Extra 1.
Jimin y Jungkook.
—¿Jungkook?
Jungkook se removió en la cama, ajustando su brazo alrededor de Jimin. Sabía, por el silencio a su alrededor, que era demasiado temprano como para iniciar una conversación.
—¿Mmm? —tarareó, resignado a la larga charla que estaba por comenzar.
—¿Crees que... si sueño con papá, significa que me está cuidando? O sea, me refiero a que... ¿Crees que sea algo así como espiritual?
Jungkook frunció el ceño mientras abría los ojos y miraba la cabeza de Jimin, quien estaba cómodamente acurrucado sobre su pecho desnudo.
Su omega jugaba distraídamente con sus dedos, dibujando líneas imaginarias sobre la piel de su estómago.
Mmm, bonito.
Tanto a él como a su lobo le encantaban los amaneceres, porque lo primero que veían al abrir los ojos, era a su precioso omega. Y generalmente era él quien despertaba primero, así que solía contemplar a Jimin mientras dormía, atesorándolo en silencio. Cuidando sus sueños.
Jungkook sonrió suavemente cuando los dedos de Jimin le hicieron cosquillas cerca de las costillas, pero rápidamente se concentró en la pregunta que le había hecho.
Y realmente consideró su respuesta, porque sabía cuán importante era para Jimin.
—No —dijo Jungkook finalmente, luego de estar un buen rato en silencio. No pudo, por más que quiso endulzar su respuesta, pero simplemente no podía mentirle a Jimin, dándole falsas palabras solo para calmarlo.
Jimin se removió, levantando la cabeza de su pecho para poder mirarle a los ojos. Su ceño estaba levemente fruncido y una de sus mejillas parecía estar más colorada que la otra.
—¿No? —preguntó, aun cuando había escuchado perfectamente bien— ¿Por qué no?
Estirando una mano, Jungkook acarició la cabeza de Jimin con cariño, para luego jalarlo suavemente hacia sus labios. El beso fue corto pero muy necesario.
—Porque no —susurró Jungkook, mirando los labios húmedos de su omega mientras deslizaba su pulgar en ellos. Luego alzó la vista para no desviarse y continuó hablando— Creo que los sueños, ya sea con personas que están vivas o muertas, no son más que nuestro propio deseo de volver a verlos una vez más. Para mí no existe lo espiritual ni la reencarnación. Creo que cuando uno muere, solo deja de existir y nada más.
Jimin puchereó, tan lindo y tan jodidamente sensual.
Jungkook le sonrió, deslizando su mano para acunar nuevamente la mejilla colorada de Jimin.
—Pero si para ti significa que es tu padre visitándote, cuidándote o lo que sea, está bien. Puedes creer lo que sea, Jimin, sin importar lo que piense el resto.
Jimin sonrió más ampliamente, viéndose tan joven y traviso como de costumbre.
—¿Y si tengo un sueño caliente contigo, significa que te estoy engañando?
Jungkook rodó los ojos. Jimin no dejaba de ser su pequeña mierdecilla que arruinaba cualquier tipo de momento.
—¿Qué hora es? ¿No debería estar levantado ya? —dijo en cambio, viendo como la sonrisa de Jimin se desvanecía rápidamente.
El omega resopló, volviendo a acomodarse en el pecho de su alfa.
—Pues te informo que hoy no iré a ningún lado, abuelo sabelotodo.
Jungkook no pudo evitarlo y se rió entre dientes, agarrando un puñado de cabello de su omega para apretarlo suavemente.
—¿Por qué?
Soltando una risita, Jimin volvió a alzar la cabeza para mirarlo.
—Porque estoy cansado.
Soltando lentamente el cabello de Jimin, Jungkook fijó sus ojos en los labios rellenos y rojitos de su omega, deseoso por devorarlos.
—Bueno, creo que hoy también puedo no hacer nada.
—¿Tú? —se burló, pero la burla quedó a medio camino cuando Jungkook lo empujó hacia un lado para trepar sobre él, separando sus piernas para acomodarse entre ellas y así alcanzar sus labios para devorarlos.
