Capítulo 30.

Jung Woosung y Seo Inguk se habían hecho grandes amigos, luego de trabajar para el mismo hombre durante más de cinco años. La relación en un inicio les resultó fatal, considerando que eran dos alfas arrogantes que no acostumbraban a tener un compañero fijo. Se gruñian constantemente, así como también se lanzaban miradas asesinas y comentarios ácidos, hasta que su jefe se dio cuenta y los frenó.

Ambos alfas, como el resto de sus compañeros, siempre fueron muy conscientes de la diferencia de edad que los separaba de su jefe, pero aun así, lo respetaban muchísimo.

Jungkook no entraba en la categoría de un jefe amoroso y simpático, considerando que su temperamento y autoridad resaltaban incluso cuando mantenía la boca cerrada. Pero había que destacar que se preocupaba por sus empleados, aunque fuera indirectamente.

—Nada, señor —Woosung informó, saliendo de una de las habitaciones irrumpidas.

No se escuchaban gritos histéricos o reclamos por parte de los inquilinos, ya que Inguk y Woosung hicieron un buen trabajo amedrentándolos.

—Está aquí —Jungkook les ladró con disgusto, haciendo que ambos alfas corrieran en su dirección y se detuvieran a su lado.

No preguntaron nada, simplemente patearon la puerta al mismo tiempo y esta cedió sin resistencia. Un intenso pero delicioso olor dulce les dio la bienvenida, provocando que los tres soltaran un jadeo de sorpresa.

Jungkook tomó una gran y urgente bocanada de aire, sintiendo como las feromonas provocaban algo en su interior.

Omega.

Su lobo rugió, sabiendo perfectamente que estaba en algún tipo de peligro.

Fue entonces que Jungkook soltó un gruñido furioso, tensando a sus propios hombres. Inguk y Woosung se miraron en completo silencio y movieron la cabeza en un asentamiento. Ya no necesitaban las palabras para entenderse, no después de tantos años juntos.

Ambos alfas avanzaron hacia el interior de forma cautelosa, sintiéndose ligeramente mareados por el dulzor del ambiente, encontrando a un tipo de rodillas en el suelo que apenas los vio, intentó levantarse para enfrentarlos. Fue Woosung quien se adelantó y lo golpeó ágilmente, dejándolo inmediatamente inconsciente.

Jungkook no prestó atención a lo que hacían sus hombres, él simplemente avanzó en dirección de las habitaciones, hacia donde su instinto y su lobo le indicaban.

El lugar contaba con dos habitaciones. Una de ellas parecía haber sido forzada, ya que la puerta y la cerradura estaban dañadas. Sin embargo, la otra parecía estar bien. Jungkook presionó sus dedos en la puerta de madera y la empujó suavemente, revelando lo que estaba pasando en el interior de la pequeña habitación.

Se quedó paralizado en su lugar. No fue el efecto de las feromonas lo que lo terminó de enfurecer, sino el hecho de encontrar a Jimin tirado en el duelo y viéndose visiblemente lastimado. Inguk y Woosung observaron en silencio como el rostro de Jungkook se ponía rígido, y los músculos de su cuerpo se abultaban y se tensaban.

—¿Pero que mierda? —gruñó el alfa desconocido que se encontraba en la habitación, observando con desdén a los recién llegados. Había estado tan absorto en los pequeños ruiditos que Jimin estaba haciendo, forzándolo a aceptar sus besos lujuriosos mientras intentaba desnudarlo, que no se percató del ajetreo fuerza del cuarto.

Jungkook no le prestó mucha atención al hombre, porque sus ojos negros estaban clavados en su omega. Recorrió lentamente el cuerpo de Jimin, buscando posibles heridas, pero todo lo que encontró fue a su omega en celo medio desnudo y con su mejilla y labio magullado. Pequeño idiota obstinado.

Sus ojos abandonaron a regañadientes a Jimin, para enfocarse en el hombre que estaba parado a su lado. Su rostro se endureció aún más y sus ojos se volvieron fríos e ilegibles.

¡Déjame darle una lección a este maldito bastardo!

