Desayunó algo rápido y ligero, luego se dirigió al baño para arreglar el desastre que había dejado.
—Ngh, mierda —se movió hasta quedar frente al espejo y se subió la ropa, dejando su torso al descubierto— Oh, genial.
Un gran moretón se estaba comenzando a formar bajo sus costillas derechas.
Se volvió a acomodar la ropa y salió del baño, yendo nuevamente al dormitorio de su padre, quien dormía profundamente. Puso con cuidado una mano sobre su frente, notando que su temperatura apenas parecía comenzar a bajar.
Bueno, al menos la medicina ya está haciendo efecto.
Lo arropó un poco más antes de salir e ir hacia la cocina y ver si tenía todos los ingredientes para prepararle alguna sopa. Buscó y buscó, pero sólo encontró algunos envases de ramyeon a punto de caducar.
¿Que mierda había estado comiendo su padre todo este tiempo? Pura basura inservible.
—Bueno, tendré que ir a comprar —se animó, tirando los envases a la basura.
Se lavó las manos y fue a la sala de estar para tomar su mochila y sacar su billetera, pero sus movimientos se congelaron cuando sintió que fuera de la casa un auto se estacionaba.
Oh.
Mmh... alfa.
Mierda, Jungkook ya lo había encontrado.
Ω
—Espera acá —le ordenó Jungkook a Woosung, quien se había bajado para abrirle la puerta del auto
—Sí, señor.
Jungkook bajó y se acomodó su elegante traje negro, dando una rápida mirada a su alrededor. El lugar era... nada agradable para él, quien estaba acostumbrado a vivir rodeado de lujosas arquitecturas y muchos espacios verdes.
Comenzó a avanzar, abriendo la pequeña y desgastada reja en el ante jardín, para luego dar unos cuantos pasos y detenerse frente a la puerta principal de la pequeña casa. Y estuvo dispuesto a golpear con sus nudillos la madera, cuando repentinamente se abrió y su omega apareció.
—¿Qué haces aquí? —Jimin le gruñó, con su rostro adorablemente serio.
Las cejas oscuras de Jungkook se alzaron, y se forzó a no sonreír por tan encantadora vista.
—Hola a ti también, Jimin.
Jimin entrecerró sus ojos, estudiándolo con recelo.
—¿Qué haces aquí? —volvió a preguntar, molesto consigo mismo por sentir esas estúpidas mariposas revoloteando en su estómago con tanta emoción, por sentirse estúpidamente feliz de verlo y de poder respirar sus espesas feromonas dominantes.
Jungkook soltó un suspiro exasperado, sin dejar de mirarlo. Pero por amor a todos los dioses, ¿qué más puede hacer él ahí? Ni modo que visitar al padre de su testarudo y berrinchudo omega.
Contó mentalmente hasta diez para responderle a Jimin.
—Estaba preocupado por ti.
Jimin soltó un resoplido, cruzando sus brazos sobre su pecho.
—Preocupado y una mierda. Vete. No quiero volver a verte.
—Vamos, no hagamos de esto algo más grande. Ya pedí una nueva cita médica con otro doctor.
—No veré nada. No contigo, al menos.
—Jimin... —le llamó, reprimiendo el gruñido que burbujeaba en su pecho.
—Adiós —intentó cerrar la puerta, pero Jungkook se lo impidió.
—Ya detén esto, Jimin —un surco bien marcado apareció entre las cejas oscuras de Jimin— No estoy aquí hablando con un niño de cinco años, maldición. Estás embarazada, y tengo todo el derecho de preocuparme y de querer cuidarte, porque es mi hijo el que llevas ahí dentro.
Jimin volvió a soltar otro resoplido.
—Dejó de ser tu hijo cuando firmaste esa mierda de autorización.
—Ya no está. La rompí —el surco de Jimin se suavizó un poco— Es por eso que hoy salí temprano, para ver qué más podíamos hacer...
—¿Cachorrito? —la voz ronca de Hoseok interrumpió a Jungkook, quien inmediatamente apretó sus labios y frunció el ceño.
Jimin miró hacia el interior y le sonrió a su padre. Jungkook no se perdió ese bonito gesto.
—Papá, ¿qué haces fuera de la cama?
—Escuché voces. ¿Está todo bien?
—Oh, sí, no te preocupes.
Hoseok miró a su hijo por un momento, sin poder creer que estaba ahí realmente. Notó entonces sus mejillas ruborizadas y su olor dulce más intenso y espeso.
—¿Quién es? —fue simple curiosidad, aunque quizás ya lo sabía.
Al inicio de su relación con Yoongi; cuando todo era sano y desbordaban amor, su omega solía ponerse de igual forma cuando lo veía.
Jimin soltó una risita nerviosa, quizás un poco incómodo, pero luego se apartó y dejó que su padre viera a Jungkook.
—Es Jungkook, papá.
La sonrisa de Hoseok murió cuando sus ojos se conectaron con los de Jeon.