El agujero de Jimin aún estaba tierno luego de follar salvajemente antes de quedarse dormido, con restos de semen de Jungkook todavía en su interior, así que cuando Jungkook se hundió en él, sin preparación alguna, Jimin solo jadeó y se retorció.
—Ugh, como te odio...
—No me importa —dijo Jungkook, moviendo sus caderas con fuerza. Vio como Jimin se arqueaba y apretaba las sabanas con fuerza. Le gustaba torturarlo así, llevarlo al límite para luego detenerse y hacerlo rogar por más.
—Ya... —lloriqueó Jimin cuando Jungkook se detuvo— Más, por favor...
Sonriendo con arrogancia, Jungkook se inclinó hacia adelante y lo besó, retomando el vaivén de sus caderas.
Ω
Un movimiento repentino en la cama, acompañado de un maullido todo dramático, lo despertó.
Jimin se removió entre las sábanas, pero se detuvo rápidamente porque su cuerpo estaba demasiado, jodidamente, adolorido.
—Ay, mierda... —se quejó, sentándose en la cama con evidente dificultad mientras fruncía el ceño y torcía los labios.
Pero las muecas de dolor se fueron cuando vio a Mango, quien ya comenzaba a amasar las sábanas.
—Buenos días, señor gruñón —dijo Jimin con una sonrisa sobre sus labios, mientras estiraba su mano para acariciarle la cabeza. Mango ronroneó gustoso, tan complacido con los mimos que le daba su amo— ¿Tienes hambre o papá ya te dio de comer?
Mango maulló en respuesta, recostándose y mostrando su pancita llena de pelos naranjas.
Jimin no se aguantó más ante tanta ternura y lo tomó entre sus brazos, aun sabiendo que Mango no era fanático de los arrullos. Dejando varios besos por todos lados y comiéndose una generosa cantidad de pelo, Jimin decidió soltar a su gato para salir de la cama.
Mango maulló malhumorado y se sacudió, acomodándose para lavar su esponjoso pelo.
—Deja de lavarte, solo te di besitos —dijo Jimin, molestando a su gato. Mango soltó otro miau malhumorado y siguió pasándose la lengua por todos lados.
Jimin se rió, caminando hacia el baño para darse una ducha rápida. Cuando estuvo listo; aseado y vestido, salió del dormitorio para ir al primer piso.
Mango lo siguió, su cola afelpada se agitaba con emoción.
Jimin no pudo evitar sonreír. Mango era como un niño pequeño, siempre haciendo travesuras sin importarle nada. Ni siquiera a Jungkook parecía tenerle miedo, incluso cuando este lo correteaba la mayor parte del tiempo.
Pero Mango no siempre ha sido así.
No sabían exactamente su edad, pero los veterinarios habían asegurado que ya era adulto en el momento de su rescate. Y al parecer, vivió toda su vida en la calle, padeciendo todo tipo de carencias y sufriendo maltratos de la gente y de otros animales a su alrededor.
A Jimin se le había destrozado el corazón cuando visitó por primera vez el refugio y Mango fue el primer gato que vio. El aspecto del gato naranja era deprimente, incluso cuando ya estaban iniciando un tratamiento para él.
Ese día no quiso seguir con el recorrido para la elección del gato que desearía adoptar, simplemente tomó la mano de Jungkook y le dijo que quería a Mango, quien aún no tenía nombre para ese entonces.
Jungkook había hecho una mueca porque Mango era feo de aspecto; con su cabello opaco y descuidado, tan delgado que se le marcaban los huesos, sus ojos eran tristes y parecía demasiado retraído. Aun así, Jungkook no dijo nada negativo y aceptó la elección de Jimin.
Y Jimin le había dado una encantadora sonrisa antes de hablar con la encargada, quien se mostró feliz y aliviada al saber que Mango se iría con personas que contaban con mejores recursos que su fundación.
Desde ese día, Jimin solía donar dinero y obligaba a Jungkook a hacer lo mismo, alegando que los animales rescatados merecían ser ayudados para que vivieran el resto de su vida de manera tranquila y feliz.
