Veinticuatro
Me derrumbé una vez que me encontré totalmente solitaria en casa, mis hermanos necesitaban hacerse cargo de sus trabajos, mi hijo ahora debía estar internado en el hospital psiquiátrico y Taehyung, bueno, él no tenía idea donde se encontraba, sin embargo, tampoco me importaba del todo.
Mi vida cambió de un momento a otro, pensando qué tal vez sería para bien pero no fue así. Con las manos temblorosas tomé la fotografía que descansaba arriba del buró, en aquellos tiempos, solía ser la chica más feliz del mundo, no estaba enterada que detrás de todo, había un Kim Taehyung siéndome infiel a más no poder. Solté una risita sarcástica, cada día al despertar, me reprendía por no actuar. ¿Porque me era difícil dejarlo ir? ¿Por ser el padre de mi hijo? ¿Porque lo amo? Si, a pesar de todo, lo seguía queriendo así tal cual cuando éramos adolescentes.
Entonces, se encontraba Park Jimin, siendo el centro de atención de mi teléfono móvil, él me estaba llamando y por ende, se hizo presente una foto de perfil. Había cambiado, para bien, podía afirmar que él solía verse más guapo con el paso del tiempo.
— Jimin — Pronuncié su nombre en voz baja, al otro lado de la llamada, escuché su respiración tranquila.
— Sora, no sabes lo alegre que me he sentido al escucharte. Así, automáticamente.
Sonreí, por ser el motivo de su alegría. Yo siempre deseaba que Jimin estuviera bien, lo quería ver triunfar en todo el tiempo.
— Mentiría al decirte que no me gustaron esas palabras... — Soltamos una pequeña risa — Ah, Park Jimin, tú no sabes la felicidad que tengo al escucharte. Te necesitaba tanto.
Él soltó un suspiro.
— Yo también te necesito Sora, ahora mismo he estado al punto de colapsar con tantas cosas relacionadas a la universidad. Así que decidí llamarte, quería saber si estabas bien, ¿como van las cosas con Taehyung? — Su voz era pacífica, me deslicé hasta caer en el suelo de mi habitación con la peor más reflexionadas y mi espalda siendo apoyada por la puerta.
— Bien, Jimin. No te preocupes de más, solo enfócate en tus estudios ¿si?
— Sé que llegará el día en donde podrás dejarlo ir y créeme que ansío ese momento.
— Estoy confundida, no se como sentirme al respecto, ¿porque me haces sentir tan bien? Es un sentimiento precioso que tengo al saber de ti, escucharte o verte, pero también juro que amo a Taehyung.
— Conoces a Kim desde hace mucho tiempo, él se encargó de cuidarte, de realizar actos por primera vez, todo el tiempo sueles estar a su lado porque él así lo quiso. Te cuidaba, te protegía de cualquier chico, estaba al pendiente de ti que tu creaste una dependencia. Quieras o no, no puedes desprenderte de él e incrementa más porque es el padre de tu hijo.
— ¿Eso quiere decir que no lo amo?
— No lo sé, ¿como te sientes al verlo? ¿Cuando está contigo o te toca?
Me quede en silencio por algunos segundos, pensando en cómo me sentía cuando él trataba de demostrarme su afecto. Así que determine que todo lo hacía por obligación, quiero decir... el acostarme con Kim, besarlo, abrazarlo y demás, son actos que realizó pero que al momento de hacerlo, no siento nada. Y eso fue un impacto para mí, porque nunca lo había analizado.
— Creo que tienes razón, Jimin.
— No quiero que pienses que te digo esto porque te necesito o deseo que estes conmigo, solo me gustaría que abrieras los ojos y te des cuenta de lo que realmente sucede. Piensa bien las cosas, cuando sea así, estoy aquí para escucharte en cualquier momento, pero tampoco te presiones ¿si? No olvides que eres la chica que más amo y que por ti esperare toda una vida, si es necesario.
Eso causó una revolución en mí ser, sonreí en grande con lágrimas de por medio que comenzaban a hacerse presente, Jimin susurró un "No llores porque me parte el alma escucharte así, recuerda que te amo, preciosa". Pero tal vez las lágrimas que derramaba era por el sentimiento tan bonito que seguía creciendo en mí.