—¿Y qué quiere? —le preguntó a Jimin, sin dejar de mirar a Jungkook.
Jimin se encogió de hombros y miró de nuevo a Jungkook.
—¿Qué quieres? —le preguntó el omega a su alfa, quien tomó una gran bocanada de aire antes de mirarlo y responder.
Jungkook podría jurar que Jimin se estaba divirtiendo a costas suyas, porque la brillante sonrisa que le dedicó parecía ser de pura satisfacción.
—Ya te lo dije —respondió con calma— Estaba preocupado por ti.
Jimin miró a su padre ahora.
—Dice que estaba preocupado por mí.
Hoseok prefirió tararear antes de soltar una divertida carcajada por tan extraña situación. Conocía a Jimin muy bien, sabiendo mejor que nadie que disfrutaba poniendo incómodo a alfas con aire de superioridad. Lo sabía, joder, porque incluso con él lo habia hecho en más de una ocasión.
Pero dejando de lado toda diversión, Hoseok se movió hasta la sala de estar, dejándose caer con cuidado en uno de sus sillones viejos y miró a Jimin.
—Que pase. Creo que él y yo debemos tener una conversación seria, considerando que es el padre de tu hijo.
Jimin reprimió una mueca, volviendo a mirar a su alfa.
—Entra —le murmuró, sin muchos ánimos.
Jungkook entró sin problemas, tomando de manera suave una de las manos de Jimin para llevarla a la boca y presionar un pequeño beso en su pálido dorso. Las mejillas de Jimin se incendiaron de inmediato; viéndose tan rojas y calientes.
El carraspeó incómodo de Hoseok los hizo apartarse, aunque fue solo un poco.
—Señor Jung —Jungkook saludó de manera respetuosa
—¿Señor...?
Jimin puso los ojos en blanco. Sabían que su padre recordaba el nombre de Jungkook, pero lo estaba fastidiando por simple gusto.
—Jeon —Jungkook respondió con seriedad.
—Tome asiento, señor Jeon —lo invitó Hoseok— A no ser que este sofá sea demasiado mugroso para usted.
Un músculo palpitó en la mandíbula de Jungkook.
—Papá —gruñó Jimin, una clara advertencia para que se detuviera. Había descubierto hacía un tiempo que le gustaba llevar a Jungkook al borde de la irritación, pero no le gustaba que otros lo hicieran. Le molestaba, porque nadie más que él tenía ese derecho de incomodarlo y enojarlo.
Hoseok rodó los ojos y dibujó con sus dedos en el aire una aureola sobre su cabeza, viendo como Jungkook tomaba asiento frente a él.
Ω
No había soportado estar más de cinco minutos encerrado en casa junto a dos alfas que intentaban asesinarse telepáticamente mientras se miraban a los ojos, exudando sus apestosas feromonas de alfa territorial, así que había huido.
Bueno, no tan así, pero se había escapado con el permiso de ambos alfas, asegurándoles que solo iba a ir a comprar un par de cosas y luego volver.
Y fue Woosung el encargado de llevarlo al supermercado más cercano, por órdenes de Jungkook. Hoseok no dijo nada, solo observó con clara aprobación los cuidados y precauciones que Jungkook estaba tomando con su hijo.
—Llegamos, joven Jung —la voz de Woosung lo hizo salir de sus pensamientos.
—Quedamos en que sería solo Jimin —el omega le recordó.
Woosung sonrió, mirándolo a través del espejo retrovisor.
—Lo siento, pero no estoy autorizado por mi jefe a llamarle de otra forma que no sea así —aclaró Woosung.
Jimin soltó un resoplido.
—Tu jefe es un idiota.
El alfa sonrió con clara diversión, mas no hizo comentario alguno.
—¿Quiere bajar ahora o prefiere esperar un poco más?
Jimin giró el rostro y miró a través de la ventana hacia su casa. Ya habían pasado más de cuarenta minutos desde que se había ido, donde dio varias vueltas sin sentido en el supermercado, además de pedirle a Woosung que se paseara por las calles para tardar un poco más en volver.
—Creo que voy a bajar ahora —dijo, soltando un suspiro. Sinceramente, esperaba que su padre y Jungkook ya hubieran terminado de hablar o de gruñirse o lo que fuera que hayan hecho durante su ausencia, porque joder, no estaba de ánimos como para aguantarlos.
Woosung bajó de inmediato del auto y le abrió la puerta para que bajara también, luego avanzó hacia la parte de atrás y sacó las bolsas del maletero.
Cuando Jimin bajó del auto, la puerta de la casa se abrió por completo, dejando a la vista a un relajado, sexy, guapo e imponente Jungkook.
Oh, por dios... ¿en serio?
Era ridículo todo lo que sentía por él cada vez que lo veía, pero como ya parecía ser costumbre, su estómago se apretó de pura felicidad mientra su corazón saltaba desenfrenado por este alfa que también le miraba con tanta fascinación.
