KaiLi

💫 XiaoKailu


Cuando KaiLi mira su reloj de muñeca, y ve que la hora marca veinte minutos para las siete de la mañana, lo único que cruza su mente es jalar firmemente su cabello, en clara señal de desesperación, próxima a transformarse en una rabieta monumental.

Se suponía que ayer por la tarde, YuRen había hecho todo un numerito de pucheros adorables y besos, para que aceptara que la pasase a recoger en bicicleta. Le había prometido estar fuera de su puerta a las 6:15, no a las jodidas 6:40.

Mierda, iba a matar a esa cabrona por hacerle llegar tarde.

Una bicicleta derrapa justo frente a ella, levantando una ligera estela de polvo a sus pies. Una YuRen de mejillas arreboladas, y unas apenas visibles gotitas de sudor adornando el óvalo de su cara, le dan la bienvenida con un gesto lleno de arrepentimiento y un poco de temor. Su novia sabía que había pocas cosas que la hacían entrar en cólera, y una de ellas, era la impuntualidad.

—¡KaiLi! Lo siento, tuve que ir a dejar al renacuajo, y como se levantó tarde...—La voz de YuRen es interrumpida por un dedo que se posa suave pero cortante sobre sus labios.

—¿Estás segura que no fueron ambos los que de cidieron mandar a la mierda al despertador? —La morena pone sus ojos en blanco por la mentira tan obvia de su chica, pero le resta importancia, porque, aunque ahora mismo quiere gritarle que las va a matar la señorita Kim, la verdad es que hoy lucía demasiado atractiva, y eso hacía que toda su molestia, se fuese deliberadamente al caño.

Así que, importándole poco estar en plena calle, en un fuerte impulso, la toma suavemente de la barbilla, y une sus bocas en un beso dulce de buenos días.

El contacto dura apenas un par de segundos, pero es más que suficiente para que la energía de ambas se renueve y el día escolar comience de la mejor manera.

La morena le obsequia una sonrisa ladina, y sin meditarlo mucho, se coloca su mochila a los hombros, y monta en la bicicleta, tomando fuertemente de los hombros, a su alegre pedacito de sol.

—Vamos, Xiao Yu. Es pedalear o morir. Recuerda que hoy me ha tocado hacer los almuerzos, y puede que, si no llegamos a tiempo, alguien no va a desayunar.

Una queda maldición pasa entre los labios de YuRen, haciendo reír a la morena, hasta que siente que el pedalear se vuelve salvaje, el aire choca fuertemente contra sus ojos, y todo lo que puede atravesar su mente, es no aflojar ni un poco el agarre de sus manos, por el miedo terrible a una muerte segura.

[✧]

Entre jadeos cansinos, sus pies avanzan velozmente entre los silenciosos pasillos, dejando a su paso, el simple susurro de zapatillas repiqueteando contra los mosaicos. KaiLi va entre tropiezos, intentando acomodar su uniforme y el de YuRen, ambas parecen haber sido atacadas por un huracán; con la camisa por fuera de sus faldas, las calcetas largas caídas, la corbata floja y las cintas de sus zapatos, abiertas.

La morena de ojos esmeralda, saca un peine de su bolso, decidida a hacerlas lucir lo más presentable posible, la postulante a presidenta estudiantil y la capitana de natación, debían lucir extremadamente bien, para imponer respeto; sobre todo que justo ahora, eran chicas de último año, tenían que dar el ejemplo a las de nuevo ingreso. Mientras continúan la carrera, coge el cabello de la más alta, y entre jalones y quejidos, lo cepilla.

La puerta de su clase sigue abierta, solo un par de metros más, y podrían salir victoriosas, joder, ninguna quería un castigo de la bruja Kim, bueno, la maestra de cálculo integral, Kim HaeRa. Pero, como si la mujer hubiese escuchado sus ruegos, aparece de quién sabe dónde, y con paso decidido se dirige a la entrada del aula.

