Capítulo 7.
—Aaah... —Jimin tuvo que morder con fuerza su labio inferior, cuando no pudo seguir reteniendo los soniditos obscenos que escapaban desde lo más profundo de su garganta— Ngh...
Con su ceño fruncido, intentó enfocar sus ojos cristalizados en el beta frente suyo, quien sonreía y acariciaba con lujuria su cuerpo desnudo.
No hacía mucho que habían llegado al departamento de Taehyung, luego del incidente en la protesta. Pero no recordaba con claridad, cómo fue que terminó totalmente desnudo y sobre sus rodillas en el centro de la cama.
—¿Por qué estás tan mojado aquí abajo, Mimi? —Taehyung preguntó con su seductora voz ronca, presionando sus labios en la piel del hombro de Jimin.
El omega se estremeció cuando los largos dedos del alfa dejaron de acariciar su húmeda entrada, para deslizarse lentamente hacia su interior.
Seokjin; quien succionaba y masajeaba los pezones del omega con su lengua, mientras sus manos recorrían sus sensuales curvas, se alejó para mirarle con más atención. Jimin estaba hecho un completo desastre. Sus mejillas y labios afiebrados, su cuerpo perlado y sus feromonas predominaban en la habitación.
Relamió sus labios antes de inclinarse hacia adelante y presionar su boca contra la del omega, quien inmediatamente se aferró a su cuello.
—Por favor... —rogó sobre la boca del beta, serpenteándo las caderas contra los dedos del alfa— Qui-quiero... más rápido.
Taehyung separó sus labios, dando un pequeño mordisco en el hombro de Jimin mientras aumentaba la velocidad de sus dedos.
Miró desde su posición al beta, quien aún besaba los labios del omega. Sus ojos se oscurecieron y su ceño se frunció levemente, cuando una extraña y molesta sensación burbujeó en su interior. Seokjin abrió sus ojos lentamente, encontrándose con esa penetrante mirada.
Se miraron mutuamente por unos cortos segundos, los que parecieron una eternidad.
Seokjin terminó finalmente el beso y sonrió con atisbos de nerviosismo, sintiendo como las mariposas se arremolinaban en su estómago. No estaba seguro de cuánto tiempo más podría controlar sus sentimientos, consciente de que con el paso de los días no hacían más que aumentar.
—Tae, ya... —Jimin lloriqueó, sin querer alejarse del cuello del beta.
Fue entonces que ambos volvieron a tener sus ojos sobre Jimin, quien parecía completamente ido ante la necesidad de placer.
—Sobre sus manos, Mimi —le ordenó Taehyung, retirando sus dedos del interior.
Jimin se quejó ante la molesta sensación de vacío que le quedó, apegándose aún más al cuerpo del beta.
Seokjin llevó sus manos a la cintura del omega, intentando alejarlo con delicadeza de su cuerpo.
—Vamos, Mimi —le susurró cerca del oído, mandando una deliciosa descarga eléctrica que recorrió la espina dorsal del omega.
Jimin apartó sus brazos del cuello del beta para que este se apartara, dejándose caer inmediatamente sobre las palmas de sus manos.
Taehyung; quien hasta ese momento solo llevaba puesto su pantalón, al igual que Seokjin, comenzó a desabotonarlo y a bajar la cremallera sin prisa. Jimin se vio tentado a girar el rostro para observarle. Seokjin también lo miraba, con la respiración retenida.
—¿Es esto lo que quieres? —liberó su polla, sin atisbos de vergüenza.
La voz ronca de Taehyung no solo provocó algo en Jimin, sino que también en Seokjin.
Jimin agitó la cabeza en un asentimiento, con sus ojos fijos en el endurecido miembro de su amigo.
Sonriendo, tomó uno de los condones que habían dejado a un lado para abrirlo y deslizarlo con avidez hasta la base de su polla. Una vez listo, Taehyung se arrodilló detrás del omega y se aferró de sus caderas, observando el precioso culo de su amigo.
—Tae, por favor... —Jimin susurró, con voz temblorosa.