—Estaba a punto de llamar a Woosung para saber qué te estaba tomando tanto tiempo —dijo Jungkook, acercándose a Jimin.
Y Jimin casi ronroneó de felicidad cuando Jungkook le acarició una mejilla, inclinándose inconscientemente hacia su cariñoso toque.
Woosung pasó de largo hacia el interior de la casa, saludando a Hoseok con respeto y preguntándole dónde quería que dejaran las bolsas. Hoseok le dio las indicaciones y vio cómo el joven alfa se iba hacia la cocina para acomodar todo y luego salir de casa, no sin antes despedirse con una pequeña y respetuosa reverencia.
—Creo que... —comenzó a murmurar Jimin, intentando no caer como idiota en los encantos de este alfa idiota— Quería darles más tiempo a ti y a papá para que se mataran.
Jungkook sonrió embobado, inclinándose y rozando sus labios con los de Jimin.
—Lamento decirte que no nos matamos, cariño —susurró, con su aliento caliente y masculino golpeando sus labios.
Jimin también sonrió, sintiendo como sus labios hormigueaban por la necesidad de ser besados mientras un calor subía por su cuello hasta sus mejillas. Avergonzado con su actitud, desvió su mirada lejos de esos ojos negros, recordándose a sí mismo que estaba enojado con Jungkook y que no quería volver con él.
—Así veo —se alejó abruptamente— Iré a ver a papá.
Jungkook suspiró, viendo como Jimin entraba a la casa.
—¿Por qué sigues estando fuera de la cama? —fue lo primero que Jimin dijo cuando vio a su padre cómodamente sentado en el sofá mientras tecleaba con extraña emoción en su teléfono.
Hoseok dio un pequeño brinco del susto, olvidando por completo que no estaba solo. Se había sumergido de lleno en la interesante conversación a través de mensajes que estaba manteniendo con Jiyoon, quien parecía poner a mil su corazón.
—Cachorrito —dijo el alfa, bloqueando su teléfono y poniéndose rápidamente de pie— ¿Ya volviste del supermercado?
Jimin arqueó una ceja ante tal pregunta sin sentido. Consideró rápidamente las respuestas, pero como era curioso por naturaleza y no quería dejar pasar esta maravillosa oportunidad, donde lo había pillado claramente en algo, optó por fastidiar a su padre solo un poquito.
—No, estoy allá y este es mi fantasma. ¿Qué pregunta es esa? —vio a su padre soltar una risita nerviosa— ¿Con quien hablabas tanto, eh?
Hoseok soltó un bufido, intentando hacerse el desentendido.
—Con... nadie. Sí, nadie.
—Mmh... —Jimin tarareó, mirándolo con sus cejas alzadas, dándole a entender que no le creía en lo absoluto— ¿Estás seguro?
—No. Sí. Bueno, técnicamente no estaba hablando, sino escribiendo. Pero ya que preguntas, le escribía a una... una amiga —cuando Jimin abrió sus ojos con sorpresa y separó sus labios para decir alguna cosa, Hoseok se le adelantó— Y, oh, creo que me estoy sintiendo mal —intento sonar débil mientras se tocaba la frente, temblando y caminando a duras penas— Iré a dormir un poco.
Jimin lo vio irse a su dormitorio, con sus ojos entrecerrados y su labio inferior abultado con disgusto.
—¿Crees que realmente se siente mal? —la voz de Jungkook lo hizo girar sobre sus talones.
—No. Es obvio que simplemente huyó para no hablar más del tema —suspiró, sintiendo como las tripas le comenzaban a crujir a causa del hambre. Una mueca de disgusto se dibujó en su rostro.
Genial. ¡Si sigo así, en poco tiempo seré tan redondo como una jodida sandía! Oh... Sandía... Mmh...
—Tienes hambre.
La afirmación de Jungkook hizo que sus mejillas se colorearan de un intenso rosa, porque no pensó que sus tripas sonaran tan fuerte.
—Un poco... —refunfuñó, comenzando a caminar hacia la cocina. Debía prepararle una sopa a su padre y algo para comer.
Jungkook lo siguió en silencio. Cuando Jimin sacó las verduras de las bolsas, Jungkook las tomó para lavarlas.
—¿Vas a ocuparlas todas? —preguntó el alfa, mientras Jimin se forzaba a sí mismo para no girar el rostro y mirarlo.
—Sí —intentó responder con indiferencia, porque mierda, él estaba enojado, no feliz.
Jungkook se quitó el saco de su traje y lo dejó sobre el respaldo de una silla que había en la cocina, para luego arremangar las mangas de su camisa. Jimin mientras tanto, sacaba el pollo de su envase y comenzaba a cortarlo.
Cuando las verduras estuvieron listas, las metió en una fuente y se las llevó a Jimin, dejándolas a un lado para que no le estorbaran. Miró como su omega cortaba el pollo en tiras y eso fue algo... verdaderamente asqueroso.
