V. Destruyendo barreras
—No tienes idea lo difícil que fue esto, Jungkook-ah sólo quería venir a pasar la noche de su cumpleaños contigo, tuve que distraerlo todo el camino para que no notara los autos estacionados alrededor de la casa... — Yeonjun se queja tomando uno de los botellines de cerveza helada, también mira con deseo un plato lleno de rollos apilados en forma de pirámide en la mesa de bocadillos— me sorprende que este policía inteligente no sospechara nada.
—Ya era sospechoso que me hablaras hasta de tu café favorito y que echabas de menos a unos de tus ex para retenerme —Kook ríe y el mayor quiere golpearlo por recordarle la ridícula conversación que sostuvo con tal de anclarlo a la barra del bar.
—Lo del ex no era del todo verdad —se defiende con el ceño fruncido, es decir, había mencionado algo vago y Jungkook empezó a profundizar y sonsacarle verdades que tenía escondidas.
—Ni del todo mentira, Yeonye.
"Maldito Jungkook".
—¿A cuál ex novio extrañas? — Yoongi pregunta curioso y Yeonjun intuye que lo sabe.
"Maldito Yoongi".
—No tengo tiempo para andar extrañando a un ex novio, me retiro por los rollos de Gimbap que me llaman —dice antes de tomar su pase de huida, suspirando para sus adentros con cansancio.
Yeonjun ha tenido un día largo, eterno, siente que buena parte de su energía fue drenada entre la cerveza y retener con todos sus recursos a Jungkook. Incluso tuvo que buscar en su caja de temas complicados y mostrárselos a su amigo policía para así extender la conversación. Si pudiera retroceder el tiempo lo haría sin duda alguna, entonces se habría dicho "¡No ese tema!" y mejor hubiera hablado de esos periodos de crisis vocacional —de una vocación que nunca tuvo realmente—. Mejor, hubiera retrocedido el tiempo a muchos otros momentos para arreglar tantas cosas que no funcionaron.
Entonces está ahí con un enredo dentro de la cabeza, dándole espacio a los temas que prefería esconder y mirando al mocoso Choi con sus sonrisas coquetas hacia el novio del cumpleañero. ¿Ese chiquillo no conoce límites? ¿Un poco de respeto por su jefe? Suelta un corto bufido y coge una de las brochetas de carne. Saben tan bien que diluyen la molestia, Taehyun prepara las que se han transformado en sus favoritas.
Las mejores brochetas del mundo y no quiere moverse de su lugar estratégico. No es una persona que tienda a comer desmedido, pero hay excepciones que lo llaman a la gula y a Yeonjun no le complica pecar.
Cuando no es la gula, es la pereza, porque ama tener espacios para siestas prolongadas por horas, pese a que queden pendientes y cerros de responsabilidades por cumplir. También peca de soberbia los momentos que ha tenido la razón y le sonríe triunfante a Soobin. No puede desconocer que a veces le asalta un poco la envidia al ver esas parejas que se adoran y sin ánimos de admitirlo, también lo desea. Envidia, como el día que apareció Beomgyu en la vida de Kai y todo eso que tenían se vio reducido, no podía negar que le gustaría estar en el lugar del omega que compartía con su amigo un lazo fuerte y lleno de lo inexplicable apenas cruzaron miradas.
A ratos intercambia conversaciones con algunos de sus compañeros que se acercan a la mesa, cosas triviales, el trabajo, el clima, la deliciosa comida preparada por un chef profesional. Mira hacia dónde se encuentra Taehyun, quien baila junto a Beomgyu y Kai sin ningún ápice de vergüenza en la pista improvisada en la sala de estar. Soobin baila con una omega, pero no hace falta ser especialmente perceptivo para notar que su atención está puesta en Yoongi.
El Choi menor se acerca, Yeonjun frena a tiempo a su cuerpo que quería reaccionar con un sobresalto. El alfa más joven coge una de las brochetas y la come en silencio, pero con ansias y placer, lo nota en sus ojos, su expresión varía ligeramente. Sabe que continúa molesto, han pasado varios días y la tensión entre ambos es densa e incómoda. Soobin saca otra y el plato se está vaciando. El mocoso no lo mira y cuando por fin lo hace es puro desafío, porque reposa la última brocheta de carne.
Están en medio de una batalla, ambos concentrados, atentos a quien hace el primer movimiento. Manos cerca del objetivo...
—Es mía —Lisa la toma con una sonrisa victoriosa, ganándose un par de ceños fruncidos y ella se limita a reír y comerse el bocadillo con todo el gusto del mundo. Divertida más por la frustración ajena que por cualquier otra razón.