Después de eso, no había querido adoptar otro gato, pensando que quizás Mango no estaría muy contento ya que lo habían mimado y consentido de manera exagerada.
Así que ahora, Mango gozaba de una vida tranquila y llena de amor. Comía cada vez que quería, por eso estaba un poco pasado de peso, pero tenía varios juguetes y juegos para entretenerse, aunque los usaba muy poco ya que su actividad favorita era dormir sobre los costosos sofás de la sala.
Cuando Jimin llegó a la primera planta del departamento, avanzó hacia la cocina y ahí encontró a Jungkook, quien miraba concentradamente su teléfono, con su habitual ceño fruncido. Y Jimin lo observó por unos cortos segundos, en completo silencio. El alfa llevaba puesto un traje oscuro y a la medida, su cabello negro estaba corto y bien peidado...
Mmm, sexy...
Jimin tuvo que apretar las piernas por un momento. Por la jodida Diosa Luna, este alfa lo ponía duro y todo mojado incluso de manera indirecta.
—Hola.
Jungkook apartó la vista del móvil y lo miró, todavía con su ceño fruncido.
—Pensé que dormirías un poco más —dijo, mirando hacia el piso cuando sintió a Mango restregarse contra sus piernas.
Genial, ahora estaba lleno de pelos anaranjados.
—Sí, era el plan, pero tengo hambre... —murmuró Jimin, bostezando.
Inmediatamente, Jungkook dejó su teléfono a un lado y se levantó, acercándose a Jimin para mover una silla.
—Siéntate. Te serviré café. ¿Quieres tostadas o panqueques?
Jimin le sonrió encantado, sentándose. Amaba lo atento que era Jungkook, incluso con el paso de los años.
—Primero quiero un beso, obviamente —le dijo, seguro de que lo más probable es que le salieran corazones por todos lados— Luego... creo que las tostadas estarían bien.
Jungkook le sonrió. Tan elegante y tan masculino.
El alfa se inclinó un poco y unió sus labios, deleitándose con la dulce boca de su omega. Saboreó y chupó la lengua de su omega antes de finalizar el beso con una pequeña mordida a su labio inferior.
—Mmm... —Jimin ronroneó, deslizando su lengua por su labio húmedo.
Picoteando una última vez sus labios, Jungkook decidió apartarse y servirle el café y las tostadas a su omega.
—Pensé que no harías nada hoy —dijo Jimin, tomando la cuchara para revolver su café.
Jungkook hizo una mueca mientras sacaba a Mango de su silla y la sacudía para volver a sentarse.
—Sí, bueno, ese era el plan también. Tengo que presentarme en un evento que... —miró el reloj en su muñeca— Mierda, ya empezó. Debo ir y decirle un par de mierdas y luego aparecer en las estúpidas fotos. Espero que sea rápido.
Jimin se rió suavemente. Para haber sido el candidato a la presidencia con más votos, siendo uno de los presidentes con mayor aprobación de su población, querido, respetado y temido, Jungkook no se veía muy feliz.
—Buena suerte, entonces.
Tomando un último sorbo de café, Jungkook se limpió los labios con una servilleta.
—Intentaré volver pronto —dijo, su teléfono ya comenzaba a sonar con notificaciones y llamadas— Come todo.
—Sí, papá.
Jungkook gruñó, tomando su teléfono para cortar la llamada y responder rápidamente unos mensajes, no sin antes besar una última vez los labios de su omega.
—Y no vayas a ningún lado, porque cuando vuelva, quiero verte en la cama, acostado y sin ropa, con las piernas separadas para que pueda enterrarme dentro de ti.
Jimin gimió y apretó nuevamente las piernas. Su celo estaba cerca, así que cualquier palabra sucia de Jungkook lo encendía al instante.
—¿Qué crees que haces, abuelo? —gruñó, mirándolo con sus cejas arqueadas.
Jungkook, el muy bastardo, se rió entre dientes antes de dejar un beso en su frente. Su teléfono volvió a sonar.