Un sudor frío humedeció su frente y sintió como la bilis comenzaba a subir por su garganta.
Jungkook hizo un sonido de asco, apartándose de Jimin y cubriéndose la boca. Jimin inmediatamente dejó de hacer lo que estaba haciendo, preocupado.
—Oye, ¿estás bien? —preguntó, moviéndose hacia el fregadero para lavar sus manos.
—Creo que... —una arcada lo interrumpió— Necesito usar el baño.
Jimin se secó las manos en su ropa y tomó la mano de Jungkook para guiarlo por el corto pasillo, metiéndolo dentro y encendiendo la luz.
—¿Quieres que me quede o que salga?
Jungkook ni siquiera respondió, simplemente lo empujó con suavidad hacia afuera y cerró la puerta, dejándose caer sobre sus rodillas para vaciar su estómago.
La imagen del pollo crudo; esa carne brillante y viscosa, volvía una y otra vez, haciéndole contraer su estómago con cada nueva arcada.
Cuando finalmente pareció no haber nada más que vomitar, Jungkook tiró la cadena y se puso de pie para lavarse la cara y enjuagarse la boca, sacando sin permiso un poco de pasta dental para hacer gárgaras.
—¿Te sientes mal? —preguntó Jimin con preocupación apenas Jungkook abrió la puerta del baño.
El alfa le sonrió y negó con la cabeza.
—No realmente.
—¿Entonces por qué vomitaste?
Jungkook se encogió de hombros.
—Ni idea.
Jimin lo miró, estudiándolo en silencio, mientras mordisqueaba su labio inferior.
—Bien. ¿Qué vas hacer a todo esto?
—¿Qué voy a hacer de qué? —preguntó Jungkook, sin comprender realmente a qué se refería su omega.
Jimin quiso golpearlo. Aunque también quiso besarlo; meter su lengua dentro de su boca hasta su garganta.
Por amor a la luna, ya basta. Basta.
—¿Pues qué vas hacer? —repitió, pero esta vez un poco alterado— ¿Mi papá no te amenazó o algo? No entiendo porque sigues aquí como si nada.
Jungkook sonrió con arrogancia esta vez.
—Bueno...
—¿Bueno qué? —Jimin le interrumpió, volviendo a enojarse al recordar el motivo inicial del por qué estaba ahí.
—Que hablamos normal, como dos personas adultas. Tu padre me escuchó y yo lo escuché, estuvimos de acuerdo y solucionamos cualquier mal entendido. Solo eso. Y bueno, al final le pedí permiso para quedarme.
Fue cómico para Jungkook ver como la cara de Jimin pasó por todas las emociones en menos de dos segundos, quedando finalmente en el asombro.
—¿Qué?
—Pues, eso. Me quedaré esta noche.
—¿Él lo aceptó?
—Sí.
Jimin se imaginó a sí mismo empuñando su mano y golpeando a Jungkook en el ojo, o en la nariz, o donde cayera. Maldito alfa arrogante. Luego se veía a sí mismo yendo a la pieza de su padre tirándole la sopa que estaba preparando. Maldito traidor.
Contó hasta diez, luego hasta veinte. Jungkook rió con clara diversión.
Ugh, maldito bastardo.
Respiró profundamente para luego exhalar. Debía calmarse. Tenía que calmarse.
—Bien —dijo finalmente— Pero me vas a ayudar a hacer el aseo en toda la casa.
Jungkook, el bastardo, asintió con despreocupación.
Ω
Dicen por ahí que el que ríe último, ríe mejor.
Jimin veía desde el sofá donde estaba muy cómodamente sentado, mientras comía y disfrutaba de la sandía que Woosung le había traído, como Jungkook limpiaba la casa vistiendo un elegante traje que ya se había arruinado con las manchas de cloro que le habían salpicado, además de verlo correr unas tres veces hacia el baño para volver a vaciar su estómago cuando algo le daba asco.
No iba a negar que disfrutó verlo así, pero también estaba esa parte idiota de él que se prepcupaba y quería levantarse para ir a ayudarlo o asegurarse de que estaba bien.
No lo hizo, por supuesto, pero usó todo su autocontrol para no hacerlo.
Cuando Jungkook finalmente terminó, estaba visiblemente cansado y sudado. Jimin reprimió las ganas de relamerse los labios antes tan exquisita vista. Dioses, estaba demasiado jodido como para que le fascinara ver a Jungkook sudado, cuando lo normal sería todo lo contrario.
—¿Quieres un vaso de agua? —ofreció Jimin, pero luego se golpeó mentalmente.
Estás enojado, joder.
Jungkook asintió con un elegante movimiento de cabeza, apartándose las hebras negras y húmedas que caían por su frente.
—Por favor.
—Pues ve a la cocina y saca agua.
Jungkook apretó la mandíbula, pero no dijo nada y fue a buscar su vaso de agua.