Bin bufa, masculla una queja inentendible sobre sus compañeros de trabajo y se aleja. Jun cae en cuenta de algo terrible, acaba de descubrir que tiene otra cosa en común con el mocoso: A ambos les gustan las brochetas de carne.
—¿Por qué no vas a bailar? —pregunta Lalissa apoyándose con cuidado en el filo de la mesa.
—No tengo ganas —responde secamente.
—No te creo, miras a la gente como si quisieras estar ahí.
Más que estar ahí, piensa de nuevo en retroceder el tiempo, cuando apareció el bonito chico beta en la junta de ex compañeros de Taehyun. Esa noche había notado el anhelo en la mirada de Yoobgi sobre Kook que si bien Yeonjun no quería bailar, terminó por aceptar, así su amigo no tendría excusas para no aprovechar su tiempo con el chico de pelo colorido. Eso y que el beta acababa de desafiarlo.
—Quizás el amigo de Taehyun no sabe bailar.
La expresión neutra de Choi cambió, abrió la boca y su entrecejo se frunció. ¿Ese chiquillo lo estaba retando?
—Te enseñaré lo bien que puedo bailar —nunca tan bien como su amigo Kai que fue a una academia, pero sí tenía fe en el par de clases particulares que terminaron bajo las sábanas moviéndose al ritmo del calor y el deseo, pero esos eran detalles secundarios, lo importante era que sí sabía bailar y mejor de lo que ese beta seguramente pensaba.
Y cuando estaba el cuerpo ajeno balanceándose de un lado a otro tan cerca del suyo, contempló las facciones atractivas y la sonrisa coqueta de labios cerrados del chico. Yeon sintió un hormigueo en el estómago.
Un buen inicio que continuó con besos y se prolongó por varias estaciones.
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—Podría hacerte un favor y bailar contigo —Lisa se encoge de hombros.
—Si lo planteas así diré que no.
La joven policía chasquea la lengua y le dedica una mirada de ojos afilados.
—Bien, lo admito, al igual que tú quiero bailar, ¿Puede concederme una pieza Oficial Amargado Choi? —extiende la mano.
—Vamos, mocosa —sujeta su mano tras una carcajada.
—Sabía que dentro de ese disfraz de zorro arisco se esconde un buen Sunbae.
Piensa que esa chica, al igual que él, tiende a ser un zorro arisco, si bien sonríe y se cubre con un aspecto dulce, es selectiva con las personas y esconde un humor ácido y frases mordaces. La primera vez que se sinceraron entre copas, lo primero que soltó Yeonjun fue un "Apuesto que eras la chica linda del instituto que se burlaba de sus compañeros", su rostro se deformó en una mueca herida y respondió con suavidad que todos han hecho cosas de las que se arrepienten.
A Yeonjun no le interesa juzgarla. Aprecia sus verdades disfrazadas de bromas o dulzura fingida.
"Eres igual a un zorro arisco, te comportas brusco e indiferente, pero luego caes con los mimos, blando y deseoso de cariños".
Su maldita primera impresión fue acertada. Aunque Jun se limitó a contestar que en lo único que se parecía a un gato era en que comían y dormían. Que si pudiera dormir dieciséis horas por día, lo haría.
"Y el cariño que más deseas es de quienes difícilmente van a dártelo. Es triste, Yeonjun sunbae".
Bailan con la cercanía justa, sus cuerpos no alcanzan a tocarse, cada uno en su espacio coordinan los movimientos. Ella ríe y aparta el cabello medio largo que se apega al rostro húmedo, le confiesa que extraña a Jisoo cuando suena la siguiente canción.
La mocosa confía en él y lo aprecia. Recuerda cuando lo arrastró al bar para quejarse del trabajo, de la vida, de sus problemas, de haberse enamorado de una chica alfa, que para peor de la suertes es modelo y cantante, lo cual hace que tengan poco tiempo y deban esconder la relación en completo secreto.
—No se suponía que me tuviera que fijar en una alfa, menos si está en el ojo público —se lamentó con la voz ahogada—. No esperaba que pasara esto, sólo iba a ser un desliz, luego fueron dos y suma y sigue —mordía su labio nerviosa y bebió más del cóctel dulce que pidió—. Entonces me pide que sea su novia, está loca y también lo estoy porque me dan ganas de aceptar...
—Lo haces sonar como si fuera un caso perdido.
—Es un caso perdido.
Lisa había roto su propia regla de nunca salir con omegas, ni alfas. No le gustaba el exceso de complicaciones, pero se acababa de meter hasta el fondo en las arenas movedizas de un amor correspondido.
—¿Cómo vamos a funcionar?
Suspiró apiadándose de su compañera, a quien por primera vez veía quebrarse con los ojos vidriosos y asustados. Le contó de sus años junto a su ex novio beta. Cuando hay proyectos compartidos, cariño y seguridad pueden llevar perfectamente una relación. En algún punto el chico beta se llenó de temores y Yeonjun también, entonces dejó de funcionar.
