XXI. Medida irracional
-Así que un tierno alfa te regaló un peluche gigante de Nick...
Yeonjun siente el incómodo calor de la sangre llegar concentrada a sus mejillas pálidas. Tiene encima la mirada cargada de picardía de su amigo alfa, se le sumó también la de Taehyun, quien aparece con una botella de vino y un acompañamiento de patatas dulces fritas y verduras salteadas.
Las brochetas siguen en el horno y el aroma hace agua su boca.
-Sí -masculla seco y avergonzado de lo fácil que se sonrojaba. De lo sencillo que es conseguir que su corazón se agite apenas alguien menciona a Soobin.
-Apuesto que lo abrazas al dormir -comenta el omega con una sonrisa ladina.
Ni siquiera quiere decir que había envuelto a su peluche de zorro con la bufanda de hilo que le regaló Soobin. Menos que a veces antes de dormir hundía su nariz en la superficie acolchada que estaba impregnada del aroma a limón y jengibre, aunque varias noches a la semana tenía a su lado al portador de la esencia ácida que tanto le gusta.
Compartir con su compañero alfa y despertar a su lado resultaba tan fascinante y aterrador por partes iguales.
Soobin está tan metido en su vida y la idea que saliera de ella resulta demoledora.
-Mira si está rojito, apuesto que lo abraza para dormir -afirma Kai en dirección a Tae, llenando las copas de vino.
Y sí, más de una vez lo había abrazado, pero admitirlo frente a ellos, jamás.
-Se supone que me junto con ustedes para desestresarme -se queja apoyando sus manos frías en su cara para aliviar el ardor que se extendía hasta sus orejas.
-Te preparo brochetas de cordero para que comas y seas feliz -se queja el omega del grupo.
-Es que avergonzado te ves muy tierno -explica el otro alfa encogiendo los hombros.
Y pensar que Bin le había dicho lo mismo pocas noches atrás antes de bajar besando su abdomen hasta meter la cabeza entre sus piernas.
... Huening también se lo decía cuando sujetaba sus caderas para elevar su culo y tenerlo a su completa disposición.
Mira la boca de su amigo, en especial ese lunar que siempre le parece besable, consciente que quizá jamás se iba a extinguir la dosis de deseo mutuo, porque Kai relamió sutil sus labios con los ojos puestos en los suyo.
Se pregunta a cuántos omegas sigue deseando Soobin. A veces sentía un sutil aroma frutal y dulce, hace un par de días atrás lo notó impregnado suave en su piel.
-Si te sirve de consuelo, Beomie también hace que Soobinnie se sonroje cuando te menciona.
-Yah, por qué tienen que hablar de nosotros...
No lo confirma en voz alta, pero por dentro si es un consuelo saber que su adorable chiquillo alfa se estremece de tan sólo pensar en él. Le gusta sentir que no es el único que cae profundo, tan enamorado.
¿Soobin también lo estará en una medida similar?
Espera que sí.
Y las expectativas altas son de los mayores temores que enfrenta Yeonjun.
°°°
Despierta con dolor de cabeza, sabe que tomar más copas de vino de las que está preparado para aguantar no fue una buena idea, pero nunca se vaciaba, si no era Kai, era Tae quien servía más. Luego llegó Beomgyu con una botella adicional para celebrar que su jefe lo contrató para otra campaña. Recuerda vagamente que pidió un taxi y que sonreía como bobo pensando en su afelpado Nick sobre su cama.
También recuerda que casi pudo haber besado a Kai entre un coqueteo y otro, pero terminó negando y diciendo: "Mi alfa es bastante territorial". Le dejó más material a Hyuka para que bromeara por décadas a costa suya.
"¿Desde cuándo tenemos un alfa?", su inquieto animal sólo se remueve ansioso por ver a su compañero, consolándose con el aroma presente en el apartamento y las ropas en su cama.
Mira la hora, aún es temprano y su turno empieza a mediodía, tiene tiempo para reponerse. Estruja su zorro naranja con un gruñido perezoso, volviendo a cerrar los ojos.
Duerme más de la cuenta, apenas alcanza a llegar a su turno a la hora. Necesita una pastilla para el dolor, un café, comer algo. Soo le regaló una de sus barritas de proteínas que aún guarda en el cajón del escritorio.
Saluda sin ánimos a sus compañeros cuando avanza por el pasillo directo a la cocina.
Su lobo se agita alegre con la mezcla de aromas. Yeon retiene el aire y se mantiene inmóvil en el marco de la puerta.
Jennie come naranjas con elegancia, separando los gajos de a uno, metiéndolos delicadamente en su boca mientras Soobin básicamente mutiló la fruta. El problema es que le ofrece todo un espectáculo chupando sus dedos por los que escurre el jugo. Relame, muerde, gotea... Sus labios mojados se le antojan tanto que el tironcito llega directo a la entrepierna.
Muere de deseo por trazar un camino desde su mentón hasta la boca, degustando el néctar cítrico.
Nota su propio olor amargo intensificarse. Necesita comprar un neutralizador más fuerte ahora que siente que casi cualquier estímulo referente al chiquillo es una potencial fuente de excitación. Para empeorar tiene su mirada curiosa encima y relame con tanta sensualidad que Jun está seguro que lo hizo a propósito: ojos clavados en los suyos, expresión intensa, exhibiendo su lengua rosada sabiendo lo mucho que le gusta morderla y recibirla dentro de su boca. La imagina tan ácida y dulce.
Pronuncia un corto "Buenas tardes" antes de huir de la cocina, deja en el olvido la idea de prepararse su clásica taza de café al inicio de cada jornada y el vaso de agua para tragar un paracetamol.
-¿Qué pasó, Hyung? -pregunta persiguiéndolo por el pasillo-. Puedo olerte -agrega coqueto al ver que nadie más circulaba cerca.
También huele tan ácido, tan bien, y sigue coqueteándole con sus ojos brillantes y traviesos. Su aroma es un llamado, quiere saltar encima. Quiere devorarlo.
-Mocoso, lo sabes mejor que yo.