Jimin lo vio irse, jurando que echaba humo por más orejas.
Apuesto que nunca antes había tomado una escoba.
Se reía mentalmente, mientras metía un trozo de sandía a su boca. Dios, estaba tan lleno que no sabía porque seguía comiendo.
Se levantó del sofá y llevó el plato con los restos de sandía a la cocina, viendo a Jungkook beber un gran sorbo de agua.
—¿Estás cansado? —Jimin preguntó con falsa inocencia.
Jungkook no respondió, y Jimin creyó que se había enojado y estaba decidido a ignorarlo, pero entonces Jungkook lo miró y le sonrió.
Y por el maldito infierno, se veía jodidamente comestible y besable.
—Solo sudado. ¿Puedo darme un baño?
—Claro. Iré a ver si papá quiere comer. ¿Vas a comer?
—Sí.
—Bien.
Jimin salió de la cocina y caminó hacia el dormitorio de su padre, encontrándolo profundamente dormido. Prefirió no despertarlo, así que salió en completo silencio.
Ω
La noche finalmente había caído. Jungkook había hecho un par de llamadas a su asistente, quien le informaba sobre lo que pasaba en su trabajo, mientras Jimin ordenaba lo poco y nada que había dejado en su dormitorio. Hoseok por su parte, había disfrutado cada bocado de comida que su hijo había preparado, además de su compañía.
Estuvieron viendo un poco de televisión, luego Jimin se iba a su cuarto de momentos, dejando solo a su padre y a Jungkook, quienes parecían charlar sin problemas.
—Bueno, creo que es mejor que me vaya a dormir —dijo Hoseok cuando su teléfono sonó, haciendo que Jimin le mirara con sus ojos entrecerrados.
—Toma tu medicina —le recordó Jimin.
—Por supuesto que sí —Hoseok se acercó a su hijo y le besó la frente— Descansa. No hagan nada extraño —advirtió, mirando a ambos.
A Jimin se le incendió el rostro, mientras Jungkook sonreía con despreocupación.
—¡Papá! —chilló avergonzado.
—Buenas noches —dijo de nuevo Hoseok, ignorando a su hijo. Jimin dejó escapar un resoplido.
Cuando quedaron solos, Jimin se levantó del sofá y estiró sus brazos por sobre su cabeza.
—Creo que también me iré a dormir —bostezó.
Cuando comenzó a avanzar hacia su dormitorio, Jungkook se encargó de apagar el televisor y las luces para luego seguir a Jimin. Pero solo llegó hasta la puerta del dormitorio, porque Jimin ya iba saliendo con unas mantas y una almohada.
—¿Qué es esto? —el alfa preguntó.
—Son para ti. Duermes en la sala.
Jungkook frunció tanto el ceño que parecía ser doloroso. Y Jimin casi se ríe por eso.
—¿Cómo voy a dormir ahí? Los sofás son demasiado pequeños —dijo Jungkook, sonando un poco molesto.
—Bueno, busca la forma de meterte en uno de ellos —le entregó las mantas a Jungkook, quien inmediatamente las recibió para evitar que cayeran al suelo— Buenas noches.
Jimin lo empujó hacia atrás y cerró la puerta, soltando una risita divertida.
Ya se había puesto el pijama hacía rato, también había cepillado sus dientes, así que pagó la luz y se metió a la cama, contando con los ojos cerrados para ver cuánto tardaba su alfa en llegar a su lado.
Jungkook respiró profundamente. No iba a morder el anzuelo y enloquecer por las travesuras de su omega. Se fue hasta la sala y dejó las mantas sobre el sofá, para luego encender una luz y así tomar el bolso que Woosung le había llevado antes; donde tenía ropa limpia y cosas de aseo personal. Se fue hasta el baño y se cambió, se cepilló los dientes y finalmente guardó sus cosas, para luego volver a apagar las luces y caminar de vuelta al dormitorio de Jimin.
Giró la manilla de la puerta y la empujó para abrirla con suavidad, siendo recibido por el intenso y delicioso olor de su omega. Su polla palpitó bajo su ropa interior, y Jungkook molió sus dientes.
No es momento para esto, maldita sea.
Cerró la puerta y avanzó, viendo entre la oscuridad que Jimin estaba acurrucado en el centro de la cama.
Levantó las colchas y se deslizó entre las sábanas, apegando su pecho a la espalda de Jimin, quien inmediatamente se removió, intentando alejarse.
—Pensé que te dije muy claramente que no dormirías aquí —murmuró, aun con sus ojos cerrados.
—Entonces pensaste mal.
—No te quiero en mi cama.
Jungkook lo ignoró, enterrando su cara en la nuca de Jimin, presionando sus labios en la tibia piel. Ronroneó como el gran gatito feroz que era, deslizando su brazo por la cintura de Jimin para abrazarlo.
