Capítulo 8.
—Llegamos, Mimi —Taehyung tuvo que hablar alto, para traer de esa forma a Jimin de vuelta a la realidad.
Jimin apartó su vista de sus manos y giró su rostro para mirar hacia la ventana, notando que el auto estaba estacionado frente a su pequeña casa.
Respiró profundo, tratando de calmar la tormenta que se desataba en su interior. No funcionó.
¿Qué mierda le estaba pasando? No lo sabía. Pero algo estaba mal con él, con su lobo. Con Jungkook.
Jungkook...
Gimió mentalmente ante el recuerdo del hombre imponente que osó besarlo y joderle los sesos. Aún sentía los labios de Jeon sobre los suyos, su aliento tibio contra su piel, su olor masculino y sus grandes manos sobre su cuerpo.
¡Maldita sea, Jimin!
—¿Mimi? —Taehyung le volvió a hablar, sin dejar de sonar preocupado.
Jimin no pudo reprimir la mueca de disgusto al tener que disipar los recuerdos.
—Vale... —fue capaz de murmurar.
Su lobo estaba inquieto, agitando el interior de su pecho y murmurando el nombre de Jeon sin parar. Y joder, eso lo estaba comenzando a abrumar de manera horrible.
Taehyung le observaba en silencio, como si intentara adivinar el extraño comportamiento de su amigo. Pero no pudo. Soltando un suave suspiro, se quitó el cinturón de seguridad para quedar con más libertad en el interior del auto.
—Bien, necesito saber que te está pasando —exigió. Su voz salió suave, cargada de afecto.
Jimin volvió a mirar sus manos y jugó con ellas, sin ser capaz de enfrentar la mirada curiosa de su amigo. Sabía perfectamente que Taehyung jamás le juzgaría, pero la vergüenza que sentía le impedía querer tocar el tema.
—Yo... no sé a qué te refieres —intentó sonar como si no lo supiera realmente, fracasando terriblemente al notar que su voz salió insegura.
—Mira, no quiero presionarte a hablar —estiró una de sus manos para acariciar con sus nudillos la mejilla tibia de Jimin— Pero realmente me preocupa verte así. ¿Pasó algo en la asamblea, mientras no estuvimos contigo?
Finalmente, Jimin le miró a los ojos. Y un intenso rubor se apoderó de sus mejillas.
Taehyung lo vio relamer sus gruesos labios, luego notó como Jimin fruncía el ceño y batallaba en silencio sobre alguna cosa, hasta que finalmente decidió hablar.
—Alguna vez... —comenzó Jimin, sin saber cómo preguntar lo que rondaba en su cabeza— Tú, alguna vez...
Su voz se apagó y Taehyung alzó sus cejas, esperando a que Jimin continuara hablando.
—¿Yo? —preguntó con impaciencia.
Jimin se mordió el labio por un momento, cuando la vergüenza aumentó y le fue imposible reprimir sus propias feromonas. Taehyung arrugó inconscientemente la nariz. No le molestaban los cambios en el aroma de Jimin, pero era la primera vez que el dulzor se mezclaba con notas más agrias.
—¿Te has sentido atraído hacia algún omega? —soltó finalmente, sintiendo como su corazón se agitaba con fuerza— Algo así como, que tu lobo lo reclame, aun sin conocerlo.
Las cejas de Taehyung se arquearon, sin poder ocultar la sorpresa ante la pregunta. Jimin soltó un nuevo suspiro, esta vez viéndose totalmente abrumado.
—¿Te sientes así?
Jimin frunció los labios, odiando que en estos momento su amigo le respondiera con otra pregunta.
—Solo... dime. ¿Te has sentido así por alguien que apenas has visto unos segundos?
—No.
Un gemido exasperado escapó de los labios entreabiertos de Jimin.
—¿Te sientes así, Mimi? —Taehyung le preguntó ahora. Jimin solo asintió con su cabeza, rehuyendo de su mirada— ¿Quien?
—Eso no importa... —frotó su rostro. Se sentía malditamente nervioso.
—¿Quien? —Taehyung volvió a preguntar. Su voz esta vez sonó más dura, exigiendo una respuesta.
—Es que... no sé si me sienta así realmente.
—¿Qué siente? —movió su mano hasta el muslo de Jimin, deslizándose lentamente hasta tomar la pequeña mano del omega.
—Extraño.
—¿Es por eso que hoy no quisiste que siguiéramos? —entrelazó sus largos dedos con los de Jimin.
Jimin asintió con la cabeza, apretando su mano contra la de Taehyung.
—Sí. Yo... lo sentí extraño de momento, como si no fuera correcto que me tocaran. No quería que me tocaran.