Los ojos de KaiLi, se encuentra con los de la maestra, y puede ver una ligera nota de desafío en sus ojos; si ellas no apresuraban el paso, la anciana iba a llegar primero, pero KaiLi está demasiado determinada a no ensuciar su historial perfecto, así que, en un movimiento ágil, coge desesperadamente a YuRen, y la arrastra, casi literalmente, hasta su destino.

Falta poco, unos pasos más y listos.

Pero el universo es un cabrón que parece no querer que logre su cometido con la frente en alto, por lo que justo en el marco de la puerta, sus pies se enredan y terminan entrando al aula, sí, pero no de una forma precisamente normal.

Su cuerpo junto al de YuRen, caen directo al suelo en un golpe seco. El bullicio dentro de esas cuatro paredes, cesa. Cuarenta pares de ojos posados sobre ellas, observando la posición vergonzosa e incómoda en la que han terminado. La chica de rasgos afilados, sobre una morena adolorida y abochornada. Sus piernas entrelazadas, y sus faldas a medio subir. Era una suerte que ambas trajesen pantaloncillos cortos de licra debajo.

Nadie hace un solo movimiento, ni siquiera la profesora Kim, hasta que la carcajada de un par de jovencitas escandalosas, rompe todo. Síp, esas eran ChanMi y KyungRi. Sinceramente no le sorprende su mejor amiga, la que sí lo hace, es KyungRi; la silenciosa y educada jovencita de tercer año.

Con una mirada asesina, KaiLi acalla todo ruido, y en un susurro, le habla al oído a su chica.

—Por favor, ayúdame a levantarme con la poca dignidad que me queda. —YuRen simplemente le da una sonrisa dulzona, y con el orgullo y fiereza que la caracterizan, en un movimiento casi elegante, se aúpa y ayuda a la morena.

Y, con los ojos puestos en todas las presentes, les da una silenciosa advertencia a cualquiera que decida volver a reírse, incluso a sus amigas. Toma asiento en su respectivo pupitre junto a KaiLi, y atienden a la clase más aburrida del siglo.

[✧]

Después de lo que le parece una eternidad, el primer receso, llega como balde de agua fría. Al fin podría ver a sus chicas. Últimamente todas estaban un poquito apagadas, entre preparaciones para competencias, ganar recomendaciones para una buena universidad y todas las tareas que los maestros les estaban poniendo sobre los hombros, apenas y tenían tiempo para verse fuera de la escuela. Y lo más deprimente de todo, era no poder ver a sus queridas chicas universitarias.

Sí, se habían visto la semana pasada en su casa, pero realmente no era mucho, comparado a todas esas tardes que pasaron entre ellas, disfrutando de la compañía y el cotilleo, entre comida chatarra y parejitas acarameladas.

No soportaba estar sin Kristy, JunA y Hannah. Eran un punto de energía y unión importante dentro del grupo. Extrañaba a sus Exotics escandalosas.

Distraída en sus pensamientos, la morena camina en automático hacia el jardín trasero de la institución, donde se supone que todas la están esperando; la vejeta Kim, le había dado el sermón del siglo, diciéndole que esa clase de comportamiento impropio, no debía ser parte de una jovencita pre universitaria como ella, y que dejara fuera de COEX, esas muestras de afecto tan evidentes. Cómo si ella hubiese querido caer junto a YuRen y avergonzarse frente a la clase.

Algo la jalonea de ambos codos, o bueno, mejor dicho, unas pequeñas demonios adorables y preciosas. HunAh y MoonHyun, van colgadas de ambos brazos, restregándose contra la tela de su saco gris claro.

—KaiLi-jie, hemos estado buscándote por todas partes. —La voz de Moon se alza entre el bullicio de los pasillos, su rostro decorado con esos bonitos mofletes blanquecinos.

—¿Hasta cuándo planeabas aparecer? YuRen parecía lobo enjaulado, estaba a punto de ir por ti, y defenderte con Kim. XingLian tuvo que retenerla, y, por otro lado, no creo que ChanMi pueda distraer más a KyungRi, para poder darle la noticia. —La tranquilidad en la voz de HunAh le sabe bien, tenía demasiadas cosas en su cabeza en esos momentos, y su tono casi reconciliador, dejaba su mente en blanco.

