|15|
╔══════════╗
Paseo en Bicicleta
╚══════════╝
Es la luz del atardecer, brilla a través de las cortinas, faltan tan sólo unas cuantas horas antes de que anochezca, todo se vuelve dorado. Puede verla sentada en aquella silla, envuelta en una cobija de color rosa, mirando a la gente que pasea fuera de aquel hospital. Min Yoongi pedía que ese momento durará horas, para guardar cada mísero detalle en su memoria.
El sol sigue bajando, su imagen es como una pintura, con la luz dando perfectamente a ella para iluminarla en una galería completamente en blanco. Luego aquella castaña gira, y una sonrisa es enmarcada en su rostro haciéndolo sonreír también.
—¿Cómo te sientes el día de hoy?—interrumpió el peli negro entrando a la habitación de lleno.
—Hoy. Me siento mejor que ayer—respondió JunSeo—Más ahora que te vi.
—Oh, ¿Si?—cuestiono Min sentándose al borde de la cama, para quedar frente a frente—Del uno al diez ¿Qué tan fuerte es el dolor?
—Mmm un...¿Ocho?—suspiro—A veces no duele, otras veces por momentos siento como si mi pecho se contrajera. Pero estoy bien. Es peor sentir esta asfixia al estar encerrada aquí todo el día. Extraño el aire fresco.
—¿Y tú madre?
—Fue a casa por una muda de ropa, también tendría una reunión importante en linea. No sé a qué hora regresará.
Min Yoongi se detuvo un momento para pensar. Lo que estaba a punto de hacer era arriesgado.
—¿Quieres...escapar conmigo?—cuestiono de pronto.
Y no hicieron falta las palabras, él supo su respuesta con tan sólo ver la expresión divertida en el rostro de la castaña.
Aquel tomó la silla de ruedas, y con cuidado la subió a ella cubriendo su cabello y parte de su cara con la cobija en rosa. Sintiendo los nervios a flor de piel, salieron de la habitación a toda prisa, y la condujo por aquel largo pasillo lleno de doctores y enfermeras, quienes los pasaron desapercibidos al no actuar sospechosamente. Continuaron así un par de metros, hasta dar con uno de los ascensores que los llevaría a la planta baja del edificio. Entraron a él, y cuando llegaron a la recepción, la ayudó a pararse y caminaron lo más rápido que sus pies le permitieron a Bae, hasta que ambos salieron del hospital.
—¿Ahora qué hacemos?—les cuestionó JunSeo.
—Toma, ponte esto—se limitó a contestar tendiéndole su sudadera, caminando un poco más. Y conforme más caminaban, ella pudo divisar a lo lejos la bicicleta de Min Yoongi estacionada—¿Qué te parece un paseo nocturno por el pueblo?
—Sería todo un placer.
Pedaleando, pedaleando. Sus manos sujetando su cintura, lleva curitas en sus antebrazos, donde anteriormente tenía el suero, se dejan llevar a medida que van avanzando, no ven autos moviéndose, y observan muchos establecimientos abiertos que contribuyen a las luces artificiales, ponen el viento bajo sus pies mientras van hasta el horizonte, camino a ese lugar que han decidido llamar "escape".
Después de corroborar que en definitiva ya se habían sacado un distancia favorable del hospital, decidió detenerse.
—Vamos—le pidió el chico extendiendo su mano, mano que JunSeo no dudó ni un segundo en tomar.
—¿A dónde me llevas?—cuestiono la chica siendo conducida por un peli negro que se encargaba de encontrar el camino más favorable por el que ella pudiese caminar sin obstáculos.
—Ya verás—dijo sin brindar alguna clase de pistas.
Ambos subieron por una especie de colina. Hasta dar con un enorme árbol, y en una de sus ramas colgaba un columpio largo de madera atado con dos sogas lo suficientemente gruesas como para sujetar a dos personas. Desde ahí arriba, se podía observar las luces del pueblo, que bien podías comparar con las pequeñas estrellas en el extenso y oscuro cielo.
—Wow, Min...—expresó la castaña tapando su boca por la gran impresión que está había causado.
—¿Te gusta?
—Es lo más hermoso que he visto—respondió con una amplia sonrisa que dejaba ver sus dientes—Gracias por traerme a este lugar.
—Vamos, toma asiento—le pidió sacudiendo la madera.
Aquella hizo lo que Min Yoongi le pidió, y cuando terminó de sujetarse, él comenzó a empujarla para columpiarla suave y despacio. Repentinamente, ella hizo que parara. El la miro confundido.