-Sí, lo sé. Soy irresistible para ti -comenta soberbio jugando con su cabello.
Y le sonríe de tal forma que el policía rubio quiere borrarla a besos. No puede, no en medio del corredor.
-Cierto, ¿Cuándo has visto que me resista a ti? -responde suavecito, hasta con humildad, consiguiendo ver las mejillas del Choi menor entintarse de rojo.
Pequeña y satisfactoria sensación de triunfo calentando su vientre.
-Deberíamos pasar la noche juntos.
-Si no lo pedías tú, lo haría yo -Jun confirma, aturdido con la fragancia que se intensifica a medida que el contrario acerca un poco más los pasos.
-¿Te llevo un café? -pregunta con esa entonación sedosa que al mayor de los alfa derrite por dentro. Una voz que la saborea dulce.
-Por favor -responde en un susurro, conteniendo toda sus ganas de tocarlo. Manteniendo rígidas las manos para no alzarlas y delinear su mejilla. Anclando sus pies para no avanzar unos centímetros y llegar hasta su boca ácida.
Bin sonríe y se aleja, dos compañeros se asoman por el pasillo. Estaba tan absorto que ni siquiera los sintió venir. Traga saliva y apresura su caminar hasta la recepción. Su corazón palpita rápido, apoya la palma sobre su pecho corroborando el ritmo de los golpecitos ligeros y apresurados, pero que retumban fuerte en sus oídos.
Ese intercambio de coqueteos a la exposición de cualquiera que pudiera cruzarse había elevado su adrenalina y ahora intenta regular sus signos alterados, apaciguar a su tonto lobo exaltado y alegre.
"No ahora, después, dentro de unas varias horas más".
Al final del día podría buscar un sitio entre sus brazos y tomar todo cuanto Soobin estuviera dispuesto a dar.
Soobin puede tomar cuanto quiere de él.
¿No se da cuenta? Está jodidamente enamorado.
°°°
Regresa contento a la cocina con esas emociones que se traducen en cosquilleos en su estómago, en calor dentro del pecho, en ese algo que quiere hacerle reír como tonto. Aprieta los labios que se curvan, pero al menos logra aparentar que está calmado. Mira de reojo a Jennie que pela otra naranja, arrancando la cáscara con cuidado y clava sus ojos curiosos en él. No voltea y abre la llave para enjuagar sus manos pegajosas, tiene restos de la fruta resecos en las uñas cortas.
-¿Ya le pediste salir? -resuena la voz de su compañera mayor por la cocina junto a un par de pasos que se aproximan a la cafetera.
Choi se atora con saliva, voltea hacia Kim y luego al otro oficial que le sonríe.
-¿Soobi-ah estás saliendo con alguien? -pregunta su sunbae beta palmeando su hombro.
Niega avergonzado, técnicamente no está saliendo con Yeonjun. No todavía. Aunque mantiene firme su determinación en conseguir a ese alfa, ha dado tantos pasos aún con los miedos sobre la espalda, después de varias noches con el sueño a medias y debates internos, sea correcto o no, no está dispuesto a retroceder.
Saltó del puente, incluso sabiendo que no era un idea lógica, pero hay instancias en que prima lo irracional. El haber besado a su Hyung por primera vez lo fue. La segunda, tercera y todas las demás también. Nunca piensa fríamente evaluando pros y contras cuando se arroja a los brazos de Jun, cada vez que busca un lugar entre sus piernas para deshacerse con la fricción cálida.
-Me refiero a Yeonjun, a las salidas después del trabajo, como varias veces entrenan juntos o hacen planes, pensé que hoy no sería la excepción -se excusa la omega con una sonrisita que marca cierta complicidad.
-Quién imaginaría que se llevarían tan bien cuando al principio temíamos que saltaran al cuello del otro en cualquier momento.
Soo no puede mentir y decir que no quiere saltar al cuello de Yeon. A veces lo hace y llena su piel de besos y pequeños mordiscos, pero quisiera marcarlo.
-El oficial Choi a veces me irrita y seguimos discutiendo con facilidad, pero es admirable -confiesa avergonzado, pero sincero. Tiene que empezar a dar pequeños pasos fuera de la zona de confort, partiendo por no negar que el mayor es admirable en múltiples sentidos.
Sus dos compañeros ríen, hay cierto deje de cariño que cohíbe a Soobin, le recuerda que como Dongsaeng sigue siendo bastante mimado por sus mayores en la estación. Se pregunta si acaso lo saben o serán sólo sus fantasías. Y aunque lo supieran no muestran expresiones de rechazo y recelo, lo cual reconforta un poco sus nervios alterados.
La personas se han ido a abriendo a las posibilidades, quizás el porcentaje de rechazo no sea tan alto como varios años atrás. Como cuando era un niño y su madre comentaba junto a una amiga del sector que la rara vecina alfa había conseguido pareja... Otra alfa. Un escalofrío baja por su espalda, había bloqueado ese momento... No recordaba la mirada de asco de su madre y las palabras crueles que ahora las sentía como flechas disparadas hacia él y su Hyung.
No quiere retroceder.
No quiere.
Piensa en las miradas cariñosas y las pequeñas sonrisitas en los labios rosados, en las manos tibias y los "Soobin-ah" que suenan como una caricia ronquita en su oído. Evoca los besos, las salidas, los dedos entrelazados a escondidas...
No quiere perder nada de eso.
No quiere perder a su Hyung.
Jennie lo escruta con preocupación, su compañero beta le pregunta nuevamente si quiere café y el menor asiente balbuceando dos tazas.
Cuando le entrega la taza caliente a Yeonjun, percibe el roce suave de las yemas en su mano. Su Hyung musita un gracias, apartando los ojos del reporte a medio llenar, esos labios se estiran formando una de aquellas sonrisas con efecto directo en su vientre repleto de mariposas. Tiene que guardar las ganas de meter la nariz en su cabello rubio para complementar las sensaciones agradables con el exquisito aroma tostado.
Piensa en todo lo que vale la pena. En cada uno de los gestos de Yeonjun que agitan su corazón. Un suavizante a sus miedos.
