18.
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El peso de la culpa.
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Narrador Pov.
— ¡Deja de hacer escándalo de una maldita vez! — Gruñó Leo dándole un fuerte golpe en la cabeza para ver si se le acomodaban las ideas— ¡Solo estás avergonzando a Chiara! ¡Niño tonto!
Nico estaba totalmente fuera de sí mismo, Percy lo comparo con un loquito que vio en el centro.
—¡Leo!— Chillo Jason escandalizado, pero Percy aprovecho el momento para aplicarle una llave que Annabeth le enseño. Era simple, solo tenías que presionar un nervio y ¡Pam! Hacerlo desmayarse, así que el hijo de Hades se deshizo en los brazos del rubio y su cabeza cayó hacia delante sin fuerzas.— ¡Percy! ¿¡Qué carajos?!— Grito.
— Estaba muy alterado, lo viste, ¿Qué tal si habría una grieta al Tártaro?— Le cuestionó el hijo de Poseidón.
— Percy.— Exclamó Annabeth y luego parpadeó varias veces, analizando la situación —Eso fue muy inteligente… Estoy tan orgullosa.— y lo abrazo.
— No lo felicites, acaba de dejar inconsciente a Nico.— Se queja Jason cargando al pelinegro como un saco de papas sobre su hombro.
—¿Y lo malo?— Le cuestionó Leo.
Decidieron hacer una intervención después de llegar a un acuerdo entre todos, como no confiaban en el juicio de Nico al despertar, ellos lo ataron a una silla en la casa grande y mientras dormía escribieron sus sentimientos con su nueva actitud maníaca, su muy evidente depresión y falta de higiene personal. También estaba lo loco que se puso con esa pequeña chica que se parecía más a un borregito listo para el matadero frente a él. Por los dioses.
Incluso se plantearon la posibilidad de que estuviera siendo controlado de alguna forma mágica o divina.
Quería que Dionisio lo evaluará, pero estaba en el Olimpo en una reunión y ninguna bruja, es decir, todos los que habitan la cabaña de la diosa Hécate se negaron a echarle un vistazo.
Para ser más parecidos, ellos les cerraron la puerta en la cara.
Según ellos, “Ese maldito no solo le había roto el corazón a su hermana, sino que se pavoneó con su nueva pareja de forma pública como si no supiera que eso iba a lastimarla. Tenían suerte de que no lo hubieran convertido en un cerdo, lo que es”
Así que la ayuda mágica no estaba sobre la mesa. Intentaron hacer que Rachel hiciera sus “cosas mágicas de oráculo” pero no vio nada relevante, solo dijo ver a una chica bonita que jugaba en una fuente y esa no era el tipo de respuestas que esperaban.
Luego, intentaron hacer que Leo llamara a Calipso para ver si podía ayudar, pero este se negó a contactar con su ex y Annabeth tampoco estaba demasiado feliz con la idea de verla.
Así que estaban lidiando con una posible posesión sin ayuda.
—¿Q-qué?— El pelinegro abrió sus ojos lentamente y tiro de las ataduras en sus muñecas, confundido.— ¡¿Qué es todo esto?!— Su voz paso de estar llena de incredulidad a molestia.
Jason tomó su hoja y se empezó a leerla en voz alta.
— Nico, todos en esta habitación te queremos y estamos profundamente preocupados por tus acciones.— Dice con una voz robótica y lenta.— Sé que atarte a una silla no es amable, pero estamos consternados por tu actitud y tememos que — Nico lo interrumpió.
—¿¡Qué mierda les pasa!? ¡¿Esto es una maldita locura!? ¡Suéltenme! ¡Ya!— Empezó a gritar sacudiéndose.
— Por favor no me interrumpas.— Pidió el rubio y se aclaró la garganta.— Seguimos, tememos que— Nico lo volvió a interrumpir con sus gritos.
— No puedo creer que hayas actuado de esa forma ¿Está cuerdo? ¿Seguro que no está hechizado o algo así?— Le cuestionó Piper totalmente confusa.— Dijiste que estabas agradecido de que te hubiera ayudado con Will, pero lo dejaste en menos de dos semanas.— Le cuestionó ofendida por quitarle de forma indirecta el título de cupido.
Nico detuvo sus esfuerzos por intentar escapar y se giró muy lentamente hacia la morena.