—¡Oh mierda, había olvidado por completo lo de KyungRi! Hay que ir corriendo por el pastelito que ha preparado Xiao Yu, ¿traen sus regalos? —En un rápido asentimiento, ambas le muestran unas cajitas decoradas exactamente igual; estas niñas deberían hacerse novias a la de ya. -Bueno, en marcha, que tengo que pasar a mi casillero, para recoger mi obsequio.

Ahí iban otra vez corriendo por los pasillos.

[✧]

Con todo listo, XingLian hace una llamada rápida a ChanMi, y le pide traer cuanto antes a KyungRi. Seguramente la bajita no sospecharía nada, por lo que escucharon por el teléfono, estaban dentro del salón de música, lo que quería decir, que su mejor amiga estaba interpretando alguna bonita melodía, y todos sabían que la voz de la más alta, era una de las debilidades de Do KyungRi.

Cuando aparecen, KyungRi lleva una venda en sus ojos, y las manos de Park, sobre sus hombros guiándola. Su cara luce confundida, y murmura cosas apenas entendibles.

—¡Felicidades por ser nombrada como la nueva capitana de arquería, KyungRi! —Esa ha sido la inconfundible voz MoonHyun, que, sin aguantar la emoción, ha gritado antes de tiempo; con un golpecito en su cabeza por parte de HunAh, todas sueltan a carcajear, incluso la bajita de ojos grandes y expresivos.

La venda es retirada de sus ojos, y no cabe de la felicidad, cuando ve a todas, incluidas a las mayores, ahí. Con mucha comida deliciosa sobre una mantita en el pasto, todas y cada una obsequiándole curvaturas de labios brillantes y alegres.

—Pero, ¿de qué hablan? Eso aún no se ha decidido.

—Error, Kyung. —Habla la voz eufórica de KaiLi, que va tomada de la mano con YuRen. —La semana pasada, cuando Kang me pidió quedarme a recoger el equipo, comenzamos a conversar, y al tarado se le salió la noticia. Y, como hoy JunA, Kristy y Hannah, tenían el día libre, me pareció lindo que se escabullesen a COEX un rato, para celebrar. Así que, felicidades, jie. —En un rápido movimiento, hace una reverencia de noventa grados, y le tiende su regalo. —Estoy a tu cuidado. —La expresión de la pelinegra, está en blanco, pero tan pronto como la noticia le es dada, sus brazos rodean a la morena, en un prolongado abrazo.

—Gracias, Nini. —Con un tierno aww, por parte de las demás, se van integrando al abrazo, hasta que se vuelven una masa amorfa llena de hipidos y risas estúpidas para ocultar el llanto.

Cuando las chicas le entregan sus regalos a KyungRi, deciden sentarse y disfrutar de la comida que han traído; riendo estrepitosamente entre ellas, con los palillos a medio camino, y algunas hablando con la boca llena de comida, como YuRen, que no puede para de reírse de las anécdotas universitarias de las mayores.

Aún le resultaba difícil creer que ese precioso y rebelde gatito fuera suyo. La preciosa y talentosa nadadora, que se fijó en alguien tan simple como lo es ella. KaiLi ve el panorama con ternura, y un prolongado suspiro abandona sus labios. Esto era a lo que se llamaba familia. Definitivamente, esas jovencitas, era lo mejor que le había sucedido en el instituto.

—KaiLi, escuché que te postularás para presidenta. Mi dulce bebé ha crecido bien y rápido como su padre. —En un gesto dramático, Kristy se limpia una lágrima falsa debajo de sus ojos. —Cualquier cosa que necesites, puedes pedirle ayuda a appa.

—¿De verdad? Kristy-jie, estoy muy perdida, no tengo ni la menor idea de qué hacer. -Los pucheros de KaiLi se hacen enormes, con la desesperación en los ojos.