No puede, no quiere, no va a retroceder, aunque el temor lo sacude de sólo pensar en sus padres.
Prefiere temblar bajo el efecto de las caricias de Yeonjun, esas que lo arrastran a un clímax embriagado de cálido amargor y descargas placenteras recorriendo veloces por sus nervios sobreestimulados, que hacerlo por el miedo.
Su cuerpo respondía con tanta naturalidad al tacto cariñoso del otro alfa que no es un detalle que pudiera pasar por alto.
Los momentos de exploración han aumentado, ahora sus manos ganan terreno tanto como sus bocas curiosas. Es tan extraño, pero le fascina, le gusta tocarlo y ver a Yeonye deshacerse en gemidos y gruñidos. Había ocasiones que se acariciaban con lentitud, disfrutando cada segundo y sin apuros. Dar, recibir y devolver.
Hace algunas noches lo tocó con toda la calma del mundo, se concentró en sentir hasta el último de los detalle. Dedos empapados de lubricante enterrados y apretados entre paredes cálidas, sacaba y metía palpando hasta encontrar el punto exacto que arrancaba jadeos ahogado y movimientos bruscos. Besó y lamió su erección con la misma velocidad tortuosa haciendo caso omiso a la petición de ir más rápido. Quería arrastrarlo al orgasmo lentamente. Ver cómo se desesperaba con el paso de los segundos.
Jugaba con sus dedos, sujetaba la base, atrapaba el glande presionando con la lengua contra su paladar. Se deleitaba con el aroma tan espeso y concentrado. Disfrutaba a Yeon como la mejor de las experiencias, el mejor de los platillos y no lo iba a desperdiciar devorándolo como si fuera un animal hambriento y desesperado. No quería un placer que se extinguiera dentro de unos cuantos segundos.
Quería absorberlo lento. Asimilar cada parte, cada textura y sabor. Grabar un registro de las tonalidades de los ruidos tan preciosos que escapaban de esa boca. Nunca era suficiente, pero al menos Bin quería prolongar el tiempo juntos a una medida indefinida, descubrirse y redescubrirse montones de veces.
...Y así cayó en cuenta de cuán enamorado estaba, porque no recordaba haber acariciado a alguien como si cada centímetro de piel ameritase devoción.
Yeonjun lo tocaba con el mismo esmero y Soobin de a poco iba entregándose, asustado, pero lo intentaba, cuando quería meter los dedos no era consciente que apretaba las piernas y sus músculos se tensaban. Su Hyung dejaba besos cortos preguntando si acaso no quería. Quería, pero todavía se hacía la idea de que no se trataba de "Ocupar el lugar de un omega", sino que era otra dimensión a explorar en el amplio espectro de la sexualidad.
No iba a negar que la noche que le comió el culo y lo sumergió en un orgasmo demoledor con el índice y medio hundidos profundo había sido algo fantástico. Le asusta llegar más lejos que dos, a veces tres dedos que no le hacían una comparación justa a lo que Yeonjun tenía erguido más abajo de su vientre. Grueso, teñido de un rosado oscuro, caliente y goteante...Prefería recibirlo en su boca, aunque terminara con la mandíbula tensa y los ojos llorosos. Está convencido que eso no cabe dentro y los escalofríos eran aterradores cuando Yeon se frotaba entre sus nalgas e imaginaba el dolor de semejante agente invasor forzando un espacio.
Pero su Hyung no avanzaba más lejos sin preguntarle antes, tanteando los límites con cuidado.
Cálido y amargo, dos palabras para describir a Yeonjun que a veces lo miraba triste y no entendía.
Soobin quiere hacer las cosas bien, o al menos lo mejor posible. Quiere redefinir, cerrar algunos ciclos, delimitar. Partiendo por Yoonji, cerca de una semana atrás logró encontrar un espacio en la ajustada agenda del omega. Terminaron por juntarse en una cafetería pequeña y familiar, su amigo -con beneficios- le hablaba relajado sobre pormenores del trabajo, dando pausas para beber su chocolate caliente. En el entretanto intentaba prestarle atención y a la vez reunir el valor para explicarle que los encuentros esporádicos a los que estaban tan acostumbrados cesarían.
Respiró profundo antes de contarle que estaba interesado en alguien, específicamente que quería una relación con ese alguien.
-Me da un poco de envidia -comentó el apuesto chico sonriendo-, harás afortunado a un omega.
"Claro, omega", se abstuvo de decir.
No. Tenía que admitirlo, al menos partir por algo. Cómo pretendía no negar a Yeonjun si no era capaz de aceptarlo delante de un amigo. ¿Cómo esperaba entonces una relación?
Negó como queriendo decir, "No lo es".
-¿Así que un beta?
Tragó saliva, quizá su aroma ya estaba delatándolo. Rememoraba su curso de amistad con el omega que tenía sentado al frente, sonriendo con ternura. Creía que la confianza era algo cimentado después de todas las experiencias -no solo polvos en tiempos de necesidad, sino también las charlas largas compartiendo alegrías, penas y problemas-. Quería saber si contaba con él en esta locura por la que su vida había desviado sus anteriores proyecciones que parecían firmemente establecidas hasta antes del Choi mayor.
Volvió a negar sin atreverse a levantar la vista, inevitablemente abochornado, anteponiéndose a un juicio negativo.
-¿Puedo preguntar detalles? ¿Cómo pasó? -expresó curioso, pero no lo miraba con rechazo, todo lo contrario, sus ojos transmitían tanta comprensión que su garganta se cerraba.
Soo sabe que tiene que seguir adelante, admitir que le gusta Jun es recién la base, lo mínimo, el resto tienen que ser acciones que lo dejen claro.
Quiere estar con su Hyung. Quiere entender por qué huele rastros de temor y tristeza bajo las capas de alegría y adrenalina en el otro alfa.
También está tan asustado, pero aprecia las palabras de Beom, ya que todo lo que ha ido descubriendo junto a su compañero tienen un peso superior que le empujan a ir más lejos. De a poco, pero sin dejar de avanzar. No hay vuelta atrás en su decisión, aunque hay tanto que lo paraliza de sólo pensarlo. Terco como él solo, no se detendrá.