—No sea impaciente, Mimi —separó sus nalgas y alineó su polla en la húmeda entrada del omega.
La espalda de Jimin se arqueó, cuando el miembro duro de Taehyung comenzó a deslizarse lentamente por su interior.
—Agh... —Jimin gimió al tener finalmente lo que deseaba. Y Taehyung gruñó, apretando los dientes mientras las paredes de Jimin envolvían su polla.
Seokjin no perdió el tiempo en todo ese rato, retirando el exceso de ropa que le estorbaba para arrodillarse frente a Jimin.
—Ven aquí, Mimi —acarició los cabellos cenizas de su amigo, para que este alzara su rostro - Abre esa boquita.
Jimin gimió cuando sostuvo la vista en la polla dura de su amigo, separando sus labios sin protestar.
El beta silbó satisfecho, cuando los labios rechonchos del omega abrazaron finalmente su dolorosa erección.
—Oh, sí —Seokjin acunó el rostro de Jimin para imponer un ritmo.
Jimin cerró nuevamente sus ojos, dejando que sus amigos le follaran como les diera la gana.
Detente.
La voz de de su omega le hizo perder la concentración, ahogándose con el miembro de Seokjin cuando golpeó su garganta.
El beta salió un momento, dejando que Jimin pudiera respirar sin problemas antes de volver a meterle la polla en la boca.
—No hay razón alguna para que desee besarte —Jimin abrió los ojos de golpe.
¿Por qué estaba pensando en Jungkook en estos momentos?
—No eres la gran cosa, solo un omega insolente.
Apartó con brusquedad su boca del miembro de Seokjin cuando se volvió a ahogar. Tosió, con sus mejillas totalmente rojas.
—Hey, ¿estás bien? —el beta preguntó, apartando unas hebras cenizas del rostro del omega.
Jimin le miró, con sus ojos cristalizados y sus labios hinchados.
Taehyung se detuvo, con la intención de retirarse de su interior.
—Yo... —murmuró, sin saber cómo responder.
El sexo junto a Taehyung y Seokjin siempre había sido maravillos, pero ahora lo sentía extraño.
Como si no fuera correcto hacerlo.
—¿Quieres que nos detengamos? —Taehyung le preguntó, cuando notó el cambio en las feromonas del omega.
Jimin se sentó en la cama, cuando una oleada de inseguridad se apoderó de él e intentó cubrir su cuerpo.
—¿Pasa algo, Mimi? —Seokjin preguntó nervioso, viendo que su amigo no les respondía y las feromonas comenzaban a picar su nariz.
Jimin negó con la cabeza, sin ser capaz de mirarles.
Jungkook...
Taehyung se levantó de la cama y se quitó el condón con rapidez, para luego tomar su boxer del piso y ponerselo.
—Mimi —habló, acunando el rostro del omega para que este le mirara— ¿Quieres hablar de lo que te está pasando?
Jimin abultó su labio inferior, sacándole una tierna sonrisa al alfa.
—No... —murmuró, sin dejar de sentirse avergonzado.
—Vale, no nos digas nada —tomó una manta de la cama y le cubrió el cuerpo— ¿Quieres ir al baño a darte una ducha?
—Sí...
—Vale.
Se levantó y tomó a Jimin entre sus brazos para llevarlo hasta el baño. Seokjin hasta ese momento, solo pudo observar en silencio la escena.
Una vez en el interior del baño, Taehyung lo dejó con cuidado sobre la alfombra que había fuera de la tina y giró la manilla del agua caliente.
—Traeré tu ropa, vuelvo enseguida.
—Gracias —murmuró como si fuera un niño pequeño.
Dejó caer la manta y se metió a la tina, suspirando cuando el agua caliente tocó su piel húmeda y fría.
Se abrazó de sus piernas y apoyó su mejilla en sus rodillas, cuando la puerta se volvió a abrir y Taehyung apareció con su ropa.
—¿Todo bien? —insistió en saber.
-Sí —mintió— Solo... Creo que estoy cansado.
—Bien —dijo Taehyung, sin creerle absolutamente nada.
