〘 17 〙

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Un acuerdo.
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—Tenías razón, hablé con Juwon, una conversación algo profunda e incómoda—expliqué caminando a su lado, mientras él sostenía mi mano—Creo que las cosas mejoraran a partir de ahora. Y todo es gracias a ti....

—No, yo sólo te he dado un pequeño empujón—contestó Hoseok siendo modesto—No minimices tu trabajo.

Una sonrisa adornó mi rostro, y sin tener el completo control sobre mi, me abalancé hacia el y envolví mis brazos alrededor de su cintura. Al principio esa acción lo tomó por sorpresa, pero minutos después, llevó sus dos brazos alrededor mío correspondiendo ese abrazo.

Y nunca me había sentido tan feliz en toda mi vida.

Las cosas por fin mejorarían, tenia mi esperanza puesta en ello. Y si no lo hacía, sabía que tenía a alguien que caminaba conmigo, sobre este camino lleno de cristales y piedras.

Ambos seguimos caminando rumbo a cualquier parte aprovechando que la luz del día seguía presente. Sin embargo, frene en seco al notar una silueta lo bastante familiar para mi.

—¿Qué sucede?—cuestionó el castaño a mi lado, pero al no recibir respuesta de mi parte, llevo su vista hacia donde yo estaba mirando—Oh, es el mismo chico de la otra vez.

Y efectivamente, ahí se encontraba Lee Taeyong.

Pero mi nerviosismo disminuyó cuando noté que él miraba hacia otra parte, ni siquiera se había dado cuenta de mi presencia.

Lo observé detenidamente.
Se encontraba al otro lado de la calle, y parecía estar escondido detrás de un gran árbol, la pregunta aquí era: ¿De quien se escondía?
Ni siquiera tuve que preguntarlo en voz alta, pues a pocos metros de distancia, se hallaba una joven rubia sentada sobre una banca mientras leía un libro, y ahí lo supe...lo sabía porque la forma en que el la miraba, era la misma en que yo miraba a Hoseok.

Taeyong estaba enamorado.

Sin embargo, ni siquiera se acercó a ella, al contrario. Un suspiro pesado lo abandonó, y luego dio media vuelta dispuesto a irse de ese lugar. No me hice esperar, y prácticamente corrí en su dirección con Hoseok llamándome a mis espaldas.

Una oportunidad así no se volvería a presentar, entonces, tendría que aprovecharla.


Ahí nos encontrábamos.
Uno al lado del otro mientras el silencio nos envolvía cuán manta en una fría noche. Ninguno decía palabra alguna, la temperatura comenzaba a bajar, la luna estaba haciendo presencia, las manecillas de su reloj retumbaban en mis oídos haciendo que sintiera como el tiempo se me venía encima.

Después de alcanzarlo, le había pedido hablar un momento a solas con el, por lo que Hoseok optó por darme un espacio diciendo que me esperaría en un parque cerca de ese lugar. Sin embargo, hablar con Taeyong estaba siendo más complicado de lo que pensaba.

—Te gusta—solté cortando aquel silencio como las tijeras al papel—¿No es verdad?

El pareció salir de ese pequeño trance en el que se había visto envuelto y luego me miró con sorpresa.

—¿Qué?

—Esa chica, te gusta—repetí sonriéndole.

Pero el simplemente negó repetidas veces.

—No, no lo hace—contesto jugando con los dedos de sus manos.

—Mientes.

—No se supone que debería decirte esto a ti—soltó admitiéndolo indirectamente.

—También hay alguien—continúe mirándole—A quien yo quiero.

Confesé ganándome una expresión con una mezcla de incredulidad, compasión y asombro—Y creo que, nosotros deberíamos tener el derecho de elegir a quien amar.

—Creo que, nosotros perdimos ese derecho desde que nacimos In Na—respondió—Nuestros padres nunca lo aceptaran, no si no trae un beneficio. Es como una especie de 2 x 1, consigue una esposa y con ella su fortuna, el amor queda en segundo plano.

—¡¿Y estás dichoso con ello?!—cuestione exasperante—De acuerdo con que tus padres elijan todo por ti, ¿No quieres tomar al menos una mínima decisión por ti mismo?

—Yo no soy tu ¿Bien? Yo, no puedo simplemente enfrentarlos e irme de casa como alguna forma de desafiarlos. Les debo muchísimo a mis padres.

Un suspiro se escapó de mis labios. Baje la mirada derrotada.

—Park Seul Gi—susurró llamando nuevamente mi atención—Va en el mismo colegio que yo gracias a una beca, es inteligente, divertida, y además muy hermosa. Pero no puede ser.

—Puede serlo—dije tomándole del hombro—Por eso te propongo un acuerdo.

El chico me miró confundido, pero en sus ojos se mostraba aunque sea una pizca de curiosidad.

—Cancelemos la boda Tae—solté con firmeza—Puedes regresar todo aquello que les debes a tus padres sin la necesidad de hacerme tú esposa, yo creo en ti...y tú, deberías creer también.

—Yo...no lo sé In Na.

—¿Acaso también te quitarán el derecho de pelear por amor?

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