—Iré a cepillarme los dientes y me voy.
—Pues vete, alfa idiota —Jungkook ya subía las escaleras cuando Jimin gritó:— ¡Y voy a estar muy dormido y roncando para cuando llegues, joder!
Ω
Una vez solo, Jimin tomó a Mango y le dio otra tanda de mimos y besos, hasta que su gato se alocó y comenzó a correr por todos lados.
—Bien, supongo que limpiaré un poco —murmuró, viendo como los pelos naranjas de Mango flotaban en el aire.
Y aunque tenían a Harumi, una joven beta, quien iba a hacer todos los quehaceres del departamento tres veces a la semana, a Jimin le daba pena sobrecargarla aún más de trabajo. La chica era rápida y muy buena en lo que hacía, y aunque Jimin insistió en que ella trabajara solo para ellos, ella siempre se negaba. Le gustaba trabajar a su ritmo y en diferentes lugares.
—¡Mango, ya! —Jimin le gritó a su gato, cuando en un arranque de locura trepó por el sofá y lo arañó sin querer.
Ignorando el ardor en su brazo, se recostó y olvidó sus ganas de ordenar. Se sentía tan cansado que ya no quería saber más de la universidad, ni de la práctica ni de nada. Estaba estresado, maldita sea. Incluso su cabello, que ya llegaba a la mitad de su espalda, comenzaba a caerse más de lo normal.
Necesitaba vacaciones. De manera urgente. Mierda, necesitaba volver a dormir ocho horas seguidas.
Soltando un suspiro, se levantó y fue por su teléfono para llamar a su padre. No había hablado con él desde el día anterior.
—¡Cachorrito! —la voz animada de su padre le saludó, provocándole una sonrisa.
—Papá.
—¿Cómo estás, hijo mío?
Jimin bostezó, cansado. Se volvió a tumbar en el sofá y se acurrucó, con Mango ya calmado y dispuesto a dormir una siesta sobre sus piernas.
—Con sueño, pero bien. ¿Y tú? ¿La tía?
—Todos bien, hijo. Ya estamos en el local y hay gente. Ji y Misuk están preparando los últimos pasteles que les encargaron y yo estoy aquí ayudando, como siempre.
Jimin sonrió cuando escuchó como su padre soltaba una risita baja mientras hablaba. Era bueno saber que él estaba bien, que era feliz y que había sanado.
Tampoco se explota trabajando en lo que fuera, como lo hacía en el pasado. Y todo gracias a Taehyung, quien había hablado con Jimin para informarle que le compraría un local a su madre para transformarlo en pastelería y quizás más adelante en cafetería. Era idea de él y Seokjin, pero ya que ahora eran familia con Jimin, querían saber su opinión. Jimin por supuesto, la amó.
Él había intentando, luego de varias charlas y de pedirle ayuda a Jungkook, convencer a su padre para que dejara de matarse con los trabajos que tomaba. Nunca parecía convencerlo, porque su padre alegaba que no tenía nada que ofrecerle a su omega y por eso trabajaba. Jimin sabía que era su forma, un poco tonta para él, de no sentirse menos para Jiyoon, ya que ella lo tenía todo y él no tenía nada más que su amor para ofrecerle.
Pero ahora, la pastelería "Delicias Kim" ya llevaba casi dos años atendiendo, ganándose un público bastante fiel. Misuk y Jiyoon eran las encargadas de los pasteles y Hoseok les ayudaba en todo; atendiendo, limpiando y llevando algunos pedidos a domicilio si era necesario, aunque también contaban con un pequeño personal que les ayudaba a aliviar la carga del trabajo.
—Que bien, papá.
—Deberías venir un ratito a comer algo con nosotros, cachorrito. Quiero verte.
Jimin sonrió nuevamente, restregando sus ojos con su mano libre. Ya comenzaban a picar por el sueño que tenía.
—En dos días más iré a cenar a tu casa, papá.
Hoseok resopló.
—Para mí dos días es demasiado tiempo sin verte, hijo. Te extraño.