Sin pensarlo o dudarlo, respondí:
— También te amo, Jimin.
Finalizamos la llamada, me sentí un poco mejor al escucharlo, di una fuerte bocanada de aire y permanecí en la misma posición. Hasta que una voz interrumpió mi momento.
— Siempre supe que estabas enamorada de Jimin — Habló con voz ronca, causando que mis vellos se erizaran, había escuchado todo. También las palabras de Park debido a que había colocado el altavoz, solía hacerlo cuando me encontraba sola.
— ¿De que hablas? — Susurré, no podía mirarlo porque nuestra barrera era la puerta, tampoco me esforcé en levantarme y abrirla.
— No soy tonto Sora, las veces que solíamos salir y Jimin también nos acompañaba, parecías estar encantada con él, brillaban tus ojos de una manera muy linda. Sin percatarte de las cosas, hablabas maravillas de él, lo veías mucho mientras sonreías.
— Taehyung — Lo llamé, levantándome del lugar pero él me interrumpió.
— No, Sora. No estoy reclamando, ni mucho menos estoy molesto, solo quiero que seas feliz con alguien que ames y que también te ame. Tú sabes perfectamente que esta enfermedad no tiene cura, en cualquier momento puede suceder que decaiga por completo y no podré estar más a tu lado — Se escuchaba tan afectado, en algunas ocasiones sorbía su nariz debido a que llevaba encima una consigo un resfriado más las lágrimas que soltaba.
Abrí la puerta de mi habitación encontrándome con un Taehyung totalmente diferente, su cabello comenzaba a perder color después de que lo había tintado de rubio, poseía unas terribles ojeras que me impresionaron y parecía no haberse afeitado hace días. Solo me aleje de él por una semana y apareció en un estado deplorable.
— Lo siento tanto, te he hecho tanto daño que me merezco sufrir de esta enfermedad, no cumplí con la promesa de amarte y cuidarte por siempre como lo hice de pequeño — Cayó de rodillas ante mí, aferrándose a mis piernas, sollozaba tan fuerte que podía jurar que se escuchaba por toda la casa. Me pedía perdón una y otra vez.
Toque su cabello con ambas manos y lo único que hice fue sollozar, traté de desprenderlo de mí pero de encontraba aferrado.
— Taehyung, por favor, nadie se lo merece.
— Perdóname, porque mientras tú te encontrabas llorando en esta habitación, yo me acosté con muchas chicas. Me burlé de ti, tuve diversos encuentros con tu mejor amiga y nunca te percaté de ello.
— ¿Que? — Sentí como mi corazón se rompía más de lo que ya se encontraba.
— ¡Perdóname, Sora! — Tragué saliva, Kim se quedo quieto cuando escuchó algunos pasos acercarse a nosotros.
En ese momento, una persona más se hizo presente frente a mi habitación causándome un escalofrío por todo mi ser.
No, él no podía estar aquí.
Esa persona me causó mucho daño, abuso de mí, quería irme corriendo y nunca volver a verlo en mi vida. Un temor me invadió por toda mi anatomía, mis pies no reaccionaban por el temor de tener a esa persona frente a mí, el cual me sonreía un poco.
Mis manos temblaban y eso lo notó Kim Taehyung, así que frunció su entrecejo al mismo tiempo que me miraba fijamente y analizando cada movimiento que realizaba.
— ¿Que... Qué haces aquí? — Temblé.
— Sora, querida, mucho tiempo sin vernos. Extraño tanto jugar en tu habitación — Sonrió y yo solloce más con temor, retrocedí algunos pasos hasta el punto de caerme.
— Sora, ¿estás bien? — Me preguntó Tae quien miraba a la otra persona y después a mí sin entender el porque de mi comportamiento.
El padre de Taehyung se encontraba frente a nosotros, ese hombre que me lastimó cuando era más chica y fue de una manera tan cruel que nunca voy a superarlo.
¿Él acaso no sabía lo tanto que me dolía en aquel entonces? No, por supuesto, solo le importaba sentirse bien consigo mismo.
Pero te haré sufrir así como yo sufrí por años, donde me lamenté el haberme colocado una falda aquel día.
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