Su lobo rugía encolerizado, arañando su pecho e intentando tomar el domino total. Jungkook decidió no responderle, pero eso no quería decir que descartaba la petición de su lobo.

—Saquen al chico que está en la cama —la orden fue clara, así que ambos alfas se acercaron a Seokjin, quien estaba notoriamente ido.

—Está drogado —Inguk le dijo en voz baja a su compañero, torciendo sus labios en una mueca al ver el estado del chico.

Woosung jaló a Seokjin de los brazos, obligándolo a sentarse y lo sostuvo para que no cayera de espaldas nuevamente. Se hincó frente a él, cubriendo su desnudes con la ropa de cama.

—Hey, despierta —palmeó no muy sutilmente sus mejillas, intentando hacer que Seokjin abriera los ojos.

Luego de unas cuantas palmadas, Seokjin parpadeó aturdido antes de mirarlos en completo silencio. Ambos alfas dedujeron que aún estaba bajo los fuertes efectos de alguna droga.

—No te haremos daño, chico. Estamos aquí para ayudarte. ¿Me entiendes, verdad? —no hubo respuesta— Oye...

Inguk dejó de ver al chico y a Woosung, girando su rostro para prestarle atención a su jefe. La piel se le erizó, así como el repentino deseo de descubrir su cuello en señal de sumisión hacia el alfa dominante. Jungkook estaba rígido por la tensión, emanando ira cruda por cada uno de sus poros, cubriendo las dulces feromonas del omega con las suyas.

—Alejate de él —Jungkook le gruñó al hombre, quien soltó un bufido burlón.

—¿O qué? —lo desafió— ¿Crees que me intimida tu mierda territorial y estos tipos? Claro que no, sé pelear muy bien —miró a Jimin, quien emitió un gemido bajo— ¿Te pones así solo por él?

—Alejate. De. Él. —Jungkook repitió en el mismo tono, mirándolo con frialdad. Si el alfa se sintió intimidado en ese momento por Jungkook, no lo demostró.

Y a Jungkook le estaba tomando todo su autocontrol para no saltar sobre el tipo y matarlo con sus propias manos. Odiaba que tocaran lo que le pertenecía.

El hombre tuvo la osadía de soltar una risa, que sonó bastante insegura.

—Alfa... —Jimin musitó bajito. Respiraba con dificultad y su piel desnuda brillaba a causa del sudor.

—¿Así que realmente estás aquí, comportandote de esta forma tan malhumorado, por este puto omega?

Y eso fue todo. El mismo hombre había firmado su propia sentencia de muerte.

Un gruñido estruendo brotó desde lo más profundo de su garganta, como si él y su lobo hubieran gruñido al mismo tiempo. Y quizás lo hicieron, porque Jungkook no luchó esta vez, dejando que su lobo tomara el control total de su cuerpo.

Su mente se nubló justo cuando sus huesos crujieron de una forma poco natural, haciéndolo caer en una dolorosa espiral de calambres. Inguk y Woosung palidecieron notoriamente cuando un nuevo gruñido retumbó en las delgadas paredes de la habitación, observando con verdadero terror en lo que se había transformado su jefe.

Era como esos lobos que solían describir los ancianos que vivían fuera de las grandes ciudades, asegurando que hubo un tiempo en que los alfas transmutaban a su forma animal cuando lo necesitaban. Nadie creía tales historias, porque nunca se había visto una transmutación real, hasta ahora.

—Mi-mierda, saquémoslo de aquí. Ahora. —Inguk le sugirió a Woosung en voz baja, sin ser capaz de ocultar su temor.

Woosung, quien también observaba a su jefe con verdadero asombro, asintió frenéticamente a su compañero. Ni siquiera vistieron al chico, simplemente lo envolvieron con las sábanas que arrancaron de la cama antes de cargarlo y salir de ahí. No querían ser testigos de lo que sea que su jefe sería capaz de hacer en ese estado, aunque eran muy conscientes de que tendrían que volver a limpiar su desastre.

El hombre que hasta hace un momento tenía demasiada confianza en sí mismo, se había quedado sin palabras, completamente paralizado en su lugar. Y es que su cerebro no podía procesar lo que estaba pasando, lo que estaba viendo porque era jodidamente insólito.

