XIV. A tu lado, lo que sea

Los dedos de Taehyun temblaban mientras cogía la caja, volvió a revisar el pastel, quería que cada adorno permaneciera en su lugar. Como política personal tenía impuesto impresionar a cada cliente con sus productos, que al probar algo que preparara se acordaran de su bello rostro y desde la distancia reconocieran sus habilidades pulidas con esfuerzo y días enteros con calambres en las muñecas.

Quería impresionar a ese omega...

Quería llamar su atención, una exigencia de su animal interno que despertaba curioso. Tae quería que siguiera sonriéndole.

Su pulso estaba inestable, temía que su agarre tiritón termina por causar un desastre. Endureció el abdomen para caminar firme y extendió esa corriente de rigidez a sus extremidades superiores, hasta la última falange. Se relajó recién cuando el pastel reposaba en el mesón.

—Puedes revisarla —sugirió abriendo la tapa de la caja para mostrarle el resultado de horas de trabajo y amor.

Taehyun amaba cocinar.

—Está preciosa.

El omega apuesto sonrió con orgullo y mariposas en el estómago, disfrutando segundo a segundo del aroma de almíbar de canela. Moría de ganas de acurrucarse contra su cuello, de apoyar su nariz y olfatear como el animal curioso que era.

—¿Algo más en lo que pueda ayudar? —preguntó tragándose las ansias que lo consumían, pero esperando alargar unos cuantos minutos más la interacción.

Quizás no volvía a encontrarlo o tal vez las posibilidades no eran tan bajas si consideraba que era alguien cercano a un amigo de Yeonjun.

—Uhh, quiero uno de esos rollitos de canela.

—Muy bien, ¿Algo más? —rogaba no sonar insistente y acallar esa vocecita que imploraba telepáticamente que ese omega le pidiera el número de teléfono.

—Dos rollitos.

Se guardó su suspiro derrotado y asumió lo que en su fantasía fue un lindo instante de coqueteo —que quizá nunca lo fue, pero anhelaba interpretarlo así—.

—El tercero es cortesía de la casa —volvió a sonreír después de agregar un rollito más a la caja.

—Muchas gracias...

Kang se estremeció con la mirada intensa de Beomgyu. Si no fuera porque no quería perderse de los bonitos ojos café habría examinado su ropa o su cara frente al reflejo de un vidrio pensando que tendría una mancha, ¿Por qué otra razón lo miraría así? Esperaba oír en cualquier segundo que tenía crema batida reseca en alguna parte.

"No me he presentado"... Apretó sus labios, al menos querría que pensara en su nombre cuando probara un rollito de canela en su casa o trozaran el pastel de cumpleaños.

—Kang Taehyun—desvió unos segundos la vista hacia la caja de rollitos con las ansias haciendo estragos dentro de su cuerpo—. Es que yo sabía tu nombre y tú no el mío, entonces...

Se sentía torpe y tonto también, fantaseando ingenuamente que ese precioso omega de sonrisa amplia se interesaría en él a primera vista, sabiendo mejor que nadie que las posibilidades que aquello ocurriera eran escasas.

—Muchas gracias, Taehyunssi.

Ambos miraron hacia el exterior cuando el sonido de los goterones rebotaron incesantes en el vidrio. El viento sacudía las ramas de los árboles en la acera, la lluvia pronosticada se había dejado caer con fuerzas.

—No traje paraguas —se quejó con un puchero adorable.

Taehyun deseaba pellizcar su labio abultado con cariño.

—¿Llevas prisa? —era su oportunidad, necesitaba tomarla y explotarla. Los éxitos muchas veces nacen de aprovechar sabiamente momentos determinados.

Beomgyu negó y el corazón del otro se agitaba emocionado en su pecho.

—Iba a prepararme un café, ¿Quieres uno también? —ofreció implorando a la luna y todas las fuerzas superiores que dijera que sí—. Puedes quedarte hasta que se calme la lluvia, si quieres, claro —jugaba con sus dedos deslizándolos por la superficie de la caja de pastel.

Acomodó una segunda silla plegable y esperó impaciente frente a la cafetera, agonizando cada minuto, mirando de tanto en tanto a su invitado y a la entrada de la tienda, aunque con el clima poco favorecedor dudaba la aparición de un nuevo cliente.

