Primer día de escuela.
Mansión Blight. Sótano.
Al día siguiente de la llamada, temprano a primera hora, Philip llegó a la mansión y se reunió con sus socios para discutir el asunto que estaban investigando. Mientras los hijos de la familia iban a la escuela, los mayores se reunieron en el laboratorio del sótano, el cual le pertenecía a Alador.
-Mis mejores científicos lo han analizado-dijo Philip mostrando la hoja ensangrentada-. Y hemos podido confirmar que no es sangre humana, ni de ninguna especie animal conocida en la Tierra.
-¿Estás sugiriendo que esto...?
-No hace más que comprobar que mi teoría es correcta, Alador. Esta sangre, le pertenece a alguien o a algo completamente fuera de este mundo, en el sentido literal.
-¿Y para qué la trajiste?-preguntó Odalia.
-Quiero que la analicen, y vean que podemos sacar de ella-dijo Philip dándole la hoja a Alador-. Diría que me gusta encargarle un asunto tan delicado a una mente más brillante que la mía, pero estaría mintiendo. Digamos que una mente... menos ocupada.
Alador se sintió algo ofendido, pues siempre le gustaba hacer alarde de lo brillante que era. Aun así, tomó la hoja y la metió a una máquina para analizarla.
-Es increíble. Su estructura molecular, las células, no existe nada similar en la Tierra...
-Gracias, Alador, eso ya lo había notado.
-Hay algo más, algo... diferente. No sé, parece un tipo de energía.
-¿Energía?-dijo Odalia incrédula-. ¿Qué tipo de energía puede tener una muestra de sangre?
-Averigüémoslo.
Alador comenzó a extraer aquella extraña energía de la muestra de sangre y luego de varios minutos, tenía una pequeña bola de luz almacenada en un tubo.
-¿Qué es eso?-preguntó Philip.
-No lo sé, pero es fenomenal. De verdad, nunca había visto nada como esto antes. Me pregunto si...
Alador entonces decidió meter aquella pequeña partícula de energía en una de sus máquinas, un robot de batalla que funcionaría perfectamente si no fuera porque le hacia falta una fuente de energía funcional, una superior incluso a la energía nuclear. Colocó el tubo en el robot y esperó.
Por unos minutos, no pasó nada. Odalia bufó.
-Pero que pérdida de...
En ese momento, el robot comenzó a encenderse. Pero no sólo eso, comenzó a sacar todo su armamento, ametralladoras, misiles, se movía de forma errática como si se estuviera sobrecargando. Asustados, los tres se refugiaron bajo una mesa mientras el robot seguía moviéndose fuera de control hasta finalmente explotar, dejando la partícula de energía intacta.
Alador y Philip eran los más impresionados.
-Dios mío, esta energía, con ella podría impulsar todos mis diseños, alimentaría una ciudad entera, un continente, ¡el mundo! Necesito más.
-Y la tendrás, Alador, la tendrás-dijo Philip contemplando el resultado y devolviéndole el tubo a Alador-. Por ahora, descubramos que tanto podemos hacer con esto.
-Esta energía, este poder-dijo Odalia en un murmullo-, cambiará muchas cosas en este país.
-No, mi querida Odalia-dijo Philip sonriendo-. Esto, cambiará al mundo.
Dos semanas después...
Casa de Eda.
Cuando la energía eléctrica terminó de restaurarse por completo, se anunció el regreso a clases de todos los estudiantes. Y luego de mucho rogarle al director, Eda logró que Luz fuera aceptada en la escuela, y es que aunque a Eda no le gustaba la idea de que alguien tan joven formara parte de lo que ella consideraba un régimen dictatorial, le parecía peor la idea de tener a una bruja en su casa.
-Y recuerda, no te metas en problemas con nadie y mucho menos los causes. Intenta no robarte a la pareja de nadie, no les gusta eso por aquí. Y lo que sea que te digan los idiotas de tus profesores, sólo di que sí a todo, ¿de acuerdo?
-De acuerdo-dijo Luz mientras se preparaba para salir-. Owlbert, esta vez tendré que pedirte que te quedes. Si los humanos te ven estaremos en serios problemas los dos. Volveré más tarde.
Owlbert ululó en señal de aprobación. King se relamió los bigotes.
-King, entiende que Owlbert no es un búho, no te lo puedes comer. Inténtalo por mí, ¿sí?
King se acurrucó en la pierna de Luz mientras ésta le rascaba las orejas. Esperaba que eso fuera un "sí".
-Bien, me voy. ¡Te veo después, Dama Búho!
-¡No me digas Dama Búho!
Eda siguió a Luz de lejos mientras ésta llegaba a la esquina y se subía al autobús.
-Que tengas suerte, brujita...
Regresó a su casa y se sorprendió al ver a alguien parado en su porche, alguien muy familiar para ella.
-¿Lilith?
-Hola, Edalyn-saludó Lilith muy formal como siempre-. ¿Podemos hablar?
