Capítulo 16
No estaba seguro de lo que pasaba en ese momento, su cabeza era ahora un lío de pensamientos. Primero estaba buscando la carne que Ringo había pedido para la fiesta, luego contándole cosas de su pasado a Syo. No le gustaba hablar de ello con nadie, pero por alguna razón necesitaba sacarlo y expresar sus pensamientos de manera externa por primera vez.
Le pareció una buena opción contárselo al albino. Ellos eran similares en la forma de actuar y habían demostrado llevarse particularmente bien. No parecía haber ningún problema.
Pero al instante siguiente le estaba besando. Syo realmente había atrapado sus labios en cuanto se giró para mirarlo y él ni siquiera había tenido tiempo de reaccionar por la sorpresa y lo inesperado de la acción.
El contacto no fue muy largo, mas sí firme y decidido. Cuando se separó de él no sabía qué decir o hacer, eso no le había pasado nunca lo que provocó que no supiera como reaccionar. Syo notó su confusión así que con un suspiro procedió a hablar:
—Nos están esperando, cojamos la carne.
Y así sin más se dio media vuelta para ahora sí buscar a por lo que habían ido al almacén inicialmente. «Espera un momento», sus pensamientos por fin comenzaron a tomar forma y su cuerpo tomó la primera decisión por sí solo agarrando a Syo del hombro para detenerlo. Sin embargo el movimiento fue más rápido que su cerebro preparando lo que iba a decir a continuación.
—Tú... —la confusión era extremadamente notoria en Usher— ¿Por qué...? —trataba de formular una pregunta con coherencia pero todas las palabras querían salir al mismo tiempo.
—Mira, voy a ser claro contigo, me gustas —fue Syo quien habló al final—. Pero obviamente ahora hay cosas más importantes que hacer y tú pareces tener temas pendientes con el chico del gremio. Pero ahora al menos lo sabes, no me gusta ir con rodeos.
—Sí, definitivamente has sido directo —admitió Usher y Syo se encogió de hombros—. ¿Gustarte? Apenas nos conocemos desde hace unas semanas y además, pensaba que tú y Skie...
Ahora el confundido era Syo. Usher empezó a cuestionarse si podía ser que todos habían malinterpretado algo en toda esa situación.
—Oh no, Skie es una chica genial, y realmente la admiro mucho, la quiero y quiero protegerla pero más como una hermana.
En ese momento Usher se sintió estúpido por haber dado por sentado que Syo y Skie tenían algo. Al final se había dejado llevar por los comentarios de Tet, pero era verdad que a pesar de la preocupación que Syo mostraba por la chica no hubo ningún tipo de acercamiento más allá de la amistad por ninguna de las partes. Se podía achacar a que hacía poco que se conocían y que el hecho de que Skie fuera la princesa podría ser un tanto intimidante para Syo, pero Skie tampoco comentó nunca nada acerca de esa idea.
—Y bueno, respecto a lo otro no sabría qué decirte o cómo explicarlo —admitió Syo—. Puede que sea porque ambos tenemos más cosas en común de las que parece, porque admiro tu actitud decidida y forma de hacer que parezca que lo tienes todo bajo control aunque no sea sí o simplemente... que seas una de las pocas personas que nunca a comentado nada acerca de mi pasado no muy correcto y de cierta forma se haya tomado el tiempo de conocerme antes de hacerse una imagen equivocada sobre mí. Creo que ya te puedes hacer una idea.
Usher hizo un repaso de todo lo sucedido desde que conocieron a Syo y Skie. Maldita sea, si la primera vez que se vieron Syo casi lo mata. Esa situación era surrealista.
¿Había enviado señales a Syo sin darse cuenta? ¿Habría confundido al chico sin quererlo? Ya había estado en una que otra relación, pero ambas habían sido un tanto especiales por la forma en la que se dieron, así que no tenía ni idea de como funcionaban estas cosas con otras personas. Se sentía tremendamente idiota y culpable al mismo tiempo, para su sorpresa Syo le dio una palmada en la espalda.
—Como ya te he dicho sé que ahora tienes más cosas en la cabeza, así que no le des muchas vueltas al tema hasta que no te sientas seguro al respecto —trató de quitarle importancia al asunto, aunque Usher sabía que eso seguramente no era lo que el albino realmente quería—. Solo necesitaba expresarlo de alguna manera y no soy bueno con las palabras.
Un fuerte ruido interrumpió la conversación haciendo que ambos se sobresaltaran. Había venido de fuera.
Se asomaron por la puerta del almacén, unos tablones de madera se habían caído. ¿El viento los había tirado? No hacía tanto en realidad. Eso le dio mala espina a Usher.
—Regresemos con los demás —dijo.
Syo asintió entrando de nuevo para buscar la carne de una buena vez.
