CAPÍTULO DIEZ

Aunque no lo pareciera, Bora Lee es una chica reservada que pocas veces habla sobre su familia o pasado, se mantenía entretenida presumiendo de sus hechizos o experimentos, aconsejando torpemente a sus compañeros de salón, o disfrutando de la atención que otros alumnos le daban. Era alguien sencillamente enigmante, lo que a JiMin, aunque odiara admitirlo, lo atraía lleno de curiosidad hacía ella. Saber de la vida amorosa de la castaña no era algo que debiera importarle, no es del tipo que le causa emoción tener a su libre conocimiento la vida íntima de los demás, pero… en un caso así, su corazón se acelera de emoción ante la idea de descubrir más sobre aquella persona misteriosa que vive desde hace pocas semanas en su techo.

De camino a casa después de un largo día de escuela, en sus planes estaba sacar a la luz el tema de ex parejas con suavidad y discreción, con un toque de humor para que ella pudiera captarlo como una plática común entre dos amigos que se están conociendo.

—Me estaba preguntando… —cuando abrió la boca, la mirada de la chica giró a verlo con atención. Sostenía las tiras de su mochila mientras caminaba a pasos firmes y delicados, prestando detalle al paisaje que ven todos los días— Bueno, más bien, sólo pienso que es algo extraño que no hayas aceptado ninguna propuesta de entre todos los muchachos que se te han confesado. ¿Es por qué tienes a alguien más?

—Oh, ellos no están enamorados de mi realmente, solo se sienten atraídos por mi perfume que tiene amorfodia, una fragancia que logra cautivar a aquellos de corazón débil. La uso para que hagan lo que digo, aunque no es útil con todos, solo con algunos.

—Espera… ¿Qué?

La conversación que pretendía tener había sido rota por una cuestión perturbadora, y era que Bora Lee utiliza un extraño perfume capaz de provocar un enamoramiento momentáneo en aquellos que tienen un corazón débil, o sea, fácil de cautivar. El dato lo dejó pensando unos largos minutos, porque tomaba sentido. La pócima es distinta al perfume, ya que ella tiene la capacidad de enamorar un cien por ciento a cualquier persona que quisiera, lo cuál la convierte es mucho más compleja y eficiente.

Sin darse cuenta, a donde quería llegar… no llegó.

En su cuarto después de haberse dado una ducha, caminaba de un lado a otro pensando en cómo volver a traer el tema entre ellos. Tal vez si iba a su cuarto a hacer tarea podrían conversar un poco, a las chicas les encanta hablar de muchachos atractivos o los que son idiotas, y Bora Lee sigue siendo una chica después de todo, pese a su rareza.

«Eres un genio, Park» se halago a sí mismo.

Tomó el cuaderno de matemáticas, un lápiz con borrador y salió disparado al pasillo. Entusiasta tocó la puerta negra con letrero morado, donde con unas claras palabras decía: ' ZONA DE MAGIA ' honestamente, a JiMin le resultaba aterrador entrar a la habitación de su amiga, a veces en las noches escucha el ruido de explosiones o de animales salvajes gruñendo, u otras, la misma castaña gritando palabras en un idioma incoherente. Sus padres le dicen que no tiene de que temer, ella solo viene de una cultura diferente, una donde… hablar con animales o conjurar hechizos espeluznantes es normal, y deben respetarlo.

Un suspiro decayó de sus labios cuando la puerta no fue abierta, volvió a tocarla, pero después de cinco minutos siguió sin abrirle.

—¡Bora, basta de bromas! ¡Voy a pasar! —gruñó antes de girar el picaporte de metal— Bora Lee… —dijo su nombre, llamándola entre la enorme habitación de baja luz, con una deliciosa fragancia indivisible. Así, se dio cuenta que ella no estaba ahí.