Algo le pasaba, pero no lo iba a presionar a hablar. Sabía perfectamente que Jimin no funcionaba bajo presión y que solo necesitaba tiempo, para soltar todo lo que verdaderamente le abrumaba.
Acarició con cariño los cabellos cenizas de su amigo antes de irse, sin agregar una sola palabra más.
Una vez solo en el baño, Jimin respiró profundo y cerró sus ojos.
Alfa...
Gimió al recordar los labios de Jeon sobre los suyos. Las manos de Jeon sobre su cuerpo. El aliento tibio de Jeon sobre su piel.
—Mierda —jadeó con frustración.
Su entrada estaba tan húmeda, que sabía no era por el agua. Era su jodido lubricante el que se tenía así. Y su miembro estaba tan duro que dolía.
¡Maldita sea!
Soltó sus piernas y las separó, llevando sus dedos hacia su entrada para acariciarla y penetrarse a sí mismo, mientras que con la otra mano tomaba su polla y comenzaba a masajearla.
Jungkook...
El solo pensar en Jeon, lo tenía como un jodido necesitado.
Ω
Taehyung volvió a la cama junto a Seokjin. El beta estaba sentado en el centro, con su cuerpo desnudos pobremente cubierto.
Y se veía tan...
—Sexy —Taehyung murmuró, acercándose lentamente a él.
Seokjin sonrió, dejando que sus mejillas se adornaran con un suave rubor carmín.
—¿Y Jimin? —preguntó para ocultar sus nervios.
—En el baño —se inclinó frente al beta para besarlo.
Seokjin se quedó ahí, esperando que el alfa alcanzara sus labios y tomara de él todo lo que quisiera.
El beso fue suave y tierno. Seokjin se fundió en Taehyung, con una mano enterrada en los cortos cabellos de su nuca para jalarlo más cerca, sobre él, con suaves temblores de necesidad atravesando su cuerpo desnudo.
Y se sentía en el paraíso. Era como si Taehyung encajara a la perfección con cada parte de su cuerpo.
Se quejó cuando el alfa dejó de besarlo, y abrió lentamente sus ojos.
Taehyung le sonrió, deslizando el pulgar por sus hinchado labios para quitar los restos de humedad.
—Si no nos detenemos ahora, cuando Jimin salga del baño nos encontrará follando.
—¿Y cuál es el problema?
Las cejas de Taehyung se alzaron ante la pregunta del beta.
—Algo anda mal, no podemos espantarlo más de lo que ya está —se acercó al rostro del beta, para dejar un corto beso sobre sus labios— Pero esta noche quédate aquí conmigo y prometo no detenerme.
—Bien —respondió, perdido en la preciosa sonrisa que el alfa le estaba regalando.
Ω
Sentado sobre su cómoda silla de escritorio, Jungkook dejó de teclear y miró el monitor de su computador para comprobar la hora. Eran las diez de la noche.
Soltó un largo suspiro y frotó su sien al comprobar que no había avanzado nada en su trabajo. Y todo gracias a Jimin.
No podía dejar de pensar en ese omega insolente. En su cuerpo frágil y pequeño, en su piel perfumada y pálida, en sus labios y el sabor de sus besos.
—Jodida mierda —gruñó molesto consigo mismo.
Nunca antes se había sentido así por nadie.
Tomó el teléfono y marcó a su asistente, importándole muy poco la hora. Ella contestó casi de inmediato.
—¿Señor Jeon? —la voz suave de su asistente, sonó al otro lado de la línea.
—Necesito que averigües sobre Jimin - soltó sin más.
Su voz salió ronca, más áspera de lo normal.
—¿Jimin? —preguntó confundida.
—Sí, lo que dije.
—Pero... ¿Cuál es su apellido?
—No sé. Eso lo averiguaras tú. Es Jimin, omega, de unos... dieciocho a veinte años.
—Pero señor...
—Espero tener la información de él para mañana a primera hora —cortó la llamada.
No le importaba si su desdichada asistente no pegaba un ojo en toda la noche a causa de su petición. Él no le pagaba una cantidad menor de dinero y por lo mismo, esperaba que fuera eficiente siempre.
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