Cuando regresaron a la plaza la fiesta continuaba como si nada. Saturn se acercó a ellos y les agradeció por el favor llevándolo todo rápidamente a la cocina. Cuando regresaron a los troncos donde sus amigos se encontraban notaron que solo Preston y Sol seguían sentados mientras hablaban entre ellos.
—¡Hola! —saludó primero Daystar— Habéis tardado ¿ha pasado algo?
—No encontrábamos el almacén correcto —puso una escusa rápida Syo.
Pareció colar pues Sol asintió sonriente. Era comprensible que alguien que nunca había estado en la aldea y otro que llevaba como cuatros años sin ir por allí se desorientaran un poco.
—¿Y los demás? —preguntó Usher tomando asiento al lado de Preston.
—Dándolo todo en la pista de baile —señaló divertido el peliplata.
En efecto Usher pudo ver como Colby, Tet y Skie bailaban con energías alrededor de la enorme hoguera. Parecían divertirse bastante pues no paraban de reír.
—Y eso es lo que deberíamos de estar haciendo nosotros —Sol se levantó con ímpetu agarrando por sorpresa el brazo de Syo que prácticamente acababa de sentarse también—. Vamos, la noche es joven.
Dieron igual los intentos de Syo porque lo soltara. Sol estaba decidido a que todos bailaran y ni aunque se opusieran rotundamente parecía estar dispuesto a permitir que se quedaran sentados.
—Qué energías —rió Preston.
—No lo sabes tú bien —suspiró Usher poniéndose en pie— ¿vamos? —extendió su mano para que el más bajo la tomara.
Preston lo miró con sorpresa por unos segundos, pero superó su vergüenza y agarró la mano que Sena le tendía. Sentir su mano helada en contraste con la suya cálida por el fuego de la hoguera le dio un escalofrío.
Miró el rostros de Usher iluminado por las luces naranjas y rojas del fuego, sus ojos brillaban atrapando la atención de Preston y cuando le miraron fijamente al llegar junto a los demás no pudo evitar que la felicidad y los nervios invadieran su cuerpo a partes iguales.
Esta vez sí tenía toda su atención e iba a aprovechar el momento todo lo posible.
A la mañana siguiente la aldea estaba bastante tranquila. Era muy temprano y la mayoría dormían aún después de una fiesta que duró hasta bien entrada la madrugada. Usher a pesar de ser uno de los invitados de honor se retiró pronto sin avisar a nadie más que a Preston para que no trataran de convencerlo de que se quedara un poco más.
Al principio pensó que en cuanto Tet se diera cuenta de su marcha iría para llevarlo de vuelta aunque fuera a rastras. Para su sorpresa no fue así. Sospechaba que Princeton tenía algo que ver con eso.
Gracias a acostarse temprano y ser uno de los más madrugadores, tuvo tiempo de dar una vuelta por la aldea. Si bien ya la había visitado para mostrársela a Syo y Skie quería hacerlo de nuevo ahora por su cuenta.
Eran tantos los recuerdos que volvían a su cabeza que tenía que permanecer unos pocos minutos en cada sitio para asimilarlo todo. Recordaba la primera vez que él y Tet pusieron un pié en ese sitio que Camellia llamó Edén. Tet estaba tan asustado que se escondía a su espalda, Usher no podía hacer otra cosa que sacar su instinto protector y tratar de cubrirlo de cualquier posible peligro.
Estaban tan heridos y debilitados que si realmente las brujas de aquel sitio hubieran querido hacerles daño lo hubieran logrado sin ningún problema. Ya por no mencionar que eran dos críos malnutridos y en un pésimo estado físico. Tan delgados que los huesos se les marcaban y parecía que con la más mínima fuerza del viento podían romperse.
Todas las personas de allí se volcaron con ellos. Les dieron un techo, comida y ropa, lloró como un bebé la primera vez que se metió una cucharada de estofado caliente y recién hecho en la boca. Fue la primera vez en su vida que comía algo que no era pan duro y comida que parecía echada a perder.
Le avergonzaba un poco pensar en lo penosa que se habría visto esa escena.
También recordaba su primer encuentro con Sol y Ringo, y todas las mañanas y tardes que se habían pasado jugando y correteando por todas esas calles. Uno de los recuerdos que probablemente más atesoraba era el día en el que jugando al escondite Sol tropezó y se raspó la rodilla. Tet y Ringo empezaron a llorar desconsoladamente por la imagen espantosa de la rodilla ensangrentada de su amigo, Tet incluso gritaba que se iba a morir.
Mientras tanto Sol tan solo se levanto, se sacudió la tierra de la ropa y, cojeando, le agarró la mano a Usher pidiéndole que lo acompañara al centro médico. Bueno, pedir era un decir, porque Usher lo recordaba más como una orden.
