Capítulo 13.

Sus colmillos afilados atravesaron sin mayor esfuerzo las capas de piel, dejando que la sangre brotara a desmesura, mezclándose con su saliva y haciéndole fruncir el ceño cuando sus papilas gustativas saborearon el líquido escarlata.

El aire en la habitación de Taehyung se volvió espeso, cargado de feromonas agrias y dulces. Ira y excitación en su máximo esplendor.

—A-alfa... —la omega lloriqueó, demandando atención. Su juicio totalmente nublado por su repentino celo.

Fue entonces que Taehyung apartó la boca de su propio brazo, viendo la horrible marca que se había dejado.

No importa. Es solo una herida sin importancia. Todo está bien. No la marqué.

Se animó mentalmente mientras tomaba grandes bocanadas de aire, en un vago intento por mantener la compostura.

Jinnie...

Quiso llorar como un niño al recordar el rostro angustiado de Seokjin, sabiendo que en silencio este le pedía que no cediera a las barbaridades de su padre.

—Ugh... —la omega cayó al suelo, soltando un suave gemido. El olor de sus feromonas no hacía más que aumentar.

Taehyung respiraba de forma irregular, con el sudor perlando su piel canela. Era increíble el sobre esfuerzo que estaba haciendo por mantenerse controlado, logrando que todo su cuerpo temblara como consecuencia.

Su lobo gruñía furioso, maldiciendo todo lo que existía y lo que no.

Taehyung solo lo ignoró, porque él no reclamará como suya a una omega en celo. Él no era como su padre.

—Alfa, t-te necesito... —ella lloriqueó adolorida, dejando que las lágrimas rodaran por sus mejillas sonrojadas.

Taehyung negó con su cabeza, obligándose a sí mismo a moverse de su lugar. Tenía que llegar hasta el mueble que se encontraba a un lado de la cama.

Tenía que hacerlo rápido, antes de perder la batalla y cometer un error que lamentaría toda su vida.

—Alfa... —la omega comenzó a desabotonar su vestido de forma torpe, ofreciéndose al que creían era su alfa. Su interior dolía y se contaría, queriendo ser llenado por una polla que la anudara y la preñara— P-por favor...

Negándose a mirarla, Taehyung finalmente comenzó a avanzar.

Cuando llegó a su destino, luego de varios minutos, comenzó a buscar de manera desesperada entre los cajones del mueble los inhibidores que mantenía guardados, en caso de emergencia. Y una sonrisa cansada se formó en sus labios, sabiendo que todo el dolor de su hombría se desvanecería.

Él se inyectó primero, jadeando cuando la excitación menguó en su sistema. Se sintió tan aliviado que quiso reírse hasta que su estómago doliera, pero los sollozos de la omega no se lo permitieron.

Tomó el inhibidor para omegas y avanzó hasta la chica, agachándose frente a ella para cerrar su mano alrededor de la delgada muñeca de esta.

—Alfa... —ella lloró, sintiéndose aliviada por un poco de su atención.

Taehyung ignoró el pecho descubierto de ella, centrándose únicamente en su rostro húmedo y sonrojado.

—Te inyectaré esto —le mostró el inhibido— Y te sentirás mejor.

Ella negó frenética con su cabeza, alborotando su cabello.

—N-no... Por favor, no... —suplicó entre sollozos.

—No te hará daño —tiró de la muñeca, extendiendo el delgado brazo de la omega, donde clavó el inhibidor y vacío todo el contenido.

Mientras surtía efecto en ella, Taehyung se preocupó de cubrirla y abotonarle nuevamente el vestido.

Cuando la densa nube de placer se esfumó, la omega jadeó avergonzada, cubriendo su rostro con las palmas de sus manos.

Taehyung frunció un poco el ceño, incómodo con el dulzor del lubricante de la chica.

—¿Estás... estás bien? —le preguntó, aun estando agachado frente a ella.

Ella separó los dedos de sus manos para mirarle a través de ellos.

—S-sí —murmuró apenas.

—Bien —suspiró, aliviado de que todo había pasado.

Sonriendo, Taehyung se puso de pie y le extendió la mano a la omega, para ayudarla a levantarse del suelo.

