Malas jugadas

"El sol brillaba con mayor intensidad, anunciando un nuevo amanecer, un nuevo día, las aves cantaban mientras volaban de árbol en árbol, las personas iban transitando cada vez más las calles de aquel pueblo, niños y adolescentes iban a sus respectivas escuelas, adultos y ancianos iban a su trabajo, o abrían tiendas y puestos en la zona de mercaderes dónde la gente recurría a recursos más comúnmente. En la entrada de un callejón, vestida con solo ropas negras y una capucha que tapaba su pálido y mortífero rostro de la gente curiosa, de cabellos entre blancos y grises mal cuidados, ella sonreía, alegremente, eso hizo que algunas personas cerca de ella se alejarán tanto como pudieron, algunas pequeñas arrugas en sus desgastadas manos se dejaban ver. La gente la podía ver a ella, más sin embargo no a la sombra deforme detrás de ella, un fiel sirviente, prisionero suyo, serían las palabras correctas.

-ya es hora.-.sonrió más, que sus músculos ya dolían, trás decir aquello con voz algo desgastada y serena-. Sabes que hacer pequeño, no me falles.

La sombra asintió, y desapareció rápidamente de ahí, mientras la mujer empezaba a caminar tranquilamente entre la poca multitud de personas, y se perdía entre ellas en algún punto del recorrido.
















Mientras tanto, en la cabaña, con los gemelos Pines, inconscientes de aquella mujer. El rubio, que observaba a Mabel devorar sus recién preparados Hot-cackes, con mermelada, chocolate, miel, lechera, chispitas, y quien sabe qué tantas cosas que la castaña le puso, y a Dipper que comía y leía muy entretenido el mismo libro que ayer le vió leer igualmente, mientras que su plato tenía solo unos pocos bocados en la comida, pedazos faltantes, no tuvo apetito aquella mañana, ni ganas de nada, solo tenía que soportar su propia existencia, como siempre, día normal.

-¿no te comerás eso?-. Dijo Mabel embarrada de chocolate y chispitas en la boca después de acabar su último bocado, señalando a el plato del rubio aún con comida.

-No, provecho-. Respondió Bill arrimandole el plato y sonriendole levemente.

-¿no vas a desayunar nada?-. Habló derrepente el castaño sin despegar la vista de su libro.

-No Pino, no tengo ganas de comer en esta mañana hoy-. Respondió serenamente.

El castaño le miro un momento, y después de un suspiro regreso a su lectura.

-¡Más para mí!-. Chillo Mabel avorazandose contra la comida que el rubio no quiso.

Él tenía un mal presentimiento desde la mañana, a eso se debe su falta de apetito, y el no haber bajado la guardia desde que se levanto.

El desayuno se llevo tranquilo.

-¡Qué rico!-. Exclamó la mayor de los Pines.

-¿Me harías el favor de limpiarte la boca?-. Habló el menor.

-Ño -. Dijo ella y seguido salió corriendo directo a hacerle mimos a su cerdito Pato.

El castaño rodó los ojos y rió ligeramente, el rubio se quedo embobado un momento con su voz, después movió la cabeza ligeramente saliendo de su ensoñación.

El ambiente fue cambiando afuera, de un día cálido sin nubes y viento, soleado, a un ahora día con nubes blancas y grises rondando por el cielo, empezó a hacer un ligero viento, meciendo a los altos pinos, sus hojas se balanceaban a causa de ello, como si de un baile se tratara, después, poco a poco se empezo a escuchar el silbido del viento, sus susurros diciendo secretos, tal vez advirtiendo todo lo que vendría muy pronto.


Mabel grito lluvia, Dipper bufo y Bill trago saliva nervioso.

Los susurros de aquel viento no pararon hasta que el cielo estuvo completamente negro, y todo el pueblo oscuro, como si ya fuese de noche, la luz adentro de la cabaña era lo que tenían, hasta que hubo un silbido, parecido al que hace el viento y tan distante a la vez, terrorífico, sería la palabra, y la luz que tenían, se fue. Se apagó y todo quedo en completa oscuridad.

Una sombra se escurría en esa oscuridad yendo a Dipper, no contó con el rubio presente, el cual no necesitaba luz para ver, tomo su arma, que siempre estuvo cerca de él, se acerco un poco más a Dipper, miro de reojo a Mabel y mantuvo en vigilancia a aquel ser.

Lo que no sabían era que, solo era una simple distracción y que el verdadero suceso ocurría afuera, con esas bestias escamosas y deformes caminando por entre las sombras, lejos de la vista humana, preparandose para la orden que ella daría, y atacar, raptar.

Por qué lo que ella necesitaba lo tomaría de ahí, para iniciar de una vez la verdadera misión.





Alejar a el demonio y obtener al castaño."

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