Le ofreció azúcar cuando le entregó la taza caliente, llenándose de ternura ante el comentario y la imagen mental de un pequeño muchachito castaño, de ojos grandes y marrones comiéndose los cubitos a escondidas, un pasaje directo a su infancia, no le quedó más que admitir que todavía lo hacía. A veces no resistía a coger uno y ponerlo sobre su lengua, disfrutando cada segundo de los gránulos deshaciéndose.

Lo observó encantado disfrutar de los rollitos de canela que preparó esa tarde fría. Sus labios y sus dedos manchados eran una tentación. Su aroma lo era. Ahora que estaba más cerca podía concentrarse en los matices, incluso percibía un toque amargo y ácido de las naranjas, se preguntaba si era parte de su esencia o comenzaba a considerar la posibilidad que fuera un omega emparejado...

Sentía la decepción queriendo comprimir su pecho, pero nadie lo mandaba a ilusionarse con señales tan mínimas que perfectamente podían significar nada, pero ¿Hace cuánto que no recibía la sonrisa de un omega? ¿Por qué tenía que ser tan difícil conocer a uno a quien pudiera gustarle también?

—Ensuciaste tu cara —dijo bajito, guardando el cúmulo de emociones mezcladas y ofreciéndole servilletas.

—Soy un desastre.

"Eres precioso", habría querido decirle de tener la confianza. Tan dulce y tierno, ¿Cómo no tener un flechazo inmediato?

—Está bien, ensuciarse es parte del placer de comer —tomó uno de los rollitos sin importarle que el azúcar y la canela mancharan sus dedos—. Además, te hacer ver tierno —no sabe que clase de filtro perdió, pero la confesión ya estaba hecha.

Al menos el chico sonreía con sus mejillas rosadas, liberando ese aroma que lo tenía en las nubes y más arriba de ellas cuando Gyu comenzó con los halagos. Tae es débil con los cumplidos y las muestras de aprecio, además lo instaban a conversar más de la cuenta y en cosa de minutos le estaba resumiendo su vida, su pasión por la cocina y sus logros de los que estaba tan orgulloso.

—Suficiente de Kang Taehyun, quiero conocer más sobre Choi Beomgyu —decía entre risas con el apremio de saber sobre el entonces castaño que lo estaba cautivando con sus bonitas sonrisas y un exquisito aroma dulce y especiado.

Había olvidado cuándo fue la última vez que conversar con alguien resultara tan fluido. Estaba tan cómodo que olvidaba la noción tiempo-espacio, perdido en su voz cálida.

Beomgyu era un deleite para sus sentidos.

—¿De qué es la crema que tienen los rollitos?

Lamía uno de sus dedos y el mayor tenía que morder sus labios para acallar un suspiro.

—Glaseado con un poco de vainilla.

—Entonces este rollito es como si llevara una mezcla de nuestros aromas.

Kang terminó por derretirse por dentro. Esa sonrisa... Ese tono de voz...

¿No estaba soñando? ¿Había algo de coqueteo en esa frase o era solo él y sus esperanzas tergiversando la interacción?

Ya sea si era o no, tenía que devolverle la insinuación: —Me gusta la canela.

Sería una jugada demasiado cruel del destino ponerle a semejante omega ante sus ojos, uno con el que compatibilizaba tan bien y que alimentaba sus ilusiones para que luego quedara en nada.

Y el destino podía ser una cosa cruel cuando al tercer encuentro luego de una salida al cine compartiendo un estrangulador apretón de manos durante una película de terror le confesó que tenía pareja y estaba marcado.

El olor a naranja no era parte natural de su esencia, era de su alfa.

Y tan rápido como se armaron, sus ilusiones se hicieron trizas.


°°°

Taehyun despierta con un sabor amargo y sin mayores ganas de levantarse. Están grabando los últimos episodios del reality de cocina y si bien le gusta tener la agenda al filo del colapso cuando Beom va a quedarse a casa de Kai, la semana ha sido más caótica de lo que estaba preparado para aguantar.

Apaga la alarma que está perforando sus oídos y hunde la nariz en la almohada fría que reposa en el lado izquierdo de la cama, tan frío y vacío, pero la presencia del aroma a canela y toques de naranja está impregnado. Familiar y reconfortante que se acurruca con la idea de reposar cinco minutos más antes de levantarse.

Cinco minutos que se transformaron en quince con su mente somnolienta que traía a su conciencia la imagen de su adorable novio el día que entró a la pastelería con una bufanda grande y una sonrisa encantadora.