Ambos se alejaron cansados de la pista. Lalissa se escabulle entre la gente diciendo algo respecto de encontrar un baño desocupado, aunque la ve con el celular en la mano y ojitos ansiosos, seguramente va a llamar a su novia que se encuentra de viaje y por fin coinciden sus horarios.
Yeon busca una pared para recargar todo su peso, se pregunta si es demasiado pronto para reclamar la habitación de invitados y echarse a dormir hasta que salga el sol. Limpia el sudor que moja leve su frente y mira a las personas alegres conversar y bailar. Lo único que perturba su paz, al punto que arruga el ceño, es el mocoso de Soobin que cada oportunidad que tiene le sonríe coqueto a Min y acaricia su hombro o roza intencional su costado.
—Estás molesto —afirma Kai apoyándose en su hombro—, puedo olerlo.
—Estoy bien.
—Bien, atractivo y molesto por algo o alguien —ríe y los pequeños hoyuelos se acentúan. A Yeonjun le gustan—. No son cosas excluyentes.
—¿Te parezco atractivo hoy? —pregunta semi sonriendo involuntariamente.
Un poco de coqueteo mutuo es inevitable después de toda la historia compartida que cargan entrelazadas. Surgen espontáneos.
—Siempre, hyung, pero no me cambies el tema, ¿Qué o quién te molesta?
—Choi le coquetea descaradamente a Yoongi hyung —prefiere ser honesto, además Kai siempre lo descubre cuando no lo es. No sabe mentirle.
—Sabes que no hay posibilidades de interrumpir entre Kookie hyung y Yoonie hyung, deja de comportarte como padre celoso...
Jun no quiere que continúe, busca con la mirada rutas de escape antes que Huening abra de nuevo la boca. Su cerebro reproduce por adelantado la insinuación que se avecina.
—... ¿O estás celoso por tu compañero policía?
Muy tarde. Lo dijo y está empecinado en creer que no. No tanto, quizás sólo un poco, sabiendo que no debería y se enoja consigo mismo cuando siente algo tan ridículo como los celos.
Se exige a sí mismo actuar como el sujeto adulto y maduro que se supone que es.
—Admitirlo es el primer paso para superarlo.
—Te dejaré hablando con los cuadros de la pared —dice ronco, a punto de dar media vuelta.
—Okay, cambio de tema. Veo que te enseñé muy bien a moverte en la pista —le dice buscando el son de paz—, deberías bailar con tu maestro de danza —sujeta su cintura y lo empuja al centro junto a las personas que siguen con pasos acompasados el ritmo de la música pegadiza.
Yeonjun nota las piernas cansadas, pero deleitarse con la risa alegre y el fuerte aroma a naranja mezclado con canela le viene bastante bien. Su lobo está contento, siempre se siente así junto a Kai, como si fuera una inyección de energía.
No le importa si hay personas que los observan, no le importa nada más que disfrutar un par de canciones junto a su amigo, quien sí busca uno que otro roce disimulado entre un movimiento y otro, para Yeon es similar a una pequeña descarga placentera sumamente agradecida cuando su entrepierna apenas toca el muslo de Hyuka.
Yoongi hace las señales, está llevando a Jungkook al estudio y en el camino alguien baja el volumen de la música hasta que se oye un murmullo que termina por desaparecer. El sitio se hace pequeño y terminan distribuidos por el pasillo cantándole al cumpleañero. Sabe que su jefe está completamente conmovido en los brazos de su amigo omega.
Todos se hacen a un lado cuando Taehyun avanza con el pastel en las manos. Mira de reojo como Soobin busca la atención de Yoongi y toca con delicadeza su brazo. Intenta, reforzado por las palabras de Kai, suprimir la faceta de padre celoso.
Bueno, no de padre celoso...
No.
Porque no está celoso de que Soobin no le pueda dedicar siquiera una mirada cargada con un ápice de deseo —los deseos de atacarlo no cuentan—.
...Quizás sí siente unos ínfimos celos. Muy minúsculos.
—Yoongi hyung, es asombroso todo lo que has hecho —dice sonriendo amplio. Necesitaba expresarlo, hacerle saber a ese bonito omega que lo admiraba por dar tanto—. Eres asombroso.
Al mismo tiempo, le pesaba no estar en el lugar del beta —su jefe— que recibía una cantidad de cariño desmedida.
—Qué adorable, Binnie, gracias —Yoongi le responde devolviendo una sonrisa amable.
Soobin piensa que el omega es tan dulce y cálido que podría derretirse lentamente a su lado.
Tristemente su hyung no pareciera desear lo mismo.
