Único
Yoongi abrió las botellas y le pasó una a Jimin mientras se sentaba junto a él en la orilla de la playa, Park miraba el cielo con ojos brillos y una sonrisa, aún sin creer todo lo que había pasado.
—Me he escapado de mi boda —dijo aún sin poder creerlo.
—A veces hay que tener un poco de adrenalina para sentirse vivo, joven Park.
Y se preguntaran ustedes, ¿Cómo llegaron hasta allí?
Bueno, todo comenzó hace apenas unas horas...
Jimin dejaba que Yoongi terminara de acomodar su traje, sus ojos manteniéndose siempre en el suelo.
Hoy era el día de la gran boda entre la familia Park y la familia Im, hoy, Park Jimin e Im Nayeon, se unirían en sagrado matrimonio.
El problema era que ninguno de los dos quería casarse, o al menos, no con el otro.
—Ya está listo —anunció Yoongi dando unos pasos hacia atrás.
Jimin levantó la mirada y se vió a si mismo en el espejo, sintió el corazón oprimirse más.
—No quiero hacer esto —dijo Jimin volteando a Min, sus ojos hacían lo posible para no dejar escapar las lágrimas que amenazaban con caer por sus mejillas.
—Joven Park, no esté triste —Yoongi se acercó hasta el rubio y tomó sus manos—. Ya verá que todo estará bien.
—¿Cómo puedes... Cómo puedes no sentirte mal ante todo esto? —preguntó Jimin con la voz rota, el nudo en su garganta le complicaba hablar con normalidad.
Yoongi miró a Jimin y sonrió.
—Mi amor, no creas que todo esto no me duele, dejar que el amor de mi vida se case con alguien que no sea yo, no es fácil —confesó—. Pero, al menos, no me alejan de su lado, con eso puedo estar en paz.
Jimin no pudo evitarlo más y sus lágrimas por fin escaparon, llorando en silencio en el hombro de su amado.
Yoongi y él han mantenido una relación en secreto, el mayordomo había estado con él desde que Jimin tenía quince y él dieciséis, puesto a que la mamá de Min trabaja como sirvienta para sus padres desde hace años.
Forjaron una hermosa amistad que con él tiempo, ascendió a algo más que amor de amigos.
Al cumplir Jimin los veinte, justo el día de su cumpleaños, Yoongi le confesó su amor, y en con ello, le entregó su carta de renuncia, le dijo que estaba conciente que sus sentimientos no eran correspondido y por lo tanto, no podía seguir allí fingiendo que no sentía nada por su amo.
Jimin al solo escuchar que se iría de su lado no dudo en lanzarse entre sus brazos y fundir sus labios en un cálido beso, para después confesarle que sentía lo mismo.
Ahora, tres años después, por un estúpido trueque entre familias con fines economicos, no podrían estar juntos.
El llanto de Jimin fue disminuyendo poco a poco, hasta que solo se escuchaban pequeños hipidos que se le escapaban.
Entre el silencio, el sonido de la puerta se escuchó, asustando a ambos hombres.
—Iré a ver quién es —avisó Yoongi, Jimin se seco la lágrimas e intentó disimular el reciente llanto.
Lo que ninguna de los dos esperaban, eran ver a Nayeon y a su sirvienta allí.
—¿Señorita Nayeon? —dijo con confusión Yoongi mientras las mujeres entraban a la habitación, cerro la puerta tras de ellas después de asegurarse de que nadie las hubiese visto.
—¿Nayeon? ¿Qué haces aquí? —preguntó Jimin igual de confundido que Yoongi.
—Jimin, me voy.
—¿Qué? —exclamó más confundido.
—Jimin, tengo novia —tomó la mano de sirvienta—. Jeongyeong es mi novia.
Al fin coincidimos en algo. Pensó mientras que su cara tenía una mueca de asombro.
—¿Estás conciente de todo lo que implicaría que te fueras? Te meterías en muchos problemas —quiso hacerle entrar en razón, no es como si la idea de que la chica se fugara y no tener que casarse con ella le digustara, pero eso no quitaba las consecuencias que le traería.
—No me importa, planeamos esto desde hace semanas, esta no es la vida que quiero —confesó.
—Tampoco la mía —concordo—. Explicanos el plan.
—Bueno, con Jeongyeong...
Jimin miraba a todos los invitados desde el altar, las manos les sudaban por lo que pasaría cuando abrieran las puertas.