Ella aceptó temerosa, frunciendo los labios al sentir su ropa interior totalmente húmeda.

—¿Quieres darte un baño? —preguntó Taehyung— Puedo pasarte ropa.

La omega le observó en silencio por una milésima de segundo, dudosa por tanta amabilidad.

—Tú... ¿por qué? —se atrevió a preguntar.

—Toma un baño, cámbiate y luego hablamos.

—Bien —aceptó finalmente.

La guió hasta su baño personal, dejándole toallas y una muda de ropa totalmente diferente a la que ella llevaba puesta, aun consciente de que le quedaría grande.

Mientras esperaba a la omega, Taehyung se sentó en su cama y miró su celular por varios segundo, pensando en si llamar o no a Seokjin. Necesitaba hablar con él, disculparse por su actuar y aclarar todo.

Necesitaba aclarar todo, maldita sea.

Cuando la omega terminó su baño, se vistió y se asomó por la puerta, sintiéndose terriblemente avergonzada, además de no saber cómo actuar ante tanta amabilidad, porque los años en los que ha vivido con su padre y sus hermanos alfas, solo ha recibido constantes humillaciones y malos tratos.

—¿Lista? —Taehyung le preguntó, con una pequeña sonrisa sobre sus labios.

—Sí —ella le respondió bajito, nerviosa y avergonzada.

—Ven aquí —palmeó su cama, invitándola a sentarse a su lado. Ella observó la cama y luego a él, debatiéndose entre ir o no ir - No te haré nada, lo prometo.

Taehyung la observó mientras avanzaba hasta su lado, notando apenas lo hermosa que era aun bajo esa ropa holgada y deportiva. Una verdadera belleza entre omegas de la alta sociedad. Y estaba seguro de que si Seokjin no estuviera tan incrustado en su corazón, no le habría molestado en lo absoluto desposarla para seguirle el sórdido juego a su padre.

Cuando la omega llegó a su lado, se sentó en el borde de la cama, sin ser lo suficientemente valiente como para sostenerle la mirada.

Y es que era tan sumisa que a Taehyung le incomodó, acostumbrado a la actitud rebelde de Jimin.

—¿Te inyectaron algo para que tu celo...? —Taehyung se animó a preguntar, necesitando una respuesta que justificara su repentino actuar.

Necesitaba algo, lo que fuera, para decirle a Seokjin que nada de lo que hizo fue por voluntad propia.

Ella finalmente elevó su mirada, conectando sus ojos con los del alfa.

—Es... es perfume.

—¿Un perfume? —repitió, sabiendo perfectamente a qué se refería.

Ella asintió con la cabeza.

—Papá... él fue quien lo propuso —confesó— Y el señor Kim estuvo encantado con la idea, diciendo que si no lo hacían, tú te negarias a tomarme como tu omega.

A Taehyung se le formó un gran nudo en el estómago.

Odiaba a su padre. Malditamente lo odia. Era un ser nefasto, dispuesto a utilizarlo para su propio beneficio, sin importarle en lo más mínimo el sufrimiento de su familia.

Ω

Jimin dormía plácidamente entre las mantas de su cama, cuando de repente alguien tocó la puerta de su dormitorio, perturbando sus sueños.

—Cachorrito, ¿estás durmiendo?

Jimin se removió, negándose a querer abandonar los brazos de morfeo. Se acurrucó y se tapó completamente, ignorando los llamados.

—¿Jimin? —volvieron a llamar, mientras unos golpecitos en la puerta le acompañaban.

A regañadientes, Jimin abrió sus ojos y parpadeó varias veces, percatandose que la oscuridad en su dormitorio se debía a lo tarde que era.

—¿Hijo?

¿Papá?

Frunció su ceño, frotando sus ojos para eliminar los rastros de sueño y se incorporó, sentándose en medio de la cama.

—Hijo, voy a entrar.

—¿Qué quieres, papá? —preguntó apenas la puerta fue abierta.

Hoseok no se asomó, solo respondió desde afuera.

—Cachorrito... —aun sin verlo, Jimin sabía que su padre le estaba sonriendo con melancolía - Alguien te busca.