El alfa endureció sus facciones. No sabía cómo ayudar realmente a Jimin, porque él jamás se ha sentido así por un omega. Lo que sentía por Seokjin, era totalmente diferente a lo que describía Jimin.
—¿Quién es?
—No importa quien es, Tae —dijo con un poco de molestia— Solo quiero saber por qué me siento así.
—Lo siento —tiró de la mano de Jimin para acercarla a sus labios y depositar un beso en su dorso pálido— Solo... Lo siento, no sé qué decirte realmente.
—Lo sé —Jimin le sonrió, o eso creyó— Está bien, no importa.
—No. Claro que importa, Mimi.
—Está bien, pasará.
—¿Cómo puedes estar seguro de eso?
Jimin se encogió de hombros, finalmente sonriendo.
—Debe pasar, porque no lo conozco. Quizás solo fue algo del momento, ya sabes —alzó sus cejas repetidas veces, logrando que a Taehyung se le escapara una risita ronca.
—Tonto —acarició con su pulgar el dorso de la mano de Jimin.
Se quedaron en un cómodo silencio por unos cortos minutos, dedicándose miradas llenas de afecto y sonrisas traviesas. Las feromonas que Taehyung liberó, lograron calmar lo que sea que estuviera abrumado a Jimin, dándole a él un poco más de tranquilidad.
—Creo... —Jimin parpadeó cansado. Realmente se había relajado con ese olor familiar que lo envolvió— Creo que debería entrar.
Taehyung se enderezó en el asiento, soltando finalmente la mano de Jimin.
—Vale, ve a descansar.
—Nos vemos mañana —Jimin tomó sus cosas para bajarse.
—Mañana paso por ti, ¿vale?
—No hace falta...
—Pasaré —le interrumpió, mientras se acomodaba el cinturón de seguridad.
Sonriendo más ampliamente, Jimin dijo:
—Está bien, tonto.
El alfa gruñó con diversión, a la vez que encendía el auto.
—Bien. Ahora vete que quiero volver al departamento.
—Seguro estás cachondo y solo quieres irte para follar a Jinnie.
Taehyung alzó sus cejas y sonrió ladino, sin poder negar lo que Jimin decía.
—Nos vemos mañana, bonito —dijo en cambio, observando a Jimin bajar del auto.
—Te quiero, feo —Jimin cerró la puerta y avanzó rápido hacia la entrada de su casa. Taehyung esperó hasta que estuviera dentro para marcharse, rumbo a su departamento.
Ω
Cuando llegó a su departamento, todo estaba oscuro y en completo silencio. Frunciendo el ceño, se deslizó fuera de sus zapatos y avanzó sin encender las luces hasta el dormitorio, conociendo de memoria el lugar.
Se detuvo en el marco de la puerta de su dormitorio, cuando notó la silueta de Seokjin frente al gran ventanal.
Las cortinas estaban abiertas de par en par, dejando que la luz de la luna atravesara los cristales e iluminara levemente la habitación.
Movió sus pies en dirección del beta, sin decir una sola palabra.
Seokjin giró su rostro, mirándole por encima del hombro.
—Llegué —Taehyung murmuró suave detrás de Seokjin, abrazándolo por la cintura y presionando sus labios contra uno de sus hombros.
No tardó en notar que Seokjin no se había vestido. Su cuerpo estaba semidesnudo y cubierto por una manta gruesa.
Soltando una risita suave, Seokjin se giró para quedar de frente.
—Lo noté.
Taehyung se contagió de aquella energía que el beta irradiaba y sonrió a la par, sintiendo como su corazón comenzaba a bombear con fuerza.
—¿No tienes frío? —preguntó solo por decir algo. La verdad era que, solo quería besarlo, llevarlo a la cama y follarlo hasta sentirse totalmente saciado de él.
—No hace frío —respondió el beta, elevando sus manos hasta el pecho del alfa— Menos ahora, que tú estás aquí.
Taehyung le observó de una manera que Seokjin ni pudo descifrar, pero sin apagar su sonrisa.
—Quiero besarte...
Seokjin relamió ansioso sus labios repentinamente secos.
—Te estabas tardando —logró decir, conteniendo el gemido que burbujeaba en su garganta.
El alfa se inclinó hasta alcanzar sus labios para besarlo. Seokjin le devolvió el beso con necesidad, aferrándose de su cuello y tirando de él, importándole muy poco que la manta que cubría su desnudez cayera al suelo. Lo necesitaba incluso más cerca de lo que ya estaban. Taehyung descendió sus manos hasta los muslos y lo elevó, haciendo que de inmediato Seokjin enredara las piernas en sus caderas.
