X. Agridulce.
Yeonjun mantiene los ojos cerrados, nada en calor y sensaciones placenteras. Es el dolor de las mordidas y la fricción brusca que lo aterriza a la realidad, a una extraña que parece una versión paralela de su vida, una en la que es devorado y consumido por un Mocoso arrogante. Apenas respira cuando lo siente empujar dentro de su boca y la saliva se mezcla.
Un último chasquido húmedo y sus labios se despegan, vuelven acercarse como si fuera asunto de magnetismo, pero se alejan como si el otro quemara cuando suena el picaporte de la puerta. Lisa los mira fijamente a ambos y su compañera omega tiene una expresión asustada, liberando un poco de su esencia dulce para apaciguar el calor y olor potente de la rabia.
-¡¿Acaso iban a pelear como un par de animales salvajes?! -reclama Jennie todavía alterada, incluso más pálida.
Atrás viene otro de los oficiales alfa curioso atraído por la amalgama de olores.
-No, nada que no pudiéramos solucionar, pueden retirarse -dice el mayor con la voz ronca y más confundido que nunca. Pasa la mano por su cabello rubio, sabe que está desordenado, seguramente su boca está roja e hinchada. Maldita vergüenza, todo parece tan evidente.
Soobin es el primero en salir de ahí a zancadas, "Puta incomodidad", Jennie le sigue los pasos. El otro alfa pregunta intrigado si hubo golpes y si se encuentran bien, notablemente emocionado como un tonto adolescente que disfruta de la adrenalina de ver peleas. Yeonjun vuelve a repetir que no fue así, solo fue una discusión que se elevó un poco más de la cuenta.
Se niega a mirar a Lalissa que clava insistente sus ojos oscuros, almendrados y profundos en él. Ella claramente no le cree.
-Tengo un bálsamo labial bastante bueno -suelta a modo de indirecta cuando se quedan a solas en el cuarto.
-No quiero hablar ahora -no lo dice seco, más bien es un pedido que apela a su comprensión. La chica beta asiente.
-Será después -le devuelve una sonrisa suave.
Yeon está abrumado, relame sus labios y siente los pequeños relieves que dejaron los dientes ajenos, aún hormiguea y si aprieta los párpados todavía puede evocar el la presión de la boca mojada que lo dejó sin aire.
Soobin lo besó.
La afirmación le parece inverosímil, pero no deja de tener la imágen y sensaciones táctiles frescas en su memoria.
Esperaba un golpe, no un beso.
Aunque sabía de primera fuente que entre alfas una pelea además de golpes podía terminar en fricción, hormonas y feromonas revueltas, no necesariamente en besos, a veces sí, otras no...
Y muchas veces la experiencia quedaba en el olvido o una anécdota producto del calor del momento.
Quizá para Soo el beso quedaría así. No tenía razones para ilusionarse y pensar en algo diferente, aunque quisiera, tiene que ajustar sus criterios y expectativas a la realidad. Hasta donde sabe al alfa pelinegro le gustan los omegas -como al común de los alfas, lo normal-, específicamente su amigo omega.
No hay espacio ahí para él, lo asume. Si el Mocoso hasta ha hablado ilusionado que le gustaría salir con un omega dulce -claramente leía Yoongi entre líneas-, proyectarse, tener a unos lindos cachorritos.
Definitivamente no tiene un espacio dentro de esas fantasías. Ni siquiera debiera plantearse la posibilidad de estar dentro de algunas de las fantasías de Soobin.
Su lobo inquieto le exige que busque a su compañero de juegos. Resopla molesto y regaña a su ingenuo animal que le complica la vida.
No sabe si sentir alivio o no, sabiendo que al día siguiente no verá a Choi. El chiquillo tiene su día libre y es una barrera de espacio-tiempo que viene muy bien para su cerebro que procesa lento una cantidad abismal de información. Su lobo continúa inquieto gimoteando frustrado, ya que tuvo muy poco de lo que hace tanto buscaba.
A Jun nunca le atrajo el aroma dulce de los omegas. Afortunadamente -o desafortunadamente- Bin no es uno. Taehyun adora lo dulce. Los alfas no son los suficientemente dulces para él. A Yoongi no le importa si existe o no un predestinado en al...
Intentar dormir fue un tormento, ni siquiera las infusiones funcionaron de placebo para relajar su cuerpo sobreexcitado, debió comprar inductores del sueño cuando un médico se lo sugirió, pero no, pensaba que tenía un buen control de su reloj biológico, es decir, era consciente que su reloj no coincidía con el ir y venir del sol por sus turnos, pero dormir no tendía a ser un problema. Excepto ahora que cierra los ojos y revive la escena, la presión de su cuerpo siendo aplastado con fuerza, el dolor en la espalda y el calor infernal de esa boca que lo besaba con violencia.
