〘 16 〙

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La chica llorando en el pasillo.
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—¿Qué tal la escuela?—pregunto metiendo las manos en los bolsillos de su chaqueta.

La cafetería donde Hoseok había sido contratado, recién había cerrado, caminábamos con pasos lentos y sincronizados bajo la bella luz de la luna, quien unas pocas horas atrás se había mostrado. La fresca brisa del anochecer nos envolvía por completo haciendo que mi nariz y orejas se tornaran de un color rojizo.

—E-estuvo, bien—respondí, pero por la mirada que él me obsequió supe que no creía bastante en eso—Bien, lo cierto es que, la escuela apesta. Siempre.

Un risa algo ronca se le escapo.

—¿Por qué?

—Porqué siempre estoy sola, la comida es un asco, los profesores son terribles y hay una chica que nunca para de molestarme—respondí—Siempre busca la manera de humillarme.

—¿Sabes el "por qué" de su actuar?—cuestionó tranquilamente.

—¿El porqué?

—A juzgar por tu expresión, seguramente no lo habías pensado pero...A veces los chicos que molestan a otros tienen una motivación más profunda.

—¿Una motivación más profunda? ¿Cómo cuál?—cuestione.

—Como problemas en el hogar—respondió encogiéndose de hombros.

—Juwon podría tener problemas—susurré con el entrecejo fruncido, no lo había pensado jamás.

—De igual, eso no le da derecho de molestar a nadie más, mucho menos a ti—respondió sonriéndome—Dime si vuelve a molestarte y yo tendré que ir a decirle unas cuantas cosas.

Reí ligeramente por su comentario. Era tan dulce.

—Bien, lo haré—le conteste sonriendo.

Seguimos caminando con tranquilidad, hasta que inesperadamente una calidez se desprendió en la palma de mi mano, baje la mirada y los halcones devoraron mi estómago cuando noté la mano de Hoseok entrelazada con la mía. Me volví a mirarle sonriente e instantáneamente sonreí de igual manera. Y así seguimos avanzando, tomados de las manos, caminando de regreso a casa.


Mis brazos comenzaban a dormirse y en ellos sentía como si hormigas los recorrieran, resultado del peso que en ese momento cargaba. El profesor de matemáticas me había pedido que recogiera la tarea y después de su clase la llevara al salón de maestros. Por supuesto no pude negarme.
Así que ahí me encontraba, caminando por los pasillos con más de veinticuatro cuadernos en mis brazos. De pronto, un sollozo llegó hasta mis oídos e inmediatamente detuve mis pasos, aquel provenía cerca de los baños. Pensé en olvidarme y seguir con mi camino, pero mi conciencia era más poderosa, así que me acerqué llevándome una gran sorpresa.

—¿Juwon?—cuestione al observar de quien se trataba.

La mencionada levantó la mirada algo asustada y al verme inmediatamente se tensó.

—¿Y a ti quien mierda te dió permiso de hablarme?—solto con brusquedad.

—¿Estás bien?—cuestione ignorando completamente su actitud hacia mi.

—¿Te parece que estoy bien?—fue lo que me respondió siendo sarcástica.

Un suspiro abandonó mi cuerpo, y maldiciéndome internamente me tumbe al suelo para sentarme a su lado, y dejé las libretas a mi lado.

—¿Quieres hablarlo?—cuestione serenamente, esperando que no estuviera siendo tan entrometida.

Un largo silencio se presenció por todo el lugar.

—Reprobaré filosofía—respondió por fin limpiando las lágrimas bruscamente con la manga de su sudadera—Mi padre va a matarme.

Escuche con suma atención cada palabra que ella mencionaba.

—Agh, no lo entenderías—corto.

—Ayúdame a entenderlo—le susurre serenamente.

Ella lo dudo unos segundos, pero finalmente...

—Tengo una hermana, ella es todo para el, es la mejor en todo lo que hace, y..¡No la soporto.!—exclamó frustrada sorbiendo la nariz—Pero hay una cosa, una sola cosa en donde soy mejor que ella, y puedo escuchar un "lo hiciste bien" de papá y eso sólo pasa si mantengo el mejor promedio, pero ¿Ahora? ¡No entiendo la maldita filosofía!, ¿Acaso el profesor no puede ayudarme siguiendo la frase de "Yo sólo sé que no sé nada"? ¡Carajo!—espeto con la voz entrecortada y nuevamente se echo a llorar desconsolada.

Sin saber exactamente qué hacer, coloque mi mano sobre su espalda y brinde suaves palmaditas.

—¿Por qué tiene que ser así? ¿Por qué nunca puedo hacerlo sentir orgulloso? Soy su hija—continuó con la nariz tapada.

—Lo sé—le respondí tratando de ser comprensiva—Tampoco entiendo la lógica paternal.

—Como sea, reprobaré—solto limpiando sus lágrimas.

—No reprobaras—le dije con optimismo.

—¿Cómo puedes estar tan segura?

—Eres muy inteligente Juwon—necesitaba decírselo—Y...No lo harás, no, si me dejas ayudarte.

Sus ojos rojos se agrandaron por tal sorpresa.

—¿Lo harías? ¿De verdad?

—Claro, yo...

—Ahora me siento como una porquería—interrumpió cubriendo su rostro por completo.

Una risa se escapó de mis labios. Me levante del suelo tendiéndole mi mano para ayudarle a levantar, luego tomé las libretas que se ubicaban en el suelo de igual manera, pero antes de poder caminar, ella me interrumpió.

—Lo siento In Na—susurró con la mirada puesta en la punta de sus zapatos y luego la posó en mis ojos—Sé que una disculpa no enmienda todas las horribles cosas que te hice o dije, aún así, lo siento.

Sonreí genuina, causando también una sonrisa de su parte.
Luego, Juwon tomó la mitad de los cuadernos para ayudarme.

—Vamos, tenemos mucho que estudiar.

Y sin más...me encontraba caminando con la chica que durante tanto tiempo me había molestado, con la chica que lloraba en el pasillo, porque nadie había sido capaz de reconocerle, entenderle o escucharle.

Y jamás en la vida me había sentido tan identificada con alguien.

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