Frente a él había un gran lobo de pelaje tan negro como la noche, parado imperiosamente sobre sus cuatro patas, olisqueando el lugar sin apartar sus ojos inyectados en sagre de él.

Sólo el gemido lastimero de Jimin provocó que Jungkook apartara su mirada del hombre. Observó como su omega lo miraba de vuelta; con sus mejillas rosadas y su ceño angustiosamente fruncido.

—A-alfa... —Jimin murmuró. El fuerte olor de sus feromonas combinadas con las amargas de Jungkook lo tenían jodidamente aturdido.

Las orejas de Jungkook se movieron ante el dulce llamado de su omega. Levantó su pata delantera para avanzar, necesitando desesperadamente estar cerca de él.

—¡No! —el hombre gritó, claramente entrando en pánico— Si te acercas, lo lastimaré.

Junkoon mostró sus largos y poderosos dientes, gruñendo.

Solo logró hacer el intento de agacharse para tomar a Jimin, pero fue alcanzado por las fauces del gran lobo. Nunca lo vio moverse, solo sintió sus puntiagudos dientes clavarse y atravesar la piel de su brazo sin problema. Él gritó, empujando con su mano libre el rostro peludo al alfa, intentando desesperadamente liberarse del doloroso agarre. Cuando Jungkook lo soltó, solo para gruñirle y alimentarse de su miedo, él retrocedió instintivamente, mirando a su alrededor, como si creyera que tenía una miserable oportunidad para escapar de Jungkook.

—Alfa... —Jimin gimió nuevamente, intentando levantarse del suelo. La ropa que aún le quedaba parecía quemarle la piel— Alfa, te deseo...

Jungkook cepilló sus dientes con su lengua, olfateando profundamente. El lubricante de Jimin ya lo estaba jodiendo de gran manera. Lo deseaba. Aquí y ahora.

—Jodida bestia... —Jungkook no lo dejó continuar, porque saltó sobre él, cansado de verlo y escucharlo.

Cerró su hocico alargado justo entre el hombro y el cuello, perforando con sus afilados dientes la piel sin problema. Sacudió al hombre como si fuera un miserable trapo viejo, saboreando la sangre y disfrutando de sus gritos agónicos.

Jimin, que ya se encontraba de pie y apoyado contra la pared, cerró los ojos y tapó sus oídos para amortiguar de esa forma los desgarradores gritos de lamentos que el hombre soltaba. Su cuerpo entero temblaba contra su voluntad, pero no era miedo lo que sentía, sino un intenso deseo a causa del celo.

Quería a su alfa. Lo deseaba como nunca antes lo deseó. Lo quería sobre él. Dentro de él.

Cuando el hombre dejó de gritar y luchar, el silencio reinó en la desastrosa habitación. Jungkook lo soltó, casi escupiéndolo, y el hombre cayó como si fuera un saco de papa contra el suelo.

Jimin abrió lentamente sus ojos, encontrándose con esos encantadores ojos rojos que brillaban a causa del deseo. Apartó las manos de sus oídos, estirando una de ellas hacia su alfa. Jungkook olisqueó la palma abierta antes de deslizar su lengua caliente sobre ella. Jimin gimió, casi cayendo contra el piso nuevamente.

—Te necesito. Te deseo, alfa...

Jungkook apartó sus ojos de Jimin, observando con disgusto el cuerpo desangrado en el suelo, luego miró al otro tipo inconsciente sobre la cama, soltando un gruñido cargado de irritación.

Jimin avanzó a tropezones, hasta que estuvo tan cerca de él que rodeó su ancho cuello con sus brazos, enterrando su cara contra el suave pelaje del lobo.

—Alfa... —gimió, sintiendo como más lubricante escapaba de su entrada— Ugh... por favor, te necesito.

Jungkook le olisqueó el cuerpo, deteniéndose en su delicado y pálido cuello, moviendo sus orejas hacia atrás.

Mmh... mío.

Jimin se movió apenas, sintiendo sus piernas tan débiles y temblorosas como una gelatina, pero no quería quedarse por más tiempo en la habitación con esos cuerpos. Y Jungkook lo siguió de inmediato, como si fuera un maldito lobo domesticado. Apenas pasó por el marco de la puerta, así que derribó parte de ella sin pensarlo dos veces.