—Y yo a ti papá, pero hoy realmente... —bostezó nuevamente— Estoy muy cansado...
—Está bien, descansa entonces. Taehyung y Seokjin están por llegar, para que sepas. Oh, y traerán a la pequeña Malva también.
Jimin volvió a sonreír, cada vez más adormilado. Saber que Malva estaría allá le animaba a ir, pero el cansancio realmente lo estaba matando.
Malva había sido concebida en vientre de alquiler, siendo Taehyung su padre biológico, pero Seokjin también la había registrado como su hija. Y hasta ahora, con Malva a punto de cumplir dos años, sus amigos vivían caóticamente felices.
Jimin se alegraba mucho por ellos, así como también disfrutaba ver a su padre en esa faceta de abuelo, consintiendo y cuidado a la pequeña niña que lloraba por atención.
—Vale, deja dormir un poco y luego veo si me animo a pasar por allí antes de que cierren, para poder comerme a besos a Malvaviscos.
Hoseok se rió con gracia antes de volver a hablar.
—Está bien, de todas formas te estaremos esperando y si no, en dos días más nos vemos.
—Sí. Saludos para todos y papá...
—¿Sí, hijo?
—Te quiero.
—Y yo a ti, cachorrito. Ahora descansa.
Jimin cortó la llamada y dejó su teléfono a un lado para tomar a Mango y arrastrarlo hasta su pecho. Mango soltó un miau perezoso y bostezó.
—Vamos a dormir un ratito —le dijo a su gato, acariciando su suave pelo naranja— Solo un ratito...
Ω
—¿Jimin?
Jimin se sobresaltó ante la mención repentina de su nombre, abriendo los ojos de golpe y cerrandolos inmediatamente.
Jungkook había llegado y a juzgar por lo oscuro que estaba todo, definitivamente no había dormido un ratito.
Mango se estiró antes de saltar del sofá y caminar elegantemente hacia Jungkook para frotar su cuerpo contra sus piernas, dejándole pelos por todos lados.
Y aunque Jungkook no se sentía de buen humor, considerando que no había podido escaparse antes de sus obligaciones, sentir el ronroneo de Mango ayudó a menguar la tensión y el enojo que sentía.
Sonriendo, el alfa se agachó para acariciar el lomo del gato.
—Hola, bola de pelos —Mango soltó un miau amistoso y siguió pasando su cuerpo por las piernas de Jungkook.
—¡Es Mango! —Jimin chilló desde el sofá, sintiéndose ofendido por su gato.
—Es más una bola de pelos —aclaró Jungkook.
Cuándo fue suficiente de cariño, el alfa se enderezó y encendió las luces suaves del departamento, viendo a Jimin acurrucado en el sofá más grande de la sala.
—Hola —saludó el alfa mientras dejaba su maletín en el suelo para poder quitarse la chaqueta de su traje.
Jimin le sonrió, sintiéndose aún somnoliento.
—Hola...
Lanzando la prenda hacia un sofá vacío, Jungkook se movió hasta quedar frente a Jimin y se agachó para quedar a su altura.
—¿Cómo estuvo tu día? —preguntó el alfa, acariciando la mejilla expuesta de su omega. Apartó las hebras oscuras de su rostro y se inclinó para depositar un beso en su sien.
Y no había que ser un genio para deducir que Jimin se la había pasado durmiendo, considerando que su vínculo estuvo en total calma todo el día.
—Mmm... Estuvo tranquilo —Jimin abrió los ojos, mirando a su alfa. Una sonrisa totalmente boba tiró de las comisuras de de sus sabios cuando apreció la belleza masculina que Jungkook proyectaba— En realidad no hice nada.
Sus mejillas rápidamente se calentaron. Maldita sea. Su cuerpo ya empezaba a experimentar una subida de calor que iba y venía, recordándole que su celo estaba demasiado cerca.
Jungkook le sonrió de tal manera que Jimin se derritió ahí mismo.
—Bueno, al menos descansaste y eso es lo que importa.
