cama —susurra el menor de los omegas, acariciando la piel de su cuello con la punta de la nariz.

El aroma a vainilla de su Hyung lo reconforta. Incluso olvida que mañana tiene que llevar su pila de exámenes para una revisión.

—Yah, tu deberías llevarme a mí —reclama comprimiendo fuerte los brazos alrededor del otro.

—Deberías consentirme más.

—¿Más de lo que ya lo hago?

—Síp —lo abraza por el cuello y rodea las estrechas caderas con las piernas. Se encarama al peliplata como si fuera un demandante y flojo koala.

Suspira resignado, reuniendo fuerzas y concentrándola en su abdomen, se levanta obligándose a mantener la postura firme y arrastrar los pasos cansados hasta la habitación.

Toma la caja con toallitas para limpiarse la humedad pegajosa que enfría sus piernas, también realiza el mismo trabajo en su Dongsaeng que sonríe como el omega mimado que es. Piensa que tendrá que limpiar el sofá, pero será mañana cuando recupere vitalidad.

Mañana... La visita médica de Beomgyu. Quería acompañarlo, pero le espera un día terrible asesorando el banquete del aniversario de una prestigiosa empresa. Huening tampoco pudo eludir su trabajo.

—Siento no poder ir contigo mañana —repite mesando su cabello rosa.

—Binnie me acompañará —sonríe para tranquilizar a su omega que huele a preocupación.

Beomgyu siente que ha involucrado a varios a su alrededor en su proceso ansioso y por más que quiere llevarlo con calma, repitiéndose que solo se trata de salir de dudas, encontrar soluciones o tal vez resignarse; en lo práctico es un manojo de nervios, acumulando estrés luego de cada examen.

—Saldrá bien —Tae besa su frente y lo estrecha contra su cuerpo.

Arrullado contra la piel tibia y el olor a vainilla cierra los ojos, aferrándose también a las palabras de su omega. Todo saldrá bien, repitiéndolo como un mantra.
  

  
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Beomgyu mira la hora y salta de la cama corriendo al baño, se pasea a medio vestir con una toalla sobre el pelo mojado. Taehyun deja un desayuno servido en la encimera de la cocina y una notita de ánimos para iniciar el día. Aún no termina de alistarse cuando Soobin toca el timbre.

El alfa entrecierra los ojos y Gyu sonríe a modo de disculpas ofreciéndole desayuno en lo que termina de secarse el cabello.

El menor no se niega a comer un crepe con frutas y yogurt, enviándole algunos mensajes a su novio quien hacía pausas en el trabajo para responderle.

—Ahora sí —dice como si cantara las sílabas.

—¿Llevas la carpeta con los exámenes?

—Casi lo olvido, pero da igual, siempre suelen tenerlos en línea —se encoge de hombros, palpando el bolsillo para corroborar que estuviera la billetera y el celular.

Durante el corto viaje el omega drena su tensión conversando incesantemente, preguntándole a su amigo detalles entretenidos de su actual relación que Soobin responde con el calor subiendo a sus mejillas. También le recuerda que los espera a los dos en la celebración de cumpleaños de Taehyun.

—Por cierto, tengo que pasar a la joyería del centro comercial a buscar el regalo de Taehyunnie —comenta en tanto avanza rápido por el pasillo del centro médico.

—¿Quieres que entre contigo? —pregunta cómodamente sentado en uno de los sillones.

—No te preocupes, ya el que me esperes es mucho.

—¿Seguro?

—Sí, además me siento como un niño cada vez que entro acompañado, debo mantener mi honor de Hyung contigo —dice con la postura recta y sacando pecho.

—¿Honor de Hyung? —cuestiona sonriendo con sorna, levantando sus cejas oscuras.

—Yah, Dongsaeng sin respeto —responde brincando en su sitio apenas escucha el "Choi Beomgyu" en el altavoz.

Honor de Hyung, ¿Eh? —repite burlesco cuando ve a su mayor con expresión de cachorro perdido.

La amable mujer beta lo saluda con dulzura indicándole que tome asiento. Beom, nervioso y exigiéndole a sus manos no temblar, extiende la carpeta con exámenes.