Seguro que cuando las sanadoras los vieron aparecer por allí de esa manera se rieron a costa de ellos. Tuvo que ser una imagen digna de plasmar en un lienzo.
—Vaya, te veo muy pensativo.
Aunque no esperaba escuchar aquella voz no le sorprendió en lo más mínimo. Era un momento tan tranquilo y aquella voz sonó tan dulce y serena que no interrumpió el momento de paz.
—Buenos días, Sol —saludó sin necesidad de mirar a la cara al chico para comprobar que realmente era él.
—¿Recordando viejos tiempo?
—Sí —contestó directo y tal vez algo seco.
A Sol no pareció importarle porque sabía que así era Usher. Aunque su voz sonara cortante y su cara no mostrara ninguna expresión, en realidad un torbellino de emociones estallaba en su interior. Él lo sabía y no necesitaba pruebas para asegurarlo.
—¿Cómo os fue ahí fuera? —preguntó Sol colocándose al lado de Usher.
El azabache había terminado en el punto más alto de la aldea. Una pequeña y cercana colina, pero lo suficientemente alta como para ver toda la aldea con buena perspectiva.
De pequeño había sido uno de sus sitios favoritos cuando necesitaba estar solo.
—Creí que ya habías hablado de eso con Tet.
—Pero ahora quiero saber tu opinión.
Calló por unos minutos pensando muy bien lo que podía contestarle. Explicarle todo podía alargarse demasiado, era difícil resumir cuatro años en una pequeña conversación de algunos minutos.
—El mundo de ahí fuera es mucho mejor de lo que hubiera imaginado —comenzó—. Sé que de pequeños siempre me decíais que era peligroso, que era un sitio lleno de personas horribles como aquellas brujas de las que nos rescataron a Tet y a mí. Y en cierta parte era verdad. Ahí fuera hay muchas de esas horribles criaturas. Brujas que no son como nuestra familia, brujas que tomaron un camino muy diferente a vosotros y que han de pagar por ello.
—Entonces ¿te marchaste por venganza? ¿Es eso? —cuestionó Sol— ¿Te fuiste de Edén para acabar con esas brujas en un intento de desquitarte por todo lo que te hicieron perder?
La voz de Sol sonó desesperada. Usher lo notó, el propio Sol lo notó, pero ninguno comentó nada al respecto. Eso sí, Usher negó ante sus preguntas.
—Quería ver el mundo por mí mismo por primera vez. Pasé de estar encerrado en una cueva al borde de la muerte a quedarme aquí en esta aldea perdida en un bosque remoto.
—¿Quieres decir que eramos como una jaula para ti?
Usher frunció el ceño confundido.
—Ya sabes que no me refiero a eso.
—Pues suena como que sí.
Quiso contestar a eso, no sabía muy bien como, y tal vez había sido mejor que no hubiera podido hacerlo, porque podría haber desembocado en algo horrible para ambos. Por suerte dos figuras que se acercaban a la colina los distrajeron de su conversación.
—Por fin te encuentro, Usher —habló una de las dos chicas que acababan de unirse a ellos.
Las reconoció rápidamente a las dos, sobre todo a una de ellas a la que dedicó un profundo asentimiento de cabeza a forma de saludo y una pequeña sonrisa. La chica que había hablado era Violette, la sanadora que había atendido a Skie cuando llegaron.
La otra chica, y a la que más conocía de las dos, era la misma que se había encargado de la música la noche anterior, aquella chica de pelo rosa capaz de controlar de sonido, Nyx Shapiro. Ella había sido una de las pocas personas cercanas a su edad con las que había crecido jugando. De hecho dado que era una aldea de brujas en la que muchos hombre y mujeres adultos ya pasaban de los cien e incluso los doscientos años, por muy bien que se conservaran, era raro ver niños allí. Sin embargo, gracias a la llegada de Tet, Usher y Sol, se formó un pequeño grupo que incluía a Ringo, Nyx, Cronus, Faythe y Theo, siendo estos últimos cinco los únicos que eran hijos biológicos de personas de aquella aldea. Casi habían crecido en su propia burbuja juntos, como hermanos, porque con los siguientes más jóvenes de la aldea se llevaban varias décadas ya de diferencia.
—¿Qué pasa? —preguntó Usher.
—Camellia quiere verte —se limitó a decir Violette—. No me ha explicado para qué, así que siento no poder decirte nada más.
De todas formas Usher no lo necesitaba. Ya sabía lo que la mayor quería hablar con él, de eso para lo que él y Tet decidieron viajar desde un principio a Edén de nuevo.
—Está bien, no te preocupes —se giró para mirar a Sol—. Seguiremos hablando después.
A pesar de decirle eso, los últimos minutos de su conversación no habían sido muy buenos, así que esperaba no tener que continuarlos más tarde. Con suerte esa extraña agresividad que había detectado en Sol de repente desaparecería antes de que volvieran a verse.