Él estaba tratando muy fuerte de no echarle la culpa por sus desgracias, es decir lógicamente todo es su culpa, él sabía que es un ser humano que tomo sus propias decisiones, pero en este momento las emociones nublaban su juicio y no estaba siendo lógico.
Así que sí.
Estaba a otro comentario de su parte de lanzarse sobre la novia de su mejor amigo y zarandearla por ponerlo en contacto con su exnovio e insistir.
—No es el momento para eso — Le indico Jason a su novio y volvió a mí—Ya sabía que se estaba viendo con alguien, pero no creí que fuera muy serio por qué nunca me lo presento — Admitió — Y nunca se me pasó por la cabeza que fuera una chica.
— Deberíamos echarle un balde de agua encima para que se aplaque — Opina Leo con los brazos cruzados.
— Eso es demasiado.— Bufo Jason.
— ¿Con un rociador?— Pregunto Percy emocionando.
— Eso es más amigable.— Lo apoyo Annabeth, quien perdía una neurona cada que se juntaba con su novio.
— ¡No! ¡Nada de rociadores o agua!— Exclamó el hijo de Júpiter.
— ¿Nico está realmente cuerdo? No podía imaginarlo haciendo ese tipo de escena frente a todos. Es una locura.— Le cuestionó Annabeth a Jason.
— ¡Estoy justo aquí mientras hablan de mí! ¡Suéltenme ahora! ¡Tengo que hablar con Chiara! — Pataleo Nico.
— Ella se fue a buscar un posible mestizo con una tríada.— Afirmó Leo alzando una de sus cejas pobladas.
— ¡¿Hace cuánto tiempo?! ¡Aún podría alcanzarla!— Chillo Nico.
Nico rompió las ataduras de sus manos y se levantó de la silla. Todos gritaron y leo se cubrió la cara con un cojín para evitar posibles daños.
— No, no, no.—Jason tomo los hombros de Nico con ayuda de Percy y lo obligaron a sentarse de nuevo.—Sabes que no puedes entrometerte en una misión y… Esa chica no parecía querer verte o hablar contigo.
— Si, Chiara no quiere verte— Afirma y Nico gruñe —Y si insistes en verla como un maldito desquiciado no va a solucionar las cosas.— Dijo Leo detrás de la seguridad del cojín amarillo del sofá— Solo dale un tiempo para que digiera tus disculpas, Chiara se vería realmente molesta y si no hubiéramos intervenido seguro te hubiera dado una cachetada. Y te la merecías.
Nico hace el amago de replicar, pero cierra los labios de golpe, temblando y baja la cabeza, cubriéndose el rostro mientras soltaba un bramido de pena.
— Lo arruiné todo.— Admite el pelinegro con la voz rota.
— Nico, ¿Qué está pasando?— Le cuestionó Jason confundido.
— Y-yo— Intento explicarse, pero se sentía culpable y avergonzado—No sé en qué estaba pensando al dejarlo por perseguir el fantasma de una relación anterior— Balbucea — ¡Ahora Chiara me odia…! Y se fue a quien sabe dónde con dos niños de primaria.— Chilla.
— ¿Cómo? ¿Cómo fue que empezaste a salir con esta chica? ¿Te dio algo? ¿Te hizo beber una poción o algo?— Le cuestionó Piper por su experiencia con él embruja habla, pensando que los hijos de Hécate tenían sus propios trucos, pero rápidamente recibió un codazo de parte de su amigo Leo.
—¿Cómo dices eso?— Susurro Leo.
— Perdón.— Murmuro Piper.
— Ella no me hechizó.— Afirma Nico desviando la mirada, sin poder dejar las manos quietas. Se frotaba la cara, el pelo y los muslos—No, no, no de la manera que creen.— Murmura.
Piper alza las cejas.
— Oh, ya entiendo, te dio su florecita y ahora estás enganchado.— Exclamó y todos hacen un sonido colectivo de asco y reproché.—Perdón.— Susurra.
— En realidad Leo tenía razón.— Admite exhalando todo el aire de sus pulmones —Yo estuve detrás de ella desde el invierno del año pasado y, y logré hacer que su novio terminara con ella.— Balbuceó lleno de culpa—¡Sí, soy una mala persona! ¡Egoísta, estúpido y no, no me la merezco!— Chillo —Pero no puedo dejarla ir.