Salta de la cama al mirar nuevamente la hora. Su día iniciaba corriendo y se repetía: "¿Acaso no querías estar ocupado?".

—¿Has dormido mal? Tus ojeras están enormes —le comenta suave la joven omega que esparce con la brocha el corrector. Le agrada su aroma floral, aunque se mezcla con el olor a tierra de su pareja.

—Más bien diría que he tenido poco tiempo para dormir.

Mira el rostro concentrado mientras quita los rastros de cansancio con base y correctores, haciendo lucir su piel lisa y radiante para las cámaras.

—Deberías dejar de trabajar en tantos lugares —aplica el polvo para sellar, repasando sobre la frente y la nariz.

—Pronto terminaré un trabajo.

—Siguen siendo varios.

Ella estaba en lo cierto, entre los programas televisivos, clases en una academia, cursos esporádicos de perfeccionamiento, las visitas a la pastelería de su familia; corría de un lado a otro. Algunas semanas eran más intensas que otras.

Al menos ya estaba bien posicionado, a diferencia cuando recién comenzaba su carrera y debía batallar en un mundo increíblemente competitivo como lo es la gastronomía. Varias veces llamaba a Jungkook durante las madrugadas con el corazón y la moral hechas pedazos cuando los profesores destrozaban sus trabajos y los chef sobre exigían a límites inhumanos a sus ayudantes.

La cocina podía ser tan gratificante como cruel. Quizás esa fue, por desgracia, una buena escuela de tolerancia al dolor y la frustración. Tal vez de ahí sacó fuerzas para continuar al lado de Beomgyu pese a todos esos sentimientos que no dejaban de crecer desde el día que lo conoció, porque incluso después de saber que las posibilidades para una relación de pareja eran nulas, no quiso alejarse y si su destino era asumir un rol de amigo, lo aceptaría por el simple hecho que disfrutaba su compañía y eso lo llenaba bastante —no por completo, pero era mejor a la idea de no verlo—.

Tae se acostumbró a aguantar y resistir.

—¿Sabías que hay un alfa cerca interesado en ti? —comenta su estilista luego de finalizar con una sonrisita divertida en los labios.

Aguantar comentarios ingenuos y no malintencionados, pero tediosos.

"Lo sé, hay varios y ninguno me interesa", se tienta a responder, aunque opta por encogerse de hombros y hacerse el desentendido.

—Oh, bueno, no es lo que busco en este momento...

—Es un buen hombre, apuesto. Podrías darle la oportunidad, no pierdes nada conociéndolo.

"¿No? Perdería tiempo".

—No por ahora.

"Ni hoy, ni nunca". Kang niega, fingiendo una sonrisa amable tras el hastío. Le aburre la imposición, los comentarios de que está en buena edad para tener familia —ya la tiene— y que si sigue así se le pasará el tren de la juventud para tener a sus cachorritos. A veces en el programa matinal intentan emparejarlo con uno de los actores alfa invitado recurrente, entonces sonríe incómodo y finge ser un omega despistado que no entiende de coqueteos.

Hoy no es la excepción. Nuevamente tiene que aguantar porque es parte del guion y del juego que quieren darle a los televidentes.

Le abruma los aromas fuertes y más todavía cuando se inclina hacia a él con una sonrisita que le molesta. Incluso tiene el descaro de bromear que si Jungkook fuera su omega lo llenaría de mimos.

—Imagino que sabes que eso no va a pasar nunca —le comenta de forma no tan casual al terminar de grabar.

El alfa joven sólo ríe y tomándose todas las atribuciones y confianzas le dice "Nunca digas nunca, Taehyun hyung" y el omega está al filo de perder la paciencia.

Nota que está irritable cuando en clases siente ganas de ahorcar a un par de estudiantes que no dejaban de cuchichear y reír bajito. Está a punto de dejar salir su rabia acumulada en un regaño, pero logra medirse, hacer una pausa de su explicación y en medio del silencio preguntarle si acaso terminaron de conversar, avergonzados asentían y Tae prosiguió.

Llega por la noche, apenas reúne fuerzas para un baño que limpie las tensiones de su jornada y el momento más dichoso es cuando por fin se tira sobre la cama, abrazando fuerte la almohada de Gyu.