Enfermedades de transmisión sexual, ninguna. Perfil bioquímico en rangos normales. En el perfil hormonal la obstetra señala algunas fluctuaciones que escapan, pero no a grandes rasgos, de los niveles esperados, sugiriendo llevar un control minucioso de esto. Respecto al ciclo y producción de óvulos, aparentemente bien, pero continúa en observación también, ella le recuerda que siempre se pueden guardar óvulos y realizar procesos in vitro. ¿Estructura anatómica? Ahí comienzan las sospechas. Anomalía congénita. Beomgyu intenta entender todo lo que expone y desconoce de su cuerpo, pone su esfuerzo en mantener la concentración que quiere migrar a pensamientos más felices.

Le explica algo respecto a las bajas probabilidades de llegar a un embarazo y en caso de lograrlo, llevarlo a término sin inconvenientes. Hay que probar con tratamientos y asistencia, que no hay que dar todo por descartado.

Beomie ya comienza a dar todo por descartado.

—¿Estás bien? —le pregunta con una entonación cariñosa, recibiendo en respuesta un corto movimiento afirmativo—. No me gustaría que empieces a ver todo negativo, hay que jugar con las probabilidades y buscar opciones. No estamos en la peor de la situaciones...

"Pero estamos muy, muy lejos de la mejor", quería decir.

—Claro, sí. Hablaré con mi pareja.

Los dos. Kai y Taehyun.

Ahora escuchaba como la amable beta intentaba explicarle los nuevos exámenes y procedimientos que sonaban tan incómodos. Controles hormonales, más análisis de flujo, probar con estimular el cuello uterino y vaya él a saber cuánto más porque no entiende y tampoco pregunta, solo asiente como si estuviera todo claro. Su cabeza es un pantano.

Beom piensa que quizás es una revancha de la vida por todas las veces que le hizo el quite a las visitas periódicas, entonces los exámenes rutinarios que debió hacerse en varios años de vida sexual activa se acumulan a corto plazo.

Quizá debe descartar algunas expectativas.

Quizá debería adoptar un perrito.

Tuvo uno cuando era un niño, su lindo animalito vivía en casa de su abuela en Daegu y jugaba todos los días con él. Se acuerda que lloró hasta deshidratarse cuando murió de viejo durmiendo en su camita un poco antes de mudarse con sus padres a la capital.

Cuando sale de la consulta, Soobin despega los ojos de la revista y su mirada expresa en sí misma la pregunta: Cómo te fue.

El mayor responde no verbal, entre encogiendo los hombros y negando, pero no es suficiente para que el alfa entienda.

—Sigo en observación.

El policía se limita a apretar ligero su hombro y no pregunta más. No cuando trae una cara deprimida que alude a un mal pronóstico.

Mientras viajan en silencio Soo puede oler el ánimo apagado de Gyu, pregunta bajito si quiere poner música, el omega asiente y busca alguna estación de radio con los últimos éxitos del momento.

Revisa el celular, avanzando un camino de fotos y estados que no le interesan en absoluto, pero necesita distracciones. Entre sus contactos una de sus antiguas compañeras de instituto está regalando a un perrito, deteniendo su vaga exploración. Mira las fotos y la pequeña criatura peluda es adorable, tiene unos ojitos que le dicen "Quiéreme, Beomie. Me necesitas en tu vida".

Fue un impulso escribirle a su compañera. Fue otro impulso abrir la boca para decirle a Soobin: —Quiero adoptar un perro, ¿Me acompañas a buscar uno?

—¿Seguro...?

—Sí, hace tiempo hemos hablado con Taehyun y Kai de tener algunos perritos, ¿Por qué seguir esperando?

Bin prefiere no rebatir.

Quizá debió hacerlo porque llega a la estación con una pequeña jaula con un diminuto pomerania que tiritaba y gimoteaba asustado. Todo por las súplicas del omega que insistía en que sería una sorpresa para Beom mañana. "A primera hora lo paso a buscar, lo prometo, este pequeño bebé no puede causar problemas" decía con miradita de cachorro y manos juntas.

Intenta tranquilizar al pequeño perrito y entra por la parte del estacionamiento para toparse con la menor cantidad de gente posible, aún así no faltó el compañero que se acercó a observar y decir algún "Aw". Asume que no debería escuchar reclamos, otra compañera beta trajo una jaula con su gato durante algunas horas las semana pasada y los maullidos del felino enfurecido se escuchaban hasta la recepción.