Sus amigos lo miraron en silencio, totalmente estupefactos e incrédulos.
— Paga.— Pidió Leo al hijo de Júpiter.— Te dije que este embustero se había entrometido en la relación.— Bufó.
— ¿Entonces por qué no nos hablaste de ella?— Le cuestionó Annabeth.
El rostro de Nico paso de un pálido enfermizo, perlado por el sudor y los ojos con una expresión permanente de tristeza y culpabilidad paso muy rápidamente a tornarse sonrojado y con los ojos cristalizados inyectados en sangre. No habían visto nunca a nadie cambiar de color tan rápido.
— No quería que me juzgarán, yo sabía lo que diría por qué de pronto empecé a salir con una chica después de Will y yo termináramos. No soy tan estúpido, sé lo mal que se ve.— Sisea— Pero no es“clavo saca otro clavo” — Exclamó con seguridad y voz rota—Ni una forma de “experimentar” yo solo la vi y quise hablarle.— Admitió — Y luego empecé a ir a su casa a cenar— Agregó y su tono se volvía cada vez más alterado—¡Diablos, incluso fui capaz de perseguirla en su trabajo!
Nico se frotó el rostro y se llevó el cabello hacia atrás, agitado. Tratando de no ponerse a llorar allí mismo.
— Nico…— Susurro Jason en un tono lleno de preocupación y decepción.
— ¡Ya sé! ¡Ya sé que están decepcionados de mí…!
—Cometiste un error, es cierto, pero puedes remediarlo— Le aseguro Jason colocando una de sus manos sobre el hombro de Nico en forma de consuelo—Aunque no puedo asegurarte que ella te acepte de nuevo— Admitió —Cuando está chica vuelva, debes ser sincero con tus sentimientos y… Evita ponerte a llorar o gritar. Eso no va a resolver nada.— Le aconseja Jason.
— Pero podría ir, podría ayudarla.—Nico se levantó de golpe, pero todos lo obligaron a volver a sentarse.
— ¡No!— Dijeron todos al unísono.
(...)
Solo pasaron tres días para que los semidioses que habían salido del campamento mestizo volvieran.
Incompletos.
Fue todo un escándalo. La líder de la cabaña de Hécate transformó a Jack en un gato y a Stella en un ratón por abandonar a su hermana, Dionisio se vio obligado a intervenir y volverlos a su forma normal, por qué Marie había declarado que los dejaría así por una década como castigo por su cobardía.
Claro que no Marie no estaba siendo realista. Jack y Stella eran jóvenes y no tenían experiencia en combate, se supone que la misión sería sencilla y nadie correría peligro alguno, pero no podía evitar. Hace apenas unos días habían hablado con Chiara sobre el viaje anual que hacen los hijos de la diosa Hécate cuando estos cumplen la mayoría de edad y ahora unos niños le decían que estaba muerta. Ella no podía aceptarlo, no podía hacerlo.
Se hizo una ceremonia. Se quemó un Sudario en lugar del cuerpo de la hija de Hécate, por qué estaban seguros de que no podrían encontrarlo. Luego de un par de días sombríos, todo volvió a la normalidad y se reanudaron todas las actividades del campamento.
Un mestizo muerto por verano no era algo trascendental y Chiara no era un héroe famoso como Percy Jackson. En realidad casi nadie la conocía, solo sus hermanos y los mestizo que trajo una vez al campamento mestizo. Así que…
Solo era una más.
Un número más en la estadística de muertes de la cabaña de Atenea.
Jason tocó la puerta de la cabaña de Hades, tocó tres veces y espero, luego de no recibir respuestas empezó a tocar insistentemente la madera.
— Hola, ¿Cómo estás?— Pregunto tratando de ocultar su preocupación al ver el mal aspecto de su amigo.
— Miserable.— Susurro y se apoyó en el marco de la puerta, cansando.
— ¿Comiste algo?— Le cuestionó al ver lo famélico que se veía.
Nico asintió con la cabeza varias veces luciendo distraído.
— Sí, creo.— Murmuro confuso.
Jason se relamió los labios, manteniendo su fachada para no mortificar más a su amigo.