Se pregunta cómo estará su omega, quiere escribirle, pero seguramente debe estar disfrutando junto a Kai y no pretende interrumpir. Le gusta que su novio sea feliz y se sienta mimado. Además no puede quejarse, Beomie reparte amor a los dos en grandes cantidades y jamás los ha hecho sentir excluidos.

Recuerda como varios días atrás el omega se ocupó bastante bien de satisfacer cada una de sus necesidades y antojos durante su celo. Ahora es el turno de Gyu de disfrutar del suyo, aunque le habría gustado tener un día para ayudarle también.

Y hubo momentos en que el pelirosa hubiera querido tener a sus dos novios y Kang estuvo más que dispuesto a intentarlo tanto como Huening, pero ambos coincidieron que besarse bajo la mirada entusiasmada del menor había sido lo más extraño que habían experimentado en la vida, para sorpresa del mayor de los omegas el bailarín hacía todo con delicadeza, tanto en la forma de sujetar su mentón como al empujar los labios sobre los suyos.

¿Desagradable? No.

¿Raro? Demasiado.

Ambos le preguntaban a cada momento sí quería seguir y Seokjin aturdido, sintiéndose como fuera de la realidad mirándose de lejos, asentía y dos pares de manos exploraban su piel.

"¿Qué estoy haciendo?" se preguntaba, suspirando y fundiéndose con Beom sobre su regazo y Kai abrazándolo por la espalda. El aroma del alfa hacía que su lobo se sintiera inquieto y asustado, pero la familiar fragancia de la canela ayudaba a tranquilizarlo.

Kai parecía cuestionarse lo mismo. Y cada mirada que intercambiaban insinuaba un "¿Estás bien? ¿Continuamos?", entonces un pequeño movimiento afirmativo y seguían.

El omega hundía sus dedos y Huening sujetaba su erección con los dedos largos y delgados. Se removía, arqueaba la espalda, apretaba los párpados y se aferraba a los hombros de Beomgyu, navegando entre el miedo y el placer.

—¿Quieres intentarlo? —le preguntó el menor de los tres apoyando los labios en su oreja.

No sabía qué responder, no supo en qué momento dijo que sí hasta que escuchaba el eco de su voz y el alfa inseguro se colocaba entre sus piernas. Beomgyu miraba a los dos con ojos que brillaban con excitación y emoción, llenando a Kai de besos en la nuca, observando atento como lento se enterraba en Tae.

Y Taehyun estaba tan tenso, tan inquieto que sus músculos se contraían, su cuerpo rechazaba la intromisión y por más que el lubricante que escurrió por sus muslos permitiera resbalar aquello que se sentía tan ajeno, sus nervios enviaban señales de dolor. Cada centímetro era como un pequeño desgarro. Tan grueso, tan tirante dentro de su cuerpo... Estaba acostumbrado al grosor de Beomgyu y esto, un alfa, le parecía demasiado. ¿Y cuando anudara? ¿Cómo se supone que aguantaría eso?

Había escuchados a tantos omegas que compartiendo maravillados sus experiencias halagaban aquel órgano grueso rozando cada punto sensible... Tae estaba lejos de experimentar ese éxtasis, dolía y estaba aterrado.

Sácalo —rogó con la voz ahogada por el temor —. Por favor, sácalo.

Hyuka asustado y con delicadeza retrocedió. Dos pares de ojos lo estudiaban con preocupación y la angustia comenzó a comprimir la garganta del omega.

—¿Te lastimé? —musitaba el alfa consternado y mirada arrepentida—. Lo siento mucho.

Kang negaba, encogiéndose avergonzado. Si omega extendía los brazos para rodearlo y atraerlo a su pecho.

—No quise hacerte sentir forzado —murmuraba Gyu con pequeñas caricias en la espalda.

Vuelve a negar, no fue forzado, era sólo Tae curioso, jugando y explorando sus propios límites, arriesgándose a encontrar un poco de dolor y tensión.

Kai fue cuidadoso cada segundo, era el peliplata que reconocía sus dificultades, lo complejo que le resultaba enfrentar una experiencia sexo afectiva con un alfa. El aroma fuerte y dominante, su propio cuerpo en posición de rechazo, aunque su mente dictaba "Intentémoslo".

Adoraba a Kai, era mutuo, pero desearse todavía era algo que no lograban digerir.

—Lo siento —repitió el castaño besando su frente.

Taehyun besó la comisura de sus labios, susurrando un "Lo siento" suavecito también. Fundiéndose en un abrazo entre sus Dongsaengs conteniendo las ganas de llorar.