—Mentiras —aspiró profundamente, sintiendo como su polla nuevamente palpitaba bajo su pijama— Adoras esto tanto como yo. Dormir juntos. Despertar juntos. A mí me encanta. Sé que te encanta también.
Jimin apretó los labios, negándose a reconocer cualquier cosa.
—Que nuestras feromonas se mezclen, volviendo el aire espeso y caliente —Jungkook continuó susurrando contra la nuca de Jimin, moviendo su mano para colarla bajo su holgado pijama, acariciando con las yemas de sus dedos sus caderas y luego su vientre plano— Que te bese hasta robarte el aliento y dejarte todo mojado...
—Oh dioses, cállate —intentó sonar cabreado, pero un traicionero gemido escapó de su boca cuando sintió la polla dura de Jungkook presionar contra su trasero. Jimin se obligó a morderse el labio con fuerza, sintiendo como la mano de Jungkook subía por su pecho hasta detenerse en uno de sus pezones para acariciarlo.
—Tan mojado y dispuesto para mí —Jungkook movió sus caderas, presionando aún más su polla contra Jimin, disfrutando de las reacciones de su omega.
Jimin jadeó cuando Jungkook metió de manera repentina la mano dentro de su pantalón de pijama, acariciando descaradamente la piel de su muslo y luego su pelvis, negándose a tocar su miembro duro que ya goteaba presemen.
—Tan mojado como ahora... —dijo Jungkook con esa voz sensualmente ronca, erizando cada vello en el cuerpo de Jimin, moviendo su mano hacia su redondo y perfecto culo— Para recibir mi polla sin problemas.
Jimin hizo un sonidito estrangulado, mordiéndose con fuerza el labio, sintiendo como Jungkook comenzaba a deslizar su pijama fuera de su cuerpo. Estaba empapado y sabía que su habitación apestaba a su propio lubricante, pero no podía importarle menos.
—¿Ya me quieres dentro? —Jungkook murmuró mientras se deslizaba fuera de su propio pijama— ¿Quieres que te llene, bebé? ¿Que te dé mi nudo?
Sí, por favor. Vamos, fóllame, te deseo.
Jimin cubrió su boca con ambas manos cuando Jungkook apartó las mandas que los cubrían para elevar una de sus piernas sin problemas, acomodándose y alineando su miembro erguido contra su ya resbaladizo agujero. Jungkook se deslizó hacia su interior lentamente y sin mucho esfuerzo, pero eso no evitó la incómoda quemazón en sus paredes internas cuando fueron expandidas sin preparación alguna, provocando que sus ojos rodaran hacia la parte posterior de su cabeza.
La posición era jodidamente incómoda para Jungkook, pero no quería salirse aun. Esperó un momento, sin moverse, para que Jimin se adaptara a su longitud, repartiendo dulces besos húmedos contra su nuca y cuello.
Cuando Jimin se relajó, Jungkook se retiró hasta dejar solo la cabeza de su polla en el interior, para volver a hundirse con un poco de fuerza, provocando que Jimin gimiera.
—Me encantas, Jimin —murmuró Jungkook, abriendo su boca para apretar con sus dientes un poco de piel, sin dejar de moverse.
Los dedos de Jungkook se aferraron a las caderas de Jimin para mantenerlo quieto, mientras se hundía con más fuerza en cada estocada.
Jimin estaba perdido en una espiral de placer, intentando amortiguar sus gemidos con las palmas de sus manos. Su polla goteaba hinchada y roja, deseosa por un poco de atención. Y estuvo dispuesta a dársela, pero Jungkook le apartó la mano.
Los movimientos se detuvieron justo cuando el orgasmo de Jimin comenzaba a burbujear en su vientre bajo, haciéndolo gruñir en modo de protesta. Jungkook sonrió, soltando su piel para luego besarla, deslizándose fuera de su omega.
—Ven aquí —dijo Jungkook mientras lo giraba y se movía, acomodando su pesado y musculoso cuerpo encima de Jimin, entre sus muslos. Y Jimin envolvió de inmediato sus piernas alrededor de las caderas de Jungkook, sintiendo la cabeza de su polla contra su agujero.
La habitación era pobremente iluminada por los pequeños rayos de la luna que se filtraban a través de las cortinas mal cerradas, permitiéndoles verse solo un poco.
Jimin miró la silueta de Jungkook, quien también parecía mirarlo, entonces cerró los ojos, sabiendo lo que vendría. Jungkook se inclinó, presionando sus bocas en un dulce y suave beso, mientras empujaba su lengua contra los labios de Jimin para separarlos, necesitando saborear y succionar su lengua.
—Jungkook... —Jimin susurró contra sus labios, retorciéndose, deseando empalarse él mismo— Por favor...
—¿Por favor qué, amor? —murmuró Jungkook entre besos largos y húmedos.
Jimin gimió con un poco de frustración.
—Te deseo dentro de mí —respondió, apretando un poco más sus piernas alrededor de las caderas de Jungkook— Ahora.