Eda no dijo nada. Llevaba varios años sin hablar con su hermana ya que ambas decidieron tomar caminos totalmente opuestos, y según lo que recordaba de su última conversación, Lilith no quería volver a saber nada de ella.
-Pues, supongo que sí.
-Pasa.
-¿Me invitas a pasar a mi propia casa?
-¿A esto le dices casa?
Ambas hermanas entraron al pequeño departamento y se sentaron en la mesa.
-¿Te ofrezco un café o algo?
-No, gracias, tengo algo de prisa-respondió Lilith-. Esto podrá sonar un poco extraño, pero he venido aquí por un asunto de Seguridad Nacional.
Eda tragó saliva. Se dio cuenta de que ella podría estar hospedando al asunto de Seguridad Nacional al que su hermana se refería.
-¿Y qué tengo que ver yo en eso?-dijo Eda haciéndose la tonta-. Mi expediente está limpio, ni una multa.
-Estafa, robo, conducir sin licencia, falsificación de documentos. Yo no llamaría a eso un expediente limpio. Pero créeme, no tiene nada que ver contigo. En Washington tenemos cosas más serias de las que preocuparnos que de tus negocios.
-¿Entonces a qué viniste?
-Hace dos semanas, un apagón dejó a oscuras a la mitad del país incluyendo al gobierno y a las Fuerzas Armadas. Nos preocupa que pueda ser el preludio de un ataque a gran escala. Ya hemos enviado a un experto a investigar, pero decidí venir en persona a hacer mi propia investigación.
-¿Qué experto?
-Esa información es confidencial, todo lo que te puedo decir es que hasta no saber quién lo hizo, todos podríamos estar en peligro. El epicentro del evento fue aquí en Connecticut, no muy lejos de Gravesfield. Y quería saber si has visto algo extraño, fuera de lugar. Tengo entendido que aquí te enteras de muchas cosas.
Eda sabía que si le decía la verdad a Lilith, se llevarían a Luz para hacerle quién sabe qué cosas. Y por mucho que esa chiquilla pudiera sacarla de sus casillas, tampoco quería verla convertida en un espécimen de pruebas.
-Nada, Connecticut es demasiado grande. No se puede saber todo.
Eda era una experta en engañar a todo el mundo. A todos menos a Lilith, quien aún sabiendo que su hermana la engañaba en ese momento, decidió dejarlo pasar.
-Estaré unos días por aquí de cualquier manera. Mis superiores quieren resultados y los quieren pronto. Quizás nos estemos viendo.
Lilith se levantó y se fue hacia la puerta.
-¿Es todo?
Volteó hacia Eda antes de salir. Eda le dirigía una mirada enojada.
-¿A qué te refieres?
-¿Dejo de verte durante diez años y la única razón por la que te dignas a visitarme es porque temes que sea el inicio de la Tercera Guerra Mundial?
-Edalyn, tienes que entenderme. Mi trabajo es...
-¡Claro, todo siempre tiene que tratarse de ti! El trabajo de Lilith no sé qué y el trabajo de Lilith no sé cuántos. Pero si se trata de tu propia familia, no puedes dedicarnos ni un minuto. Ni siquiera fuiste al funeral.
Aquello fue un golpe bajo para Lilith, pero se aguantó. Sabía que, de todas formas, no podía justificarse.
-Papá enfermo y postrado en cama de por vida, mamá se fue. ¿Y tú ni siquiera eres capaz de venir a dejarle unas flores a ninguno de los dos?
-Envío cheques todos los meses para pagar el hospital y mantener su lápida en perfectas condiciones.
-Para ti todo se soluciona con dinero, ¿no es cierto? Pues déjame decirte algo, hermanita. Podrás sentirte muy orgullosa de tu título y tu uniforme, y siendo sincera conmigo misma deberías estarlo, pero como persona, dejas mucho que desear.
Lilith ya no se aguantó.
-Yo no fui la que decidió dejar la academia militar para perseguir el sueño americano, que por lo que veo no te ha llevado a ningún lado.
-Al menos yo soy feliz con mi vida y vivo como quiero. Tú, en cambio, vives tu supuesta vida perfecta, siendo un títere más de Washington, obedeciendo órdenes en su mayoría estúpidas.
-Yo también soy feliz con mi vida, Edalyn. Y quería que fueras parte de esto. Que las dos formáramos parte de esto. Tampoco es mi culpa que carecieras de ambición. Pudiste ser cualquier cosa, ingeniera, científica, comandante...
-¡No, Lilith, yo era feliz con lo que tenía!
-¡¿Nunca quisiste ser parte de algo grande?!
Eda golpeó la mesa furiosa.
-Era parte de algo grande. Era tu hermana.
Lilith se quedó fría al escuchar eso.
-Me tengo que ir-dijo abriendo la puerta rápidamente-. Cuídate. Me dio gusto verte. Y, lo digo en serio, espero que estés bien.