—¿Un perro, Soobin-ah? —Yeonjun exige explicaciones después que el alfa azabache lo llamara haciendo señales desde el pasillo.

—No es mío, es de Beomgyu —se apresura en explicar con una de esas sonrisitas que derriten al otro alfa.

—¿Y por qué lo tienes tú?

—Porque lo cuidaremos hasta mañana...

—Espera, ¿Lo cuidaremos? —se queja, no tanto por que no quiera hacerse cargo de la nueva mascota del mocoso Gyu, sino debido a que planeaba visitar el estudio en la casa de Jungkook para avanzar en alguna de sus composiciones ahora que la inspiración la sentía como un flujo continuo.

—Exacto, lo llevarás contigo a tu apartamento.

—¿Al mío?

—Hoy es turno de dormir en el tuyo o te diría que lo vayas a dejar al mío.

—Olvídalo —dictamina sin mirar la jaula. Yeon sabe que si mira al animalito cederá.

Para que se miente, cederá de todos modos.

—Míralo, no puede decirle no a esa carita —saca a Toto de la jaula y lo pone frente al rostro de Yeonjun que retrocede instantáneamente.

—Pero a ti sí: No.

En realidad, tampoco puede.

—Yah, que mal Hyung —protesta abultando su labio.

Maldito labio que Yeonjun muere de ganas por morder.

—Así estás lejos de convencerme.

—Por favor —busca una de sus manos pálidas para sujetarla, incluso se acerca un poco más, disfrutando el breve instante de sus aromas mezclados—. Míralo así, por una noche seremos una familia bien constituida, hasta con un cachorro.

—Mocoso tonto —susurra avergonzado, conteniendo las ganas de robarle un corto beso.

—¿Y ese perrito?

Ambos alfas se alejan brusco cuando la voz alegre de Jennie resuena a la distancia.

—¿Un perrito? ¿Dónde? —aparece otro compañero asomándose por el corredor.
  
  

 
A Taehyun lo despierta un beso en la frente, seguido de un exquisito susurro en su oído, su omega pronuncia un dulce feliz cumpleaños. Parpadea confundido intentando ajustarse a la luz que se filtra por las cortinas. ¿Qué? ¿Está más viejo? Mira, todavía desorientado, los regalos sobre la cama y algo peludo que se mueve entre los brazos de Beom.

"¡¿Pero qué dem...?!", salta asustado cuando el bulto negro y esponjoso suelta un agudo ladridito que atraviesa sus tímpanos.

—Se llama Toto —le enseña el perrito, simulando un saludo con su diminuta patita a un Tae que sigue en estado de estupor—. Vamos, Toto, conquista a papi Tae con tu lindura.

Deja al animalito sobre la cama que entre temblores trepa agitando la colita y avanza por las piernas largas del mayor de los omegas, dando saltos con las patas apoyadas en el pecho.

—Beomgyu, qué...—no sabe ni siquiera qué decir en concreto, aunque acaricia con cuidado la cabeza del perrito— Nosotros habíamos hablado de esto...

—Lo cuidaré, compraré comida, le enseñaré a usar arenero como un gato...

—No es eso, Beom...

—¿Estás molesto conmigo? —interrumpe con su mirada afligida.

—No, solo me pilló de sorpresa —suaviza la voz y acuna al perrito entre sus brazos—. ¿Quién se puede resistir a esta ternura?

Todo lo ha pillado de sorpresa. El perro, su cumpleaños, las explicaciones de un Gyu que no quería mostrarse apenado mientras hablaba como si no le doliera saber que difícilmente llevaría en su vientre un hijo de su alfa destinado.

A Kang le apretaba el pecho la combinación de tristeza saturando el ambiente. Kai se forzaba a sonreír, negándose a poner más peso en su omega. Aunque sabe que las emociones traspasan como el agua el uno en el otro y combinadas brotan al exterior hasta él.

Durante la noche durmieron los tres, envolviendo a Beomgyu con los brazos.

—Taehyun hyung, te amo tanto —sube a la cama para arrimarse a su lado.

—También yo —besa corto sobre sus labios.

—Hyung, abre los regalos —exige sonriendo amplio—, luego te invitaré a desayunar~

Ropas bonitas, un reloj, libros. Cada cosa arranca una pequeña sonrisa porque en algún momento comentó al aire que las deseaba, pero sin la intención que llegarán a sus manos. Incluso usaría una de las camisas que le regaló Hyuka y el reloj que Gyu buscó para él.