Jimin lo condujo hacia la otra habitación, donde parecía ser que hubo algún tipo de forcejeo, pero al menos estaba libre de cuerpos y sangre.

—Me duele... —Jimin lloriqueó lastimero. Estaban de pie a un lado de la cama matrimonial— Ayúdame, alfa.

Jungkook enterró su nariz húmeda en su cuello, antes de deslizar su lengua por su garganta hasta la mandíbula, saboreando el sudor de su omega. Luego descendió y se fue su pecho plano, lamiendo sus pequeños botones rosas. Jimin gimió, intentando desesperadamente desabotonarse el pantalón para quitárselo.

Cuando logró empujarlo fuera de su cuerpo, alzó la vista para observar a su alfa a través de sus tupidas pestañas. Jungkook pudo sentir y ver ese repentino cambio en su omega. Ya no solo era Jimin, sino que era su omega tomando posesión total de su cuerpo.

—Alfa.

Sus miradas se conectaron, y Jungkook pudo apreciar el momento exacto donde el color marrón del iris de Jimin era reemplazado por un dorado intenso. Fue horrorosamente hipnótico para el alfa, quien parecía estar volviéndose loco con cada respiración que daba. Las feromonas de su omega se hicieron más fuertes, mareándolo y desatando ese lado primitivo en él.

Mío. Solo mío. Mí omega.

El alfa presionó ahora su nariz en la mejilla de Jimin, olfateando su piel mientras cerraba sus ojos. Jadeando, Jimin retrocedió unos pocos pasos, haciendo que Jungkook abriera los ojos y le sostuviera la mirada. Le dio la espalda a Jungkook y trepó la cama, acomodándose justo en el centro, dándole la espalda a su alfa.

Jungkook rugió por la excitación. La vibración se formó en lo más profundo de su garganta y rompió en su pecho como una ola. Jimin giró su rostro y lo miró por encima de su hombro, humedeciendo sensualmente sus labios con la punta de su lengua, sintiendo como su corazón golpeaba con fuerza contra sus costillas.

—Mmh, alfa... —Jimin murmuró, apoyándose sobre sus rodillas separadas y arqueando su espalda para dejar caer su pecho y cara contra el colchón —Te necesito... ¡Ah!

Se sobresaltó cuando sin previo aviso, su alfa deslizó su lengua entre sus mejillas, soltando un ronroneo cuando saboreó su lubricante. Luego dio otro lametón, y otro, y otro, y otro. Para ese momento, Jimin era un mar de jadeos y gemidos, suplicando porque lo tomara y lo hiciera suyo.

Ninguno parecía ser consciente realmente de lo que estaban haciendo, o de la forma que lo estaban haciendo.

Jungkook se cernió sobre él, parándose solo en sus patas traseras, mientras las delanteras las apoyaba en la cama. El crujido de la cama fue inevitable, pero no importó. Jimin en cambio, empujó su culo hacia atrás, ofreciéndoselo a su alfa.

La polla del alfa quedó a la vista, apuntando directamente al pequeño agujero de su omega. Tenía forma de báculo y era grueso, de un color oscuro y cubierto de finas venas violáceas.

El gran cuerpo del lobo cubrió el de Jimin, y se inclinó de inmediato para alcanzar su nuca y olfatear sus cabellos húmedos, mientras presionaba su miembro poco a poco, intentando atravesar el anillo muscular. Jimin gimió y se obligó a sí mismo a relajarse.

No. Así no. Lo vamos a lastimar.

Jungkook tuvo que recordarle a su lobo, y su lobo gruñó frustrado. Quería tomarlo así mismo, en su forma animal, pero un pequeño destello de lucidez llegó, haciéndolo consciente de que todo en él era demasiado grande para este pequeño omega. No quería lastimarlo, porque jamás se lo perdonaría.

Un nuevo crujido de huesos y un gruñido de dolor hizo que Jimin intentara averiguar qué era lo que estaba pasando, pero las manos de Jungkook sostuvieron sus caderas para mantenerlo en su lugar.