°°°
Soobin espera a su compañero fuera de la estación, sonriendo a su llegada y reclamando el que haya demorado. En el camino Yeonjun le recuerda que es un chiquillo ansioso, frase que aplica para sí mismo también, ya que las horas le parecieron eternas hasta el final de su turno, pero es que desea tanto acurrucarse en los brazos del alfa azabache sobre la comodidad de una cama.
Tras cruzar el umbral la prioridad es la ropa cómoda, Soobin ya ha guardado algunas camisetas y pantalones deportivos en su closet, también un cepillo de dientes en el baño y su espuma limpiadora facial favorita en la repisa. Le asusta lo natural que se siente tenerlo rondando en su apartamento -y en su vida en general-.
-¿Ves? Te dije que era buena idea comprar comida congelada, cenaremos en menos de diez minutos -avisa asomándose por la puerta de la cocina-. Nos queda media botella de vino.
-Hoy estás a cargo de la comida, no me queda más que confiar en tu criterio.
Piensa en la cantidad de veces que Yoongi defendía el valor de la comida congelada y como facilitaba la vida de las personas con poco tiempo. Apoyado por JungKook cuyo fuerte definitivamente no era ni sería jamás la cocina.
Su mayor queja es la carne cuyo sabor resulta insípido en esos platillos instantáneos. Por lo demás, estaba bueno o como le dijo a Bin: "Con hambre todo sabe rico". El alfa ojos negros sonríe amplio y nota la doble intención en su mirada cuando asiente y agrega que hay otras cosas que aún sin hambre son exquisitas.
Soobin se levanta a buscar el postre, había comprado dos pastelillos en la tienda de los Kang, coge un poco de la crema con la cuchara y la acerca a la boca contraria, Yeonjun lo mira extrañado, pero acepta el gesto, disfrutando de la textura suave y el sabor dulce.
-¿Ahorramos agua y nos bañamos juntos?
-Cada vez que nos bañamos juntos nos toma más tiempo -le responde a su Dongsaeng que abulta su labio inferior-. No he dicho que no.
El menor avanza hasta quedar a escasos centímetros, Jun nota su mirada hambrienta y deseosa directo en la suya, advirtiéndole lo que vendrá -aunque Choi ha devorado hasta su alma-. Asoma esa lengua rosada que usa para delinear su labio superior lentamente. Está convencido que su Dongsaeng tiene una especie de fijación oral, que su boca es su medio de relación con el mundo y cuando se dio cuenta que llevaba todo cuanto encontraba a ella, no podía dejar de prestar atención a esos detalles que repercutían en su ingle.
Terrible. A veces lo observaba de reojo mordisquear la parte de atrás de los lápices -chupaba quedito con una expresión concentrada y desencadenaba tantas fantasías en la cabeza de Yeonjun-, en otras mordía las esquinas de las libretas, el cable de los audífonos, la orilla del control del televisor, los envoltorios plásticos de los caramelos, las cucharas del café, suma y sigue. Una vez Lisa lo miró con espanto cuando tenía entre los labios una de sus horquillas para el cabello. En otra oportunidad estalló en carcajadas mientras el chiquillo acariciaba una flor artificial antes de jalar uno de los pétalos con los dientes.
-Mocoso, ¿Tienes una fijación oral o qué? Te llevas todas las cosas a la boca.
-Lo sé -aceptó avergonzado relamiendo sus labios-. Debo admitir que me gusta usar mi boca para explorar a mi Hyung favorito -agregó cargado de coqueteo con su voz dulce.
Yeonjun lo sabía más que bien. Cada parte de él había sido explorada. A Soobin le gustaba trazar deliciosos caminos de tacto blando y húmedo. Del mentón hasta sus labios. Del cuello, a la nuez que mordía despacio, de las clavículas hasta el pecho. Podía pasar varios minutos atendiendo sus pezones, tomándolos entre los labios, atrapándolos con los dientes, lamiendo y jugando hasta que endurecían contra su lengua, continuaba un poco más, luego su mocoso cruel soplaba encima de la piel mojada y escalofríos bajaban por su espalda.
Choi menor no se detenía una vez que comenzaban las expediciones por su cuerpo. Las cosquillas lo hacían estremecerse, bajaba por su vientre y con una risita traviesa que vibraba ligera hundía la lengua en su ombligo, acariciaba con los labios el camino de vellos oscuros hasta la zona donde se concentraban y su pene se alzaba rojizo, a tales alturas ardía y necesitaba atención.
-¿Y sabes cuál es una de las partes de mi Hyung que más me gusta tener en la boca? -continuó el alfa pelinegro sin variar la entonación de falsa inocencia-. Tu gran...
-No lo digas -le pidió intuyendo como continuaría la frase.
Tenía la imagen mental de su compañero entre sus muslos, con la nariz en sus vellos rizados, respirando denso y lamiendo toda la piel sensible a su disposición. Lo observaba con los ojos entrecerrados, sintiendo que moría al ver la expresión lasciva y la boca que se abría para acoger en ella de a uno los testículos. Dejaba pequeños besos en el sector, incluso uno que otro iban a parar hasta su culo y Yeon ya no sabía si estaba despierto o si tenía un sueño obsceno que se llevaría a la tumba.
-Pene... -lo susurraba bajito y con esa pequeña sonrisa de chiquillo travieso.
Definitivamente había momentos en Soobin era demasiado para lo que su corazón -o lo que tenía despertando bajo su pantalón- pudiera soportar.
-¡Yah! ¡Basta! -exigía mirando a los alrededores, una conversación y tales escenas activando su imaginación eran una pésima idea si estaban en pleno lugar de trabajo, más si deberían terminar la búsqueda de viejos archivos, pero no, Bin se puso a jugar con las flores plásticas y todo desembocó en sus jodidas fantasías y recuerdos de noches intensas.
-...gordo -finalizó triunfante.
Sus mejillas quemaban y era Soobin quien carcajeaba regocijándose en su alegría.
"Malvado mocoso".
Su alfa es un ser hambriento que lo devora una y otra vez sin saciarse. No puede desconocer que le encanta.