—¿Quien?

—Uhm... —tarareó, intentando recordar el nombre— Un tal Kim Seokjin.

Jimin hasta dejó de respirar. Era raro que Seokjin apareciera en su casa, cuando se supone que estaría en una cena con Taehyung y luego se irían a su departamento.

A no ser que...

Oh, por Dios.

Se levantó rápido de la cama, tropezando con alguna cosa y avanzó entre la oscuridad para encender la luz.

—¿Todo bien ahí dentro? —Hoseok preguntó con preocupación, luego de escucharlo quejarse por algo.

—Sí, sólo... ¿Puedes decirle que ya voy? Por favor.

—Claro —Hoseok cerró la puerta para ir hasta donde el amigo de su hijo.

Jimin se puso algo decente para salir a la calle y ver a Seokjin, pero se detuvo en seco cuando lo vio sentado en la sala de estar con un vaso entre sus manos, mientras su padre le extendía un trozo de papel.

—¿Jinnie? —preguntó Jimin.

Alfa y beta miraron en su dirección.

—Estaré en mi dormitorio, por si necesitan cualquier cosa —Hoseok les dijo a ambos, dándole una última mirada a su hijo.

Jimin solo asintió, moviéndose hasta quedar sentado a un lado de Seokjin.

—Hey... —Jimin le susurró, elevando su mano para apartar un mechón púrpura del rostro del beta— ¿Está todo bien?

Seokjin sorbió su nariz mientras negaba con su cabeza. Las lágrimas escaparon de sus húmedos ojos, rodando rápidamente por sus mejillas.

Y a Jimin se le estrujó el corazón al verlo tan abatido.

Quería eliminar lo que fuera que lo estuviera lastimado, para traer consigo esa extraña alegría tan característica de él.

—Jinnie...

—Deja que me quede aquí esta noche, por favor... —pidió, interrumpiéndolo. Su voz sonando como un arrullo lastimero— No quiero volver a casa...

Jimin le dio una cálida sonrisa, apartando con sus pequeños dedos las lágrimas del rostro del beta.

—Puedes quedarte todo el tiempo que quieras.

—Gracias...

—Vamos a mi habitación —se levantó y extendió la mano hacia su amigo— Y ahí hablamos más cómodamente.

Seokjin se puso de pie y siguió a Jimin en completo silencio hasta su pieza. No fue capaz de observar ningún detalle de la pequeña casa, aun cuando siempre mostró curiosidad por estar en su interior.

—¿Comiste algo? —Jimin le preguntó apenas cerró la puerta de su dormitorio, viendo como el beta caminaba hasta su cama y se sentaba en la orilla.

—No.

—Bien, yo tampoco —Seokjin le miró y una pequeña sonrisa se instaló en su labios— Iré a hacer algo, ¿vale?

—Bueno.

—Ponte cómodo y no registres nada —advirtió con voz juguetona.

Seokjin rodó los ojos, fingiendo sentirse indignado por algo que claramente haría.

Jimin salió de su pieza directo a la cocina para preparar unos sándwiches, mientras pensaba en la razón por la que Seokjin se encontraba en ese estado.

Y todo apuntaba a una sola persona.

Kim bastardo Taehyung.

Sabía que Seokjin no estaría así si su amigo no hubiera metido las patas hasta el fondo.

Deseó llamarlo y averiguar qué mierda pasó, pero su teléfono había quedado en algún lugar entre las sábanas.

Las sábanas ...

¡Las malditas sábanas!

Sus mejillas se calentaron al recordar que se había corrido como un maldito omega en celo mientras tenía una caliente llamada telefónica con Jungkook.

Y lo peor era que, no había cambiado las sábanas. Apenas y se había ido a bañar, acostándose en el lado más limpio de la cama, con la excusa de descansar un poco antes de ponerse a ordenar.

Terminó de hacer todo rápido para dirigirse hasta su dormitorio.