No quiere pensarlo más, independiente si con sólo evocar el tacto en su mente surjan esos agradables cosquilleos entre sus piernas subiendo por su abdomen. No quiere que nada se levante solo por pensar en como un testarudo alfa devoró sus labios.
Llega a la estación con la sensación de no haber descansado y su cara debe ser lo suficientemente demostrativa de su hastío y agotamiento para que Jennie lo mire con preocupación y sus compañeros lo saluden como teniendo cuidado.
-Yeonjun sunbae tienes una cara terrible -dice Lisa sin ánimo de burla camuflada, sino con genuina sorpresa.
-Dormí mal.
-Se nota.
Su compañera beta no deja de mirarle como si debiera acaso contarle algo. No lo piensa hacer, todavía no está tan desesperado para necesitar de quién sea para que asuma el rol de confidente. Piensa en Yoongi y Kai, tragando saliva, meditando si llevarse el momento a la tumba o recurrir a ellos cuando no pueda más, cuando mire a Soobin y la relación vuelva a ser extraña, pero a otro nivel, a uno que desconoce y no sabrá cómo enfrentar hasta que lo tenga por delante oliendo a limón y jengibre.
JungKook también logra visualizar que hay algo más que solamente "Dormí mal", no insiste, le sonríe con cariño y trata, disimulado porque no quiere hacer sentir peor a uno de sus mejores oficiales, disminuir la carga de su día.
Hace esfuerzos enormes por mantener los ojos abiertos, notando el efecto inevitable del cansancio que decide pasarle la cuenta.
-Ve a tomar un café o a dormir una siesta a la sala de descanso, puedo cubrir tu turno -sugiere la oficial Manoban tocando con suavidad su hombro.
-¿Quieres algo a cambio? -pregunta intentando no sonar tan cortante.
Aunque sabe que Lisa no hace las cosas gratis, agradece el gesto de todos modos.
-De momento no -se encoge de hombros-, pero quizás a futuro. Además no puedes rendir así de cansado.
Se sienta en una esquina del sofá, se apoya en el antebrazo y esconde su cabeza. Cierra los ojos, los sonidos se sienten lejanos, no sabe si está comenzando a soñar o sigue despierto. Lo que sí sabe que la sensación fantasma de un beso brusco y aroma ácido no es real, pero su cerebro insiste en reproducirlo. "Maldito mocoso, eres como una canción, de esas que a veces ni siquiera me gustan, pero que en algún momento se me atasca en la cabeza y necesito escucharla una y otra vez hasta que se me despegue". Quiere que el alto sea como las canciones pegadizas cuando pierden su efecto.
No quiere pensar tanto en él y su rostro redondo. En sus ojos oscuros y hambrientos al momento que buscaba su boca con avidez.
Despierta igual de agitado, pero debe reconocer que ayudó lo suficiente como para resistir lo que quedaba del turno. Llega de noche a su casa, se mete a la regadera con la esperanza que el agua caliente se lleve sus problemas. Está cubriéndose con su camiseta holgada cuando su mente le dice "Hey, tenemos visita hoy, ¿Compraste comida?". Había olvidado por completo que Kai vendría, le escribió hace dos días...
Revisa el refrigerador y no hay mucho que pueda ofrecer, olvidó también que necesita pasar a un supermercado y abastecer su cocina. Al menos todavía hay una botella del refresco que le gusta a su amigo.
Tendrá que contarle. Sabe que no puede mentirle, algo de lo que haga o diga lo delatará y tendrá que decirle. No suele tener el talento suficiente para ocultarle información a su mejor amigo.
Ha tenido más de veinticuatro horas para procesarlo y sigue tan confuso como al segundo que los labios de Choi se alejaron de los suyos. Además de compartir saliva ambos intercambiaron miradas consternadas antes que Soobin escapara. No lo culpaba, lo habría hecho también si no fuera porque las expresiones preocupadas de Jennie y Lisa lo instaron a responder rápido.
-Buenas noches, Yeonjun hyung -saluda Kai con ánimo, brillante como una estrella-. Traje esto, sé que te gusta -alza la botella de vino en una de sus manos.
Se aparta de la entrada para darle el acceso a su amigo. Se dirige a la cocina por un par de copas a la par que pregunta qué tipo de comida se le antoja, revisando los locales con entrega domicilios disponibles por el sector.
-Mi cuerpo exige grasas y carbohidratos -sonríe desde su cómoda ubicación.
-¿Pizza?
-Okay -responde como si cantara la afirmación.
Hace el pedido y sabe que en alrededor de media hora debiera estar en la puerta.