—Sonrie, hombre, es el día de tu boda, debes estar feliz —le dijo su padre en un susurro.
Jimin solo pudo mirar a Yoongi quien estaba unos cuantos pies de su lado.
En cuanto la música sonó anunciando que la novia ya entraría, todos se pusieron de pies y dirigieron su mirada a la gran puerta.
Pero, lo que nadie se esperaba, era que al abrirse, la novia no se encontraría allí.
Aprovechando el momento de shock, Yoongi tomó a Jimin del brazo y lo bajó de allí, comenzando a ejecutar el plan.
“—Con Jeongyeon nos vamos a escabullir sin que nos vean, en cuanto abran las puertas y vean que no estamos, aprovecharán esa oportunidad para irse, hay una puerta justo de su lado que da para el pasillo, de ahí tendrán que correr hasta afuera y tomar tu auto —explicó—. ¿Tienes las llaves?
—Las tengo yo —informó Yoongi.
—Bien —la castaña tomó a Jimin de los hombros—. Perdón si te estoy pidiendo mucho, prometo recompensarte en un futuro.
—No es necesario, yo también podré ser feliz con la persona que más amo —dijo mientras veía a Yoongi”
El corazón le latía a mil por segundo, tomado de la mano de Yoongi corrieron por el pasillo hasta la salida, con las llaves Yoongi abrió el auto y ambos entraron con rapidez.
—Ponte el cinturón —ordenó Yoongi mientras se ponía el suyo, Jimin acató la orden.
Encendió el auto y pisó el acelerador sin pensarlo más, huyendo de allí antes de que fuera demasiado tarde.
Jimin vio por la ventana como su padre y otras personas habían salido de la iglesia, el rostro enfurecido de su padre lo habría asustado en otro momento, pero justo ahora, no tenía nada de miedo.
—Mierda, nos están siguiendo —dijo mientras veía los carros de los hombres de su padre tras de ellos.
—Sujetese.
Yoongi giró el carro desviandose del camino principal, se sentía como esas películas de acción que tanto le gustaban ver.
—¿No estás rompiendo las leyes de tránsito, hombre correcto? —se burló Jimin.
—Las cosas que hago por qué ¿Eh? —dijo mientras le sonreía.
Al llegar a la carretera principal pudieron perderlos, pudiendo respirar con tranquilidad.
—¿Y... A dónde vamos ahora? —preguntó Jimin.
—Tengo un lugar que te podría gustar.
Ahora que saben qué pasó, se preguntaran, ¿A dónde se fueron?
Pues, ser el sirviente personal del único hijo de la familia Park traía una suma de dinero bastante elevada, es por eso que Yoongi hace tiempo se dió el lujo de comprarse una casa cerca del mar.
Nadie sabía de ella, por lo que era el lugar perfecto para quedarse mientras pensaban qué harían.
—¿Apagaste tu celular? —le preguntó mientras se sentaba a su lado.
—Sí, mi padre podrías rastrearlo y no me quiero ni imaginar las miles de llamadas que debe tener —Jimin dejó salir un largo suspiro—. Me pregunto si Nayeon también pudo escapar.
—Jeongyeon me escribió, se fueron del país —Jimin lo miró aprendiendo.
—¿No es peligroso? Podrían rastrear su vuelo.
—Mm, el aeropuerto quedaba cerca de la iglesia, compraron los boletos con anticipación desde la cuenta de Jeongyeong y cuando terminaron de hacer el checking ya tenían que montarse en el avión, no les daba chance de detenerlas —explicó, Jimin lo miró incredulo—. ¿Qué?
—Wow, de verdad ella lo tenía todo planeado —fue lo que respondió—. ¿Cómo tienes el número de Jeongyeong?
—Intercambiamos números antes de que se fueran, teníamos que mantenernos en contacto por si algo pasaba —explicó con simpleza.
El rubio asintió y recostó su cabeza del hombro del pelinegro.
—¿Crees que podremos ser felices? —preguntó mientras entrelazaba sus manos.
—Contigo, siempre lo seré —respondió mientras dejaba un casto beso en la frente del rubio, para después admirar juntos el gran cielo estrellado.
Porque mientras estuvieran juntos, nada ni nadie podría separarlos.
N/A: hace tiempo no escribía un os, me inspiré 🚬
disculpen si hay algún error ortográfico, lo corregiré después. espero les haya gustado, cuidense <33
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