Mientras estaba solo en la habitación de Jimin, Seokjin observó cada rincón del lugar. Y lo primero que notó fue el pequeño closet sin puertas, con la ropa desordenada y amontonada en cada separador. Luego vio un escritorio lleno de cuadernos, lápices y libros. También se percató de un mueble que claramente tenía dañado los rieles, porque no cerraban correctamente. Cuando movió sus ojos hacia una de las paredes, se encontró con un espejo de cuerpo completo, adornado con stickers desgastados. Y finalmente observó el suelo, encontrando más ropa y zapatos.

Seokjin sonrió encantado, feliz por ser el primero en conocer el pequeño cuchitril de su amigo.

Pero la alegría se fue tan rápido como llegó, cuando recordó el motivo que lo había llevado a estar donde estaba.

Y quiso llorar como un bebé nuevamente, odiándose a sí mismo por no ser suficiente para un alfa.

Pero antes de soltar la primera lágrima, la puerta se abrió de repente, dejando a la vista a un sonrojado Jimin.

Seokjin quiso reír y llorar al mismo tiempo.

—Levántate —Jimin ordenó con atisbos de vergüenza, cerrando la puerta y dejando con cuidado la bandeja sobre los cuadernos de su escritorio.

—¿Qué?

—L-la cama... —balbuceó, acercándose y jalando del brazo a Seokjin, lejos de la cama— Debo cambiar las sábanas.

Seokjin entrecerró los ojos, intentando deducir ese extraño humor de su amigo.

—Puedo ayudarte...

—¡No! —Jimin le gritó, asustándolo y haciéndolo dar un brinco en su lugar.

—Solo decía... —bufó, alejándose de la cama para que su amigo comenzara a cambiar las sábanas.

Y mientras Jimin se movía rápidamente, Seokjin notó debajo de la cama una caja que se le hizo bastante familiar.

Oh.

No pudo evitar sonreír con ligera diversión.

—Pensé que no lo usabas.

Jimin detuvo sus movimientos, tenso, sin voltear a ver a su amigo.

—N-no sé de qué hablas —mintió, terriblemente avergonzado. Solo esperaba que Seokjin no hablara del gordo pene de goma que le había obsequiado.

Pero la risita baja del beta confirmó sus sospechas.

—No deberías avergonzarte, Mimi. Es raro que no hagas.

—C-cállate —siguió ordenando su cama, negándose tercamente a mirar a Seokjin.

—¿Cuando lo usaste? —inquirió con diversión, solo para molestar a su amigo.

—N-no te importa.

—Oh... entonces sí lo usaste.

—Pues, claro —terminó finalmente de acomodar los cojines y volteó a enfrentar el rostro curioso del beta— Listo.

Seokjin apreció las mejillas carmín de Jimin, considerando seriamente que verlo sonrojado era una de las facetas más encantadoras del omega.

Y Jimin, nervioso, mordisqueó su labio inferior. Era muy raro para él sentirse cohibido frente a Seokjin o Taehyung.

En silencio, el beta dio unos cuantos pasos hasta quedar frente a Jimin y lo abrazó, enterrando su rostro en el cuello y olisqueando su perfumada piel.

—Jinnie... —Jimin le correspondió el abrazo.

—¿Crees que yo sea capaz de satisfacer a un omega? —murmuró, presionando sus labios contra la piel del cuello de Jimin.

Jimin se estremeció ante los besos que comenzó a recibir.

—¿A un omega? —preguntó extrañado. Taehyung era un alfa, ¿por qué querría satisfacer a un omega, cuando estaba completamente enamorado de un alfa?

—Sí —atrapó entre sus dientes el lóbulo de la oreja del omega, quien lo premió con un suave gemido.

—N-no lo sé...

—¿Has estado con un beta antes, Mimi? —los besos comenzaron a viajar por la afilada mandíbula de Jimin, quien mantenía su labio atrapado entre sus dientes y su ceño ligeramente fruncido.

—N-no, yo... solo he estado contigo —ahogó un gemido más alto, cuando Seokjin mordisqueó una de sus mejillas.

—Verdad —descendió sus manos hasta el perfecto trasero redondo de Jimin— Pero jamás has pasado un celo conmigo, siempre con Taehyung.

¿Taehyung? ¿Desde cuando era Taehyung y no Tae?

Jimin se extrañó, confirmándose a sí mismo que el alfa era el culpable del extraño ánimo de Seokjin.