Hyuka está en su apartamento, prácticamente desparramado en el sofá y con los pies descalzos apoyados en la mesita de centro. No se queja, hace lo mismo varias veces. Ni siquiera hay un mantel delicado cubriendo la madera salpicada de ese viejo mueble. Antes lo hubo, uno que le regaló Yoongi, hasta que Kook dio vuelta comida y ni con los consejos de Taehyun logró quitar la mancha.
Deja las copas lejos de sus pies, aunque su amigo de inmediato los retira. Mira los calcetines llenos de pequeños pingüinos en contraste a los suyos simples y negros.
Sirve el vino con cuidado y le tiende la copa antes de levantar la suya.
-Deberíamos brindar.
-¿Por qué? ¿Alguna buena noticia que no sepa? -pregunta con cansancio, la verdad, no tiene razones para brindar.
Choi nota que los labios de su amigo se curvan denotando travesura. Demasiado evidente. Le gusta esa sonrisa que mantiene el aire tan jovial de su amigo. Pero al mismo tiempo señala algo.
-Tenemos un buen vino, cenaremos pizza, nos estamos viendo luego de varios días -comienza a enumerar- a solas...
-Me convences, lo haces sonar como razones válidas para un brindis -levanta la copa en su dirección.
Kai es espontáneo y hace que el ambiente se sienta liviano mientras le conversa de los malabares diarios que hace corriendo de un lugar a otro, entre su cuerpo de danza, las clases, supervisar coreografías en algunas compañías de entretenimiento y Jun no entiende de dónde saca energías. A veces cree que las absorbe del sol.
Lo hace sentir tan cómodo, que a momentos olvida lo que pasó ayer, solo unos segundos, porque es como un nudo en la garganta.
-También quiero saber qué ha pasado en la vida de mi mejor amigo -le sonríe y se pronuncian unos pequeños hoyuelos.
Huening lo mira como si ya lo supiera.
Yeon bebe otro sorbo largo contando generalidades y de lo tedioso que es cuando JungKook le pide que seleccione oficiales para enviarlos a los operativos, quizás eso le sirva como puerta de entrada para añadir "Y Soobin estaba tan enojado que creí que tendría que evitar que me partiera la cara, pero no, me besó". De tan solo verbalizarlo mentalmente su estómago se aprieta.
Kai lo sabe, lo nota por la forma en que sus ojos mantienen un brillo travieso y no deja de sonreír.
-Así que...¿Hay un beso del que quieras hablarme?
Las conexiones obvias saltaron a su mente como un insight. Soobin ansioso lo habló primero, contrario a lo que pensaba, creía que el policía más joven guardaría el tema del beso como un secreto bajo llave hasta la muerte, "Un incidente que nunca ocurrió".
Es fácil sacar conclusiones. Debió proponerse para la asignación de detective.
Nada le quita de la cabeza que es el "Incidente que nunca ocurrió de Soobin" y que si se lo contó al Mocoso de Beomgyu debió ser porque estaba tan atormentado y confundido como él.
Al menos Kai nunca lo ha visto como los deslices que debieran ser olvidados. Su amigo jamás ha negado que tuvieron algo sin nombre.
Sigue habiendo un poco de ese algo-sin-nombre.
-Del nuestro -el mayor toma su cara con ambas manos y lo acerca a su boca. Sus labios son blandos y quiere disfrutarlos. Quiere pensar por unos segundos únicamente en el tacto escurridizo de la lengua que degusta el interior de su boca.
El más alto no suele rechazarlo y es un alivio para el agitado corazón del alfa rubio.
Kai es su zona de confort y cuando está perdido puede recurrir a él. Es quien lo acoge y cubre algunas de sus necesidades, pero ambos saben que no es suficientes y que Yeon no puede refugiarse ahí por siempre.
Se vio forzado a dejarla cuando el bailarín comenzó a salir con Beomgyu y enfrentarse a las dificultades que implican las relaciones afectivas con alfas y algunos betas. Alfas que por lo general terminaban por decir "Fue un desliz".
"Fue un desliz" a veces asentía, porque dolía menos asumirlo que armarse ilusiones.
Cuando era más joven se armaba ilusiones.
Tanto él como su lobo no pudieron evitar alegrarse cuando su amigo volvió.
Ninguno de los dos se puso objeción cuando la relación sufrió una especie de regresión, porque para Kai, Yeonjun también es su zona de confort. Besarse volvió a ser cotidiano como cuando eran un par de adolescente con hormonas alocadas.
-No, no, me refiero a otro beso, a uno con un adorable compañerito tuyo -dice para luego morder y tirar despacito el labio inferior entre los dientes.
-El Mocoso le contó a Beomgyu -afirma más que convencido.
-Y Beomie nos contó a mí y a Taehyun.