—Está en el ayuntamiento —dijo Violette antes de perderlo de vista.
Usher fue directamente allí sin perder un segundo, en la puerta ya estaban esperándolo de hecho y no solo Cammy, también estaban Tet y Skie. La presencia de esta última le desconcertó.
—Ahora que estamos todos, pasad —indicó la mayor.
Los tres menores se miraron entre ellos antes de que Skie fuera la primera en seguir a Camellia siendo que Tet y Usher entraron justo tras ella. Caminaron por un corto pasillo y en lugar de ir a la sala de reuniones del ayuntamiento, Camellia los condujo a su despacho.
Ella tomó asiento tras el escritorio tallado en madera con unas hermosas y meticulosas decoraciones de diferentes patrones imitando hojas, troncos de árboles y otros elementos de la naturaleza. Les señaló con la mano las sillas acolchadas frente a ella para que también se sentaran. Obedecieron sin añadir nada.
—Como te prometí ayer ha llegado la hora de que hablemos —explicó mirando hacia Usher.
—¿Está segura de que yo debería de estar aquí? —preguntó Skie algo afligida e intimidada por la situación.
—Sí, hay algo en todo lo que voy a contar que también te involucra, te va a ayudar a entender varias cosas a partir de ahora —aseguró la líder de las brujas blancas.
Skie miró a los dos chicos que la acompañaban, pero ellos también estaban perdidos en sus propios pensamientos. Demasiado preocupados por la atmósfera que rodeaba la conversación como para replantearse qué tenía que ver la princesa en todo aquello.
—Habéis venido en busca de información y, lamentablemente, yo no podré daros todas las respuestas que queréis, pero sí puedo puedo contaros todo lo que sé. Contaros hasta donde llegue mi conocimiento de la situación —comenzó Camellia—. Para empezar, seguro que ya habéis oído sobre las brujas del pecado ¿cierto?
Los tres asintieron, Skie recordaba perfectamente lo que Mark y Jude habían contado al respecto antes de que abandonaran el gremio.
—Son los siete discípulos originales del primer oráculo, Zoolan Rice —dijo Tet para que Camellia supiera en qué punto se habían quedado. Ahora fue el turno de la mayor para asentir.
—En realidad, Zoolan Rice no tenía solo siete discípulos. Como primer oráculo, y persona con la magia más fuerte de Altair, docenas y hasta cientos, acudían a su templo para tratar de que los aceptara como discípulos. Pocos años antes de que la catástrofe ocurriera Zoolan ya contaba con casi doscientos discípulos que trabajan para él y estudiaban en el Templo de la Luna, era el centro de la sabiduría del reino.
—Pero luego la magia lo corrompió, quiso ser más y mejor hasta que murió consumido por ese mismo poder —siguió Usher dando a entender que ya sabía por donde iba—. Y escribió en un pergamino el último hechizo que creo, el más poderoso y peligroso de todos ellos, que para nuestra suerte ahora tienen las brujas oscuras a las que hemos intentado dar caza todo este tiempo.
—Básicamente —asintió Camellia—. No todos, pero la gran mayoría de sus discípulos se convirtieron en brujas oscuras, siendo las más poderosas los siete discípulos principales de Zoolan. Pero no todos sus discípulos predilectos acabaron así, en realidad eran nueve, pero dos de ellos no se dejaron engañar y, junto a los que aún creían que la magia oscura no era la respuesta, huyeron de allí.
—De ese pequeño grupo surgieron las brujas blancas.
Camellia sonrió y asintió ante la conclusión acertada de Skie.
—Uno de esos dos discípulos regresó al final al templo ocupando el puesto de segundo oráculo, el otro condujo a los supervivientes a este lugar fundando Edén. Ese segundo discípulo era mi padre, Percival Travis —desveló Camellia.
Eso sí que era información nueva para Usher y Tet. A pesar de que ellos vivieron allí, y sabían que hubo un fundador, aunque no las circunstancias en las que Edén se creó, nunca les habían dicho que ese fundador fuera nada más y nada menos que el padre de Cammy.
—Él murió hace ya varios cientos de años, era el más joven de los discípulos principales de Zoolan cuando todo sucedió, y aunque trató de explicarme todo lo que sabía sobre el tema antes de morir había muchos detalles que él desconocía y podrían ser importantes —Camellia suspiró apoyando su mandíbula sobre sus manos unidas—. Es muy importante que las reliquias que contienen el poder de Zoolan no caigan en manos de las brujas también.
—Nos encargaremos nosotros mismos de ello, las cuidaremos con nuestras vidas si es necesarios, te lo prometemos —juró Usher.