Yoon lo encuentra "Adorable", en plan de como quien acaricia el lomito suave de un perrito que agita la cola. Nota que dista al extremo opuesto del deseo. De que ni siquiera lo mira con una pizca de ganas o un gesto coqueto que alimente sus ilusiones. ¿No le gustará su aroma? ¿No le parecerá atractivo? Constantemente especula las posibilidades.
"O simplemente está enamorado de su novio beta y tú no eres opción", con esfuerzo se abre paso esa pequeña vocecita de la razón que el policía tozudo se niega a escuchar por estar perseverando en conseguir sus metas desajustadas a la realidad.
"Qué triste que veas a Yoongi como una meta" pensamiento que resuena con el tono grave de Yeonjuny la rabia comienza a formarse en su estómago. Se intensifica cuando alza la vista y avanza hacia la salida, topándose de lleno con una mirada cargada de reprobación por parte del otro Choi. "¡¿Por qué me miras así esta vez?!", quiere gruñir, pero se contiene y le demuestra a los incrédulos que tiene un buen autocontrol.
Maldice a su compañero. Siempre tiene esa maldita expresión de estar juzgándolo por algo.
Busca a Beomgyu y lo encuentra caminando hacia su encuentro con una porción de pastel. La esencia a canela dulce de su amigo suaviza la rabia. Se distrae con la conversación incesante de todo lo interesante que ha sucedido en la fiesta. Soobin no tiene mucho que contar por más que el mayor eleva las cejas preguntándole por la omega con quien bailó rato atrás.
Agradable chica, pero su aroma era empalagoso, todo en ella lo era para sus sentidos. No agitaba a su lobo interior que solo parecía buscar cobijo en Yoon y alterarse frente a la presencia de Yeonjun, que para peor lo ve afirmando las caderas de su adorado y dulce omega cuando tambalea con la bandeja en las manos.
El alfa más joven aprieta sus dientes y su mandíbula se tensa.
—Me prometiste comportarte como una persona civilizada y no un animalito puro instinto.
—Me estoy comportando Tae.
Si no supiera comportarse habría saltado sobre el policía rubio hacía tiempo atrás, pero entiende los contextos que lo envuelven, que existen leyes y trabaja con el propósito de respetarlas y velar que se cumplan, ¿Qué imagen daría de sí mismo si actúa como un animal violento, enfrentando a otro que de seguro es tan fuerte como él? Sería un desastre.
Bin opta por repetir mil veces "Ignora a Choi", a momentos está seguro que lo lleva muy bien, hasta que se encuentra con su mirada oscura y remueve todo en su interior. "Ignóralo", vuelve a decirse y pasa por su lado con los labios apretados. Prefiere quedarse con Beom, acompañarlo junto a Tae en la cocina y comer otra porción de pastel.
El omega con aroma a vainilla sonríe y le revuelve el pelo con cariño. Taehyun siempre es amable con él.
—Puedo guardar una porción extra para ti —le guiña un ojo y Soobin se siente como un niño mimado, pero asiente con una sonrisita.
—A veces creo que mi novio te mima más a ti que a mí —se queja Beomgyu a modo de broma.
—Beomie, eres un hablador. Te consiento más que a cualquiera en el mundo —besa su frente antes de salir de la cocina.
Choi enjuaga el plato que acaba de usar y lo deja dentro del mueble, suspira pesado al ver la loza sucia y comienza a limpiar lo que se ha acumulado en cerros, no quiere que Min tenga un exceso de trabajo adicional después de todo el esfuerzo que ha puesto.
—Qué tierno, Soobinnie —ríe su amigo omega, quien toma un paño para empezar a secar.
Hace una pausa para sacar una cerveza del refrigerador antes de seguir ordenando. Le entrega los platos apilados a Gyu que los guarda con cuidado.
—Somos los mejores invitados de toda la fiesta.
—No quiero que Yoongi tenga tanto trabajo después —comenta con un tono tranquilo, casi triste, porque no deja de pensar en lo difícil y cerca de lo imposible que es su objetivo. Toma otra cerveza helada que al menos provocará un ligero placer al bajar por su garganta seca.
—¿Cuántas llevas?
—Menos de las que piensas, Beomgyu.
—¿Y si estoy pensando en tres botellines?
—Entonces más.
El joven policía es un enredo mental. A veces cree que él y su lobo están afín en lo que respecta visualizar a Yoongi como su omega. Es un hecho que ambos se sienten cómodos junto a él, pero ha estado tratando de omitir todo el tiempo que una parte de sí mismo le dice "Déjalo ya", que hay que saber cuándo retirarse.
Es Soobin humano competitivo y testarudo que se niega a soltarlo. Quien piensa que el pálido es alguien adorable que le encanta, cuyo aroma es una delicia y le hace sentir tranquilo, como llegar agotado y refugiarse bajo las frazadas. Es con él con quien imagina un futuro con lindos cachorritos.