Jungkook soltó un gruñido bajo antes de arrastrar sus besos húmedos hacia el cuello de su omega.
—¿Quieres que te llene con mi semen y te de mi nudo, amor? —la voz de Jungkook sonaba más ronca que de costumbre.
Jimin se relamió los labios con urgencia antes de responder.
—Sí. Por favor, por favor... te deseo tanto. Quiero sentirte dentro de mí...
Jungkook tuvo que respirar hondo. Las feromonas de su omega no hacían más que enloquecer a su alfa, quien quería tomar el dominio total de su cuerpo.
Finalmente y luego de lo que pareció una eternidad, Jungkook deslizó una mano entre ellos para tomar su polla y guiarla hacia el interior de Jimin. Y Jimin dejó escapar un suspiro de pura felicidad, mientras la dura y gruesa longitud lo llenaba lentamente.
Jungkook dejó que su gran cuerpo pesado presionara a Jimin contra el colchón y enterró su cara en el cuello, descendiendo sus manos para agarrarlo de los muslos mientras se me estrellaba contra su agujero.
—Te sientes tan bien, amor. Tan mío. Sólo mío —murmuró Jungkook cerca de su oído, provocando que Jimin gimiera un poco más alto.
Pero es que la posesividad de Jungkook parecía activar alguna extraña emoción que recorría todo su cuerpo, provocando que su mente quedara vacía de todo pensamiento coherente mientras sus labios se separaban voluntariamente para emitir ruiditos desvergonzados.
—Shhh... —Jungkook siseó— No queremos que tu padre no escuche, amor.
Su padre. Correcto. Estaban en la casa de su padre, con su padre en la otra habitación. Mierda. Pero era inevitable para Jimin mantener la boca cerrada, aún sabiendo que su padre estaba casi al otro lado de la pared.
—Joder, me encantas —Jungkook gimió, sus músculos tensos y sus cejas fruncidas— Eres tan bonito, tan hermoso, tan perfecto. Y te sientes maravillosamente bien, amor.
Jimin se ruborizó con furia ante los elogios. Amaba que Jungkook le dijera todas esas palabras bonitas mientras se enterraba profundamente en él.
—Jungkook... —Jimin gimió con la voz rota, presionando sus pies contra los glúteos de Jungkook— Necesito, por favor, más —sollozó, sin saber qué era lo que realmente quería.
Jungkook golpeaba la próstata de su omega con cada empuje que daba, chupando y mordisqueándole el cuello.
Y Jimin gritó cuando Jungkook soltó uno de sus muslos para empuñar su mano alrededor de su polla hinchada, acariciándola lentamente.
—Oh, mierda —Jimin gimió cuando Jungkook le dio un golpe más duro y profundo. Su vientre bajo se contraía en cada empuje— Más, por favor. Quiero... quiero correrme. Jungkook, aaah...
El colchón para estas alturas ya crujía debajo de ellos, y la cabeza de la cama golpeaba con fuerza contra la pared en cada empuje de Jungkook.
—Joder —Jungkook gruñó, mordiesqueando el lóbulo de la oreja de su omega, moviendo su mano con más rapidez mientras se molía contra su ya sensible próstata— Eres tan perfecto para mí. Mi omega. Todo mío.
Jimin gimió o sollozó, no estaba seguro, pero el mundo explotó para él cuando el orgasmo lo azotó de repente, enviando olas de placer ondular por todo su cuerpo. Se sintió sin aliento y deshuesado, con la cabeza dando vueltas por el placer.
Jungkook no detuvo sus empujes, buscando su propia liberación. Y aunque Jimin se sentía completamente saciado y satisfecho, deseaba que Jungkook nunca terminara, para no tener que lidiar con la molesta sensación de vacío que luego le quedaba.
Muérdeme.
El pensamiento lo hizo gemir. Estiró los brazos para abrazar por el cuello a Jungkook.
Muérdeme, muérdeme, muérdeme. Quiero ser tuyo. Tu omega. Tu trofeo. Muérdeme.
—Jungkook... —Jimin le llamó, su voz aun se escuchaba inestable.
Jungkook empujó, sintiendo como el orgasmo comenzaba a formarse en su vientre bajo. Deslizó su lengua por el cuello magullado de Jimin, sintiendo como sus encías picaban por dejar salir sus colmillos.
—Mío —gruñó Jungkook, gimiendo, su cuerpo tenso por el orgasmo que estaba a punto de explotar.
—Alfa —Jimin le llamó y eso fue todo.
Jungkook se corrió con fuerza, sin detener los empujes, vaciándose y llenando a su omega con su semen caliente y cremoso. El nudo no tardó en hincharse y atraparlo en su interior, expandiéndose en su totalidad y provocando que Jimin gimiera adolorido.
Aún no se acostumbraba a la placentera pero incómoda sensación de ser llenado por el nudo de su alfa. Pero mierda, pese a todo, le encantaba estar unido de esta forma con su alfa.
