〘 10 〙
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Un nuevo amigo.
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—Y dime In Na—soltó cortando aquel infernal silencio—¿Qué haces para divertirte en tu tiempo libre?
¿Divertirme?
No recordaba cuando fue la última vez que me divertí de verdad, no recuerdo cuando fue la última vez que sentí esa felicidad, había sido tanto tiempo atrás que solo se me olvidó lo que es, en éstos días lo único que sentía era una carga inmensa sobre mis hombros que en algún punto iba a colapsar.
—Yo...no lo sé en realidad—respondí jugando con mis dedos por debajo de la mesa
—Bueno, entonces espero pueda enseñarte—menciono Tae sonriendo—Nos divertiremos todo el tiempo que tenga el placer de tu compañía.
Guarde silencio un momento.
—¿Puedo preguntarte algo?—solté tratando de no cruzar mirada con el.
—Lo que quieras—respondió tranquilo tomando un poco de su malteada.
—¿Realmente quieres hacer esto?—me atreví a decir, no podía seguir callándolo—¿Casarte conmigo?
Bajo la mirada un segundo, luego llevó su mano sobre su barbilla pensando con detenimiento en la respuesta que saldría en poco tiempo.
—No espero que lo tomes bien In Na, pero no es como si tuviésemos elección—contestó por fin y le di toda la razón—Pero dejando eso a un lado, en realidad no creo que sea una idea tan mala.
Eso si realmente no lo esperaba.
—Digo...—continuó tomando su nuca algo avergonzado—No te conozco mucho, pero me esforzaría por hacer que esto realmente funcione para los dos.
"No creo que puedas hacer que esto funcione para mi" quise responder.
Uno al lado del otro, junto con el silencio que nos acompañaba, mirábamos el techo.
Todo a su lado me sonaba a poesía incluso si no había palabras de por medio. Con el simple hecho de tenerlo junto a mí era más que suficiente.
—Algo pasó—afirmó con una voz serena
—¿A que te refieres?—pregunté girando la cabeza para mirarle
—No estás bien—dijo topándose con mi mirada—Pero sé que no quieres decírmelo
—No ha pasado nada Hobi—le respondí tratando de sonar segura
—Se que algo pasó—susurró más para sí mismo
—Hoseok...—hablé tragando en seco—¿Alguna vez has pensado en casarte?—pregunté con la curiosidad a flor de piel
—¿A que viene esa pregunta tan de repente?—me contestó con una ligera sonrisa
—Solo, apareció en mi cabeza de pronto...
—Si, lo he pensado—respondió tranquilo—Pero para hacerlo debes elegir a la persona indicada
—No todos tienen ese beneficio—dije soltando un suspiró
—Supongo que tienes razón—contestó
—¿Lo harías conmigo?—solté sin pensar realmente en lo que estaba diciendo—¿Te casarías conmigo?
El me miró sorprendido, nuestras miradas cruzaron por un breve instante que se sintió infinito. Un miedo yacía dentro de mi. Un arrepentimiento florecía en mi mente.
—Lo haría In Na—contestó por fin con una sonrisa genuina—Lo haría sin pensarlo.
Una sonrisa se formó en mi rostro, un nudo se apretó en mi garganta queriendo retener las lágrimas.
Pensar en ello, aún sin un futuro, sólo imaginarlo...era suficiente para mi.
—Vayamos a cenar algo—comentó levantándose del suelo—Yo invitó.
Unas nubes ya habían tapado la luz del sol, la tarde se tornaba fría a los minutos, un viento fuerte entraba por las ventanas del pequeño establecimiento.
Lluvia, es lo que me hacía falta.
Esperaba afuera mientras Jung pagaba la cuenta, cuando pequeñas gotas comenzaron a caer sobre mi cabeza. Poco a poco la lluvia me introducía en ella, empapándome, empapando mi alma y mi soledad.
—¡Corramos a casa antes de que apriete!—soltó saliendo del lugar
Se apresuró cubriéndose con sus manos, más sin embargo yo me quede quieta observando cómo se alejaba de mi. Cuando vio que yo no iba a su lado, se detuvo y giró algo confundido.
Lo tenía tan cerca, pero se sentía tan lejano y cuando pretendo decirle lo mucho que lo quiero, un deseo enorme de sentir la lluvia me embarga.
Claro, ahora entiendo, recordar que lo conocí esa tarde oscura al salir de la escuela, fue repentino, no tenía nada para protegerme. Su fuerza apareció como todo un héroe, de la nada, y juntos caminamos hasta llegar a la puerta de mi casa. Desde entonces hemos estado juntos hasta ahora y la lluvia solo traía ese recuerdo consigo.
—¡In Na!—espetó regresando a mi lado sacándome de mis pensamientos—¡Vamos o podrás enfermarte!—mencionó tomándome de la muñeca
Estar con el, significaba reunirse en un lugar donde los sueños corren jubilosos, como ovejas liberadas del corral y en donde brillaban sobre nosotros las estrellas que nos fueran prometidas para cumplir como mínimo un deseo.
El deseo de que todo fuera diferente.
El deseo de no haberlo conocido jamás.
Comenzamos a correr para volver a casa, cuando un ruido hizo que se detuviera.
—Escuché algo—dijo mirando un oscuro callejón—Espera aquí—mencionó introduciéndose en el
Y a pesar de haber recibido esa orden, no hice caso omiso y caminé detrás suyo.
Grande fue mi sorpresa al observar como Hobi se ponía de rodillas repentinamente tomando aquella bolsa de basura, la abrió y ahogue un grito al ver de que se trataba.
Un pequeño cachorro, abandonado, dejando que la lluvia cayera sobre su peludo cuerpo, casi deliraba por la falta de hambre y su patita lastimada.
—¿Quién pudo dejarlo en esas condiciones?—me pregunté algo indignada
—Ciertas personas son crueles—contestó cargando con cuidado a aquel pequeño y tierno animal—No puedo dejarlo aquí In Na, no así
—¡Llevémoslo a casa!—respondí
—Es hermoso—mencionó acariciando al pequeño bulldog de color blanco.
Apenas había logrado que comiera un poco de croquetas remojadas en leche y con mucho cuidado había desinfectado la herida de su pata trasera.
—Al parecer tendremos un nuevo amigo—dijo emocionado—¿Cómo lo llamaremos?
Había sido realmente sorprendente como es que había sobrevivido.
—¿Goo Nun?—respondí sonriendo—Significa complemento y nieve, ¿No crees que lo describe? Su pelaje es blanco, y es el complemento perfecto para que nunca más vuelvas a estar solo Hoseok.
—No estoy solo In Na—respondió riendo levemente—Te tengo a ti ¿Recuerdas?
—Por supuesto—respondí ruborizándome al instante.
El chico recostó al pequeño animal sobre el sofá desgastado para dejarlo descansar un poco, lo abrigo cuán bebé y luego llevo sus dos manos a la cintura para observarlo.
—Me gusta—contestó mirándome y luego regreso la vista al cachorro—Pequeño, bienvenido a nuestro dulce hogar—susurro dulcemente.
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