—No dejaríamos que el esfuerzo de todos los oráculos, brujas blancas y cazadores de todos estos siglos resultaran ser inútiles por nuestra culpa —le siguió Tet a Usher—. Eso jamás.
Camellia sonrió, orgullosa por la determinación de aquellos dos chicos que eran casi como hermanos pequeños para ella.
—Conozco la ubicación de una de las reliquias —admitió para sorpresa de los presentes—. La cuarta oráculo se la hizo llegar a mi padre, estuvo aquí por varios años hasta que él decidió ocultarla en un sitio más seguro. La llevó a la hondonada, el collar de la cuz del sur, se la dejó a alguien de confianza para que la cuidara.
—La hondonada —Skie repitió no sintiéndose muy segura.
La hondonada era otro lugar con el que tenía frontera Altair. A diferencia de Cyril, la hondonada no era un reino humano, sino un lugar habitado únicamente por seres feéricos. Seres que no tenían una estrecha relación con su reino precisamente por diferentes disputas que hubo entre ambos a lo largo de los siglos.
Si un humano entraba en territorio feérico era muy posible que no volviera a salir. Lo matarían mucho antes.
—Si no me equivoco se la dejó a los greenlanders, una raza que habita en la hondonada, pero no sé nada más de ellos ni donde están exactamente. Si lográis recuperar ese collar podréis localizar el resto de reliquias mucho más fácilmente.
«Porque las reliquias se atraen las unas a las otras» se repitió Skie en su mente.
Todo eso sonaba mucho más fácil de decir que de hacer. Era la primera vez que una misión la ponía tan insegura. ¿Cómo se tomarían los feéricos que la princesa del reino humano les hiciera una visita sin avisar?
—Y con todo esto explicado, tengo que entrar en terreno pantanoso —con esas palabras Cammy tuvo de nuevo la atención de Skie, que ya se había desviado a sus propios pensamientos—. Como sabéis hay brujas más jóvenes, que no son de la época del primer oráculo. Un humano puede convertirse en bruja con la instrucción adecuada por parte de una, tanto oscura como blanca, la magia no es tan difícil de aprender. Pero para que una bruja oscura sea considerada como tal, pasa un ritual que otras brujas crean mediante el cual dejan su humanidad atrás completamente. Pero a parte de ese ritual, hay otra forma de convertirse en bruja, nacer de ellas: una hija o hijo de dos brujas blancas será considerado bruja blanca, y un hijo o hija de dos brujas oscuras nacerá ya con esa magia negra de nacimiento.
Era lógico dentro de lo que cabía. Hasta donde se sabía las brujas poseían un cuerpo humano, por ello pueden procrear como uno sin problema.
—De hecho es mucho más común que las brujas prefieran aumentar su número teniendo hijos que convirtiendo a humanos en brujas, alguien nacido de una bruja y con su poder heredado es mucho más poderoso que alguien que aprende la magia de forma externa —hasta ahí la explicación de Camellia tenía bastante sentido—. Lo malo es que las brujas suelen trabajar en solitario, no les gusta estar en grupos porque acaban compitiendo por el territorio.
—Eso les complicaría los planes de tener descendencia entre brujas —Camellia asintió ante lo dicho por Tet.
—Es por eso que optaron por usar a humanos para ello. Los hijos serían solo brujas en un cincuenta por ciento, pero seguirían siendo mucho más poderosos que aquellos que no tienen sangre de bruja oscura.
De repente algo hizo clic en la mente de Usher. Tenía todas las piezas, y le acababan de dar las instrucciones para unirlas, lo malo es que la imagen que mostraban no le gustaba nada. Es más, le parecía repugnante.
—Lo que quiero decir es que, hay personas que no son ni brujas ni humanos comunes, sino una mezcla de ambas y... —Camellia hizo una pequeña pausa como si ella misma se preparara para lo que tenía que decir— y esos mestizos, el resultado de ese cruce, son las personas con las marcas del ojo y el sol.
—¿Cómo? —preguntó Tet demasiado sorprendido. Sentía que le estaban gastando una broma pesada.
—Las marcas aparecen por la acción de una magia tan poderosa en el cuerpo de un humano corriente. Estar marcas tienen un nombre, marcas Wyderak, aparecen muchas veces cuando dos razas feéricas diferentes tienen un hijo. Las marcas del sol en este caso aparecen cuando uno de los padres es una bruja blanca, mientras que el ojo aparece cuando uno de los progenitores es una bruja oscura.
Aquello le cayó como un cubo de agua fría a Usher. No solo es que su marca indicara que era hijo de una bruja, si hubiera sido una bruja como Camellia o cualquiera de las que vivían en Edén no habría mayor problema. Pero él no tenía la marca del sol, tenía la del ojo.
Era era el resultado de un deseo puramente egoísta de una bruja oscura.