No fue la última vez probando los tres juntos, pero si la única en que intentó dejarse follar por un alfa.

Suspira mirando los mensajes acumulados. Ignora olímpicamente aquellos referentes al trabajo. Responder al de buenas noches de Beomgyu y Kai, adicionalmente recibe una foto de ambos con filtros de animalitos y un "Te adoramos, Hyung".

Enternecido susurra para sus adentros: — Bobos adorables.

Realmente los adora. No imagina su actual vida sin esos dos, jugando con sus tiempos para acomodar sus necesidades, dividiendo las noches en compañía del omega con esencia a canela.

Siente que Gyu es el sol y los dos orbitan en torno a él.

Nuevamente mira la foto con cariño. Ambos con los ojitos entrecerrados y sonriendo. Beomie muestra todos sus dientes alineados y a Hyuka se le marcan dos pequeños hoyuelos en las mejillas.

Hyuka...

Incluso recuerda que a comienzos, antes de la locura misma de aceptarse ambos como los planetas orbitales de Beomgyu, intentaba simpatizarle al alfa de su amado omega y que mejor manera de demostrar cariño que cocinando y enviándole algunas cosas para que compartieran juntos cuando tenía turnos ayudando en la pastelería. A veces galletas, en otras rollitos de canela, bollitos y pasteles.

En ese entonces no se le ocurrió pensar que solo sembraba inseguridades, no cuando creía que todo era unilateral y cuando el Beom sujetaba su mano era sólo en plan de amigos omegas normales. Cada muestra física era —y sigue siendo— un cosquilleo agradable, latidos acelerados.

No pensaba que el tierno chico sufría también porque había logrado hacerse un espacio en su corazón.

Su intromisión en la vida del omega estuvo generando dolor en dos personas y la culpa no tardó en llegar, pero al mismo tiempo quería ser egoísta y quedarse.

Yeonjun con una sonrisa resignada prefería no involucrarse demás y se limitaba a decirle que debería conocer y hablar con Kai.

Tuvo que reunir valor para contactarlo y el doble para mirarlo a la cara y hablar sin temblar. Se llevó la sorpresa que encontró a un alfa dolido, pero no agresivo. Tan lastimado como él, como Beomgyu. Alguien con el mismo propósito: Ver al omega feliz.

Tae cierra los ojos y se duerme con el recuerdo del primer beso que compartió con el otro omega, cuando el menor sujetó su rostro con una mirada vidriosa y labios que temblaban antes de acariciar los suyos. Un par de lágrimas saladas se mezclaron con el dulzor de su boca y el mayor le repetía lo que hasta ahora es la frase que define su relación: -. A tu lado, lo que sea.

Iría a dónde Choi Beomgyu quisiera, emprendería locuras por ese omega al que amaba.

°°°

Despierta más feliz que el día anterior. Tiene un par de horas libres durante la mañana que pretende utilizar en quedarse recostado procastinando con el teléfono en la mano. Sonríe cuando Soobinnie suplica por su ayuda pidiéndole una receta simple —pero no tanto— que impresione a su madre. Acepta la videollamada y va asesorando al alfa como preparar un estofado, recordándole que pique los productos en tamaños similares para una cocción pareja.

—Dije regulares —se queja—, ¿Tienes problemas con las proporciones?

El joven policía hace un puchero y Taehyun suspira. Olvida que no es uno de sus alumnos.

Se tienta a preguntar sobre cómo va todo con Yeonjun, la curiosidad hormiguea, lo último que ha sabido sobre esas veces que se van a quedar en el apartamento del otro es por Beom, quien apenas Soo se lo comenta suelta el chisme fresco para él.

Empieza a preocuparse por Junnie ahora que mira los deslices seguidos. Se pregunta si el reacio corazón de su amigo se estará llenando de ilusiones.

Aprovecha la oportunidad para escribirle un mensaje de saludo, partiendo por un "Alfa ingrato" que por lo general el aludido se excusa diciendo que sólo responde si le hablan -Kai y Yoongi se lo confirman, agregando que rara vez inicia conversaciones por chat-.

Le sorprende recibir un llamado del policía cuando va camino al set de grabación. Atiende acomodando el audífono manos libres, como conductor responsable no se despega del volante y los ojos en la pista.

No sé qué hacer.