-Maldición -masculla recobrando la distancia para recuperar el aire y enfriarse antes que llegue la pizza. Si comienzan a besarse inician los roces, y con los roces firmes la erección es un hecho. Definitivamente no quiere recibir en esas condiciones al repartidor.
-Ya sabes, los tres somos un pack.
-Por desgracia lo sé.
-Entonces, cómo pasó, quiero detalles -el castaño exige rebosante de curiosidad-. Hasta puedo actuar la escena contigo, finge que soy Soobin.
-Tonto -dice con cariño, justo salvado por el ruido del timbre.
No podría. No podría comparar la intensidad bruta y tosca del Mocoso con Huening que cuya agresividad es atenuada, sensual y elegante -aunque debe recordarse que solo tiene un par de besos cargados de rabia con Choi como referencia para su comparación, mientras con Kai hay montones-.
Hyuka... Su adorado mejor amigo, nadie es equiparable él. A ese sujeto alegre que varias veces lo llevó al rozar la confusión de los límites difusos entre ambos.
No son muchos los encuentros que pueden tener a solas, el trabajo los consume. Especialmente al menor que va de un lado a otro y hay semanas que su agenda está al tope.
Entre tajadas de pizza y copas de vino relata cómo fue que pasó todo el asunto del beso con el Mocoso Choi, se centra en las acciones, no quiere explorar en la confusión y la ansiedad que le genera su actual panorama.
-¿Qué harás? -pregunta mordisqueando una orilla de masa.
-Nada.
¿Qué se supone que puede hacer? Sabe que lo obvio es tener que hablar... Y de ahí ¿Qué? ¿Preguntarle si estuvo bien? ¿Decirle "podríamos repetirlo"?
Soobin encendió la hoguera esta vez y Yeonjun está a la espera de ver qué hará, desde ahí será pura improvisación.
-¿Cómo que nada?
No quiere que duela, para que no duela no tiene que armarse expectativas.
-Quedará como una confusión.
Lo asume de antemano. Ya ha pasado por esto. El problema es que ha caído por el Choi menor y hace que la decepción se abra un paso forzoso en sus defensas que se niegan a mirarla.
Si no le gustara Bin no habría riesgos de experimentar dosis de dolor.
-¿Por qué lo asumes como algo obvio? -dice más suave, deslizando un camino por su mandíbula con los dedos antes de acunar la mejilla rosada con su palma.
-Es obvio.
Kai sabe mejor que nadie que su amigo es precioso. Ha visto cada expresión en su rostro y jamás deja de ser encantador. Cuando está feliz y sonríe achicando sus ojitos se ve muy dulce. Con su habitual seriedad suele atrapar con su semblante enigmático y tranquilo. Si se enoja su mirada adquiere un matiz salvaje cautivador. Y cuando está triste hay algo en esa vulnerabilidad que invita a abrazarlo.
Sabe que de no haber aparecido Beomgyu abruptamente en su vida, seguramente habría terminado junto a Yeonjun.
Sólo que no están enamorados. Están cómodos, deseándose mutuamente y queriéndose, pero sin ese ingrediente que se espera en una relación amorosa.
-No lo es.
-Lo es -insiste en voz baja y ronco.
Su mirada entrecerrada tiene esos toques de tristeza, por más que Jun lo niegue si se lo pregunta, y desea abrazarlo.
-¿Quién no querría estar con un alfa tan guapo como tú? -pregunta sin dejar de acariciar su mejilla.
"Tú", habría pensado el Yeonjun confuso de hace años. Ese que se sintió herido cuando apareció el omega escrito en el destino de su mejor amigo.
"Soobin", actualmente.
Y si vuelve a mirar al pasado, varios alfas más que nunca se quedaron. Gran porcentaje de ellos fueron aventuras pasajeras, deslices, el calor del momento.
-El común promedio y normal de los alfa -alza los hombros como si no importara.
-¿Estás insinuando que soy un alfa anormal?
Jun sonríe y Kai, sabe sin necesidad de confirmarlo que la respuesta es afirmativa. También corrobora que su Hyung sonriendo es tan atractivo que se le antoja besarlo.
-¿Eres un alfa que querría estar conmigo?
La pregunta es un dardo que su Hyung arroja consciente de aquella tensión que estuvo harto tiempo latente, por la forma abrupta que de un día a otro dejaron de tocarse. Huening se acomoda sobre su cuerpo en el poco espacio que le otorga el sofá y una de sus manos pasea entre sus piernas para que las separé y ganar un espacio en ellas.
-Por algo vuelvo a ti -besa sus labios.
Los comentarios ácidos siempre están listos y dispuestos para salir de su boca, pero el rubio prefiere ahorrárselos y centrarse en disfrutar porque el tiempo es corto. No quiere perder a su vía de escape por culpa de su lengua que a veces puede ser venenosa.