Le molesta notar que a Soobin humano le emociona más la idea que a su lobo, quien la acepta con agrado, pero sin pasión. Sólo conforme. "¿Cuál es tu problema?...Nuestro", corrige. Simplemente no se entiende.
Enreda los dedos en su cabello negro y lo cepilla hacia atrás despejando su frente.
—Deja de pensar en lo que sea que piensas, vamos que aún queda fiesta por delante —Beom sujeta el brazo de su dongsaeng y lo arrastra fuera de la cocina.
Bin es terco y olvida el paso de pensar antes de hacer. Quiere y lo hace. ¿Consecuencias? ¿Pro y contras? Todo eso queda relegado a segundo plano cuando tiene la oportunidad en frente y sujeta las manos de Min para decirle que bailen juntos esa canción que tanto le gusta. El omega es amabilidad personificada, le sonríe y acepta. El menor siente calor y alegría, aunque sus cuerpos no se tocan como desearía, su hyung se mantiene marcando la distancia. Y la alegría se combina con la frustración que aprieta en su pecho.
"Batalla perdida, mocoso, acéptalo". Detesta que esos pensamientos suenen en su mente con la voz ronca de su compañero insufrible. Por último que fuera la de Gyu o, mejor aún, la de Tae rebosante de amabilidad.
Y cada vez que piensa en ese sujeto rubio es como si lo invocara —igual a un fantasma de las películas de horror, pronuncia su nombre y aparece de la nada—. Los dedos largos, níveos y fríos comprimen alrededor de su muñeca y lo arrastra. Intenta frenar, pero tira más fuerte, lo conduce hasta una habitación vacía, cerrando sin azotar la puerta. ¿Qué demonios quiere Choi de él?
—Mocoso, sea cuál sea tu intención, detente.
"¿Intención?", parpadea confundido, "¿Qué intención?". Molesto como siempre que están juntos, se zafa del agarre con un movimiento brusco.
—¿Crees que es llegar y meterte en un espacio que no es tuyo? —Yeonjun suelta tranquilo, pero con un mirada afilada.
El oficial Choi está hablando sobre Yoongi. Ahora entiende. No necesita que se lo diga, intuye el rumbo que tomará la conversación y no quiere. No quiere escuchar de su insufrible compañero algo que ya sabe.
Soobin quiere convencerse que no necesita nada de él ni su lengua mordaz.
—También te estás metiendo en dónde no te llaman —responde con orgullo, su natural escudo ante la vida.
—Yoongi y Jungkook son mis amigos de hace años, me da el derecho de al menos a decírtelo.
—Y a mí me gusta Yoongi, quiero que sea mi omega. No veo por qué no pueda pretender que algo funcione entre nosotros —dice tratando de sonar igual de calmado, pese a que le irrita la expresión de desaprobación del mayor—. Además soy un alfa y podemos crear un lazo juntos, es cosa de tiempo para que se dé cuenta —sabe que acaba de sonar como un crío arrogante, pero no hay vuelta atrás.
Sabe que Gi nunca se dará cuenta porque al omega sencillamente no le interesa voltear a mirar a alguien más. ¿Por qué le es tan difícil terminar de convencerse?
—Además de un alfa arrogante, eres un mocoso egoísta.
Las palabras de Yeonjun son afiladas como sus ojos oscuros entrecerrados. Se clava justo en su orgullo y se siente rabioso como cualquier animal que es atacado.
—¿Sabes siquiera cómo se forjó esa relación para que creas que por ser alfa puedes llegar y llamarlo hacia ti? —gruñe igual de enojado, piensa en la historia de sus amigos, en el lazo que ellos han creado sin la necesidad de una mordida en el cuello. Sólida a base de cariño y tiempo.
Piensa en las sonrisas de ojitos cerrados de Yoon cuando Kook lo hace feliz, lo enamorado que suena a pesar de los años cada vez que habla de él. Soobin no puede simplemente creer que es cosa aparecerse en la vida de otros, encapricharse y disturbar a sus amigos.
Aunque a quien realmente disturba es a Yeonjun por más que le cueste admitirlo.
—Olvídalo, sólo conseguirás lastimarte, se sincero contigo, ¿Realmente hyung te ha dado alguna señal de que te corresponda aunque sea un poco?
Bin no quiere mostrarse débil, menos agachar las orejas, porque es consciente que no puede decir que Min corresponde a sus tentativas. Le duele, el omega con el que sueña lo trata con mucho cariño... Como si fuera su pequeño hermanito. La certeza es como recibir baldes de agua fría.
No lo mira con el mismo anhelo que a Jungkook.