Su voz suena entre cansada y agobiada.

—¿Respecto a qué?

—Respecto a Soobin, no sé qué estamos haciendo y menos que esperamos del otro.

—¿Le has preguntado?

—¿Imaginas qué implica preguntarle? —suelta un bufido frustrado—, Soobin es sólo un mocoso que está viviendo esto como si fuera una aventura, un alfa joven que quiere adrenalina —intenta explicar y Tae susurra que lo entiende, lo ha vivido, ha estado con omegas que vieron en él a una aventura y lo dejaron con las ilusiones enterradas—. No, Tae, él no quiere una relación, menos con un alfa.

—¿Cómo estás tan seguro? —se arriesga a preguntar.

—Vieras su cara cada vez que alguien menciona algo respecto a que somos cercanos, es como si se le cruzara un fantasma y nadie insinúa nada. Es el Mocoso que imagina vaya a saber qué película dentro de esa compleja cabecita.

Escuchar la voz rasposa de Yeon y sus suspiros resignados a través de la línea era como revivir muchos años atrás. Volver a oír al chiquillo de cabello decolorado y actitud arisca con el corazón roto, desesperanzado y aceptando que una relación medianamente estable sería un ideal lejano.

Han pasado años desde la última vez que distinguía ciertos matices en su Hyung. De esos que le hacen afirmar que está enamorado.

—Me sorprende y agrada que estés confiando en mí.

—Confío en ti.

—Pero no soy tu primera opción de llamado —aclara sincero, pero no resentido.

—Yoongi hyung y Kai tienen un día ajetreado —dice con una risita corta.

—¿Piensas que yo no? —alega más agudo.

Gracias, Taessi.

Par de tontos y tozudos alfas. Ambos Choi. Ahora sólo le falta indagar sobre qué siente el menor de ellos...

Entiende a Yoongi cuando le desespera saber que tan altas son las posibilidades de que todo funcione entre esos dos.

°°°

Cuando Beomie llega por la noche, luce radiante y feliz, no se resiste a estrecharlo fuerte y se arrima a su cuerpo para dormir abrazados, sumergido en su aroma a canela dulce y naranja.

—¿Me extrañaste, Taehyun hyung?

—Mucho —acaricia la piel suave de su cuello con la punta de la nariz mientras los dedos largos del pelirosa se enroscan en sus hebras platinadas. Mimos que iban relajando cada parte de su ser exhausto.

Vuelve a sentir tibia su cama y sonríe dichoso. Tan feliz de tenerlo a su lado. Lo demuestra cuando despierta a Gyu con cortos besitos por el rostro y desayuno incluido.

—Iré al gimnasio, ¿Quieres acompañarme?

El menor de los omegas emite un gemido perezoso y se encoge en su lugar.

No~, es muy temprano. Deberías quedarte durmiendo conmigo todo el día.

—Tienes que trabajar a mediodía.

Beomgyu vuelve a lamentarse con un ruido ronco.

—No quiero, ni gimnasio, ni trabajo.

—También irá Soobinnie, podría ser divertido ir los tres.

Aunque Tae sabe que no hay forma de convencer a su novio para una sesión de ejercicio juntos —fuera de una cama—, lo intenta de todos modos.

Al menos lo acompaña su Dongsaeng alfa, ya comenzaba a aburrirse de ir solo, además de tener que hacerle el quite a esos alfas molestos que se acercaban a hablarle con el pretexto de ayudarle con las rutinas, luciendo sus músculos duros y las fuertes esencias que saturaban su olfato haciéndole arrugar la nariz.

Apenas llega Soobin no duda en abrazarlo e impregnarse del aroma a limón y jengibre. A veces también le pide a Kai que restriegue su mejilla en él o que le preste alguna prenda de ropa, así resultaba más sencillo alejar las presencias indeseables.

Le agrada que el gimnasio no esté lleno, por lo mismo prefiere ir en las mañanas, menos olores y más máquinas desocupadas. Dedican uno minutos en la trotadora para un calentamiento previo, no le importa agitarse más de la cuenta, de todos modos no pierde la oportunidad de conversar distendido con el alfa que ríe, pero también es comprensivo y con voz dulce le pide que no se sobreexija tanto en la vida.

Echaba de menos al menor como compañero de rutinas y no pierde oportunidad de sugerirle que lo hagan más seguido.