-Hyung, aún no hemos hecho nada y puedo oler lo excitado que estás -susurra contra su oído, deslizando las palmas por sus hombros, bajando para colarlas bajo la camiseta-. Levanta los brazos.
Se quitan las prendas sin apuros y Soo deja caricias llenas de espuma. A momentos presiona contra su pelvis y lo percibe tan duro y caliente, pero continúan con calma, deleitándose con el preámbulo compuesto de masajes cálidos y besos lánguidos.
Yeonjun se deja caer sobre el colchón y su compañero alto se sienta sobre su regazo, envolviéndolo con las piernas largas.
La boca del alto es ávida y el alfa rubio no sabe hacer más que caer rendido, gimiendo mientras su menor chupa sus labios, los mordisquea sin mayor presión hasta verlos enrojecer. También succiona su lengua, degustándola sin querer dejarla ir. Lo besa con tanta hambre que Yeonjun se siente consumido. Cuando quiere retomar el control, el otro alfa empuja con más fuerza y termina por sucumbir a ese contacto húmedo que lo ahoga y baja como estímulo directo a su entrepierna palpitante.
Cuando cree que todo es un ascenso caliente, Soo lo sorprende con su dualidad, con los besos cortitos y suavecitos que dejaba en su boca hinchada, en las comisuras, las mejillas y la punta de la nariz antes de susurrar con dulzura un "Me fascinas, Hyung" que termina por derrumbarlo por completo.
Cae y no deja de caer, no quiere que duela al estrellarse de lleno con la realidad si las cosas no resultan -¿Cuándo han funcionado para él después de todo?-.
Quiere disfrutar todo lo que dure y quiere todo cuanto pueda obtener.
Quiere todo de Soobin. Quiere seguir ampliando los alcances, demostrarle a ese alfa cuánto está dispuesto a dar ahora que asumió que no hay vuelta atrás, aunque está aterrado y consciente que su relación podría terminar más temprano que tarde.
Soobin olfatea su cuello y sujeta sus blancas mejillas blandas entre sus manos. Esos ojos oscuros lo estudian antes de acercarse y dejar otro beso ligero en sus labios.
Nunca entiende qué es lo que hizo o no para que el aroma de Yeonjun empiece a tomar matices más amargos y tristes. O si algún pensamiento negativo cruzó por su cabeza.
-¿Pasa algo? -pregunta dibujando círculos con los pulgares sobre la piel.
-Fóllame.
Se sorprende con la petición repentina. Así como Yeonjun no lo presionaba, él se había predispuesto a esperar y seguir un camino de gratas exploraciones, porque si algo debía reconocer que aprendió con su compañero alfa es lo mucho que se puede disfrutar del sexo sin reducirlo a una penetración. El placer de la fricción, lo estremecedor de las caricias lentas y lo fascinante de gozar hasta de los detalles más ínfimos, grabándolos a fuego en su memoria.
-Hyung...-murmura quedito con los ojos bien abiertos, con tanto rondando en su mente, pero sin saber por dónde partir: Si por la sorpresa de "Por qué ahora" o por la forma en que evadió olímpicamente su pregunta.
-Lo has pedido desde el principio.
Es verdad, lo quiere intentar de hace bastante, seguramente si se lo decía un par de semanas atrás no se habría demorado ni un segundo en separar sus piernas.
-Sí, pero...
No quiere forzar las cosas.
-Sólo una regla, no puedes venirte dentro -se estira para buscar en la pequeña mesita el tubo de lubricante fiel aliado para los trabajos manuales que han intercambiado. Soobin sigue con la mirada fija y los labios entreabiertos-. No pongas esa cara, es obvio que no podría aguantar un nudo así sin más.
-Yeonjun hyung...
-¿Me preparas tú o lo hago yo para ti?
Responde balbuceando un "Yo lo hago", dejando que el gel resbaladizo bajara por dos de sus dedos. Jun apoya el pecho en el colchón y eleva las caderas enseñando todo. Soo traga saliva embelesado, tanteando su cálido y apretado interior con un dedo, besa sobre la piel clara de una de sus nalgas antes de agregar otro. Busca repartiendo la presión donde sabe que arrancará sonoros gemidos de su Hyung, quien tiembla y remueve cuando empuja sobre su próstata. Siente las paredes ciñéndose y muere de ganas por hundirse en ese alfa precioso que se entrega tan confiado.
Sujeta su erección, notando su propio calor, consciente de la creciente necesidad y la ansiedad en su vientre por unirse al otro. La alinea a esa pequeña entrada, vertiendo más lubricante, empuja un poco y los músculos lo sofocan, entra con calma concentrado en resistir porque el calor y la presión resulta demasiado. Escucha un ligero quejido e intenta mirar a su mayor, pero esconde su rostro contra la almohada.
Inicia con movimiento lentos, pero quiere los ojos afilados de su mayor encima. Mantiene una mano sujetando su cadera y la otra busca su rostro, desliza los dedos por su mejilla antes de agarrar el mentón y forzarlo a voltear. Yeonjun acomoda un poco su peso en los codos y mira a Bin.
Soobin siente que podría quedar sin aire, ese alfa tiene las mejillas encendidas de rojo, la boca entreabierta emitiendo un jadeo ronco cuando se entierra más profundo y sus ojos brillan llorosos.
-¿Duele?
Que le rompiera el culo no dolía tanto como pensar en que tarde o temprano le rompería el corazón.
Con Soobin expandiendo cada centímetro se siente tan...Lleno.
-Sigue.
El alfa pelinegro aprieta sus labios frustrado, preguntándose por qué su Hyung evadía sus preguntas.
Continúa moviéndose despacio, controlando las inmensas ganas de follarlo duro y hasta el final. Tiene bastante más de lo que esperaba. Se está fundiendo dentro de Yeonjun. Incrementa de a poco la velocidad, el peso de las rodillas contrarias han terminado por ceder. El rubio gime ronco disfrutando de la fricción contra la sábanas y de las estocadas precisas de Soobin, acompañado de esas largas lamidas en su cuello.