—¡¿Por qué eres tan pretencioso?! —exclama perdiendo la calma cuando observa esa expresión testaruda y desafiante.
Soobin no sabe perder ante personas como Yeonjun. Todavía no aprende pese a que ha ocurrido, nunca deja de frustrarlo.
No quiere sentirse menos que un beta. Menos que su jefe. Menos que Jeon Jungkook, un sujeto condenadamente inteligente y que trata con amabilidad desmedida a todos, muy atractivo y varonil. Sabe que si su compañero entrara en su cabeza a leer sus pensamientos diría "¿Acaso piensa que eres más que un beta?, eso es penoso". Siente como si tuviera fuego en el estómago.
La peor parte y que lo hunde un poco más es cuando Jeon palmea su hombro, lo mira como si sus ojos concentraran infinita comprensión y le dice "Buen trabajo" u otras señales que le dan a entender que valora su desempeño. Siempre lo hace sentir un miembro valioso de la estación.
"¡¿Por qué Yeonjun no puede?!".
—¡Deja de tratarme así! —su voz suena más ronca.
—Cálmate, Alfa —pronuncia reuniendo la serenidad, no quería seguir avivando las llamas de ese joven temperamental. No más de lo que ya acaba de hacer.
¿En qué momento conseguir la aprobación Yeonjun desplaza a Yoongi como el elemento central de la discusión? Soobin no está pensando.
—¡Siempre me estás subestimando! —exclama y sus palmas calientes presionan el pecho del hombre más bajo para empujarlo. La conversación deja de ser sobre lo inalcanzable del omega, por fin le grita lo que lleva guardando desde que entró a trabajar junto a él.
Jun trastabilla un paso hacia atrás y recobra la firmeza. Tiene que enfriarse, porque nota como la emoción vibra en su vientre, su lobo agita la cola feliz y si cede siquiera un segundo, está seguro que tendrá a Soo forcejeando bajo su cuerpo, ambos derramando la rabia caliente.
Soobin lo acerca al límite.
Soobin que desprende un aroma ácido, picante y fuerte dominando el territorio, que lo mira con rabia, el ceño fruncido y una mancha de chocolate en la mejilla. No puede. Había dicho que ese mocoso no era adorable y aparece frente a sus ojos enfurecido y carita sucia.
Vuelve a ser adorable en ese instante y piensa que le mintió a Yoongi.
Se mintió a sí mismo.
No puede.
La risa brota antes de lograr ponerle un freno y eso aumenta aún más la rabia en su Hoobae.
—¡Y más encima te ríes de mí!
Siempre arroja cerillos encendidos al pozo de combustible. No quiere. Ya está cansado.
—No, no es eso —intenta explicarse, relamiendo con nervios sus labios—, es que tienes una mancha de chocolate en la mejilla y eso le resta fuerza a tu enojo.
Su propio enojo se ha desvanecido.
—Tú le restas peso a mi enojo —gruñe pasando bruscamente la manga del suéter por su piel.
—Lo siento —dice finalmente, exhausto de sostener el orgullo y en busca de paz, aunque sea por un rato. Una tregua viene muy bien—. Por todo.
Bin lo mira sorprendido, boquea como si quisiera hablar, pero ni siquiera sabe qué decir, porque imaginar a Jun disculpándose le parecía imposible —más inalcanzable que Min—, pero ahí está con esos ojos oscuros que han suavizado su expresión y por primera vez le transmite la sensación de estar frente a un sujeto afable.
—Sigue ahí —estira su mano y talla con el pulgar la mejilla izquierda—, la mancha.
Se quedan en silencio. Choi menor sigue atónito al borde de creer que está teniendo un loco sueño en el que su compañero ha dejado de ser insoportable y arisco. Yeonjun se regaña mentalmente por transgredir un límite físico. Todo el tiempo tratando de tener las manos lejos de Soobin y ahora su dedo tiene un rastro de escasa crema de chocolate reseca. Ignora todo y la limpia en su pantalón.
Ninguno habla, Yeonjun se deja caer a la cama, sentado a la orilla del colchón, observando atento la cara de Soobin que pareciera que no termina de procesar la información. Es un golpe en el estómago pensar un "Adorable".
—Supéralo, Choi.
—¿Qué puedes saber? —se sienta a su lado, no hace contacto visual, se concentra en sus pies.
Yeon observa esa expresión de cachorro frustrado y dolido. También confundido.
No puede, ni quiere sobrellevar tanta tensión sobre los hombros ya débiles.
—La verdad nada, pero te ves terrible —revuelve el cabello un par de segundos. Barrera rota nuevamente. Le asombra como el menor no rehúye el contacto, sino que cierra los ojos brevemente.
—¿El alcohol te pone cariñoso, Choi?