Seokjin soltó soniditos de satisfacción que fueron directo a la polla de Taehyung, volviéndola tan dura que dolía. La necesidad de follarlo fue abrumadora. Estaba tan cerca de lanzar a Seokjin a la cama y clavarlo contra el colchón.
Cuando sus pulmones exigieron oxígeno, se vieron obligados a romper el beso.
Taehyung sonrió al ver entre la leve oscuridad, el rostro ruborizado de Seokjin.
—Pensé que podríamos comer algo antes —Taehyung murmuró, con su voz tan ronca que Seokjin se estremeció.
—Ya lo estamos haciendo.
Maldiciendo mentalmente la poca ayuda que le daba Seokjin para controlarse, Taehyung avanzó hasta la cama y dejó caer con cuidado la espalda del beta sobre las sábanas. Observó su cuerpo masculino, pero sensual, desde su posición. Seokjin no poseía el cuerpo pequeño y fino como lo hacía un omega, pero eso no le importaba realmente. Seokjin era capaz de encenderlo con solo batir sus pestañas.
—Te voy a follar, Jinnie —dijo, sin apartar sus ojos del rostro del beta.
Seokjin asintió frenético, mientras mordía su labio inferior. Observó en silencio como Taehyung se quitaba la ropa y la lanzaba al suelo, dejando a la vista su cuerpo tonificado.
Y Dios, sintió como su polla se sacudió ante la majestuosa vista que el alfa le daba.
Deseaba que este extraño juego no acabara nunca, aun cuando era muy consciente de que todo en algún momento llegaba a su fin. Aun así, anhelaba que Taehyung no se cansara de estar bajo su piel, porque él creía que jamás se aburriría de todo esto.
Respiró profundo cuando sintió el olor a castañas tostadas que el alfa emanaba. Maldición, a veces deseaba ser un omega.
Taehyung se movió y tomó la botellita de lubricante y condones que había sobre uno de los muebles. Seokjin frunció el ceño con un poco de disgusto.
—Podemos... —habló sin pensar, acaparando la atención del alfa de inmediato. Su estómago se contrajo, pero aun así no se detuvo a seguir hablando— Podemos hacerlo sin...
Maldición, nunca, en todos los años que llevaban follando, lo habían hecho sin condón.
Taehyung alzó las cejas, esperando a que el beta continuara hablando. El envase plateado del condón ya estaba semiabierto.
—Hacerlo así —murmuró con vergüenza.
Oh.
—¿Quieres que te folle sin condón, Jinnie? —el tono de voz que ocupó, sonó ligeramente divertido.
Seokjin cubrió su rostro caliente, sabiendo que estaba totalmente sonrojado.
—Sí.
Sonriendo, Taehyung lanzó el condón a alguna parte y destapó la botella para untar sus dedos con el líquido espeso.
—Bien —dijo el alfa, frotando ya sus dedos contra el lubricante— Abre tus piernas, amor.
Amor. El apodo melosos no debería hacerle sentir mariposas ni felicidad, porque era normal cuando follaban. Aún así, lo hizo.
Seokjin mordió su labio y separó las piernas, dándole acceso libre al alfa.
Taehyung no tardó en acomodarse entre las piernas del beta, deslizando rápidamente una de sus manos hasta la entrada para acariciarla, mientras que la otra descansaba en el muslo suave. Seokjin se estremeció y gimió cuando un dedo se atravesó su anillo muscular.
—Oh Dios... —separó aún más sus piernas— Más...
Una risita escapó de la garganta de Taehyung y Seokjin le sonrió, sintiéndose aturdido por la excitación.
—¿Me quieres dentro, amor? —preguntó, agregando otro dedo.
El beta serpenteó las caderas, necesitando, queriendo sentirlo más profundo.
—Sí...
Taehyung sacó los dedos con rapidez, ganándose un quejido suave. No podía pensar con claridad, tampoco podía preparar con paciencia a Seokjin.
Tomó su endurecida polla y se alineó en el agujero lubricado. Alzó la vista y apreció como el rostro de Seokjin se contraía a medida que él se enterraba en su interior.
—Oh Dios, sí —Seokjin enganchó las piernas alrededor de las caderas del alfa, enterrando sus talones en los glúteos de este.
Sus miradas se encontraron y se sostuvieron por un momento, y Taehyung sintió un calor descomunal emanar por debajo de su piel. Se retiró del interior y luego empujó con fuerza, sin apartar la vista del otro. Se sentía increíblemente íntimo, aun cuando ya habían hecho esto decenas de veces.
—No te detengas... —Seokjin exigió sin aliento.
Y Taehyung le dio lo que pedía. Se lo folló, con sus manos firmes sobre su cintura y sin dejar de mirarle. Ambos se deshacían en gemidos y gruñidos.
