El primer día que ingreso Bangchan al colegio fue algo raro. Ya que de donde venía predominaban los varones, pero ahora en su mayoría habían niñas. Y no es que le molestara, pero a veces si resultaba un poco incómodo ya que las miradas deseosas de las chicas siempre se hacían notar, aunque también habían de los chicos, pero al menos estos eran más disimulados.

Durante el noveno grado se hizo un poco más cercano a Lee Felix y se dió cuenta que no era el chico engreído que creía que era, definitivamente las apariencias engañan. Se dió cuenta que era un chico sumamente inteligente, entregado a todo lo que hacía y con un enorme corazón.

Pero algo era cierto y Chan lo sabía, jamas podría estar con él. Felix era demasiado para él y no sabía cómo mantener una relación. A decir verdad, jamás había tenido una y tenía miedo a amar, aunque a veces se sentía con la valentía suficiente de arriesgarlo todo por aquel chico de pecas. Pero ahora, poco a poco ese sentimiento se desvanecía, al ver como el menor ya no sólo tenía ojos para él.

Volvió a sorber su nariz y se permitió llorar nuevamente. Luego un par de golpes en la puerta lo asustaron y no tuvo tiempo para hacer algo, pues su madre ya estaba dentro.

—¿Ahora si me contarás que sucedió? —tomó asiento junto a él en el suelo.

—Yo... yo me enamoré y me di cuenta muy tarde —se lamentó.

—¿Por qué dices que es tarde?

—Porque él ya no tiene tiempo para mí, siempre tiene una excusa... yo... debí haber dicho algo, pero ahora es muy tarde —limpió su nariz—. Mamá soy un tonto —se lamentó.

—Espera... ¿él? —preguntó la señora confundida y el menor palideció aún más e inmediatamente dejó de llorar.

—Mamá yo... —la mujer no lo dejó terminar y lo atrajo hacia ella para abrazarlo.

—Tranquilo cariño, no hay nada de malo con tus gustos. Lo importante es que tengas a alguien que te cuide y te ame con todo y tus defectos, pero recuerda que debe ser recíproco —acarició lentamente el cabello de su hijo mientras esté volvía a llorar.

Ya cuando Bangchan se había calmado un poco más, se enderezó y empezó a contarle el motivo de su tristeza.

—Hay un chico en el colegio que se llama Felix y desde bastante tiempo atrás, él hacia notar sus sentimientos por mí... pero yo nunca le di la importancia que merecía... pero ahora en los intramuros anduvo muy pegado a otro compañero y este le dió dos rosas y... se le confesó.

Ah sí... Changbin se le había declarado a Felix y ahora comenzaría a cortejarlo para que fuese su novio.

Un par de horas antes...

—¿Estás 100% seguro de lo que harás? —preguntó preocupado Jeongin.

—Por supuesto —respondió—. ¿Por qué no debería estarlo?

—Hyung no lo sé... ¿no crees que es muy pronto?

—No es que le pida ser su novio, solo le pediré permiso para poder cortejarlo.

El menor soltó el aire que tenía reprimido y dejó a su mayor solo. Minutos después apareció Felix junto Yuri.

—Oh hyung, ¿nos necesitabas? —se acercó tranquilamente al chico.

—Oh sí, pero es que necesito hablar contigo... ¿Yuri nos permites? —la chica asintió emocionada y salió corriendo a esconderse para ver lo que estaba a punto de suceder.

Por casualidad pasaba Bangchan junto a Hyunjin, y ambos les llamó la atención que la chica estaba escondida detrás de un arbusto. Ambos se agacharon a su altura provocandole un leve susto.

—¿Qué miras? —preguntó el más alto.

—Changbin le pedirá permiso a Felix para que se vuelvan atrayentes y este pueda cortejarlo —susurró sin despegar la vista de los mencionados.

La sorpresa de Bangchan y Hyunjin no tardó en hacerse presente, y luego el más alto le dedico una mirada de pena a su mayor, quien se sentía triste.

Pero todo se vino abajo cuando vió que Felix recibia gustosamente las rosas y luego le daba un beso en la mejilla a Changbin. No resistió más y salió corriendo de ahí seguido por su amigo.

En el presente...

La señora había escuchado detenidamente los lamentos de su hijo mientras lo consolaba. Se le rompía el corazón al ver a su hijo sufrir así y no encontraba las palabras correctas, no quería hacer sentir peor al chico.

—Ay mi niño —susurró la señora—. Si realmente te gusta Felix... lo mejor es que aceptes los hechos y le desees felicidad. Si la vida los quiere juntos así será aunque tome tiempo.

El menor asintió y limpió el rastro de lágrimas que le quedaban. Su mamá tenía razón, debía desearle la felicidad a Felix... aunque esta no sea con él.