Al alto le encantaría clavar sus dientes y que su lindo compañero tuviera su marca decorando su piel. Terminar por someterlo. Suyo. Su delta. Es tan estrecho y caliente. Tiene que salir, está muy cerca. Su Hyung acaba de llegar, escapa apenas de las contracciones que se habrían sentido deliciosas de haber permanecido dentro.
-Date vuelta, Hyung -exige con la voz áspera. El alfa obedece y Soo vuelve a buscar un espacio cómodo en su regazo-. Ayúdame a terminar -toma la mano contraria y mete en su boca dos de los dedos.
Yeonjun aturdido entiende la señal, intenta atrapar la lengua escurridiza antes de sacar sus dedos mojados. Busca el estrecho agujero, Soobin en cambio busca sus labios. Quiere alcanzar el orgasmo junto a un beso.
-Termina para mí, Soobinnie -susurra suavecito sin despegarse de su boca, sin detener el masaje en su interior apretado.
Está ahí, acabando tal y como lo pidió, el placer demoledor corre por sus nervios. No puede más.
Percibe la humedad tibia en su abdomen, Soobin tiembla ligero apoyando la frente contra la suya. Retira sus dedos y su Dongsaeng gime complacido, dejándose caer sobre su pecho.
Con la poca energía que le queda, Soobin toma los pañuelos para limpiar el desastre que dejó sobre la piel de su superior.
-Me gustas tanto, Junnie -dice bajito y con cariño, un murmullo que para el otro suena tan íntimo.
-¿Y el Hyung? ¿Dónde quedó el respeto? -bromea, nervioso como cada vez que escucha una frase afectuosa.
Está teniendo lo que pide, el problema es que siempre quiere más y prolongado. ¿Cuánto está dispuesto a prolongarlo Soobin?
-Hyung -dice como si lo cantara.
-También me gustas demasiado.
"No te imaginas cuánto", repite Yeonjun en su mente. Frase habitual cuando se trata del Choi menor.
El alfa azabache se acomoda apoyando la oreja justo donde escucha los latidos que lo arrullan y su dedo pellizca suavecito un pezón. Su compañero brinca ligero y se queja bajito.
-Estaba pensando en que podríamos hacer algo -sugiere el más joven.
-¿Algo como qué?
-¿Te gusta acampar? -pregunta mirando a su Hyung con interés.
-No lo hago desde que era un crío.
-Podríamos aprovechar de ir, aunque sea una noche antes que se acabe el otoño.
-¿Y dejar que me devoren los mosquitos, pasar frío y dormir en el suelo?
-No hay tantos mosquitos -Soobin hace un puchero-. Quiero ir contigo, no dejaré que pases frío, podría abrazarte mucho.
Yeonjun finge meditarlo, aunque la respuesta fuera un sí desde el principio.
-Vamos, hablaré con JungKook para coordinar un fin de semana libre.
Yeonye juega con su cabello oscuro, acercando su nariz para disfrutar de la esencia adherida a su memoria. Se ha vuelto tan familiar que resulta reconfortante. Toda la habitación se respira densa con sus aromas mezclados. Está bien así, le gusta, es parte indispensable de su santuario personal: Cama, Soobinnie, limón y jengibre, su propio olor a café. Lo sumerge en esos instantes que desearía congelar.
El menor de los alfas se cuestiona si debería preguntarle ahora aquello que tanto carcome su mente. ¿Qué somos?
"Deberías salir conmigo, prometo enfrentarlo todo".
¿Puede enfrentarlo todo?
Se arrima más a su Hyung, abrazando una de las piernas delgadas con las suyas. Intentando tranquilizar su propio corazón acelerado con la respiración acompasada y profunda del alfa que duerme plácido rodeando su cintura con un brazo.
Necesita ser valiente.
Yeon se mueve con cuidado sintiendo un breve dolor al intentar levantarse de la cama. Soo continúa en el séptimo sueño, con las extremidades extendidas. Ya recordaba porque evitaba dejar que se la metieran. Reprime el reclamo de su cuerpo cansado y pone sus pies en el piso, busca ropa limpia en el armario y voltea al escuchar un quejido de su menor que tantea con su brazo el espacio vacío, gruñendo un "Hyung".
La pereza lo invade, quisiera no tener que ir a trabajar para quedarse el día entero compartiendo mimos con el mocoso de cabellos revueltos que no despega la cara de la almohada.
En lo que tarda en bañarse y terminar de alistarse, el otro Choi solamente se ha dignado a voltear y mirar el techo tapado hasta el cuello.
-Regresa a la cama -pide con tono infantil.
-No puedo -responde buscando su móvil entre el desorden de ropas en la mesita y el suelo.
-Quédate conmigo -insiste, queriendo especificar que su petición es a largo plazo.
"¿Cuánto tiempo quieres estar conmigo, Soobinssi?", piensa, pero no consigue emitir la pregunta.
-Hoy tenemos turnos diferentes, pero podemos encontrarnos en la noche, siempre puedes quedarte.
-Recuerdo que antes era un alivio cuando había días que no coincidíamos en los turnos, ahora lo detesto -confiesa buscando su mirada, estremeciéndose con la expresión suave de sus ojos enigmáticos y atractivos.
-Siento lo mismo -avanza un par de pasos y besa su mejilla-. Nos vemos, Soobin-ah.
Tiene tanto en la cabeza, siente que pese al baño y el spray el aroma a limón y jengibre sigue impregnado al suyo. Le cuesta concentrarse, meditando en todo lo que implica tener a Soobin tan inmerso en su vida, pasando de la cotidianidad laboral a una intimidad que le hace pensar en las parejas establecidas. Los planes, dormir apretujados en una cama estrecha junto a comentarios como "Deberíamos conseguir una cama más grande cuando finalice el invierno", los objetos haciendo acto de presencia -también ha dejado ropa en el apartamento de su Dongsaeng-, es mucho para el corazón sensible de Choi Yeonjun. No sabe cómo manejarlo y no quiere admitir que hace bastante rato se le escapó de las manos.