El Hawaiano mantiene una mano presionando su cadera y la otra en su nuca, los dedos se deslizan hasta enredarse entre las hebras rubias, Yeon cierra los ojos al recibir un beso profundo y lento, se deja mimar un poco más antes de subir la temperatura del encuentro.
Los besos dejan de ser suficiente, quiere embriagarse del otro alfa. De su aroma cítrico que pica en su nariz, del calor, de cada sensación placentera. Quiere inundarse de Kai y olvidarse del resto de los alfas del mundo. Yeonjun apoyando los codos se desliza por el sofá y sin ningún preámbulo adicional acerca las manos a la orilla del pantalón, que desabrocha y tira junto a la ropa interior. Lo mira tan duro y a escasos centímetros de su rostro, su boca se humedece con anticipación.
Se deleita con su aroma, con lo ácido y amargo. Disfruta el ligero sabor salado al lamer la punta de esa erección hinchada y rojiza. Hyuka gime y apoya el antebrazo en el respaldo para sostener su peso.
-Un poco más, Hyung -da embestidas cortitas y suaves, perdido en la humedad blanda y cálida.
Choi aprieta los párpados, si no mira los otros sentidos se agudizan. Percibe mejor el sabor y el grosor caliente que invade su boca. Se desconecta del mundo mientras está con los nervios sobrecargados de estímulos y al borde de ahogarse.
Kai tiembla, su Hyung sabe cada cosa que le gusta. Como presionar con la lengua, con las manos, de qué forma succionar y con qué ritmo seguir. Se va a venir y es demasiado pronto. Empuja hacia atrás y sale de su boca aún rígido y goteando.
-Menos ropa -demanda el bailarín colando las manos bajo la camiseta holgada.
Jun obedece, alzando los brazos. Se arrancan las prendas de a una arrojándolas al sofá o al suelo, dónde sea que cayeran menos en la caja de pizza abierta, algo de sentido común les quedaba.
-Vamos a mi cama, te quiero dentro -dice ronco mordiendo su oreja.
-Te llevo -el menor envuelve firme su cintura.
-¿Me puedes?
Ha cargado a Beomgyu, asume que puede con Yeonjun.
-Me estás subestimado, alfa.
El rubio enrolla las piernas alrededor de sus caderas. Kai trata de no reír para no perder fuerzas, tambalea un par de veces y suelta pequeños ruidos de satisfacción cuando siente los rebotes de su culo desnudo cada vez que pierde el equilibrio y lo aferra con más fuerzas para acomodarlo.
-Tan fuerte, Kai, pensé que nos caeríamos a mitad de camino -se burla con una sonrisa amplia.
Huening aplasta el delgado cuerpo de Choi, quien levanta las caderas una y otra vez, frotándose con descaro. La timidez hace largo tiempo dejó de existir entre los dos.
-Quiero meterla.
El mayor se remueve y busca el tubo de lubricante que le arroja sin cuidado.
-Prepárame -exige tendido boca abajo en la cama.
-¿Llegaremos al final?
Yeonjun niega y Kai besa su nuca antes de hundir los dedos mojados y resbaladizos.
Follar con otro alfa hundido en su cuerpo es tan íntimo -y riesgoso- que solo queda reservado para escasas excepciones. Choi es más que consciente de las limitaciones fisiológicas de su casta, no lubrica y sus músculos no están adaptados para aguantar un nudo de buenas a primeras -o segundas o terceras-. No hay demasiadas opciones, o apela al azar y espera que el nudo no se forme o hace una preparación larga, sumado a técnicas de relajación y tolerancia al dolor o simplemente deja vetada la posibilidad de que acaben dentro.
El menor tiene el suficiente autocontrol como para permitirle que se entierre en él, sabe cuándo frenar sin necesidad de recordárselo. Se conocen demasiado bien y el sexo no es la excepción. Si ha sido con su Hyung con quien experimentó un montón de "Primeras veces".
Choi aprieta el cobertor con las manos y arquea la espalda. Toma su pasaje de escape y ahora se pierde en cada estocada que presiona las sensibles terminaciones nerviosas. Se pierde en su propio placer. Se siente lleno y mimado.
Huening sale cuando aumenta la temperatura y los músculos lo aprietan. Sabe que su Hyung está cerca del orgasmo y él también. Se ubica entre sus piernas para balancearse contra su erección, el oficial reduce el espacio con sus manos, concentra las caricias en la zona abultada de la base, incluso después que ambos han llegado y la piel está sucia. No deja de tocar y el hormigueo asciende estremecedor, el bailarín tiembla y no sabe si pedirle que pare para estabilizarse o que continúe y enloquecer con la sobreestimulación.