—Jinnie —balbuceó, cuando las manos del beta se colaron bajo la tela de su pantalón para acariciar sin pudor su trasero— Papá está en la otra habitación...

Separando sus mejillas, Seokjin deslizó un dedo hasta la entrada húmeda de su amigo. Y Jimin empuñó sus manos en la espalda del beta, mordiéndole el hombro para acallar de esa forma los ruiditos que no podía contener.

—Nunca antes había visto a tu papá tan de cerca —comentó Seokjin, ignorando la advertencia del omega. Ingresó un dedo con facilidad, y Jimin lloriqueó mientras se aferraba aún más a su cuerpo— Se ve agradable.

—Jinnie... D-detente...

—Uhm... —tarareó— Pero estás todo húmedo, Mimi. Estás tan mojado por unas simples caricias.

—Aah...

—Tan deseoso por una polla —finalmente aplastó sus labios contra los de Jimin, ahogando sus gemidos con su boca.

Cuando ingresó dos dedos, Jimin rompió el beso y gimoteó bajito.

—N-no sigas... —jadeó— Mi papá nos puede... uhg...

—Tu padre no se dará cuenta, porque mantendrás esa boquita cerrada —sacó sus dedos y volteó a Jimin.

Jimin apoyó las palmas de sus manos sobre la cama, mientras sentía como Seokjin comenzaba a bajarle el pantalón junto a su ropa interior. Era tan extraño todo, considerando que el beta jamás antes lo había tomado de esa forma.

Cerró los ojos y mordió su labio con fuerza cuando el beta ingresó en él de una sola estocada, sin darle tiempo de adaptarse a su grosor. Las embestidas de Seokjin golpeaban con fuerza su próstata, provocando que se deshiciera en gemidos mal contenidos.

Detente, no queremos esto. No queremos a nadie más que no sea nuestro alfa.

Su lobo reclamó, pero Jimin solo pudo ignorarlo, aun cuando sentía que nada de esto era correcto.

Seokjin empujó contra el agujero de Jimin, molesto por no ser capaz incluso de satisfacer a un omega, pero también sintiéndose dolido al ser reemplazado por uno.

Jimin se corrió primero, sin siquiera haber acariciado su polla. Luego fue Seokjin, quien se vació en el interior del omega.

Se quedaron en la misma posición hasta que regularizaron sus respiraciones, luego Seokjin salió lentamente del interior de Jimin.

—¿Q-qué fue esto? —Jimin preguntó, mientras veía su cama manchada nuevamente.

—Lo siento —Seokjin lo volteó, con una pequeña sonrisa sobre sus labios— Pero es que eres demasiado encantador.

Y Jimin le miró en silencio, logrando ver a través de la máscara en su rostro. Quería preguntar, saber que pasaba realmente, pero concluyó en que lo mejor sería esperar.

Esperar a que Seokjin le contara por iniciativa propia que mierda había pasado.

Ω

Luego de cambiar el cobertor de la cama, ambos se fueron al baño en completo silencio para asearse y luego volver a la habitación, donde comieron sentados al lado del otro en la cama.

—Tu casa es muy bonita. ¿Por qué nunca nos dejaste pasar antes? —Seokjin preguntó, luego de acabar su sándwich.

Jimin frunció los labios y tragó lo de su boca.

—Porque no me siento como aquí —respondió con sinceridad.

—Entiendo —se recostó en la cama, acariciando sutilmente la pierna de Jimin— Entonces, ¿cuándo usaste mi regalo?

Jimin se atragantó. Seokjin solo pudo reír mientras se incorporaba, golpeando suavemente la espalda de su amigo.

—¿Por qué quieres saber?

Encogiéndose de hombros, Seokjin solo respondió:

—Curiosidad. Anda, cuéntame. ¿Lo usaste solo o con alguien? —Jimin desvió la mirada, incapaz de enfrentar en voz alta lo que había hecho— ¡No puede ser! ¿Lo usaste con alguien? —Seokjin preguntó asombrado— ¿Con quien?

—Jin...

—Oh vamos, sólo escúpelo. Es un como contradictorio que te avergüences por algo así, cuando te acabo de follar.

