〘 12 〙

╔═════•°♡°•═════╗
Escapar.
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Solo tienes que seguir adelante.
No pienses, solo sigue adelante.
Así un día. Te darás cuenta de que habrás crecido dramáticamente.

Los días continúan, bien sabemos que el tiempo no se detiene, que la vida a veces es injusta. Qué la felicidad es como agua sobre la palma de nuestras manos, con los dedos abiertos, pues siempre se nos escapa.

Las manecillas del reloj retumbaban en mis oídos haciéndome fastidiar, los colores armoniosos del lugar estaban agotándome, mi madre y la de Taeyong se encontraban planeando todo para la boda, nuevamente sin tomar en cuenta cualquier opinión de nuestra parte. Miraba por el ventanal con vista al gran jardín, a pesar de que el día era demasiado hermoso, no podía evitar sentirme deprimida como todos los demás días.

"Blanco o crema"

"Chocolate o vainilla"

"Salón o al aire libre"

"Vestido blanco o hueso"

"Número de invitados"

—Basta—susurré mirando mis zapatos sobre la alfombra, una punzada ya se hacía presente por tanta presión hacia mi persona.

Ni siquiera me había preguntado si quería venir, cuando salí del colegio ella ya se encontraba esperándome afuera.

—¿Qué dijiste In Na?—cuestionó mamá mirándome con detenimiento.

—¡Basta!—repetí levantando un poco más la voz.

Los presentes guardaron silencio incómodos, me observaron y yo sentía que me juzgaban con su mirar, aunque en realidad no fuese así.

—¡Dije que basta!—terminé por gritar levantándome de la silla y tomando por sorpresa a todos.

—Nos vamos—respondió seria tomando su bolso.


—¡¿Qué es lo que sucede contigo!?—soltó una vez pusimos un pie en casa—¿Querías hacernos pasar vergüenza? ¿Por qué siempre tienes que ser así?

—¡¿Qué pasa aquí!?—exclamó papá saliendo de su despacho—¡¿Qué son todos esos gritos!?

No mentiré, mi padre tenía cierto poder sobre mi, cuándo me miraba directo a los ojos hacía temblar mis piernas y mi lado valiente se iba completamente a la basura.
Pero...¿Hasta cuándo planeaba vivir así?

—Pasa que tu hija...

—¡Está cansada!—interrumpí gritando con la mirada baja y apreté los puños con fuerza.

Los dos me miraron estupefactos, podía sentir su mirar traspasar mi delgado cuerpo.

—¡Harta de la misma porquería todos los días!—continue debido al silencio—¡Las cosas en la escuela son una mierda, y cuando llego aquí tratando de olvidarme de todo, resulta todo lo contrario, porque mis padres solo piensan en lo mejor para ellos, pero no para mi!

—¡¿Cómo te atreves a levantar así la voz!?—espetó mi padre acercándose a mi intimidante.

—¡De la misma manera en que tú te atreves a levantarme la mano!—y por fin lo hice.

Levanté la mirada y lo encaré.
De alguna manera el estar lejos de Hoseok me había ayudado a darme cuenta de las cosas, pues todo había sido tan jodidamente complicado.

Había conocido la felicidad a su lado, felicidad que me había sido arrebatada por mi cobardía.

—Odio todo—susurré con la respiración entrecortada—¡Los odio! ¡Los odio más de lo que me odio a mi misma!

—In Na...—susurró mi madre tratando de tomar mi mano, pero yo retrocedí.

—¡No quiero casarme!—seguí gritando—¡No quiero hacerlo y terminar como ustedes!

Ya no podía seguir callando más.
En el fondo siempre hubo una espera primitiva de un silencio, aguardando solitario como una bomba programada para explotar en cualquier momento.

Y, me digo a mí misma que simplemente, ya no pienso perder más. Estoy harta de perder, harta de sentirme decepcionada, cansada de que haya gente que respete tan poco mi vida como lo hago yo, candada de vivir la vida equivocada todo estos largos años, la única que podía terminar con todo fui siempre yo, y necesitaba intentarlo.

—¡¿Pero qué demonios estas balbuceando?!—respondió mi madre llevándose el pelo hacia atrás con frustración.

Tomé una fuerte bocanada para que el aire me regresara a los pulmones.

—Conocí a alguien—admití mirándoles—Alguien que me deja hablar por mi misma, quien me deja usar mi propia voz, alguien que me incita a tomar las riendas de mi patética vida, y yo lo a...

—¡Escúchame bien In Na!—pronuncio papá interrumpiéndome por completo—¡No me importa un carajo lo que quieras o no, no te pregunté!

Mi entrecejo se frunció, nada estaba dando resultado.

—¡Vas a hacer lo que yo diga mientras vivas bajo mi techo y conserves mi apellido!—continuo—Kyun In Na, ¡Vas a casarte con Lee Taeyong! ¡Vas a hacer que las cosas funcionen para nosotros, y en tu beneficio!

Mi respiración se volvió más agitada, un calor recorrió mi cuerpo, una lágrima recorrió mi mejilla por tan grande coraje que estaba haciendo.

—¡Eso está por verse!—finalice.

Con paso rápido y zancadas largas caminé a la salida de la gran residencia Kyun.

—¡In Na, regresa aquí inmediatamente!—gritó mi padre furioso—Maldita sea niña, ¡Qué vuelvas aquí!

Pero no me permitiría seguir siendo controlada, así que no me detuve en ningún momento, al contrario seguí con mi camino, tomé mi mochila que yacía tirada en la entrada, y salí azotando la puerta detrás mío, automáticamente un aire frió me recibió.

Libere todo el aire contenido y una risa se escapó de mis labios.

¡Maldición! ¡Lo había hecho!
No era un sueño, todo realmente estaba pasando, y me encantaba, me hacía sentir libre, me había quitado un gran peso de los hombros.

Pero aún no terminaba, todo apenas comenzaba.
Y necesitaba armarme de valor para seguir, y no podía hacerlo sin él a mi lado.

Lleve mi pelo hacia atrás, y salí corriendo antes de que a mis padres se les ocurriese ir detrás mío.
Salí corriendo a casa, directo a la casa de Jung Hoseok.

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