-Puedes quedarte -sugiere delineando su cintura estrecha recorriendo en línea recta hasta la caderas.
-No me quería levantar de todas formas -Kai sonríe ligero y busca el paquete de pañuelos que sabe que su Hyung siempre tiene a mano en la mesita.
Se mantienen en silencio, respirando tranquilos, arrullados por el ruido externo tenue. Comparten pequeñas caricias, aunque las manos del policía vas disminuyendo el ritmo del ir y venir por su pecho cuando el sueño consume a su mejor amigo.
Yeonjun que duerme acurrucado y Kai se limita a relajarse enroscando sus dedos en las hebras rubias.
Piensa en cómo han llegado al punto en el que están, con el alfa mayor desnudo rodeado por sus brazos. Cuando eran un par de adolescente nunca habían llegado tan lejos, se limitaban a mucha fricción y la exploración curiosa de sus bocas probándolo todo y manos tocando, amasando, pellizcando, pero esa tarde que tocó la puerta de su apartamento, confundido, cavilando qué hacer, con el peso de una relación que no sabía sobrellevar, con otras dudas más como si realmente iba a intentarlo de nuevo con su Hyung, si Yeonjun lo aceptaría...
Y así fue, su amigo aceptó la unión precipitadas de sus labios, devolvió el beso con seguridad al igual que cada caricia y se llevó una enorme sorpresa cuando Yeonjun metió los dedos dilatándose frente a su mirada ansiosa. -Nunca habíamos llegado tan lejos -le dijo antes de sentarse lentamente en su regazo. Mientras subía y bajaba el placer se mezclaba con emociones confusas que lo tenían al borde del llanto, porque se sentía increíblemente bien estar siendo comprimido por el calor de las paredes estrechas, por el aroma a café intenso cosquilleando en su nariz, porque se sentía angustiado y culpable. Extraño. Desorientado.
¿Así se habrá sentido Gyu al meterse por primera vez en la cama con Tae? ¿Bien y culpable al mismo tiempo? Aún cuando no debería haber culpa si fue algo conversado y aprobado. Libertades dentro de la relación.
Sabía cuando su omega estaba con el otro sujeto, ya que notaba una sensación rara y vibrante en su pecho, algo que debiera asociarse a la alegría, pero se combinaba con la incertidumbre. Un desasosiego que lo mantuvo meses sin entender qué pasaba con su novio y el sube y baja de emociones que terminaba por envolver a ambos.
Incluso en ese periodo de completa inseguridad, se preocupaba en exceso de captar hasta la más mínima nota que le diera a entender que el aroma de Beom se mezclaba con alguno de otro alfa. Quizás se trataba de un beta, pero su omega seguía oliendo muy dulce. A veces con un poco de vainilla.
"Esta bufanda me la regaló Tae hyung", "Taehyunnie nos envía esta caja de rollitos de canela", "Mira, Hyung, Taessi nos manda estas galletitas glaseadas", "Mañana saldremos al parque con Taehyun hyung, le pedí que fuera mi modelo para una sesión de fotos..."
Y Taehyun, el sujeto de la pastelería, el amigo de Yeonjun, el omega con esencia a vainilla, cada día se fue metiendo en la vida de su novio.
Tae era -y es- un omega hermoso, no tan alto pero lo suficiente, la piel tersa e impoluta, labios abultados y rosados, brazos fornidos como si cuerpo ejercitado y con porte elegante. A simple vista podría cautivar la atención de cualquiera. Sumado a su desplante encantador y desborde de amabilidad.
¿Sonaba demasiado inseguro temer que le quitara la atención de Beomgyu?, aunque Jun lo tranquilizaba la mayoría de las veces recordándole que eran predestinados.
-Tan sólo recuerda cómo lo identificaste entre un mar de olores y personas.
Lo místico de su unión y las emociones que resonaban entre ambos; el aroma de Beomgyu fue una sacudida a su corazón la primera vez que lo sintió, incluso antes de ver el rostro de su omega portador. ¿Era su unión tan especial? Por eso tenía miedo, comprobar que la respuesta podría ser un no. Ya no lograba identificar cuánto del miedo era sólo el suyo y cuánto el que resonaba de Gyu en su pecho. Tenían una conexión tan fuerte que era esta misma que le señalaba que su omega estaba sufriendo por algo que no entendía y que tampoco sabía cómo explicarle.
Kai llegó a la conclusión que quería entender, incluso asumiendo que sufriría en el proceso.
-Quizá Taehyun termine siendo el amante de tu omega, el mundo es tan pequeño -había dicho Yeonjun a modo de broma.