Menos aún admitirlo frente a JungKook, a quien busca para hablar sobre la posibilidad de un fin de semana libre para él y su terco mocoso alfa. Agradece que su jefe no sea de agobiarlo a preguntas, pero sabe que se lo comentará a Yoongi y su amigo omega si querrá saber hasta el último de los detalles.
-Avísame pronto si quieres que sea la próxima semana o la subsiguiente -sonríe mostrando sus pequeños hoyuelos. Tan amable como siempre.
El resto de mañana y media tarde transcurre agitada, acompañando como personal de apoyo en un operativo, llenando reportes y un patrullaje. Ni siquiera alcanza a toparse con Soobin quien apenas llega parte junto a Lisa a una ronda de vigilancia al centro comercial. Quería preguntarle en cuál apartamento pasarían la noche, termina por enviar su interrogante vía mensaje.
Sonríe de alivio al llegar y encontrar todo ordenado. Incluso hay un post-it pegado en la puerta del closet avisando que hay ropa en la secadora. Se acordaba de la ocasión en que le ayudó a limpiar y sorprendido confesó que lo había subestimado pensando que era un mocoso perezoso y que no lo imaginaba usando correctamente una escoba.
Un cúmulo de momentos familiares. Momentos íntimos.
No sabe qué hacer.
Siente demasiado por ese alfa. ¿Qué hará cuando dentro de unos meses Soobin se aburra? ¿O cuando llegue su celo y sea inevitable que el aroma dulce de un omega lo llame? Después de todo siempre le han gustado. Ha notado que Soobin voltea disimulado cuando percibe las empalagosas feromonas de un omega en celo.
En cualquier instante empezarán los conflictos propios de sus alfas.
Con todo el respeto a su torpe lobo, hubiera sido todo más sencillo siendo un beta, o como dijo el mismo Soobin, un omega.
°°°
Soobin tiene que batallar con su ansiedad, abandonar la cama de Yeonjun fue una tarea difícil, se había quedado largas horas adicionales envuelto con el cobertor. Limpió un poco -bastante- antes de partir, incluso cambió las sábanas, las enseñanzas de su madre están insertas en su sistema y dejar la ropa sin lavar no cabía en sus posibilidades.
"Gracias, madre", piensa con la tensión bajando por su cuerpo. Después de todo Jun había elogiado que no fuera un alfa desordenado. "No tengo porqué serlo", respondió mientras barría.
La ansiedad lo consume porque quiere hacer algo, salir de la incertidumbre. Quizá si espera que Yeon tome el paso de definir el estatus de su relación no ocurra nunca. Lo poco que ha logrado sonsacar de Beomgyu dan luces de relaciones que no han funcionado. ¿En verdad su Hyung estaría tan aterrado ante la idea de un fracaso?
¿Esa es la razón por la que puede oler su miedo tapado bajo capas de adrenalina y alegría?
Ese alfa mostrándose tan entero y seguro. Observa sus grietas, sabe que por dentro es suave. Llama a cuidarlo y quiere pedirle a Yeon que se lo permita.
También quiere dejarse cuidar por él. Seguir recibiendo los mimos.
Apenas se despide de sus compañeros al terminar el turno, prácticamente corre al apartamento del otro alfa, quien lo espera con la cena caliente musitando un "Por fin, moría de hambre". Sujeta su rostro y busca un beso, abrazándolo por la cintura.
Al igual que su mayor moría de hambre, deseando comer, deseando sus labios. Necesita llenarse de afecto.
-Hablé con Kook, pregunta para cuándo queremos el fin de semana libre.
-¿El subsiguiente?
-Le avisaré, ¿Tienes al menos una carpa, sacos de dormir?
-Tenemos varios días para conseguirlos -sonríe con entusiasmo, llenando su boca con el delicioso arroz frito.
Yeonjun sonríe de vuelta, pero su semblante se mantiene tranquilo buscando su mano, acariciando el dorso con los dedos largos y blancos. Los sujeta para besarlos, notando los cueritos que arrancaba a mordidas. Su precioso Hyung no sabe esconder tan bien la ansiedad.
Reparten las tareas, Yeonye lava y Binnie seca y guarda. No resiste rodearlo por la espalda, estrechando su pequeña cintura, dejando ligeros mordiscos en su nuca. El aroma terroso de esos granos tostados lo abrumaba.
-Podrías ser mi delta -susurra sin pensar. La propuesta simplemente salió y no hallaba cómo revertirla. Se supone que no pediría de esa forma que Yeon evaluara la posibilidad de estar juntos.
Una cosa es que fantaseara con someter a ese alfa por completo y otra es lo que desea Yeonjun, quien no quiere volverse un delta. Ni por él, ni por nadie.
-¿Quieres una relación conmigo? -pregunta sin voltear, pero Soobin lo siente rígido entre sus brazos.
-¿Acaso no la tenemos? -intenta llevarlo con normalidad, aludiendo a todos esos momentos cotidianos en los que se han adherido a la vida del otro, a los planes y las proyecciones.
-Algo así -murmura inseguro, tratando lento de zafarse del agarre.
Yeonjun necesita recuperar su espacio, el aire se siente escaso. Necesita procesar con calma el rumbo de la conversación, siendo consciente que era inevitable y tendría que sacar los miedos que todavía mantiene escondidos. La cantidad de cuestionamientos que lo instan a temer de los resultados.
Soobin podía tomar cuánto quisiera, pero sólo era una fantasía llegar tan lejos.
Llegar tan lejos y que funcionara.
Tiene que despertar.
-¿Algo así? -Soo baja los brazos dejando que retroceda unos pasos.
¿Su Hyung no quiere estar con él?
-Te irás, en cualquier momento lo harás -lo dice en un susurro que suena dolido y su aroma triste lo reafirma.
Su Hyung tiene miedo de estar con él.
-¿Por qué no crees en mí?
-En cualquier momento aparecerá algún omega, incluso podría ser ese predestinado de ensueño y ya no te quedarás.
-Hyung, quiero estar contigo. Ni siquiera tienes que ser mi delta si no lo deseas, sólo... -responde con la impotencia corriendo caliente por la sangre.