—Min...—susurró mirando hacia el frente—Tengo miedo. De que todo esto que es real ahora, no sea suficiente y terminé olvidando.. Tengo miedo de olvidar lo que se siente, ser una chica libre, joven y enamorada. Miedo a...olvidarte, a ti.
—Para ser sincero, Bae. También tengo un poco de miedo—respondió buscando su mirada—Olvidar es un acto involuntario.
Un silencio se presenció por un largo momento, silencio donde ni siquiera el cantar de los grillos, la suave brisa revolviendo las hojas o el pasto casi seco, fueron capaces de reemplazar.
—Perdóname—continuó ella—No debí haberme involucrado contigo desde un principio, cuando sabía que iba a morir.
—No...no digas eso—le pidió el de pálida tes tomando sus manos—Yo nunca podría pedirte que me perdonaras. Tal vez suene ridículo, quizá difícil de creer, o posiblemente lo que diga no tendrá sentido alguno. Pero, Bae JunSeo, estás ultimas semanas que pase contigo, fueron las más felices de toda mi corta vida y no me arrepiento de ello, no cambiaria nada.
—Min...
JunSeo no tardó en sonreír, mientras un ligero rubor adornaba sus pálidas mejillas.
—¿Tanto deseas vivir, Bae?—pregunto casi en un susurro.
—Desearía hacerlo—respondió ella apenas con un hilo de voz.
—Entonces. Vivirás.
El tiempo siguió pasando. Ambos tomaron asiento en aquel columpio luego de grabar sus dos nombres en aquella madera de ese gran árbol. Miraban el brillante pueblo, mientras JunSeo recargaba su cabeza sobre el hombro de Min.
No podría mentir, le había costado actuar naturalmente, pero lo había logrado, mientras por dentro el estaba aterrado. Era consiente del aspecto tan demacrado que la chica ahora poseía. De lo débil que se notaba, de lo rápido que bajaba de peso. Tenía miedo.
Repentinamente, fue consiente de que había dejado de hacer ruido, y cuando bajo la mirada hasta ella, la sintió distinta.
—Bae—le llamó, pero la joven no respondió.
Rápidamente la tomó entre sus manos, y la sintió helada. Entró en pánico. Min Yoongi como pudo, la cargo al estilo nupcial para llevarla hasta la bicicleta, sentándola al frente para evitar que cayera.
—¡JunSeo, dime algo! Cualquier cosa—clamó pedaleando con todas sus fuerzas para avanzar más veloz.
Pero apenas si ella respiraba.
Luego de llegar frente al hospital, dejó caer la bicicleta y la adentro con él lo más rápido posible.
—¡Un doctor! ¡Necesito un doctor!—grito con todas sus fuerzas apenas puso un pie dentro del lugar.
Unas enfermeras llegaron con una camilla, y el la recostó con cuidado. Aquellas no tardaron en colocarle una mascarilla con oxígeno, y con sus lámparas observaron sus ojos para ver si respondía.
—¡Diagnosticó!—pidió el doctor apareciendo en el lugar.
—Bae JunSeo, diecinueve años, paciente de la habitación 407, Insuficiencia cardíaca en etapa terminal—explicó la enfermera—No está estable, posee dificultades para respirar, dolor en el pecho, ritmo cardiaco rápido.
—¡Preparen todo, ya!
—¡Carajo! ¡¿Qué pasará con ella?!—le cuestionó Min a una enfermera, con la poca cordura que le quedaba.
—¡Por Dios, JunSeo!—se escuchó a su madre entrando al hospital con una maleta en mano—¡¿Que le pasó?! ¿A dónde se la llevan?
—Señora, necesitó que se calme—pidió la enfermera—El doctor hará todo lo posible para estabilizar a JunSeo. La mantendremos informada, pero es necesario que me acompañe.
—Yo también quiero ir—pidió Min.
—¡No! No.—dijo su madre impidiendo que diera siquiera un paso—Ve a casa Yoongi.
—Pero...
—¡Dije que vayas a casa!—interrumpió elevando la voz, luego trato de calmarse y hablo de nuevo mas tranquila—Yo...te llamaré si sucede algo.
La señora Kim dijo que llamaría. Pero nunca lo hizo.
Y...Aquella mañana del día siguiente.
Cuando Min Yoongi fue a visitarla. Lo único que encontró, fue una cama vacía.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top