—Por supuesto que sí. Mañana tenemos la tarde libre, puedes pasarte a nuestro dormitorio.

—También nosotras podríamos ayudar, solecito. —JunA se señala a sí misma y Hannah, que con un pulgar en alto le da un asentimiento. —Yo te podría tomar las fotos para la campaña, y Hannah apoyarte con tu discurso, ¿qué tal suena eso?

—Suena maravilloso, no sé qué... —El sonido de su celular la descoloca, y con un gesto de su mano, se excusa para contestar. —¿Aló? Al habla KaiLi ¿quién es?

—¿Acaso no tienes registrado el número de tu prima preferida? —Una voz socarrona pero dulce, muy familiar, le da la bienvenida al otro lado de la línea.

—¡¿Bebé TaoZi?! —Una chica de sonrisa felina tras ella, escucha ese bebé , y deja salir un gruñido en total desacuerdo, sus cejas se fruncen y su posición se torna defensiva. ¿A quién demonios le decía bebé?

—La misma. ¿Adivina quién acaba de llegar a Corea y está inscribiéndose en COEX?

¡No puede ser! Al fin has decidido entrar aquí. No lo puedo creer. Te he extrañado tanto. ¿Dónde estás ahora? —Las palabras salen anhelantes y con alegría desbordante. No se esperaba que su adorada TaoZi, fuera a venir así de repente.

Estoy a punto de entrar a la oficina del director, tus padres han ido a recogerme al aeropuerto, y están ayudando con el papeleo. ¡Al fin después de dos años, vamos a volver a vivir juntas!

Cuando la morena está a punto de contestar, una respiración cálida se instala en su nuca, causándole un escalofrío que le recorre todo el ser. Sus manos tiemblan, y antes de que pueda reaccionar, YuRen coge su celular y atiende la llamada por ella.

—Solo te voy a decir esto una vez, así que escúchalo claramente: KaiLi ya tiene novia, no te le acerques. —Deslizando su dedo por la pantalla táctil, cuelga la llamada, guarda el celular en uno de los bolsos de la chaqueta, y encara a KaiLi. A pasos lentos, acechándola, la obliga a ocultarse tras los arbustos que bordean las paredes del edificio más cercano.

Con ambas manos a los lados de su cabeza, y sus rostros a escasos milímetros, KaiLi deja cerrar sus orbes, la boca de YuRen rozándose provocativamente contra la suya, la dejan sin aliento, y la intimidan a partes iguales.

—¿Se puede saber a quién le llamaste bebé? —La voz de YuRen es baja, pero hasta cierto punto, feroz.

—Uhm, a TaoZi, mi prima que viene des-desde China. —La nariz de la contraria, paseándose por su cuello.

—¿Ah sí? A la familia no se le dice bebé, que yo sepa. —Un beso apenas perceptible, es dejado en su cuello. Las manos de YuRen colocándose peligrosamente a sus costados.

—Ella es menor que yo, y es como mi hermana menor, solo eso, Xiao Yu, lo juro.

—Uhm, te creeré hasta que la conozca. Por el momento, nada de besos, bebé.

Y, de un momento a otro, la calidez del cuerpo contra ella, desaparece. El color subiendo de sopetón hasta sus orejas, y una sonrisa sardónica por parte una celosa Jin YuRen.

[✧]

Al volver del receso y lo que resta de clases, YuRen pasa olímpicamente de ella. Al final del día, en el momento en que pide los deberes de francés, una mirada fría atraviesa su cuerpo, antes de continuar siendo ignorada, solo es despedida por la espalda de la contraria, y recibiendo un leve empujoncito de sus hombros, al pasar su lado.

En el tiempo que llevaban como pareja, nunca habían peleado como para dejar de hablarse siquiera durante un par de horas; una de las dos, siempre terminaba cediendo ante sus encantos, qué decir, eran la debilidad de la otra.