—Sí... pero tengo hambre —balbuceó, relamiendo sus labios.
—Puedo hacer algo para que comas.
La voz de Jungkook; su aliento tibio y almizclado, sus manos grandes y ásperas sobre su rostro y cabello, junto a sus exquisitas feromonas amargas, no hacían más que mandar un torrente de descargas eléctricas a través de todo su cuerpo.
—Mmm... —tarareó, relamiéndose los labios una vez más, con sus ojos clavados en la boca de su alfa. Todo su cuerpo ya comenzaba a reaccionar ante el deseo— ¿Harás lo que yo quiera para comer?
El tono inocente de Jimin hizo que Jungkook soltara una risa baja y ronca. Su vínculo ya vibraba cargado de excitación.
—Sí. ¿Qué quieres comer?
—A ti —respondió Jimin apenas Jungkook terminó de hablar— Mi cena favorita eres tú, desnudo y jodiéndome en cualquier lugar.
Jungkook gruñó, sintiendo como la sangre bajaba hasta su miembro y comenzaba a llenarlo, a endurecerlo.
—Entonces vamos a la cama —susurró, liberando más de sus deliciosas feromonas— Porque quiero joderte, pero sin que una bola de pelos nos esté mirando.
Jimin se rió, rodeando con sus brazos el cuello de Jungkook para jalarlo y darle un beso rápido en los labios.
—Te amo, ¿sabes?
—Sí, lo sé. Te amo también.
Sin perder más tiempo, Jungkook tomó a Jimin entre sus brazos y lo cargó sin problemas hasta las escaleras para subirlas con cuidado. Mango saltó al sofá vacío, su favorito, y se acurrucó nuevamente para una nueva siesta.
—¿Y cómo estuvo su día, Señor Presidente?
Jungkook resopló, empujando la puerta del dormitorio con el pie.
—Como la mierda.
La risa que Jimin soltó no hizo más que provocar a Jungkook, quien lo dejó rápidamente sobre la cama, separando sus piernas para acomodarse entre ellas y así poder comerle la boca sin problemas.
Cuando sus labios se juntaron y sus lenguas se enredaron en lo que solo se podía describir como perfección, Jimin gimió, alzando su pelvis para restregarse contra Jungkook.
Más...
Quería que Jungkook reclamara cada centímetro de su cuerpo, como solía hacerlo cada vez que hacían el amor.
—Jungkook... —susurró contra los labios demandantes de su alfa.
Jungkook se alejó un poco, solo para darle un pequeño mordisco en el labio inferior.
—Quiero que te desvistas y te pongas sobre tus manos y tus rodillas —susurró Jungkook con voz ronca. Jimin soltó un gemido involuntario, sintiendo como el calor subía por sus mejillas. Su lubricante ya comenzaba a empapar su ropa interior.
—V-vale —murmuró tardíamente, viendo como Jungkook se alejaba de él para desnudarse también.
Con la cara ardiendo, el corazón acelerado y su agujero todo húmedo, Jimin se arrancó la ropa tan rápido como pudo e hizo lo que se le ordenó, hundiendo su cara en las sábanas y empinando su culo hacia Jungkook.
No esperó demasiado cuando sintió que la cama se hundía detrás de él, luego las manos grandes y ásperas de Jungkook amasaron la carne tierna de su trasero. Jimin cerró los ojos y se mordió el labio inferior.
Estaba tan ansioso. Tan deseoso.
Meneó sus caderas y su pene se balanceaba entre sus piernas; pesado y erecto.
—Mmm —Jungkook ronroneó, inclinándose para clavar sus dientes en la nalga derecha de su omega. No fue gentil, así que ante el gemido dolorido de su omega, besó la piel que rápidamente se enrojeció— Me encanta llegar a casa y saber que puedo tenerte así...
Jimin sonrió, enterrando su frente en las sábanas. A él también le encantaba disfrutar de la atención que le daba su alfa en la intimidad de su hogar.
Cuando la lengua de Jungkook se deslizó entre sus nalgas, Jimin jadeó, serpenteando involuntariamente sus caderas.
