Cuando las clases terminaron Zemo volvió a casa, le habían roto el corazón, tenía los ojos hinchados de tanto llorar, le había gritado a Oeznik que lo dejara tranquilo de lo molesto que estaba.

Por otro lado Bucky peleaba sus propias batallas.

-¿Me estás diciendo que rechazaste al amor de tu vida, solo por qué crees que no lo mereces?- Pregunto Sam incrédulo mientras caminaban por la calle.

-No lo creo Sam, lo se.- Dijo Bucky aún con el nudo en la garganta.- El no tiene la culpa de mis problemas, he hablado de él con mi terapeuta, de lo feliz que me hace con solo verlo. Pero no puedo tenerlo Sam, no puedo dejar que se hunda conmigo.

-Deja de creer que no mereces recibir el mismo amor que das Buck.

-Lo lastime, debí decirle que también me gusta. Debí ser más valiente.- Admitió dejando que las lágrimas corrieran por su rostro.- Hablaré con el.

-Trata de no llorar, te vez horrible.- Dijo Sam tratando de animar a su amigo.

-Cierra la boca Sam.

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Por la mañana cuando Oeznik se ofreció a llevar a Zemo al colegio como de costumbre.

El auto avanzaba con tranquilidad, Zemo disfrutaba de la vista.

-¿Te has enamorado Oeznik?- Pregunto Zemo recargando su cara en el asiento frente a el.

-Si joven Helmut, de la misma persona todo el tiempo. Aunque ella ya no esté conmigo.- Le contó el mayor con tristeza en la voz.

-¿Que paso?-Pregunto Zemo con curiosidad.

-Ella enfermo.- La voz de Oeznik se quebraba.

-Lamento haber preguntado.

-Tranquilo joven Zemo.- El mayor miró por el espejo y miró a Zemo pensativo.- ¿Usted está enamorado cierto?

-Si, bueno tengo el corazón roto así que aún cuenta.

-Aveces joven Helmut, es necesario sufrir para descubrir lo hermoso que es amar.

-Eres demasiado sabio Oeznik.- Miró por la ventanilla, ya se encontraban frente a la puerta del colegio.- Gracias por traerme.

-Lo veré en la salida.

Zemo bajo del auto y camino para cruzar la puerta de cristal, a lo lejos, estaba Bucky mirándolo con los mismos ojos tristes del día anterior. Siguió avanzando, cruzo la puerta y avanzo por los pasillos buscando su casillero.

-Hola Zemo.- Saludo una alegre voz.

-Hola Sharon.- Respondió quitando el candado del casillero.

-¿Que tal estas?- Pregunto con cautela la chica.

-Sharon con todo el respeto que mereces de mi parte te diré algo.- Hizo una pausa para soltar el aire que llevaba reteniendo en su pecho desde hace un rato y sacando al mismo tiempo las cosas necesarias del casillero.- No necesito tu lástima.

Zemo tomo la puerta del casillero y la azoto, al instante un pequeño pedazo de papel cayó junto con dos pequeños cubos, eran delicias turcas. Tomo ambos cubos y leyó la nota:

"Zemo,

Lamento todo lo que pasó ayer, acepta las delicias turcas, se que te encantan. ¿Crees que podamos hablar hoy? Si tú respuesta es si, te espero en la biblioteca durante el descanso. Si tú respuesta es no, entonces yo te buscaré."

La campana sonó, Zemo apretó con fuerza el  papel en su mano y avanzo a su primera clase.