Entonces todos esos monstruos de armario y terrores imaginarios, comenzaron a tomar una forma concreta. Ni aún con Beomgyu recordándole que lo amaba lograba encontrar una tranquilidad, al menos hasta que le confesó que "Sentía algo muy fuerte por Taehyun hyung". Por fin todo encajaba, pero no dejaba de doler.
Sintió tanta rabia y miedo, su lobo estaba herido y su dolor lastimaba a su omega.
Su omega se había enamorado y esas fuertes emociones resonaban en él.
Él estaba enfurecido y asustado y todo eso resonaba en Beomgyu.
Eran una mezcla terrible.
No fue fácil de digerir, no sabía hacia dónde dirigir todas las emociones negativas, ¿A Beomgyu?, ¿A Taehyun?, ¿A sí mismo? ¿O a todas esas historias de finales felices que le enseñaron respecto a las personas destinadas? Tan excepcionales y escasas, se cuestionaba por qué la suya no estaba funcionando.
Quizá todo el tiempo se ilusionaron con un cuento fantástico y nunca fueron la excepción que creyeron ser.
Le dolía pensar en romper el lazo y a su pareja también, porque el chico apretaba los puños y las lágrimas mojaban sus mejillas rojas. Sorbiendo la nariz y con la voz ahogada le decía "No", le repetía que lo amaba y que respetaba la relación que tenían y por eso nunca habían traspasado los límites con Tae.
-Pero también lo quieres a él...
-Eso no quita el hecho que te ame -se secó el rostro con la manga del suéter. Le destruía ver a Beomie tan triste-. Eres mi alfa.
-Pero Taehyun también te quiere -era una aguja enterrada en el corazón pronunciarlo. Una vez emitido en voz alta era una confirmación del miedo hecho realidad-. Podría...
"Hacerme a un lado", no se atrevió a decirlo. No quería que eso se hiciera realidad.
-No.
Los brazos delgados del pelirosa lo apretaban con fuerza y Huening no fue capaz de soltarlo.
-Tienes que decidir -besó su frente con cariño, tomando su dolor y guardándolo.
Lo derramó frente a la mirada comprensiva de Yeonjun. Su mejor amigo estaba ahí para sostenerlo, quien varias veces se disculpó por la broma que se estaba transformando en predicción, aunque entre las palabras de aliento y las caricias en su espalda le sugería la posibilidad de hablar con Kang.
-Sé que ahora lo miras como el monstruo que se lleva al mocoso de Beomgyu de tu lado, pero sería una forma de enfrentar el temor.
Y era una locura que terminó por aceptar. Todo era válido si con ello lograba reducir el sufrimiento de Gyu y el propio, que era un continuo ir y venir que se combinaba vertiginoso.
Él estaba confundido y su lobo con recelo cuando el omega alto de cuerpo ejercitado se sentó frente a él, ordenando un café dulce y cremoso. Lucía calmado, pero podía respirar su miedo. Los dos estaban asustados y nerviosos, pero mantenían las miradas en alto.
-Quiero que Beomie sea feliz -le dijo al omega.
-Yo también -respondió con el labio inferior grueso que temblaba y los ojos brillantes.
Ese fue el punto de partida para una locura aún mayor, porque si querían la felicidad del omega que amaban obligarlo a elegir solo acarreaba presión y dolor. "Lo puedo intentar si tú lo intentas también".
Y así Taehyun no solo comenzó a ser parte de la vida de Beomgyu, sino también de Kai, organizando entre los tres una distribución del tiempo del menor de los omegas, muchas veces cenando en la mesa del peliplata que no dejaba de agasajarlos con diversos platillos. Todo era tan extraño e incómodo al principio.
Pero Taehyun siempre ha sido dulce con él. Le desconcertaba su preocupación y cualquier muestra de afecto, aunque el tiempo hizo su trabajo, se fue acostumbrando a su presencia, a su dulzura y diligencia exagerada cuando se trataba de sus menores. Se fue ganando un rinconcito en su corazón.
Si ahora se lo preguntan, Kai adora a Taehyun. Y no, no está enamorado, aquel sentimiento pareciera haber quedado reservado únicamente para Beomgyu. Y pese a que su omega le insistió que encontraba injusto que se sintiera forzado mantenerse en exclusividad, el alfa no fue capaz de sentirse cómodo junto a ninguna pareja sexual, su animal interno también estaba en desacuerdo, lo intentó un par de veces, el aroma dulce de otro omega era un repelente, intentar el contacto físico con un beta le generaba rechazo y algún alfa ni siquiera estaba en la mira. El único alfa que tuvo espacio fue Yeonjun.
Le causa gracia todavía como reparten la atención de Beomgyu para los celos, actualmente pasan juntos estos últimos, el proyecto de ampliar la familia sigue en pie, por ello los días fértiles de su omega son sagrados.
