O11

CAPÍTULO ONCE

No es que sea un fisgón, no podía importarle menos estar solo en el cuarto de una chica, a los únicos que les emociona es a los pervertidos. Pero, vaya, sería un estúpido si no aprovecha su oportunidad al conocer un poco más del excéntrico cuarto de la bruja. Pasando de a lo largo, de puntitas, camina en busca de alguna foto en la pared, de alguna carta en su escritorio, ¡cualquier cosa que indique la mínima cosa sobre su vida! para su mala suerte, no encuentra nada a la vista.

Sin embargo, hay cajones en su escritorio que fácilmente podría abrirlos para encontrar más sobre ella. «¿No sería demasiado?» se cuestionó a sí mismo «Nah, no creo que se enoje» como un consuelo, reflexiono sobre ello antes de abrir los cajones uno por uno revolviendo su interior. En el primero de la izquierda no había mucho, tan solo unas cartas sin enviar a quien parece ser su madre, contando con completa admiración sus avances mágicos sin ayuda de nadie, tan solo leyendo los anticuados libros que tomó de la biblioteca de su castillo. En el segundo, habían envolturas de dulces que está seguro que su padre le obsequió en secreto. Y al final, en el tercero, había un grueso libro de color rojo que no dudo más de dos segundos en agarrar.

Apoyándolo sobre la mesa, lo abrió en la primera página.

' Los días de una princesa ' era escrito en vivo y en directo, con una caligrafía digna de admiración en cursiva, y con una tinta negra. Sorprendido, pasó a la segunda página, allí se formaba el relieve de una foto, que en realidad, no era una foto, parecía un corto video en movimiento puesto sobre el amarillento papel. En este, aparecía una pequeña Bora Lee aprendiendo a caminar.

Corriendo cada página, podía notar el crecimiento de la princesa mágica, así, hasta llegar a las últimas.

Y halló la respuesta a sus enigmas.

¡Tuvo un novio! O eso lo que notaba, pues un esbelto joven con cuernos y ojos rojos aparecía en unas diez fotos con ella, de la mano, abrazándose, o besándose. Estaba ahí, al lado de ella.

—¿JiMin? —de un sobresalto, el castaño cerró el libro de tapa gruesa mientras se daba la vuelta.

—B-Bora Lee… —balbuceo, tratando de no mirarla mucho, ya que se encontraba en bata de baño— ¿Estabas dándote una ducha? N-No te escuché.

—Ni yo a ti. —suspiró, acercándose. Y notó el libro sobre el escritorio— Eres un fisgón. —sentenció.

—¡No es lo que crees!

—Explícame entonces. —volvió a su cama, donde se sentó con una pierna arriba de la otra. Su cabello húmedo largaba gotas que resbalaban hacía sus piernas desnudas; el muchacho tragó saliva en busca de las palabras indicadas.

—Quería saber un poco sobre tí.

—¿Cómo que?

—Cómo si tienes, o tuviste pareja… ¡TaeHyung me obligó! —en una pobre defensa, se vio expuesto ante aquellos filosos ojos negros.

—¿Te refieres a un… novio? —asintió— Claro que tuve. —chasqueó los dedos para obtener el libro en su poder, y flotando este, movió su dedo anular para que las páginas fluyan, mostrando así la ante última, donde abrazaba al joven moreno— Era mi prometido, NamJoon el príncipe de los demonios.

—¡¿Un demonio?! —gritó con sus ojos abiertos como platos— Cuando pienso que no puede haber nada más extraño en ti, siempre sales con algo que me hace preguntar… ¿Eres real o te estoy imaginando?

—Oh, dulzura, soy muy real.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top