—Ya quisieras, Mocoso irrespetuoso.
—Bueno, tal vez quisiera, eres insufrible —confiesa buscando su mirada casi negra.
Soo siempre acostumbró se ser consentido por sus mayores y admirado por sus menores, de ahí que su relación con el oficial Choi lo alteraba más de la cuenta. No estuvo recibiendo el aprecio que esperaba desde el principio.
Y algo dentro de Yeon grita " Te puedo mostrar lo cariñoso que puedo ser". Lo reprime. Acaba de dar un paso, una estupidez lo podría llevar a un punto peor del que han estado.
—¿Por qué tan obstinado, Mocoso?
—¿Siempre vas a criticarme por algo? Nunca dejas de hacerlo.
Errores de comunicación. Todo el tiempo fueron interpretaciones erróneas y provocaciones por montones, al punto que ninguno distinguía cuando el otro hablaba en serio y sin sarcasmo.
Jun quiere limar asperezas forjadas entre tantos malos entendidos, sabe que necesita comenzar con una buena dosis de sinceridad: —Sé que puedes dar mucho, eres decidido y tu obstinación es un arma de doble filo, pero quiero que saques lo mejor de ti —dice con los labios que hacen el amago de una sonrisa frustrada—, ¿Por qué siempre te tomas a mal todo lo que te digo?
Si algo irritó al mayor desde el principio y que marcó el curso de la relación, fue haberle dado una crítica a su nuevo compañero para ayudarle en su desempeño y que este lo mirara con desdén. Para el alfa pálido fue sinónimo de: "¿Quién se cree que es?" y que tendría que tratar con un mocoso soberbio.
"Gracias de nuevo, Jungkook".
—Porque me haces sentir subestimado.
—Admito que molestarte y verte fruncir el ceño es divertido, pero no quería hacerte sentir así todo el tiempo —suspira cansado—. Lo siento, a veces me excedo.
—Quizá me has dicho cosas con buena intención, pero simplemente no puedo...
—¿Quizá?
—Lo has hecho, supongo.
—¿Supongo?
—¿Ves? Siempre me cuestionas —hace un mohín y está seguro que a ojos ajenos debe verse infantil y no como el adulto que intenta demostrar que sí es.
—Bien, partamos del principio, necesitamos desintoxicarnos. Llevamos meses con esta mierda, escucharé todo lo que tengas que decirme, cada una de las situaciones en las que te has sentido subestimado, escucharé sin decir nada.
Soobin no sabe por dónde comenzar a exprimir. Yeonjun tiene una sonrisa suave y lo desconcierta, pero no quisiera que fuera de otra forma. Todo es tan extraño, pero por fin siente que puede bajar las barrera y quejarse libremente hasta el cansancio. Cada situación, una por una, mientras su compañero afirma en silencio con pequeños movimientos.
Se siente liviano y sabe que lo justo es ahora oír lo que su Sunbae tiene que guardado. Después de todo las balas fueron de una dirección a otra todo el tiempo.
—Es tu turno ahora.
Yeonjun tiene tanto que omitir, que se centra básicamente en las primeras impresiones y las actitudes que lo irritan. Por supuesto que no le dice que su lobo es feliz con toda la tensión y el aroma fresco y fuerte del limón y el jengibre llenando el aire. Prefiere mencionarle que le molesta su terquedad y no que ha deseado tenerlo entre sus piernas.
—¿Es mucho pedir que seas un buen hyung conmigo? —se tiende de espaldas en la cama completamente agotado. No sabe si por vomitar la rabia o por los botellines de cerveza previos.
—¿Hyung?...
El aroma espeso y tostado de Yeonjun esta vez le resulta reconfortante. Quizás es porque acaban de desintoxicarse.
Raro, pero agradable.
Amargo y consistente inundando sus fosas nasales, llegando a su boca. Le transmite todo lo que es tibio en días frío.
Raro.
—No me olvidaré de esta conversación, hyung —quiere dejar en claro que es consciente que no soñó nada de esto o que las cervezas que bebió no influyeron en nublar sus sentidos.
—Ni yo, Soobinssi.
El menor se sorprende gratamente por la forma cariñosa que suena su nombre, informal y viniendo de su compañero a quien poco rato atrás consideraba una pesadilla hecha carne y huesos. Extiende la mano y Yeonjun la toma, no se trata de un nuevo inicio, lo saben, es parte del camino de su sinuosa relación, que por fin, luego de tantos bajos puede pasar por un alto, bienvenido y grato para ambos.
El mayor se tira de espaldas al colchón con todo el agotamiento acumulado. No sabe qué demonios está haciendo, pero no cae en cuenta todavía que literalmente comparte cama con el mocoso. Simplemente disfruta de lo agradable que se siente su cabeza en la almohada y la tensión temporalmente disuelta.