Ahora que se aproxima el celo de Kang les deja plenamente el espacio a los dos. Tiene brazos que lo reciben y con quien puede aliviar necesidades en conjunto.
Yeonjun es un bálsamo.
Las dudas se despejaron cuando la posibilidad de volver a él resurgieron, sabía que no interrumpiría nada, su amigo había vuelto a sus rutinas solitarias luego de sus intentos fallidos por mantener una relación estable.
Jun lo recibió, lo llenó de todos los mimos que tanto apremiaba. Su lobo se sintió reconfortado al ser recibido por su viejo compañero de juegos y aventuras. Le recordaba que siempre han estado muy cómodos juntos.
El alfa rubio se montó en su regazo mostrándole lo que había aprendido con los años bajo otras manos de alfas y betas "Que nunca se quedan", decía su Hyung con la sonrisa triste.
Se había aferrado fuerte a sus hombros, tanto que sus dedos enrojecieron la piel tersa de su amigo. Por fin pudo largarse a llorar, exprimiendo todo el dolor y la confusión acumulada. Choi secaba sus mejillas con los pulgares y dejaba un beso en su frente.
Podía llorar porque estaba siendo sostenido firmemente. El aroma a café siempre había sido como su zona segura.
-Ni siquiera sé cómo explicar que mi omega además de ser mi novio, tiene otro, un omega -comentó una de sus tantas preocupaciones. Una superficial, pero no menos incómoda.
Yeonjun lo miraba de esa forma indescifrable que había puesto nervioso a Kai, sintiendo que necesitaba explicarse mejor.
-No me malentiendas, estaría igual de confundido si fuera un beta u otro alfa, sólo que es más difícil de digerir si es otro omega, no tanto para mí, sino para la gente que nos rodea. Sus padres ya están escandalizados y no sé qué decirles cuando me llaman para preguntarme cómo es eso de "Taehyun, omega, su pareja".
-No le debes explicaciones a nadie -besó sus labios de forma superficial, aún salados por las lágrimas que los tocaron-. Imagínate el escenario y cómo fue que el mocoso precipitado sin ningún tipo de tacto y preámbulo le contó a su familia para que ellos tan desconcertados te estén llamando a ti...
Kai soltó una carcajada antes de buscar refugio contra su cuello. La familiar esencia amarga no deja de hacerle sentir seguro y tranquilo.
Después de todo nunca ha sido un alfa normal, como dijo su Hyung. El aroma de un semejante que debería generar rechazo, le provoca la misma tranquilidad que la esencia dulce de los omegas.
Asume que es porque se trata de Jun. Está seguro que de ser otro alfa no tendría un efecto ni remotamente cercano.
-Soy un alfa anormal -dice riendo bajito, mirando con ternura como se forman pequeñas líneas al borde de sus ojos y en el entrecejo cuando las facciones del rubio se contraen-. Hyung, te he comentado que eres como el vino, los años te han sentado estupendo.
Choi parpadea confundido con las mejillas teñidas de rosado. Podría hacerlo sonrojar aún más.
Recuerda al adolescente delgado, pero fuerte. El entrenamiento en la academia ha ampliado un poco más su pecho y tonificado sus piernas. Su culo se ve espectacular con los pantalones del uniforme. Una vez se lo dijo acompañado de una nalgada que lo hizo respingar. Años. Ha presenciado cada cambio físico, cada tono de cabello, las marcas temporales, los nuevos lunares y jamás Yeonjun le ha dejado de parecer un alfa hermoso.
-Una vez más -dice el mayor demandante, poniéndose encima.
-¿No estabas durmiendo?
-Un poco, pero pasarán semanas antes de que volvamos a hacer esto -presiona sobre su ingle.
-¿Cómo prefieres?
Siempre está dispuesto a todo. A explorar como si volvieran a sus años de adolescentes curiosos. Al fin y cabo es su eterno compañero de juegos.
Confía en su Hyung tanto como para que su lobo acceda someterse a su voluntad.
-Me toca arriba.
Lo sabía. A su amigo le encanta ceder y tomar el poder que implica jugar con las posiciones.
-Con cuidado, mañana tengo ensayo -le recuerda antes de separar las piernas.
-Lo haré con mucho cariño -acaricia sus muslos-, sólo un poco.
Y así lo hace, porque cuando Yeonjun quiere es cariño y templanza. Y "Sólo un poco" es más que suficiente para tomar un viaje a la despreocupación de los conflictos cotidianos.
°°°
El YeonKai/KaiJun va a estar presente en este fic reforzando la amistad con su versatilidad JAJAJAJAJA ¿Les gusta?
Está Relación es muy difusa y tiene muchas capas.
Se viene mucho YeonBin/SooJun 7u7
Voten y comenten 💖
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