—Alfa —Jimin le llamó, una sonrisa temblorosa se dibujaba en sus labios.

Jungkook le sonrió de vuelta, acariciando la piel de la cintura mientras inhalaba profundamente. Tenía la capacidad de separar sus feromonas de las del Jimin, disfrutando únicamente de ese dulzor tan adictivo.

Y se permitió disfrutar por un momento de los sensuales gemidos que Jimin soltaba, masajeando su polla muy lentamente entre sus mejillas lubricadas. Jimin tragó saliva, sintiendo como las funciones principales de su cerebro comenzaba a fallar con cada respiración que daba, como su polla rígida palpitaba y su agijero se volvía vergonzosamente más resbaladizo. Estaba tan mojado y tan deseoso por este alfa que ya no le importaba llorar y rogar.

Alfa, alfa, alfa...

Y eso era en todo lo que podía pensar.

—Por favor... —lloriqueó, serpenteando sus caderas.

Jungkook se rió entre dientes. Se inclinó hacia adelante, empujando nuevamente su rostro hacia el cuello de su omega para olerlo y besarle la piel. Las feromonas de Jungkook se intensificaron, volviéndose tan abrumadoras que Jimin gimió y comenzó a temblar por la impaciencia y el torrente de hormonas.

Él lo quería. Lo necesitaba. Lo deseaba. Y llegaba a ser humillante la forma en la que deseaba esa polla gorda y dura de su alfa.

Una parte de él, esa que todavía trataba de pensar, quería recordarle las palabras de su padre omega. Pero Jimin no estaba seguro de querer escucharlas, de querer pensar en su padre ahora.

—¿Me deseas, omega? —Jungkook murmuró con voz ronca, sus labios presionados contra su nuca.

—Sí —respondió Jimin con retraso, sin saber a que estaba respondiendo realmente. Sus pensamientos sobre su padre se esfumaron rápidamente, su corazón comenzó a latir más rápido y las palmas de sus manos comenzaron a sudar.

Jungkook cerró los ojos, moviendo sus manos de la cintura de su omega para separar las mejillas de su culo y empujar su polla contra su agujero. Jimin dejó escapar un grito, con sus ojos muy abiertos y desenfocados. Dioses, ¿se acababa de correr? No estaba muy seguro, pero se sintió como si lo hubiera hecho. Se sintió muy bien, maldita sea. Sus paredes se apretaron alrededor de la gruesa longitud en su interior, y él gimió, deseoso por más.

Jungkook comenzó a follarlo, duro y rápido, gruñendo como un animal cada vez que su polla entraba y salía del agujero de Jimin. Y Jimin gemía y gruñía con cada poderoso empuje, apretando alrededor de la polla en él, empuñando sus manos contra las sábanas.

—Ah, ah, sí. Por favor, más... —balbuceaba, instándole a seguir jodiéndolo como ya lo estaba haciendo.

Parte de él, una muy pequeña, estaba mortificado por su comportamiento tan vergonzoso. Y quizás no debió estar gimiendo y apretando alrededor de la polla de su alfa como lo estaba haciendo, así como tampoco debió estar rogando por más. Pero sencillamente no podía detenerse aunque quisiera. Y no quería realmente. Se sentía tan lleno, tan completo, que temía que si Jungkook dejaba de follarlo probablemente moriría.

—M-más profundo... —era ridículo, ilógico que pidiera aquello, considerando que prácticamente podía sentir la polla de su alfa contra su estómago— Más... ¡Aaah!

Jimin lloriqueó cuando Jungkook salió abruptamente de él, y estuvo dispuesto a reclamar la pérdida, pero las manos del alfa lo voltearon de manera rápida y ágil, dejándolo con la espalda pegada al colchón.

—Me encantas, maldita sea —admitió Jungkook en voz alta, acomodándose entre las piernas de su omega.

Jimin se sonrojó incluso más de lo que ya estaba, humedeciendo sus labios secos, anhelando sentir la boca de su alfa contra la suya.

—Hazlo. Por favor, entra ya... —Jimin pidió con urgencia, enredando sus piernas en las caderas del alfa.

