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La chica más hermosa.
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El profesor explicaba en la pizarra varios métodos tanto cualitativos y cuantitativos  acerca de la etapa dinámica del proceso administrativo.
Papá quería que estudiara algo de contabilidad para continuar con su legado en aquella prestigiosa empresa de videojuegos que él mismo había creado y que por supuesto me negaba rotundamente a heredarla, me oponía a aquello.

Sin embargo mi mente no prestaba completa atención en mis estudios.
Sino, que recordaba aquel beso...Después de él, nadie dijo nada hasta ambos quedarnos dormidos, al parecer tanto él como yo estábamos realmente sorprendidos.
Hobi por tan repentina acción y yo porque jamás en mi vida había actuado de esa manera, sin pensar, actuar por impulso, a pesar de ser la acción más sincera.

Pensar me consumía, definitivamente era el peor defecto que tenía. Me volvía insegura en repetidas ocasiones, mi mente era tan poderosa que las películas de comedia creadas en mi cabeza cambiaban de género drásticamente sacando terror y suspenso.

Con Hoseok nada era así.
Nada carecía de sentido a su lado, me dejaba llevar por mis emociones y raramente, expresarme no me asustaba.

Así que eso significaba encariñarse con una persona.

Salí de la escuela más temprano que los otros días, una brisa fresca me hizo estremecer, pero en ese momento no importaba cuanto frió tuviese, mi mirada se encontraba fija en alguien en específico.
El se encontraba recargado en un árbol cabizbajo, el aire revolvía su cabello y la chaqueta de mezclilla que traía puesta.

Es guapo, muy guapo.

Unas cosquillas aparecen en mi pecho. Comenzaba a sentirme nerviosa y eso era malo, sabía que dónde no hay sensaciones los nervios están demás. Porqué sabemos que los nervios son el mayor enemigo del hombre.
¡Cuántos cambios ha sufrido la historia por culpa de los nervios! La fatiga, el horror, el dolor, el miedo, la nostalgia, son los heraldos de la derrota. Y la derrota es un producto de la sensibilidad. ¡Ah! , si solo pudiera hacer desaparecer la sensibilidad, la sensibilidad moral siquiera, así la fórmula de la vida sería una simple fórmula algebraica, las fórmulas matemáticas se me daban bien.

Entonces elevó su rostro para por fin mirarme, dejándome ver las perlas de su boca en una enorme sonrisa, mira hacia ambos lados de la calle y cuando se percata de que ningún auto pasaba, cruza la calle caminando hacia mi.

Esa sensación de alerta constante apareció, esa inyección de adrenalina que se activa en todo ser vivo, la reacción de supervivencia ante un peligro inminente, ­real o imaginario comenzaba a recorrer mi cuerpo.
En ciertos momentos era completamente maravilloso, pero no sabía si era un sentimiento compartido y eso estaba matándome...¿Qué pasaba si esto se convertía a algo más que un instante, que un momento o una tarde? ¿Qué pasaba si no pudiese controlar esta vez mis sentimientos? ¿Terminaría sumida en completa desesperación? ¿En completa desilusión? ¿Qué pasaba si me negaba a cortar mi sentir y dejar que hiciera lo que le plazca? Me arriesgaba, era demasiado arriesgado.
Porque ¡Mierda! Estaba cayendo en el amor de a poco.
Y eso, eso si asustaba. Porque no sabía si aquella flama de amor que comenzaba a encenderse dentro mío, llegaría a ser correspondido.

—Yo la llevó—mencionó quitándome la mochila

Lo tenía tan cerca mío qué mi corazón dio un vuelco, tragué con dificultad saliva y retrocedí un poco causando un poco de confusión en el.

—Gracias—me limité a responder

Comenzamos a caminar a paso lento hacia la parada de autobús como los otros días.

—Toma, puedes resfriarte—comentó colocando su chaqueta sobre mi espalda

—Oh...pero...

—Mira—soltó interrumpiéndome, baje la mirada al ver que trataba de mostrarme, la cuál era una pequeña videocámara—La compre esta tarde, aclaremos que no la he robado.

—Jamás hubiera pensado eso—respondí sonriéndole ligeramente—¿Para que la utilizaras?

—Para grabarte a ti—respondió como si nada, enfoco el lente al frente mío y comenzó a grabar—Será esté un momento memorable.

Como si realmente no supiera todo el revuelo de sensaciones, emociones, sentimientos que causaba en mí con tan solo unas cuantas palabras cualquiera.

—Basta—solté con una risa nerviosa—Vamos, no soy tan bonita como para ser grabada.

—A mis ojos lo eres In Na—contestó sonriendo—A mis ojos eres la chica más hermosa que haya visto.