Algo le decía que este era el preciso momento para ser comprensivo con Nico y tratarlo con pinzas por ahora. No sé tomo bien la noticia de la… Del suceso desafortunado que envolvió la misión. No era para menos, pero él no se sentía particularmente afectado, ya que no conocía en persona a Chiara.
Solo la había visto una vez y fue la última vez muchos la vieron.
Aun así, trataba de ser empático con el dolor de su amigo y si su proceso de duelo se había estancado durante días en la negación solo podía apoyarlo.
— ¿Por qué no vienes un rato con nosotros al campo de entrenamiento?— Le pregunto —Estás pálido, un poco de vitamina D no te haría mal.
— No, no, no puedo— Se negó Nico rápidamente — Estoy esperando a Chiara y si me desconcentro no podré sentir su aura cuando llegue.
Jason mantuvo la sonrisa en sus labios para no demostrar la gran preocupación que sentía y soltó un suspiro audible, algo ansioso.
— Claro, claro.— Respiro hondo y trato de buscar una forma de sacarlo de su cabaña —Pero no quieres que te atrapé con mal aspecto ¿Verdad?—Le cuestionó —Con el cabello largo, esa barba y delgado por no entrenar.
Nico parpadeó múltiples veces y pareció tomar conciencia de su aspecto y se sintió avergonzado.
Chiara no podía verlo así.
Ella siempre lo consideró guapo y no quería dejar de gustarle.
—¿Puedes ayudarme?
Jason sonrió.
— Le diere a Piper que te corte el cabello, lo hará encantada.
Jason se sintió orgulloso y culpable en ambas partes por manipular al hijo de Hades para que se saliera y se aseara
Nico estaba un poco torpe y débil, probablemente por las porciones de comida diminutas que apenas comía, que él le había obligado a comer. Así que por precaución (válidas) se quedó en la cabaña 13 mientras este se daba una ducha “vigilando” que no tuviera un accidente(o provocado) en el baño.
Tuvo que ayudarle a afeitarse la barba, por qué al intentarlo por su cuenta se hizo un corte en la mejilla.
Luego lo llevo a la cabaña de Afrodita dónde Piper le cortó el cabello.
—¿Sacaste a Drácula de su cueva?— Se burló leo al ver a Nico apoyado en la pared del cobertizo de armas.
— Sean amables y no mencionen, ya saben, solo no hablen de eso.— Dice Jason en voz muy baja, discreto.
— ¿Sigue en negación?— Pregunto Annabeth al notarlo pálido como un fantasma, tan distante y roto.
— Sí, está seguro de que Chiara regresará.— Murmura Jason entre dientes —Por ahora solo voy a tratar de guiarlo amablemente y hacerlo ver la realidad poco a poco — Afirma.
— No puedo creer lo que pasó.— Murmura Leo balanceando su espada de madera de forma distraída.
— Pues es bastante común en realidad.— Aclaro Annabeth.
— Lo sé, pero… Chiara era el tipo de persona que merece una larga vida.— Completa con un tono inexpresivo.
— ¿Cómo era ella?— Pregunta Percy
— Tímida, pero bastante firme, y era amable. — Agrego —Muy amable, me llevo Magdalenas al búnker cuando se enteró de mi ruptura con Calipso y me escucho hablando pestes de ella por dos horas. No todos hacen eso.
— Suena como una buena chica.— Teoriza Piper con una media sonrisa.
— Sí, les hubiera agradado.— Dice desviando la mirada, tratando de no poner su atención en el tema.
Si pensaba mucho en eso estaba seguro de que terminaría deprimido.
Nico miró a sus amigos entrenar en silencio sintiendo como la luz del día chocaba contra su piel pálida. Había dicho que se uniría a ellos después de tomar una espada de práctica echa de madera, pero se había tomado un par de minutos para recuperarse, estaba demasiado cansando y mareado como para entrar en el almacén y tomar un arma de madera. Estaba muy débil.
Caminar unos metros hasta el campo de entrenamiento lo había dejado sin fuerzas, pero no quería demostrarlo y recibir toda esa lástima que tanto le incomodaba de parte de sus amigos.
Así que se apoyó en la pared y decidió fingir que tomaba el sol.
Saco la caja de cigarrillos medio vacía y encendedor del bolsillo pantalón y saco uno con las manos temblorosas, lo puso entre sus labios y lo encendió. Había dejado de fumar hace meses, pero fumar le quitaba el hambre.