Todos los niños, o la gran mayoría de los que vivían con él en aquella mugrienta cueva tenían la marca del ojo. Aquella aldea adoraba a dos brujas oscuras. Aquellos niños, entre los que se incluía él, eran sus...
Se levantó de la silla con unas enormes ganas de vomitar. Necesitaba salir de esa habitación, se estaba asfixiando allí.
Tet quiso ir con él pero con una seña le ordenó que no lo hiciera. Tal vez se vio como un idiota, pero no quería compañía en ese momento. Solo salir de allí ya.
—Lo siento —dijo Camellia pero Usher ya había salido del despacho—, debí de contároslo antes, pero erais demasiado jóvenes y yo demasiado inexperta en estos temas.
La mujer se veía realmente afligida, pero Tet estaba más preocupado por su amigo que por el pesar de Cammy. Skie ni siquiera sabía donde meterse en ese momento, sentía que había sobrado demasiado en esa conversación que era tan personal para sus dos compañeros, sobre todo para Sena.
—¿Sol lo sabe? —preguntó Tet volviendo a tomar asiento tras decidir que era mejor no seguir a Usher. Ahora necesitaban respuestas más que nunca y el otro no estaba en condiciones de recibirlas.
Camellia asintió.
—Le pedí que no os dijera nada, él comprendió que era un tema delicado y me hizo caso.
Tet suspiró. Sol tenía la marca que indicaba que era hijo de una bruja blanca, así que dentro de la sorpresa no era tan malo. Su madre o su padre había sido una bruja blanca respetable. Pero el caso de Usher era completamente diferente.
—Su madre era aquella bruja ¿verdad? La que parecía tener el control de la aldea.
Aquella aldea de creyentes de las brujas oscuras era liderada por dos brujas. Una era horrenda, le daba miedo a todos los niños. Piel pálida que la hacía parecer un cadáver, pelo descuidado y grasiento, uñas y dientes amarillentos y desprendía un hedor insoportable a sangre y muerto. Sin embargo, la otra bruja, la que era la líder entre las dos, era una mujer extremadamente bella, tan bella como cruel. Con un hermoso pelo negro azabache como el de Usher y unos penetrantes ojos azules que siempre parecían mirar a todos por encima del hombro.
Ahora más que nunca Tet notaba el parecido entre aquella bruja y Usher. Porque antes de saber lo que las marcas significaban, la opción de que fuera su hijo era tan absurda como que un pez sobreviviera fuera del agua.
—Skarale, ese era su nombre, una bruja de rango S según la escala de los cazadores —dijo Camellia dejándose del secretismo que había mantenido por tantos años—. Y sí, ella era la madre de Usher.
Tet no dijo nada más. Se limitó a mantenerse en silencio pero perdido en sus pensamientos. Lo que no esperaba es que Camellia aún tenía que decir algo realmente importante.
—Skie, Silvia Woods, la que fue tu cuidadora por tantos años, era una de nuestras brujas.
La chica se sorprendió demasiado, primero porque Camellia conociera ese nombre, conociera a Silvia, y después por el significado de esas palabras.
—Ella conoció a tu madre hace muchos años. Silvia era un alma indomable, era como Usher y Tet, no le gustaba estar aquí quieta. Edén era su hogar, su lugar seguro, pero no quería que se convirtiera en su jaula. Silvia viajaba mucho, salía de la aldea más que cualquier otra bruja, y en uno de sus viajes conoció a Violet Blue —las palabras y el tono de la mujer se sentían nostálgicas, hablaba con un gran cariño de Silvia, se notaba que ellas también habían sido grandes amigas—. Luego, un día nos dijo que se iría a trabajar para ella, al castillo nada menos, que cuidaría de su hija recién nacida. Se supone que sería temporal, que cuando ya supieras valerte por tí misma Silvia regresaría, pero me imagino que con la muerte de tus padres no quiso abandonarte. Se acabó convirtiendo en una segunda madre para ti.
Ahora tenía sentido lo que vio el día que Silvia la sacó de las mazmorras, aquella forma tan rara de abrir la puerta y de deshacerse de todos los guardias. No le había dado nunca demasiadas vueltas porque el simple hecho de que la encerraran y de haber tenido que huir de su propio castillo opacó todo lo demás. Ahora más que nunca tenía ganas de volver a ver a Silvia y poder hablar con ella.
—Silvia nos habló de tí en sus cartas, y me alegro de haber podido conocerte en persona. Eres tan maravillosa como ella decía —admitió Camellia dedicándole una cálida sonrisa.
Una idea llegó clara a la mente de Skie. No había dudas, no había titubeos o peros, no iba a preguntarle a nadie antes de decidirlo, porque la decisión ya estaba tomada.