Mierda, sí. Más...
Una descarga de placer se liberó y recorrió todo su cuerpo, haciendo que se desconectara de todo a su alrededor y se concentrara únicamente en el sonido húmedo y obsceno que hacía la lengua de Jungkook mientras le follaba el agujero.
—Oh, mierda, sí. Justo así... —jadeó Jimin, babeando. Su pene dolía de lo duro que estaba, llorando presemen.
Pero para desagrado de Jimin, Jungkook se alejó. Jimin gimió en protesta, meneando una vez más sus caderas, a punto de quejarse en voz alta cuando sin previo aviso, Jungkook enterró su gran gordo pene en él.
—¡Ah, demonios! —Jimin gritó, levantando la cabeza del colchón y arqueando su espalda, casi lloriqueando cuando su agujero fue estirado tan repentinamente, mandando varias descargas de dolor por su columna vertebral. Intentó rápidamente regularizar su respiración y relajarse, pero Jungkook no le dio tiempo para nada y comenzó a follarlo como la bestia salvaje que era.
Jimin lloriqueó, volviendo a enterrar su rostro perlado por el sudor en las sábanas, disfrutando del dolor y el placer que le provocaba el estiramiento forzado. Al menos estaba lo suficientemente mojado como para no sufrir un desgarro de culo ante la brutalidad de su alfa.
Jungkook gruñó mientras meneaba sus caderas con una necesidad diabólica. Su cuerpo también reaccionaba al próximo celo de su omega, volviéndolo más salvaje.
Enterró sus dedos en la piek de las caderas de Jimin, sabiendo que dejaría feas marcas luego, pero lo sostuvo en su lugar mientras lo jodia con fuerza, mientras Jimin gemía y se retorcía debajo suyo.
Inclinandose hacia adelante, Jungkook cubrió con su gran cuerpo el de Jimin y presiono sus labios contra la nuca de su omega. Respiró profundamente, deleitandose con las feromonas dulces, sin dejar de joderlo en ningun momento.
—Ju-Jungkook... —Jimin soltó con desesperación, sacudiéndose debajo suyo. Jungkook supo que se estaba corriendo y aun así, no se detuvo. Lo jodió, persiguiendo su propia liberación, viendo como Jimin sufría espasmos por la sobre estimulación.
El sonido húmedo de sus pieles se hizo más fuerte a medida que las embestidas aumentaban y sus cuerpos sudaban, así también sus gemidos y gruñidos.
Cuando Jungkook sintió que el orgasmo estaba llegando, sus bolas se tensaron y su pene se sacudió dentro del agujero de su omega, liberando una gran cantidad de semen; tan caliente y espeso.
Jimin no pudo contener el grito que salió desde lo más profundo de su garganta mientras empuñaba las sabanas con fuerza e intentando apretar las piernas. No pudo, obviamente. Y volvió a gritar cuando Jungkook clavó sus dientes en su cuello, reabriendo por enésima vez su marca.
Cuando el nudo comenzó a expandirse y a atraparlos, Jimin sollozó y se retorció un poco. Jungkook gruñó antes de soltar un suspiro.
—Lo siento —murmuró el alfa, eliminando la sangre de la herida con su lengua antes de presionar un dulce beso. Luego lo abrazó y los giró, quedando acostados de lado, uno delante del otro— ¿Duele mucho?
Jimin sacudió la cabeza. Lo cierto era que no lo había lastimado realmente, pero la sobre estimulación casi lo volvió loco.
—Solo me duele el culo —se quejó. Jungkook el bastardo, se rió entre dientes, moviendo una de sus manos para acariciar su vientre plano, dejando un tierno beso en el hombro de Jimin.
Jimin sonrió enternecido. Amaba tanto a este alfa todo mandón y gruñón.
—¿Aún tienes hambre? —preguntó Jungkook distraídamente, moviendo su mano más abajo. Y se detuvo justo cuando sintió un pequeño bulto en el vientre bajo de su omega. Ahí estaba, su nudo todo hinchado, llenando y marcando a su omega.