Nico no practicaba ninguna religión por ser semidioses griegos, pero había crecido como católico en Italia y creía firmemente en cumplir penitencia después de hacer algo muy malo.
Así que no iba a comer.
Ayunar era una forma de limpiarse, era una de las pocas cosas que aún recuerdo de su religión materna.
Alguien paso por el costado del pelinegro y entro en el almacén, al salir los ojos del pelinegro se fijaron en él y su boca se llenó de un sabor metálico al morder muy fuerte la lengua al sentir amargura y celos.
James apenas lo miro y siguió su camino. Eso desestabilizó a Nico, lo hizo sentir como la furia se extendía por cada fibra de su cuerpo, por qué no le gustaba esa maldita actitud de fingir que era más maduro que él.
— ¿Seguro eres hijo de Ares?— Le pregunto con una voz amarga.
James detuvo sus pasos, este tenía las manos llenas con espadas de madera por qué sus hermanos semidioses las rompían con mucha facilidad. Así que tenían que surtirse constantemente.
— Así que ese chico viene y te quita a tu chica ¿Y tú no haces nada? — Sisea con un tono burlón y despectivo. Se relamió los labios y soltó una risita—Qué simplón.— Bufo con asco.
— Eres patético.— Susurro lo suficientemente alto para que Nico pudiera escucharlo claramente.
Nico apretó la mandíbula y saco el cigarrillo de entre sus labios.
— Ey.— Lo llamó.
James giró la cabeza por encima de su hombro para verlo.
— ¿Reconoces esto? —Nico alzó su mano y movió sus dedos de arriba abajo de forma presuntuosa. Luego bajo sus dedos, dejando solo el dedo meñique a la vista donde había un anillo muy diferente a los demás en sus manos. Más femenina y elegante.
El hijo de Ares apretó la mandíbula y contuvo la respiración.
Claro que conocía ese anillo.
Era ese estúpido anillo de promesa que le dieron a Chiara cuando entró en esa rígida escuela católica.
— Pero ella me eligió a mí, no a ti — Nico sonríe con malicia, mostrando sus colmillos —Yo gané.— Exclama.
Los brazos de James se aflojaron y las espadas de madera cayeron al suelo.
Para James no solo este tipo ni siquiera había estado en el servicio funerario de Chiara había estado molestando a sus hermanos preguntando por ella, la había utilizado como él predijo al ver su interés por la hija de Hécate. Sabía con certeza que los últimos días de la persona que más ama habían sido un infierno por culpa de Nico di Angelo.
Y ahora se atrevía a presumir.
Aun así, no hizo nada, por qué quería respetar la memoria de su exnovia.
La confrontación física sería fuera de carácter, algo impensable para Chiara y había decidido respetar sus deseos.
Se repetía a sí mismo que Chiara se decepcionaría de él si lo golpeara. Y había logrado contenerse con éxito.
Hasta ahora.
Camino hacia el hijo de Hades y lo golpeó con todas sus fuerzas en la cara una y otra vez. El muy idiota apenas se defendió. Hasta que los amigos del pelinegro los separaron totalmente histéricos. James sintió que todo pasó muy rápido, vio rojo y simplemente su cuerpo actuó.
Solo se acordaba de la furia que sintió. Quizás si era hijo de Ares...
Después de calmarse sus hermanos le contaron que utilizo todos los insultos que había en el jodido mundo. Que le dió puñetazo tras otro aunque esté ya estaba en el suelo y grito como loco.
—¿¡Por qué dejaste que ese chico te golpeara!?— Le cuestionó Jason con un tono preocupado mientras la hija de Atenea curaba las heridas de Nico.— ¡Por los dioses! ¡Mira como te dejo!
Nico desvió la mirada, inexpresivo.
— Me lo merecía.— Susurro.
Hola chicas y chicos.
Hace dos semanas se reanudaron las clases en mi universidad y con mi teléfono dañado no podía escribir más actualizaciones, así que denle mucho apoyo a este capítulo.
Nico delulu en negación regreso.
Es triste pensar que la muerte de chiara pasó sin pena ni gloria por qué no era conocida en el campamento y los únicos sufriendo eran sus hermanos.
Los mestizos viendo como James se agarra a putazos a Nico:
Bye bye.
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