Mi alfa.
—Muérdeme —gimió Jimin, sin querer soltar el cuello Jungkook— Por favor, muérdeme. Marcame. Quiero... lo quiero.
Jungkook respiró bruscamente, intentando procesar las palabras.
—¿Estás seguro? —logró preguntar, pero sus caninos ya estaban expuestos en su totalidad, listos para atravesar la tersa piel de su omega.
Jimin asintió con su cabeza, totalmente aturdido.
—Por favor...
Esperaba no arrepentirse en un futuro, pero mierda, ya no servía de nada negar lo obvio. Jungkook era su alfa. Jungkook le gustaba de una manera poco sana. Jungkook era el padre del hijo que llevaba en su vientre. Maldita sea, lo deseaba tanto como lo necesitaba. Quería estar unido a él de todas las formas posibles, quería sentir las emociones de él, quería... mierda, solo lo quería. Era tan suyo, así como él era de Jungkook.
—Mío —el alfa gruñó, abriendo la boca para luego cerrarla sobre un poco de piel, justo donde estaba la glándula de su omega, atravesando con una facilidad aterradora las primeras capas de piel.
No fue algo profundo, porque en el fondo él y su lobo sabían que no era el momento indicado para hacer una marca permanente, aunque de igual forma estuvieron dispuestos a complacer a su precioso omega. Pero necesitaban hablar este tema con calma, sin estar bajo los efectos de un maravilloso orgasmo.
La nube de placer se esfumó de inmediato para Jimin, quien mordió su labio inferior con fuerza para no gritar de dolor.
—Ngh, duele —sollozó bajito, sin poder aguantarse más, comenzando a temblar— Jungkook, du-duele...
El alfa sacó los colmillos cuando la marca se formó, sintiendo de inmediato como el vínculo temporal se formaba. Las emociones de Jimin lo golpearon con demasiada fuerza. Felicidad, amor, miedo y dolor.
—Shhh.. —Jungkook deslizó su lengua sobre la herida, eliminando los rastros de sangre— Tranquilo, amor, estoy aquí. Pasará luego, lo prometo.
Jimin suspiró entrecortado, sintiendo como las lágrimas inundaban sus ojos y rodaban fuera de ellos. Una parte de él se sintió asquerosamente culpable por fallarle a su difunto padre, a quien le había prometido no hacer lo que acababa de hacer. Pero luego estaba la otra parte; la feliz, la que le hacía sentir que había tomado una buena decisión.
Jungkook se apoyó sobre sus codos para poder levantarse un poco. Vio a Jimin a través de la oscuridad y le acarició las mejillas con sus pulgares, notando la humedad en ellas.
—No llores, amor —se inclinó y le besó los párpados, absorbiendo las saladas lágrimas— Prometo que cuidaré de ti para que no duela mucho, ¿está bien?
Jimin asintió con su cabeza. Se sentía tan cansado y somnoliento.
Levantó una mano para ponerla en el pecho de Jungkook, sintiendo sus latidos desenfrenados, entonces sonrió. Jungkook estaba igual de agitado que él.
—Te quiero —confesó Jimin con un suspiro, olvidando por completo que al inicio del día se habían propuesto alejarse de él, a apartarlo de su vida para siempre.
Jungkook rodó con él en la cama para quedar acostados de lado, abrazándolo y besando su frente, nariz y mejillas.
—También te quiero, amor.
Estaba tan agotado, como si Jungkook le hubiera drenado su energía a través de la mordía.
Lo quiero.... Y él también me quiere... mmh...
Tomando una respiración profunda, Jimin cerró los ojos y se desconectó lentamente del mundo, sintiendo a lo lejos que las manos de Jungkook acariciaban su piel.
Ω
Hoseok le agradeció a los dioses cuando el golpeteo de la cama contra la pared en el dormitorio de su hijo se detuvo.
No se había tomado la medicina para dormir, considerando que se había puesto de acuerdo con Jiyoon para seguir charlando durante la noche.
Ahora lo lamentaba, porque ni siquiera las dos almohadas sobre su cabeza lo ayudaron.
Y es que amaba la idea de tener a su hijo de vuelta en casa, aunque sabía que era algo temporal, considerando que Jungkook le había asegurado que Jimin era su omega y que estaba demasiado unido a él como para dejarlo ir tan fácilmente.
Pero escucharlo teniendo relaciones sexuales era verdaderamente... incómodo. Horroroso. Algo que realmente quería bloquear de su memoria.
Se acomodó en su cama y cerró los ojos, dispuesto a dormir para finalmente poder descansar.
El silencio reinó por completo en la casa, y él sintió como su cuerpo rápidamente se relajaba, entregándose por completo a los brazos de morfeo.
***
Holis :3 el cap. saió bastante largo, pero espero que lo hayan disfrutado <3
Les quiero muchioo!
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