Por la tarde, es más de lo mismo. Cuando la morena llega hasta el club de natación a recogerla, no se espera que, simplemente aparezca HunAh, diciéndole que YuRen se había retirado a su casa desde hacía bastante tiempo, y que por el humor tan pesado que se traía, era mejor no molestarla.

Con el humor por los suelos, y molesta con la situación, KaiLi decide dirigirse a su hogar para darle la bienvenida a su pequeña TaoZi. Si YuRen estaba tan celosa como para no confiar en ella, bueno, mañana tendrían que arreglar las cosas, pero por hoy, era suficiente.

[✧]

La mañana siguiente, su casa se vuelve un campo de guerra, donde una enfurruñada KaiLi corretea a TaoZi, intentando lograr ponerle un uniforme extra que tiene, pero la jovencita de cabello cobrizo y largo, está decidida a mandar a volar a su amada prima.

—Vamos TaoZi, me rehúso a que asistas a la escuela así. Es un instituto privado, debes llevar el uniforme o no te dejarán entrar.

—Eso no es cierto, tengo licencia de una semana para poder llevar ropa civil. —En un acto infantil, la más joven le saca la lengua y se escuda tras el sofá de la sala. —Así que, chúpate esa, KaiLi. -La fuerte carcajada no hace esperar, llenando sus ojos afilados, de lágrimas debido a la risa provocada por el rostro pasmado de la mayor.

—Ah no, eso sí que no, aquí la única que puede maldecir soy yo, Jin TaoZi, prepárate para una paliza, mocosa cabrona. —Y, aunque KaiLi ha querido sonar severa, la verdad era que estaba teniendo una mañana muy divertida.

Y, muy a pesar de la pelea para obligar a la otra a llevar el jodido uniforme, no lo logra, así que la irreverente TaoZi, se pavonea con la ropa que le vino en gana, llevándose miradas sorprendidas y envidiosas, que combatía con una actitud prepotente y creída.

La morena sabía que obligar a TaoZi a cualquier cosa, era como hablar con una pared; laniña hacía lo que quería, pero qué le iba a hacer, era su prima más querida, y su hermanita menor.

La deja frente a su salón, y no puedo evitar mofarse de la expresión escandalizada del maestro a cargo del grupo A de segundo grado. El hombre desea refutar algo acerca de su aspecto, pero tan solo mostrándole el permiso para llevar ese atuendo, y sabiendo que era prima de una de las mejores alumnas de tercer año, dejó a pasar a TaoZi.

Sin mirar atrás, KaiLi se dirigirse a su primera clase para confrontar a YuRen.

[✧]

Con un enérgico buenos días, saluda a las jovencitas dentro del aula, y va directo a su pupitre para dejar su mochila junto a su laptop, debía avanzar con el maldito discurso, tenía tatuadas a fuego en su cabeza las propuestas, pero a la hora de pasarlo a palabras decentes escritas, siempre se quedaba en la misma línea como presidenta.

Pero, cuando se sienta sobre su escritorio, hay algo que roba su atención.

Un paquete de sus galletas preferidas está delante. Se sorprende, porque solo hay dos personas que saben sobre ese gusto culposo, y esas son ChanMi y YuRen. Por un instante, la posibilidad de que sea por parte de YuRen, le hace ilusión, pero recuerda que está molesta con ella, descartando que ese delicioso regalo sea de su chica.

—Es de mi parte, no de ChanMi. Lo siento por lo de ayer. —Leyéndole el pensamiento, la voz de su novia se escucha a su costado. Una mezcla de arrepentimiento combinado con mimo.

—¿Por qué lo sientes exactamente? Por abandonarme en la salida, por ignorarme o por lo de TaoZi.

—¿Por todo? —Una risita nerviosa bailotea en su boca, haciendo esfumar el enojo de KaiLi, en mili segundos.

—Boba. Sabes que no puedo enojarme contigo. Anda, ven y dame un beso. —Con su dedo índice, señala su mejilla.

En su lugar, el beso no llega precisamente a su mejilla, sino en su boca, cubiertas de los curiosos por una libreta. -Extrañé esto durante todo el día de ayer.