—Omega —Jungkook susurró, inclinándose hacia adelante y apoyando su peso en sus antebrazos, para alcanzar los labios de Jimin sin problema.

Primero besó suavemente la comisura de su labio lastimado, soltando un gruñido molesto. Jimin se agarró de los cabellos de Jungkook y separó sus labios para besarlo, soltando pequeños gemidos de placer. Y dioses, no se habían dado cuenta hasta ahora de cuando necesitaba de los besos de Jungkook.

Cuando el beso terminó, Jimin se aferró al cuello de Jungkook y escondió su rostro en él, respirando su delicioso olor. Y la respiración se le atascó en el pecho cuando Jungkook empezó a empujar dentro de él.

—Oh dioses —Jimin gimió, mordisqueando la piel de su alfa. La incómoda quemazón al ser estirado ya comenzaba a desvanecerse, muy lentamente.

Jungkook siseó entre dientes cuando tocó fondo y la presión lo envolvió, así que se obligó a quedarse quieto por un momento. La respiración de Jimin salía en jadeos entrecortados, hasta que poco a poco comenzó a relajarse.

—Muévete... —el omega gruñó con clara necesidad, repartiendo cortos besos en cuello del alfa.

El alfa finalmente complació a su omega, empezando con movimientos suaves y profundos, hasta que un fuego dentro de él se dispersó a través de su cuerpo y se le hizo insoportable, quemándolo, obligándolo a establecer un nuevo ritmo.

—Ah, sí, así. Mmh... —el omega gimió, apretando un poco de piel con sus dientes.

Jungkook gruñó, moliendose dentro de su omega, provocando que la cama barata del hotel rechinara con cada embestida. Apretó los dientes cuando Jimin gritó, casi llorando, mas no se detuvo. Se estaba estrellando contra su próstata de manera salvaje, disfrutando de ese sonido onceno cada vez que sus pieles chocaban, así como también de los dulces gemidos de su omega.

Cuando su vientre bajo se tensó, Jungkook aceleró incluso aún más el ritmo. El placer era demasiado grande, casi enloquecedor, superando por mucho las otras veces que ya había estado con Jimin.

Soltando un gruñido ronco, Jungkook empujó con fuerza hacia el interior de su omega, sintiendo inmediatamente como los músculos se apretaron alrededor de su polla, y fue ahí que todo explotó. Sus sentidos se aceleraron y olas tras olas de placer lo invadieron, casi noqueándolo. Jimin sollozó, corriéndose en ese preciso momento, apretando la polla en su interior y clavando inconscientemente sus dientes en el cuello de su alfa, marcándolo y envolviéndolo con sus espesas feromonas dulces.

Y se sintió tan jodidamente bueno, que Jimin estuvo a punto de reírse, pero una pequeña presión en su interior se lo impidió.

Jungkook gruñó, con su cuerpo muy rígido sobre su omega. Jimin parpadeó sintiéndose aturdido, aún con sus dientes clavados en la piel de su alfa.

—Shhh... —Jungkook siseó, intentando calmarlo.

Fue entonces que Jimin sintió como el grosor en su interior crecía, de manera alarmante, pasando el límite de lo soportable, mientras un líquido caliente lo llenaba. Sacó los dientes de la piel y dejó escapar un quejido ahogado, cerrando los ojos y temblando sin control.

—Al-alfa... —murmuró, con su respiración saliendo de forma irregular.

Cuando quedó completamente atrapado en su interior, Jungkook alzó la cabeza para mirarlo, moviendo con cuidado una de sus manos para acariciar una de mejillas sonrojadas.

—Tranquilo. Solo, espera un poco —su exquisita voz ronca y masculina logró calmar un poco a Jimin, quien no podía creer cuan doloroso era recibir el nudo de un alfa, incluso cuando su cordura parecía haberse ido por el placer.

Jimin sonrió a medias, cerrando los ojos y concentrándose en los constantes latidos de su corazón. Su cuerpo se sentía tan suave y satisfecho, y el nudo en él lo hacía sentir como en la gloria; en lo más alto de las sensaciones placenteras.