El desayuno transcurrió más rápido de lo que le gustaría, el omega menor llevó al nuevo integrante de la familia en un bolso portátil, Toto lucía feliz con sus ojitos bien abiertos, olfateando curioso, respirando agitado con la lengua afuera buscando piel sobre la cual repartir afecto.

Beomie le regaló un montón de sonrisas y sin importarle nada lo llenó de abrazos, besos en la mejilla y manos agarradas. Un conjunto de pequeños gestos que entibiaban su corazón más que el humeante café moca y amaretto.

Lamenta no haber podido tener el día libre en su cumpleaños, uno que casi olvida, su atención estaba dividida entre el trabajo y las citas médicas de Beom al punto que todo lo demás había pasado a segundo plano.

Sus estudiantes en la academia le prepararon un pastel y lo sorprendieron arrojando confeti al aire. Los saludos abundan, presencial y vía mensaje, recibe varios llamados, incluso decide silencia el teléfono.

Pese a que las horas transcurren rápido y las personas cercanas y las que no lo son tanto le transmiten cariño donde sea que pise, piensa en Beomgyu y Kai, en ese aroma triste y ansioso, en un proceso tedioso que tienen por delante y quizá sin el resultado que esperan.

De verdad que quiere ver a ambos felices con un bebito en brazos. También le asusta porque es una incertidumbre los cambios que traerá en la relación.

Todo en su cabeza es caótico, apenas es consciente del pésimo chiste que le dijo a su colega de la academia cuando lo felicita por otro maravilloso año más con la presencia de Taehyun en el mundo y el cumpleañero encogiendo los hombros dijo: O por otro año más cerca de la tumba, depende la perspectiva.

Tal vez sus pensamientos están un poco sombríos, contagiado con las emociones revueltas y la noticia poco alentadora.

Recuerda cuando en su adolescencia había dicho frente a su familia que la única opción de querer llevar a un pequeño cachorro era sólo si podía ser del omega a quien amara...

Entonces, bajo esa lógica, la única carga genética que estaría dispuesto a albergar en su vientre sería de Beomgyu.

No debería estar pensando en ello.

Se exige desechar la idea antes que esa locura tome forma.

No, para algo así no está ni remotamente preparado.

Un escalofrío baja por su espalda. Está cansado y preocupado, por eso sus fantasías toman cursos extraños.

Al llegar escucha el alegre ruido de su apartamento lleno incluso antes de abrir la puerta, reconoce las caras de sus amigos y familiares cercanos, su madre, su hermano, cuñada, una prima, su padre no está, tampoco le sorprende no verlo.

Una de sus mejillas es besada por Beom y la otra de forma sonora por Huening. Los dos canturrean y lo abrazan arrastrándolo al centro.

Mira el pastel que sostiene su madre, sabe que entre ella y su hermano lo prepararon, las velas le dan fulgurosa vida y no quiere contarlas, son varias y le recuerdan que está un poco más viejo.

Adora a cada persona presente.

Adora al alfa alegre que le sirve una copa larga con vino espumante.

Adora al tierno omega que le acerca bocadillos.

No le ponen las cosas más fáciles. No logra desechar la idea que pincha insistente.

Choi sujeta su mano y susurra que se relaja y disfrute. Eso quiere. Está rodeado de amor y desea disfrutarlo, despejarse de las tensiones con música, conversaciones, risas y comida.

El menor de los omegas suspira cansado, junto a su alfa han hecho todo lo posible para darle a Tae una linda celebración, pero no puede evitar que el peso del agotamiento mental lo aplaste. Desde que comenzó con todo eso del embarazo ha sido una continua preocupación y sabe que viene peor, que recién están iniciando. Quedan varios exámenes de seguimiento, serán meses, tal vez celos inducidos para adelantar procedimiento si así lo desea.

Beomgyu ya no sabe que tanto desea que sea así, forzando a su cuerpo que simplemente no quiere o, más bien, que nunca estuvo preparado. Además del gasto de dinero, básicamente una apuesta con más chances de perder que de ganar.

—A Yeonjun hyung no le agradó mucho que Toto orinara uno de sus gorros —dice Soobin con el cachorro culpable en brazos, percibiendo las notas densas y tristes que brotaban de su mejor amigo.

