CAPÍTULO TRES

En el desayuno, JiMin se acostumbró a la brillante personalidad de Bora Lee que cautivó a sus ingenuos y amorosos padres, ella les mostraba trucos locos para hacerlos reír, como hacerlos flotar o cambiar el color de sus caballos. Era divertida, aunque trató no hacerlo, terminó riendo cuando volvió a su padre una rana, se sentía igual a un sueño cada vez que la veía mover sus dedos en el aire, ella recitando palabras en una lengua que no podía comprender, volvía lo irreal en real.

El primer día que llegó, le mostró su habitación, era la misma que tienen todos los alumnos de intercambio, no tenía mucho más que una cama y muebles vacíos, por el equipaje de ella, supuso que tampoco traía más que un poco de ropa. Sin embargo, al entrar observó el ambiente con una sonrisa, dijo que era encantador por su pequeño tamaño y que le haría unos retoques, en cuestión de minutos, el aburrido color del tapiz beige fue cambiado por un color púrpura con toques negro que lo hacían parpadear aturdido. El cuarto ya no era pequeño, ahora era inmenso, con una cama tres veces el tamaño de la anterior, la arquitectura entera había cambiado a una que nunca antes vio, con un enorme ventanal que daba al exterior y muebles antiguos que parecían costosos llenos de sus cosas. La muchacha aplaudió satisfecha.

—¡Es casi igual a mi habitación! -dijo.

—C-Cambiaste todo, ¡Incluso se ve más grande que antes!

—Por supuesto, mis cosas no entraban en ese pequeño armario. —bufó. JiMin corrió a la puerta que daba al simple armario, descubriendo que ahora ya no era de un metro de largo ni treinta centímetros de ancho, era igual o más grande que la sala de su hogar. Cayó al suelo sin aire— Ustedes los humanos son fáciles de sorprender. Bien, dime, ¿hay que ir a la escuela ahora?

Reaccionando, el castaño asintió. Tomó el uniforme que su madre le había dado para Bora Lee y se lo entregó, era el típico uniforme de falda con chaleco, a nadie le gustaba usarlo, pero ella se vio encantada, lo analizó con una mueca en su rostro para con un chasquido pasar a tenerlo puesto. Caminó al espejo de cuerpo entero, se veía completamente emocionada de su nueva aventura. Dentro suyo, le agradece a su madre tener esa oportunidad magnífica, al principio temió de sí misma, creyó no estar preparada para el mundo humano, aunque haber conocido a la familia Park le hizo creer que si todos los humanos son tan divertidos como ellos, podría manejarlo.

—Luces bien. —halagó en una esquina— Iré a cambiarme, te espero abajo. Oh, no olvides tu mochila.

—Sí. —susurró, moviendo sus manos por las caderas y cintura, la falda se ceñía a la perfección, en su reino debía usar polleras largas, nada con escote hasta que sea mayor de edad, y por supuesto, era aburrido. El mundo normal es más divertido, sin importar su carencia de magia, la ropa que ellos llevan le agrada.

Arregló sus amadas coletas a cada lado de la cabeza y observó las paletas de maquillaje que dejó en el tocador. Lo decidió, iba a maquillarse para conquistar la amistad de los alegres humanos de nivel inferior. ¡Será su nueva reina!

—Bora Lee, ¿ya estás lista? —la puerta fue tocada después de que terminara de pintar sus parpados con distintos colores; la madre de JiMin ingresó, y al verla se mostró sorprendida— Woah, está todo tan violeta... ¡Qué encantador! Tú también estás muy linda, pero en la escuela no aceptan maquillaje, lo siento.

—Yo podré solucionarlo.