Por todos los dioses, tenía un nudo. El primer nudo que experimentaba en su vida. Lo peor de todo es que se sentía increíble, si dejaba de lado el dolor, por supuesto. Pero estaba tan feliz de que Jungkook lo haya anudado, que solo deseaba que el alfa saliera de su interior para volver a ser follado y anudado.

Jungkook dejó caer tiernamente besos por su rostro, mandíbula y cuello. Sus encías picaban por desenfundar sus colmillos y clavarlos en la piel de su omega, pero no lo haría. No así, al menos. Por eso se estaba conformando con besarlo, además de querer calmarlo.

No fue consciente de la marca que Jimin había dejado en él, y tampoco lo sería hasta que el celo se disipara casi por completo. Pero incluso en su ignorancia, él se sentía bien, casi orgulloso por la marca que aún no sabía que tenía.

Jimin no supo cuánto tiempo tardó exactamente en bajar el nudo, ya que se había olvidado de todo cuando Jungkook decidió aplastar sus labios contra los suyos.

Y ahora que el nudo se había ido y parte de su juicio había vuelto, se sentía increíblemente bien. Fue el mejor orgasmo de su vida, un tipo de placer totalmente diferente a todo lo que había experimentado antes. Se sentía suave y satisfecho, lleno, anhelando un nuevo nudo en su interior.

Jungkook salió despacio de él, ganándose un quejido lastimero. El alfa se dejó caer a un lado de su omega, alargando su brazo y tirando de él para que quedara cerca de su cuerpo. Jimin suspiró, acurrucándose contra el pecho de su alfa, cerrando los ojos y sintiendo como el cansancio lo envolvía con rapidez.

—Jimin —Jungkook murmuró, enterrando su nariz en los cabellos grises. Jimin solo fue capaz de hacer un sonido de interrogación— ¿Estás bien?

Necesitaba asegurarse de que no lo había lastimado, y de que nadie más lo había lastimado.

—Bien —fue capaz de responder. Necesitaba un descanso, sabiendo muy bien que pronto volverían otra ola de calor y deseo.

Jungkook comenzó a acariciar lentamente la espalda desnuda de su omega, sonriendo un extraño ardor y dolor en su cuello. Estuvo a punto de tantear con sus dedos la zona resentida, pero un ruido en la pequeña sala lo detuvo.

—¿Señor?

Era uno de sus hombres.

—Estoy aquí, pero no entres.

—Le traje una muda de ropa, señor. Necesito sacarlos de aquí cuanto antes para limpiar este desastre.

—Bien —miró a Jimin, comprobando que había caído en su sueño profundo. Cubrió su cuerpo con las ásperas sábanas y se levantó— Woosung.

—¿Sí, señor?

—La ropa.

Woosung entró a la habitación, con su vista en el suelo y reprimiendo una mueca por las intensas feromonas que lo golpearon. Le extendió una elegante bolsa a su jefe, quien la tomó enseguida.

—Me visto y nos vamos. Manda a alguien a limpiar todo esto.

—Inguk se quedará aquí mientras los demás llegan, señor.

Jungkook, quien ya había comenzado a vestirse, asintió con la cabeza, incluso si Woosung no lo estaba mirando.

—¿Y el chico?

—Lo llevamos a casa, señor.

—Bien. Espera allá, yo salgo enseguida.

Woosung hizo una pequeña reverencia y salió, sin levantar la vista del suelo. Apreciaba demasiado su vida, y no se arriesgaría a terminar como el otro tipo en la otra habitación.

Cuando terminó de vestirse, Jungkook envolvió cuidadosamente a Jimin entre las sábanas y lo cargó entre sus brazos.

—Vamos —ordenó, caminando hacia la puerta de salida. No se molestó en ver el desastre que habían dejado, porque no le importaba realmente. Su única preocupación ahora era llegar cuanto antes a su casa, sabiendo perfectamente que Jimin despertara en cualquier momento gracias al celo.

Y por supuesto, él no deseaba que Woosung o alguien más lo viera en ese estado. Ese era su privilegio, porque Jimin le pertenecía. Porque Jimin era suyo. 







***

Espero que la espera haya valido la pena 7u7 fgdkfgd

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