—Me debes un gorro. Toto ni es nombre de perro, sino de loro —agrega Yeonjun en dirección al omega con su rostro de jugador de póquer para darle seriedad a su demanda.

—Igual a Yeonjun hyung le gusta toto, ignóralo. Cuando llegué a su apartamento dormían juntos una siesta —relata Bin divertido—. Incluso tengo una foto.

—Muestra, muestra —insiste Gyu volviendo a sonreír.

—¡Borra eso! —exige con las mejillas que se tiñen rojas.

—Jamás, te ves adorable, Hyung.

Taehyun se acerca a Beomgyu a besar su frente y quitarle a Toto a Soobin, quien alza el celular parado de puntillas para que al alfa más bajo le cueste conseguirlo, luego da unos pasado agitando el aparato mientras Yeonjun bufa y estira el brazo tratando de tomarlo.

Se divierte con la escena de ambos alfas conversando a poca distancia. Pareciera que discuten por alguna tontería, porque conoce muy bien esa expresión de falsa indignación de Yeon, Soo sujeta su mano y la acaricia con los labios, sonriendo coqueto y alegre.

Observan como Yeonjun cae rendido, porque se sonroja y baja un poquito la vista, antes de recobrar su posición de Hyung-que-se-hace-respetar y tirar sin mayor fuerza la oreja de Soobin.

Yoongi y Jungkook también llegan en busca del nuevo integrante de la familia Kang-Choi-Huening, el beta lo sujeta con miedo de que se le fuera a caer de los brazos, pero Tae conoce mejor que nadie la delicadeza y ternura con la que Kookie trata a los animales, especialmente los pequeñitos.

Queda exhausto luego de tantas risas y comida. Agradece que sus invitados le faciliten el trabajo de ordenar, porque su mayor deseo para cerrar bien la noche es acurrucarse contra Beomie al medio y Hyuka —quien tiene un ladito en la cama cada vez que quiera— en la esquina, brindando esa esencia ácida y amarga a la que se ha acostumbrado, incluso ha sido como un gusto adquirido.

Una vez le dijo que era el único alfa cuyo aroma le reconfortaba y le parecía agradable.

Y el tema volvía a aparecer... 

Cuando ve que los dos arrastran los pasos a la cama esta parte de sí mismo carente de todo lo racional quiere llegar y proponer como si fuera la mejor idea del siglo.

"No lo es, maldición, no lo es".

—Hyung, ¿Qué te preocupa? Si son los años, debes saber que eres como el vino —bromea Huening acariciando su cabello.

—¿Por qué Taessi hyung está preocupado? —Gyu se deja caer de golpe al colchón, rebotando ligero.

"Aún quedan opciones...Sólo necesito un poco de tiempo".

Ni siquiera sabe cómo explicarse.

—Si vemos que los tratamientos no dan resultados...—empieza hablando bajito, mordiendo su grueso labio inferior por los nervios. Debería detenerse, intenta exigirse—. Podría ayudar en todo eso de la fecundación in vitro, ya saben, podría ser el portador o algo así.

¿Algo así? Ahora que lo emite en voz alta toma el peso a la locura que acaba de proponer. ¡¿En qué demonios se estaba metiendo?! Le grita su sentido común que se quiere imponer a las emociones revueltas y a ese anhelo adolescente.

Su sentido común quiere retroceder y poner orden.

El alfa y el omega hacen pequeñas exclamaciones de sorpresa mirando con ojos grandes al mayor que se remueve incómodo.

—¿De verdad lo harías Taehyun hyung? —pregunta ahogado el otro omega. Todavía no cree lo que acaba de escuchar y... "¿Es en serio?".

Kai también mantiene la boca entreabierta en estado de shock procesando la información. 

Taehyun huele el entusiasmo de los dos mientras asiente lentamente...

¿Cómo podría retractarse? ¿Quiere retractarse?

Ni idea.

Ni idea con nada de lo que pasa en su vida. 

Desconexión, por favor. Una súplica a sí mismo. Necesita dormir y apagar a su loca mente agitada.

¿En qué se metió?
   
  
  
  °°°

Que hermoso como ama Tae a Beom y a Kai TuT

Toto es el nombre del lorito de Beomgyu en la vida real uwu Lo volví perrito aquí asjamak

Voten y comenten 💖
  
  

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