—Tengo entendido que todos los humanos tienen afinidad con la magia en mayor o menor medida —habló rememorando las palabras de Ringo cuando explicó que Tet no podía usar magia y que eso era algo muy extraño—. ¿Crees que yo podría aprender a usarla?
—Skie —Tet la miró sorprendido.
—Todos pueden hacer grandes cosas, pueden valerse por sí mismo, pueden luchar y ser de ayuda en los viajes —trató de explicar su punto la peliazul bajo la atenta mirada de los dos presentes—. Pero yo siento que soy un lastre.
—Skie, no eres ningún lastre —negó Tet.
—No sé luchar por mucho que Enver trató de enseñarme a defenderme, me meto en líos por culpa de mi curiosidad como con la quimera y ni siquiera sé hacer mapas, cocinar o cazar para ayudar en las tareas diarias. ¡Quiero ayudar! Quiero ser capaz de rescatar a Silvia, de ayudaros en el gremio, de encontrar algo que solo yo sepa hacer —se veía frustrada.
Era la primera vez que Skie mostraba sentimientos como aquellos desde que la habían conocido. Siempre había sido optimista y alegre, pero ahora la situación la presionaba como a todos.
—Por favor, si es posible me gustaría aprender —pidió mirando a Camellia.
La mujer al principio se mantuvo seria frente a la mirada inquisitiva de los dos menores. Luego sonrió.
—Iremos con Cronus, vamos a descubrir con qué tipo de magia tienes mayor afinidad —dijo para alegría de la chica.
Camellia guiaba a Tet y Skie para que hablaran con aquel chico que había mencionado. Tet parecía un tanto emocionado, Skie lo miraba con curiosidad.
—¿Es un amigo tuyo? —preguntó sabiendo que una respuesta afirmativa explicaría la alegría del pelirrojo.
—¡Sí! Usher y yo jugábamos con un grupo de niños entre los que estaba, a parte de Sol y Ringo, Cronus. Es una gran persona, te va a caer muy bien —aseguró para alivio de la chica.
Estaba segura de que si era como Sol todo iba a ir bien. No se conocían desde hace tanto pero el chico realmente era muy amigable.
—¿Y por qué vamos a verle? ¿Cómo puede ayudarme con lo de la magia? —preguntó con curiosidad— ¿Me enseñará él?
—Oh, no cielo, él solo nos dirá cuál es tu tipo de magia afín —explicó Camellia que había escuchado las preguntas de la joven—. Es un proceso rápido. Gracias a este descubrimos que Sol era mucho más diestro con la magia de luz que con la sanadora, igual con Usher y su magia de viento. Aunque este último caso no salió tan bien como se esperaba.
La explicación de Cammy no había hecho otra cosa que alimentar su curiosidad. ¿Qué tipo de proceso sería? Tal vez era similar al ritual que Rosie llevó acabo en el Templo de la Luna, cuando fueron a visitar al oráculo. Estaba muy interesada en eso, porque también era considerado magia, y le gustaba ver todos los tipos diferentes que podía.
Se emocionaba también pensando qué tipo de magia podría usar. Aunque el pensamiento de que le pasara como a Tet y no pudiera usarla, o como a Usher que nunca llegó a controlarla, la abrumaba. Ellos aún tenían sus habilidades físicas, o cosas en las que eran realmente buenos y podían ser de ayuda, pero ella no. Si no podía aprender tampoco hechizos ¿cómo podría ayudarlos a todos? ¿Cómo podría ayudar a su reino?
¿Cómo podría ayudar a Silvia?
—Ya hemos llegado —anunció Camellia parando frente a una de las tantas casas de madera.
Tocó ligeramente con los nudillos y la puerta no tardó más de un minuto en abrirse. Un chico de pelo castaño y ojos rubí era quien les miraba desde el interior.
En cuanto vio a su líder hizo una profunda genuflexión con una elegante sonrisa y saludó a los menores que la acompañaban.
—No hace falta que seas tan formal, tonto —se quejó Tet yendo a abrazar al chico.
Skie no recordaba haberlo visto a su llegada a Edén, tampoco durante el tour que Tet les dio por la aldea ni durante la fiesta. Podría ser que sí se hubieran cruzado pero no se hubiera fijado en él. Era una opción. Todo era nuevo y eran demasiadas cosas que asimilar.
—Ya se te echaba de menos por aquí —dijo el castaño en respuesta—. No nos han presentado, soy Cronus Fourseason, un gusto —se presentó ante la chica.
—Skie, un gusto para mí también —le sonrió ampliamente.
—Necesitamos que le hagas una prueba de afinidad a Skie, quiere aprender a usar magia —Cammy no se andaba con rodeos.
—Claro, pasad dentro.
Cronus se echó a un lado dejando pasar a los tres invitados a su hogar. Siguieron al chico hasta un estudio que estaba lleno de libros muy variados, frascos con diferentes líquidos dentro y algunos papeles con anotaciones allí y allá.
