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Enamorarse.
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Los días y los meses avanzaban a su tiempo, sutil, rápido.
Mi cabello había crecido un poco, mi mente divagaba y se iba a la luna de vez en cuando.
Mi vida seguía igual de monótona.
Pero esta vez Hobi estaba a mi lado.

Todos queremos enamorarnos. La pregunta es...¿Por qué?
Porqué la experiencia nos hace sentir completamente vivos, despierta cada sentido, cada emoción aumenta, nuestra realidad cotidiana se desvanece y volamos hasta el universo.
Puede durar un momento, una hora o quizá solo una tarde, pero eso no disminuye su valor.

Aún así ...
¿Por qué las personas quieren enamorarse si puede durar tan poco, y ser devastadoramente doloroso?

La jornada estudiantil había terminado y por alguna razón desconocida para mí, aquello me emocionaba, de alguna manera, él salir y encontrarme con él me ilusionaba.
Sin embargo, cuando puse un pie fuera y miré hacia delante, no lo encontré como todas las veces anteriores.
El no estaba esperándome esa noche.
Sin pensar demasiado decidí caminar a la parada de autobús, pero no iría a mi casa.

Mirar la calle a través de la ventana cuando estaba en movimiento me era satisfactorio y relajante. Las luces iluminaban la ciudad volviéndola muy brillante. Mientras más avanzaba, poco a poco las lujosas casas se transformaban en humildes moradas, qué a mi parecer, eran acogedoras.
Baje en la última estación y caminé el resto hasta llegar a la casa de Hoseok.
Creí que lo encontraría ahí, pero las luces estaban apagadas, y a pesar de golpear repetidas veces, no recibí respuesta alguna de su parte.
Quite mi mochila y muy decididamente me senté recargando mi espalda en la puerta dispuesta a esperarlo.

Unas cuantas horas pasaron, y se me hicieron infinitas. Mis ojos se cerraban, moría de sueño. Cabeceaba hasta que un estruendo me hizo abrir nuevamente mi mirar.
Sonreí por inercia cuando lo miré llegando. El por su parte se mostraba sorprendido y antes de poder admirarlo a detalle volteó su rostro tapándolo más con el gorro de su sudadera. Extrañada, me levanté y caminé hacia el.

—Mírame—solté con suavidad

—Entremos—fue lo que respondió pasándome de largo

Entre a la casa siguiendo su paso, quién me ignoraba descaradamente. Caminó hasta el cuarto y cerró las cortinas impidiendo que mirara sus acciones.
No sabía que estaba pasando y eso me frustraba.
Me frustraba su manera de actuar.

—¿Qué fue lo que pasó?—pregunte dándole la espalda a aquellos pedazos de tela colgando, los cuales nos separaban

—He dicho que estoy bien—se limitó a responder

—Y sabes que eso no fue lo que pregunté—respondí tratando de no emplear un tono con dureza

No recibí respuesta de su parte más que un suspiró.
Escuché claramente como aparecía nuevamente haciendo que yo me volteara. Mis ojos se abrieron más de lo normal cuando observaron todos aquellos hematomas en su rostro y torso desnudó.

—En realidad, no me gustaría hablar de eso—respondió sincero sin dirigirme si quiera una mirada

Sonreí con melancolía.

—Siempre con la mirada en alto—le dije tomándolo del mentón—Mírame a los ojos Jung Hoseok, no has hecho nada malo ¿Verdad?

Nuestras miradas cruzaban, estábamos acostados sobre el viejo colchón uno al lado del otro, hace apenas unos minutos había curado sus heridas.
Nada era incómodo con el.
Nada era sucio con el.
Todo siempre estaba bien a su lado.
Siempre estaba bien con Hoseok al mío.

—¿Desde cuando?—mencione casi inaudible, luego de escuchar la verdad.

—Siempre he estado solo—me respondió suavemente—Y de alguna manera, cuando estoy peleando libero toda esta ira que sé acumula dentro mío.

—Se lo que se siente, el estar solo—contesté

Lágrimas se acumulaban poco a poco en sus ojos, pero no quería dejarlas escapar. No quería darme el privilegio de verlas correr.

—Papá siempre maltrato a mamá, y a pesar de defenderla, ella siempre lo prefirió a él antes que a mi—continuó—En la primera oportunidad qué tuve, escape de casa.

—¿Por qué la vida es tan complicada?—pregunte.

—In Na, tienes un buen futuro por delante y es importante que te lo diga—mencionó—Yo sólo soy un punk que vive en un barrio pobre, peleando ilegalmente para un idiota y poder comer; y el hecho de que estes ahora a mi lado me parece casi imposible.

Una lágrima resbaló por mi mejilla, como gota de lluvia en la resbaladilla.
Pase mi mano sobre su pómulo lastimado acariciando suavemente.
Tomándolo desprevenido me acerqué con lentitud hasta que nuestras respiraciones se volvieron homogéneas.

—In Na...de alguna manera, tú me haces sentir menos enojado—murmuro cerca.

Y sin más, junte sus labios con los míos en un corto beso.

Él me miro con dulzura cuando me separe, y antes de que yo pudiese reaccionar, sus labios ya habían vuelto a capturar los míos. Un beso largo, lento, pero con un toque de desespero, ansía y angustia. Mezclando el miedo de no poder volver a hacerlo, traspasando la electricidad que desprendía. Aquel me había brindado mi primer y segundo beso, y era prácticamente maravilloso.

¿Por qué las personas quieren enamorarse si puede durar tan poco, y ser devastadoramente doloroso?

Ahora conocía la respuesta.
Porque el enamorarte, crea recuerdos que atesoraremos el resto de nuestras vidas.