Mmm...
—Sí, más que antes —respondió Jimin.
Jungkook se rió nuevamente.
—Entonces pediré algo de comida a domicilio.
Jimin bostezó, volviéndose a sentir cansado. Jungkook le había robado toda la energía que había acumulado durante el día.
—Me parece bien.
—¿Hay algo que quieras comer?
—Mmm, ¿quizás carne? Tengo tanta hambre que me comería una pobre vaquita entera —murmuró Jimin.
—¿Carne, arroz y verduras?
—¡Y cerveza!
Jungkook gruñó en protesta.
—Nada de alcohol. Mañana trabajo y tú debes hacer tus cosas.
Su omega resopló indignado.
Abuelo aguafiestas.
—¡Ay! —chilló Jimin cuando Jungkook le pellizcó el culo, pero rápidamente acarició la zona. Jimin sonrió— ¿Cuánto falta para que pueda voltearme y besarte?
El pene hinchado de Jungkook palpitó dentro de su omega, así como su corazón. Y Jimin casi se atragantó con su propia saliva, soltando un suave gemido.
—Dioses, no vuelvas hacer eso —susurró sin aliento, sintiendo como toda su sangre iba directo a su pene dormido.
—Mmm... —Jungkook tarareó, dejando otro beso en la bonita marca de su omega, esa que dejaba en claro a quién pertenecía— Comeremos y luego iremos por otra ronda.
Jimin resopló, queriendo parecer indignado, pero su traicionero cuerpo reaccionaba positivamente a la orden de Jungkook.
—Vete al infierno. Comeremos y nos dormiremos.
—Oh, amor mío, sabes que eso no pasará.
Jimin quiso golpearlo con su codo, pero entonces el nudo se desinchó hasta el punto de quedar libres el uno del otro. Jungkook arrastró su pene flácido de su interior y Jimin odió la sensación de vacío que le quedó.
Ugh, basta. Estoy cansado.
Jungkook se rió bajito, rodando hacia el otro lado de la cama para tomar su teléfono y pedir la comida, además de algunas gaseosas.
Jimin suspiró, relajándose en la cama. No se molestó en ir a lavarse, no cuando todo indicaba que volvería a quedar todo sudado y lleno de semen. En cambio, cerró los ojos y se relajó, esperando a que la comida llegara.
Jungkook lo miró mientras hacía el pedido, luego avisó a uno de sus hombres para que lo recibiera y dejó su teléfono de lado. Se fue al baño para lavarse rápidamente y volvió con un pañito húmedo y para limpiar a Jimin con cuidado, luego lo secó y lo arropó. Besó sus labios y apagó las luces antes de deslizarse bajo las sábanas, acurrucándose a su lado.
Esperaría a que llegara la comida y la guardaría, considerando que ambos estaban demasiado cansados para seguir jugando.
Cuando todo estuvo en silencio, unos pasitos se escucharon. Aun con los ojos cerrados, Jungkook sonrió.
Era Mango, quien aparentemente había decidido dormir con ellos, acurrucado a los pies de la cama.
—Buenas noches, bola de pelos —murmuró Jungkook, abrazando a Jimin hasta pegarlo por completo a su pecho desnudo.
Jimin suspiró, profundamente dormido. Jungkook besó su frente y lo imitó, relajándose para finalmente descansar.
***
Hola :3
¿Me extrañaron? Porque yo sí ♡
Tengo este extra desde hace un tiempo, pero por pocos ánimos y por complicaciones de salud, no lo seguí.
¡Pero ya está!
Ayer me inspiré y me forcé a terminarlo 🤗 espero que les haya gustado.
Sé que faltan muchas cosas que aclarar y terminar de desarrollar. Aquí ya han pasado años. Jimin tiene 26 y Jungkook 36, aún no se casan y no tienen hijos. Eventualmente, lo harán, pero eso se verá en los siguientes extras ♡
Gracias por el apoyo y todo el cariño que le dan a esta historia y a las demás, lo aprecio muchísimo. ¡No leemos pronto, besitos y abrazos!
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