—Siéntate y extiende tus manos con las palmas hacia arriba —le dijo a Skie señalando un taburete.
Skie obedeció. Cronus restregó una crema extraña y que no olía demasiado bien por sus palmas. Tenía un color verdoso que le recordaba a las algas marinas y le daba un poco de repelús. Esperaron por varios segundos sin que nada pasara.
—¿Para qué es esto? —se atrevió a preguntar finalmente.
—Nos dirá la magia que puedes aprender, pero tarda algunos minutos, no desesperes —se limitó a contestar Fourseason.
Tet a su derecha se movía inquieto, lo que la estaba poniendo nerviosa a ella también. Camellia y Cronus por otro lado permanecían impasibles mirando hacia sus manos.
—Empieza a hacer cosquillas —admitió Skie.
—Eso es buena señal —asintió Cronus.
Nada más decir esa frase una enorme llama surgió sin previo aviso de las manos de Blue. La chica soltó un grito y movió las manos en un acto reflejo por apagar la llama. No duró mucho rato y se apagó.
—¿Te ha dolido? —preguntó preocupado Tet.
El corazón de Skie latía muy rápido. Miró sus palmas una vez más, estaban limpias, ese mejunje que Cronus le echó había desaparecido. Como si las llamas lo consumieran.
—N-no —contestó aún desconcertada.
—Porque no debe hacerlo —aseguró Cronus anotando algo en un papel que Dios sabe de donde había sacado—. La llama era plateada. El color es el que indica tu tipo de magia. ¿Cuántos años tienes?
—Diecisiete —respondió perdida— ¿Y qué significa el color plata? —preguntó aún sintiendo el corazón palpitando fuerte. Ahora más bien por los nervios que por el susto anterior.
Cronus miró de soslayo a Cammy, luego volvió a centrarse en Skie mientras le extendía el papel en el que había estado escribiendo.
—Magia curativa.
"Skie. Humana. 17 años. Magia curativa.
Se recomienda entrenamiento con las sanadoras. Bruja al cargo durante su entrenamiento: Violette Nashira Gardine."
Nombre: Violette Nashira.
Apellido: Gardine.
Apodo(s):
Lettie (dado por sus amigos)
Nashi (dado por su familia)
La mariposa amatista (origen desconocido)
Fecha de nacimiento y edad: 4 de agosto, 24 años.
Altura: 1'65 m.
Ocupación: Bruja blanca, sanadora.
Rasgos más característicos: Es una persona conocida por todas las brujas como trabajadora, amable y pacifista. No le gusta la violencia ni los conflictos, pero de hecho es una gran manipuladora pudiendo conseguir grandes cosas solo con las palabras adecuadas. Es como una madre para muchos por ese espíritu protector hacia los demás, sobre todo hacia los niños.
Campo en el que destaca: Defensa.
Habilidades principales: Tiene un intelecto muy agudo siendo de las personas más astutas e intelectuales de Edén y de Altair. Tiene una gran experiencia como médica y amplios conocimientos en botánica, por lo tanto en plantas medicinales. Posee un espíritu indomable y decidido que la hace no querer rendirse nunca, prefiere morir a romper sus principios.
Debilidades principales: No es buena en el combate cuerpo a cuerpo, prefiere mantener las distancias ayudándose de su magia. Es demasiado terca para decidir echarse atrás cuando ya ha decidido algo, eso juega muchas veces en su contra. Su familia y amigos son su mayor debilidad.
Magia: Magia de curación y magia estelar como principales fuentes de fuerza.
Crush: Desconocido.
Character Song: Titanium — Sia.
Extras:
—Cuando está nerviosa, se muerde el labio y frotar sus dedos en busca de puntos de presión para calmarse.
—Tiene mejillas de malvavisco, muy suaves.
—Para ella no hay peor cosa que levantarse por las mañanas, más si toca madrugar.
—Le tiene miedo a los ratones (Musofobia).
—Tiene un broche en forma de mariposa, tal vez responsable de su sobre nombre "La mariposa amatista". Siempre lo lleva encima, ya sea en la ropa o en el pelo.
—Convive con un águila llamado Ulyses, es su protector y la ayuda entregando mensajes, espiando o recolectando información,
¡Olvidé publicar ayer! Sorry ;-;
En fin, tarde pero al menos llegó. Aquí ha venido un capítulo importante de revelaciones. Lo más destacable el origen de las ya famosas marcas y un poquito de mención del pasado de Silvia que actualmente está en paradero desconocido.
¿os visteis venir alguna de estas cositas? ewe
Nos vemos el lunes en Rapsodia (si es que no olvido de nuevo que toca actualizar >:v)
~Nova/Dreamer ♥
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