Continúan en silencio, escuchando sus respiraciones tranquilas y las canciones que traspasan las paredes junto al ruido de los zapatos que caen a un costado. Yeon imita la acción del menor y se siente aún más liberado. Miran las puntas de sus pies, pensando en lo extraña que se está volviendo la situación. El mayor ahora sí cae en cuenta que comparten un espacio reducido y Soo se pregunta si quizá tomó demasiado porque nota un mareo ligero junto a los párpados pesados.
Quizá será que drenar el enojo acumulado tanto tiempo agotó sus reservas de energía.
—Ese rapero es genial...—comenta el alfa más joven arrastrando las sílabas, hasta la lengua pesa dentro de su boca.
—Creo que ahora sí me agradas, Mocoso
El rubio piensa que tienen otro gusto en común y ya no le parece terrible. Brochetas de carne y música. Nada mal. Podrían compartir una buena tarde juntos.
—Tengo sueño, me harías un enorme favor si apagas la luz como buen hyung que sé que puedes ser.
Gruñe y con pereza arrastra los pasos hasta el interruptor que presiona sin cuidado antes de regresar a sentarse sobre el colchón. ¿Qué demonios hace?
—Hyung, procura permanecer en tu lado de la cama —agrega el azabache tirando torpemente del cobertor.
A Yeonjun le sorprende que el chiquillo policía asumiera con tanta naturalidad que no se iría de su lado, que compartirían aquel pequeño espacio y no es capaz de largarse. Sabe que no debería, que la cercanía es un factor de riesgo, pero ahí está cubriéndose con el cobertor, deleitándose con el calor y el aroma a limón-jengibre.
Voltea, pero no logra distinguir nada con las cortinas cerradas, no sabe si Choi menor duerme. Lo único que se nota en medio de lo negro son las estrellas plásticas fluorescentes pegadas al techo. Recuerda muy bien su origen, una sobrina de Kook insistió que las pusieran y una noche que Jun alojó en esa habitación, despertó al borde del infarto cuando una de ellas se desprendió de su lugar y cayó sobre su rostro.
—Se ven bonitas las estrellas.
Puede corroborar que aún no duerme.
—Son trozos de plástico.
—Eres la personas menos romántica del mundo —dice mezclado con un bostezo perezoso.
Yeonjun no controla el ligero sobresalto que lo lleva a apoyarse sobre sus codos y mirar al lado aún cuando sabe que no se topará con el rostro redondo y ojos negros y atractivos.
—¿Acaso esperas que sea romántico?
—No, menos conmigo —responde Bin arrugando un poco el entrecejo porque la mera idea es demasiado extraña, más que todo lo que ha sucedido esa noche. Yeonjun y romántico no pega ni junta en su cabeza—. Si no fueras tú pensaría que estar acostados mirando las estrellas es romántico.
—¿Quién querría estar contigo acostado mirando las estrellas falsas? —responde Jun con las barreras de defensas altas hasta las nubes.
Soo piensa en responder que "Varios omegas" con entonación altanera, incluso sonriendo. No Yoongi.
Duele asumirlo, pero tiene que hacerlo. La soberbia se desmorona.
—Tú lo estás haciendo, hyung —susurra suavecito.
Las barreras del mayor vuelven a desarmarse con misma la facilidad de una pirámide de carta expuesta a la brisa.
—Duérmete, ¿Quieres?
☕
La brisa fría eriza cada vello de la piel expuesta, sin decir nada Yeonjun se arrima un poco más al cuerpo de Soobin siempre tan tibiecito, quien estrecha a su hyung por los hombros. Siente los labios dejando caminos de besos por sus mejillas hasta detenerse por cortos segundos en su boca.
Yeonjun suspira y disfruta. Del calor, de los besos, de lo hermoso que es el cielo oscuro salpicado de diminutas luces. Recuerda un poco lo aprendido en la escuela e intenta unir los puntitos brillantes. El mocoso es más rápido para hallar las constelaciones y señalárselas, tomando su índice para apuntar a la distancia y trazar líneas en el aire.
—Hyung —susurra dulce y con una sonrisa triunfante en los labios que el mayor puede distinguir muy bien, hasta se le antoja tocarlos—, ya puedes admitir que es genial estar acostado conmigo mirando las estrellas.
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¡Holis! :3
Esta última escena es del futuro, para que vean lo tierna y desarrollada que será la relación de nuestros gruñones alfas Choi uwu
¿Son más como Yeonjun o como Soobin en cuanto a romance? Yo digo que soy una mezcla, pero la mayoría de las veces soy antiromantic JAJAJAJAJAJA Mi debilidad son los fics Yaoi, eso sí UuU
¡Voten y comenten! 💛☕🍋
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