-¿Siquiera te has puesto a pensar lo que significa? Te irás en algún momento y quiero sentirme preparado -Yeonjun dice sin perder la calma, tiene que despertar de su sueño y aterrizar las fantasías de Soobin-.Tú mismo lo dijiste, todo sería más fácil si fuera un omega, tristemente no lo soy.
El peso de su impulsividad. Siente un nudo en el estómago y el pecho apretado, no esperaba que terminara teniendo tanta importancia, en el momento que lo dijo no miraba todas las inseguridades en las que calaría esa maldita frase.
-Fue un error, me gusta justamente todo lo que te aleja de ser un omega.
-Tarde o temprano te aburrirás.
-¿Por qué tienes que asumir cuáles serán mis decisiones?
-¿Qué harás cuando en tu celo te llamen las feromonas de un omega?
Sí, inevitablemente nota los aromas dulces y el llamado de un omega cuando está en su celo, pero no quiere decir que desee acudir a uno de ellos como un animal salvaje. Es un estímulo que llama su atención, pero no exalta a su lobo en mayor medida y mucho menos a él. Si le preguntaran, sólo se le está antojando follarse a Yeonjun.
-Puedo controlarlo, ¿Siempre me estarás subestimando, Choi? -baja la mirada con la rabia que empieza a quemar, sabe amargo y ácido como sus aromas enturbiando el ambiente.
-¿Puedes? ¿Puedes enfrentarte a todo lo que implica estar conmigo, un jodido alfa?
La desesperación recorre a Soobin, hormiguea en sus extremidades tensas, mantiene sus puños apretados, inmóvil con la garganta cerrada que le impide hablar. Su lobo también rasguña temiendo perder a su fiel compañero, empujando a que haga algo y no sabe qué demonios hacer. No quiere perderlo. La angustia de mirar que Yeonjun se le escapa de las manos es superior a todo. Nubla su mente.
Tiene que hacer algo. Lo que sea, jugar todas las cartas que ni siquiera sabe que están en su baraja.
Situación irracional. Medida irracional.
-Márcame, si tienes tanto miedo a que me vaya de tu lado y no quieres que te muerda, márcame -Soobin siente que se ahoga, pero logra decirlo con determinación.
¿Qué demonios acaba de pedir? Pero es orgulloso y aunque quiere retroceder -racional-, se fuerza a permanecer con la frente en alto y sin temblar, dispuesto a enseñarle el cuello y aguantar con dignidad.
-¿Tienes una maldita idea de lo que me estás pidiendo?
-Estoy proponiendo que tomes la responsabilidad de tener un lazo concreto conmigo si no eres capaz de creer que quiero estar a tu lado.
Soobin es demasiado para Yeonjun, hace rato se le escapó de las manos y con creces, pero nunca se trató de tener a ese alfa, así como no puede pertenecerle a su compañero. Sólo pueden hacer suyo ese vínculo que le está proponiendo, aún con sus palabras torpes, una responsabilidad afectiva por el otro.
Está francamente aterrado y necesita sostenerse, estirando los brazos para atrapar a su Dongsaeng con fuerzas. Soobin corresponde y recarga la cabeza sobre la de Yeonjun, siendo reconfortado por los suaves besos que deja en su cuello.
Está abrumado, la expresión dolida de su Hyung presiona en su pecho, verlo tan frágil exponiendo sus miedos le hace observar que Yeonjun, el alfa arisco y fuerte, ha sido herido un montón de veces. ¿Cómo no va a cubrirse con una coraza?
"No conmigo", quiere decirle. No cuando quiere ser un bálsamo en su vida y no otra herida.
-He caído rendido por ti, alfa ciego.
-Caí rendido primero -murmura con los labios apoyados en su cuello.
-¿Estamos compitiendo, Hyung?
-Eres un mocoso competitivo y puedo ser un buen contrincante para ti -ríe bajito.
-Entonces, ¿Podemos seguir juntos en lo qué sea que estemos intentando? -pregunta despacio y Yeon asiente sin soltarlo-. Jamás habría imaginado que terminaría saliendo con un alfa malhumorado -dice con una risita tras escuchar el gruñido de su mayor-. Sólo te pediré que vayamos un poco más lento...
Aunque empezaron como una explosión, afectivamente ha sido un caos que recién están ordenando. Soobin todavía está armándose la idea de todo lo que se viene por delante, lo que tendrá que enfrentar, los prejuicios y la desaprobación de la que alguna vez fue parte.
Pero quiere intentarlo, de a poco. Todavía ni siquiera imagina la posibilidad de explicárselo a sus padres a corto plazo. Especialmente a su madre, el vacío se acentúa en su estómago de solo pensarlo. Sabe que tiene que hacerlo, pero no inmediato.
Algún día.
Yeonjun lo abraza y la seguridad que le otorgan esas manos masajeando su espalda son tan cálidas que se sumerge en el confort y deja de pensar. Ya tendrá tiempo para prepararse y enfrentar los terrores.
Sabe que ambos están aterrados intentando sostenerse mutuamente.
-Nadie nos apura, ni siquiera tenemos que contárselo a todo el mundo, vamos a nuestro ritmo -levanta la mirada y se encuentra directo con los irises oscuros del alfa que lo mira con cariño.
¿Es real? ¿De verdad Soobin le dedica una mirada con tanto afecto? Tiempo atrás habría sonado como un sueño, pero es real y se está fundiendo en sus brazos. Tan real como la boca que encuentra la suya. Tanto como el olor a limón y jengibre inundando su olfato.
No está soñando y Soobin no lo suelta.
No necesita hacerlo, quiere decirle.
-No dejes de hacerlo -susurra casi inaudible.
-¿Qué cosa?
-Abrazarme, mocoso tonto.
-Yah, trátame con cariño.
Se esconde contra su cuello. Es tan real y se siente tan bien.
Quiere creer que pueden funcionar.
°°°
Amé este capítulo, es de mis favoritos del fanfic asjakso Me encanta como Soobin demuestra lo mucho que quiere a Yeonjun TT
SooJun y Yeonbin son arte ¿Verdad?
Voten y comenten 💖
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