Fuera de la casa, Lilith suspiró triste. Sabía que Eda en parte tenía razón, pero su orgullo no iba a permitir que lo aceptar por completo. Ella era Secretaria de Defensa, era muchísimo mejor que Eda. Eso era todo lo que debía importarle. ¿No?
-¡King, deja a esa cosa en paz!
Lilith volteó y vio que la ventana de la sala estaba semiabierta. De reojo, vio al gato de Eda intentando atrapar a un pequeño búho. Lilith arqueó una ceja. A su hermana siempre le había gustado coleccionar cosas relacionadas a los búhos, pero nunca habló de tener uno.
Y aquel búho tenía algo raro. Algo peculiar, algo...
-Concéntrate, Lilith-dijo sacudiendo la cabeza-. Estás aquí por un asunto serio, no para estudiar a las aves.
Se arregló el saco y se fue de la casa.
Escuela Secundaria Hexside.
Luz llegó a la escuela bastante emocionada por la experiencia que estaba a punto de vivir. Veía a varios niños de su edad jugando, corriendo y gritando por todo el patio. Era igual que la escuela en casa, pero sin magia.
-Creo que esto me va a gustar.
Respiró hondo y entró. Empezó a recorrer todo el lugar viendo como los jóvenes platicaban y convivían entre ellos. Algunos parecían un poco duros con los demás, como una chica de cabello rosa y sus amigas que jugaban a pasarse la mochila de otro joven. Luz no le dio gran importancia y siguió su camino.
Mientras caminaba, llegó hasta un aula vacía a excepción de una joven peliverde. Al verla, Luz se ocultó tras la puerta y, sin saber porqué, empezó a observarla.
La joven, además de destacar por su pelo verde, vestía en ese momento su uniforme de ballet rosa y zapatillas doradas como sus ojos. Era de piel blanca y bailaba con una agilidad impresionante, dando giros sobre la punta de su pie derecho, saltando varios metros y haciendo un split completo en el suelo al caer. Luz se quedó embobada viéndola, pero seguía sin saber el porqué.
-Oye, ¿qué estás haciendo aquí?
Luz volteó. La chica de pelo rosa y sus amigas estaban justo detrás de ella.
-Yo sólo... yo sólo pasaba por aquí.
-¿Que no sabes que no puedes pasar por aquí sin nuestro permiso?-dijo la pelirrosa.
-Eh, bueno, en realidad soy nueva así que...
-Oh, ya veo, ese es el problema-dijo la pelirrosa sonriendo con malicia-. Bueno, chicas, démosle a la nueva una bienvenida como se merece.
Una de las chicas, de pelo gris, le dio un cartón de jugo a la pelirrosa, quien parecía ser la líder de aquel grupo, y ésta vertió el contenido del cartón en la cabeza de Luz.
-¡Hey!
Luz quiso levantarse y atacar a la pelirrosa, pero sus amigas la detuvieron.
-Yo no haría eso si fuera tú-dijo la pelirrosa-. Si sabes lo que te conviene, harás lo que te diga o de lo contrario...
-¿O de lo contrario qué, Boscha?
La pelirrosa y su grupo voltearon, igual que Luz. La bailarina peliverde estaba detrás de ella, aparentemente chateando en su celular.
-Oh, Amity, que bueno que te encuentro-respondió Boscha, la pelirrosa-. ¿Te nos unes?
-No, gracias, estoy muy cómoda observándolas.
Luz intentó correr, pero Boscha la sujetó.
-Creo que sigues sin entender-dijo alzando el puño-. Tendré que...
-Suficiente, Boscha.
Boscha y sus amigas voltearon y pusieron cara asustada. Amity les estaba mostrando la pantalla de su teléfono, en la que se veía un vídeo de lo que estaba ocurriendo.
-Si sigues metiéndote con esta chica, le mostraré este vídeo al director.
-¡No te atreverías!
-Tal vez, tal vez no, pero te apuesto a que mis hermanos sí-Amity pulsó la pantalla en la opción de "Compartir vídeo"-. Sólo tengo que oprimirlo, y los idiotas de mis hermanos lo compartirán con toda la escuela. Imagínate que el director lo viera, te echaría a patadas del equipo de fútbol. ¿Para qué arriesgarse?
Boscha gruñó, pero finalmente soltó a Luz.
-Increíble que nos hagas esto por una total desconocida-dijo mientras se iba-. Creí que podíamos ser amigas.
-Pff, ya quisieras, Boscha.
Mientras las abusivas se iban, Luz se levantó mirando a la peliverde sorprendida, feliz y confundida.
-Oye, eso fue... gracias.
La peliverde se fue sin siquiera mirar atrás.
-¡Oye, espera!-dijo Luz-. ¿Por qué lo hiciste?
La peliverde siguió sin voltear.
-Soy Amity Blight, eso significa que hago lo que quiero.
Se fue sonriendo, dejando a Luz aun más confundida.
-Eso no responde mi pregunta.
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