Exhausto y con el sudor que baja por su frente da un largo trago de agua antes de secarse el rostro mojado con su toalla rosa pastel. El relevo con Choi le permite descansar, hasta que llega su turno nuevamente.

—Pregúntalo, sé que quieres hacerlo.

Y se ha estado conteniendo todo lo que llevan, esperando el momento preciso para preguntarlo de la forma más casual posible, no esperaba que su curiosidad se notara a leguas, presente en cada señal no verbal.

—¿Cómo van las cosas con Yeonjun? —y la ansiedad se mantiene firme en cada segundo que lo separa de la respuesta.

—No lo sé, lo único que tengo claro es que lo disfrutamos.

—¿Sólo eso? —se escucha sincero, no es una mala señal, pero no es suficiente.

—Siento que tengo un caos en la cabeza y en mi vida y Yeonjun hyung... No sé qué espero de nosotros. Pensé que un par de aventuritas semanales bastarían, pero no es suficiente —explica tenso y en voz baja como si contara un secreto—. La semana anterior lo intenté con un omega y me sentí tan extraño...

—¿Te gusta? —se arriesga a ser más directo. Necesita saberlo.

Nota al alfa pelinegro titubear y tiene unas ganas enormes de sujetarlo por los hombros, sacudirlo y exigir un "Sí" o "No". Está tardando demasiado y Taehyun se siente particularmente impaciente.

—Nunca me había sentido atraído por un alfa, nunca había estado con uno —lo susurra con un recorrido panorámico a las posibles personas a su alrededor. Sólo hay uno, perdido en su propio mundo, nada de qué preocuparse.

Se siente atraído... Lo confiesa, eso es un paso. Así se parte, quiere decirle a Yeonjun que no es una causa perdida.

—¿A qué le temes?

—No puedo mentir y decir que no temo a que en algún momento nuestra naturaleza agresiva e impulsiva nos domine e intentemos marcarnos o terminemos heridos.

Kang sospecha que solamente alude a la punta del iceberg de sus miedos.

—No te preocupes, Binnie. Confía en Junnie, ya ha pasado por los mismos temores antes, sabe como funcionan las cosas en este tipo de ¿Relaciones? ¿Encuentros casuales? O como prefieras llamarlo —intenta apaciguar las aguas, pero algo no está funcionando, el menor tiene sus ojitos oscuros bien abiertos.

—¿Qué?

El mayor acaba de poner atención a la respuesta emitida, ni siquiera sopesó la posibilidad de haber estado hablando de más, justo como lo hizo tan despreocupado queriendo aliviar los pesos de su dongsaeng y facilitar las cosas para Jun.

—Pensé que lo sabías...

—¿Que Yeonjun ha estado con otros alfas antes?

"Maldición" y de paso recordará no volver a llamar bocazas a su novio.

—Bueno, es decir, ¿Nunca lo pensaste?

Le hace notar esa posición ingenua. ¿Cómo no se dio cuenta en todo este tiempo? ¿No fue obvio después de la manera que Yeonjun lo aceptó todo?

Se disculpa internamente con el otro alfa, esperando que le llegara de forma telepática.

Al volver casa agotado percibe como su cuerpo decide hacerle sentir que cada parte pesa más de cuenta. Beomgyu está terminando de arreglarse para salir a su sesión de fotografía.

—Hoy hablé más de la cuenta, creo que estoy adoptando tu lengua floja —comenta mientras se dirige al baño.

—¿Qué pasó? —pregunta intrigado, omitiendo reclamar como cada vez que su omega lo llama chismoso.

—Creo que Soobin no tenía idea que Yeonjun ha estado con otros alfas.

Los labios del más alto se estiran y sus ojos brillan con entusiasmo, definitivamente está mirando las cosas de otra forma diferente al mayor atacado por la culpa.

—Apenas Soobin me cuente detalles, te comentaré cuál será el resultado de tu empujoncito.

—Me pregunto si acaso mi empujoncito fue como tirar a Yeonye de un barranco —se lamenta.

Choi no ayuda sonriendo como un niño ansioso frente a un pila de regalos.

O quizá sí ayuda un poco, porque esa sonrisa siempre genera hormigueos agradables y calidez dentro de su pecho.

°°°

Se viene iniciando el drama akdkslcof

La historia del TaeGyu es adorable aquí :3

¿A ustedes les gustan los rollitos de canela? Yo miro por ellos><

Voten y comenten 💖

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