[✧]

—Jin TaoZi, ¿quieres dejar de fumar por el amor de dios? —Los orbes de KaiLi se ponen en blanco, mientras intenta retirar el objeto cilíndrico y delgado de entre sus dedos.

Las tres van de camino a los dormitorios en la universidad SM, para encontrarse con las chicas, para la preparación de la campaña.

—Jie, te has vuelto muy aburrida, ¿dónde quedó la KaiLi rebelde que se fugaba conmigo por las noches, o se emborrachó por primera vez? —Dando una profunda calada, enumera con su mano libre algunas de las tantas cosas que habían hecho hace algunos años.

Los ojos de KaiLi se abren desmesuradamente, porque joder, esa parte de su vida no se la ha rebelado a YuRen, y no puede evitar darse un golpe mental al no haberle advertido a TaoZi, hablar de más sobre ciertas cosas. La cara de YuRen luce incrédula y hasta cierto punto desconcertada. Bueno, no la culpaba, no todos los días descubrías que tu novia supuestamente estricta y recatada, era un desastre durante los primeros años de su adolescencia.

—Te voz a agarrar a palos si no cierras esa boca tuya tan grande, TaoZi.

—¿Por qué? Tu novia aquí presente, ¿no lo sabía? —YuRen niega débilmente con su cabeza, sin despegar sus ojos de KaiLi, quien procura evitar esos acusadores orbes llenos de dudas. —Ups, no lo sabía. Qué más da, no es como si nos hubiesen arrestado o algo ¿no? Anda, deja de ser tan santa, y dale una caladita, seguro te hace relajar. Pareces perro espinado con ese ceño fruncido.

—Por favor, solo cállate y fúmate eso en silencio ¿sí?

—Vamos solo un poco, sabes que lo deseas.

Arrebatándole el cigarrillo, lo toma entre sus labios, y la primera calada le sabe a poco, dejándose llevar, dando un par de aspiraciones más, hasta que YuRen se lo arrebata y lo aplasta. —¿Contenta? Lo siento, Xiao Yu. Prometo hablar de todo lo que esta mocosa dijo.

—Tenemos bastante de qué hablar, KaiLi.

Una figura bajita pasa a su lado como un mero borrón, alejándose poco a poco, pero, cómo si algo hubiese hecho click, hace que se devuelva en un acto repentino y presuroso.

—¿KaiLi? —Ahora resultaba que todo el mundo la conocía.

—Uhm, ¿MinSook? —La sorpresa y la alegría le llenan el rostro.

—¡La misma! No puedo creer que nos encontremos después de tanto tiempo. ¿Hace cuánto volviste de China? No te veo desde que tenemos trece. —La joven que le habla, lleva el cabello oscuro recogido en dos molotes, un pantalón de mezclilla oscura, junto a la blusa de una banda de rock; su estilo es desaliñado pero femenino.

Un carraspeo por parte de la más joven, se deja escuchar, no soportando ser dejada de lado.

—Oh sí, TaoZi, YuRen, ella es MinSook, una de mis amigas de la infancia. No la veía desde que me mudé a China durante séptimo grado. —La felicidad vailotea por su pecho, y le ilumina los ojos.

—Ah, muy interesante, ¿podemos irnos? —Con tono desdeñoso, TaoZi deja salir sus palabras, escrutando a MinSook de forma grosera. Mierda, esa niña que nunca aprendía modales.

—¿Cuál es tu problema? ¿Eh? —KaiLi no recordaba la personalidad fuerte de Minnie, la chica podía lucir adorable por fuera, pero tócale la moral, y de ahí no salías viva.

—Tranquilas, niñas. Todas podemos ser amigas. —YuRen se interpone entre ambas, intentando fundar un poco de paz.

—Preferiría ser algo más que amigas, pero solo de KaiLi.

Una mirada asesina es lo último que ve, antes de que YuRen se deje ir contra MinSook.

Espera, ¡¿qué?!

Definitivamente, alguien no iba a salir viva de ahí.

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