—Shhh... —siseó Jimin, cubriendo la boca del beta con sus pequeñas manos— Papá puede escucharnos.

Abriendo un poco la boca, Seokjin lamió las palmas de la mano de Jimin, quien arrugó la nariz apenas sintió la humedad de su lengua.

—Jinnie.

—Ahora cuéntame.

—N-no lo usé con nadie...

—¿En serio?

Asintiendo lentamente con la cabeza, Jimin dijo:

—Técnicamente, no lo usé con nadie.

Alzando sus cejas, Seokjin le observó con una ridícula sonrisa sobre sus labios.

—Vamos, Mimi, no me hagas adivinarlo.

—S-sólo... —soltando un suspiro, Jimin decidió soltar todo— Me follé mientras tenía una llamada telefónica.

—Oh.

—Sí, oh. Ahora no preguntes más...

—¿Con quien?

—¡Jinnie!

—Maldita sea, Mimi —soltó una risita— Soy malditamente curioso, no me hagas esto.

—Te odio.

—Y yo te adoro, pero vamos, escúpelo.

—Fue con... —cubrió su rostro con ambas manos— Jeon Jungkook.

—¿Qué? ¿Quién putas es ese? Oh, no... espera. ¿El senador? ¿Ese Jeon Jungkook?

Jimin asintió, con sus mejillas tan rojas que parecían quemar. Y Seokjin abrió la boca para decir algo, mas nada se le ocurrió.

¿Como que con Jeon Jungkook? Era tan extraño, que las palabras quedaron atoradas en su garganta.

—Ya, no me mires así —Jimin pidió, sacando sus manos de su rostro— Sé que es raro, pero es que... algo me pasa con él.

—¿Algo? —inquirió curioso, ensanchando su sonrisa.

Jimin asintió con su cabeza.

—Es como si yo... como si mi lobo no racionara y lo anhelara de una forma que no puedo controlar...

El rostro sonriente de Seokjin cambió drásticamente, volviéndose uno serio con su ceño angustiosamente fruncido.

—Bien, no quiero saber más —cortó a Jimin, quien asintió, acomodándose en la cama para quedar acostado frente al beta.

—Oye...

—No quiero hablar de eso —Seokjin se acurrucó contra el cuerpo de Jimin— Por favor, no me preguntes sobre él. Yo no quiero... hablar de él, porque me duele...

—Vale, ¿pero qué tan mal está todo?

—Yo... desearía nunca haberme enamorado de él, Mimi —confesó con dolor, dejando que las lágrimas escaparan de sus ojos— Quisiera que todo esto fuera un mal sueño, para que cuando abra los ojos por la mañana, nada de esto me este pasando... porque duele, Mimi...

—Está bien, tranquilo —Jimin acarició sus cabellos púrpuras, sintiendo como el cuerpo de beta temblaba ante los sollozos retenidos.

En los minutos siguientes, lo único que se escuchó en el interior de la pequeña habitación, fue el llanto débil de Seokjin, quien se aferró como un pulpo al cuerpo de Jimin. Y Jimin pudo liberarse tiempo después, cuando Seokjin vacío todas sus lágrimas y sucumbió al cansancio.

Removieméndose con cuidado para no despertarlo, Jimin salió de la cama y tomó su teléfono, dispuesto a mandarle un mensaje a Taehyung para saber qué estaba pasando.

No alcanzó a escribir nada, cuando un mensaje captó su total atención.

Número privado.
00:24.

Los quiero de vuelta,
pero no los usaremos.

Jimin sonrió. Una mezcla de sensaciones se arremolinaba en su estómago.

¿Por qué Jungkook usaba excusas baratas para hablarle? Porque era un viejo, un alfa prehistórico que no sabía cómo seducir o conquistar.

Alfa...

Su lobo ronroneó, olvidando el disgusto por haberse entregado a alguien que no deseaba.

Y a Jimin no le molestó la idea de que su lobo lo llamara, porque su lado humano lo anhelaba tanto como su lado animal.

Maldita sea.

Bloqueó su teléfono, negándose a responder alguna idiotez a Jungkook.

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