—Taehyung... —el beta gimió, con su voz destrozada gracias a los empujes del alfa.
Algo había en la forma que el beta pronunció su nombre, haciendo que todo el autocontrol del alfa se rompiera.
Con un gruñido, golpeó con fuerza dentro de él, y Seokjin gritó, con las uñas enterradas en los hombros de Taehyung. La chispa de dolor, solo aumentó el placer en el alfa. El burbujeo en su vientre bajo no tardó en aparecer, anunciándole que su orgasmo ya estaba cerca. Muy cerca.
Tomó la polla dura y húmeda del beta para masajearla con rapidez, sin dejar de molerse en su interior.
—¡Aaah! —Seokjin gritó, apretando el agarre de sus caderas. El orgasmo lo pilló desprevenido, haciéndole convulsionar de placer.
Taehyung no tardó en llegar, eyaculando y llenando el interior de Seokjin. Y fue la experiencia más exquisita para ambos.
Cansado, el alfa se dejó caer en el pecho sudoroso del beta, quien lo recibió sin problema. Se quedaron un rato en silencio, intentando regularizar sus agitadas respiraciones.
Seokjin cerró los ojos, sin dejar de acariciar los cabellos marrones del alfa.
Y maldita sea, se sentía tan bien tenerlo entre sus brazos.
¿Por qué tenían que ser beta y alfa? Era consciente que no saldría nada de ellos.
Y dolía. Jodidamente dolía.
Por eso, no se animaba a dar el primer paso.
Sabía perfectamente que, allá afuera, quizás no tan lejos, estaba la pareja destinada de Taehyung. Su omega. Y tenía tanto miedo de confesar y vivir su amor, para que un día todo se derrumbe y él se vaya, dejándolo roto y solo.
Maldito infierno.
Sabía hace un tiempo, que ya no era solo cariño lo que sentía por Taehyung. Él lo amaba, con cada uno de sus defectos y cualidades. Lo amaba cuando sonreía, cuando se enojaba, cuando estaba triste, cuando se emborrachaba.
Joder, amaba hasta sus ojos oscuros observandole con deseo y lujuria. Amaba sus grandes manos recorriendo cada centímetro de su piel desnuda. Amaba sus labios devorando los suyos.
Dios, lo amaba y tenía tanto miedo de decirlo en voz alta.
Seokjin nunca fue demostrativo con sus ex parejas, siempre trazó una línea invisible. Solia ser pegajozo despues del sexo, pero luego era un poco distante. Tomaba de la mano a su pareja, pero jamás hacía demostraciones de afecto en público.
Pero con Taehyung, estaba seguro que sería todo lo contrario.
Deseaba ser tan pegajoso que le asustaba un poco. Le encantaba estar entre sus brazos, sobre su cuerpo, devorando sus labios.
—Hey —la voz cargada de preocupación de Taehyung, le hizo volver a la realidad. El alfa se levantó para mirarle con su ceño fruncido— ¿Bien? —preguntó, acariciando una de las mejillas del beta con sus nudillos.
Seokjin suspiró, observándole entre la oscuridad.
Joder, se iba a volver loco. ¿Por qué se tuvo que enamorar de él? ¡Era su amigo, maldita sea!
—Bien —susurró, necesitando unir sus bocas una vez más. Necesitaba tanto sentirlo sobre su cuerpo, como sus pulmones necesitan del aire para seguir viviendo.
Luego de un intenso beso, Taehyung los hizo rodar en la cama, dejando a Seokjin sobre su pecho. El beta se acurrucó entre sus brazos.
Se sentían tan bien en los brazos del otro, que no deseaban levantarse para quitar los fluidos de sus cuerpos.
—Tengo sueño... —Seokjin murmuró, frotando su mejilla en el pecho de Taehyung.
El alfa soltó una risita, inclinándose para dejar un pequeño beso en los cabellos púrpuras del beta.
—Nos enfermaremos si dormimos así.
—No importa...
—Vamos a la ducha y nos bañamos juntos.
El beta alzó la cabeza y apoyó su mentón en el pecho del Alfa.
—¿Me lavarás el cabello?
—Claro —acarició los cabellos desordenados del beta, sin borrar la preciosa sonrisa cuadrada sobre sus labios— Y quizás te vuelva a follar.
Seokjin relamió sus labios. No estaba mal con una segunda ronda.
—Entonces, vamos.
Antes de que Seokjin pudiera alejarse para ponerse de pie, Taehyung lo tomó de la nuca y estampo sus labios una vez más. El beso fue lento, suave y perfecto.
—Vamos, amor.
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